Hola!.. Tantas lunas sin leernos.

Les presento mi nuevo Fic: Dulce Traición.

Primero les quería decir que no podré actualizar tan rápido como "Fatales Consecuencias", porque ahora estoy en clases, asi q no tengo capítulos escritos como me pasó con "Fatales...". De todas formas creo que el ritmo será una vez a la semana o, quizás, dos, nunca más.

Espero que les guste la historia y les advierto que tiene Spoilers de DH!, así que si no lo han leído, es mejor que se lo lean para leer el fic :)...

Pasando a otro tema... Estan todos invitados a pasarse por el BLOG PPC (peter pan complex), donde Mad Aristocrat, Karix7, Arrayan y yo nos hacemos desafíos y publicamos mini historias y muchas otras cosas más... Todos están invitados a participar (jos Black, por ejemplo, participó en un minific que fue publicado). El link está en mi perfil!.. ENTREN!

Y les hago la invitación a que lean "Fatales Consecuencias" (fic ya terminado) y mis otras historias.. todas en mi perfil! :). También lean las historias de mis compañeras de PPC, todas absolutamente recomendadas.

Un beso a todos...

Ember.

Dulce Traición.

"Prefacio"

Él acariciaba su mano...

De un momento a otro las cosas habían cambiado como ella jamás pensó que podían cambiar. De un momento a otro toda su vida había dado un giro completo que era demasiado incomprensible para que alguien lo intentara analizar...

Pero ahora era el segundo decisivo, ahora era cuando él debía jugársela y demostrarle que los gemidos, los besos, la lujuria y la pasión que había habido entre ellos... se había transformado en amor.

¿Pero cómo pedirle a un hombre como él que la amara?, ¿para qué pedirle que lo abandonara todo por ella, cuando ella no podía abandonar todo por él?...

Las gotas de lluvia habían empezado a empapar su ropa rasgada y sus bucles castaños caían con peso sobre su rostro, impidiéndole ver con claridad... Sólo esa mano dulce sostenía la suya con fuerza, aquella mano que tantas noches la había acariciado, que tantas noches le había demostrado cariño, pero que nunca la podría satisfacer... él nunca podría hacerle el amor como Malfoy sí sabía hacérselo, él jamás podría imprimir el infierno en cada beso como Malfoy lo sabía hacer.

En aquel momento que sentía como el odio en el ambiente podía superar cualquier otra emoción... ella sólo podía pensar en aquellos recuerdos pecaminosos que invadían cada célula de su cuerpo, provocándole un éxtasis insufrible. En vez de pensar en sus padres, en sus amigos, e incluso en aquel hombre que le había prometido que siempre la cuidaría... ella evocaba en su retina el frío pérfil de Malfoy al mirarla de medio lado y susurrarle que ella siempre sería de él, que todo su cuerpo le pertenecía...

La luna estaba oculta por las esponjosas nubes negras que cubrían un cielo que en algún momento fue azul, y que ahora sólo era una muestra del ritual maléfico que se llevaba a cabo. El viento fresco golpeaba su rostro conmocionado y sólo se dejaba apresar por esa mano que la sostenía, mientras sentía dentro de sí toda la culpabilidad.

Podía ver a Ron a unos metros, absolutamente derrotado sobre el suelo, con su rostro embarrado y sus facciones tensas por la ira que invadía cada recoveco de su ser. A su lado vislumbraba como Luna yacía, quieta y pálida sobre el lodo, con su varita perdida a unos centimetros de su mano y sus ropas ensuciadas con rastros de tierra y sangre.

Sus ojos se inundaban en lágrimas, gruesas gotas saladas que brotaban como extraviadas por su rostro congelado. Su corazón apenas parecía latir y sólo esa mano, nada más que esa mano, le decía que todo era verdad.

Ginny caminaba como reina y señora del lugar, con su mirada chocolate altiva, atenta a lo que acontecía. La gaza del vestido escarlata se ceñía a su cuerpo delgado y famélico, y su cabello recogido, aquel cabello que todos envidiaban, hace bastante tiempo había perdido aquel magnífico brillo que lo caracterizaba.

- ¿Qué hacemos con ellos, Señora?- le preguntó Mirris, un hombrecillo de aquellos sin importancia que suelen servir a las personas de las cuales depende su vida.

- Déjalos, quiero que vean qué pasará con su héroe- respondió, usando un tono oscuro y susurrante, clavando sus ojos sólo un segundo en el gemelo Weasley que quedaba.

George levantó su mirada seria y sus ojos denotaron sufrimiento, el mismo sufrimiento que podía sentir alguien que perdía por segunda vez a un ser tan querido.

- ¡¿Por qué, Ginny?!, ¡¿qué te pasó?!- gritó George desesperado, ocultando a una Angelina que estaba agazapada tras él.

La peliroja sonrió y se acercó sólo un paso hacia su hermano mayor.

- George, no sé de que hablas- le respondió, con un tono alegre de niña buena que antes tan bien le quedaba- yo sólo estoy haciendo lo que debía hacer, sólo estoy haciendo lo mejor para Harry-.

Ron apretó sus puños ensangrentados con fuerza y golpeó el piso haciendo un leve ademán para ponerse de pie.

- ¡Cállate, Ginevra!- exclamó con su voz ronca, mientras sus ojos azules se perdían bajo el cabello pelirrojo que cubría su cara.

- No me hables así, Ron- le espetó la muchacha, frunciendo levemente el ceño- Yo soy quien Harry escogió. Recuerda que él decidió por mí, por mí sobre todos ustedes-.

La mano que apresaba la de la castaña se crispó y la respiración de él a su espalda se tornó acelerada, iracunda ante aquellas palabras.

- ¡Eso no es verdad!- gritó Ron con un tono alterado- Harry jamás nos habría arriesgado...

Una risa maliciosa se escapó de los pálidos labios de la muchacha pelirroja y caminó hacia adelante, arrastrando aquel vestido elegante por el césped enlodado.

- Te equivocas, Ronald- murmuró- estás muy equivocado...- se detuvo un segundo y se volteó, enterrando sus ojos chocolates en los mieles de una Hermione que atentamente la observaba- Pregúntale a Hermione, pregúntale a ella si Harry me escogería sobre el resto-.

Hermione apretó sus labios con fuerza ante aquella declaración y desvió su vista hacia un Ron iracundo, angustiado y vulnerado, que jamás le había parecido tan niño y tan hombre como en esos instantes.

- Es verdad, Ron- le dijo, intentando sonar calmada... intentando expresar que aún había esperanza- pero él recapacitará, cuando abra sus ojos recapacitará-.

Ron asintió cansado, hundiendo sus manos en el lodo frente a él. Todo estaba saliendo como la mierda, como una soberana mierda.

Ginny sonrió por última vez y volvió sus pasos hacia el enorme altar que se alzaba unos metros por delante, un altar de hierro que parecía una pirámide negra y sagrada que se impondría sobre todo aquel que la intentara destruír.

Hermione sintió como un dolor punzante invadía su pecho y sus ojos nebulosos se posaron sobre las figuras que aparecieron a lo lejos... una de aquellas figuras que se transformaba en el pequeño rayo de esperanza que ella veía venir.

Tres hombres se desdibujaban con su andar apremiante hacia el tumulto de personas que rodeaban la apotiósica construcción. Tres hombres que vestían una capucha negra, de esas capuchas negras que ella pensó que jamás tendría que volver a ver. Y uno de ellos volteó su noble rostro hacia ella y clavó sus ojos plata sobre su cara, frunciendo el ceño hacia la escena y limitándose a observar, dejando de lado gesto alguno que lo pudiera delatar.

- Malditos mortífagos...- murmuró él a su lado, apretando con fuerza su mano como muestra de su convicción- no te harán daño, Hermione, prometo defenderte de ellos...-.

La castaña dejó de respirar y se volteó a observarlo con toda la culpabilidad que sentía, con todas las ganas de saltar hacia un abismo y confesarle que ella lo había engañado con uno de esos hombres, que ella había sido de aquellas mujeres que no se merecían ningún perdón. Mas sus labios tiritones no se atrevían a pronunciar aquellas palabras, ella no podía decirle la verdad.

Entonces una risa aguda rompió el tronante sonido del viento, y todos vieron como Ginny ascendía hacia la punta de la construcción, con dos alas negras que la impulsaban con fuerza desde su espalda. Se veía angelicalmente demoniaca, como un ángel caído que llega a su fin. Y su rostro impávido parecía como muerto, como si fuera un cadáver esquelético que se alzaba frente a todos hacia el limbo situado en un negro cielo.

Angelina exclamó un grito ahogado ante la horripilante visión y Ron golpeó nuevamente el suelo... estaba sucediendo, tal como Cho les había dicho... todo estaba sucediendo.

- Te salvaré, Hermione... ahora más que nunca impediré que algo te suceda- le repitió y acercó su barbilla hacia el cuello de la castaña, mientras su mano no soltaba la de ella, mientras sus dedos se enlanzaban con los de ella.

Hermione sentía como su corazón deseaba dejar de latir y percibió nuevamente esa ardiente mirada grisácea sobre su persona. Sabía que Malfoy estudiaba cada uno de sus gestos y que de ello dependía que los pudiera ayudar o no.

Apretó con fuerza, por última vez, la mano de aquel hombre que tanto la amaba, que tanto la quería como nadie más la podría querer, y desenlazó lentamente sus dedos... hasta dejar que su mano cayera sobre el suelo húmedo.

- No me salves...- le rogó, con sus ojos mieles cubiertos de lágrimas- no me lo merezco-.

Él la observó, sin entender qué le decía, sin entender por qué ella lo había soltado.

- ¿Por qué dices eso, Herms?- le preguntó angustiado- ¿qué te hace pensar que no lo mereces?-.

Ella se arrastró unos centimetros lejos de él, sin ponerse de pie con tantas varitas apuntando sus cabezas.

- Te traicione- le respondió, sin dudar ni un segundo en sus palabras- te engañé y traicioné tu confianza-.


¿Les gustó?... Así se perfila mi nuevo fic.

Hay muchas preguntas qué hacer...

¿Qué le sucede a Ginny?, ¿Dónde está Harry?, ¿Qué pasó entre Draco y Hermione?, ¿Quién es "él"?, ¿Quiénes son los nuevos mortífagos?, ¿Para qué es el ritual?, ¿Estará Luna muerta?... dios!, muchas preguntas... que tendrán respuesta a lo alrgo del fic.

Espero su comentario, para saber si les gustó o si mejor invento otra cosa...

kiss!

Ember.