Fan Fiction: Kapitel des Schwan
Fan Fiction: Kapitel des Schwan
Anime: Princess Tutu
Disclaimer: No, ni Ahiru ni Fakir ni nadie de Princess Tutu me pertenecen, esos son propiedad de Ikuko Itoh. La historia es producto de mi imaginación y lo hago sin fines de lucro (lo que significa que no me van a pagar ni un centavo por escribir)
Nota de la autora: Al fin mi primer fanfic!! Este fanfic esta dedicado a la parejita favorita de mi tocaya y por supuesto a mi querida tocaya quien fue la que me recomendó esta maravillosa serie. Acepto quejas, criticas, sugerencias, pero sobretodo, acepto comentarios
Akt.1
Pensamientos
Un joven escribía en una solitaria sala de baile de una escuela. Estaba absorto en su historia, en lo que pensaba y en lo que escribía, sentado en el suelo, que no se había dado cuenta que varias jovencitas lo observaban desde la puerta. Simplemente, no podía dejar de escribir.
¿No te parece extraño que Fakir-senpai se ponga a escribir tan seguido? -susurro una joven de cabellos violetas a una de cabellos rubios- Ahora termina sus ensayos y se pone a escribir sin parar hasta que terminan las clases.
El joven suspiró y las jóvenes que le observaban se apartaron de la puerta. Dejó la pluma y el papel a un lado y miró distraídamente hacia la ventana. "Ya son muchas historias" –pensó- "Muchas historias y ninguna logra convertir a Ahiru en humana"
Sonó la campana y todas las jovencitas huyeron al ver a Fakir ponerse de pie y recoger sus cosas. El joven se acerco a la puerta y sonrió al pensar en Ahiru, la pequeña patita que le esperaba en casa para ir después a comprar un helado o ir al muelle donde ella se divertía nadando y el pescaba mientras retomaba su trabajo de escribir.
Cuá
El patito observaba por la ventana esperando el regreso de Fakir. El cielo se veía algo nublado y había un suave viento de otoño. Se escuchaban suaves pasos afuera del cuarto de Fakir, que era donde se encontraba y el patito supuso que seria Charon. El y Fakir le habían dado un hogar y una familia y ella era feliz con ellos.
Ahiru sonrió y pensó que los mas probable es que ese día ella y Fakir se quedaran en casa, ya que estaba algo frío el clima para comer un helado y si llovía, lo mas probable es que no podrían salir al lago.
Fakir caminaba de regreso a su casa. El clima estaba algo frío y húmedo, por lo que le daban ganas de llegar y ponerse junto al fuego
"Junto a Ahiru"
Se sonrojó y siguió su camino. Pasaba por escaparates y diversas tiendas, cuando comenzó la lluvia, una lluvia helada y fuerte, entonces se apresuró a buscar refugio en el toldo de la primer tienda que vio. No quería resfriarse y mucho menos quería que sus escritos se arruinaran. Se apoyo contra la pared y volteo a ver las cosa que tenían en el mostrador. Había zapatillas, blusas, y otras cosas para bailarinas de ballet.
Fakir estaba a punto de desviar la mirada cuando vio un vestido hermoso, bastante parecido al que usaba Ahiru al ser Princess Tutu, pero mas hermoso aun.
Volvió a sonrojarse al imaginar a Ahiru con ese vestido bailando con el.
Ahiru se había quedado dormida apoyada contra la ventana, esperando a que Fakir regresara. Había visto que comenzaba a llover y pensó que quizás Fakir se quedaría en la Academia o en algún otro lugar esperando que la fuerte lluvia se calmase.
Entonces se había dormido, vigilando el camino para ver si volvía. La lluvia se había calmado hasta convertirse en una ligera llovizna.
Fakir entró a su habitación, algo mojado y con una toalla que le había dado Charon cuando llegó y dejó sus historias sobre el escritorio. Le sorprendió ver a la pequeña Ahiru apoyada contra el cristal profundamente dormida.
"Siempre haces cosas así" –pensó al verla- "Siempre te preocupas por los demás"
La tomo con cuidado para colocarla en una pequeña canasta que se encontraba cerca de la cama. Le acaricio con cuidado la cabeza con la derecha y observo la cicatriz que tenia al centro de la mano. Ese era el dolor que había sufrido al ver a Ahiru en peligro y no haber podido ayudarle como el hubiera querido.
¡Cuá! –Ahiru se había despertado- ¡Cuá cuá! –ahora Ahiru agitaba las alas y le miraba feliz- ¡Cuá cuá!
Fakir la tomó en brazos. Sabes que no puedo entenderte, Ahiru –le dijo- No te entiendo en lo absoluto.
Había pasado ya un buen rato desde que habían comido y ahora se encontraban frente a la chimenea. La lluvia estaba más fuerte y tenían frío. Fakir se había quedado dormido con el patito metido en su camiseta. Solo se escuchaba el ruido que producía la lluvia.
Ahiru se acurrucó aun mas cuando arreció la lluvia. El joven instintivamente la abrazó. El patito se sonrojó. Aún no se acostumbraba a que Fakir la tratara tan amablemente. Volteo a ver el rostro dormido del joven, se le veía tranquilo.
"Solo si pudiera darte las gracias, solo quisiera poderte decir cuanto te lo agradezco y …cuanto te quiero" –pensaba una muy sonrojada Ahiru
Fakir abrió los ojos al escuchar un trueno. Se dio cuenta que el patito le observaba muy atentamente, como perdido en sus pensamientos.
¿Que tanto miras, Ahiru? –le pregunto el joven mientras el patito se sonrojaba y el le acariciaba la cabeza. Cua cua, cua –comenzó el patito- cua, cua
Fakir le sonrió y se puso de pie con ella en el brazo. Ya es tarde, Ahiru, será mejor que ya nos durmamos –le dijo antes de subir por las escaleras
Era tarde cuando Fakir despertó interrumpido por sus pensamientos. Observo las historias, esas historias que no habían devuelto a Ahiru a su forma humana. Se puso de pie y encendió una lámpara. Leyó las historias por enésima vez.
Todas tenían el mismo objetivo, que Ahiru se hiciera humana y que los dos vivieran felices. "Los dos"
Ese pensamiento lo tomo por sorpresa. Ahiru y el. Fakir. ¿Acaso lo había olvidado? "Yo puedo cambiar por ti… Quiero protegerlo… El quiere hacerla su princesa… Mythos" ¿Acaso había olvidado a Mythos? Observo a Ahiru que dormía apaciblemente.
Tenia que escribir la historia. Y esta vez lo haría bien. Tomó la pluma y la llenó de tinta. La apoyó sobre una hoja en blanco y comenzó a escribir.
La luz del nuevo día estaba ya sobre Kankan cuando un joven entró a la ciudad. Una capa algo raída mostraba lo mucho que había viajado. Se quito la capucha, dejando ver su cabello negro y algo largo.
Con sus ojos ambarinos recorrió la ciudad y comenzó a caminar por una calle hasta llegar a una tienda de antigüedades.
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