Disclaimer: Las cuatro muchachas no son de mi propiedad intelectual, le pertenecen a la JK Rowling... bla bla bla. Yo he creado mi propia historia y las he pedido prestado... bla bla bla... ¿algo más? jajajjajaja...

Advertencia: Hay exceso de puntos, comas, palabras rimbombantes y otras cosillas… si Ud. es alérgico a ese tipo de errores… se le solicita que deje la lectura hasta este punto… no descuide su salud.

Nota: Alexander o Alex el papazote, como lo llamo, es un personaje que pertenece a la imaginación de Mad Aristocrat. Yo lo tomé prestado con motivos justificados y el debido permiso a la creadora.

Lo siento mucho (Una Karix se agacha ante el lanzamiento masivo de tomates y verduras varias)

¿Los y las hice esperar mucho? (Nuevamente se agacha para evitar tomatazos asesinos)

Mis gracias a todas quienes han dejado sus reviews... a quienes me acompañan desde hace tiempo y a los que aparecieron recientemente. Sus comentarios me alegran el día, al igual que los PM Y comentarios en mi blogcito. Mis saludos también para quienes me leen desde las sombras y para las que me han sumado a sus favoritos.

Ando metida en tantas cosas que la cabecita no me da pa mucho!!! Así que tengan paciencia... les prometo recompensarlas con lo mejor de mi persona escribiendo...

Mis especiales cariños a Enichepi, quien me beteó con una paciencia de oro... Gracias por el apoyo moral. A Maldita Pelirroja que anduvo por la capitale viendo a Mike Patton (no sabes como quiero ahorcarte). A Shashira por presionarme a escribir... gracias guapa.

Besos a mis PPC (Feruu Gambatte!)

¿Saben? escribí este capítulo a base de puras canciones que me recordaron momentos como los que pasó Pansy (parecidos debo decir, no iguales) y que muestran los dos lados de la moneda. A ver si se animan a escucharlas, no quise ponerles orden de aparición porque son para ilustrar formas de inspiración musical.

- It's Over de Level 42 (canción ochentera)

- Pero me acuerdo de ti de Cristina Aguilera

Mis avisos habituales...

Visite peter – pan – complex . blogspot . com ... PASEN Y DEJEN SUS COMENTARIOS… desde la segunda estrella a la derecha estaremos pendientes ante sus opiniones...

También que pasen por mi blog... algo - mas - que - fics . blogspot . com (Prometo que lo actualizaré, pero ¡igual deje su saludo!)

Y como no olvidar el grupo de Facebook:

Leo, escribo, hiperventilo con FICS DE HARRY POTTER ¡¡Y NO ME AVERGUENZA!!

Mejor los dejo para que lean tranquilos...

Cariños desde Viña del Mar…

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Alcohólicas Confesiones Parte III: Las Serpientes también lloran...

Hermione tomó el libro que había dejado y revisó las primeras hojas. Con un brazo rodeó a su amiga, que había sido llamada por Morfeo, mientras que con la otra sostenía el libro abierto. Suave y tiernamente leyó para ella:

- A la mujer que me enseñó que nunca es tarde para los sueños... que me entregó una lección de fuerza y perseverancia... que me despertó del letargo en que me había autoconfinado... quien tiene un futuro promisorio... lleno de proyectos y sueños que de una u otra forma se harán realidad... Te deseo un buen viaje... espero que seas muy feliz - Hermione sonrió, dejando el libro a un lado y abrazando dulcemente a la pelirroja durmiente. Ese libro la había capturado desde que leyó esas líneas en aquella librería de Hogsmeade, simplemente ese hombre destilaba amor por aquella mujer - mi querida Ginny algún día, espero que pronto, Harry te dirá...

Ni siquiera pudo terminar la frase porque Pansy dijo en voz alta:

- Estupideces escritas - temblaba y sus ojos eran una mezcla entre decepción y dolor, esquivando la mirada inquisidora de sus amigas - ese tipo simplemente escribió unas cuantas cosas para embaucar a sus potenciales lectoras. Un verdadero hombre se la juega por la mujer que lo ha hecho tan feliz y no la deja partir así como así, pretextando idioteces.

- ¿Y como sabes tanto tú? ¿Por qué ese tono de conocimiento superior? - Luna interrogaba duramente como si pudiera leer entre líneas - ¿es que tienes la autoridad para juzgar a alguien de esa forma?

- Con la autoridad que me confiere ser la mujer de la dedicatoria - dijo tomando de la mesa ratona una botella, llena de un líquido color ambarino y apurando un trago.

El silencio se apoderó de la sala... Hermione apenas si puede cerrar la boca y Luna la mira con desconcierto... ¿qué diablos pasó?

...

- Cierren la boca, que no quiero mandarlas con Madame Pomfrey por mandíbulas desencajadas - Pansy lucía sombría, como si la tristeza y la furia hubieran hecho mella de manera catastrófica. Se sentía enojada al permitirse ese instante en que su lado vulnerable salía a la luz. No podía dejar que esa sensación dolorosa y oscura nuevamente se hiciera parte de su vida, no ahora que todo estaba "mejor" - porque si siguen con esas caras de babosas, creo que necesitarán de sus atenciones urgentemente.

- Pansy, yo creía que tú y Alex... - Luna tenía tantas preguntas en su cabeza, que con suerte pudo decir aquellas palabras - Ustedes se ven tan ...

- ¿Perfectos, no es así? - la pelinegra sonríe con amargura, al pensar en aquel hombre. Ese que la espera cada día afuera de la biblioteca, a eso de las cuatro y siempre con una gran sonrisa. Aquel con quien sostiene sendas batallas verbales, quien le demuestra con hechos - Tengo conmigo al más dulce y amable príncipe de cuentos... ¿no es cierto?... ¿y qué hago? pensar en ese triste sapo que aún se mantiene en su charca, marcando el paso y sintiéndose miserable al negarse la posibilidad del beso de amor que lo rescate... ¡De mi puto amor! - miró hacia otro lado y nuevamente apuró un sorbo de su botella, para que sacara los fantasmas de su cabeza, inútil recurso, ya que el alcohol se encarga de abrir los baúles y hacer un desfile de recuerdos tristes.

Hermione ni siquiera se dio cuenta cuando tomó una botella, similar a la de Pansy, y estaba bebiendo de ella. Nunca había sido amiga del alcohol, pero en esos momentos era necesario ese calorcillo que bajaba por su garganta para calmarla de semejante sorpresa. Por primera vez su amiga se mostraba débil, aunque intentara disfrazarlo de enojo, pero esa mirada y esos suspiros mostraban que el corazón de la pelinegra traía consigo una pena muy grande.

- Desde que lo conozco siento que le debo tantas cosas, por su cariño, por su apoyo... siempre con esa facha de serio, pero con detalles que dejarían idiotizada hasta a la Mc Gonagall... no es justo ¡lo traiciono mentalmente todos los días! ¿y por quién? - el rencor ya estaba haciendo su trabajo, haciendo que cada palabra estuviera contaminada por un veneno de asombrosa letalidad - ¡Por un estúpido que no se ha puesto los pantalones con su familia! uno que se contenta con las palmaditas en la cabeza que su padre le da cuando terminan esos pomposos acuerdos comerciales. Es un idiota...

- Uno que te desarma completamente ¿o me equivoco? - interrumpió Luna, con esa sinceridad brutal que siempre descolocaba a Pansy, aprovechando para interiorizarse en ese tema que recién había salido a la luz y que la tenía tan curiosa - Esta historia creo que tiene un comienzo, hace bastante tiempo y creo que ya que la sacaste así de golpe y porrazo nos merecemos saberla. Esperaré pacientemente y creo que Hermione no tiene en inconvenientes de pasar toda la noche aquí si es necesario con tal de que te desahogues. Porque estás definitivamente mal y tu amiga la botella lo confirma.

- Está bien, pero antes - nuevamente empinó la botella, apurando nuevamente un trago, uno que definitivamente le diera el valor para contar todo. Quizás de verdad necesitara desahogar la pena y que mejor que con sus amigas del alma - tengo que confesarles algo. Organicé esta pijamada porque me había pasado algo con él justamente y... ¿qué iba a saber yo que esta babosa traería justamente en su cargamento bibliotecario el que escribió Michael?

- Que bien, tiene nombre. No es simplemente el idiota o el baboso aunque, por lo que veo, tendré que ponerle un mote y ya sé cual: el maldito desgraciado infeliz - habló Hermione, alentada por el licor que tenía rápidos efectos en ella, gracias al aperitivo alcohólico llamado Bombones de Mrs Cutebutt - pero sigue, soy una torpe...

A ver... - Un par de palmadas en su cabeza, un ahogado grito de enojo en una almohada y otro sorbo de licor, fueron necesarios para que la Sly pudiera comenzar su historia - Él es hijo de un importante hombre de negocios, con el que mi padre ha formado una alianza en exportaciones. Lo conocí a los 13 años, en una de esas aburridas reuniones sociales, esas que son juntas de negocios enmascaradas por chismes y música. Los documentos son reemplazados por el whisky de fuego, el más caro por supuesto, y ...

Flashback

Nuevamente estaba destinada a aburrirse como una ostra, se suponía que eran sus vacaciones deseando volver a Hogwarts en ese preciso instante. Por lo menos tendría a Draco para pasar las horas, acompañados de un pastel de trufa de chocolate. Ese pensamiento la relajó un poco, riéndose de lo golosos que eran con su amigo. No había días en que dejaran de comer algún postre nuevo, cortesía de su elfina-niñera. Justo cuando estaba dispuesta a tolerar aquella latosa reunión, cuando vio acercarse peligrosamente a su tía Daisy. O se escondía pronto o terminaría apachurrada por el amor de su pariente, así que aprovechó de esconderse detrás de los cortinajes que estaban justo a su espalda. Respiró hondo ante su escapada, mas no contó con lo que el destino le tenía preparado. Un joven moreno, uno o dos años mayor que ella, estaba sentado en esa pequeña salita oculta, con un libro en la mano. Se incorporó sobresaltado y se dirigió a la salida:

- Perdone señorita, ¿la asusté? yo estaba aquí leyendo, pero como ha llegado será mejor que me retire. La dejaré tranquila para que descanse - alcanzó a decir cuando "la asustada señorita" le respondió:

- Yo que tú, cuido de mi vida y me quedo aquí. Afuera se respira ese ambiente contaminado por el aburrimiento. Si te pones a observar con cuidado yo creo que las señoras sentadas en los rincones deben estar fosilizadas.

- Vaya, entonces mejor me cuido como tú dices - sonrió divertido ante la ocurrencia de aquella chica desconocida - Michael Aleccio ¿señorita...?

- Pansy Parkinson, Michael. Y como sigas diciéndome señorita te envío directamente hacia el centro del aburrimiento - la pelinegra estaba observándolo cuidadosamente, con los brazos cruzados y el mentón levantado - ¿tú eres el hijo del socio de mi padre?

- Sí, yo... - tartamudeó ante esa joven que se le habría presentado con tanto desplante.

- Que divertido - comentaba entre risas Pansy, mientras que caminaba en torno a Michael - si tuviera mi vestido quemado y tú te llamaras Laurie, estaríamos reviviendo uno de mis libros favoritos... Mujercitas. Sólo nos falta que bailáramos aquí y la escena parecería completa. Mmm... bueno, tú tendrías que adoptar el papel del joven que vive con su abuelo y está resignado a asumir sus negocios. Oh y yo debería ser muuy poobre... bueno, eso espero Merlín no lo permita.

- No hace falta vivir con un abuelo y esconderme aquí. Ya asumí que debo dirigir los negocios de mi padre - confesó entristecido, recordando que su enseñanza en aquel colegio de Suiza, especializado en negocios, tenía aquella finalidad - Desde mi nacimiento que toda mi vida ya se encuentra planificada. A mí me tocó todo el peso de mi apellido y ser hijo único sólo terminó por sepultar todo lo que siquiera pensé hacer con mi futuro.

- Vale, que pesimista eres. Yo que tú no me derrotaría por algo que mi padre o madre me dijo, eso es estúpido - la Sly parecía molesta, puesto que había algo que le desagradaba profundamente y eran los mártires, los que aceptaban el sufrimiento y el dolor casi con gozo celestial - Que pobre tu vida si te quedas en lo que te dicen los demás y no haces algo por ti. Se supone que por algo estás aquí en el mundo y que yo sepa no eres un elfo doméstico para cumplir tus órdenes a cabalidad, golpeándote en castigo por cada imperfección de tu tarea. No autocompadezcas, esa no es la solución.

- Si que tienes agallas, no sabes como envidio esa determinación - Michael suspiró cansado, preguntándose en qué momento se apareció su consciencia convertida en una chica de apellido Parkinson - Me hacen falta unas cuantas pociones y entrenamiento de sobrevivencia para poder tener algo de tu valor.

- Creo que tú necesitas una dosis de la Terapia no-medimágica Pansy y por mi experiencia sé que en unas cuantas semanas puedo mejorar, aunque sea en un poquito, tu problema interno - dijo con suficiencia, acomodándose el cabello - si sigues cada uno de mis consejos verás como el camino estará pavimentado. He decidido que serás la forma en que ocuparé mi verano de manera productiva, vas a ser mi mejor obra de arte.

- ¿Me lo garantizas? - preguntó dubitativo ante esta energética entrenadora de vida - pero con suerte podría verte una o dos veces, si es que hay nuevas reuniones...

- Ay... ¡Por Merlín! eres un hombre de poca fe, no conoces los misteriosos recursos de Pansy Parkinson... espera y verás - dijo justamente antes de desaparecer, al notar la figura de su madre pasando por fuera de los cortinajes, dejando a Michael con las palabras en la boca, justamente como quería la serpiente.

La garantía del compromiso de tratamiento, llegó dos días después. Escuchó a su madre decir que por fin tendría alguien con quien compartir su gusto por el piano. Se preparó para una de aquellas molestas señoritas de buen vivir, esas que no hacían más que comentar los últimos chismes. Como ella quería dejar todo bien preparado para su reunión, le pidió que se hiciera cargo de recibirla y acompañarla hasta que todo estuviera listo. No pudo evitar abrir los ojos casi con espanto, cuando al salir al encuentro de la visita, se encontró con su entrenadora, quien le sonreía divertida.

- Nunca subestimes a una Parkinson, me ofenderías profundamente y creo que no quieres terminar con una maldición en tu querido rostro - carcajeó maliciosamente, mientras tomaba por el brazo a Michael y lo instaba a caminar por la casa - ¿por donde te gustaría empezar? quizás por esas ropas que me hacen pensar en mi recientemente fallecido abuelo y por sonreír un poco más. ¿Sabías que se te forman unos hoyuelos en las mejillas que te hacen ver adoraablee? - definitivamente el entrenamiento ya había comenzado.

Fin del Flashback

- ¡Por Merlín! tienes más recursos que el mismísimo que-no-debe-ser-nombrado - Luna no podía creer aquella historia, definitivamente su amiga se flechó de inmediato para hacer eso - ¿Y qué pasó? ¿Cómo te fue con el entrenamiento?

- Primero debo decirles que terminé hecha una concertista, ya que su madre era una severa y experta pianista, la mejor maestra que he tenido. Recurrimos a diversos modos para poder trabajar en el programa que diseñé. Y no me miren con cara de espanto, que de verdad hice un plan para el rescate del señorito obediente y aburrido. Tan literalmente me tomé el papel de entrenadora, que a las dos semanas ya me había puesto otro nombre. Pasé de la entrenadora a su anti-esposa, ya que comentaba divertido que le ordenaba como si fuera mi marido, aunque todo por su bien así que contradecía las leyes de toda esposa, las que eran hacerle la vida miserable a su marido. Yo le ordenaba ser feliz y seguir sus sueños, nada más... definitivamente me había vuelto loca ¿verdad? - preguntó antes de seguir con un resumen de todo lo vivido con el causante de sus penas de amor.

Las palabras brotaban como si ese torrente pudiera calmar la presión de su dolido corazón. Cuando terminó el verano, el entrenamiento siguió su curso, entre lechuzas y encuentros furtivos. Las notas entre ambos eran firmadas como "Anti-esposa" y "Esclavo Mágico", aprovechando de contarse que sucedía con sus vidas. Inventaban viajes futuros y los nombres de su extensa familia, porque de seguro tendrían veinte hijos y repoblarían el mundo mágico con una raza de mejor gusto que la existente. Ambos eran locos por la música de todo tipo, la magia antigua y especialmente por la literatura, tanto mágica como muggle. Siempre peleaban por saber más que el otro acerca de distintos autores, teniendo la pelinegra el honor de ganar en la mayoría de las ocasiones. Esperaba ansiosa las cartas, que solían llegar acompañadas por flores, dulces o bromas. Compartían sueños y hacían castillos en el aire, riéndose como nunca ante las ocurrencias de cada uno, aunque Michael dijese que era a causa de Pansy que su espíritu rebelde aparecía. Siempre la molestaba con que ella estaba mucho más arriba que él, ya que su valentía la posicionaba en un pedestal, tan alto que con ni siquiera con el mejor hechizo podría siquiera tocarle los pies. "Mi heroína personal" fue el sobrenombre que le puso, cuando le confesó que ella siempre lo rescataba en momentos de tristeza o presión, mientras que Pansy le puso "El Mártir" para hacerle notar que él tenía todo en si mismo para mejorar y salir de ese revoltijo de rutina, deberes y depresión. Las cartas ya formaban un gran montón, debiendo hechizar un pequeño cofre para que todo estuviera en orden y no levantara sospecha alguna. Se sorprendió de cuanto las esperaba y como terminaba releyéndolas una y otra vez, sin darse cuenta que estaba atenta a alguna señal ¿cuál? ella no se lo preguntó, pero siempre un grito de alegría se escapaba cuando encontraba algún mensaje más íntimo y amoroso. En una de ellas se enteró de la existencia de una odiosa chica que los padres de Michael obligaban a que le escribiese, ya que ella era de buena familia y sería un excelente partido, al mostrar ejemplo de sumisión y orgullo por la pureza de sangre. Los celos la volvían loca, pero ella se mentalizaba que era rabia contenida al encontrar a otra víctima de padres con delirio por hijos mártires del deber ser. Esa era la justificación para las maldiciones que inventaba para acabar con aquella "mosca muerta" que echaría abajo su tratamiento, aquel que tantos dolores de cabeza le había traído. Lo que la tranquiló fue saber que Michael ni siquiera soportaba verla en fotografías y que ya era un experto en evadirla. Se alegró tanto que anduvo cantando, con la carta en las manos, todo ese día, provocando el enojo de Draco quien reclamaba por "el exasperante chillido azucarado". Sus encuentros siempre eran breves, pero la dejaban tan feliz que se le olvidaba que ni siquiera habían sido un par de horas. E incluso se habían visto durante su estadía en Hogwarts, gracias a la chimenea del salón... justamente donde estaban ahora conversando...

- ¿Qué? ¿Cómo diablos usas la chimenea? - interrumpió Hermione, que jugaba con una cinta de la caja de bombones, atándola a su brazo - ni los gemelos Weasley han podido hacerlo y tú sales con eso - la leona estaba algo más que pasada de copas, pero disimulaba manteniéndose quietecita en su sillón - definitivamente das miedo Pansy ¿Y se puede usar la red flú?

- Hermione, si quieres continuar con vida deja que siga hablando o te las verás conmigo - Luna estaba tan concentrada en la historia que no se dio cuenta de la amenaza a su gran amiga.

- Mi querida, por algo conocía esta zona del castillo - la pelinegra apuntó la chimenea y se rió ante su confesión - si no fuera porque sus amados están aquí, yo con gusto les habría prestado mi recurso. Esta es la única chimenea que no está vigilada, aunque parezca mentira. Casi por accidente me di cuenta que podía usarla para comunicarme con Michael, pero como teníamos poco tiempo casi siempre nos reuníamos para hablar de chimenea a chimenea - suspiró nostálgica y nuevamente ayudada por su amiga botella prosiguió con su historia - Ahora que lo pienso, sin proponérmelo mi adorable mártir pasó a ser algo más que mi muchacho en entrenamiento. No teníamos un nombre para la relación, pero de un día para otro comenzamos a hablar de "nosotros". Cuando podíamos vernos fuera de Hogwarts, no saben lo feliz que era cuando tomaba mi mano para que habláramos, de distraído más que con intencionalidad amorosa, creo. Al entretenerse con mis dedos me transportaba a otro mundo y pedía a toda divinidad existente que alguna vez me dijera que me quería. Y una secreta esperanza era alimentada cuando me besaba la mejilla al despedirse, como si se contuviera para hacer algo más y me provocaba cosquillas que pasaban directo a mi estómago, en forma de mariposas, causándome un placentero malestar. Lo que nunca pensé fue que en esta misma habitación la verdad se me fuera presentada de la manera más hermosa y triste a la vez. Hace unos meses atrás - la cara de pregunta de sus dos amigas la obligó a dejar de ocultar más detalles - bueno, como siete. El ya estaba fuera de su colegio, siguiendo clases en dos tipos de academias de negocios y nuestro sistema de comunicación proseguía sin problemas. Todo bien hasta que un día dejó de enviarme mensajes. Fueron momentos terribles de angustia e incertidumbre. Por mi madre me enteré que seguía vivo y sin problemas de salud, lo cual era ya un alivio, pero me dejó dolida el que desapareciera así y mandara a la basura todo lo que teníamos, sin siquiera un mensaje de despedida. Quería una respuesta, me la merecía...

- ¿Y ahora volvió con la dedicatoria del libro? - preguntó Hermione, abrazada a la botella, pero calló al sentir una mirada asesina proveniente de la Ravenclaw.

- Lo del estúpido libro es demasiado reciente - Pansy suspiró, tapándose la cara con una mano y apretándola para detener las lágrimas que amenazaban con salir - como dije viví momentos horribles, hasta que tres semanas después, cuando vino aquí. Fue ese día en que me tocó preparar el salón para la película de monstruos ¿se acuerdan?

- El día en que te dio un ataque de jaqueca y llorabas del dolor - Luna la miraba asombrada, al descubrir la verdad de ese incidente que la llevó a pasar la noche esperando fuera de la enfermería. Pansy comenzó a sentirse molesta apenas la película empezó y de pronto el llanto fue la alarma para enviarla con Madame Pomfrey. Fue la rubia quien estuvo vigilando su mejoría, sin que nadie lo notara por supuesto, sumamente preocupada por el malestar que convirtió a su pelinegra amiga en una niña adolorida y vulnerable - ¿Vino aquí? ¿Qué pasó entonces? ¿Te hizo algo? ¿por qué no nos contaste?

- Ese día me besó - Pansy se dio cuenta del impacto de su confesión y el doloroso recuerdo se mezcló con el daño causado a sus amigas, quienes pagaron los platos rotos. Dejó que las lágrimas circularan libremente, como una forma de aliviar en parte la sensación de pesadumbre y culpa que la embargaron - jamás pensé que mi primer beso sería así, el cielo y el infierno en menos de cinco minutos. Estaba arreglando el famoso televisor de Hermione, cuando sentí que alguien aparecía en la chimenea. Fue el susto de mi vida, porque pensé que era algún intruso y preparé mi varita. Antes de poder decir algún hechizo, vi que era Michael el que se me lanzaba a los brazos y me susurraba cosas sin sentido, hasta ese momento. Que no pudo aguantar separarse de mi, que necesitaba verme, que las horas se le hacían eternas y que necesitaba abrazarme de manera urgente. Lo miré a los ojos, extrañada y fascinada, ya que era la primera vez que podía tener un contacto más íntimo que tomarme de las manos. Me aferré a su cuello y me preparé para no soltarlo, aunque me dijese que le dolía todo, que quería separarse. Y eso fue lo que hizo, el soltarme, aunque de manera tan delicada que no pude resistirme. Tomó mi cara entre sus manos, de manera suave y mirándome de una forma nueva para mi... me besó. No puedo hablar de experticia o de técnica, sólo que un simple roce de labios me envió directamente a las nubes y más allá. Éramos dos personas que se demostraban todo el amor que sentían y debo confesarlo, aunque suene cursi, pero Michael sin siquiera emitir una palabra convirtió mis esperanzas en una realidad. Quería reír y llorar, con gusto habría bailado sobre el escritorio de Snape y comer caramelos de limón con Dumbledore... ¡el hombre de mis sueños me había besado!. Miles de mariposas revoloteaban en mi estómago y las piernas parecía se habían vuelto de gelatina, ay... era como volar sobre nubes de algodón - suspiraba nostálgica, mientras intentaba secarse las lágrimas a manotazos - ¿se dan cuenta que hablo como Lavender Brown? ¡soy una maldita adolescente con las hormonas zapateantes!

- Ay Pansy, jamás pensé escucharte hablar así - Hermione tenía los ojos rojos y brillantes, mezcla de alcohol y tristeza - estás enamorada y no tienes por qué andar diciendo esas tonterías. Dinos que cosa tan terrible sucedió, para que esa noche cayeras así de enferma... ¡habla!

- En cinco segundos ya había imaginado nuestro futuro como novios, siendo yo la que llevara los pantalones y lo ayudara a enfrentar a su padre. Nunca antes pensé que fantástico era ser rosada y feliz, tan azucarada que volvería diabética al mundo mágico. Y cuando abrí los ojos la realidad me lanzó al suelo sin previo aviso...

Flashback

Michael le besaba las manos, las mejillas, la nariz, con tanto cariño que Pansy mantenía cerrados los ojos, disfrutando del momento. Le decía cuanto tiempo había estado deseando besarla y mimarla, de los esfuerzos para no robarle un beso en las citas anteriores y cuan hermosa se había puesto estas semanas. La Sly suspiraba contenta y rogaba a Merlín por que sus amigas llegasen a la hora y no con una hora de adelanto. Nunca antes le pareció tan acertado eso de la asignación de turnos para preparar las juntas de cine muggle y bendijo a Hermione por recordarle que esa semana era su turno y no el de Luna. De improviso los mimos cesaron y el silencio se hizo presente, haciendo que Pansy, muy a su pesar, tuviera que abrir los ojos. Michael caminaba hacia la chimenea, cabizbajo y apretaba sus manos con desespero. Dio la vuelta y le dijo:

- Yo lo siento tanto, pero tenía que venir a verte. Me juré que por tu bien debíamos separarnos, porque te mereces a alguien que te acompañe en tus sueños y aventuras, no como yo que debe seguir con los negocios de la familia y la rutina - se pasaba las manos por el cabello, muy nervioso y trataba de no tartamudear - me han confirmado en una serie de proyectos de la empresa y no puedo, aunque daría todo lo que estuviese a mi alcance, dejar a mi familia abandonada por castillos en el aire. Es el momento en que tengo que asumir mis responsabilidades, lo quiera o no y por eso decidí alejarme de tí, porque no quiero verte atrapada en este oscuro mundo que son los negocios. Eres de espíritu indomable y no sabes cuanto te amo por eso. Me ayudaste tanto y te convertiste en alguien tan especial para mi, que cuando me di cuenta estaba irremediablemente enamorado de tí, pero tú no me mereces... yo no puedo cambiar mi destino y el tuyo se ve tan prometedor... yo no puedo cortarte las alas. Lo siento tanto, necesitaba verte y besarte antes de decirte adiós, porque si no lo hacía me arrepentiría el resto de mi vida y...

Pansy sintió como su corazón se partía en mil pedazos, por la estupidez de alguien que pensó había cambiado completamente. No se permitiría llorar ante semejante cobarde, por mucho que le costara contener las lágrimas, no dejaría que viera lo afectada que estaba. Tomó aire y utilizó todo su talento para ocultar sus emociones, fingiendo una increíble sangre fría.

- Has vuelto a tu estado original, por lo que creo que mi entrenamiento se hizo sal y agua. Creo que tiene razón mi padre al decir que quien nace cobarde, se queda igualito, aunque lo intente - apretaba los puños furiosa y erguía la postura para verse más desafiante - Tú... eres... y seguirás siendo un mártir, un sufrido que nunca saldrá del pozo en que se metió solito y siento que contigo perdí mi tiempo al ayudarte a mejorar tu miserable vida... - la rabia se estaba haciendo parte y hablaba por ella - y que mejor que un beso para culminar tu obra máxima de sufrimiento ¡casi te creo que me amas! vaya que tonta soy, todavía los cuentos de hadas me parecen posibles de existir... pequé de ilusa ¿no crees?. Pienso que el mejor final para esto es que te vayas por donde viniste, porque si eres consecuente con lo que dijiste... es mejor que me dejes tranquila seguir con mi vida en ascenso antes que caer en picada junto contigo...

Michael la miró a los ojos por última vez y salió derrotado, sin emitir palabra alguna. Pansy ni siquiera pudo desahogarse, porque sintió que alguien entraba al salón y corrió a arreglarse para evitar que vieran su cara demacrada. Fue inútil, por más recursos de maquillaje mágico y el uso de las más curiosas bromas con las que recibió a sus amigas. Al comenzar la película se restregó los ojos con las manos y descubrió que un perfume familiar estaba impregnando la tela de sus mangas, transportándola a los hechos recién vividos y terminando por hacerla explotar.

Luna, Ginny y Hermione estaban tan absortas en la película que no notaron que su pelinegra amiga se removía inquieta en su asiento. Fueron los suaves sollozos lo que las alarmó e hizo que suspendieran la velada cinéfila. Se organizaron para llevarla a la enfermería, asustadas por la reacción de Pansy, quien poseía una salud de hierro y jamás se quejaba de dolor alguno. Así fue como Luna terminó por cuidarla toda esa noche y luego ser la encargada de estar enviando noticias a las demás amigas durante los siguientes días, porque Madame Pomfrey envió a la pelinegra por unos días a la cama, alegando que el exceso de estudios la había agotado en extremo. Nunca sus amigas supieron cual fue la real causa de aquella extraña jaqueca, hasta la confesión de la Sly.

Fin del Flashback

Luna y Hermione estaban sin palabras. Su amiga, la ruda serpiente, lloraba desconsoladamente frente a sus ojos. Nunca pensaron en qué tipo de secretos escondía la mujer que siempre salía con alguna broma, la que descolocaba con sus ácidos comentarios y parecía ser a toda prueba. Se mostraba de carne y hueso, tan triste que no podían esperar a querer matar a ese hombre que tanto daño le hizo, aunque les dolía el que no confiase en ellas sus problemas del corazón.

- Ahora saben todo lo que pasó, no he omitido ningún detalle - suspiraba derrotada al término de su narración, secándose las lágrimas y - esos días en reposo me permitieron descansar y tratar de despejarme, aunque el maldito fantasma de Michael se hacía presente cada cierto tiempo. Tomé todos sus regalos y cartas, las junté en un montón y las quemé. Sueno como a esos libros de magia negra muggle que nos trajo un día Hermione para reírnos, donde mujeres desesperadas le lanzan "hechizos" a los amantes que las dañaron. En mi caso fue un alivio superficial, pero alivio al fin, que todo lo referente a ese hombre desapareciera de mi vista. Bueno, no todo, pero...

- ¿Y Alex donde entra en esta historia? ¿el sabe de ese imbécil? - preguntó Luna, apenas Pansy dejó de hablar - ¿Cómo es eso que no botaste todo? y...

- ¿Y por qué no nos contaste antes? - interrumpió Hermione , quien lucía molesta, con los brazos cruzados en el pecho - ¿pasaste por tan mal momento y te lo guardaste? ¿y cómo es que aparece de nuevo? ¡Merlín, si me dan ganas de ahorcarlo!

- A ver... no me maten ¿si?. Luego de que cuente todo podrán decirme lo que quieran. Sé que siempre las molesto con sus galanes y que entre Hermione y Ginny se han ganado una serie de burlas sobre sus gustos amorosos... ¡entiéndanme! quise guardar esos coqueteos para mí, ni siquiera se lo quise contar a Draco. Estúpidamente pensaba que si lo guardaba para mi, la posibilidad de que Michael se me declarara sería mayor. O sea... que rabia conmigo... ¡no entiendo cuando me volví tan cursi! - la Sly estaba realmente molesta por caer en el exceso de azúcar, especialmente por Michael, el hombre que le rompió el corazón - Y luego del famoso incidente esperé no verlo nunca más, aprovechando que por sus "asuntos de negocios" con suerte pasaba tiempo en su casa. Lo que no pensé fue que justo apareciera para la fiesta de cumpleaños de mi madre. Aprovechando que no podría hacer un escándalo ante tanta gente, me tomó de un brazo y me llevó a la salita de nuestro primer encuentro.

- ¿Y le pateaste el trasero como corresponde? - preguntó Hermione, enojada por la desfachatez de Michael para presentarse ante Pansy, después de aquel triste incidente y avivada por el alcohol - ¡No me digas que te besó de nuevo, porque ahora si conocerás mi furia!

- No, nada de besos. Se me acercó a decirme que ha cambiado y que quería una oportunidad. Me contó de su libro y me quiso regalar el primer ejemplar... que según él lo había dejado reservado para mi. Que no estaba de novio, que nunca tuvo algo con aquella chica de la que me contó alguna vez y que quería que fuera su novia - nuevamente el llanto se hizo presente - Le dije "No me hables de nosotros que esa palabra aquí no existe. Tú y yo somos personas de distintos mundos, como me has dicho hasta el cansancio en todas tus insulsas cartas. ¿Es que acaso ya encontraste una escalera para subirte al pedestal donde dijiste que yo me encontraba para ti?" lo mandé al demonio y me fui a acompañar a mi madre, quien estaba feliz de que la acompañara y me mimó como nunca. ¡Merlín como me enfurece! ¿Qué acaso no se dio cuenta de lo que hizo? - la rabia hacía que las lágrimas salieran con más fuerza - Y me sale con que ahora quiere estar conmigo. ¡El muy idiota cree que me voy a tragar el cuento! ¡Firmó el libro con un apellido falso y piensa que yo dejaré de pensar que es un cobarde! Y... me mira con esos ojos lastimeros, como si pudiera desarmarme con eso... y... y... ¡es un maldito! y... y... ¡mírenme! si apenas conversé cinco minutos y vean como quedé ¡Con qué cara le digo babosa a esta pelirroja borracha! ¡Soy la más grande babosa! soy una vil e insensible que teniendo al lado Mister Hogwarts se devana los sesos por... por ¡Esa cosa!

- ¿Y qué te pasa con Alex entonces? - Luna se sentó en la mesita ratona frente a Pansy, tomándola de las manos y secando sus lágrimas como si fuera una niña pequeña - ¿te gusta, te confunde, qué?

- Ay, ese es el problema. Alex me encanta... es tal cual me imaginé que podría ser mi príncipe azul. Me acompaña en mis aventuras, me desafía cada día y tiene ese sentido del humor tan tan... ay... ¿y que hago? - enrojeció levemente y bajó la cabeza - él sabe que no estoy preparada para una relación y me ha dicho que me esperará. Conversamos de todo y se nota que yo le intereso. No es ni remotamente parecido al imbécil del "mártir", porque él si tiene los pantalones bien puestos. Lo que me atemoriza son las reacciones como las que tuve al volver a ver a Michael, ¿se imaginan si me ve así Alex? va a pensar que lo tengo por si acaso y no es así. No podría hacerle algo así, sería como condenarme al infierno. Y por eso mismo estuve revisando mis cosas para sacar todo lo que me quedaba de él y...

- ¡Cuidado con el libro volador! - Hermione estaba de pie, sosteniéndose fuertemente con una mano al borde del sillón, y había lanzado a la chimenea su copia del libro de Michael - ¡Que no quede huella de ese imbécil!. ¿Sabes? es bueno eliminar lo que te pudre el corazón y que mejor que con el símbolo del fuego... ¿no decías que tenías algo de él aún? ¡lánzalo a la hoguera!

Una borracha pelirroja, que a duras penas se levantó de su lugar y se paró junto a Hermione, sosteniéndose de ella para apoyar la causa. Apenas podía con el dolor de cabeza, pero desde hacía mucho rato que sabía que estaba pasando.

- Vamos, aunque duela... ¡Lanza todo a la hoguera! y luego ataquemos un helado para celebrar el comienzo de tu sanidad. Aquí recibirás un tratamiento no-medimágico digno de San Mungo. ¡Y que ese mártir de pacotilla intente meterse por la chimenea! - con un movimiento de varita hizo que las llamas cambiaran de color, así como el de la chimenea completa - No eres la única que sabe de magia antigua, recuerda que nosotros los Weasley hemos vivido ya demasiadas generaciones en este mundo. Si pudimos hacer que Fireless jugara a las manitos calientes, este hechizo hará que Aleccio no pueda sentarse por los siglos de los siglos.

- Y si intenta algo más, lo hechizaremos para que pierda "sus preciadas joyas familiares"... ustedes me entienden, esas que son necesarias para preservar su descendencia y por lo tanto el negocio - Luna se había incorporado y abrazando a Ginny y Hermione, apoyaba la moción.

- ¿Y no están enojadas conmigo? yo las preocupé y todo por esto y... yo no había querido contar lo último porque me pareció idiota hacerlo. No saben como me hirió el ego además de romper mi corazón. No podía siquiera pensar en aquello, porque me hacia volver a recordar y quizás creí que al no contarlo todo sería menos doloroso, porque el hablar sería asumir que me había enamorado de un idiota y como una idiota. Lo siento tanto, yo no sé como hacer para que me perdonen y...

- Te queremos tonta y podemos perdonarte esto - Hermione estaba emocionada al ver a Pansy convertida en una niña pequeña, que pide que no la castiguen - mientras dejes de guardarte las cosas, porque para eso nos tienes a nosotras. Pobrecita de que no enteremos de alguna cosa rara por ahí, porque no tendremos piedad con esa cabecita de coco.

- No puedo creer que haya estado así de llorona y más encima contando algo tan patético - Pansy sonreía ante el apoyo de sus amigas y se prometió a si misma que si nuevamente se callaba algo así, sería ella la que se pegaría un golpe en la frente antes - No sé como tendré cara para decirles algo sobre sus cuentos amorosos. Me he desperfilado completamente y me encantaba ser la ruda del grupo... ¡que lata! y más encima he bebido irresponsablemente... ¡Oh! ¡estamos todas borrachas! ¡soy un mal ejemplo!

- Las serpientes también lloran querida y muestran cada cierto tiempo su lado patético e irresponsable - Luna la acercó a ellas para un abrazo colectivo - y creo que con Ginny y Hermione podríamos justificar todo eso alegando que el alcohol fue el causante, así que no te preocupes, que a menos que seas demasiado molestosa, no sacaremos esta indiscreción a la luz.

Pansy se soltó del abrazo y sacó debajo del sillón un libro, donde tenía escondida la única foto que conservó de ellos dos. Estaban fingiendo que una era la malvada entrenadora y el otro la víctima de sus gritos. La miró un segundo e invitó a sus amigas a sentarse con ella junto a la chimenea.

- Queridas, acompáñenme a enviar lejos a este tonto que no supo aprovechar "lo bueno" o sea yo - dijo Pansy, volviendo a la "normalidad" - y les propongo que entonemos nuestro "himno al saco de papas", mientras quemamos esta cosa... ¡ahuyentemos la miseria cantando!

- ¡Ni siquiera sabía que teníamos un himno! ¿lo inventaron cuando me dormí? - Ginny parecía confundida y el mareo contribuía aún más para su caos mental.

- No está escrito en ninguna parte ¡lo inventaremos hoy! - ordenó la pelinegra, mientras que lanzaba la dichosa foto al fuego - una canción para todos aquellos que sólo parecen sirven para ser amontonados en un rincón, cómodamente... sin siquiera hacer algo provechoso con su vida. ¡Chicas a cantar! tenemos mucha letra por inventar… ¡A la una, a las dos y a las tres!

Y así crearon juntas una canción bastante particular. La letra era bastante llena de insultos, pero nunca aquel salón se había escuchado reír tanto a las chicas. Y cuando se les acabaron las maldiciones cantadas, después de un largo rato, a Luna se le ocurrió que podrían formar un conjunto donde se dejara por el suelo a los machos malvados. Ginny, Luna y Pansy estaban tan absortas sentadas discutiendo si podía ser rock, pop u otro estilo musical, delante de la chimenea, que no se dieron cuenta de que una damisela vestida de conejo rosa había salido del salón...

¿A donde fue Hermione?

Continuará

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¿Les gustó?

¿Tienen alguna sospecha de donde podría andar la conejita rosa?

Creo que después de haber terminado esto, necesito una buena dosis de helado de chocolate y apapachos. No saben como costó parir el capítulo. A veces los fantasmas escondidos en el closet se te aparecen cuando menos te lo esperas y son realmente molestos. Pero luego de una gran batalla los estoy venciendo, ya que mis conocimientos de karate metafísico son útiles.

Pero lo prometido es deuda y he presentado ante Ustedes la tercera entrega de Alcohólicas Confesiones.

He sido una niña mala nuevamente, perdonen por no actualizar antes... me merezco un tomatazo en mi cabecita... sí… aunque los haya esquivado en un primer momento… asumo mi culpa.

Queda una parte... la próxima vez una leona borracha y vestida de conejo, vivirá tooda una aventura...