Capítulo 9:

Fueron pocos los días que Cho permaneció en aquella casa, haciéndole "compañía", pero así y todo, la vida con ella, esos únicos tres días que aún le quedaban en Londres, transcurrieron igual de aburridos como lo fue antes de que la pelirroja reapareciera en su vida. Lo martirizaba la idea de no volver a ver nunca más a la pelirroja, pero ella había dejado las cosas muy en claro, debía dejarla a Cho para estar con ella.

Miró a la morocha y reflexionó unos segundos. ¿Y si se arriesgaba y luego ella no quería nada por equis motivo?. En tal caso prefería permanecer como hasta ahora, y que Ginny fuera tan solo un recuerdo de lo que el destino (o su propia estupidez), le prohibió vivir.

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-¡Va!- gritó mientras se dirigía a la puerta que era golpeada del lado externo de la casa. La abrió para que una pequeña silueta se dejara ver- ¡Ginny!, que raro verte por aquí. ¡Adelante!- la saludó la castaña.

-Solo unos segundos, el noctámbulo vendrá por mí en unos minutos.

-¿Por qué?

-Me vuelvo a Francia- dijo con una sonrisa algo forzada- pasé a saludarlos.

-Pero, pensé que tu estadía allí había concluido, ¿Qué pasó?

-Extraño un poco, ya sabes como soy. Estuve pensando en ir a vivir allá, la verdad, lo siento más mi casa luego de… ciertas experiencias- sonrió.

-Oh…

-¿está mi hermosa sobrina?, me encantaría despedirme de Jane.

-Si- sonrió- Ron debía de estar acostándola, pero ven, sube.

-Gracias.

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-Voy a extrañarte zanahoria- la abrazó fraternalmente, su hermano.

-Y yo, zapallo… Cuidas a calabacita ¿okay?- miró la cuna en donde se encontraba recostada la pequeña niña de un año de vida.

-Claro que si, tú preocúpate por ti ¿de acuerdo?. Recuerda que siempre serás bienvenida aquí.

-Gracias- sonrió por última vez.

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Ginny abordó. Se sentó del lado de la pequeña ventana, desde la cual podía verse los comercios del aeropuerto, a través del enorme ventanal del mismo. Suspiró. Cerró los ojos intentando desaparecer en ese preciso instante. Odiaba el despegue, y por sobre todo odiaba aquel despegue. Aquel que significaba dejar atrás la vida junto a Harry, llevar su cuerpo a Francia pero dejar su corazón en Londres. Le dolía saber que él no era feliz con ella, y que jamás podría serlo.

Durante los primeros metros recorridos por el avión, esperó que algún milagroso movimiento, alguna maniobra del morocho, hiciera detener el vuelo para expresarle cuanto la amaba y rogarle que no desapareciera de su vida. Pero el despegue había concluido, y ya en el aire, nadie había detenido el vuelo. Se resignó de la peor manera.

Habiendo sobrevolado hacía apenas cinco minutos no cabía en ella el deseo de saltar, de volver a tierra y correr tras él, todo lo que él no corrió por ella. Pero no podía, era inútil ilusionarse con imposibles. Toda su infancia había hecho lo mismo, ya era hora de afrontar la realidad tal cual se presentaba. Él no volvería por ella, ella nunca sería para él, y Francia era donde debía estar, cualquier lado, lejos de él.

-Disculpe- interrumpieron su pensamiento, la aeromoza se sentó unos segundos en el asiento vacío, a su lado- ¿se encuentra bien?, está algo pálida.

-No, estoy bien, gracias- sonrió.

-De acuerdo. ¿es usted Ginny Weasley?- la aludida sonrió asintiendo, no se creía famosa y no lograba entender como supo su nombre.

-Verá, me han dado esto para una chica pelirroja con su nombre- sonrió- Tenga- le entregó una nota.

-Gracias- la aeromoza se despidió y se fue- creo…- más que nota, era una nota con una perfecta caligrafía.

"Hay unas flores par ti en el baño, sé que no es el mejor lugar pero es el único con un poco de privacidad, será mejor que las busques de prisa".

Frunció el seño con curiosidad. Muy en lo profundo, se ilusionaba con un admirador morocho de ojos verdes, pero sino lo era, siempre su sueño había sido conocer a su pareja en un avión, y más si esta le haría olvidar las desgracias y decepciones amorosas hasta entonces vividas.

-Disculpe- llamó nuevamente a la aeromoza.

-¿si?, ¿algún problema?

-¿Quién…?

-No me ha revelado nada, pero las flores son hermosas- sonrió.

-Gracias.

-Sugiero que las busque antes de que alguien pase- le guiñó un ojo.

La pelirroja se levantó esperando ver al admirador allí, pero solo vio un hermoso ramo de jazmines. Se decepciono un poco, ya que creyó que la persona culpable de aquello, se encontraría dando la cara. Pero no fue así.

Volvió a su asiento. Al llegar observó que el asiento del lado del pasillo, que antes estaba vacío, se encontraba ahora ocupado, resopló no pudiendo estar tranquila ni siquiera a la hora de auto compadecerse. No logró verle el rostro, el hombre miraba hacia abajo como si estuviera descansando.

-Disculpe, ¿me deja pasar?- el hombre levantó apenas la vista de manera que pudo verla, pero no al revés.

-Con una condición- la miró fijo y le sonrió- que se case conmigo…- abrió el puño y dejó ver el anillo más hermoso que la pelirroja había visto en su vida.

-Harry ¿Qué…?

-Respóndeme Gin, ¿te casarías conmigo?

-¿Qué hay de cho?, Harry yo no quiero…

-Cho se terminó Gin, es una larga historia. Le aclaré todo, le dije que no quiero nada más con ella y, lo entendió. Créeme, ya no pasa nada con ella. ¡Casémonos Gin!

-Pero, tú no crees en el matrimonio, me lo dijiste.

-También te dije que probablemente se debía al hecho de no haber encontrado la persona ideal, y adivina que, eres tú. ¿Te olvidas, acaso, de que una parte de mí siempre estaría casad contigo?

-No, pero…

-No debes dudar de lo que siento por ti, Ginny. Basta de tus inseguridades, hoy estoy aquí, dejando todo lo que antes creí importante, atrás; mi casa, mi "novia", mi trabajo… estoy dispuesto a irme a vivir contigo a Francia si es eso lo que deseas y te hace bien. Solo dime que esperas, que deseas y no dudaré un segundo en dártelo- para esta altura de la conversación, todos los pasajeros los miraban fijamente- Es verdad que nunca debí tenerte como segunda opción y fue más fuerte que yo el hecho de perderte también, pero ya conozco mis prioridades, y aunque hoy me rechaces, no volveré a la vida anterior a tu compañía, prefiero vivir solo mi agonía que cometer dos veces mis errores. Te ruego que pienses tu respuesta Gin, de verdad quiero estar a tu lado y…- miró alrededor- creo que estoy empezando a avergonzarme- se ruborizó levemente- por favor, no me hagas esperar mucho más...- ella sonrió- ¿Qué dices?, ¿eres capaz de perder tu libertad y casarte con este idiota enamorado?- ambos se miraron unos segundos. Ginny miró alrededor y un montón de cabezas asentían emocionadas. Luego clavó sus ojos en aquella mirada penetrantemente dulce del morocho.

-Claro que si- sonrió- me encantaría- lo abrazó.

Él la besó a la par que recibían centenares de aplausos y chiflidos de aprobación. De pronto fueron los más felices del avión, quizás del mundo entero. De pronto ninguno sentía vergüenza, muy por el contrario, se enorgullecían de estar al lado del otro. De pronto el tiempo se detuvo, no hubo aplausos ni gente alrededor, no hubo sonido que los distrajera ni momento, persona o situación que opacara la felicidad que les había pintado el rostro. Se separaron sonriendo, y volviendo al mundo real.

-Te amo Gin.

-Y yo a ti- volvió a besarlo.

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Ya sentados uno al lado del otro, y comprometidos hacía casi media hora, continuaban hablando y besándose de vez en cuando. Habían recibido más de una felicitación por pasajero y más sonrisas de las aeromozas partícipes de aquel encuentro, que los besos que se habían dado desde la noticia.

-Y, ya que estás fuera de peligro- comenzó la pelirroja- ¿me dirás que fue lo que pasó con Cho? O, acaso, ¿hay algo que ocultar?

-Para nada, a partir de hoy, no tengo nunca más, nada que ocultarte.

-Entonces, dime.

-Es algo complicado.

-Tenemos un par de horas todavía- le sonrió tomando su mano.

-Aunque no tengo el más mínimo interés en utilizarlas para esto, te mereces una explicación y estoy más que dispuesto a dártela- comenzó a contarle.

Flash back

Faltaba un día para que Cho partiera de regreso a Italia, y su vida como "soltero" volviera a parecer presente. Pero algo no andaba bien. La felicidad que había sentido la primera vez que ella se había ido, no la tenía por el simple hecho de que ansiaba que la pelirroja volviera a cruzar esa puerta y lo besara como la primera vez que se vieron luego de un año de ausencia. Eso no sucedería, él había arruinado todo. Él y sus estúpidos miedos. Sinceramente, su corazón y su razón por fin se habían puesto de acuerdo, y lo obligaban a cortar con la morocha, a explicitar algo que teóricamente existía pero no se sentía en el aire.

-Cho, he estado pensando…

-Aguarda, ayúdame con esta ropa que me falta y habamos ¿si?, estoy muy apurada, el vuelo saldrá mañana temprano y aún no guardo ni la mitad de las cosas.

-Es que…

-Harry, ¡vamos!- él tomó una pila de ropa. Miró su reloj.

El día anterior Ron le había dicho que su hermana se iría del país, que no sabía que era lo que le había hecho pero que lo arreglara como fuera. Le había reprochado por hacerle lo que sea que le hubiese hecho, y por no sentir remordimiento. "Si quieres recuperarla, se va el viernes a las 4 de la madrugada" fue todo lo que le dijo. Claro que quería recuperarla, ya sabía que se iría, antes que él, lo había llamado Hermione y él mismo ya había reservado un pasaje a su lado en el avión, pero antes debía terminar algo con la morocha y ella parecía no querer ayudarle demasiado. Su reloj marcaba la una de la madrugada.

-¿Sabes que?- tiró la ropa- vas a escucharme igual Cho, lo siento, no puedo ayudarte y lo siento, no puedo continuar así. Yo no te amo. En tres horas se va la mujer que amo y debo alcanzarla.

-¿de que hablas?

-De que yo no te amo, creo que nunca lo hice, pero hace rato que no te quiero como a mi novia. Nunca te lo dije porque temí por tu sensibilidad. Te vi tan sensible que temí lo que pudieras hacerte y, no me lo perdonaría. Pero hoy se juega mi felicidad, y de cierta manera la tuya, no podemos seguir mintiéndonos, tú no me amas.

-No, es verdad…

-Ya lo sé, pero… ¿Qué?- detuvo su discurso.

-No te amo… creí que lo habías notado desde el primer momento.

-Explícate por favor.

-Desde que pisé la casa, luego de Italia, supe que Ginny y tú eran, especialmente el uno para le otro. De hecho, desde que estoy en Italia que noté cuan obsesionada estaba contigo, pero la verdad es que eso cambió. Conocí a alguien, Harry. Esta allí con mi familia, y, durante mi ausencia, fue inevitable que no ocurrieran cosas. Yo… también fue infiel, y lo siento- agachó la cabeza- Si, cuando llegué, actué como si nada ante la idea de que tú también fueras feliz al lado de otra, es porque… no quise perder este sentimiento que tengo contigo, quise intentarlo de nuevo, pero no puedo no pensar en que falta tan solo un par de horas para encontrarme con él, para verlo y, ¿Quién sabe?, quizás nos convenga a ambos que yo no regrese nunca más, ¿verdad?- él se quedó mirándola fijamente. Nunca se había sentido tan agradecido con ella, en toda su vida.

-Cho, ¿te das cuenta lo que sucede aquí?- lo miró desconcertada- ¡somos dos carnudos!- dijo sonriendo, ella reaccionó de la misma manera- ¡Gracias, Cho!- la abrazó con cariño- Gracias de verdad.

-¿Por qué?

-Por no quererme.

-Pero si te quiero.

-Por no amarme, por no quererme a tu lado. Hoy me diste la mejor de las oportunidades; ser feliz.

-Tú también me la diste- sonrió. Miró el reloj- ¡Vamos, corre!, llegarás tarde…- abrió el cajón de la mesita de luz y le dio el pasaje.

-¿lo sabias?

-Soy mujer, Harry. No se me escapa ninguna, ¡ahora ve!

-¡GRACIAS!- depositó un pequeño beso en sus labios y corrió a la puerta, antes de llegar se detuvo y se asomó por el marco de la puerta del cuarto- te deseo lo mejor con él. ¡escríbeme, ¿si?!

-De acuerdo, ¡ahora vete!

-¡Te adoro!- gritó mientras se iba.

Fin del flash back

-¿estás conforme ahora?, ¿me crees?

-Te creí desde el principio- sonrió- pero me encanta tu cara de preocupación- lo besó.

-No puedo creer que me vaya a vivir a Francia.

-¿Quién dijo que vivirías en Francia?

-Pues…- miró el avión.

-Solo te llevo de visita, o ¿acaso creías que podría irme a vivir lejos de ti?- le mostró el pasaje de vuelta para el mes entrante- sonrió.

-Eso quiere decir que…

-Que no tienes que dejar nada por mí, porque yo me enamoré del Harry trabajador y del que vive cerca de sus amigos y familia. Nunca podría quitarte eso, sé que es lo más preciado para ti.

-Lo más preciado eres tú- la volvió a besar concluyendo el debate.

FIN…:)