Hola!

¡Tanto tiempo sin actualizar! Espero que encuentren este capítulo muy interesante. ¿Les gustará? Deseo con todo el corazón que sí. Sin más que agradecerles por seguir conmigo, los dejo con la lectura.

Un review = Un momento de inspiración: D

Capítulo 12: Hyuga

Cuando le dijo a su mujer que sería hombre muerto, fue literal.

Desgraciadamente le había fallado a su cuñado y ahora no tenía nada más que recibir el castigo merecido. Y lo peor de todo es que, cuando tuvo la oportunidad ese hombre de hielo de darle el segundo golpe en su rostro, se detuvo para mirarle con ira contenida con un gran toque de desesperación.

-¡¿Sabes la estupidez que cometiste?!- Apenas podía hablar por el sentimiento dentro de su ser. ¡Aunque lo deseaba con todo su ser no podía lastimarle!

-Yo…- Kakashi intentó hablar, sin embargo tanto su mujer como su hijo le detuvieron. La primera gritó con coraje para detener a su hermano, y su pequeño Sakumo no paraba de reír ante el espectáculo.

-¡Para de una vez, Hiashi!- Anko entró al gran recinto e inmediatamente encontró la horrible vista de su amado hermano dándole –o empezando como podía mostrarse- un escarmiento de campeonato a su marido. ¡Estaba igual de desesperada! Sin embargo la violencia no ayudaría en nada con respecto a ayudar a sus sobrinas, ni mucho menos ese futuro ojo morado de su marido.

-Con todo el respeto que te tengo, ¡no te metas!- Hiashi estaba consciente de que no lo golpearía más, pero ganas no le quedaban.

-Aunque me duela admitirlo, amado esposo, Anko tiene razón. No ganaremos nada con golpear a Kakashi- Aun cuando estaba en la misma situación, Hirako Hyuga entró y se colocó al lado de su cónyuge para abrazarle inmediatamente. Ella también estaba molesta y preocupada porque sus amadas hijas estaban en peligro gracias al acercamiento de Orochimaru. Sin embargo confiaba en el oráculo y en lo que había dicho Kushina en su carta.

-Padre, tengo informes de que el rey Minato con su mujer llegarán en una semana a más tardar.- Neji, quien sólo se había recargado en el muro del ala este junto a la ventana, comentó con su seriedad de siempre. –He recibido su carta esta mañana y en ella prometieron que Orochimaru no estaría más en su territorio. Dudo que golpeando al tío Kakashi podamos desquitar nuestro coraje. Sólo tenemos que ir por ellas y d…-

Hiashi no estaba contento con el tono de Neji, algo no sonaba nada bien… -¿Acaso vas a creerle a dos viajeros empedernidos que no han dejado de fregar a sus hijos abandonándoles a su suerte?-

-¡Pues yo sí!- Hirako comentó con una gran sonrisa. -¡Por fin el destino se está cumpliendo!- Sonrío ante el bufido de desesperación de su marido y de las carcajadas de los demás. –Y ni te hagas el que no sabe nada de lo que estoy hablando. Te recuerdo que Minato y tú habían quedado de…-

-¡Ni lo menciones!-

-Oh vamos, no es tan malo como parece…- Hirako comentó realmente animada. Si Anko no se equivocaba, Naruto Namikaze sería dentro de poco su yerno. Ese chico encantador siempre le había gustado para su Hinata. Pocas veces había tenido el gusto de tratar con él, sin embargo notó que era un bonachón de excelente actitud y gran sonrisa. La apuesta de su marido con Minato generó que esos dos tendrían que conocerse exactamente el siguiente verano y presentarlos como futura pareja…

La única duda sería con Sasuke.

Suspiró resignada ya que, por desgracia, al chico jamás le conoció. Supo por sus amigos que él estaba perdidamente enamorado con planes de boda hace tiempo, sin embargo la exnovia desapareció sin decir nada más a unos días de la boda. ¡Qué triste! Tenía que admitir que deseaba con todo el corazón que su amada Sakura se casara con él para unir de una vez a su familia con la de Kushina y de esa manera alejar a Sai. No era que le molestara el buen mozo (se veía que realmente apreciaba a su hija), sin embargo no veía esa chispa con la cual uno sabe que encuentras a tu mitad.

-Voy a matar a Minato en cuanto pueda, al fin ya tiene heredero- Hiashi, como nunca, estaba tan cabreado que solo podía bufar y gritar. Se caracterizaba por mantener la calma todo el tiempo y la tranquilidad que emanaba suavizaba hasta a la peor bestia Gitana. ¡Pero en esos momentos no podía controlarse!

Para su gran desgracia fue engañado por ese par de mocosas. Le escribieron cartas después de su escape y con la "tranquilidad" de saberse bajo el cuidado de Kakashi, durmió hasta cierto punto con confianza hasta que fue informado dos semanas atrás que su barco fue encontrado al borde de las tierras de Konoha. ¡Y al encontrar a Kakashi en su frontera fue la gota que derramó el vaso!

¡Por los dientes de Thor! Estaba por explotar.

Guardando unas agruras insoportables por intentar inútilmente disminuir su enojo, todos los presentes continuaron planeando de qué manera iban a recuperar a sus herederas… No obstante, sin que se dieran cuenta, hubo un oyente extra en el recinto que a cada palabra que escuchaba apretaba fuertemente sus manos lleno de rabia… ¡estaba iracundo! Cuando la reina le pidió a su hijo que no se adelantara por sus hijas y esperara a que Minato llegara, él explotó. ¡¿Por qué demonios iban a esperar hasta que los otros reyes llegaran?! ¡Sakura estaba en peligro!

-Las traeré de vuelta.- Sin avisar su intromisión, entró el mejor de todos los guerreros de Hiashi. Los presentes guardaron silencio sabiendo que Sai no estaría contento con la noticia de que Sakura había desaparecido. La familia real intentó fallidamente guardar el secreto del barco hasta la llegada de Minato y Kushina, sin embargo el amor que sentía el pueblo a sus hijas fue el detonante de todas las preocupaciones del reino entero.

-Sai…- Hirako le miró resignada comprendiendo del porqué su presencia. Aunque no le gustaba del todo, él más que nadie tenía derecho de saber de Sakura. La relación "más-que-amigos" que habían tenido era justamente lo que le daba ese privilegio ante los demás.

-…- Hiashi solamente le vio llegar y le permitió que su insolencia al presentarse sin ser invitado pasara por alto esta vez. Sin que su amada esposa lo supiera, Sai le pidió la mano de su hija en matrimonio tres semanas atrás y hubiera querido darle la noticia a su familia, sin embargo ahora eso era más que imposible.

-No puedo permitir un minuto más que ella sea esclava de nadie.- continuó el chico.

-Yo tampoco…- Neji, que no quitaba el dedo sobre el renglón, se incorporó para ir hacia el recién llegado. Encontró la oportunidad perfecta para seguir con sus planes. –Prepara mi barco y a la tropa "Negra". Salimos en cuatro horas-

-¡Neji espera!- Su madre intentó pararle, sin embargo Neji la miró de tal manera que no pudo decir nada más.

-Con todo el respeto que les tengo por ser mis padres, no puedo esperar a que lo intenten arreglar la situación de la futura reina diplomáticamente. Con su permiso- y sin más salió dela habitación con Sai.

Tanto Hiashi como Hirako se miraron realmente preocupados. Desgraciadamente Neji, que en realidad era el hijo del fallecido Hizashi, adoraba tanto a sus hermanas que el saber que estaban en peligro le puso tan energúmeno por no poder hacer nada. Esta vez tenían que dejarle ir, tanto por él mismo como… para ser sinceros, por orgullo.

Él ha sido siempre ese hermano mayor que jamás tuvieron y en esos momentos no podía detenerlo… no querían detenerlo.

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Dos meses. Dos meses en los cuales toda su vida dio un giro de 360°. ¿Cómo había pasado? No tenía una respuesta lógica para ello. Eso sí, de nada estaba arrepentido. Al principio tuvo cierto recelo en "esconder" su relación (obviamente negando su existencia) con la pelirrosa para evitar cualquier comentario negativo hacia ella (mejor dicho, no volverse a sentir atado a nadie), no obstante un mes y medio atrás le valió una reverenda mierda mostrar el interés hacia ella cuando Orochimaru, con la última visita sin avisar que realizó a su castillo, intentó tocarla mientras se encontraba en una de las habitaciones ayudando a su hermana Hinata a terminar de arreglarla. ¡Explotó como nunca! Con un fuerte golpe en su asquerosa quijada pálida, le dejó muy claro que esa mujer, ERA su mujer.

"Vuelves siquiera a acercarte un metro a ella, y te mato, imbécil" Lo gritó con todo su ser, ganándose miradas llenas de asombro. Desde esos momentos se ganó a un gran enemigo pero le valió realmente un comino. ¡Ha! Como si quisiera tenerlo como amigo. Shino estuvo a su favor y gracias a ello ese ser junto con sus achichincles jamás volvería a pisar Konoha. Por alguna extraña razón, Shino se ganó su confianza y, aunque regresó con los demás prisioneros, tenía privilegios como salir unas horas y comer junto con sus soldados. Eso sí, seguía vigilado para que esa libertad no le diera la oportunidad de escapar. Cuando sus guardias sacaron a Orochimaru de Konoha, fue el mismo Shino quien le lanzó muy lejos. ¡Hubiera dado lo que fuera por ver su estúpido rostro!

Gracias a todo lo acontecido, ese mismo día le dio la orden a Soma de que Sakura compartiera su lecho. Como lo sospechó, hubo regaños por parte de Ino, Kurenai y de su madre "vía carta" dos semanas después del hecho, pero, como siempre, le importó un bledo… ¡Hasta Hikari se quedó sin palabras cuando escuchó su orden! Esa mocosa estaba de visita en esos precisos momentos y para su desgracia personal no se iría hasta nuevo aviso.

Y, como era de suponerse, Sakura tampoco estaba contenta con su decisión, es más, esa noche peleó con él (como siempre lo hacía) e inclusive le gritó un "No te amo" a todo pulmón. Un grito que le desgarró el alma. Esa tarde, para verla feliz y compensar su decisión por adelantado, le permitió ver a los prisioneros y darles de comer porque se lo había rogado. Él quería mostrarle que en verdad había cumplido su palabra de no lastimar a ninguno de los llegados de Caede. Sin embargo vio como uno de los hombres no dejaba de acercarse mucho a ella, encendiendo su ira a mil infiernos ya que con él, aunque había compartido su lecho, jamás se había mostrado tan libre y feliz. Encolerizado al ver como ese individuo la abrazó fuertemente, entró al refugio de los prisioneros exigiéndole que saliera.

Ninguno de los presentes daba crédito a lo sucedido. Cuando Sakura comprendió que podría generar un conflicto si sentido por su propia presencia se acercó a un molesto Sasuke y, después de llevarla a su habitación casi a rastras por los jalones y arañazos que ella le daba en protesta, el moreno le exigió una explicación.

Al principio fue renuente e inclusive le gritó con todo el sentimiento que ella sólo tocaba a los seres que más amaba y que él estaba tergiversando lo sucedido. Cuando Sasuke intentó saber si ella amaba a su prisionero le contestó fuertemente que si… ¡Ella amaba a ese hombre como su amigo y le gritó que no lo amaba a él! No lo amaba, podía aceptarlo, pero con la desesperación de pensar que estaba perdiéndola, el oji-noche le pidió que, entendiendo que no lo amaba, le tocara porque lo necesitaba… la necesitaba a ella.

Su respuesta fue que por primera vez en toda su existencia, una mujer le hizo el amor. Él se entregó en cuerpo y en alma. ¿Cómo no hacerlo cuando ella le fue sacando esa espina de soledad con la que cargó por tanto tiempo? ¿Por qué no dejarse consentir cada noche por una mujer llena de amor por los demás? Sonrió levemente ante esa idea que tenía ya varios días rondando por su cabeza. Aún no entendía el cómo ni el cuándo pero… pero…

Se había enamorado perdidamente de ella.

Suspiró satisfecho… no obstante estaba preocupado porqué últimamente la veía tan melancólica. Tenía así ya una semana. Para su molesta desgracia no pudo hacer nada para quitársela aun cuando intento por todos los medios regresarle esa alegría. Un día le quitó todos sus deberes pero no funcionó. Después le cargó con más trabajo y lo único que ganó fue que llegara exhausta a su cama. Inclusive se escaparon los dos en su caballo al gran lago en donde ella disfrutó de un momento de libertad…

Pero no logró nada. Ella seguía igual.

Y para empeorar las cosas, por primera vez estaba realmente preocupado por Naruto. ¿Qué le pasaba a ese Dobe? Ayer tuvieron una reunión importante con los aristócratas de Konoha para poder continuar con los preparativos de la coronación, sin embargo Naruto llegó muy tarde y estaba tan distraído que ni siquiera supo cuando la reunión terminó.

-¿Qué te pasa tarado?- Preguntó el mayor una vez que se quedó solo.

-Nada…- Naruto le contestó sin ganas y se disculpó con él ya que tenía cosas importantes que hacer.

¡¿Qué cosas más importantes tenía que hacer que tomar sus futuras obligaciones como rey?! ¡Por Dios! Aunque intentó seguirle, este se movió tan rápido que le perdió a la media hora de andar por caballo.

-Disculpe Milord, ya está la cena- Soma se acercó al azabache y rompió el hilo de sus pensamientos.

-Gracias Soma, en un momento voy…- Sasuke se levantó de su cómodo asiento para seguir a la recién llegada. No obstante se detuvo al ver como Sakura se encontraba caminando por los pasillos de las habitaciones cargando algunas sábanas. Ella andaba con su pose femenina y con la seguridad de siempre, sin embargo esa melancolía que él no lograba identificar permanecía en su semblante.

No pudo más. Disculpándose con Soma porque no bajaría a cenar, se dirigió a la habitación donde estaba Sakura y Hinata, entró sin avisar.

-Lo siento Hinata, pero me la tengo que llevar- ante el asombro de las dos mujeres presentes, Sasuke le quitó todo lo que tenía la pelirrosa en sus manos, la acomodó en sus brazos y se la llevó a su habitación.

Sakura ni siquiera pudo decir algo, estaba completamente asombrada ante el acto de ese hombre. ¿Por qué le cargaba? Le miró asombrada y lo único atinó a hacer fue colocar sus brazos alrededor de su cuello y recargar más su cuerpo en el de él. Entraron a la habitación de Sasuke y él la acomodó suavemente en la cama para acostarse inmediatamente en su pecho.

-¿Sasuke-kun?- Se atrevió a preguntarle Sakura ya que él no había comentado nada después de acomodarla en la cama. Simplemente se dedicó a acariciar su espalda y su mano que le rozaba su brazo.

-¿Qué es lo que tienes?- Sasuke se permitió disfrutar de tan deliciosas atenciones antes de preguntar. Tenía una idea rodando por la cabeza y tenía que hacerla antes de que fuera demasiado tarde.

-¿Yo?-

-Si Sakura, tu- él levantó levemente su cabeza para que sus miradas chocaran.

-¿Por qué lo preguntas?-

-Has estado callada durante esta semana y no me gusta verte así- Sasuke se volvió a acomodar en su pecho. ¡Dios! En verdad la necesitaba a su lado sin importarle que no fueran de la misma clase, al final, compartían la misma religión.

-No tengo nada- Ella contrarrestó la pregunta. No podía decirle que se sentía triste porque en estas fechas tendrían que regresar a su hogar sin olvidar la preocupación por Hinata que estaba irreconocible… agregando cierto detalle en su cuerpo que no había contemplado.

-Mentirosa-

-Sasuke-kun… yo-

-Sakura, necesito que confíes en mí… requiero que confíes en mi…- se volvió a separar y, al acomodarse sobre ella apoyando su peso sin que la molestara, acercó sus manos a ese rostro completamente ruborizado. -…no quiero que… necesito que…-

No pudo terminar. Un grito de Soma logró hacer que los dos se levantaran como bólidos y corrieran por el pasillo hacia las escaleras principales.

-¡Los animales de mi amo Naruto desaparecieron del ala norte y no logramos encontrarlo a él ni a Hinata por ningún lado!-

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Corrieron hasta que sus patas no podían más. Estaban exhaustos pero completamente felices. ¿La razón? ¡Muy sencilla! Sus amos no lo dudaron ni un minuto y huyeron con ellos buscando un nuevo lugar en donde pudieran vivir. Pero antes de llegar a su último destino, Shizune les estaba esperando a las afueras de Konoha para hacer algo que sus dos amos habían soñado desde que confesaron su amor.

Necesitaban casarse y ella los llevaría al lugar donde lo celebrarían.

-Todavía nos falta algo de camino - Comentó el Kyubi algo molesto. Requería descansar un poco antes de seguir con todos los planes.

-Sí, pero faltar poco andando con nuestros pasos- el unicornio mayor habló. Estaba feliz de que por fin podía correr libremente por el bosque negro. Él llevaba a Naruto que abrazaba a una dormida Hinata. Su hijo en cambio tenía al fénix, las ardillas y a Kazuki, quien sin querer pisó una rama rota y se clavó unas cuantas astillas en sus "gomitas". Fue curado inmediatamente por su ama pero era mejor que no las apoyara hasta que se sintiera mejor.

-Tranquilo chicos, Shizune me comentó que nos esperaría a las afueras y ya estamos muy cerca de llegar- Naruto sonreía a sus amigos. ¡No podía creerlo! Esa noche sería un hombre libre y tendría a la mujer que se ganó su corazón como su mujer. No podía negar que tenía algo de miedo y sobre todo se sentía culpable por dejar a su familia de esa manera. Pero no quería que nada ni nadie se interpusieran en su relación con Hinata. Ella era su compañera y su vida entera.

Amaba a esa ojiperla como a nada en el mundo y deseaba permanecer a su lado para siempre. Según Shizune esa era la decisión que él tenía que tomar para que el rumbo de su oráculo cambiara. Lucharía de ahora en adelante por ella, sin importarle nada.

-¡Ya la vi!- Gritó el Fénix cuando decidió volar muy cerca de sus amigos.

-Mi también - Comentó el pequeño unicornio. Ante eso todos corrieron y fueron bien recibidos por la hechicera que estaba montando a un gran oso blanco. Como siempre, ella llevaba un hermoso kimono negro con dibujos de fuego dorado que brillaban a la luz de la luna.

-Llegando a tiempo como siempre, pequeño Naruto- Shizune le habló mientras apagaba su cigarrillo con la palma de su mano. Tenían poco tiempo y muchas cosas que hacer.

-Gracias por ayudarme Shizune-san- comentó Naruto arropando mejor a su Hinata.

-Nada que agradecer… ahora a realizar esta boda y cumplir con tu destino-

Y así lo hicieron. Siguieron el camino de los árboles negros para salir de Konoha y adentrarse al refugio de Los Abandonados. Un lugar lleno de supersticiones por lo que nadie se atrevía a pisar. Cuando estaban en la parte más densa, Shizune le pidió a Naruto que despertara a Hinata para que ambos no se perdieran en el obscuro bosque. Todos los amigos de Naruto fueron siguiéndolos mientras que él junto con una ruborizada Hinata seguían de la mano a la bruja. Hasta eso no les costó mucho trabajo llegar a una pequeña cabaña abandonada.

-Hemos llegado. Primero requiero que entren todos sus amigos… y tú serás el último Naruto- La mujer mayor habló tan seria que todos se sorprendieron y acataron sus órdenes.

Al principio no entendieron el porqué de tanto misterio por parte de Shizune, sin embargo para su gran sorpresa, al entrar por esa puerta casi en ruinas, apareció ante sus ojos una gran estancia con muebles sencillos pero acogedores, espacio de grandes techos y colores neutros. Mientras cambiaban de habitación, las velas se apagaban y se encendían mágicamente, provocando que todos los animales comenzaran a recorrer cada una de las paredes felices por semejante evento.

En el primer cuarto, dispuso Shizune que se quedaran todos por tener un árbol central y cómodo pastizales. De mala gana se despidieron de sus amos, entendiendo que necesitaban completar su unión para realmente vivir juntos y en familia como habían prometido.

Minutos más tarde, Shizune llamó con una pequeña campanilla a su fiel sirviente Shiro, quien apareció de las sombras. Ya tenía todo arreglado como su señora se lo pidió y sólo esperaba que los novios se arreglaran.

-Lo… lo sien… siento Naruto-kun- Hinata le comentó unos minutos después. Ella se iba a ir con Shizune para arreglarse mientras que él se iría con Shiro, quien se colocó frente a la puerta en donde estaría el rubio antes de la boda.

-¿Por qué me pides perdón?-

-Por todo- agachó la mirada apenada. –Yo…yo no hice nada y me quedé dormida cuando más me necesitabas-

-Nada que perdonar mi amor, te amo y no puedes imaginarte lo feliz que soy por tenerte a mi lado- le levantó la barbilla y buscó su mirada. –No importa nada más que tú en mi vida. Eres lo mejor que me ha pasado y te prometo que siempre estaremos juntos.-

-¿Aun cuando no seas Hokage?-

-Mi padre tiene a Sasuke para eso. Amaré Konoha siempre, pero tú siempre serás primero.-

-Gracias- Le sonrió tiernamente y le besó.

Con ello se tuvieron que separar ya que antes de medianoche tenían que estar casados. Naruto, junto con Shiro, se vistió con un traje negro con una camisa blanca. Por el corto tiempo que tuvo no pudo tomar más de su clóset, sin embargo se miró al espejo y se sintió completo. ¡DIOS! No podía ser más feliz. Cuando salió cuarenta minutos después para juntarse con Shizune, tuvo la intensión de ir por sus amigos para que todos juntos recogieran a Hinata, pero lo que encontró dentro de su "habitación" le dejó sin habla.

Como parte del ritual generado por el oráculo, el gran cuarto de sus amigos se había transformado en un maravilloso altar, con flores de múltiples colores y, haciendo que se sintiera tan agradecido a Dios y a la vida, observó con una gran sonrisa y el corazón a mil por hora sus amigos ayudaban alegremente a esa diosa que iba caminando bajo la leve luz de la luna hacia el altar: Hinata portaba un hermoso vestido blanco y, por vez primera, dejó que su hermoso cabello callera en hermosos chinos, sus joyas fueron regalo de las luciérnagas del lugar y su velo era una hermosa telaraña de seda.

-Eres tan hermosa…- Fue el último comentario que le fue permitido hacer antes de la ceremonia. Con devoción y alegría cada uno hicieron sus votos ante el sacerdote que siempre fue el mejor amigo y confidente de Naruto. Después de un "acepto" por parte de ambos, el sacerdote les dio la bendición.

-Les presento a Hinata y Naruto Namikaze…- el sacerdote sonrió. –Hijo, ya puedes besar a la novia-

Naruto sonrió, le quitó el velo a Hinata y cerró la ceremonia con un beso suave lleno de amor…

El destino estaba cerrándose, todo dependía de él…

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El silencio que estaba en la sala fue tan pesado que podía cortarse con el más filoso de los cuchillos. La respiración de Sasuke era pesada y sin poderlo aguantar más, se dejó caer en el asiento más cercano que tuvo a su alcance. Con sus manos cubrió sus manos para pasarla por los costados de su cabeza y finalmente ponerlas en su nuca jalando su cabeza hacia abajo y así agacharse un momento. Si se sentía perdido ante la desaparición de Naruto, esto aumentó su preocupación al máximo.

-Yo…- Sakura agachó la mirada y se sintió desfallecer. Para su desgracia no tuvo de otra que confesarle a Sasuke que en verdad ella era hija de Hiashi Hyuga y que era heredera, junto con Hinata, del Byakugan.

-¿Por qué hasta ahora me lo dices?- la voz de Sasuke era todo menos alegre.

-Tenía miedo-

-¡Maldita sea Sakura!-Sasuke explotó. Todos los presentes retrocedieron ante el enojo del ahora futuro rey. -¡¿Miedo a qué?!- alzó la cabeza de tal manera Sakura le miró a los ojos, encontrando una furia roja que hizo estremecerse en su lugar.

-¡No quería que te aprovecharas de mi familia!- contrarrestó con todo el miedo en su ser. Las lágrimas salieron sin parar porque, al parecer, no solo había perdido a su hermana, sino al hombre que amaba con su ya inexistente secreto.

-¡Con un demonio! Jamás…- se levantó y se colocó a unos escasos centímetros de ella para agacharse inmediatamente a su altura y tomarle sus manos dulcemente, provocando que ella le mirara con esos ojos jade llenos de lágrimas y de asombro -…jamás lo hubiera hecho.-

-Ahora lo sé.- Se sentía tan mal, ¿por qué no lo dijo anteriormente? Ahora su hermana estaba en peligro y no podía hacer nada para evitarlo. Pensó erróneamente que Naruto se quedaría en Konoha y hablaría con ella, pero se llevó a su hermana a quien sabe dónde junto con sus bestias. –Lo… lo siento mucho- y su llanto fue tan doloroso que Sasuke, sintiendo que su corazón se rompía en mil pedazos, la abrazó fuertemente dándole a entender que estaría con ella ante cualquier cosa.

-Mi señor, ¿qué es lo que vamos a hacer?- Juugo, quien era el único que se mantenía cerca de su Lord, preguntó tranquilo. Por alguna circunstancia supo que el rumbo que se estaba tomando era, hasta cierto punto, parte del oráculo que la reina Kushina le explicó.

-Prepara una junta con todos los capitanes del reino y solicítale a Hemura una reunión urgente con el senado. No podemos permitir que Naruto y Hinata estén solos.- se separó levemente de Sakura y continuó dirigiéndose a cada uno de los presentes. –Y por su bien, no saldrá de este castillo la desaparición de mi hermano. Corre un grave peligro y si el enemigo se entera lo matará. Quien se atreva a desobedecerme pagará con su cabeza. ¿Queda claro?-

-¡Sí señor!- todos contestaron al unísono.

-Ahora déjenme solo. Tengo cosas que hacer…- sin soltar a Sakura, dejó que cada uno de los presentes se retirara. Cuando por fin quedaron ellos dos, sin permitir que Sakura hiciera algo más, le tomo la barbilla y la besó dulcemente.

-¿Sa…?- no pudo terminar la pelirrosa ya que el azabache volvió a atacar sus labios con una pasión que le quitó el aliento.

-Sa-ku-ra…- cuando se sintió satisfecho, liberó sus labios para recargar su frente en la de ella. –Esto lo cambia todo…-

-¿Todo? ¿A qué te refieres?-

-Ahora entiendo por qué ese imbécil andaba tras de ustedes, pero no más- Sasuke levantó a Sakura y la abrazó fuertemente. -De ahora en adelante te prohíbo que me escondas algo-

-Sasuke-kun, yo no qu…-

-Encontraremos al idiota de mi hermano y a Hinata, te lo prometo. Pero antes tú y yo t…-

¡No lo perdió! Le interrumpió inmediatamente con una leve sonrisa. -Muchas gracias, te estaré agradecida toda mi vida. Te prometo darte mi lealtad de por vida, pero…- Sakura comenzó a hablar rápidamente, emocionada de que Sasuke no la hubiera tratado mal ante su secreto. Erróneamente pensó que se vengaría de ella, sin embargo lo que recibió fue un cálido abrazo y un beso que le quitó todo miedo dentro de su ser. –Mi lealtad la tienes de…-

-Ya no quiero tu lealtad Sakura- ante ese comentario Sakura entrecerró los ojos desorientada, observando que su hombre estaba más serio de lo normal.

-¿No? Yo pensé que...-

-¿Acaso no hay algo más que quieras decirme?- Sakura abrió los ojos asombrada ante la pregunta. Sabía perfectamente a lo que se refería y esta vez no sabía cómo manejarlo. Por una parte estaba la confesión de que ella era en realidad la heredera de los Hyuga, no obstante había otro pequeño secreto que la tenía intranquila.

-…- ella agachó la mirada derrotada.

-No tienes que volver a agachar la mirada ni por mí ni por nadie. Sakura, si mis sospechas son ciertas, entonces tengo un motivo más para prescindir de tu lealtad y…- le alzó suavemente el rostro tomando su barbilla dulcemente. Continuó hablando hasta que ambas miradas chocaran. -…y pedirte que seas mi esposa para cuidar de ti y de nuestro futuro hijo-

Por vez primera, después de tanto tiempo, la servidumbre escuchó una fuerte carcajada del hombre de hierro porque su prometida se desmayó en sus brazos no sin antes decir "acepto".

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-¡No es justo!- El Kyubi estaba que echaba chispas. ¡No podía creerlo! Después de todo lo que había hecho para escapar y para qué. Shizune les prohibió entrar esa noche al cuarto de sus amos ya que necesitaban completar el matrimonio. ¿Qué demonios era eso de completar el matrimonio? Odiaba las cosas humanas incomprensibles.

-Te aguantas, Kyubi. ¿Acaso no quieres que el oráculo se cumpla?- Shizune no dejaba de reír. Como le prometió a Naruto, por esa noche ella se encargaría personalmente de las bestias, después los dejaría solos esperando que la protección que colocó a su alrededor funcionara hasta que la segunda parte del plan se cumpliera…

-Mi sí - contestó uno de los unicornios.

-Mi igual - el mayor confirmo también.

-Padre, no olvide que es importante para que…- el pobre Kahiki intentó equívocamente convencer a su padre. El pobre tenía la cabeza agachada (como los demás) y pues, no tuvo de otra que escuchar la letanía de su amado padre…

Letanía que no llegó a los oídos de sus amos.

Naruto suspiró completamente satisfecho descansando junto con una perdidamente dormida Hinata quien se abrazó de su torso desnudo con la intensión de no separarse jamás. Para él, sentir su piel desnuda a su lado después de entregarse por primera vez fue lo mejor sentido en toda su vida. Podía decirse que él era un hombre experimentado y había tenido una que otra mujer en su lecho, pero el degustar de su virginal cuerpo, absorber su pena y hacerla mujer fue algo que… simplemente no tenía palabras.

La amaba con locura y, sabiendo cómo era ella, decidió no apresurar las cosas. Muy al contrario, primero quería que se hiciera la idea de que estaban casados y el estar juntos sería un paso a seguir… no obstante jamás se esperó que ella estuviera más que decidida a consumar su matrimonio.

Con unos nervios a flor de piel, concluyó que tenía que tomar un poco de té antes de entrar a la recámara que sería de ellos dos hasta que Shizune lo decidiera. Estaba terriblemente nervioso y esperaba fervientemente que Hinata no le diera "miedo" a esa nueva etapa de su vida.

Lo que Naruto jamás se imaginó lo que estaba pasando con Hinata en esos momentos. La ojiperla cerró los ojos antes de respirar profundamente, calmando sus ya conocidos nervios. ¿Por qué estar nerviosa antes de entregarse al hombre que amaba? Su rubio había renunciado a tanto para que ella no le recompensara en su noche de bodas. No obstante no sabía si realmente ella sería una mujer adecuada para él. Sabía que Kiba no tenía comparación con su amado, solo que aún tenía grabado en su mente el horrible comentario que le hizo con respecto a su figura y a su inexperiencia ni qué decir del mal momento que le generó Orochimaru al verla salir del agua recién bañada…

Cuando se lo contó a Naruto, él la abrazó fuertemente y, sabiendo que ella en verdad era hija del Rey Hiashi, le juró que jamás permitiría que alguien más la lastimara.

Sin más que hacer más que esperar a que su amado llegara a su nueva habitación, ella se despojó de su vestido de novia para ponerse el conjunto que Shizune le dio como regalo, conjunto que le sacó un buen sonrojo por notar que dejaba a la vista cosas que ella siempre había querido esconder durante toda su existencia. Estaba compuesto por un pequeño camisón de seda que le llegaba arriba de las rodillas sin mangas y nada más. Cuando se desnudó para colocárselo, descubrió que no solo no le cubría sus piernas, sino que dejaba a la vista un escote muy pronunciado. Con las manos temblorosas se deshizo el peinado y se cepilló su largo cabello de tal manera que dejó caer parte de este frente a sus pechos. Así la pena disminuyó considerablemente.

Ahora bien, ¿cómo esperar a Naruto sin que se viera tan deseosa y que a la vez no le ganaran sus nervios? Primero se acostó en la cama, pero al tratar de moverse el camisón se movía de tal manera que… definitivamente no era una buena posición. Se levantó con cuidado y en el preciso momento en que se acomodó al lado de la cama a la quinta vez de intentarlo, se abrió lentamente la puerta y con ello sus nervios comenzaron a crecer considerablemente.

-Hola Hinata, ¿puedo pas…?- Naruto tenía en sus manos otra taza de té para ella y abrió la puerta lentamente para ver si ella seguía despierta. Lo que encontró a unos cuantos segundos generó que su voz quedara atorada en su garganta y que su cuerpo experimentara una ráfaga de fuego.

¡Se veía tan hermosa y exquisita! ¡Madre de Dios! Simplemente sin palabras. ¿Quién le dejó ese conjunto tan atrevido? Si era un regalo de Shizune, estaría eternamente agradecido.

-Ho… hola Na-Naruto-kun…- ante el escrutinio que recibió de esos ojos que repentinamente se habían obscurecido, agachó la mirada con pena e intentó esconder sus pechos acomodando su cabello.

-Hinata…- apenas podía articular palabras. Estaba perdido ante la belleza que tenía frente suyo. Jamás, ni en sus momentos de perversidad se imaginó que Hinata sería tan hermosa. Podía ver esas hermosas caderas anchas, su cintura estrecha y esos pechos que… ¡Buen Dios! Aunque su largo cabello cubría parte de ellos, podía ver que eran grandes y hermosos. Literal dio dos pasos y cuando la tuvo a su alcance, la tomó por la cintura y la pegó a su cuerpo dejándola sin aliento.

-Eres tan hermosa…- De manera que cuando Naruto inclinó la cabeza para besarla no hubo más pena o miedo en su interior, ni siquiera hubo la necesidad de separarse para tomar aire ya que encontraron la manera de haberlo. Hinata estaba extasiada ya que él le estaba haciendo el amor con tan delicioso beso, como nunca lo había hecho. ¡Hermoso! Ahora entendía por qué su madre pasaba tanto tiempo a solas con su padre.

En el preciso instante en que Naruto jugueteó con su lengua y sus labios, Hinata dejó de pensar con claridad y apenas podía escuchar las suaves palabras que le dedicaba su amado esposo. El corazón de Hinata latía tan rápido que apenas podía respirar. Cuando Naruto la dejó en la cama, ella dejó que él se colocara sobre ella con una clara invitación a que continuara. Una cálida ráfaga de aire acarició su espalda cuando él alzó la parte baja del camisón mostrando su parte trasera. Los besos de Naruto, las caricias de su lengua entre sus labios entreabiertos, actuaron como un increíble afrodisíaco que despertó cada célula del cuerpo de Hinata.

Siento que llevo toda la vida esperándote—murmuró, antes de reclamar la delicada boca de Hinata en un beso casi salvaje a la vez que acariciaba delicadamente sus pechos. Estaba esperando a que ella se acostumbrara y con ello seguir con lo que ya no podía detenerse.

El cuerpo de Hinata revivió con una inmediatez casi dolorosa. Al tener sólo ese camisón en su piel, podía sentir el calor masculino, haciendo que su excitación aumentara considerablemente y no solo eso, Naruto comenzó a acariciar todo su cuerpo con suaves movimientos, encendiéndola mucha más. Cuando él se levantó para quitarse su camisa, desesperado por sentir piel con piel se quitó su camisa, se acomodó entre sus piernas, haciendo que Hinata instintivamente alzara las caderas y separó las piernas, buscando un contacto más íntimo con él.

Naruto alzó la cabeza para mirar sus ruborizadas mejillas y el inflamado contorno de su boca.

-Te amo tanto mi amada Hinata… quiero que ésta sea una noche inolvidable para ti.- comentó Naruto con voz ronca.

En un movimiento puramente instintivo, pasó una mano tras su nuca y lo atrajo hacia sí para que la besara de nuevo. El la miró con evidente sorpresa.

-Mi amada mujer…- y la besó con todo el poder de su deseo. La amaba con locura y por primera vez sabría que es hacer el amor. Le quitó el camisón para saborear por vez primera ese cuerpo hermoso y perfecto.

Hinata se retorció y gimió cuando Naruto comenzó a acariciarla entre los muslos. Estaba tan sensibilizada y él era tan hábil que le fue imposible permanecer quieta y callada. Experimentó una exquisita sensación de placer mientras él acariciaba con dedos expertos el centro de su deseo. Todo su ser estaba concentrado en la palpitante necesidad que Naruto había despertado en ella. El deseo fue creciendo y creciendo hasta que sintió que todo su cuerpo estaba suspendido en el filo de una navaja, poseído por una tensión y un anhelo intolerables. Cuando, finalmente, Naruto la llevó hasta el clímax, fue como si algo estallara en su pelvis para convenirse poco a poco en una sucesión de maravillosas oleadas de placer que la recorrieron entera.

Aún estaba anonadada por la intensidad de la experiencia cuando Naruto se situó entre sus piernas y deslizó las manos bajo sus caderas para alzarla. Ni siquiera se dio cuenta de cuando él quedó completamente desnudo. Al estar completamente sobre ella, se acomodó mejor entre sus piernas y con sumo cuidado tanteó con su poderosa erección la húmeda y sensual abertura de Hinata, que dejó escapar un gritito debido a la mezcla de extrañeza y deseo que le produjo aquella sensación.

Naruto trató de penetrarla más, pero, por un instante, el cuerpo de Hinata se resistió mostrándole la prueba de su castidad. Con una seguridad jamás sentida, salió casi en su totalidad y le echó hacia atrás las rodillas para poder penetrarla mejor. Hinata volvió a gritar ante el repentino placer sensual que le produjo la penetración total, sin importar el dolor sentido.

Sabiendo que tenía que ser paciente con ella, Naruto no se movió hasta que recibió un movimiento suave pero certero, indicándole que continuara. Con el corazón desbocado, Hinata se arqueó hacia él, ardiendo de excitación y renovado deseo. Nunca había sentido algo tan asombroso. Estaba embrujada por el dominio masculino de Naruto y por el maravilloso placer que estaba haciendo crecer en su interior con sus movimientos. Unos instantes después alcanzaba un nuevo e increíble clímax. Aturdida por la explosiva intensidad del placer que experimentó, ya estaba más preparada cuando volvió a suceder de nuevo, antes de que Naruto alcanzara su propia liberación.

Tras aquella apabullante experiencia, Hinata se sintió conmocionada y tan débil como un gatito recién nacido. Simplemente se dejó amar hasta que se quedó dormida en los brazos de su amado Naruto…

CONTINUARÁ…