Mi tutor está loco, pero lo quiero

¿No nos volveremos a enamorar? Una promesa difícil de cumplir, y más cuando él es quien se encargara de que consigas pasar matemáticas. Él te salvara ¿o terminaras salvándolo tú a él? SxS

Capitulo 1: Nuestro mundo.

Sakura era la típica niña promedio, buenas notas en general, una vida organizada, un bonito hogar, un novio algo envidiable… su vida en general estaba bien, estaba bien omitiendo matemáticas, claro esta.

A cuatro meses de terminar los estudios su promedio no era el mejor en esta asignatura, tenía que levantarlo si no quería ir a presentar remédiales, que además tenía también un alto porcentaje de perderlos. No valía esfuerzos que ella hiciera, no valía trasnocho, las matemáticas simplemente no se le daban, la familia Kinomoto no era la familia mas adinerada, ellos vivían bien, con comodidades, pero eso no significaba que Sakura pudiera entrar a una universidad privada.

Fujitaka Kinomoto era un buen sujeto, después de la muerte de la madre de Sakura hace dos años, él se había encargado de cuidar de ella y su hermano Touya.

Touya siete años mayor que Sakura, ella con dieciocho años, era el típico hermano mayor, molestándola, saboteándola, jugándole bromas, en fin.

Sakura se percató de la hora y se dio cuenta que ya iba tarde a la preparatoria, estaba cursando el ultimo año de esta y eso la llenaba de felicidad, por fin, años de estudio, años de madrugar, años de entera vergüenza por las dos o tres veces que llegaba tarde al salón por semana… ahí era donde todo comenzaba a dar sus frutos.

Ella notó donde se encontraba, ya estaba frente a la preparatoria y su novio Ronald la esperaba como era costumbre.

Ronald era un buen chico, aparentemente, se preocupaba por Sakura, la apoyaba y hacía cuatro meses que habían comenzado a salir juntos, aunque al hermano de Sakura la idea lo sacara de casillas, al final Touya terminó aceptando por que el tal Ronald era hermanastro de Tomoyo, la mejor amiga de Sakura, a pesar que Ronald no viviera con Tomoyo y su madre, él prefería vivir en un apartamento en el centro de Tomoeda.

Tomoyo, la chica linda, lista y con una amplia fortuna, su madre era dueña de una gran cadena de hoteles bien conocidos por toda la ciudad, ella era novio de Eriol. Un chico que estaba en la universidad.

—Hola Ronald —saludó Sakura a su novio con un simple e insípido beso en la mejilla.

No es que Sakura no lo quisiera, ni mucho menos, el asunto radicaba en su timidez y que además no le gustaba dar demasiados espectáculos en público, otro motivo era que su novio era perseguido por un gran número de chicas.

Tengo suerte, se dijo un día Sakura, la verdad se consideraba afortunada, su novio parecía comprender ese punto… aunque lo que sino comprendía su novio era que ni siquiera estando solos ella se mostraba muy cariñosa.

—Hola Sakura… ¿otra vez un simple beso? —Sakura no paso por alto las palabras de Ronald y agachó la cabeza, no le gustaba las pataletas que tantas veces le hacía su novio por su forma de saludar.

Para Ronald Sakura solo estaba haciendo de esa relación, una relación de buenos amigos con unos cuantos mini-besos una vez a la semana y esto lo llenaba de una cólera sumamente grande.

—Sabes que no me gusta dar demostraciones en publico —dijo Sakura jugando con sus dedos.

—Lo sé —respondió fríamente Ronald —pero es que contigo Sakura no es ni en público, ni sin público, me preguntó cuanto empezaras a convertirte en la novia que espero.

Sakura se sintió triste, ganas no la faltaban, pero es que no era tan simple como este chico quería ver las cosas, su miedo a hacer mal las cosas la llevaba a hacerlas peor.

—Bueno este… —ella se sentía torpe, comprendía perfectamente el punto de Ronald.

—¿Sabes que en tres días cumplimos cuatro meses de estar saliendo juntos? —ella no entendía el porque de esa pregunta, jamás se le había olvidado eso, siempre tenía un regalo para él, es mas lo compraba o lo hacía con días de anticipación —Te espero en mi apartamento, tengo algo preparado.

—¿Qué es? —preguntó curiosa.

—Si te lo digo ahora no sería una sorpresa —ante las palabras de su novio Sakura se dio cuenta que tenía razón, igualmente su novio no le iba a contar nada —sé que te gustara —Sakura asintió sonriente y comenzaron a caminar para ir dentro de la preparatoria.

Tanto como Sakura y Ronald estaban cursando el ultimo año de preparatoria, pero ellos tenían clase en salones diferentes, el tiempo que pasaban en la preparatoria no era demasiado.

Caminaron por un rato por los pasillos, un corto rato, hablando de tonterías y rápidamente se percataron que estaban frente al salón de Sakura, era el mismo ritual todas las mañanas, sin importar que Sakura llegara tarde, su novio la esperaba en la puerta y la llevaba al salón, para luego despedirse con el mismo e insípido beso de la mañana.

—Nos vemos por la tarde —dijo Ronald —o tal vez mañana, el hecho es en que te espero en tres días en mi apartamento —Sakura asintió y este emprendió su camino a su salón.

Sakura no pudo reír ante lo ansioso que se veía su novio, estaba más que de costumbre.

Los últimos tres meses solo siempre había ido a cenar o a ver una película a cine, seguramente esta vez su novio le estaría preparando una cena o algo parecido, pero ahora que Sakura pensaba, en el tiempo que llevaban de novios ella jamás había ido a la casa de Ronald, sabía donde era, pero no entró nunca.

Un escalofrió le recorrió el cuerpo, seguido a ello entró al salón de clases.

Sakura estaba nerviosa, pensar en la estadía sola con su novio la desbocaba, se sentía asustada, fuera como fuera, estarían solos y si, ella no tenía que entregársele a él en ese instante, pero tenía que comportarse como una novia y estaba segura que Ronald le pediría eso: besos, caricias…

No es solo mi imaginación, pensó la chica mientras llegaba a su asiento y se sentaba para perderse en su mundo.

No paso mucho tiempo antes de que llegara su mejor amiga Tomoyo, si, Tomoyo era su solución, seguramente ella conocía los planes de su hermanastro, pero luego se los tendría que preguntar, pues antes de siquiera articular palabra, la maestra de su clase horror, entraba al salón, a Sakura le convenía empezar a poner atención, no pensar en su querido novio.

Las clases comenzaron a fluir, rápidamente y como era costumbre por mas esfuerzos que pusiera Sakura se había perdido ya en sus pensamientos, la maestra no pasó desapercibida a la chica Sakura y sorprendiéndola le pidió que fuera al tablero, Sakura se estremeció de horror.

Estar de pie en frente de una pizarra con un montón de números difíciles de descifrar y con la mirada de sus compañeros… estaba perdida, lo sabía y la maestra no demoró en corroborárselo.

—¿así pretende pasar mi clase señorita Kinomoto? —obviamente no, pensó Sakura, pero era algo inevitable, tratar de mezclar a Sakura con las matemáticas era como mezclar agua con aceite.

—Yo lo siento —se disculpó apenada Sakura, aunque era costumbre que la maestra la pasara a ella, Sakura era la que mas oportunidades le daba para ser molestada y la maestra no perdía estas.

—Yo no —contestó la maestra con un tonó tan frío y autoritario que Sakura no dudaba en salir corriendo por la puerta del salón —tiene cero.

Sakura volvió a su asiento mientras suspiraba.

Uno mas para la cuenta… así era casi seguro que los exámenes remédiales estaban a la vuelta de la esquina, Sakura no entendía y la maestra se esmeraba por hacérselo saber, realmente llegaba a ser una chica desafortunada en muchas ocasiones.

Bueno ya estaba hecho, la profesora le había puesto su cero a Sakura, así que según ella después de eso ya no la volverían a pasar al tablero, motivo por el cual se permitió perderse en sus pensamientos una vez más.

OoOoOoOoOoOooO

Lentamente comenzó a abrir los ojos, estaba en el sofá, era tarde en la mañana y lo sabía, otra vez se había excedido con el licor, lo sentía aun en su boca, desgraciadamente era un habito que había adoptado desde hace dos años, según el lo ayudaba relajarse y a no pensar, aunque el no pensar llegaba hasta que había desocupado una botella de Brandy o Whisky y su ser se perdía, se perdía para recordar el cruel pasado que lo había golpeado entonces.

Decidido no pensar más en eso, se concentró en otra cosa, otra sensación, una sensación de algo húmedo sobre su pecho, era ¿una lengua?

Aun entre sueños trató de apartar aquella sensación un tanto extraña sobre su ser ¿Quién lo estaba lamiendo? Se preguntó mientras la lengua de quien fuera comenzaba a subir, hasta llegar a su boca, fue entonces cuando se dio cuenta.

—Bocado —gritó Syaoran en medio de la sala y apartaba a su perro de encima suyo —te dicho que no hagas eso —sucedió lo obvio, el perro no entendió nada, es mas intensificó su ataque lamiendo más y más rápido.

Syaoran tuvo que incorporase para que aquél perro no lo babeara todo.

Bocado era el perro de Syaoran, su amigo incondicional, como solían decir todas las personas: el perro es el mejor amigo del hombre, Syaoran tenía claro ese punto y su perro bocado ayudaba a corroborarlo, este perro lo había acompañado desde los catorce años y aun recordaba lo pequeño que era entonces, el perro fue creciendo al igual que el amor que le brindaba Syaoran a este, amigos inseparables sin duda alguna.

De repente el ladrido del perro sacó a Syaoran de su pensamiento, era obvio lo que tal animal quería, por desgracia para Syaoran él no quería eso tanto como su perro.

Bocado se lo decía con la mirada y con la manera de dar vueltas por la sala, quería ir a hacer sus necesidades, el perro tenía ganas de ir al baño justo la mañana en la que Syaoran se sentía con mayor dolor de cabeza.

Los ladridos del perro se intensificaron.

—Ya voy, ya voy —le dijo a su mascota.

Ciertamente era la parte mas dura de tener una mascota, tener que sacarlo y todo eso, era una suerte que el perro ese día le hubieran dado ganas de salir un poco tarde, el pobre de Syaoran no se hubiera imaginado sacando su perro a las seis de la mañana o tal vez antes, como ya le había ocurrido en tantas ocasiones.

Syaoran se incorporó del sillón donde se había acostado, aun tenía el traje formal con que dictaba clases en la universidad, la corbata totalmente desarreglada y sin mencionar lo arrugado de su ropa.

Se dirigió a su alcoba, igual de desordenada que él y tomó unos pantalones deportivos y una camiseta, era la parte buena de sacar el perro, aprovechaba ese momento para hacer ejercicio y de paso tratar de estar en forma, aunque lo que no se entendía era que forma quería adoptar, de por si su cuerpo ya estaba bien esculpido.

Retiró sus prendas arrugadas y se puso las recién sacadas de su cajón, el perro lo miraba con insistencia.

—Un día de estos te voy a regalar —dijo bromeándole al perro, era al único que le bromeaba, en la universidad tenía la fama de ser uno de los profesores mas testarudos y poco tratables de todo el campus.

Había entrado a trabajar en la universidad de Tomoeda para dictar clases por la noche hace un mese, se había cansado de Tokio y su ritmo de vida tan agitado, además que los recuerdos lo invadían con cada calle, si, Syaoran era un genio para eso, con solo veinticinco años ya tenía un buen trabajo, una buena casa y un buen carro… pero él sabía que le hacía falta algo.

Ya estando listo Syaoran se dirigió a la cocina donde sacó una botella de agua de la nevera y una aspirina de una de las repisas, estas eran cosas que nunca le faltaban, eso y el alcohol, de vez en cuando un cigarro.

Él tomó las llaves de su casa y le colocó el collar al perro, todas las mañanas era el mismo ritual, media hora sacando a Bocado al parque pingüino, donde todas las chicas se quedabas deslumbradas con tal espécimen de hombre, claro que Syaoran siempre atendía más el perro que cualquier intento de acercamiento por cualquier mujer.

Anduvieron diez minutos antes de llegar al parque.

—Eres libre —le dijo a su perro mientras este salía a toda prisa a perseguir palomas y de vez en cuando a relacionarse con otros animales de su especie —solo no te demores. Tengo sueño —dijo bostezando y hablando para si mismo.

Decidió esa mañana no correr pues estaba mas cansado de lo general, así que simplemente se acercó a una banca del parque y dejó que su perro se divirtiera como Syaoran nunca lo hacía, por lo menos alguien cercano a mi se divierte, pensó.

Su perro corría de un lado a otro, divertido, Syaoran no le quitaba los ojos de encima, él no permitiría que algo le llegase a pasar a su mascota, no, eso jamás.

Syaoran escuchó a alguien acercarse, es mas rápidamente estuvo atrás de él, Syaoran estaba seguro que sería una de las tantas chicas sin nada que hacer una mañana, mas que ir a molestarlo, simplemente el pensar en esa idea fue la que lo impulsó a no voltear a ver quien era, solo iba a esperar a que le hablaran para mandar a volar a la chica que se aproximara.

—¿Syaoran Li? —preguntó la voz de quien estaba atrás, Syaoran se sobresaltó un poco, quien quiera que estuviera a tras no era una chica —sabía que eras tu.

Syaoran comenzó a voltear lentamente, ¿Quién sería? Se preguntaba, ciertamente no tenía muchos amigos y los estudiantes de la universidad no se volteaban siquiera a escupirlo, no lo querían.

Ya completamente volteado se encontró con un hombre un poco más alto que él y con el cabello negro, la reacción de Syaoran fue inmediata, estaba delante de él uno de sus amigos de la infancia y uno con los que compartió algunos estudios en la universidad.

—Touya —dijo aun sin articular gran número de palabras.

—¿Quien diría que el testarudo de Syaoran Li terminaría en este mismo pueblo? —Sonrió —jamás pensé encontrarte nuevamente, ya sabes después de lo que te ocurrió en Tokio yo… desapareciste y no pensé que llegarías a Tomoeda—Touya se dio cuenta que estaba andando por malos terrenos y decidió guardar silencio, era lo mejor, solo Touya y Fujitaka conocían la desgracia de Syaoran —y… ¿ahora que haces?

—Estoy dictando clases en la universidad, hace un mes, tenía penado hablarte a ti y tu padre, pero no sé donde viven y no tengo algún contacto.

—Lo sé… —Touya pensó y luego dijo —¿pero deberías estar en cases? —Touya ciertamente estaba confundido, las clases de las universidades de Tomoeda eran de siete de la mañana a tres de la tarde y las de la preparatoria eran de ocho de la mañana a dos de la tarde y los sábados no estudiaban.

—Soy profesor de la noche —aclaró Syaoran —por eso estoy aquí, me queda mucho tiempo por la mañana y un poco por la tarde.

En ese momento a Touya se le ocurrió una gran idea, Sakura era pésima en matemáticas y su amigo Syaoran era el mejor, estaba seguro que Syaoran no le negaría nada a él, o bueno tal vez a él si, pero no a Fujitaka, su padre, Syaoran le tenía un gran respeto y además fue profesor suyo en algunas materias electivas de la universidad.

—¿así que te queda tiempo libre? —Syaoran asintió y llamó a su perro.

—Bocado —el perro corrió inmediatamente a la posición de su amo.

—Bueno es que… —Touya sabía que tendría que saber tratar a Syaoran, por mas que fueran viejos amigos a Syaoran no era ese tipo de chicos del que se puede esperar a que cumpla un pequeño favor —mi hermana Sakura —comentó Touya —ya te había hablado de ella hace años —Syaoran asintió, Touya si le había hablado de ella, pero Syaoran jamás la conoció —es algo torpe para matemáticas, bueno es muy torpe para matemáticas y…

—¿quieres que le ayude? —Preguntó Syaoran, Touya asintió —¿crees que tu hermanita me aguantara? No soportara dos clases, es mas si aguanta la primera es una chica realmente increíble.

—¿Eso es un si? —Syaoran no se iba a negar, era lógico que solo sería una clase, además podría visitar a su antiguo maestro.

—Eso es un si Touya, pero te digo que no se la voy a hacer fácil, no me importa que sea la hija de Fujitaka o la hermana de un amigo —ciertamente no se la haría fácil, pero si Sakura quería pasar, tenía que aguantarse a uno de los profesores mas exasperantes de la universidad —dame la dirección de tu casa, iré mañana por la tarde.

Touya le dictó la dirección, la cual Syaoran anotó en su celular, luego de eso continuaron hablando de cosas sin sentido, un poco de su pasado y una que otro comentario de Touya a Syaoran.

—Veo que aun tomas —dijo Touya viéndole los ojos, su color rojo lo delataba.

—Si, un poco.

—Bueno este… —Touya quería hablarle a Syaoran, aconsejarlo, pero eso no estaba permitido en el mundo de su amigo, Syaoran pareció notar esto y se paró de la silla en la que se encontraban sentados para decirle:

—Nos vemos mañana, creó que será la última vez, estoy seguro que tu hermana no aguantara el ritmo.

Touya se despidió también, Sakura no era una chica que aguantara mucho, pero si quería pasar, ella debía aguantar al profesor Li, a él y sus problemas del pasado, que ciertamente eran peores que él mismo.

OoOoOoOoOoOooO

La día había pasado tan pronto que Sakura ya se encontraba de pie dispuesta para salir a su casa, su novio era lo único que no hacía por ella, acompañarla a su hogar, le tenía pavor a Touya Kinomoto ¿y quien no?

—¿ya estas lista Tomoyo? —dijo Sakura a su amiga para que se diera algo de prisa.

Era lo mismo todas las tardes desde hacía cinco meses, cuando había comenzado a salir con Eriol Hiraguizawa, el chico de la universidad. Tomoyo siempre se tomaba su tiempo para salir del salón, arreglándose claro esta, Sakura no veía mucho interés en ello.

—¿sabes Tomoyo? Si te arreglas tanto… cuando estés casada con Eriol y este se levante se va a asustar porque te vera sin maquillaje —Sakura rió —siempre es lo mismo contigo, date prisa, quiero llegar temprano a casa, mi papá estará hoy y le tocó cocinar.

Tomoyo cerró su kit de maquillaje y se dispusieron a retirase de la preparatoria.

—deberías hacer lo mismo, tal vez así Ronald quede más embobado de lo que ya esta contigo —la mención del nombre Ronald recordó a Sakura cierto tema que debía tratar con su amiga: la sorpresa.

No habían podido hablar de eso en el descanso ya que ambas tenían sus respectivas prácticas, Sakura de porrista y Tomoyo en el coro.

—Oye Tomoyo… ¿sabes que me tiene preparado Ronald en su apartamento para cuando cumplamos cuatro meses? Me dijo que pasara en tres días y bueno… —Tomoyo la miró con algo de angustia, ver a Sakura pensativa y con ese nerviosismo en la mirada no le agradaba, es mas, nada malo relacionado con su amiga le agradaba.

—No pequeña, no sé… ¿Por qué lo preguntas?

—Bueno —comenzó a jugar con sus dedos bastante nerviosa —nunca hemos estado solos en su apartamento y tengo miedo que él… tu sabes.

Sakura era extremadamente tímida y el solo pensar en esos temas le ponía la piel de color rojo, un rojo bastante intenso, ciertamente no era los temas en los que mas se destacara.

—¿Qué él intente… tocarte? —preguntó Tomoyo directamente ocasionando un sonroja mas grande en la cara de su amiga, Sakura solo atinó a asentir —bueno si es así… pues… Sakura si estas segura de lo que quieres hazlo, pero si no lo estas díselo, si es tu novio y te quiere seguro que entenderá, eso es parte del amor.

—Pero también es corresponderse ¿no es así?

—No del todo, las cosas pasan por algo Sakura y si no estas lista él tiene que entender, te lo digo y te lo repito, si te quiere te entenderá y será paciente, si no… no vale la pena.

A Sakura la recorrió un aire fresco por el cuerpo, Tomoyo era mas culta en estos temas, talvez por que andaba con un chico de universidad y ella tenía toda la razón, Sakura no estaba obligada a hacer nada que no quisiera, no debía, aunque también le pareció increíble la naturalidad con lo que hablaba de su hermanastro.

Ya una Sakura mas tranquila y una Tomoyo apurada porque iba tarde a verse con Eriol, ambas se despidieron en el parque pingüino y cada una tomó su camino.

No tardo mucho tiempo la niña de ojos verdes en llegar a su casa, lo primero que esperaba al llegar era oler el delicioso aroma del pato al horno que preparaba su padre, entró y no fue recibida por el olor, al parecer habían cambiado de planes para la cena.

—Ya llegué —gritó mientras se quitaba los zapatos.

Sakura entró y se encontró con su padre de espaldas en la cocina, terminando lo que le había preparado de cenar, ella bajó los hombros al ver tallarines en vez de pato ¿Qué había sucedido para que su padre cambiara el menú?

Fujitaka Kinomoto se volteó y le regaló una grata sonrisa antes de saludar.

—Hola pequeña Sakura ¿Cómo te fue? —ella se dispuso a no ponerle mas atención al incidente del pato y suspiró cansada, no le había ido bien, si solo a la primera hora ya se había ganado un cero.

—Otro cero —dijo —no entiendo, no se me da eso de las matemáticas —Fujitaka la entendía, a su hija le iba bien en las otras asignaturas, por ese motivo no la reprendía, no era que Sakura no se esforzara, su padre lo sabía y le era inevitable sonreír a veces, eso era algo que Sakura le había heredado a su madre. En un intento por desviar la atención en sus notas Sakura preguntó: —¿no ibas a hacer pato?

—Iba —dijo —pero Touya me pidió que lo dejara para mañana, al parecer invitó a alguien.

Sakura ya odiaba al invitado de Touya, ¿Quién se atrevía a quitarle el pato? Muchas veces el comportar de la primogénita de los Kinomoto era de una niña pequeña.

—¿A, sí? ¿Quién es? —preguntó molesta.

—Tu nuevo profesor particular de matemáticas —dijo Touya entrando a la cocina, sorprendiendo por la noticia a Sakura y de paso a su padre.

—¿Cómo así? —preguntó Sakura un poco incrédula.

—Como lo oíste monstruo —dijo Touya, esta vez su insulto no había tocado a Sakura, ella estaba en shok aun por la noticia de un profesor particular —¿recuerdas a Syaoran papá? —a fujitaka se le iluminaron los ojos.

¿Acaso hablaba del Syaoran su estudiante de hace años?

—¿Syaoran Li? —Touya asintió —no sabía que estaba en la cuidad.

—Yo tampoco, lo vi esta mañana, estaba paseando su perro.

—¿aun lo tiene? —Touya asintió.

Sakura que hasta ese momento se había sentido excluida de la conversación que llevaba su hermano y su padre, estaba curiosa de saber quien era el dichoso Li, la mirada de su padre decía que era un buen hombre y para que se llevara con su hermano también daba motivos para creer eso, por eso preguntó.

—¿Quién es Syaoran Li?

—Fue estudiante mío en la universidad —le respondió su padre —le encantaba la arqueología, pero finalmente se inclinó por ser profesor de matemáticas, además que se le daban muy bien, jamás vino a casa, aun me sorprende que halla decidido venir.

—¿Por qué? —esta vez respondió Touya la pregunta de Sakura.

—Syaoran es un tipo bastante arrogante y bastante testarudo, cuando le dije que te enseñara no puso ningún problema, según él, no le aguantaras el ritmo y en dos o una clase te aburrirás y le pedirás que no vuelva.

—¿Por qué es así? —preguntó Sakura molesta, en ese momento el ambiente se tensionó y tanto como Touya y su padre guardaron silencio, el tema de Syaoran Li no era algo de tratar con todas las personas, incluida Sakura —Bueno, no importa —dijo ella rompiendo el silencio incomodo —además voy a pasar matemáticas como sea y si me tengo que aguantar al mismo diablo lo haré.

—Eso espero Sakura, porque el mismo diablo vendrá mañana —comentó Touya —ahora comamos.

La cena transcurrió con toda normalidad, ciertamente tener un nuevo maestro la inquietaba, eso, y el asunto de su novio ¿Qué querría? se preguntaba la chica mientras se llevaba un tallarín a la boca.

Una vez terminado el asunto de la cena Sakura se retiró a su alcoba donde comenzó a estudiar, o por lo menos tratar de hacerlo, si Syaoran Li era tan arrogante como lo parecía según su hermano, ella no le iba a dar el gusto de que la tratara como una torpe.

Dos horas de estudio al parecer no eran suficientes, Sakura no entendía nada, decidió hacer algo más productivo así que se acostó a dormir.

Igual las matemáticas estaban en un papel y su mundo no era ese papel.

OoOoOoOoOoOooO

Syaoran se dirigía en su carro BMW a la universidad, un carro muy bonito, era algo así como el carro que aparece en the scientist, un video de coldplay, y siempre se había sentido atraído por ese grupo.

El recorrido a la universidad desde su casa no era el camino mas largo del mundo, es mas, a pie sería un recorrido de minutos, pero a Syaoran no le gustaba andar por las calles de Tomoeda, solo lo hacía cuando salía con su perro.

Syaoran se encontraba en el parqueadero y rápido dejó su BMW en el estacionamiento, no iba tarde, pero siempre le encantaba llegar temprano.

Subió las escaleras de la universidad, muchos de sus alumnos lo miraban mal y seguro que lo insultaban a sus espaldas, en algunas ocasiones Syaoran llegaba a ser mas joven que algunos de sus estudiantes y esto también le daba pie para ser mas detestado. Ya estaba acostumbrado, era eso y que poco y nada le interesaba lo que una bola de estudiantes fracasados pensara de él.

Syaoran llegó al salón donde tenía la clase, pero antes de entrar sacó del bolsillo interior de su chaqueta un pequeño recipiente en el cual tenía una bebida, por la forma del recipiente era fácil deducir que en este no llevaba jugo, ni agua, era fácil deducir que llevaba alguna bebida alcohólica, le dio un par de tragos y entró al salón mientras destapaba una menta para disimular su alimento, todos sus estudiantes se sentaron al instante, ninguno dijo nada, todos lo miraban expectantes a lo que el profesor Li fuera a decir, una vez el dulce fue introducido en su boca, tomó un marcador que había sobre la mesa y comenzó a escribir unos ejercicios.

Ninguno de sus estudiantes se atrevía a preguntarle que era eso, seguro que Syaoran respondería con alguna molesta critica o algo de sarcasmo, que era lo que siempre hacía.

Muchos de los estudiantes de Syaoran no terminaban el semestre, se retiraban o simplemente no volvían.

—Tienen veinte minutos —dijo Syaoran en tono frío —no mas.

Los estudiantes no dijeron nada y rápidamente comenzaron a sacar una hoja y un lápiz, Syaoran había decidido realizar examen sorpresa, los hacía muy seguido, él sabía que alguien que pasara esos exámenes, era alguien que merecía pasar la materia con él. Lastimosamente los que pasaban los exámenes eran contados.

—Buenos días —saludó una chica agitada en la puerta —¿Puedo seguir? —dijo bastante nerviosa.

—Diez minutos tarde señorita Nina—comentó Syaoran mientras miraba su reloj —No, no puede.

—Pero profesor Li, solo son diez minutos, yo le prometo que no volverá a suceder —dijo tratando de coquetear un poco.

Nina, era una chica bonita, agradable y simpatizaba con todas las personas de la universidad, ella se valía de sus encantos para hacer que muchas veces profesores le subieran los puntos que hacían falta para pasar, ningún profesor se libraba de sus encantos, y había rumores que en muchas ocasiones había llegado a acostarse con algunos con tal de conseguir pasar.

—Yo sé que no volverá a pasar señorita, se lo aseguro —Syaoran no era el tipo de profesor que se dejaba coquetear, Nina trató de decir algo, pero antes de cualquier comentario Syaoran siguió hablando —ya sé —a la chica le brillaron los ojos, por fin lo había convencido. Pensó —vaya y se toma un café mientras espera su próxima clase —le mostró un billete —porque a mi clase ya no entra hoy.

La chica lo miró con odio, con el odio que lo miraba cada estudiante siempre que hacía lo mismo, era detestable, la fama de profesor navaja no era una fama mal puesta, ciertamente Li llegaba a ser el sujeto mas odiado.

La risa de muchos estudiantes se escuchó, aunque también muchos murmuraban lo malo que había sido eso de no dejarla entrar.

—Quedan cinco minutos —alertó al resto de estudiantes.

Los chicos apuraron sus ejercicios lo más que podían, era complicado resolver eso en tan poco tiempo, a Syaoran se le vino a la mente las palabras de Touya de esa mañana, pobre chica Sakura, pensó, no aguantará dos minutos.

Algunos estudiantes entregaron lo que tenían, Syaoran recibía sus hojas y una risa burlona escapaba de su boca, una risa que era la cosa mas ofensiva que a un estudiante se le pueda hacer.

—No será difícil revisar esto —dijo en voz alta.

Los alumnos entendieron las palabras de Li al instante, el muy desgraciado lo que quería decir era que no le iba a tomar mucho tiempo poner veinticinco ceros, ese era el numero de estudiantes que tenía en el salón.

—Aquí tiene maestro —dijo un chico.

Syaoran miró la hoja que le entregó este, se sorprendió, estaba bien, muy bien.

—Felicidades señor Hiraguizawa, veo que por fin va a aprovechar sus talentos.

—Sabe que veo esta materia porque la universidad así lo exige, no sé porqué alguien que esta estudiando pedagogía infantil tiene que tratar con alguien como usted.

—Porque no quiere ser un pedagogo tonto señor Hiraguizawa —Syaoran volvió a sonreír con maldad y Eriol le regaló una de las tantas miradas que Syaoran estaba acostumbrado a recibir y se dijo mentalmente que solo había ganado una batalla.

Eriol volvió a su asiento.

—¿Qué esperan los que ya terminaron para retirarse? —Preguntó Syaoran —no los pienso llevar en mi carro.

¿Por qué nadie había atentado contra la vida de Syaoran Li? Eso era una pregunta buena realmente. Syaoran daba motivos conforme abría la boca para insultar a sus estudiantes.

—Hasta luego —se despidieron algunas chicas, las que aun tenían esperanza de que dicho profesor cambiara y comenzara a fijarse en ellas, cosa imposible o complicada, el punto era que eso era difícil.

Ya con el salón vació Syaoran pensó que había sido buena idea eso del examen, estaba cansado y quería salir temprano, ningún alumno se ponía en desacuerdo cuando acababa la clase antes del tiempo previsto y eso lo aprovechaba Syaoran.

Tomó las hojas y las metió en su portafolio, donde cargaba solo, más hojas, más exámenes de estudiantes, repetiría el mismo truco del examen en su próxima clase, que era la última del día, pero aun le faltaba un poco para la próxima hora.

Decidido Syaoran, salió de la universidad y contempló su BMW, era una suerte que le pagara tan bien al celador, sino su pobre auto sería expuesto a las venganzas de sus estudiantes.

—Comeré algo y luego regresare —dijo mientras se subía a su carro y lo ponía en marcha.

Si, eso era mejor que quedarse en la cafetería universitaria, donde estaría rodeado de sus colegas maestros, que también lo miraban mal, la envidia que ellos fueran viejos y con poco éxito era la encargada de ello, Syaoran era joven y ya con triunfos, en cuanto al dinero se refería, pues aun le faltaban muchas cosas… pero eran cosas no materiales.

Notas: Hola… he comenzado este proyecto, no sé si llegara a ser de sus agrados, como todo escritor esperó que así sea.

Es el principio y ya saben que en esta etapa los reviews son importantes, opiniones, comentarios y sugerencias las voy a recibir todas.

Con respecto a mi otra historia (errores) publico la otra semana el capitulo, sean pacientes.

Espero que les guste y me apoyen.

Gracias por su tiempo… Chaito