Epílogo

¿Cuánto tiempo había pasado? Unos… ¿8 años? Cuán rápido pasaba el tiempo…

Allí estaba ella, de pie mirando por el ventanal de la gran mansión, esperando, matando el tiempo mientras admiraba el atardecer sobre las colinas.

Aún no sabía cómo tomaría la noticia, y por ello su cuerpo estaba en un estado completamente diferente a la visión del paisaje, alterado, nervioso… como una tempestad a punto de saltar.

Se miró el vestido de tirantas verde que llevaba, y rió frente a sus ocurrencias.

Aún no se podía creer todo lo que habían pasado, cómo la familia de él pasó de oponerse completamente a que estuvieran juntos a impacientarles con que se casaran pronto.

Haruhi se reía ante ese pensamiento, mientras con sus dedos jugueteaba con el anillo de boda, recordando lo nervioso que se había visto Kyouya ese día, mientras intentaba proponerle matrimonio.

Esa risa le quitó algo de nervios, aunque su estado podía compararse al de su marido ese día.

"Su marido…" una sonrisa iluminaba su cara mientras pensaba en esas dos palabras. No es que le pareciera raro decirlas, pero si alguien le hubiera dicho unos años atrás esto, se hubiera reído de esa persona.

Suspirando, vio como el sol terminaba de ponerse a través del gran ventanal.

Kyouya no tardaría en venir, pues nunca alargaba las reuniones hasta más allá de las 8 de la tarde.

Decía que le gustaba estar con ella y cenar juntos cuando se reunía para los negocios, pues su presencia le calmaba.

Se estremeció, era una tarde fresca a pesar de ser finales de primavera.

De pronto, mientras se pasaba las manos por los brazos desnudos, sintió como otras manos la acariciaban a la vez. Cerró los ojos ante la caricia, antes esa presencia que siempre le levantaba tantas emociones.

Las manos se cerraron entorno a su cuerpo y se convirtieron en un abrazo. Unos labios le besaron el cuello con lentitud.

Te he echado de menos - dijo él, mientras la estrechaba. Y más cierto no podía ser, pues la reunión le había parecido eterna, con esos viejos que no querían dar su brazo a torcer – No sabes cómo se me han resistido los tipos esos – comentó con una risita mientras miraba hacia la ventana, por donde ella también miraba.

Ya, pero seguro que al final los has convencido – dijo ella, con sus propias manos sobre las de él.

Si, sabes que siempre consigo lo que quiero – dijo riendo, mientras le daba otro beso, este más cercano a la mejilla de Haruhi.

Ambos se rieron brevemente, y Haruhi se dio la vuelta para dar un beso a su recién llegado marido.

Y para así admirar lo bien que le habían sentado esos años. Aun seguía llevando gafas, pero ella era capaz de ver sus ojos, de ver su estado y como estaba a través de ellas, el pelo lo llevaba algo más largo, no tan corto como cuando era más joven, y había crecido hasta sacar a Haruhi poco más de una cabeza de altura. No cabía duda de que sus 25 años le sentaban de maravilla.

En resumen, cada día que pasaba, a Haruhi le parecía más atractivo, y más lo quería ella por todo lo que había hecho por ella.

Le besó con ganas, dándole una buena bienvenida. Todo el tiempo pasado y aún eran capaces de quitarse el aliento mutuamente.

Al rato, se separaron, mirándose a los ojos, mientras Kyouya pasaba las yemas de sus dedos por la mejilla de Haruhi.

Yo también te he echado de menos – dijo ella con una sonrisa.

Ya lo veo – dijo él - ¿Cómo es que no estás en tu despacho?

Haruhi era al fin abogada, y trabajaba como privada de la cadena de hospitales que Kyouya dirigía. Normalmente trabajaba bastante, pero ese día había dejado lo que estaba haciendo para mirar por el ventanal y descansar, pues su cuerpo pedía descanso.

Estaba cansada, y no se me apetecía seguir trabajando – dijo ella, sabiendo que eso despertaría la alarma de Kyouya, pues ella era muy trabajadora.

¿Te ocurre algo? ¿Estás bien? – dijo él, de pronto con algo de alarma. Ella rió internamente mientras le preguntaba, pues sabía cómo era.

Bueno, algo sí que me ocurre – comenzó ella con calma, mientras Kyouya se tensaba en su abrazo – Kyouya, estoy embarazada – terminó ella, con una leve sonrisa en la cara.

Estaba nerviosa, pero no porque hubieran hablado de no tener hijos aún, sino porque no sabía cómo se sentiría él, pues le había costado abrirse a ella, y no sabía cómo sería con sus hijos. Lo que si sabía era que si así había sido con ella al final, sería un gran padre.

Se miraron durante unos segundos, ella esperando, él asimilando la noticia.

De pronto, Kyouya la cogió en brazos y la besó con ganas, mientras reía de felicidad. Luego le cogió la cara con ambas manos, para limpiarle las lágrimas de alegría que le cubrían el rostro. Besó cada lágrima vertida, mientras su mirada susurraba "Te Quiero" a cada beso.

Haruhi sabía su respuesta a lo que dijo, pues a veces no hacen falta palabras, sino acciones, para demostrar cómo se siente cada uno.

Fin!

Uff! Sé que he tardado una barbaridad en escribir el epílogo, pero he tenido bastantes problemas y me desentendí de la historia, espero que sepan perdonarme!

Muchas gracias a todos los reviews recibidos!

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