LA PROTEGIDA

(Ward)

Por LavenderGoddessV

Traducido por Inuhanya

Nota rápida de LGV que si no leen no estarán autorizados a culparme más tarde: Sí! Una nueva historia. No he hecho una de estas en un tiempo! Este es un U/A. Vegeta es el recién coronado rey Saiyajín, y Bulma es la hija de un rey rival con el que el padre de Vegeta hizo algunos negocios 'dudosos'. En este fic los Saiyajín son guerreros, pero no como lo son en la serie. Los Saiyajín son un pueblo caballeroso sin un ki fuerte. Síp, es verdad, no vuelan, sin rayos de energía, y sin Súper Saiyajín. PERO, aún luchan, sólo que con espadas, y son mucho más fuertes que una persona normal. Por otro lado, el pueblo de Bulma es muy débil, pero una sociedad muy orientada. Esas son las bases, aprenderán más en el camino, sólo quería dar una explicación general para evitar confusiones inmediatas. Mientras tanto, siéntense y disfruten!

Nota de Inu: Hola!!... Espero no haberme demorado demasiado en subir esta nueva traducción hecha con mucho cariño y dedicación para todos ustedes… Espero que la disfruten y sea de su total agrado esta nueva trama… Sin más que añadir y para todos aquellos que esperaban con ansias la publicación de esta interesante historia… los dejo con ella! Feliz lectura!


Capítulo 1 - Prólogo


"Aclon." El recién coronado Rey de Vegetasei reconoció la nauseabunda presencia del hombre. "Tenemos asuntos que discutir."

"Por supuesto." El tímido Rey de Azauvesei aceptó mientras seguía a Vegeta al salón de conferencias. Al momento que Aclon escuchó de la muerte del antiguo rey en batalla, sabía que tenía que pasar por este día. El viejo Rey Vegeta era el tipo de 'amigo' que le gustaba, sin cerebro y por lo tanto más fácil de manipular. El nuevo Rey Vegeta, sin embargo, era una historia diferente. Aún a la joven edad de veinticinco años el antiguo príncipe era años más inteligente que su padre y ya parecía tener un disgusto particular por el rey de Azauvesei. Aclon sabía que su trabajo sería interrumpido por él. "Asumo que deseas tratar con el conflicto que tenía con tu padre. Ahora, antes que--"

"No estoy interesado." Interrumpió Vegeta. Criado como un guerrero, no era muy diplomático. No tenía paciencia para un hombre egocéntrico que no deseaba más sino satisfacer su propia avaricia. "Aceptaste una serie de favores de mi padre a cambio de proveer a mi pueblo con avances tecnológicos, y aún no has producido nada."

"Hasta ahora." El rey fue rápido en añadir. El antiguo Rey era mucho más fácil de convencer; Aclon tuvo que pensar rápidamente si iba a evitar entregar las tecnologías que nunca planeó dar en primer lugar. "La tecnología que tu padre y yo aceptamos--"

"Está más que atrasada." Dijo Vegeta fríamente. "Nunca apoyé el trato de mi padre con tu pueblo. No planeo verla. Tú proporcionarás una amplia compensación por todo lo que mi padre ha hecho por ti, con intereses, antes de que te vayas."

"Pero Vegeta." Aclon aclaró su garganta; preferiría vender su alma que pagar intereses. Los pretextos eran su única opción; claramente necesitaba una mejor opción. "No tengo dinero en este momento para soportar tu demanda. Tal vez si pudiéramos encontrar una-"

"Estás declarando que fracasaste en sacar beneficios de la ayuda que mi padre te dio?" preguntó Vegeta, su temperamento flameó.

Aclon aclaró su garganta; había reunido unos millones de Dienor de la ayuda, pero se condenaría si dejaba que el rey lo supiera. "Unos pocos fondos supongo."

"Estás probando mi paciencia." Siseó Vegeta mientras se acercaba peligrosamente al rey. Podía localizar un mentiroso a una milla. Este hombre estaba lejos de engañarlo. "Déjame ponerte esto perfectamente claro. No soy mi padre. Tienes dos y sólo dos opciones. O entregas todos los fondos que conseguiste o sacaré lo que le debes a mi pueblo de tu trasero. Cuál será?"

"Por favor Vegeta." El hombre intentó controlar su temor. El notorio temperamento del príncipe era conocido por ser peor que el de su padre. "Debe haber otra solución. Estoy seguro que podemos encontrar algo que deseas más que riquezas. Sé que ustedes los Saiyajín están más interesados en cosas materiales. Cosas en las que puedas poner tus manos, cosas de las que puedas recibir placer inmediato." El Rey aventuró esto con una contenida sonrisa mientras una brillante idea caía sobre él.

Vegeta pensó un momento antes de reír malvadamente. Agarró al pequeño hombre por la garganta y lo sujetó contra la pared. "Tienes razón. Disfruto mucho más poner las manos en las recompensas. Recompensas como golpearte a ti!"

"Espera!" Gritó Aclon. Esto no era a donde planeaba llevar la conversación! "Creo que tengo algo del que puedes recibir más placer que la compensación que deseas al golpearme." Ofreció el hombre rápidamente.

Los ojos de Vegeta se abrieron levemente mientras observaba la sadista mirada en el rostro del hombre. Sintió la aflicción en sus pensamientos. 'Su hija? El hombre prefiere vender a su hija de catorce años a perder su estatus financiero?' Vegeta se sintió aún más inclinado a matar al hombre después de tan ofensiva oferta, pero no pudo evitar sentir compasión hacia la joven. Su mente de repente dejó al cobarde que aún sostenía por el cuello mientras recordaba su primer encuentro con la joven.


Vegetasei era un planeta cubierto principalmente por bosques. Era fácil perderse si no eras criado para memorizar cada árbol y cueva. El bosque privado que comenzaba a lo largo de las faldas del castillo era aclamado por ser el más hermoso. Vegeta, desde la niñez, había amado practicar con la espada en los insospechados arbustos. Estaba haciéndolo cuando escuchó el leve pero perturbador sonido del llanto. Curioso, siguió el sonido hasta que alcanzó un tranquilo lago donde puso sus ojos en una temblorosa figura. Era una joven niña de lo que podía decir. Tenía largo cabello zafiro que caía húmedo alrededor de sus hombros. La criatura estaba vestida en nada sino su húmedo brassier y ropa interior mientras se sentaba en la orilla del lago con sus piernas recogidas en su pecho y sus brazos rodeándolas fuertemente. Era una patética vista por decir lo menos. Su espalda tenía varios tonos de negro y azul y la palidez que tenía del frío la hacía ver como la muerte misma. Vegeta hizo una mueca mientras se acercaba. Observó cuando la niña fallaba en dejar de temblar o sollozar mientras se aproximaba.

Vegeta se detuvo a unos pie, donde no pudo evitar expresar su agitación. "Qué te pasó, niña?"

El sonido de una desconocida voz asustó a la niña y su cabeza se levantó de golpe de sus rodillas y se giró, sus ojos rápidamente se fijaron en la intimidante figura tras ella. "Por favor… No me lastimes…" sollozó ella, claramente asustada mientras se alejaba de él.

Vegeta frunció ante la reacción de la niña antes de que alcanzara detrás de su cuello y desabrochara su capa. "No voy a lastimarte." Él intentó sonar menos amenazador mientras se le acercaba lentamente. Los ojos de la joven mostraban terror mientras se acercaba, pero una vez se dio cuenta cuáles eran sus intenciones, se relajó levemente permitiéndole envolver la cálida capa alrededor de su tembloroso cuerpo.

Sus ojos se cerraron lentamente mientras aferraba ceñidamente la prenda a su alrededor. El nuevo calor la animó demasiado para notar que su rescatador había tomado asiento junto a ella, llevando su congelado cuerpo hacia su regazo. Sus ojos se abrieron, sorprendida por el acto mientras intentaba alejarse inmediatamente.

"Cálmate." Ordenó él, aún intentando contener su tono normalmente áspero. "Tu temperatura corporal está peligrosamente baja para una criatura como tu—relájate para que pueda ayudarte a elevarla."

La joven asintió lentamente, mientras el hombre envolvía sus brazos a su alrededor y tiernamente comenzaba a frotar sus congeladas extremidades. Bulma cerró sus ojos sintiendo de repente un dulce calor comenzar a envolver su cuerpo.

Vegeta gentilmente calentó a la joven en su regazo. Fue cuidadoso de no ser muy rudo con ella viendo que los golpes en su cuerpo parecían increíblemente dolorosos para una criatura tan débil como ella. Sorprendentemente, no hizo una mueca de dolor. Observó mientras casi se acurrucaba adormecida en su pecho.

Una vez que los labios de la joven se habían tornado de un congelado tono azul a un rojo carmesí, asumió que su cuerpo se había calentado a un nivel menos peligroso. Lentamente detuvo sus caricias mientras observaba a la joven abrir sus ojos, exhibiendo una decepcionada mirada en su rostro. Vegeta observó mientras giraba lentamente su cabeza para encontrar sus ojos ébanos con los suyos azules. "Gracias." Sonrió ella.

"Qué te pasó?" Vegeta de nuevo hizo su pregunta original moviendo a la joven para que estuviera cara a cara con él. Los golpes en su cuerpo eran más perturbadores que la congelada vista que mantenía. Quería saber exactamente dónde se habían originado.

Ella frunció mientras sus ojos se enfocaban en el suelo. "Fue mi culpa." Se sonó. "Fui una estúpida; nunca debí haber ido a nadar. Si hubiese sabido que esos chicos Saiyajín estaban observando e iban a llevarse mi ropa antes de que saliera nunca hubiese--"

"Qué chicos?" preguntó Vegeta, asustado de que fueran unos adolescentes en su bosque privado, y menos unos que atacaran a la joven.

Ella se sonó otra vez como si estuviera escondiendo lágrimas. "No los conozco. Uno tenía largo cabello puntiagudo, y el otro tenía cabello más corto." Ella describió lo que podrían haber sido cualquier cantidad de chicos Saiyajín.

"Hicieron los golpes que cubren tu cuerpo?" preguntó Vegeta. Se sintió conteniendo la rabia, extrañamente molesto mientras levantaba el mentón de la joven para obligarla a mirar sus ojos de nuevo. Quería saber exactamente quién la había lastimado. No había excusa para ponerle un dedo a una mujer… nunca.

Ella sacudió su cabeza en respuesta. "Sólo se rieron de mi y tomaron mi ropa. Supongo que pensaron que era una buena broma."

"Entonces supongo que los golpes aparecieron mágicamente." Preguntó él, asumiendo que estaba mintiendo. "No necesitas protegerlos." Explicó él muy claramente. "Puedo ver que pagarán diez veces por los golpes que inflingieron sobre ti."

El rostro de la joven se nubló mientras desviaba la mirada hacia el estanque donde comenzó a mirar distraídamente. "Son golpes viejos." Susurró ella. "Fui lanzada de mi caballo hace poco."

Vegeta sabía mejor que creer su mentira. Infortunadamente sabía de la experiencia de dónde venían golpes como esos que exhibía. Sintió temblar sus manos recordando ver esos mismos golpes en una mujer a la que fue muy tarde salvar. 'Nunca más.' Recordó prometerse mientras miraba a la niña en su regazo. Lo que sea que le hubiese pasado claramente estaba muy perturbada para hablar de eso. Decidió hacerle una pregunta más fácil. "Qué estabas haciendo aquí?"

La joven hizo una mueca cuando preguntó, pero rápidamente respondió. "Mi padre se está ocupando de algunos negocios con el Rey Vegeta. Dijo que siempre me meto en su camino así que me dijo 'perderme'. Iba a caminar cuando vi el estanque y quise ir a nadar. No pensé que algo como esto fuera a pasar."

Vegeta parpadeó cuando la joven terminó. "Eres la hija del Rey Aclon?"

La joven levantó la mirada confundida. "Sí, soy la Princesa Bulma. Cómo lo supiste? La reunión entre mi padre y el Rey Vegeta se supone que iba a mantenerse en secreto."

"Lo ha estado." Aceptó Vegeta. "Sólo lo sé porque mi padre es con el que el tuyo está reunido."

"Eres el Príncipe Vegeta?" Dijo ella completamente asombrada. "Pero, mi padre dijo que eras un idiota. No pareces así de malo."

El hecho de que la joven admitiera abiertamente la estupidez de su padre asombró a Vegeta, pero la forma inocente en la que hablaba extrañamente le complació. "Eso es lo que tu padre dijo?" preguntó él con una curiosa sonrisa. "Y qué declara de mi padre?"

Bulma miró el cielo un momento contemplando la pregunta. "Mi padre lo llama un 'estúpido mono', y dice que no podría distinguir su cola de su brazo. Por supuesto que mi padre les dice a todos cosas terribles. No deberías sorprenderte." Admitió ella depresiva.

"Parece que te agrada tu padre tanto como a mi el mío." Susurró él en un tono contenido. Su mente no pudo evitar regresar a sus pocos encuentros con Aclon. El hombre sin duda era un bastardo; frío, egoísta y cruel. Él miró a la joven en sus brazos. No se parecía en nada a él. Tuvo que preguntarse por qué era.

Bulma suspiró bajando la mirada. "No importa lo que piense de él. Pronto me casaré así que no tendré que tratar con él por mucho más tiempo."

Vegeta parpadeó. No podía creer que una joven de no más de trece años pronto se casaría. Bajo las costumbres Saiyajín una persona no estaba legalmente en edad hasta su décimo sexto cumpleaños, y luego el tomar una pareja formal no se hace por muchos años después. Ya estaba siendo tomada a los trece. Sintió su cuerpo estremecerse inconscientemente ante la idea. "Por qué?"

Bulma suspiró de nuevo mientras continuaba concentrada en el suelo. "Soy más valiosa como la esposa de un príncipe o rey que como una molestia para mi padre. Al menos eso es lo que me dice. Dice que simplemente está esperando por el mejor postor."

"Y aceptas esto?" Preguntó él. Su tono parecía muy tolerante.

"No tengo elección." Susurró ella mientras finalmente salía de su regazo, aún ciñendo la capa alrededor de su delgado cuerpo. "Mi padre siempre ha estado decepcionado de que naciera del genero 'equivocado'. Como castigo debo aceptar mi destino como una pequeña negociación. Me han enseñado esto toda mi vida."

Inconscientemente, Vegeta hizo una mueca sin poder creer lo condicionada que estaba la joven; de repente Aclon le agradaba menos. "Espera aquí niña." Ordenó él mientras dejaba un momento a la joven. Cuando regresó tenía su caballo con él. Montó la bestia y luego le extendió su mano a Bulma. "Te llevaré al palacio."

"Está bien." Ella asintió tristemente mientras aceptaba su mano y se sentaba de lado frente a él. Vegeta notó que la joven no dio señal abierta de temor hacia el caballo cuando partieron. La mayoría de los niños tenían miedo de montar después de ser lanzados, pero ella no ofreció reacción. El labio de Vegeta se retorció y se sintió aún más enfurecido por esa confirmación.


Vegeta salió de su estado cuando recordó la horrorizada mirada que tenía la joven cuando regresaron al palacio. Aclon estaba más que molesto con el estado en el que estaba su hija. Vegeta sólo pudo asumir lo que había pasado esa noche cuando Aclon llegó a desayunar la mañana siguiente diciendo que la joven estaba muy enferma para unírseles.

Siempre sintió una atípica preocupación por la joven después de eso. Se había salido de su costumbre para contener su temperamento y tratarla con respeto, lo cual era claramente desconocido para ella. Vegeta sintió sus puños apretarse mientras miraba los ojos de la bestia que no sólo estafó a su padre, sino que parecía ser tan frío y cruel con su propia carne y sangre.

Vegeta dejó caer el rey al piso tomándose unos momentos para contemplar sus opciones. Claramente no iba a recibir reparación económica del egoísta bastardo, no es que la necesitara de todas formas. No tenía necesidad o deseo de una esposa, especialmente una de catorce años, y matar al hombre ahora no serviría para ningún propósito aparte de su disfrute temporal. Pensó que tal vez una cuarta opción estaba a la orden. "He decidido perdonar tu vida, Aclon."

"Creo que puedes." Dijo el rey con confianza. Estaba más que animado de que la hija que pensaba indigna en realidad iba a probarle lo contrario. "Entonces tomarás a mi hija como tu esposa."

"No." Dijo Vegeta fríamente.

Aclon sacudió su cabeza confundido. "Pero aceptaste--"

"Tomaré a tu hija como compensación por las hazañas que mi padre hizo por ti, pero no la tomaré como mi esposa. Será mi protegida, y tú no tendrás contacto con ella por el resto de tu miserable vida. Cómo suena eso?" Vegeta explicó lo que encontró ser una opción victoriosa. No sólo nunca tendría que ver otra vez a Aclon, sino también su conciencia finalmente descansaría sabiendo que salvó a esta joven mujer antes de que fuera muy tarde.

Los ojos de Aclon se abrieron en shock. Pensó que el hombre no se molestaría al aceptar a su molesta hija sin al menos recibir algo de calidad a cambio. "Hablas en serio? Simplemente quieres volverte el guardián de la chica? Por qué?"

Los ojos de Vegeta se fruncieron ante la estupidez del hombre. "Ella no es más tu preocupación. Cuando te vayas esta noche ella se quedará. Entendido?"

"Sí, por supuesto." El hombre tragó duro, no iba a arruinar 'algo bueno'. Conservar el dinero que ganó de la ayuda Saiyajín y perder a su molesta hija en un sólo trato parecía demasiado bueno para ser verdad. "Sólo dame los detalles, y estaré más que feliz en obedecer."


Bulma había pasado la última hora sentada sola en una banca a un lado del salón del trono, manos cruzadas y cabeza gacha con sus piernas cruzadas en los tobillos, meciéndolas. Estaba esperando las noticias de su padre de su éxito o fracaso en negociar con el nuevo rey de Vegetasei. Aunque Bulma había estado ofreciéndole a su padre garantías de que el nuevo rey seguramente no sería rival para su 'superior brillantez,' secretamente deseaba que fracasara miserablemente.

Bulma siempre había odiado tener que acompañar a su padre durante sus reuniones de 'negocios'. Le había dejado claro que no le gustaba traerla más de lo que a ella le gustaba venir pero que era necesario. Tenía un trabajo. Era motivar a reyes y príncipes de quererla como su esposa. Aunque Bulma escasamente entendía las consecuencias de llevar el título de esposa, le temía. El círculo de Reyes con el que se asoció su padre era una horrible raza de bestias, lo cual era por qué se sorprendió cuando conoció al príncipe de este planeta, o antiguo príncipe.

Nunca en la vida de Bulma había conocido un extraño que la ayudara por ninguna otra razón que desinterés. A su propio padre le importaba poco si vivía o moría y aún este hombre la ayudó. Sintió una leve sonrisa adornar sus labios recordando la primera vez que se conocieron, lo agradable que se sintió estar en sus cálidos brazos. Qué asombroso era saber, aún si fuera sólo por unos segundos, lo que era ser protegida. Nunca había conocido la seguridad en su vida, y aún un extraño se la ofreció por ninguna otra lógica razón que pudiese determinar que su honor.

Bulma sonrió recordando su siguiente encuentro. Fue en el bosque también, extrañamente. Estaba recogiendo flores cuando escuchó los cascos de un caballo. Recordó estar tan aterrorizada que se trepó a un árbol cercano para cubrirse del intruso. Nunca olvidaría la sensación de alivio que sintió cuando el caballo se detuvo y lo vio desmontar y caminar hacia donde estaba escondida en el árbol, casi como si lo hubiese sabido todo el tiempo.

Cuando bajó recordó lo considerado que fue con ella. No tanto en su comportamiento o acciones, las cuales siempre eran intimidantes y muchas veces la hizo considerar correr en la dirección opuesta, sino más en la forma en que le habló. La trató no como a una niña tonta, una futura esposa, o una molestia, sino como si fuera una persona real. Había terminado de cazar y en realidad le permitió unírsele para saborear algo del éxito de sus presas. Nunca le había sido permitido comer al lado de un hombre, y si lo hacía, escasamente creía que él se tomara el tiempo para hablar con ella. Pero él sí. Le preguntó sobre ella, su padre, mucho sobre su padre en realidad, pero no le importó… le gustaba la atención. Aprendió un poco sobre él. No era que hablara mucho. Cuando presionaba admitía algunas cosas, pero podía decir que era una persona muy reservada. Respetaba eso y se contuvo de preguntar demasiado.

Recordó cómo cada vez que se encontraban reconocía su presencia. Aún si sólo fuera un movimiento de cabeza, era más de lo que su padre le había dado. Después de un tiempo casi esperaba por venir a Vegetasei. Le gustaba tener la oportunidad de toparse con Vegeta mientras sus padres trataban sus asuntos. Suspiró de repente cuando supo que ahora todo eso sería diferente. Vegeta ahora era el hombre que mantenía las reuniones con su padre. Terminaría sola otra vez, sentada en un rincón ganando la preocupación de nadie. Bulma se sonó preguntándose si tendría la oportunidad de saludarlo de nuevo.

"Bulma." Aclon tosió, interrumpiendo el tren de ideas de su hija. Bulma levantó la mirada lentamente mientras veía que su padre y Vegeta claramente había terminado con sus negocios. Intentó esconder su sonrisa, cuando su pregunta pareció ser respondida.

"Terminaste con tus asuntos, padre?" Preguntó ella caminando hacia los dos hombres, aunque le prestó más atención a Vegeta que a su padre.

"No querida." Aclon aclaró su garganta. "Viajaré solo a casa. Tú te quedarás aquí."

Bulma parpadeó incrédula mientras miraba a su padre por la verdad. "Qué quieres decir?"

Aclon miró a Vegeta como si pidiera permiso para continuar. Después de un corto asentimiento, lo hizo. "Bulma querida," comenzó él, casi sonaba genuino. "No he sido el mejor padre que hubiese podido ser en tu vida. Desearía que sí, o que pudiera, pero la verdad es que no puedo darte lo que necesitas. Después de una dolorosa deliberación he concluido que sería mejor para ti que renuncie a mis derechos como padre, y se los pase a alguien que pueda cuidar mejor de ti."

El labio inferior de Bulma se curvó luchando por contener sus lágrimas. "Vas a desposarme?" Preguntó ella lo que asumió debió haber sido a donde iba este conmovedor discurso.

"No, pequeña tonta." Comenzó Aclon en un tono áspero, pero se detuvo cuando escuchó al rey gruñir tras él. "Le estoy cediendo la custodia al Rey Vegeta. Será como tu guardián de ahora en adelante."

Bulma parpadeó mientras miraba a Vegeta para ver si esta era una cruel broma. Se hizo a un lado de su padre mientras caminaba frente al hombre quien declaraba salvarla del infierno emocional. "Está diciéndome la verdad?" Ella se sonó. "Realmente vas a dejarme quedar aquí y vivir contigo?"

Vegeta miró los necesitados ojos azules de la joven. Casi podía sentir el anhelo que tenía por que esta fuera la verdad. "Sí." Dijo él simple y decisivamente.

Bulma sintió una pequeña sonrisa cubrir su rostro. "Gracias!" Gritó ella mientras lanzaba sus brazos alrededor de su cintura y escondía su cabeza en su pecho.

Aclon bostezó encontrando la exhibición menos que interesante. "Terminé?"

Vegeta miró al hombre mientras sostenía a Bulma protectoramente. "Vete." Siseó Vegeta fríamente antes de que el hombre se diera vuelta, para nunca ver a su hija de nuevo, se veía menos que turbado sobre su destino.

"Espera!" Llamó Bulma antes de que su padre pudiera irse. Aclon se giró hacia la joven con una expresión menos que plácida en su rostro esperando por cualquier molestia que fuese a añadir. Bulma vio la odiosa mirada que mantenía su padre, así que decidió volverse hacia Vegeta para preguntar lo que quería. Se levantó de puntas mientras Vegeta se inclinaba para que la joven pudiera susurrar lo que quería en su oído. Una vez que terminó, Vegeta asintió en acuerdo.

"La institutriz de la joven tomará el próximo transporte aquí. Se quedará con mi protegida." Explicó Vegeta en un tono que no dejaba espacio para negociar.

Aclon sólo dejó escapar un bajo gruñido antes de girarse e irse. Estaba más que feliz de nunca tener nada que ver con ninguno del par otra vez.

"Satisfecha?" preguntó Vegeta mirando a la emocional joven ante él. Aún podía ver las lágrimas brotando de sus ojos mientras volvía a abrazarlo con toda su fuerza.

"No puedo creer que realmente vas a dejarme quedar contigo, y no tenemos que casarnos!"

Vegeta frunció levemente, la joven claramente necesitaba una nueva mentalidad. La enferma obsesión que su padre empotró en su mente de que sólo era útil para el esposo que pudiese atraer era enfermante. "Necesitas entender, niña, que de ahora en adelante tu vida será diferente."

"Lo sé." Dijo Bulma con una profunda sonrisa. "Ahora voy a tener una vida real."


Nota de LGV: Amo cuando Vegeta es dulce! Bien, el próximo capítulo comienza ocho años después y tendrán una pequeña prueba de cómo ha cambiado la vida para Vegeta y Bulma en ese tiempo, junto con descubrir otra relación que ha florecido desde esta reubicación. Como siempre después de un primer capítulo deben dejarme saber lo que piensan, afecta en lo rápido que actualizo - guiño, guiño-!