"Tu sangre, mi sangre"-

Por: Leia Fenix

Summary: Tras la despedida de Edward, no es ningún secreto de que Bella ha quedado con un corazón roto en mil pedazos. Desesperada busca repararlo uniéndose en matrimonio con el primer chico que esté dispuesto. Meses después se percata de que Edward no se llevó con él todos sus recuerdos, esta agradable sorpresa le traerá futuras esperanzas para remediar su destrozado corazón junto con un nuevo motivo por el cual vivir.

Summary alternativo: Dieciocho años después de su dolorosa partida, Edward decide regresar a Forks. Aquí es donde descubre una sarta de sorpresas, Bella se casó con Newton...pero eso no es lo peor, descubre que no se llevó con él todos sus recuerdos...quedó uno pendiente, uno que no lo dejará escaparse de Forks tan fácilmente.

Declaimer: Absolutamente nada acerca de las historias y los personajes de la genial Stephenie Meyer me pertenece, desgraciadamente EDWAR no es mío (...solo me pertenece la genialidad y originalidad de mi historia.

Advertencia: Creo que está de más advertirles ya que lo he catalogado como reiting M, por lo tanto están avisados de que el contenido de este fic puede (o no es) apto para menores por escenas de violencia o un poco subidas de tono...me explico?¿

Ah y lo más importante Recomiendo que para leer este fanfic ya se hayan leído "Luna Nueva"

Nota de la autora: Bueno, lo único que espero que lo disfruten tanto como yo al escribirlo y que también entiendan las distintas circunstancias en las que he puesto a nuestros queridos personajes de Twilight, que no se sientan ofendidos en el caso de que no sean las parejas que esperaban. Continuará siendo en todo caso un E/B. Y finalmente espero que me hagan saber si la historia les es o no de su agrado...tengan piedad, es la primera que escribo acerca de Twilight, ¡¡¡QUE SIN LUGAR A DUDAS ES MI SERIE DE LIBROS FAVORITA!!!.

Aunque lo encuentro un poco cursi, les recomiendo para que se inspiren la canción de CHAYANNE- "Te hecho de menos" (no es necesario, es un poco lo que siente Edward en este capi)

También no estará de más decirles que subiré pronto ya que tengo varios capítulos redactados. No los invito a que sigan alguno de mis otros fanfic ya que solo éste y uno de Star Wars no están en paro.

Hay que darle espacio a la inspiración cuando llega XD!!

Finalmente me despido

Gracias y como siempre...carpe-noctum

Capitulo uno: "Regresando a mi corazón"

Los días se hicieron meses y los meses se hicieron años, así fue como dieciocho años después Edward recordaba como si fuera ayer el día en que decidió dejar a Bella por un futuro más prometedor para ella que la muerte...la mantuvo a salvo.

Esto último era lo que le permitía continuar adelante y haberse mantenido por tanto tiempo lejos de su único y más grande amor.

La perspectiva de haberla salvado de la muerte, que prontamente habría encontrado si se hubiera mantenido a su lado, lo motivaba para continuar con su lucha interna por su anhelo de verse envuelto en los cálidos brazos de Bella nuevamente.

Pero el monstro egoísta que llevaba en su interior parecía ganarle a ratos.

En la oscuridad de su departamento en New York, se permitía revivir los mejores momentos junto a Bella. Los ojos chocolate de ella en los que se perdía, su sonrisa, la forma adorable cuando se ruborizaba, su cabello que bajo los rayos del sol despedía tonalidades rojizas...incluso extrañaba su innata torpeza.

Con un punzante dolor en el centro de su pecho recordó la ahora vaga sensación de lo que era rozar sus fríos labios con los cálidos de ella y como su intoxicante esencia lo bañaba por completo.

Se sumergió en aquel tornado de recuerdos reviviendo cada sensación que le provocaba Bella...

Cuando besaba su cuello y sentía bajo sus fríos labios como corría la cálida sangre de ella que lo embriagaba tanto, bajo su delgada capa de piel, o cuando ella temblaba con solo una mirada suya...suya...incluso entonces se permitió revivir el recuerdo de cuando la hizo suya, aún si recordar que fueron uno lo hiciera más desdichado por no haber continuado durante toda la eternidad de la misma forma...

OoOoOoOoOoOoFLASH BACKoOoOoOoOoOoO

Fue el día de su decimo-octavo cumpleaños

Luego de haber terminado de ver la película de "Romeo & Julieta" en la versión de los sesenta, que según el señor Berty era la mejor y de haber discutido acerca de lo que sería el suicidio alternativo de Edward en manos de los Volturis; disfrutaron (por lo menos Bella y Charlie) de la cena que constaba de una deliciosa pizza. Finalizada esta y con la aprobación de Charlie (quién felizmente se disculpó y le dedicó su atención a un partido de baseball) para que Edward se llevara por un par de horas a Bella para cumplir con la fiesta en su casa, Bella le pidió una media hora humana.

Era ya algo habitual y sagrado permitirle aquellos minutos, aunque Edward podría jurar que ahora se lo estaba pidiendo solo para demorar la inevitable fiesta.

-Vamos, tengo que estar presentable...no esperarás que luzca de esta manera en presencia de Alice...es capaz de sacarme de su casa y llevarme de un sopetón a Seattle en plan fation-emergency-

Aunque no supiera mentir, Edward no encontró lejana la certidumbre que envolvían sus palabras...sí, Alice era capaz de hacer eso.

Se acercó a ella con la rapidez de su especie y envolvió sus brazos alrededor de la cintura de ella. Sin lugar a dudas la había tomado por sorpresa. Al tiempo en que dejaba liberar de golpe todo el aire de sus pulmones y ruborizarse de esa forma que tanto le gustaba a Edward, el la estrechó más contra su cuerpo de mármol. Su gélido y dulce aliento dibujó un camino por el cuello de Bella hasta su oído...

-No me disgusta la idea de que vallas vestida así...te ves hermosa, además de endemoniadamente apetecible- Edward comprobó con suficiencia como ella tembló en sus brazos tras aquellas palabras y se dedicó a recorrer su cuello con el solo rose de su nariz, deleitándose con el bucle, como solía llamarle al torrente de sangre que corría presurosa por el cuello de Bella con cada estrepitoso latido de su corazón.

Bella sabía que de no ser porque Edward la sostenía fuertemente contra su cuerpo, ya se encontraría en el suelo.

-Respira Bella-

Lo escuchó nuevamente en su oído, mientras a través de su cuerpo se descargaban pequeñas corrientes eléctricas que la hacían temblar. Al tiempo que se reponía, retomando una normal respiración, sintió la voz de Edward...pero ya no más en su oído, sino que en el marco de la puerta principal. En su rostro bailaba una sonrisa socarrona, de seguro conforme por comprobar su poder sobre ella.

-Te espero en el auto- Dijo fuerte esperando que Charlie también lo escuchara.

Y sin esperar al reproche de Bella, salió en un batir de pestañas.

Con un bufido Bella partió a lo que sin duda sería la primera vez que se demoraría tanto en arreglarse.

En la comodidad del auto de Bella, un Chevrolet del 53, Edward buscaba con impaciencia algún programa radial que se escuchara de forma decente en aquella chatarra, para su agrado encontró Violín sonata n°6 de Paganini aunque el audio se escuchaba mediocre. Suspiró al tiempo que cerraba los ojos y se relajaba con el violín de fondo, sin embargo no pudo evitar que morbosas imágenes irrumpieran en su mente. Sacudió su cabeza para alejar aquellos pensamientos que no iban a acorde con su angelical Bella y trató con todas sus fuerzas de concentrarse en la música.

Pero una visión, clara jugarreta de su inconsciente, lo dejó anonadado, sin poder evitarla.

El vapor invadía todo el baño y acariciaba el pálido rostro de Bella. El aroma de su Shampoo a fresas flotaba en el aire y se mezclaba con su esquicito esencia. Aunque nunca había visto el cuerpo de Bella sin la capa de ropa, pudo imaginarse como las gotas de agua que caían de la ducha hacían una carrera deslizándose por su cuerpo, por rincones que a él le habría encantado recorrer con besos.

Un sudor frío aperlo su frente con pequeñas gotitas carmesí. Sacó un pañuelo blanco de su chaqueta y limpió su frente.

Respiró hondo aunque no lo necesitaba y se aferró con ambas manos del volante buscando desesperadamente concentrarse en la música.

Pero la demora de Bella no lo ayudaba en su difícil tarea.

Luego de desatar una batalla interna para no irrumpir en le baño donde seguramente se encontraba Bella y acabar con toda aquella frustración que le había causado su inconsciente, posó nuevamente sus ojos ahora color ónix en el reloj. Ya había pasado hace mucho la media hora.

Suponiendo que ya había sido la hora y media de mayor tortura, a parte de su transformación por la que había tenido que pasar, salió del auto en plan de apresurar a Bella.

No recordaba alguna vez en la que se hubiera demorado tanto en arreglarse.

Saltó al techo fastidiado, sin poder ocultar su temperamento por la frustración que sentía al no poder estar más cerca de los límites que él mismo había establecido. Por esta ocasión los encontró estúpidos, hasta que recordó el motivo por el cual los había decidido. Amaba a Bella y alejaría de ella todo lo que supusiera un riesgo para su salud, incluso si ese riesgo era él mismo.

No importaba cuantas veces Bella le dijera lo contrario, no traspasaría esos límites.

Encolerizado abrió bruscamente la ventana de la habitación de Bella internándose rápidamente...pero nada lo había preparado para lo que vio a continuación...

Bella estaba tratando de abrocharse su Brassier de tono azul claro que iba a juego con sus bragas de encaje. Al parecer tenía dificultades para abrocharlo. Ella soltó un bufido y antes de quitárselo para comprobar el broche, Edward le tomó por los tirantes y le habló con voz ronca a una sorprendida Bella.

-¿Me...me...p...permites?- El que Edward tartamudeara la sorprendió aún más que encontrárselo en su habitación.

Ella asintió dejándolo hacer.

En menos de que terminara de contar un segundo, su brassier ya estaba correctamente abrochado y Edward oculto en la esquina más alejada de su habitación.

-Lo siento Edward...como me dijiste que esperarías en el auto...bueno preferí el vestirme en mi habitación que en aquél minúsculo baño.- dijo sin poder ocultar una nota de nostalgia en su voz por la esquiva reacción de Edward

Edward no hablaba, más bien no podía ya que no creía ser capaz de formular palabras coherentes. Se le hacía agua la boca y sus dientes liberaban ponzoña de manera automática.

Ella no podía verlo, sin embargo distinguía los ojos de él que en la oscuridad relucían como los de los gatos.

Un escalofrío la recorrió por completo al percatarse de que Edward la recorría con su mirada. Era una sensación tan intensa. Edward la hacía sentir como si le hiciera el amor con la mirada.

-Puedes voltearte si lo deseas...en realidad no me molesta tu presencia-

Pero pronto se puso totalmente tensa al creer comprender lo que sucedía. Edward jamás la había visto en paños menores...esta vez se estaban pasando de los límites. Sintió que algo en ella se quebraba. El silencio de Edward fue suficiente para comprender que lo que él veía no era de su agrado. Tomó rápidamente sus ropas y se dispuso a salir de la habitación antes de que las lágrimas invadieran su rostro de forma patética.

-Lo...lo siento. Sé que soy horrible...siempre...siempre supe que no era lo mejor para ti Edward, lamento que hayas tenido que observar algo que no es de tu agrado.-

Caminó a paso rápido hacia la puerta, giró el pomo y logró entreabrirla, pero pronto se cerró sobre sus narices. Sorprendida alzó la vista para encontrarse con que la mano de Edward descansaba sobre la puerta. Haciendo uso de todo su coraje buscó la mirada de Edward. Pero en sus ojos no encontró solo el tono hambriento ónix, sino que también el deseo que los oscurecía a cada minuto que pasaba. Edward no la miraba como vampiro hambriento, la observaba con deseo humano.

Por primera vez deseaba algo más que su sangre con desesperación...deseaba su cuerpo.

Un escalofrío la recorrió por su desnuda espalda.

En un batir de pestañas se encontró atrapada entre la puerta y el perfecto cuerpo de Edward.

-Tu...tu no comprendes nada...tonta Bella- Aunque no la necesitaba, la respiración de Edward sonaba entrecortada.

Con su dedo índice comenzó a delinear los labios de Bella, luego siguió por la línea de la mandíbula hasta perderse por su cuello y llegar hasta su hombro. Ahí se detuvo y deslizó con una lentitud torturadora el tirante del Brassier. Luego comenzó el camino de vuelta pero con sus fríos labios. Para entonces el corazón de Bella se estrellaba con fuerza contra su pecho.

Cuando llegó a sus labios, los besó con el usual beso...pero no esperaba la respuesta de Bella...

Sintió como la lengua de ella se deslizaba sobre los fríos labios de él como pidiendo permiso.

¿Contenerse?...esa palabra le resultaba tan lejana cuando probó la dulzura de los labios de ella y la exquisita sensación de sus lenguas al rosarse.

Pronto lo que partió como un inocente beso, como los habituales besos, terminó en una lucha donde se desataron pasión y deseo.

En su fuero interno Bella pensaba que esto si que era pasarse de los límites, pero curiosamente no era ella la que había comenzado, y él no hacía nada para detenerla...

Bella sintió el ardor de sus pulmones reclamando el vital oxígeno, solo entonces Edward se permitió romper el beso.

Se pegó más al cuerpo de ella (si más era posible) pegándola con mayor ímpetu a la puerta, y rodeó su cintura con sus frías y suaves manos.

-Como puedes pensar que tu cuerpo me resulta algo no deseable...eres ridícula- Descansó su frente en la de ella mientras observaba los castaños ojos de ella que ahora despedían el destello del deseo- No te das cuenta de lo que me haces, lo frustrante que resulta para mi todo esto...-

-Entonces acabemos con ello...tu eres el único que no quiere que sea de otro modo...tu sabes lo que quiero Edward-

El escuchar su nombre de los labios de ella lo llevó a soltar un pequeño gruñido de su pecho.

Bella considerando de que ésta era su oportunidad para encontrarlo con la guardia baja, rodeó su cuello con sus delgados brazos y poniéndose de puntillas, alcanzó los labios de Edward dando comienzo a un renovado beso desenfrenado, poniendo cuidado en no rozar sus afilados y ponzoñosos dientes, al tiempo que con extrema lentitud comenzaba a subir una de sus desnudas piernas por el costado, rozándola con la de Edward, lo que logró desatar un nuevo gruñido de parte de él.

Todas estas sensaciones eran nuevas para ambos. Lo vivían sin duda con más intensidad, posiblemente por la atracción que significaba estar rompiendo con los límites de lo prohibido.

Edward ya no podía contenerse, sin embargo sus caricias eran suaves, jamás le haría daño a Bella, la amaba demasiado. Incluso si su mente no podía concentrarse en aquellos momentos, su inconsciente lo haría por él recordándole que estaba con alguien que era tan delicado como una mariposa en sus manos.

Cuando la pierna de Bella alcanzó sus caderas, Edward cerró sus manos en la cadera de ella y la apretó con "fuerza" contra él. Solo entonces Bella liberó un gemido que fue acallado por los labios de Edward, al sentir la excitación de él chocar contra su abdomen.

La mano de Edward comenzó a subir por su desnudo costado hasta encontrarse con el Brassier que le impedía continuar con su camino. Separó unos instantes sus labios de los de ella...

-Sabes...sé desabrochar tan bien los brassier´s como abrocharlos- le dijo mientras en su rostro se dibujaba esa sonrisa pícara que tanto le gustaba a Bella.

Antes de que se pudiera dar cuenta la prenda había sido arrancada y olvidada en algún lugar de su habitación. De pronto se sintió demasiado desnuda en comparación a Edward que aún continuaba vestido. Le lanzó una inocente mirada mientras se mordía nerviosa su labio inferior al tiempo que se ruborizaba, como pidiendo permiso. Sus manos temblaban cuando se dedicaron a desabrochar el primer botón de la camisa de Edward.

El tiempo en que ella se demoró en desabrocharle la camisa completa fue doloroso, su lentitud humana era torturadora, casi masoquista, al verse en la desesperación de hacerla finalmente suya.

Una vez fuera la molesta camisa, Bella se dio el tiempo de delinear el bien formado abdomen y pecho de Edward con las yemas de sus dedos. Aquél cálido rose lo torturaba a la vez que lo embelesaba por completo. Edward cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás disfrutando de las caricias y las sensaciones nunca antes experimentadas que le provocaba Bella.

A la luz de la luna, la piel de Edward se veía tan hermosa como al sol. La perfección y belleza de su cuerpo como recién esculpido, la invitaban a recorrer cada rincón expuesto. Tanto sus curiosos dedos como su mirada le hacían un riguroso escáner.

Pronto se encontró con la hebilla del cinturón. La tomó con fuerza tirando de él para acercarlo más a ella y comenzó a desabrocharlo.

Pero las manos de Edward se cerraron sobre las de ella al tiempo que le lanzaba una lujuriosa mirada negra.

Ella se ruborizó por completo y por un momento se cohibió.

Edward parecía buscar fuerzas de autocontrol. Lo esperó, sabía que para él era difícil y no quería presionarlo, por más que el deseo de tenerlo fuera casi doloroso.

Volvió a abrir los ojos más relajado y le regaló una nueva sonrisa pícara cargada de autosuficiencia.

-De acuerdo, podemos continuar...ya ves como soy fuerte, puedo resistirlo-

La abrazó de improviso apretándola contra su desnudo torso al tiempo que la alzaba levemente del suelo para quedar a la altura de sus labios, que los apretó con fuerza contra los suyos ahogando un gruñido de placer al sentir el cálido y desnudo pecho de Bella chocando con el frío y desnudo de él. La sensación era tan placentera que estaba seguro de que si en esos momentos le preguntaban su nombre, no sería capaz de responder.

El beso se volvió febril y desenfrenado. Bella sentía como la sangre comenzaba a arderle en las venas y un extraño fuego placentero la envolvía. La cabeza le daba vueltas, se sentía mareada de tanto placer. El beso ahora era carnal y primitivo.

Ambos se sentían libres y desenfrenados, sin quedar atrás en la lucha que desataban sus lenguas.

Ya no existían ni las barreras ni los pudores, solo eran dos hambrientos que buscaban saciarse el uno al otro.

Edward comenzó a caminar hacia la cama sin separar sus labios de los de Bella. Sentía su cuerpo tibio, bañado por completo con el calor y la esencia de Bella...jamás se había sentido tan confortado.

Se dejó caer de espaldas en la cama con Bella sobre él. Entonces ella dejó sus labios para explorar el cuello y su perfecto abdomen. Cuando llegó al límite de sus pantalones, volvió a tomar entre sus manos la hebilla del cinturón para desatarlo...

Pero en un batir de pestañas Edward la había acomodado bajo él y le sostenía las muñecas sobre su cabeza. No pudo evitar que se le escapara un pequeño gemido de placer al sentir levemente el peso del cuerpo de Edward sobre ella. Aunque debería de ser al revés, Edward sentía que estaba a punto de perder la cabeza por el deseo, y haciendo acopio de lo que le quedaba de razón y cordura mantuvo sus labios alejados de los de Bella. Ella subió su mirada para encontrarse con la cargada de deseo de Edward.

-Maldita sea Bella, si vas a echarte atrás y dejarme a medias, te sugiero que lo hagas ahora- su voz debía sonar firme y decisiva, pero solo consiguió que sonara como una súplica.

Como respuesta, Bella se incorporó un poco como pudo y delineó con su lengua la línea de la mandíbula de Edward, al tiempo que subía una de sus desnudas piernas por el costado de la de Edward, haciendo que los ojos de Edward centellaran en deseo y un hondo gruñido saliera de su pecho e inevitablemente se tensara por completo.

Se sintió extremadamente poderosa y observó con dulzura y sonrosada a su amado, por la osadía que acababa de cometer.

Esa sonrisa traviesa que tanto le gustaba, se dibujó en el rostro de Edward al tiempo en que él se acercaba a su oído aún manteniéndola prisionera...

Edward, completamente rendido y mandando al carajo todas las reglas, cerró ambas manos en las caderas de Bella, al tiempo en que tiraba de ellas y las pegaba con "fuerza" contra las de él.

Dejó de besar tras su oreja para ahogar el gemido que liberó Bella al sentir la excitación de Edward chocar contra su entrepierna.

Instintivamente ella comenzó a mover sus caderas. Edward juró algo en murmullos al tiempo que cerraba los ojos y dedicaba su total atención al cuello de Bella. Pero Bella en una sacudida de deseo cerró con fuerza sus manos en la hebilla del cinturón y comenzó a tirar desesperadamente de él.

Edward sonrió aún en su cuello, a diferencia de Bella, el no tenía ni un apuro, de hecho tenía planeado ir tan despacio como le fuera posible, hasta que Bella se retorciera de placer y necesidad...iba a descubrir lo que era hacer el amor con él, con un vampiro despiadado...iba a descubrir que también se podía llorar de placer.

Con una lentitud abrumadora y que a Bella se le antojó incluso dolorosa, Edward comenzó a dibujar un camino de besos desde su cuello hasta su ombligo por su desnuda piel. Edward besó y acaricio con su lengua el ombligo de Bella, como un claro indicio de lo que iba a ocurrir en unos instantes. Sus frías y suaves manos se deslizaron de la pequeña cintura de ella a sus senos. Los acariciaba con extrema delicadeza, proporcionando un poco más de presión alrededor de sus pezones.

Involuntariamente Bella se arqueó contra los labios de Edward buscando más contacto.

Edward volvió a maldecir algo inentendible y tomó un tanto brusco las piernas de Bella. Las acaricio lentamente y con cuidado, desde sus caderas, por sus muslos hasta llegara sus tobillos donde depositó rápidos besos, para luego hacer el recorrido de vuelta acariciando la parte interna de sus muslos.

Bella apenas podía contenerse. Entre sus manos empuñadas apresaba las sábanas con desesperación y mantenía los ojos cerrados con fuerza. Movía los labios queriendo decir algo, queriéndole gritar a Edward que parara con esa tortura de una vez, que la hiciera suya...se sentía completamente febril al tiempo que el deseo la inmovilizaba sin fuerzas para contrarrestar la tortura de Edward.

-¿Sucede algo Bella?...mi Bella, mi preciosa Bella- le decía Edward al oído mientras con una de sus manos acariciaba su húmeda femineidad y sus labios recorrían el borde de sus bragas.

Ella abría querido contestarle, tenía deseos incluso de golpearlo, aún sabiendo que no le provocaría daño alguno; por lo torturador que estaba siendo con ella en estos momentos.

Él no borraba la sonrisa de su hermoso rostro, mientras la hacía llegar a la gloria solo con el uso de una de sus manos.

El cuerpo de Bella se tensó, y al milisegundo se deshizo en pequeños temblores.

En un ataque por no dejarse vencer, reunió todas sus fuerzas para cerrar sus brazos en torno al cuello de él y acercarlo para que sus labios quedaran a la altura de su oído.

Lo miró con sus ojos chocolate derretido. Su mirada destilaba lujuria y estaba cargada de deseo. En un tono que a Edward se le antojó el más sensual que había escuchado le dijo...

-Quiero ser tuya...hazme tuya Edward-

Eso fue todo lo que pudo soportar. En un respiro Edward los había desalojado a ambos de las prendas que los cubrían.

Su mirada de topacio líquido era intensa y penetrante mientras la observaba de pie junto a la cama.

Bella lo contempló en todo su esplendor. Sin duda se sentía afortunada, dudaba que un cuerpo tan perfecto como ese existiera en algún otro hombre. Se sintió un tanto avergonzada cuando se encontró con la mirada de Edward al descubrirla comiéndoselo con los ojos.

En un pestañear Edward estaba nuevamente sobre ella, poniendo cuidado en que sus cuerpos solo se rozaran. Sus narices se tocaban y el gélido y esquicito aliento de Edward chocaba contra los labios de Bella.

-Te amo-

Fue todo lo que dijo antes de entrar en ella. El cuerpo de ambos se tensó al contacto. Él entraba lentamente, aún sintiéndose culpable por el daño que de seguro le estaba haciendo. Apretó con fuerza la mandíbula al tiempo en que sentía como Bella hundía sus uñas en su espalda. Una vez que entró completamente en ella se quedó quieto esperando alguna respuesta de Bella...si ella le decía que parara se detendría ahí mismo sin importarle cuanto esfuerzo aquello le significara.

Bella apretaba con fuerza sus labios contra uno de los hombros de Edward ahogando el gemido de dolor que amenazaba con salir de sus labios. Sabía que al mínimo quejido o muestra de dolor él se detendría...y ella no podría soportar aquello, aún se sentía vacía, lo necesitaba con urgencia...pronto el dolor comenzó a desaparecer, dándole paso a una nueva oleada de deseo que la embargó por completo. Con dulzura comenzó a repartir pequeños besos por el rostro de Edward. Se sorprendió al comprobar que estaba aperlado de sudor, si se le podía llamar así a las gotitas carmesí que adornaban su frente. La sensación de desfallecer que le provocaba la sangre fue superada por el deseo; y en un arranque se lamió los labios que habían quedado con la sangre de Edward. La encontró dulce. Lo miró dándole coraje a que continuara.

Edward estaba cegado por el deseo...había encontrado de los más sensual que Bella saboreara su sangre.

Se acercó a sus labios y comenzó un profundo beso.

Bella lo tomó por la nuca y lo acercó más a ella mientras enredaba los cobrizos cabellos de Edward entre sus dedos.

Edward comenzó a dar embestidas lentamente, conteniéndose, haciéndolo lo más despacio posible para no provocarle más dolor.

Hundió su rostro en el cabello de Bella, aspirando su esencia, mientras que ella lo alentaba a continuar acariciando su espalda y dándole a ratos pequeños rasguños.

Bella comprobó que como ella suponía no era tan musculoso como Emmett o Jasper, pero que sin embargo su espalda era bien torneada y bajo su caricia sentía como los músculos de Edward se tensaban, así se encontró con las elevaciones y depresiones de sus músculos al trabajar sobre el cuerpo de ella. Su espalda era exquisitamente ancha y la devastó sentir la tensión de sus omoplatos. Ocultó su rostro en el hueco entre el hombro y el cuello de Edward y se dejo transportar por las emociones y sensaciones que le provocaban el tener a Edward dentro de ella.

Sintiéndose un poco más segura y embelesada por el deseo, cerró alrededor de las caderas de Edward sus piernas, mientras que comenzaba a mover rítmicamente sus caderas invitándolo a continuar en un ritmo más acelerado. Escuchó un gruñido ronco que abandonaba el pecho de Edward. Sus cuerpos y sus movimientos se acoplaron a la perfección.

Ambos sentían sus sentidos agudizados y un esquicito cosquilleo que les recorría todo el cuerpo.

Cuando explotó dentro de ella, ambos liberaron un gemido de placer al tiempo que Bella lo acompañaba en el orgasmo, comenzando a temblar débilmente. Él se abrazó a ella tratando de absorber cada suspiro, cada gemido, cada temblor y tibieza de su cuerpo.

Luego de unos minutos en que ambos intentaban recuperarse, en que Bella buscaba en donde había dejado su corazón que en algún momento había salido disparado de su pecho, Edward hizo ademán de salir de ella para no aplastarla más...

-¡No!-

Miró sorprendido a Bella quién se abrazaba fuertemente a él sin "permitirle" movimiento. Se quedó ahí escrutándola con la mirada.

-Te estoy aplastando- replicó con la voz aún ronca. Pero Bella lo apretó más hacia ella.

-Me gusta.- Dijo Bella al tiempo que se ruborizaba- Me gusta la sensación y el peso de tu cuerpo sobre el mío.-

Él se quedó en el lugar, pero aún así cargó gran peso de su cuerpo en uno de sus brazos que reposaban a los costados del cuerpo de Bella.

Sus miradas estaban cargadas de amor. Edward se dedicó a ordenar el ahora desordenado cabello de Bella. En sus labios bailaba una sonrisa estúpida pero que expresaba toda la felicidad que sentía en aquel momento. Habían sido uno, se sentían completos el uno con el otro.

-Gracias...fuiste muy tierno...te lo dije, siempre confié en ti...era imposible que me hicieras daño...ridículo- Le dijo sonrosada al tiempo que le regalaba una radiante sonrisa- ¿Te das cuenta de lo que te estabas perdiendo?-

Ambos se enviaron nuevas miradas cargadas de amor mientras estallaban en carcajadas. De pronto sintió como Edward se tensaba y su mirada de amor se volvía desesperada.

-Charlie- Fue lo único que alcanzó a murmurar Bella.

Todo ocurrió muy rápido. En un batir de pestañas se encontraba en su auto, ya en marcha, envuelta en una sábana.

Miró asombrada a Edward quién conducía a toda velocidad. Él despegó la vista de la pista y la posó en ella. Volvió a estallar en sonoras carcajadas.

Bella soltó un bufido de enfado...

-¿Se puede saber qué es lo tan gracioso?...idiota, estoy envuelta en una sábana, mientras que tu ya estás vestido, no me has dado tiempo ni de recoger mis ropas, ¿pretendes que me presente en tu casa en estas fachas?...de seguro mi cabello debe parecer un nido de pájaros.- Lo observó enfadada mientras se cruzaba de brazos.

Edward apretó sus labios conteniendo una nueva carcajada.

- Primero, sí es gracioso, me imagino la cara de Charlie si nos hubiese descubierto...y segundo...sí me di el tiempo de recoger tu ropa...-Le regaló una sonrisa de suficiencia al tiempo que le pasaba una bola de ropas.- Y tercero...-le lanzó una mirada que no tenía nada de decente- No estaría mal verte en mi casa de vez en cuando en esas fachas. Será mejor que te vistas...ya pronto llegaremos- dijo con la voz un tanto más ronca.

Bella se ruborizó por completo. Separó con cuidado sus prendas e intentaba vestirse bajo las sábanas. Pero no con mucho éxito.

-Vamos Bella...si te molesta la sábana no hay problema, quítatela...después de todo, no hay nada que ya no haya visto.

Bella le dedicó una mirada venenosa y continuó en su tare sin éxito.

Edward suspiró y aparcó a un lado de la carretera.

Bella no se alcanzó ni a dar cuenta cuando se encontraba bosque adentro y para su completo asombro y enfado completamente vestida. A sus espaldas se escuchó una pequeña risa.

Se giró sobre sus talones para encontrarse con el hermoso rostro de Edward. Lo fusiló con la mirada al tiempo que se le acercaba y comenzaba a descargar puños en el pecho de él con toda la fuerza de la que era capaz.

-Te vas a hacer daño- La tomó de las muñecas y la aprisionó entre un viejo árbol y su duro y perfecto cuerpo.

-¡NO ME IMPORTA!- Bella evitaba mirarlo a la cara ya que sabía que aquello sería su perdición. Edward liberó otra pequeña sonrisa.

-Tan fierecilla que me saliste- y posó brevemente sus fríos labios con los cálidos y abrazadores de ella. Cuando se alejó pudo contemplar el hermoso efecto...los labios de Bella estaban gradualmente hinchados y coloreados por la presión ejercida de los suyos.- Por eso es que te amo...-

Bella se olvidó hasta de respirar. Volvió a fruncir el ceño luego de un rato.

-Odio cuando haces eso-

-¿Qué cosa?- preguntó inocente.

-Eso, cuando me deslumbras...haces que me olvide hasta de que existo.-

-Mmmm, eso me gusta...-

Bella suspiró rendida.

-Lamentablemente a mi también me gusta...me guasta todo de ti Edward Cullen...-Una sonrisa traviesa iluminó su rostro- Te amo-

OoOoOoOoOoFIN FLASH BACKoOoOoOoOoOoO

Luego de eso, sus recuerdos se ensombrecían con aquella horrible fiesta en su casa, cuando la vida de Bella casi fue arrebatada sin querer por su hermano Jasper.

No lo culpaba, pero sí culpaba lo que era. Bella era su motivo por el cual continuar adelante, jamás se perdonaría que algo le ocurriera, esa noche lo supo entonces...debía alejarse de ella, debía darle la oportunidad de una mejor vida que a su lado jamás iba a tener. Se obligaría a ser feliz mientras ella lo fuera.

Pegó su fría frente contra el cristal contemplando desde lo alto la vitalidad de New York de noche, mientras revivía el doloroso recuerdo de la despedida con Bella.

Sabía que le había destrozado el corazón con las mentiras que le había dicho, pero no encontró una forma sutil de despedirse de ella, de la forma que fuera terminaría siendo dolorosa. Para dos personas que se aman supuestamente no existen las barreras...pero Edward veía claras las barreras agigantadas que impedían llevar adelante su relación.

Una repentina corriente de aire a sus espaldas lo alertó y lo sacó de sus dolorosos recuerdos. Se sorprendió al voltear y ver a Alice sentada en el sillón tras él. Hace tres años que no la veía. Luego de separarse de Bella, no aguantó la convivencia con su familia. Todos le reprochaban su decisión, sobre todo Alice, por lo que optó por mudarse a "vivir" solo por un tiempo. Solo se juntaban para las celebraciones navideñas, de año nuevo o cosas por el estilo. Sin duda fue tremendamente dolorosa para Esme su partida. Sentía como si hubiera perdido a dos hijos a la vez, a Bella, que ya la incluía en la familia, y a Edward.

Luego dejó de ir a las celebraciones y ya no supo más de ninguno. Todo le recordaba a Bella. En su soledad se permitía "vivir" de sus recuerdos sin que nadie se lo reprochara, sin amargar a nadie por su obvio estado no feliz. Incluso los ojos de Carlisle destilaban compasión cuando lo observaban a diario. Estaba destruyendo a su familia porque él estaba destrozado. Seguía pensando que alejarse de los que más quería había sido lo mejor. Estaban todos mejor sin él, después de todo solo traía desdichas.

Alice le regaló una cálida sonrisa, aunque aquella aparente felicidad no le llegó a los ojos.

La miró triste y a la vez sorprendido cuando le echó un vistazo a sus pensamientos y encontró en ellos que lo de ella con Jasper había acabado.

-Alice...-murmuró tan rápido y bajo que un humano no habría sido capaz de percibirlo.-¿por qué?-

Ella le volvió a dedicar la misma sonrisa.

-Muchas cosas pueden pasar en tres años. Tuve que venir para que te enteraras ya que parece no importarte lo que nos ocurra...- le dedicó una mirada de reproche.

-Alice yo...- pero lo interrumpió haciendo un gesto con la mano restándole importancia.

-Ya pasó Edward, ya lo superé.- tomó una bocanada de aire aunque no lo necesitaba y continuó- Jasper y yo no sentíamos lo que era propiamente el "amor". Sí, sentíamos una fuerte atracción, pero ni por asomo fue lo que sentían entre tu y Bella- Lo aguijoneó.

Sentir nuevamente su nombre pronunciado luego de tantos años le trajo una punzada de dolor que lo atacó en el centro de su pecho. Alice no se molestó, ni siquiera le preocupó lo que él pudiera sentir al recordarle el nombre de Bella. Ante el silencio de Edward continuó.

-Jasper se fue a estudiar a Europa, Rosalie y Emmett decidieron probar suerte nuevamente en África...se dieron una especie de larga luna de miel, no soportaban la soledad y el ambiente tenso que se vive ahora en casa. Continuamos viviendo en las afueras de Chicago. No estaría mal que nos visitaras de vez en cuando. Has de suponer que Esme quedó destrozada con tu partida y tu separación con Bella...imagina lo desdichada que es ahora que tú ni por asomo la llamas o respondes alguna de sus caratas, que Jasper estudia lejos además de que ya no estamos relacionados...y es definitivo, que yo me la paso más con el grupo de Tanya ya que he conocido a mi pareja...- una pequeña sonrisa de real felicidad se dibujó solo por unos instantes en su delicado rostro-y que Emmett y Rosalie están lejos...siente que ha fracasado en sus dos vidas Edward...Carlisle está desesperado...ella ya no quiere ni salir de caza. Te necesita Edward, todos los que amas o que amaste alguna vez te necesitamos. Queremos que vuelvas a sonreír. Ya basta de tus estúpidos escrúpulos y de tu egoísmo...sabes, tú no eres el centro de todo...alguien te lo tenía que decir de una puñetera vez.-

Lo miró intensamente y sobre la mesita de centro dejó una pequeña libreta blanca.

-Ya sabes por donde empezar. Estaremos felices de volver a casa Edward.- una risa torcida apareció en su rostro.- Ella te necesita y tu lo sabes-

-¡NO!- rugió- CÓMO TE ATREVES...NI TE IMAGINAS LO QUE ME HA COSTADO MANTENERME ESTOS AÑOS LEJOS DE ELLA...NO VOLVERÉ Y ES DEFINITIVO.-

Alice le lanzó una gélida mirada.

-Irás...ni siquiera sabes si realmente es feliz. Crees que la has salvado y que es feliz Edward...pero sinceramente creo que te diste el lujo de arruinar la vida de ambos por tus estúpidos temores. Desperdiciaste dieciocho años de haber compartido junto a la persona que amas. No te pido que vuelvas a poner patas arriba su vida otra vez...supongo que luego de tantos años pudo...pudo rehacer su vida...en tal caso, aunque conociéndola lo hayo poco probable que lo haya conseguido...solo ve para saber si está bien, si está a salvo como tú querías. Si no quieres que te vea, estoy segura que encontrarás la forma de mantenerte oculto...que de algo te sirva la condición que padeces que tanto aborreces. Y no hay pero Edward...no te puedo decir nada de ella porque al estar alejada de Bella no he podido leer su porvenir.-

-Yo...está bien...no me voy a entrometer en su vida...solo...solo veré como se encuentra-

-Me parece razonable- Se acercó a Edward para darle un abrazo tan veloz y grácil como su naturaleza se lo permitía.

-Temo una vez estar allá cerca de ella no poder regresar- dijo con voz apagada y melancólica.

-Entonces mejor...se darán la oportunidad que tanto se merecen.-

Edward volteó para ver la ciudad que se extendía a sus pies. Una tonta sonrisa se dibujó en sus perfectos labios ante la perspectiva de volver a ver a Bella...de bañarse con su exquisita esencia intoxicante, de robarle un cálido beso y de verla como se sonroja nuevamente. Se giró hacia Alice para agradecérselo pero ya se había ido.

Se acercó a la mesa de centro y tomó entre sus manos la pequeña libreta blanca. Dentro de ella encontró un pasaje para Seattle además de una nota.

Te mereces ser feliz al igual que todos nosotros...dale una oportunidad al amor...alguien te necesita en Forks.

Partes el Lunes en tu nuevo trabajo como profesor de música en el instituto...estaremos en casa el jueves...si nos necesitas antes no dudes en llamar...suerte

Alice.

Con que profesor de música...así que se quedaría por una larga temporada en Forks...Alice, la muy desgraciada ya lo sabía...

Sonrió para sus adentros...aquello quería decir que se quedaría con Bella...qué más podía significar?¿

Una extraña sensación de calidez lo invadió...volvería a ver a Bella...regresaría a su corazón.

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Bueno eso es todo por hoy...es el primer lemon que escribo, apreciaría su opinión...espero que no haya sido excesivo

Nuevamente las gracias a todos los que lean, les prometo una historia cargada de amor, drama y mucho humor...

Gracias Stephenie por inventar a Edward e inspirarnos a muchas.

Para tener más recuerdos eróticos con Edward opriman "GO"