Disclaimer:No soy J.K
Luego de siglos, aquí continuo los drabbles, lo más probable, es que haga otros nuevos sobre las palabras que utilicé antes, porque hay algunos que no me convencen, no me parece bueno borrarlos, y me interesaría utilizar aquellas palabras para producir algo que espero resulte mejor.
Luego de mil siglos, aquí va el primero que voy a dejar como definitivo, Nubes.
Muchas gracias por leer :)
Los expertos, dicen que las nubes son una conglomeración de agua, que son efímeras, que son sólo eso, nubes.
En opinión de Peter, esas motitas blancas permiten que el cielo se vuelva menos monótono, un poquito más interesante. Cuando era pequeño, es decir, en los tiempos en que su madre aún le contaba por las noches los cuentos de Beedle el Bardo, le gustaba tenderse en el patio trasero a contemplarlas. Lo hacía hasta caer dormido, entonces, su padre lo levantaba entre sus brazos y lo arrullaba en la cama. Peter dormía por un par de horas y, despertaba, en el momento exacto de jugar al Snap explosivo con papá, porque, en esos tiempos, no había nada que molara más que jugar con papá. Ni que decir, cuando apostaban, y su padre-unánime perdedor- le debía comprar un paquete de ranas de chocolate la próxima vez que fuesen al Callejón Diagon.
Esas manchitas de algodón, siempre se le antojaron con sabor a libertad, porque en cada ocasión que ellas y él se encontraban cara a cara, le invadía ese sentimiento cuando las contemplaba, bueno, eso y unas inquebrantables ganas de comerse al mundo.
Le gustan las nubes cuando son blancas, cuando le recuerdan su primera vuelta en escoba, y a sus amigos riendo cerca del lago.
No le gustan las de ese día, grises, tan grises hasta casi llegar al negro. Quizá sea un poco paranoico, el que piense que no es coincidencia el que las nubes se muestren tan oscuras aquella tarde. A Peter su madre una vez le dijo que ni las coincidencias ni las casualidades existían, y él se lo tomó muy a pecho. Por lo que no es de extrañar su actitud, su mirada turbada dirigida hacia el cielo, pidiendo un perdón anticipado por lo que sabe hará.
No es casualidad ni coincidencia que parezca que el cielo vaya a caerse, el día en que se arrodilla ante él y le garantiza que puede proveerle a los Potter.