Escena 2.

Singing in the rain.

Las risas de tres pequeños que jugaban bajo la lluvia no eran suficientemente alegres para cambiarle el semblante enfadado a un muchacho mayor, que los perseguía ordenándoles que se detuvieran.

-¡Basta ya! ¡Mannen, deberías darle el ejemplo a los demás!

El ejemplo que el caballero del hielo le dio a sus compañeros menores fue patear el agua de un charco con tanta fuerza que salpicó de lleno la cara de su perseguidor cuando estuvo a punto de alcanzarlo. Echó a correr con todas sus fuerzas motivado por un par de risas aún mas fuertes.

Goh soltó un gruñido, y estiró el brazo para pescar con agilidad al niñito rubio que pasó junto a él azuzándolo mostrándole la lengua.

-¡Oh, no! ¡Tiene a Shin!- exclamó melodramáticamente Hajime desde la acera -¡Mannen, ve por él!

Asintiendo con una sonrisa traviesa Mannen corrió hacia Goh, el muchacho apretó a Shin hacia él listo para interceptar al desobediente mocoso, cuando sin previo aviso el caballero del agua levantó una pequeña ola que mojó de pies a cabeza al joven y el otro niño pudo aprovechar que bajara la guardia por un escalofrío masivo para rescatar a su compañero.

Los tres niños sin duda superaban al muchacho, soltó un bufido muy molesto antes de correr de nuevo tras Mannen, y evadiendo las pequeñas olas que el pelirojo le lanzaba siguiéndolos desde la acera.

-¡He dicho que basta! ¡Se enfermarán! ¡Ustedes/WAAAA!

Al dar un giro en su persecución, su pie se metió directo a un hoyo y cayó estrepitosamente sobre el asfalto.

Los niños siguieron corriendo soltando un grito de triunfo mientras Goh contaba hasta diez… mil.

-Así que aquí están.

Seis pares de pies se detuvieron con exacta coordinación, y tres cabezas voltearon al reconocer la voz de un joven moreno que acababa de cruzar la esquina, cubriéndose con un paraguas enorme y muy elegante.

-¿Porqué se alejaron del punto de reunión?- preguntó tranquilamente Kei, apartándose un poco el mechón en su frente, la humedad no le iba del todo bien a su cabello -¿Estaban jugando?

Los niños se hicieron los desentendidos y miraron a Goh aún en el suelo, refunfuñando, Kei lo comprendió todo y soltó una risita.

-Les dije que se cubrieran de la lluvia y mira el caso que me han hecho.- los acusó.

Kei negó con la cabeza, sonriendo -¿Cuándo aprenderán estos niños? Vengan ya, o Hayate sí los regañará en serio por alejarse.

Los tres niños sonrieron y corrieron a refugiarse bajo el paraguas de Kei. Y cuando Goh por fin pudo levantarse y alcanzarlos, le argumentaron irrefutablemente que ya no había espacio para él.

-Podríamos enfermarnos, ¿sabes? Tú eres mayor y más fuerte.- explicó Mannen con inocencia.

Lo otros dos asintieron.

Así que Goh tuvo que continuar caminando bajo la lluvia, preguntándose si algún día esos tres mocosos que ahora cantaban alegremente abrazados a Kei llegarían a respetarlo algún día.

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-Y esta noche le envío un afectuosos saludo a mi amigo Goh, con mis mejores deseos para que se recupere pronto, y a mis tres niños, espero que alguna vez aprendan a obedecerlo.

Aunque decenas de chicas suspiraron y lanzaron grititos emocionados ante un detalle tan encantador de su locutor favorito, Goh no pudo hacer más que soltar un sonoro estornudo envuelto en una afelpada razada, y los tres niños sentados junto a su cama agacharon la cabeza, arrepentidos.


Por fin.

Una nueva escena con nuestros siempre queridos caballeros del Leafe, ¿les ha gustado?