Cáp. 6: Celos.

Mi pie golpeaba una y otra vez el suelo, mi mirada estaba puesta en aquella patética escena y sentía mi sangre golpear en mis venas. Me rasque con odio mi brazo, en donde al instante quedo una marca roja, y líneas rectas como si fueran rasguños.

-Parecen moscas en celo –masculle con odio. Apreté mis puños y murmure levemente un 'hpm' y gire mi rostro, no estaba dispuesta a seguir viendo aquello en primera fila.

Resople hundiéndome en la banca del patio. Desde hacia unos días que no estaba de humor, seguramente era por que no comía ni dormía bien. ¿Quién no tendría mal humor cuando tu sueño es ocupado por cosas obscenas de dos personas que odias con el alma?

Eso sucedía y esa era la respuesta de todos mis males. Esa parejita que jugaban a ser felices me daba asco, los odiaba e imaginaba todos los días a todas horas, ser grande y poder aplastarlos como dos cucarachas asquerosas.

Uuggg deseaba patear y quitarle los malditos labios a esa perra de Kikio. ¿Quién demonios se creía al besar así a…

-Kagome –me llamo Bankotsu sentándose a mi lado. Lo mire de mala gana -¿Sientes lo mismo que yo? –me pregunto con voz dolida. Lo mire sin comprender, el sonrió con tristeza y dirigió su mirada hacia la pareja que estaba sentada debajo de un árbol de cerezos.

-No. No es lo que tu piensas es que…

-Pensé que la conquiste, me hizo pensar que era mía, mi corazón la quiso, ella lo engaño. Me engaño…

-Bankotsu yo…

-Fui feliz, éramos felices… pero como toda felicidad… -rió levemente y meneo su cabeza –Pero que digo… solamente fui yo feliz, fui engañado por su hermosa sonrisa y ahora, me doy cuenta que nunca fuimos felices, ella simplemente… ella solamente…

-Te engaño –complete la frase cerrando mis ojos fuertemente.

-La amaba, la amo… pero para ella no fue suficiente, quería mas… de lo que yo podía ofrecer, ella no quería mi amor, ella solamente buscaba señuelo para conquistar con celos a su verdadero amor –murmuro. Trague saliva y me acomode bien en la banca –Y lo consiguió. Estaban destinados a terminar juntos, después de todo… -me miro –Siempre se amaron…

-Siempre… -repetí con un murmullo apenas audible. De un momento a otro me vi envuelta por sus brazos, yo permanecí quieta con los ojos abiertos de par en par.

Ahora que podía tener a Bankotsu para mi, no lo quería. Tanto había soñado por sus abrazos, tanto sufrí, para que ahora no los quisiera, no quería su abrazo, no lo deseaba…

-Kagome… Kagome… ayúdame a olvidarla –pidió en sollozo. Yo trague saliva duramente –Por favor…

-Bankotsu yo…

-Valla, valla, valla… ¿Pero que tenemos aquí? –inmediatamente Bankotsu me soltó y yo levante la cabeza, encontrándome con Kikio, quien me sonreía burlona.

-¡Kikio eres una maldita perra! –le grito Bankotsu. Pero ella lo ignoro.

-Así que tienes otro juguete –dijo burlonamente Kikio. La mire molesta, deseaba pegarle patadas en ese mismo instante. Resople y mire a su lado, ahí estaba Inuyasha, abrazándola por la cintura.

Lo mire con detenimiento, el también lo hizo, ambos nos mirábamos fijamente, como buscando respuestas a todas las preguntas que teníamos en mente. Pero yo no quería buscar más respuestas y fue entonces cuando aparte mi mirada y me levante, empujando a Kikio para poder pasar.

-¿Cómo se siente ser una perdedora? –me grito. Yo en cambio no me gire ni le conteste, simplemente seguí caminando.

Camine por los pasillos a grandes zancadas, haciendo ruido al pasar. Antes de entrar al salón, golpee fuertemente un casillero con toda mi furia y entre, sin golpear y me senté aun lado de Sango.

Todas las miradas estaban puestas en mí. La profesora me miraba incrédula y Sango sin entender. No soportaba demasiada presión, la sangre recorría mi cuerpo de una forma violenta y mi cabeza seguía reproduciendo aquella escena que odiaba. Cerré mis puños todo lo que podía, hasta que mis nudillos se pusieron blancos, hasta que entonces… explote…

-¿¡Que demonios miran!? –grite fuertemente. Inmediatamente todos dejaron de verme. La profesora me miro de mala gana -¿Y usted que?

-Señorita Higurashi, ese comportamiento no es tolerante en mi clase –replico molesta.

Yo la ignore y apoye mi cabeza contra el banco. ¿Qué demonios me pasaba? ¿Qué tenia? ¿Por qué estaba así? ¿Por qué sentía las ganas de matar a Kikio y a todas las chicas que rodeaban a Inuyasha? ¿Por qué no amaba más a Bankotsu? ¿Qué sentía?

-Kagome… -murmuro Sango. Gire un poco mi rostro y la mire con agonía.

-¿Qué me sucede? –le pregunte con un hilo de voz. Ella sonrió y puso una mano en mi espalda para comenzar a masajearla.

-¿Estas triste?

Yo mire el lápiz verde que estaba sobre la mesa y luego de pensar en mi respuesta mire nuevamente a Sango.

-No lo se. Quizás… puede ser –respondí dudosa. Sango asintió y aparto la mirada por un momento, enfocando a la profesora quien leía de forma graciosa un libro sobre la era feudal.

-¿Sientes… inmensas ganas de matar a…

Yo la interrumpí.

-Ni se te ocurra pronunciar su patético nombre. Me da arcada –dije con asco. Sango rió levemente –Quisiera ser dios y aplastarla como si fuera una rata de laboratorio –continué –Pero ya sabes como es dios… tu matas un insecto y el lo revive, haciendo que aparezcan… cien insectos mas –bufe suspirando.

-Entonces queda claro que estas celosa de Kikio –parecía una pregunta, pero era más una afirmación. Yo fruncí el ceño y tosí levemente.

-Yo nunca, jamás… estaría celosa de Kikio –sentencie acomodándome en el asiento y mirando a la profesora explicar algo que no comprendía.

-Pero tienes ganas de matarla –afirmo. Yo la mire y suspire.

-Eso no quiere decir que este celosa…

Ambos guardamos silencio por un momento. Estábamos prestando atención a la profesora. Bah… mas Sango que yo, por que aun estaba analizando la situación…

¿Yo celosa de Kikio?

-Sabes… la vida es una sola –comenzó. Yo la observe prestándole atención –Yo a veces pienso que cuando una persona se te cruza en el camino es por algo… -hizo una pequeña pausa. Yo aun no comprendía a donde pretendía llegar con aquello. Así que solamente guarde silencio –Por ejemplo… cuando tú y Miroku me recibieron en la secundaria con una sonrisa y las manos extendidas, invitándome a estar con ustedes… yo dude… por que mi camino estaba formado y ustedes se pusieron en el camino como si nada…

Hizo una media sonrisa y comenzó a jugar con sus dedos

–Eran dos pequeñas piedritas que valían oro, y sabia, que si yo iba por mi camino, iba a estar sola y mi vida solamente serian los libros educativos y mi razón de vivir serian los estudios, pero yo no deseaba eso, por eso había decidido estar con ustedes. Tu al igual que Miroku son espectaculares amigos… Quizás con Miroku sea otra clase de amistad, pero no me arrepiento y se que si elegía mi camino hoy no seria feliz como lo soy, por eso Kag, yo pienso que tu deberías seguir tu propio camino y dejar de lado tu orgullo para comenzar a hacer caso a tu corazón…

-Sango yo… -murmure sorprendida por sus palabras.

-Kag… no lo dejes ir, se que por tu orgullo no lo aceptas o quizás es por su reputación, pero el a pesar de que este con Kikio, te ama solamente a ti… y lo note en sus ojos, el tiene una manera especial al verte y cuando mira a Kikio… es como si fuera que mira a la nada –sentencio.

Trague saliva y mire mi hoja blanca. Sango tenía razón, demasiada en este caso. Sabía que otra persona como Inuyasha no encontraría nunca o no podría reemplazar. Ahora lo entiendo, todo encajaba, por eso los celos, por eso el mal humor y el rencor hacia ambos…

Estaba enamorada de Inuyasha.

Después de dos años de puros besos robados, salidas rechazadas, regalos, cartas y palabras tiradas en el suelo… ahora, por fin me doy cuenta de la maldita realidad. Siempre estuve enamorada de el, pero como decía Sango. Mi orgullo me impedía abrirle el corazón y se busco a otra persona, en este caso… Bankotsu, quien me convencí amarlo y desearlo, pero cuando lo tuve… no lo quise, lo vi como un chico mas entre el montón.

-Sango yo comprendí que… -comencé nerviosa. Pero ella me interrumpió.

-Sabia que funcionaria –comento orgullosa. Yo la mire sin entender.

-¿De que hablas? –le pregunte. Ella puso un dedo debajo de su ojo derecho y se mordió la punta de la lengua.

-Te engañe –dijo con burla. Yo la mire sorprendida.

-Pero si tu…

-Era una historia improvisada, desde luego tuve que exprimir todo mi cerebro para aquellas palabras incoherentes –explico.

-osea que tu…

-Por un momento pensé que no caerías luego de mi pequeño error… -confeso.

-¿Qué error? –pregunte frunciendo el ceño.

-El de… cuando tú y Miroku me recibieron en la secundaria con una sonrisa y las manos extendidas Kag… nos conocemos desde que éramos pequeños –me recordó con una sonrisa.

-¡¡Pero que tonta fui!! –exclame sonriendo.

-Ya vez… caíste –se burlo ella.

-Eres única –dije rolando los ojos.

-Pero a todo esto… ya que aceptaste tu enamoramiento… tengo un plan para que recuperes a Inuyasha –comento sonriendo cómplice.

-¿Un plan? Sango, el esta enamorado de Kikio –le recordé.

-Eso es lo que quiere que tu pienses –explico –Esto no será nada difícil, después de todo… el desde hace tiempo que esta en tus redes, solamente hace falta recordar aquellos días con algo mas de…-sonrió con picardía y me examino con la mirada…