Hola de nuevo! Hace un par de días vi, vagabundeando por ahí, una página en la que había unas hermosísimos dibujos de todos y cada uno de los mortífagos. Como me gustó tantísimo y vi por primera vez a algunos de ellos que aún no tenían figura definidia en mi cabeza, se me ocurrió hacer estas viñetas sobre ellos. No sé si basándome en los dibujos ya dichos, pero intentando hacerlo lo mejor posible.
Por si alguien quiere, esta es la página:
madcarrot. deviantart. com/ gallery/ #Death-Eater -Cards
Empiezo con Avery, un compañero de curso de Snape en Hogwarts, espero que os guste!
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Avery.
No eres como él. No eres como él. No eres como él.
Esas insoportables cuatro palabras tañen en su mente como si rebotaran en el interior de una campana. Deshace el nudo del pañuelo con aversión y rapidez, como si fuera una víbora y no la delicada tela oscura que le rodea el cuello. Le arden los ojos de cansancio, por las horas muertas mirando hacia ninguna parte, producto de un insomnio crónico del que jamás ha podido despojarse. Lestrange se pasea a sus espaldas analizando cada estantería, relamiéndose en la saturación de libros de todas ellas. Odia su bibliofilia casi tanto como odia a la desquiciada de su mujer.
Los finos dedos del mortífago tamborilean insistentes y aburridos en el borde de una copa de algo demasiado fuerte como para querer saber qué es. Hace tiempo, pese a su corta edad, que ha aprendido a averiguar lo justo y absolutamente necesario para vivir en paz, aunque eso podría considerarse bastante irónico teniendo en cuenta que es un maldito, asqueroso, horrible y sumiso mortífago a las órdenes del Señor Tenebroso.
No le gusta, ya lo sabe. Sólo la tradición familiar y su innegable facilidad para la Imperius le mantienen entre sus filas, rodeado de desconocidos, máscaras sin nombre y toneladas, toneladas de cadáveres a las espaldas de todos ellos.
- Maldito hijo de perra.
La foto en movimiento le saluda desde el reposabrazos del butacón, burlándose de él. Es una foto antigua, con una esquina doblada y los bordes amarillentos, roídos por el tiempo incansable que le recuerda que su presente, pasado y futuro se escribieron hace mucho, a manos del estúpido cabrón que le sonríe desde el papel en blanco y negro. Padre. El ser encargado de educarle y criarle como una parte más de sí mismo, con afecto y cariño, y todos esos miramientos a los que su progenitor dejó a un lado con la excusa de hacerle todo un hombre. Un hombre que creció de golpe, de un solo tirón, cuando Voldemort se llevó a su madre como castigo a la fallida misión de turno. Los pequeños pedazos de apego que quedaban en su corazón repiquetearon en su interior viendo cerca su final, deshaciéndose por completo ante la visión de su padre. Inescrutable, frío. Tan distante como si hubiera sido una taza y no a su esposa la que acabara de desaparecer para ser destrozada, rota en añicos.
Nunca ha sido como él, lo sabe. Incuso a su muerte le perdonó por todas las calamidades de su vida, por hacerle como era, por obligarle a matar. Avery nunca fue valiente, ni impulsivo. La cobardía y el miedo le han llevado a esa biblioteca empolvada por los años, junto a un puñado de psicópatas como él, dispuestos a arrancarle la vida a cuanto ser inocente se les cruce en el camino. No, no debería estar ahí, pero está. Todo se lo debe a él. Gracias, padre.
Lo dice por si le escucha, para hacerle de rabiar, para demostrarle la indiscutible verdad que todos conocen. Porque, Avery, tú no eres como él.
Él nunca, jamás, será un mortífago.
Ya sé que ha sido cortito pero.. ¿Os gustaría una continuación¿Preferís lanzarme tomates y verduras varias sin compasión?
Mil bsos,
Isi!!