Capítulo 23: Ser feliz es mi objetivo.

Uno espera que la muerte sea casi un alivio en pleno sufrimiento, que uno flote en medio de la nada y la siguiente vez que abras los ojos, sientas la luz del día, el calor del hogar y la tranquilidad de una vida satisfecha cuando llegas al cielo; o bien, sentir un dolor interno de agonía por cada vez que las llamas del infierno queman tu piel por la eternidad y sentir como poco a poco pierdes tus sentidos, hasta que deambulas como esclavo sin dirección por todo el terreno en llamas que llaman piso, mientras, a pesar de rogar a los cielos que te saquen de ahí, muy en el fondo sientes que lo mereces.

Todo era negro. No simplemente negro, pero ese negro-que-no-te-permite-ver-tus-manos-aunque-estén-al-frente-de-tus-ojos negro. Y silencioso. Negro y silencioso. Casi como el mundo me parecía luego de que Sasuke se encargara de masacrar a la aldea. Y tampoco era ese silencio simple, de las noches de verano cuando todo está tranquilo y el silencio proviene de la gente durmiendo. No. Era ese silencio devastador de cuando sabes que estás solo en el mundo y en la vida, y no ves otra salida ni la luz, ni alguna manera de levantarte y correr hacia la puerta o la ventana para ver algo de vida, para sentirte vivo.

Era un ambiente sofocante y depresivo. Si esto es el infierno, pues hacia justicia a su nombre. Si esto es el cielo… vaya que estábamos equivocados.

Pero quizás no sea ninguna de las dos cosas, y esto sea lo que sencillamente la muerte es. Quizás no fui a ningún lado, quizás lo que pasa con mi cuerpo es lo que pasa con mi espíritu, mi alma y simplemente quedó dentro de mi propio cadáver mientras espero pudrirme en el tiempo hasta desaparecer y reintegrarme a la vida como parte de otro seres…

Sí…

O.O.O.O.O.O.O- Sí, claro.

¡A la mierda todo!, no me merezco esto. Sasuke me mete este tremendo lío y luego de que hago y cumplo lo que debo hacer, ¿simplemente muero y quedo en este lugar para la eternidad? ¿Qué saco con eso? ¿Qué gano? ¿Todo el sacrificio de morir heroicamente en un tiempo que no es mío luego de haber sido feliz por un período de tiempo, ver a mis amigos vivos, ver a todos los que quiero sonreír, para que me quiten todo eso y me quede en este lugar deprimente sintiendo pena por mi misma mientras contemplo la oscuridad y me dejo consumir por ella? ¡Púdrete, Sasuke! ¡No firmé para esto! En realidad ni siquiera firmé ni me comprometí con nada, todo lo que hice fue de buena voluntad.

A la mierda la oscuridad, a la mierda la muerte, a la mierda toda esta situación. Vamos… despierta, Sakura. Eras una ninja médico, eres una ninja médico, ¿te dejarás morir por la primera apuñalada que te dan? Vamos, eres mejor que eso, ya empezaste a sanar la herida apenas fue infligida, Sasuke después sacó la espada de ti, ¡vamos, tu puedes! ¿Qué manera de terminar tu vida es esta? No hiciste todo esto, solamente para terminar así, ¿Qué diría Tsunade-sama? ¿No recuerdas tu entrenamiento con ella? Has pasado por cosas peores. Si te viera en este momento te patearía el trasero y te sepultaría viva bajo tierra para que supieras realmente lo que es estar muerta, luego te sacaría sólo para…

-Puedes gritarte todo lo que quieras, pero si partes por abrir los ojos y quizás intentar ver que está pasando realmente, podrías… no sé, quizás ¿realmente ver que está pasando?

…¿Eh?

-¡Que abras los ojos estúpida!

Abrir los ojos fue estúpidamente fácil. Mirar que el mundo aunque negro era familiar y que no estaba sola, también lo fue. Admitir que en vez de abrir los ojos, los estaba cerrando para no ver lo que estaba al frente mío por miedo a ser decepcionada, fue más difícil. Admitir que mi consciencia para variar tenía la razón y salía a relucir cuando menos lo quería… sí, eso no va a pasar.

-Ya era hora.

Sasuke se acercó a mí apenas me senté. Esto era una ilusión del Sharingan, eso estaba claro. Para que funcionara, yo debía estar viva. Eso era bueno. Para que esta ilusión fuera tan… oscura, no había explicación.

Lo miré con molestia.- Ilumina un poco este lugar, hace poco me hiciste pensar que estaba muerta –Me miró un momento con una ceja levantada antes de que el ambiente se volviera tan resplandeciente que me quemaba los ojos- ¡No tanto! ¡Aprende delicadeza, Uchiha! –Entonces el cielo se volvió nublado y me encontré sentada sobre un campo cualquiera. Estaba más claro y ya podía ver sin sentir que en cualquier momento quedaría ciega.

-…Hmp –Bastardo de pocas palabras.

Pero no me molesté. Molestarse con Sasuke por ser como era luego del drama por el que acabamos de pasar no merecía la pena. Pero sí una explicación.

-¿Cuál es mi condición? –me miró un momento con una expresión que no supe definir pero que no me traía buena espina. Se tiró a mi costado con una gracia que no debería ser capaz de tener al caer de esa forma.

-…No vas a morir –lo dijo como un hecho. Lo observé de reojo sintiéndome extrañamente relajada, ya sea por la finalidad de su tono o por el hecho de que hace diez minutos me creía muerta.

-¿Signos?

-…Estable.

-¿Condición?

-Inconsciente.

-Si sueno tan bien, entonces ¿qué te preocupa?

Cuando me di cuenta, Sasuke se había girado y me estaba mirando fijamente. La distancia entre nosotros era mínima y ahí me di cuenta que si bien Sasuke seguía siendo más alto que yo, su altura era menor a la que estaba acostumbrada. Mi cabeza le llegaba debajo de la barbilla, mis piernas un poco más cortas que las suyas. Me volteé a escanear mi cuerpo: mis brazos más largos, mis dedos más refinados, mi ropa siendo la misma que la que usaba antes de que todo esto ocurriera… volví a ser yo.

-¡Hijo de…! –La sorpresa me hizo saltar en mi asiento y caer atolondradamente a mi lado. Mis brazos, siendo más largos de lo que me había acostumbrado, me hicieron darle un manotazo a Sasuke. Me miró irritado y le regresé la mirada "es tu culpa por no avisarme". Mi cuerpo se sentía extraño, a pesar de serme familiar. Familiar… en medio de un torbellino de emociones, la sorpresa dio paso a la excitación y no pude evitar exclamar en alegría porfinporfinporfinporfin.

-…Lenta –la palabras llena de sorna me sacó de mi alegría.

-¿Por qué no me dijiste que había vuelto a como era? Espera, ¿significa que ya regresamos? ¿Estamos donde debemos? –sea donde sea eso, pensé para mí- ¿Cambiamos la historia? ¿Ya no eres un traidor? ¿Están todos vivos y bien? ¿Tus padres están vivos? ¡Sasuke, explícame que está pasand-!

-Molestia –con eso me calló. No pude evitar refunfuñar- No hemos vuelto y no has regresado a como eres –mi cara debió haber caído diez metros- Estas inconsciente, esto es una ilusión, me pareció apropiado tener una conversación decente con alguien que no me llegara a las rodillas.

-…Que considerado –dije con exasperación- pero gracias, es agradable recordar que ya superé la academia.

-Hmp.

-Entonces… ¿Qué tienes que explicarme?

Su cara se suavizó ligeramente ante mi pregunta. El cambió fue tan drástico que utilicé toda mi cordura para no cometer una locura- Todo está bien. Danzou está siendo interrogado; Itachi se encargará de explicarle a padre lo que ocurre; para el resto de la aldea fue una noche común y corriente.

-¿Qué pasará con Kansack y… contigo?

-Ninguno recuerda nada.

…¿Qué? Es lo que me habría gustado preguntar, excepto que no lo hice ni me forcé a hacerlo- Ya veo, bueno, pensándolo bien es mejor que no recuerden nada de esta noche, podría traerles más problemas en el futuro.

-No sólo esta noche. Ninguno de ellos y nadie de este tiempo, recordará nada ni nadie de lo que ha ocurrido desde el inicio.

No respondí ni le miré. Sabía que era eso a lo que se había referido, simplemente no quiero aceptarlo. Nada es todo aquello en lo que he interferido, nadie soy yo.

-Para Konoha, lo que ha ocurrido es por el Hokage asignando una misión en secreto, Itachi descubriendo la verdad y realizando una detención con ayuda de la policía. No hubo un viaje de tus padres, no te quedaste en casa de los Uchiha, no conviviste con ninguno de ellos ni los conoces más que por nombre. Estas en el hospital porque estabas enferma. Toda interacción en la que fuiste partícipe ahora y no antes, no ocurrió y aquella pequeña tumba que creaste como recordatorio de otro tiempo fue eliminada y es inexistente. ¿Entiendes?

No pude evitar reír sin ganas- bueno, si lo explicas de esa forma creo que no tengo de otra –intenté no parecer tan afectada por lo que me lanzaba. Lo más lógico es que nadie recordara nada, cambiar la historia es un proceso delicado, un pequeño cambio puede llevar a un futuro muy distinto. Intentar cambiar la masacre de los Uchiha con la captura de Danzou, era un cambio bastante significativo. No había porque asignarle un responsable con nombre, apellido y altura de metro y algo. Sin embargo, decirlo de esa forma tan tosca y simplemente plantearlo como algo que hay que aceptar sin opción sin importar las memorias y recuerdos…- sigues siendo cruel, Sasuke-kun –le sonreí con tristeza, usando el sufijo para un toque amargo. Decir adiós siempre es difícil.

Pareció dudar si acercarse a mí o no, así que se conformó con poner su mano sobre mi cabeza- …seguiremos siendo compañeros de equipo –intentó reconfortarme con tono dubitativo. Puse mi mano sobre la suya y apreté levemente, mientras dejaba mi cara oculta por mi pelo.

Porque una realidad donde no interactuamos cuando pequeños, es un realidad donde todo ocurre de la forma en que ocurrió antes. Sasuke no recordaría la masacre que realizó, ni lo que hizo para arreglar su error. Nuestro pequeño secreto que incluye todo este embrollo no sería conocido por él.

-Si te vuelves un ser sociable, puede que llegues a asustarme –le dije intentando sonar segura. Escuché un gruñido y su mano revolvió mi pelo. Sonreí a mi pesar. Si olvidar era necesario para que Sasuke viviera una vida feliz por una vez, valía la pena sentirme sola con este peso. Quizás la historia no cambie, y si cambia, quizás sea para mejor, quizás siga siéndome indiferente, pero también está la posibilidad de que algún milagro ocurra- Fuiste un niño bastante osado, mira que aprovecharse de la posición de una niña para robarle un beso y perseguirla a todas partes, quien sabrá en que te convertirás cuando crezcas –me reí levemente. Su mano se paralizó sobre mi pelo y cuando le vi su expresión era de sorpresa –tanta sorpresa como expresa un Uchiha sin ser expresivo- Oh, vamos, me estabas vigilando desde el inicio, ¿qué tanto te sorprende?

-…No podía vigilarte todo el tiempo, habían cosas que hacer.

Si él no sabía todo lo que había ocurrido en mi vida en todo ese lapso de tiempo, entonces yo sabía más de lo que él quería que supiera y tenía secretos que él no sabía. Oh, dulce chantaje. Puse cara de gravedad- …quizás debas reconsiderar terminar esta pequeña misión de esta forma, estoy segura que tu pequeño yo necesita una pequeña charla sobre el futuro y cómo tratar a las mujeres… por muy molestas que sean.

Me observó fijamente antes de fruncir el ceño en un gesto que decía: habla. Y por mucho gusto que me diera contarle nuestras pequeñas andanzas, mejor dicho, sus pequeños trucos, preferí guardármelo a la tumba, y le respondí de la misma forma con mis ojos mientras le sonreía divertida exponiendo todos mis dientes: ni muerta.

Sacudió la cabeza en exasperación y mantuvo las cejas fruncidas mientras miraba al frente. Me reí a sus expensas antes de copiarle y mirar nuestros alrededores. El campo parecía no terminar nunca. Nos quedamos en silencio y contemplamos el horizonte sin compartir nuestros pensamientos. Ya era hora ¿no?

-Espero que, pase lo que pase, conozcas una vida mejor, Sasuke.

-…Hmp. Gracias –asentí con la cabeza. El horizonte desapareció, el campo empezó a mecerse por un viento inexistente y el suelo comenzó a reducirse desde la lejanía- Nos volveremos a ver –me sorprendí cuando volvió a hablar y me volteé a mirarle.

Antes de que desapareciera junto con el resto del escenario, alcancé a notar la comisura de su boca arqueada.

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La siguiente vez que abrí los ojos –y esta vez sí los abrí: mis dos pupilas al sol, mi Inner sin tener que recalcarme que efectivamente hay que utilizar unos cuántos músculos para poder ver el exterior- estaba en una camilla de hospital. Mis padres a mis costados, se acercaron a penas los miré y me sonrieron en alivio y cariño.

-Era momento de que despertaras, Sakura-chan, has dormido casi toda la mañana –me dijo mi madre mientras acariciaba mi cabeza. Recordé a Sasuke.

-¿Te sientes bien? La doctora te ha dado permiso para irte a casa, ¿te apetece ir? Podemos conseguir algo de helado en el camino –sonrió mi padre por detrás de mi madre.

Los miré sin decir palabra antes de sonreír y asentir. En el camino a casa, ambos me llevaron de la mano mientras me contaban todo lo que podría ser una anécdota que me hiciera reír y recordar en el futuro.

Asentí y sonreí. Cada tanto dejaba caer una pequeña risa cuando mi padre contaba algo que le parecía sobresalir o ser extremadamente gracioso, pero no dije ninguna palabra. Me dejaron descansar en mi habitación con la promesa de mi platillo favorito para la cena y jugar conmigo hasta el anochecer.

No estaba triste. Lo que Sasuke hizo, tenía que hacerse. Sólo estaba confundida por el hecho de que a pesar de cumplir con mi parte, aún seguía atrapada aquí, ¿por qué no enviarme donde me corresponde?

Suspiré para mis adentros y revisé mi habitación. Al costado de mi armario estaba la bolsa que había utilizado para la infiltración en la torre Hokage. Giré la cabeza hacia el otro lado y contemplé mi pared. Recordé que en mi habitación en los Uchiha, Mikoto se había encargado de decorar hasta el más mínimo centímetro con peluches de conejitos blancos, gordos y fofos. Miré el techo. Se parecía al salón donde Fugaku leía el diario. Cerré los ojos y hasta ese mismo gesto me recordó a como Itachi hacía cada vez que estaba relajado.

Mierda.

Al final, fui donde mis padres y me quedé con ellos el resto de la tarde hasta la hora de dormir, con el pretexto formado por las únicas palabras que hablé ese día: me siento sola.

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Cuando me desperté al día siguiente me sentí decepcionada al ver mi habitación infantil. Suspiré y me levanté de la cama para comenzar mi día. Mi madre se alegró de verme y mi padre me llevó en sus hombros, a pesar de mi peso, hasta la mesa del desayuno. Comimos juntos, hablamos sobre lo que haríamos y luego nos separamos para hacer nuestros deberes.

Como yo no tenía ninguno, resolví pasear por la aldea. Fue una discusión de veinte minutos que terminó en un: está bien, pero ponte la bufanda. Al final, terminé saliendo cuan oso polar de su cueva. Sea cual sea la enfermedad que haya tenido, era el abrigo lo que me iba a matar de asfixia.

Caminé por las calles que si bien cálidas iban refrescando. La aldea parecía tan normal y tan… Konoha, que pronto me dejó de llamar la atención. Claramente, los edificios no habían cambiado en el transcurso de un día –o lo que sea-. Seguí sin rumbo aunque con una dirección consciente hasta que me encontré al frente de la residencia Uchiha. No me detuve, ni la contemplé. No vi como los tíos de Sasuke hablaban en la entrada, ni como Mikoto venía saliendo para quizás hacer las compras. Seguí de largo e ignoré la pequeña nostalgia que me embargaba.

-¿Por qué estás tan sentimental? Antes nunca habías dado un paso en ese lugar y ahora que lo has dado, ¿quieres regresar? No es el momentome regañó mi Inner- Continúa con tu vida, Sakura, lo vivido es pasado.

Y tenía razón. Así que me alejé lo más pronto de ahí.

Los días pasaban rápidos. Cuando fue hora de ir a la Academia, vi a Sasuke en su esplendor. Molesto con sus fanáticas, peleando con Naruto, ignorando al resto, ansioso por regresar a casa y mostrarle a Itachi lo que sea que quisiera mostrarle. No cruzamos palabras ni una vez. Me mantuve alejada y pasé mi día con Ino y con quien fuera quien la acompañaba.

Cuando terminó el día, lo vi correr. No me sentí ni decepcionada, ni sola, ni triste. Así era antes, el corriendo y yo mirándolo a la lejanía.

Durante el día, también vi a Naruto. Estaba solo, seguía siendo regañado y nadie se acercaba a él más que para burlarse. Me rompía el corazón verlo así, después de todo había procurado acercarme a él para que tuviera una infancia mejor. Pero todo aquello en lo que has interferido, ha sido eliminado, me recordó mi Inner. De todas formas era injusto, ¿si se podía cambiar la matanza Uchiha porque no se podía cambiar la soledad de una persona por una vida llena de cariño y compañía? Entonces vi a Hinata acercársele ligeramente y comentar algo que hizo a Naruto saltar de su asiento y abrazarle efusivamente hasta hacerla desmayar. Iruka-sensei le regañó a la distancia y Naruto –asustado por la persona desmayada en sus brazos- intentó responder mientras alternaba sus palabras entre Iruka-sensei y Hinata en pánico.

-¿Lo ves? Aunque tu no te le hayas acercado, hay gente que sí lo hizo. Naruto pasó por todo esto para ser lo que es: un héroe de la aldea. No le quites eso…

Me alejé de la escena para no responderme a mi misma.

Empezaba a perder la noción del tiempo y de lo que me rodeaba. No estaba segura de por qué seguía aquí, o por qué Sasuke me dejó recordar todo cuando le quitó sus memorias a los demás e incluso a si mismo. ¿Por qué no hacerme olvidar? ¿Por qué hacerme ver esto? ¿Seguía en el pasado o era este mi presente? ¿Es qué no había regresado al futuro, por el hecho de que ahora debo empezar a vivir desde este punto, mi infancia?

Caminé sin rumbo nuevamente. Paseé por el centro de la aldea, las puertas de la entrada, el mercado, la residencia Uchiha, por las afueras del departamento de Naruto, donde sea que fuese. Había cogido mis caminatas sin sentido como un pequeño hábito. Era una forma de recordarme que a pesar de todo lo vivido, nada había cambiado y que, sin embargo, a la misma vez sí. Pequeñas cosas que marcaban una diferencia.

Recorrí un sendero cualquiera hasta terminar en algún lugar del bosque. Reconocí el lugar apenas vi una roca levantada. Me acerqué a ella. ¿Podría ser que algo en lo que haya interferido siguiera en este mundo? La roca lisa y sin brillo me dijo que no. Sasuke dijo que la había eliminado, me dijo mi Inner.

¿Pero por qué dejar la roca?

Caí al suelo y le miré fijamente. Si Sasuke la había eliminado, ¿por qué no simplemente pulverizarla? ¿Para qué dejar una roca en la misma posición y en el mismo lugar en que la había dejado? ¿Un recordatorio? ¿Por qué dejar una memoria que se busca olvidar?

¿Por qué, por qué, por qué, por qué, por qué, por qué?

Me recosté en el suelo y miré el cielo. ¿Por qué hacerme vivir algo dos veces si a pesar de saber que puedo hacer una diferencia, no puedo hacerla? ¿Por qué ver dos veces el mismo cielo?

-Porque a la primera mirada se descubre lo que es nuevo, pero a la segunda… es ahí cuando uno capta realmente la esencia de las cosas, cuando uno descubre los detalles, es ahí cuando uno decide si es algo que se merece recordar o no.

Seguí mirando fijamente el cielo con las palabras de mi Inner penetrando mi cabeza. Las procesé una y otra vez, hasta que perdieron coherencia y significancia. Miré a mis alrededores para apreciar los árboles y después volví a mirar el cielo. Fue ahí, cuando noté que en medio del cielo atardecido, las nubes formaban un círculo y como los rayos del sol pasaban a través de ellas trayendo una luz más tenue a la tierra, mientras el centro marcaba exclusivamente en alguna parte del mundo un lugar iluminado. Era un bonito atardecer.

Abrí los ojos de golpe y me senté mientras repasaba mis pensamientos. Si mi Inner tenía razón, entonces este atardecer era como cualquier otro a simple vista, pero dudaba que cualquier otro atardecer tuviera exactamente su descripción y su forma de apreciarse.

¿Es quizás eso lo que Sasuke quería que entendiera?

Todo lo vivido en este tiempo fueron días que ya había vivido anteriormente, pero en los que ahora acontecieron otros sucesos. Tenía nuevas memorias de días que ya habían pasado. Bonitos recuerdos de personas a las que no conocí hasta dentro de muchos años más. Conocí a personas que nunca tuve la oportunidad de conocer. Viví cosas que en mi vida me imaginé vivir. ¿Por qué eliminar todo eso? ¿Por qué olvidar? ¿Por qué no aceptar que esto es parte de mi vida y usarlo para seguir adelante y descubrir cosas que no conocí por ignorar esos detalles?

¿Por qué no regresar aceptando esto, continuando adelante y asegurándome de no pasar de largo más de estos pequeños momentos en la vida?

¿Por qué no ser feliz con lo que sé y con lo que no?

Olvidar es fácil, sí, y recordar es doloroso, sobre todo cuando hay cosas que sabes ya no serán iguales, ¿pero no hace eso la vida un desafío? Superar el temor, la pena, la angustia y abrazar todo eso para mejorar y continuar y ver un futuro nuevo que no conoces, pero del que sabes fuiste parte en su creación y que aguarda un montón de aventuras y desafíos.

Todo era tan sencillo.

Me reí histéricamente mientras lloraba y me recostaba en el pasto.

Que todo fuera igual a como estaba antes de todo este desastre, estaba bien, porque eran los pequeños detalles lo que contaban, las pequeñas diferencias que marcan un presente más afable y conducirán a un futuro incierto pero similar. Mi realidad había sido maravillosa hasta el momento de la masacre sin importar las penas, lágrimas y todo el esfuerzo que tuve que poner en ella. Conocer una realidad alternativa no cambiaría eso. Sólo podría hacer el camino más largo y complicado, pero el final valía la pena si llevaba a algo diferente que no fuera sangre y destrucción.

Si hay otra Sakura que corresponde a este tiempo, tenía que dejarla vivir. Y yo tenía que regresar. Porque mis seres amados no están en este tiempo, están en el futuro y nada podría borrar eso.

La piedra empezó a brillar y pronto no pude ver ni el atardecer. Me vi envuelta en la luz y cerré los ojos antes de quemarme las pupilas de manera similar que en la ilusión de Sasuke.

Que pasara lo que tenía que pasar. El pasado es una base para construir el futuro.

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No había cosa más molesta que estar durmiendo y sentir como algo te picaba el brazo y los costados. En realidad no había cosa más molesta que querer seguir durmiendo mientas ignoras la picazón molesta cuando ésta se vuelve más insistente.

-Estúpidos mosquitos…

-¡Sakura-chaaan! Vamos, Kakashi-sensei prometió invitarme a comer ramen si lograba despertarte en menos de 10 minutos.

-10 minutos más…

-¿Qué no te acabo de decir que tienes que despertarte antes de eso? Vamos, Sakura-chan –la picazón se hizo cada vez más molesta hasta que sentí una presión por debajo de las costillas que me hizo activar un reflejo y abrir los ojos involuntariamente.

-¡Kyaaa! –le di un puñetazo a algo duro. Me senté en la cama aún dormida mientras intentaba procesar que diablos había pasado. Le pegué a algo duro. Le pegué fuerte. A lo que sea que le pegué lo debí haber destruido. Es posible que haya sido el despertador. Es el décimo cuarto del mes. No puedo destruir otro. Uhh…

Desperté y mis ojos se abrieron en urgencia. Me tiré a mi velador para buscar el despertador. Ahí estaba, en perfectas condiciones. Suspiré en alivio.

-¡Diablos, había olvidado tu gancho izquierdo, Sakura-chan! –dijo una voz adolorida.

Me giré para ver a Naruto sobándose la mandíbula. Oh, eso dejará un hematoma. Pensé en disculparme, pero recordé que él había sido el culpable de que no pudiera dormir hasta tarde hoy, así que lo olvidé.

-Jeez, Naruto deberías saber a estas alturas que Kakashi-sensei te utiliza como mi despertador porque sabe que no reacciono bien al ser despertada. En especial, cuando es mi día libre –le regañé haciendo énfasis especialmente en la última parte, dedicándole una mirada fulminante. Naruto se encogió en su lugar y dijo unas leves disculpas.

Decidiendo que valía la pena perdonarle la vida, me levanté de la cama y me dirigí al baño.

-Salgo en diez minutos, espérame afuera.

Naruto se quedó quieto por unos cuantos segundos antes de sonreír y salir por la ventana. Sonreí para mí.

Ya había pasado un mes desde que regresé a mi tiempo. Al momento de abrir mis ojos –algo que parezco hacer con insistencia-, la primera cosa que vi fue el cielo cubierto en fuegos artificiales y a mis amigos apuntando emocionadamente hacia ellos. Fue Naruto el que me trajo a tierra, gritando mi nombre, para indicarme un fuego artificial especialmente grande. Estábamos observándolo cuando fui consciente de que había vuelto: Año nuevo, época del desastre. Me sentí aliviada pero al mismo tiempo me preocupé.

Sasuke no estaba por ningún lado.

¿Es posible que su familia haya muerto de todas formas y él haya abandonado la aldea? ¿Seríamos atacados nuevamente en los próximos minutos?

Empecé a pensar en todo lo que había ocurrido anteriormente, temiendo, esperando, deseando que nada de eso ocurriera pero preparándome para lo peor. Fue un grito tosco pero relajado el que me hizo bajar la guardia. Fue el mismo Sasuke, que venía caminando relajadamente hacia nosotros pero terriblemente consciente de la multitud que había, y por tanto, ciertamente irritado.

-¡Teme, llegaste!

Naruto corrió hacia el recién llegado e intentó darle un coscorrón. Sasuke le bloqueó el golpe e intentó darle un puñetazo en la cara pero Naruto le esquivó e intentó darle uno él mismo. Fueron separados por Kakashi-sensei. Ambos se miraron fijamente el uno al otro, y justo cuando pensé que entrarían en una pelea de nuevo, sonrieron.

-Dobe.

-Hasta que llegaste, Teme, por un momento creí que la misión habría sido demasiado para ti, claro, que no me sorprendería mucho, pues… -Kakashi-sensei lo golpeó en la cabeza- ¡Kakashi-sensei!

-Bienvenido, Sasuke, has llegado justo a tiempo –sonrió mi maestro por debajo de su máscara.

Contemplé la escena desde la distancia. Estaba en blanco y no procesaba la imagen en mi cabeza, pero al momento de hacerlo no pude evitar dar pequeños saltitos sintiéndome terriblemente feliz. Mis tres chicos, juntos, vivos, siendo ellos. Si Sasuke estaba en una misión, entonces era parte de la aldea. No la había abandonado. Lo que hice había funcionado… al menos en esa parte.

Sonreí inconscientemente. No sabía cuanto había cambiado este tiempo, pero al menos la masacre estaba evitada por ahora, Sasuke estaba con nosotros y todos seguíamos vivos y ajenos a los horrores que traen consigo la muerte. Era un cambio suficientemente bueno.

Me quedé en mis pensamientos tanto tiempo que no noté cuando los tres se voltearon y me miraron expectantes. Cuando lo noté, pestañeé y los miré con interrogación. No sabía que esperaban de mí.

-Sakura-chan –me llamó Naruto- ¿no vas a saludar al teme? Después de todo no lo veíamos en un mes –pestañeé nuevamente. Por supuesto que tenía que saludarlo, era simple cortesía.

-Eh, por supuesto que sí –exclamé tratando que no se notará la nota nerviosa de mi voz- solo esperaba que terminaran su conversación –expliqué. Luego, miré a Sasuke- Bienvenido a casa, U-…Sasuke…-kun –apenas abrí la boca supe que no sabía como tratarlo.

Los tres me miraron extrañados, supongo, por mi comportamiento y manera correcta de hablar. Les sonreí abiertamente para que dejaran de verme así. No los culpaba, mi recibimiento fue tan extraño e incómodo que lo único que quería era correr de ahí y estrellar mi cabeza contra un árbol hasta quedar inconsciente.

-Incluso cuando el árbol se rompería antes de eso.

Ignoré el acotamiento de mi Inner y desvié la atención de mis compañeros de equipo hacia los fuegos artificiales, señalando con el dedo hacia ellos. Funcionó. Suspiré. Vaya manera de cambiar una situación incómoda. Suspiré nuevamente ante el pensamiento.

Naruto empezó a señalar y gritar nuevamente con emoción. Lo miré y recordé la promesa que me hizo este mismo día en otra realidad: ¡Claro que sí, Sakura-chan! Él vendrá para quedarse, te lo prometo ¡de veras!, recordé también que en el pasado lo culpé por no cumplir su promesa, pero ahora, en este momento, sí lo había hecho. Sonreí con cariño, gracias, Naruto.

Noté movimiento a mi izquierda y me volteé a ver quien era. Sasuke se había alejado de Naruto que ahora saltaba por algo que no sabría decir. Lo miré fijamente. Él notó mi mirada y desvió la suya hacia el otro lado.

-Es mejor por aquí –comentó sin mirarme mientras su mano rozaba la mía antes de apartarse bruscamente para cruzar los brazos. Lo seguí mirando sin saber que decir. ¿Qué estaba pasando?- Sakura, deja de mirarme fijamente –musitó incómodo.

-¡P-perdón! –exclamé mientras miraba hacia el otro lado, levemente sonrojada. El gesto me pareció tan común de mí que repentinamente me pregunté si realmente era algo que hacia mucho. Sentí nuevamente movimiento a mi izquierda, y pronto el peso de un hombro contra el mío. ¿Qué diablos le pasaba a Sasuke con el contacto físico? De todas formas, no lo miré. Él tampoco dio indicio de mirarme.

Nos quedamos así contemplando el final de los fuegos, antes de que Naruto nos tironeara con la excusa de comer el primer tazón de ramen del año.

Pasaron al menos unos quince días antes de saber que el clan Uchiha seguía vigente y más poderoso que nunca. Claramente, eso atraía problemas de otra índole, pero me bastaba con saber que la gente que conocí seguía en este mundo, de una forma u otra. Era reconfortante saber que Sasuke no estaba solo (aunque eso no cambiara mucho su carácter). En cuanto a la aldea, nuevamente, las diferencias no eran muchas, pero eran los pequeños detalles los que contaban.

Me miré al espejo del baño, chequeando que todo estuviera en orden antes de salir. Tomé mis llaves y abandoné mi casa, encontrando a Naruto moviendo un pie impaciente contra el suelo.

-¡Ya era hora! Vamos, Sakura-chan ¡sólo me quedan tres minutos para llevarte! –exclamó agarrando mi muñeca y empezando a correr.

-¡Naruto! –le regañé- ¡eso es más que suficiente tiempo! Por Kami, por algo somos ninjas…

Naruto me sonrió abiertamente- lo sé, pero si llego con dos minutos de sobra, Kakashi-sensei me invitará todos los tazones que quiera –lo miré sin creerle- ¡es verdad! Y no pienso desaprovechar una oportunidad así.

-No creo que lo logres en treinta segundos…

-Lo lograremos, te lo prometo ¡de veras!

Dicho y hecho. Me arrastró por los tejados de Konoha hasta llegar a Ichiraku. Al momento de llegar, gritó en victoria y señaló a Kakashi-sensei -que esperaba frente al puesto de comida junto a Sasuke- que había logrado llegar a tiempo, pero Kakashi-sensei le señaló que se había atrasado por siete segundos, y que por tanto, sólo le invitaría dos tazones.

-¡Pero no es justo! Si solo Sakura-chan no fuera una bruja por las mañanas, habríamos llegado a tiempo, ¿sabes por lo que tuve que pasar para levantarla? ¡Creí que me partiría la cabeza en dos! Además, deberían haber visto las pintas con las que andaba esta mañana… ¡si hasta la cara la te-! –lo golpeé desde lo más profundo de mi alma hacia el cielo. Mira que decir mentiras sobre mí. Tsk, estúpido.

-Pues ya veo que es un buen día, ¿procedemos? –preguntó Kakashi-sensei mientras hacia un gesto con la cabeza. Luego de saludarlos, procedí a caminar hacia el puesto, dejando que Sasuke me cediera el paso, antes de entrar él.

Había mucho que aún no entendía sobre mi vida actual, pero pretendía hacerlo.

Porque sin importar las circunstancias, el hecho que nadie recuerde nada y que nadie nunca lo hará, que todo lo dicho y hecho me haya afectado de una manera que aún no he descubierto; el hecho que aún no sepa diferenciar si realmente he muerto, o realmente he vuelto a vivir donde me corresponde. No importa. Estoy satisfecha. He crecido, madurado, y tengo aún una vida por delante en la que puedo llegar a descubrir un sin fin de cosas más.

Soy feliz, y eso es lo que cuenta.

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Oh, Crap… de verdad ha llegado este momento. Primero que nada, agradecerles a todos ustedes –lectores, escritores, anónimos- por leer la historia. A todos aquellos que la han seguido desde el principio, les agradezco desde lo más profundo de mi corazón por haberme acompañado en estos 7 años –sí, 7 años-. Cada mensaje ha sido una motivación, cada alerta y favorito ha sido una inspiración y realmente, lo único que me ha motivado a terminar esta historia, fueron ustedes, así que nuevamente, desde lo más profundo de mi alma, gracias por acompañarme durante esta historia, gracias por acompañarme desde mi infancia –a mis tiernos 13 años de vida- hasta mi mayoría de edad –ahora a los 20-, gracias por perdonar mis errores, mis desviadas filosóficas y por sobre todo, gracias por perdonar mis desapariciones de meses y seguir conmigo a pesar de todo el tiempo que pasaba entre un capítulo y otro.

Hoy 31 de enero del 2015 esta historia ha llegado a su fin. Y como deberán sospechar, sí, sí fue premeditado. Me pareció justo terminar esta historia en esta fecha, pues 7 años de vida son técnicamente una etapa que acaba de terminar –y que continuará con la única historia que me queda por terminar-.

A todos mis lectores, antiguos y nuevos, muchísimas gracias.

Dato curioso: intenté subir este capítulo en plena carretera. La señal de mi teléfono apesta, pero sorprendentemente la red inalámbrica de la gasolinera me dejó subir el capítulo (raro).

Y lo que me queda, la última respuesta a los mensajes que me han enviado por esta historia del capítulo pasado:

Sasume: siento no haberlo actualizado en el 2014, pero al menos un mes de diferencia no es tanto :P

taran taran: aquí está! Gracias por leer!

Adhii Guzman: gracias por leer!

Guest: aquí está el final! Gracias por leer!

Muecadetrapolinda: gracias! Me siento halagada! Espero que disfrutes el final!

Vanessa: ¡¿por qué estás de luto?! El final está aquí!

Lissh-chan: jajajaja, en el momento no creí que se podía malinterpretar de esa forma, pero ahora que lo vuelvo a leer, pues… sí se puede, perdón por jugar con tu salud : ). Me alegro que la historia aún te mantenga metida, sinceramente he cambiado tanto mi estilo de escribir desde los primeros capítulos que creí que daría lata, así que me alivia saber esto ¡gracias y disfruta del último capítulo! P.D.: la universidad es horrible, extraño el colegio –insertar lloriqueo-.

Adhii Guzman: la espera se ha acabado! Gracias por leer!

Nuevamente, muchísimas gracias a todos ustedes. Si lo desean, nos veremos en "Mi vida es un desastre".

Se despide por última vez en esta historia,

Nubesparky.