Capítulo 6: Kakashi
La Hokage parecía nerviosa. Hace rato que contemplaba la nada desde la ventana e incluso no había ningún rastro de sake en el despacho, señal que indicaba indudablemente que algo de suma importancia la perturbaba.
-Tsunade-sama, ya están todos aquí. –le avisó una acongojada Shizune.
-que pasen. –ordenó sin apartar la vista del exterior.
-pareces intranquila... –comentó de pronto alguien que no acostumbraba entrar por la puerta.
-entra Jiraiya... –dijo ignorando lo mucho que le molestaba que apareciera de esa forma.
-vaya, debe ser importante... –saltó dentro del despacho y se sentó en una de las sillas puestas alrededor de la mesa. -¿quién falta?
-todos... –respondió seria como pocas veces.
-buenos día Tsunade-sama. –saludó Kurenai inclinándose.
-buenos días Quinta. –repitió Might Gay en el mismo tono ceremonioso.
De a poco fueron llegando los demás, entre ellos Shikamaru, Sai, Temari en representación de Suna, y un tipo desconocido proveniente del País de los Ríos, en resumen, todos lo ninjas más destacados de Konoha.
-¿de qué se trata todo esto? –interrogó intrigado Jiraiya.
-aún falta uno... –sentenció la rubia desde su asiento. Todos los demás permanecían en silencio esperando.
-hola! –saludó con naturalidad el que faltaba.
-tarde como siempre Kakashi Hatake... –suspiró con resignación Maito Gay.
-ya es tarde, salta a tu asiento y comencemos de una buena vez! –exclamó exasperada la Hokage. El platinado saltó desde el marco de la ventana tal y como se lo habían ordenado.
-lo siento, es que una abuelita...
-no me interesa, no tienes remedio. –bufó harta de siempre tener que escuchar sus estúpidas justificaciones. –bien, ahora que estamos todos, puedo informarles lo que sucede. –los presentes tragaron saliva. –primero que todo, les presento a Ren Muraki, enviado desde el País de los Ríos. –el aludido inclinó la cabeza en ademán de saludo. –la razón por la que él ha venido, es porque su nación necesita de nosotros. Están atravesando por una gran crisis, que si no se detiene, podría extenderse hasta aquí, lo cual es lo más seguro considerando la presencia de Uzumaki Naruto.
-¿tiene relación con el Kyuubi? –inquirió Sai.
-exacto. Akatsuki ha aparecido otra vez en busca de un nuevo demonio. –todos abrieron los ojos desmesuradamente. –el Jinchuuriki habita en el País de los Ríos, por lo que es un asunto que nos concierne a todos. El objetivo es eliminar a todos los miembros restantes de Akatsuki antes que puedan extraer a la bestia. Estos delincuentes aún no aparecen por él, sin embargo es cuestión de tiempo...
-¿es esta información completamente veraz? ¿cómo tenemos la certeza que no se trata de una estratagema de este país para vencernos en su propio territorio? –bramó desconfiado Shikamaru.
-no es así. Hemos acudido a ustedes porque los necesitamos. Su aldea es una de las más poderosas. Además, la fuente de la cual recibimos la información de que Akatsuki planea atacar nuestra aldea, es de confianza. –Shikamaru levantó las cejas esperando una respuesta. –el propio Hebi nos advirtió... –masculló temeroso.
-¿Hebi? –inquirió incrédula Temari. -¿acaso no es el grupo que conformó Sasuke Uchiha para derrotar a su hermano?
-el mismo Temari. Hebi es conocido por su constante búsqueda de los Akatsuki, específicamente de Itachi Uchiha.
-¿y por qué razón Hebi querría advertirles de dicho peligro? Sasuke Uchiha nunca se destacó por su solidaridad precisamente... –sentenció sarcástica Kurenai.
-tienes razón. Si lo hizo, fue para facilitarse el trabajo a él mismo. De seguro creyó que si compartía la información, no tendría que ocuparse de los demás Akatsuki, ya que para llegar a su hermano primero debe acabar con los otros, y para dicho objetivo estamos todos nosotros... –concluyó Shikamaru.
-o tal vez decidió hablar para quedar bien con Konoha... –propuso inocentemente Kakashi.
-¿insinúas que quiere volver aquí y por eso se comporta como un aliado? –soltó receloso Maito Gay.
-independiente de sus motivos, lo que nos atañe en estos momentos es movernos hacia el País de los Ríos para estar listos cuando ataquen. La idea es terminar con esto allá mismo, procurando mantener a Naruto y al otro Jinchuuriki a salvo muy lejos de ahí.
-podemos enviar a Naruto al País de las Olas. –propuso Jiraiya. –yo mismo me encargaré de llevarlo y protegerlo Tsunade.
-de acuerdo. Se irán mañana al anochecer. Tienen prohibido avisarle a alguien, mientras menos sepan de esto, mejor. –bramó la rubia.
-yo podría ir al País de los Ríos por el Jinchuuriki y esconderlo en Suna Tsunade-sama... –planteó Temari.
-justamente iba a decirte que lo hicieras. En tu país está Gaara así que el peligro es mínimo. Shikamaru te acompañará. –el chico torció el gesto.
-¿alguna objeción Nara? –preguntó amenazante al Quinta.
-no, ninguna. –respondió él.
-bien. Mañana se van junto a Jiraiya y Naruto. Lo mismo va para ambos, nadie debe saber lo que harán, sólo desaparezcan. El resto de ustedes se irá cuando los Jinchuuriki hayan llegado a salvo a sus destinos.
-Tsunade-sama, ¿qué haremos con Sasuke Uchiha? –preguntó un tanto inseguro Sai.
-si Sasuke los ataca, se defienden, si quiere venir, que lo intente, si coopera para terminar con los Akatsuki, agradézcanselo. Es todo. –respondió decididamente.
-tenga en cuenta que es un traidor Tsunade-sama... –recalcó el pelinegro.
-no es necesario que me lo recuerdes Sai. Si lo que te preocupa es que vuelva, descuida, porque para que eso suceda, nunca acabará de hacer méritos, y además quien decidirá eso soy yo, no tú. –el pálido chico se calló a pesar de la rabia que le causaron las palabras de la Quinta.
-por ahora, pueden retirarse hasta que los cite nuevamente. Sobra recordarles que apelo a su discreción respecto a todo lo tratado hoy. –con esto, la Hokage dio por finalizada la reunión y se levantó de su asiento, imitándola los demás. Uno a uno fueron saliendo todos.
-Kakashi, tú quédate. –el ninja copia obedeció y se quedó quieto frente a la ventana. –necesito que hables con alguien. Quizás tú puedas hacerla entrar en razón...
-¿de quién se trata? –inquirió aunque presentía de quien se trataba.
-sabes perfectamente quién...
-explíquese... –el usuario del Sharingan se giró para quedar frente a la mujer.
-te debes preguntar por qué razón no incluí a Sakura en esta 'misión' no es así?
No respondió, sólo continuó sosteniéndole la mirada.
-Sakura ha sido la mejor pupila que he tenido... –se sentó relajada en su sillón. –sus habilidades son insuperables... –prosiguió al tiempo que abría un pequeño mueble bajo su escritorio, del cual sacó dos pequeños recipientes y una botella. –Shizune es excelente, pero le falta... –se detuvo a pensar mientras servía en los vasos. –tenacidad...
-no comprendo el punto... –Kakashi rogaba en su interior que no fuera a hablarle algo que confirmara los rumores que circulaban acerca de su alumna, los cuales se negó rotundamente a creer.
-a Sakura no la incluí porque ya no confío en su sano juicio. –soltó seria.
La Sanin legendaria le dirigió una mirada inquisidora como de 'no te hagas, tú también lo sabes', a lo que el ninja sólo atinó a desviar la vista hacia el techo.
-por eso me inquieta si lo que ha estado haciendo es debido a tus enseñanzas Kakashi...–dijo por fin. "Así que de eso se trata" corroboró en su mente el sensei del equipo siete.
-yo le enseñé muchas cosas, pero entre ellas no figura 'ese' tipo de lecciones...-se defendió.
-creo que ese es precisamente el problema, que nadie ha estado ahí para inculcarle un poco de amor por sí misma... –se tomó todo el licor del vaso en un solo trago. Kakashi no supo qué responder.
-mi trabajo era forjar ninjas competentes y justos que respetaran el trabajo en equipo... –justificó su labor.
-también era enseñarles a ser buenas personas... –rebatió.
-yo sólo era su sensei...
-exacto. Un sensei da el ejemplo en todos lo ámbitos, y vela por el bienestar de sus pupilos. No eres un mal maestro Kakashi, no obstante te olvidaste de las personas a quienes enseñabas. Cual de todos ha estado más solo en la vida; ninguno de ellos ha tenido padres por mucho tiempo. Naruto siempre ha sido huérfano y aislado por el resto, Sasuke presenció como su hermano mataba a su familia, y Sakura perdió a sus padres en plena adolescencia, ¡es evidente que hemos dejado pasar esos detalles! Desde el principio debimos notar que algo andaba mal con ellos... –bebió sake de la botella. –era de esperar que fueran un fiasco en cuanto a relaciones personales! –el peliplateado escuchaba cabizbajo el sermón de su superiora, que intencionalmente lo estaba haciendo sentir culpable.
-pobres niños...todo esto es porque han estado solos... –le alcanzó el vaso a Kakashi al notar que no se había servido ni un sorbo.
-hablaré con Sakura...-concedió sin reparar en su ofrecimiento.
-bien. Hazlo antes que se acueste con todos los hombres de Konoha... –suspiró aliviada. -yo creo que lo hace para aplacar en alguna medida lo miserable que se siente...
-¿por qué empacas tan deprisa?
-porque en cualquier momento la vieja me llamará para que me vaya... –respondió al tiempo que ponía todo lo que necesitaba sobre la cama, junto a la kunoichi.
-te irás? ¿dónde? –inquirió intrigada.
-no puedo decírtelo.
-¡vamos!
-no puedo. Por más que trates de persuadirme no te lo diré. Son órdenes.
-vamos Sai-kun... –se levantó de la cama y caminó lentamente hacia él.
-no importa como me llames, ni cuanto te esfuerces para sacármelo... –aseguró el pelinegro buscando su mochila.
-anda... te recompensaré...-se sonrió maliciosamente.
-Sakura, si quisiera follar, me iría con Ino ahora mismo... –la chica quedó de una pieza con lo que dijo su amigo. Una gran vena comenzó a hincharse en si sien. Retrocedió lo que había caminado y se sentó nuevamente en el borde de la cama, esta vez con las manos en la orilla y la vista al suelo.
-ya fea, lo siento... –el chico se acercó a ella algo arrepentido.
-no, tú discúlpame Sai. No sé que me está pasando... –inesperadamente rompió a llorar en el pecho del ANBU.
-tranquila fea, dime qué sucede. –se acomodó a su lado sin dejar de abrazarla.
-es que...no te he dicho que...-sollozó -...Naruto y yo...
-¡¿de nuevo?! –exclamó alarmado. Ella sólo asintió apenada.
-pero fue sin querer...estábamos ebrios...
Sakura le contó todo lo ocurrido con lujo de detalles desde que le había dicho que se marchaba con Naruto, hasta el acuerdo de 'olvidar' el día siguiente.
-detesto decir te lo dije, pero te lo dije feita...
-¡lo sé! –gritó contra su pecho.
-ya, llora...es lo único que puedes hacer por ahora...
-¡me siento tan culpable! ¿cómo se supone que volveré a mirar a la cara a Hinata y a Naruto? ¡pobre Naruto! Conociéndolo, puede que se lo cuente a Hinata por el cargo de conciencia y que ella me odie y se lo cuente a Ino y que Ino se lo cuente a los demás! ¡¡qué haré!!
-¡tranquilízate! –Sai la zarandeó un poco de los hombros para hacerla entrar en razón por un momento. –si Naruto habla, le confirmaría a todo el mundo que es estúpido, recuerda que lo que hicieron fue de dos! Y no se va a arriesgar a perder a la única 'novia' que ha tenido y que tendrá en toda su vida! Por tu parte debes limitarte a tranquilizarte, mira que ya estás cerca de hacerte ninfómana.
-sí, tienes razón... –inhaló profundo y luego soltó el aire de sus pulmones mas tranquilizada.
-trabajo, feita, trabajo! Es lo mejor para ocupar la mente y la fuerza física. Ahora, vete a dormir, tuviste un día pesado y tu cabeza no da para pensar más. Ven, te llevo a tu apartamento.
-pero es temprano para dormir.
-solo descansa, no hace falta que te duermas de inmediato.
Sai la condujo a través del pasillo y esperó hasta dejarla acomodada dentro de la cama.
-adiós fea, no pienses más... –ella asintió levemente. –recuerda lo que te dije.
-adiós Sai, y gracias.
-de nada mi fea.
-oye...
-eh? –se giró desde el umbral de la puerta.
-pásalo bien con Ino... –él sólo sonrió y cerró tras de sí.
Al quedarse sola tuvo la libertad de sentirse todo lo miserable que pudiera. Enterró la cara en la almohada mullida escondiendo el caudaloso llanto que la angustiaba.
Sakura nunca había sido una persona depresiva, es sólo que el hecho de ocultar todos los días sus emociones para no parecer débil la estaba agobiando hasta ya no resistirlo más. La única persona frente a la cual se mostraba tal y cual era, la cual conocía lo que verdaderamente sentía, era Sai. Y él siempre le había dicho que no se hiciera la fuerte, que no tenía que verse obligada a demostrarle nada a nadie. Sin embargo, era la única forma que había dado resultado para ser tomada en serio. Antes, cuando por ejemplo gritaba a los cuatro vientos su amor por Sasuke, era vista como una inmadura, débil, como una niñita tonta sin convicciones propias que vivía y podría hasta morir por el Uchiha.
Ahora era distinta y se sentía hasta orgullosa de su nueva imagen, pero todo a un costo muy alto: la soledad. Sí, Sakura aparentaba ser una chica perfecta al mundo, inteligente, bonita, independiente, y eso estaba bien, pero había algo que le faltaba, algo que había tenido por un tiempo y que había perdido hace poco, algo que en estos momentos anhelaba más que nada. Sus ansias sólo radicaban en la sofocante necesidad de ser abrazada por eso que le faltaba, por ser reconfortada, por sentirse amada por ese algo ausente, algo tan simple y tan minusvalorado como sus padres. Ya podía verse sentada en el sofá de su casa siendo acariciada por las tibias manos de su madre, las cuales recorrían las hebras de su cabello minuciosamente, ya podía sentir el fragante olor de ella en sus fosas nasales, ese olor como a flores y limón, dulce y amargo que tanto le gustaba. Ya podía verse sentada a la mesa con su padre leyendo atentamente el periódico, bebiendo su café, y que éste notaba que estaba siendo observado y preguntaba un natural "estás bien?" y que luego, en vez de consolarla, le decía "lo que no nos mata, nos fortalece", recordaba cuánto agradaba esa frase a su padre, al punto de adoptarla como lema de vida. Sus consejos... sonaban tan fáciles, tan prácticos, tan lógicos y acertados, que la dejaban sin palabras y menos aun con excusas para querer llorar.
Pero ahora... no había nadie para decirle que fuera fuerte, sólo una voz en su memoria, así que... podía llorar a mares o no?
-sensei... –susurró aún somnolienta. Estiró sus brazos buscando a quien llamaba.
-sigo aquí... –fue la amable respuesta que obtuvo. El hombre a su lado la abrazó tiernamente acomodándola sobre su pecho.
-que bueno, siga así... –balbuceó antes de caer dormida otra vez.
Sin proponérselo se durmió derrotada por el cansancio que involucra siempre llorar. La ventana estaba abierta.
Cierto Jonin de Konoha trepó la pared del edificio haciendo gala de sus habilidades especiales. Contó las ventanas desde el suelo hacia arriba y se introdujo como una sombra en una de ellas. Ahí, vio a una muchacha arropada hasta los hombros dentro de la cama, en una posición fetal que la hacía verse más como una niña asustada, que como una kunoichi descansando.
Se acercó para verla de cerca. La tenue luz de la mesita le confirmó que la almohada estaba húmeda a la altura donde reposaban sus ojos. "Lágrimas..." pensó. Cualquiera que hubiera escuchado los rumores respecto de la vida sexual de Sakura no los creería por nada del mundo al verla en esos momento tan frágil, triste y sola.
En su mente se figuraba el emotivo discurso de la hokage una y otra vez. Tenía razón. Debió notar que algo andaba mal. Se puso en cuclillas mientras la observaba paternalmente y se debatía entre despertarla o dejarla dormir. Al fin se decidió por lo segundo y se levantó para marcharse.
-sensei... –oyó una vocecita suave.
-hola –contestó naturalmente de la forma en que solía hacerlo.
-¿qué hace aquí? –preguntó extrañada por la inesperada visita.
-vine a ver como estabas... –respondió tratando de sonar convincente.
-mmm... -balbuceó incrédula. –si quisiera saber como estoy, lo más lógico sería esperar hasta mañana y preguntarme en el día... –refutó frunciendo el ceño.
-vaya, eres muy lista Sakura. Te he enseñado bien. –se jactó divertido el ninja, ignorando por completo el deje de molestia en el semblante de su alumna.
-qué quiere... –soltó más como exigiendo una respuesta que pidiéndola. Ya se había puesto a la defensiva.
-yo... –titubeó por un momento, algo le decía que esa conversación no terminaría de la forma correcta. -...he venido a hablar contigo Sakura... –admitió.
-a si? –inquirió altiva. Ya vislumbraba la razón de ese insospechado encuentro, y tenía un nombre de Hokage. –Tsunade lo mandó verdad... –adivinó impacientada. ¿Hasta cuando se seguiría entrometiendo en sus asuntos?
-bueno, ella está preocupada...
-mire, yo estoy bien si? –lo interrumpió. -Apuesto a que está aquí porque lo convenció, de seguro a usted no le importa este asunto y lo comprendo, todos tenemos nuestros propios problemas que resolver, así que descuide, si ella me llega a preguntar si vino a sermonearme, le diré que sí. –sentenció cortante.
-la verdad es que me importa Sakura. –dijo impasible, ignorando la entonación con que se había dirigido a él. Ella abrió los ojos y levantó las cejas haciéndose la sorprendida. –la Hokage está inquieta con tus actitudes, y yo también lo estoy después de enterarme de lo que has estado haciendo... –comenzó con actitud de reprimenda.
-¿qué? –interrogó confundida. –No. Esto es demasiado para mí. Le agradezco su intención de querer moralizarme pero no necesito que me digan lo que tengo que hacer. –bufó irritada. Se levantó ágilmente de la cama y caminó hasta la puerta dándole a entender sus deseos que se marchara.
-no está bien Sakura. Tú también lo sabes. –aseveró con una voz que no admitía réplicas. Hizo caso omiso al gesto de Sakura y permaneció inmóvil en su lugar.
-¡por favor! Ya pasó el tiempo en el que correspondía darme clases de ética. Además, usted no es el mas indicado para hacerlo. –soltó mordaz.
-soy tu maestro. –objetó medio ofendido.
-ya no. Mi única maestra es Tsunade-sama y ella ya habló conmigo y cualquier cosa que me diga, yo decidiré si la acato o no. Ya no soy una niña. –sentenció con seguridad.
-pues lo pareces. Estoy decepcionado de ti Sakura... –la chica abrió los ojos perpleja. –tú no eras así. ¿Qué te impulsó a cambiar tanto tan súbitamente? –prosiguió.
-este cuento de querer figurar como sensei no le queda maestro. Le responderé la pregunta. –comenzó a andar a paso lento delante de él. –pero antes, déjeme decirle que me importa un bledo lo que piense de mí. Y cambié porque llegó un momento en el que me di cuenta por fin, que no estaba siendo tomada en serio como me lo merecía. –Kakashi la observaba imperturbable desde su posición, escuchando atentamente todo lo que tenía que decir.-simplemente me cansé que la gente pensara que soy estúpida, que me tratara de forma especial como compadeciéndome. Me harté de que en Konoha fuera vista como 'la pobre niña que fue dejada por Sasuke Uchiha', me hastié de ser menospreciada por la Hokage y por usted. –esto último lo perturbó bastante.
-yo nunca... –intentó negarlo.
-¡vamos! No lo niegue. Es más. Me atrevo a decirle que si fuera usted, me abstendría a dar consejos a mis alumnos, ya ve cómo terminó su prodigio: siendo un traidor. –estas palabras calaron bastante hondo en el corazón del ninja peliplateado, al punto de llegar a preguntarse si realmente había tenido tratos especiales demasiado evidentes con el vengador. –el Uchiha siempre fue su favorito. A Naruto vivía criticándolo y a mi ignorándome. Pero ya ve. Lo que soy ahora me lo debo a mi misma! –exclamó.
-debes estar orgullosa... –aseguró con desdén. La kunoichi se encontraba frente a él a poca distancia, ignorante ante sus propias lágrimas. –No vine a discutir contigo, y aunque te cueste creerlo, aún me importa lo que te suceda...
-¡es mentira! ¿por qué no se va sensei? No estoy con ánimos de escuchar sus sermones... –la pobre ya lloraba abiertamente pero trataba de esconder su rostro y seguir sonando dura. –lo que haga con mi vida sexual me concierne sólo a mi, lo último que quiero es que mi antiguo maestro me dé una charla cuando ya es tarde. Ahora, váyase!! –prácticamente le gritó lo último con rabia, desesperación y tristeza.
El hombre pensó que de verdad con esa actitud de berrinche parecía una niñita frustrada por su propia soledad.
-Sakura... –susurró paternalmente en el instante en que intentó rodear a la chica con sus brazos, en un gesto absolutamente involuntario e impulsivo.
-no... –musitó entre sollozos. –suélteme... –se resistía al agarre tensando sus antebrazos contra el pecho de su maestro. Las lágrimas corrían hacia su mentón como el cauce de un río triste.
-ssshhhh... –la calmó y pudo abrazarla al percibir que había dejado de luchar y que inclusive correspondía al gesto de la misma forma.
-me siento sola... –murmuró dejando toda su cólera olvidada, permitiéndose consolar por su maestro.
Se asió de su chaqueta con ahínco, como si sus brazos no fueran suficientes para estrechar el cuerpo de su maestro. Dios, cómo necesitaba ser reconfortada por alguien.
Kakashi pasó su brazo por su espalda y con la mano del otro acariciaba sutilmente la cabeza de su alumna. Se notaba extremadamente abatida.
Sakura sintió la mano de su mentor cubriéndole los ojos. Inclinó la cabeza hacia atrás extrañada.
Sakura percibió una leve presión suave contra sus labios.
Y sintió ganas de participar.
-sensei... –susurró confundida.
La mano del ninja copia cogió la suya entrelazando los dedos de ambos.
-no abras los ojos... –ordenó, y ella obedeció.
Apartó la palma de sus orbes verdes bajándola hasta su mejilla.
-no estás sola Sakura... –dijo él.
Los besos de ese hombre mayor sabían muy distinto a todos los anteriores. La experiencia tal vez. Una sensación sólo comparable a los de Itachi Uchiha. Kakashi lo hacía lento, saboreando sus labios, no exigiéndole paso en su boca justo al comenzar. Era delicioso.
Podía decir con propiedad que esa vez era la primera que sentía que hacía el amor.
-sensei... –susurró aún somnolienta. Estiró sus brazos buscando a quien llamaba.
-sigo aquí... –fue la amable respuesta que obtuvo. El hombre a su lado la abrazó tiernamente acomodándola sobre su pecho.
-que bueno, siga así... –balbuceó antes de caer dormida otra vez.
Una hora más tarde comenzó a amanecer y como nunca antes, Sakura se encontraba todavía acompañada.
Tal vez él podría acompañarla de ahora en adelante o no?
Hola!! Volví!!
Primero, ¡me salieron tan inteligentes mis lectoras! Son tan intuitivas! Adivinan de inmediato quién será el próximo! XDXDXD
Am... debo reconocer que he faltado a la promesa que les hice a mis amigas, al decirles que escribiría el lemmon, pero puedo excusarme diciendo a mi favor, que si lo hacía, iba a tardar mucho, y mi madre está por llegar (se ha puesto muy pesada cuando me encuentra en el pc), en consecuencia, si me atrapa escribiendo, es probable que me quite el Internet, y no queremos eso verdad? Sería una pena dejar esto inconcluso... lalalala!! XDXDXD no se alarmen! Prometo solemnemente que me redimiré al llegar Sasuke, sólo les puedo adelantar que habrá un lemmon tierno y otro violento, y tal vez otro más dependiendo de los reviews ¬¬ así que ya saben lo que tienen que hacer!!
Muchas gracias por leer este humilde fic!
Aps! Y lean 'del lecho al pecho hay mucho trecho' de mi amiga Marta!
Saludos a mis amadas amantes que me dieron ideas!!
Chau!