Hola a todos!! bueno he aqui el fic ganador de la encuesta en mi pasado fic "my gay friend", se que a la mayoria les encanta esta pareja así que espero lo disfruten y ya saben espero comentarios, sugerencias para ver como les parece el fic y si consideran que le hace falta algo o para lo que sea.
Probablemente publique el otro fic cuando este haya terminado o este mas adelantado.
NOTAS DEL FIC
Este fic se desarrolla en la actualidad con la caracteristica que los seres humanos conviven con demonios todos los días sin saberlo, ya lo verán más adelante.
ya saben que Inuyasha no me pertenece, Es de la grandiosa RUMIKO TAKAHASHI
y una vez más ¡GRACIAS POR SU APOYO!
PROLOGO
La oscuridad siempre era su aliada, no necesitaba ver hacía donde iba, con su olfato desarrollado y sus sentidos al máximo la vista era lo de menos. Su experiencia como guardián del clan era larga, llevaba ya al menos dos siglos haciendo lo mismo y podía decir que era excelente en su trabajo. Nunca había dejado un enemigo vivo, claro que matar humanos era de lo más sencillo. Hablar de demonios era ya de otra clase, el no tenía tratos ni peleas con ellos, no generalmente y no bajo las ordenes de su padre, pero eso no significaba que no tenía peleas serias, no señor el siempre trataba de medir su fuerza con la de otros demonios, siempre ganaba aunque a su padre parecía no impresionarlo.
Bajo por el oscuro callejón hasta llegar a una puerta trasera de cierto bar, si no se equivocaba el hombre saldría en menos de un minuto.
Y así fue, pasados treinta segundos un hombre algo gordo y de estatura considerable salió por la puerta trasera y al verlo palideció, al parecer no estaba lo suficientemente ebrio para no temerle.
- eres uno de ellos – dijo con la voz temblorosa pegándose a la pared.
- si bueno debiste pensarlo mejor antes de comenzar a investigar en cosas que no te importaban – dijo Inuyasha con una fría voz.
- ¡no diré nada! – le dijo suplicando.
- no creemos en las palabras de los humanos – dijo sacando sus afiladas garras.
- no me mates¡te daré dinero!
- no me importa en lo mas mínimo.
Un grito desgarrados interrumpió la noche mientras el hombre era destajado por las afiladas y precisas garras de Inuyasha. Nadie acudió en su ayuda, nadie era lo suficientemente loco o estúpido para hacerlo.
Inuyasha sacudió su mano en el pavimento, las gotas de sangre humana aún manchaban la calle mientras el se alejaba de la escena del crimen. Logró limpiarse la sangre con la camisa de un borracho tirado en la banqueta y después de esto saco su celular de última tecnología, marco el número uno y dijo " hecho" y después colgó.
Vio la calle vacía, era uno de esos barrios en donde nadie que no fuera peligroso se dignaba a salir o visitar, claro que el no era ningún hombre asustadizo, el se las arreglaba perfectamente solo con o sin armas de fuego. Camino hasta que encontró su motocicleta estacionada en medio de la oscuridad, subió y la arrancó haciendo un ruido que podría haber despertado a cualquier persona que estuviera durmiendo por ahí. Pero no le importo.
Los autobuses a esa hora no eran muy seguros pero demonios como su hermano se había metido en otro problema? Apenas hace dos semanas lo había tenido que llevar al hospital por daños y ahora en la cárcel por pelear en la vía pública. Había veces que le daban ganas gritar hasta quedarse sin voz. Su madre y su abuelo estaban ya lo suficientemente ocupados con el templo y lo poco que ganaban para que ella y su hermano vinieran a hacerles la vida más difícil.
Y es que era raro, ella de 21 años tendría que estar ahora en la universidad pero la verdad es que estaba trabajando para poder pagar la matrícula, y su hermano, dos años menor a ella, de 19 años también trabajaba, pero el seguía con la preparatoria, cuidaba de su madre y abuelo, cuando no estaba metido en apuros y en cuestión era un buen chico, solo algo temperamental y con un alto grado de lo que era justicia y lo que no.
Bajo en la estación de policía y suspiro, no era la primera vez que estaba en esas circunstancias.
El ambiente tenso se sintió enseguida , no pudo evitar rodearse con los brazos alrededor de la cintura mientras avanzaba. Los gritos de los hombre recién arrestados y algunos otros sonidos la hacían estremecer. Si tan solo su madre supiera donde se encontraba…
Se acerco al mostrados y una mujer policía la atendió. Dio gracias a Dios por que era mujer.
- buenas noches, vengo por Sota Higurashi – dijo Aome . La mujer vio en su ordenador y asintió.
- si, al parecer tuvo una pelea callejera – dijo la mujer – la fianza es de 250, no es alta.,
- si…
El papeleo comenzó y en poco tiempo Aome estaba ya lista para llevarse a su hermano Sota de ahí. Espero en medio de la sala y su hermano salió por uno de los pasillos. Era más alto que ella, su cabello era castaño claro y sus ojos siempre serían los de un niño. Pero esta vez traía algunos moretones, y por como se agarraba las costillas podía deducir que también una o dos costillas rotas.
Sota le sonrió apenado mientras ella le devolvía con una mirada fría.
- lo siento de verdad – dijo en cuanto estuvo a su lado – el me buscó, tu sabes que nunca empiezo una pelea, quería molestar a mi amigo Henry pero no podía permitirle eso, ya sabes que Henry esta algo delicado del corazón y…
- ya – dijo Aome mientras salían del lugar – y tu siempre como el defensor ¿no?
- si yo no lo hago entonces quien? – respondió el
- ¿Por qué defiendes a todos menos a tu familia eh¿Qué nunca se te ha pasado por esa cabeza que yo necesito ayuda¿Qué yo también necesito protección? – preguntó molesta.
- caray Aome nunca… nunca pensé que…- dijo Sota apenado mientras caminaban por la calle en busca de un taxi.
- ya, muy tarde, - dijo Aome molesta. Sota mantuvo la mirada baja, llena de culpabilidad, Aome se sintió algo mal, después de todo ella ya se cuidaba sola y había sido muy dura con el. – vamos a que te curen esas costillas.
- juro cuidarte de ahora en adelante – le dijo Sota con una mirada seria. Aome suspiro y sonrió ¿Qué más podía decir en esos momentos? Si, seguramente en una semana se olvidaría de lo que le estaba diciendo.
- si, bueno no podrás cuidarme con esas costillas, vamos.
Las calles estaban oscuras, no había nadie y los taxis parecían haber desaparecido. Aome maldijo, comenzaba a tener una mala sensación, no sabía que esperar, estaban bastante lejos de su departamento y … entonces fue cuando escuchó pasos detrás de ellos. No quiso voltear, vio a su hermano desprevenido, al parecer no los había escuchado, y sería mejor que no por que tendría la necesidad de protegerla cuando el no estaba ni en pie con gran dificultad. Busco a tientas su spray para defensa personal pero no sabía si sería suficiente.
Dieron la vuelta en la calle que seguía y ella apuro el paso, Sota no dijo nada solo la siguió y fue cuando notó los pasos. Aome lo vio tensarse y atinó a tomarle de la mano para darle coraje.
Pero no fue suficiente. Los hombres los acorralaron poco tiempo después, eran cuatro, robustos, con los rostros en las sombras y sonrisas macabras. Aome tragó saliva, bien su spray no iba a llegar a aturdir ni a uno.
- un par de tórtolos perdidos? – dijo uno de ellos tomando un mechón de cabello de Aome.
- ¿no deberían estar ya en casa? – preguntó otro analizando la posición de Sota.
- vaya lo has tratado algo rudo ¿verdad? – preguntó el hombre viendo a Sota y su pocisión de dolor.
- ¡no la toquen! – dijo en un siseo. Uno de los hombres se le acerco y le golpeo en el estomago provocando un dolor insoportable en el.
- ¡no le hagan daño! – gritó Aome desesperada.
No habría opción más que darles lo que querían pero…¿Cuál sería el precio?
Generalmente en el camino de regreso de una tarea nunca se detenía, era innecesario, lo primero que llegaba era a darse un buen baño y encargarse de su otra vida, su vida como empresario junior, encargado de las finanzas de una empresa internacional. La empresa de su padre. Era realmente irónico que después de realizar una tarea de esta naturaleza solo pensará en los balances que tenía que entregar el día siguiente. Algunas veces se preguntaba si ya no le quedaban valores, escrúpulos…
Un desgarrador grito lo obligo a detener la moto. Era una mujer la que había gritado, podía olerla estaba cerca junto con otros cinco humanos, pero también había sangre en el aire ¿acaso un abuso? No lo sabía, lo mejor sería no meterse pero la verdad es que el grito de la mujer le penetró de tal manera que no podía ignorarlo.
Sin saber por que se dirigió hasta el punto donde podía verlos y vio a cuatro hombres golpeando a un hombre en el suelo y a la mujer tratando de defenderlo. Era una algo imposible , solo de verla podía saber que estaba desesperada, y llorando.
Se acerco y de un jalón tiró al hombre que golpeaba al chico en el suelo, enseguida se plantó enfrente de los dos listo para la pelea.
Lo único que podía ver del extraño era su espalda, su largo cabello negro en una coleta, y su cuerpo tenso listo para la pelea. De todos modos eran demasiados para el, eran tres chicos robustos contra este que era delgado. Se mordió el labio en busca de algo que hacer para ayudarle. No encontró respuesta. Quiso decir algo pero la pelea comenzó.
Los tres hombres se abalanzaron encima del extraño. Aome temió lo peor para este pero lo increíble fue que vio volar a uno de los hombres hacía la pared contraria, todo por un golpe del hombre. Los otros dos se turnaban para golpearlo pero en lugar de ganar terreno perdían. El extraño les golpeo con tal fuerza que les hizo sangrar de la nariz. Aome ahora por gracioso que pudiera ser temía por los otros dos, por sus atacantes.
No podía sacar sus garras pero si su fuerza, con eso era suficiente para estos dos. Pensaba matarlos pero entonces pensó en la chica, estaba tremendamente asustada, podía oler su miedo. No quería ser temido por alguien tan inocente como ella.
Los dejo inconcientes y entonces se volteo a verla. Algo muy extraño sucedió cuando la vio. Sintió una fuerza eléctrica pasar por su espalda, era una fuerza extraña.
La mujer no era más allá del otro mundo, tenía un cabello negro, largo, algo despeinado, sus ojos eran castaños y su piel blanca y tersa. Tenía una buena figura, lo sabía pero aún así había estado con mejores mujeres y esto hacía más raro la sensación de posesión que despertó en el. Quería hacerla suya, marcarla como suya. Y eso era lo que le asustaba…
Escondió su temor en una mascara de indiferencia y se acerco a ellos. Se agacho para poder analizar el estado del chico. Afortunadamente estaba ileso, un par de huesos rotos pero se recuperaría. Ella estaba también ilesa, un par de rasguños pero nada más. Suspiro aliviado por esto.
- ¿están bien?
Aome ni siquiera escuchó lo que el hombre decía, era tan guapo, Dios tener hombres como el en la calle era imposible. Era alto y musculoso como se había dado cuenta antes, su rostro tenía facciones finas y masculinas, su mirada era fiera, de un ámbar profundo, una boca bien cincelada y una expresión que le decía que era peligroso y letal.
- si, estamos bien – respondió ella con dificultad. Ahora que se daba cuenta le temblaban las manos y las piernas. Se dio cuenta que el extraño les había salvado de algo mayor. - ¡gracias! – le dijo al momento de abrazarlo de improvisto.
Su abrazo le había tomado tan de repente que no pudo controlar sus emociones, sintió un choque de electricidad pasar por todo su cuerpo hasta detenerse en su muñeca derecha. Entonces sintió un fuerte ardor, como si le quemaran. Inuyasha entonces se dio cuenta de lo que estaba sucediendo, de lo grave de la situación. Ella era su pareja, su compañera destinada.