Declaimer: Inuyasha y sus personajes no son de mi autoría. Si así fuera este chico tonto se hubiera decidido desde hace mucho tiempo.

Nota: Este fic es una adaptación del manga 'Virgin Crisis' de Mayu Shinjo. Por lo que la autoria del mismo tampoco me corresponde, sólo la dicha adaptación para mi morbo personal. Si tienen oportunidad de leerlo se los recomiendo.

Nota 2: Fic editado el 19/2/12. Eso no implica cambios en la historia sino en los guiones de dialogo, separación de escenas y alguna que otra tilde por ahí.


Capítulo 1: Pacto diabólico

Kagome Higurashi estaba perdidamente enamorada de Kouga Tanaka, pero para ella era una persona totalmente inalcanzable. Talvez por la simple razón de contar solamente con 15 años y un serio complejo con su cuerpo. ¿La razón? Igual de simple que la anterior, su cuerpo no se comparaba con las demás chicas que rodeaban a Kouga.

La primera vez que lo había visto fue en primer año de secundaria, y él era el nuevo alumno del instituto, al mas popular. No solamente era popular por ser nuevo sino por la cordialidad al tratar y la ternura con la cual sonreía. Para ella, y para un par de alumnas más, el aire misterioso que lo envolvía era sumamente embriagador.

Kagome se arrodilló y juntó sus manos en forma de rezo. Hoy, como tantas otras veces, estaba en la capilla de aquel colegio religioso en el que ella cursaba. Cerró los ojos y murmuró su mas profundo deseo: No ser ante los ojos de su amado una pequeña niña, sino una verdadera mujer. Con un cuerpo más desarrollado y estilizado al igual que un rostro mucho mas maduro. Lo deseaba con toda su alma porque inevitablemente lo amaba.

La joven estudiante se sobresaltó de sobre manera al escuchar un ruido observando a su alrededor con pánico y vergüenza. Alguien había escuchado su rezo, y eso que siempre se encargaba que la capilla estuviera solitaria para aquellos momentos.

Kouga Takeda esta ahí

Tú eres la que viene todas las mañana, ¿no es así? preguntó con aquella sonrisa característica mientras se acercaba a la avergonzada colegiala de pies a cabeza—. Pides demasiado.

Sólo en ese momento se atrevió a elevar sus por demás expresivas perlas color chocolate y mirarlo de frente. Permaneció muda mientras tomaba la mano que él le ofrecía para levantarse. Kagome pensó que podía morir en ese mismo momento.

Ya eres linda habló nuevamente cuando la tuvo frente a él y acarició la mejilla sonrojada de la joven—. ¿Cuál es tu nombre?

Kagome se paralizó al instante y como era de esperarse sus mejillas aumentaron considerablemente ese color carmesí, dando un poco más de vida a su nívea piel.

Kag…Kagome Higurashi tartamudeó, pero al fin y al cabo las palabras le salieron. No quería pasar más vergüenza frente al chico de sus sueños—. Estamos en el mismo año. Tercero de secundaria.

Kouga simplemente volvió a sonreír antes de tomar el rostro de la joven con ambas manos de una forma delicada. Se acercó lo suficiente para depositar un beso en la frente de la sorprendida Kagome.

Cuando pudo volver a reaccionar se encontraba totalmente sola en aquella capilla. Su amiga Ayumi tenía razón, Kouga era el encargado de mantenerla limpia. Por eso era que todas las mañana se dirigía a este lugar, él pertenecía a una familia sumamente religiosa. Pero a pesar de ser el alumno más popular y siempre estar rodeado de las más hermosas estudiantes, él no se interesaba por ninguna.

Intento todo el día concentrarse…Pero le fue en vano

Suspiró de felicidad mientas caía en la cama y abrazaba a su almohada con ahínco. Cada vez que recordaba aquel cálido beso y esas palabras no podía evitar sonreír casi como una tonta y desear con todas sus fuerzas que su deseo de volviera realidad. Se sentó de golpe y dejo de lado aquella almohada al tiempo que sus ojos se paseaban por la pequeña estantería que contenía sus libros.

«Tal vez» pensó cuando una idea cruzó su cabeza, sino recibía la ayuda de Dios podía utilizar la magia. Se reincorporó de un salto, como si la cama le quemara, y con pasos apresurados acortó la distancia que la separaba de su objetivo. Un extraño libro de hechizos que logro comprar una semana atrás en una antigua librería; por casualidad dio con aquel lugar. Revolvió un par de estantes antes de dar con él. Gritó eufórica cuando lo tuvo entre sus manos.

Era un libro muy viejo y gastado además de parecer extraño pero despertó su interés y curiosidad.

Buscó con ademanes apresurados algún hechizo hasta que por fin encontró el que buscaba. Tal y como decía en una noche de luna nueva posesionarse dentro del Mahoujin, pronunciar las palabras para que el conjuro funcione y luego pedir el deseo. Kagome hizo cada paso al pie de la letra, deseando que Kouga sea su novio.

Los brazos de la muchacha cayeron a los costados de su cuerpo por la resignación, nada había pasado. Su mirada se perdido en la noche que reflejaba a simple vista la ventana de su habitación; hasta que tuvo que hacerse para atrás cuando esta se abrió de improvisto. El lugar fue inundado de plumas negras.

La quinceañera de cabello ondulado y azabache abrió los ojos por la sorpresa al encontrarse a solos unos escasos pasos de aquel ser que había irrumpido en su habitación.

El hombre de alas negras, ojos rojos, orejas puntiagudas al igual que su extraña vestimenta también del mismo color que sus alas observo a la mujer que tenía enfrente. El pelo largo y plateado se movió por una leve brisa al tiempo que se cruzaba de brazos y sonreía con arrogancia

—Soy Satán, el rey de la oscuridad —habló con una voz que le provoco escalofríos a la joven bajo esa mirada inquisidora—. Hacia tiempo que no me invocaban, pero no pensé que la persona que volvería a hacerlo sería una niña.

Kagome parpadeó varias veces mientras el terror la invadía, la persona que tenía frente a ella era el mismo demonio. Con pasos lentos y torpes retrocedió, al darse cuenta que el hechizo que utilizo no era otro que de magia negra. Su espalda pegó con brutalidad contra la fría pared de su cuarto. Una fuerza ajena a ella la había manipulado.

La risa destornillada de Satán inundó el lugar y la mente de la joven.

—Tonta —volvió a decir entre risas—; tendrías que saber que al salir de Mahoujin puedo matarte.

Las palabras del demonio aún resonaban en su mente pero extrañamente todo el cuerpo lo sentía liviano, las piernas comenzaban a temblarle; ya no sabía si soportaría por mucho tiempo más su peso. No le importaba absolutamente nada, era una sensación que nunca antes logro experimentar, una sensación de vació absoluto. Era la sensación de ser atraída por el demonio.

Satán observó con los ojos muy abiertos la reacción del cuerpo de aquella humana; no era posible, sólo había una forma para que pasara aquello. Se acercó rápido hasta ella y la sostuvó con una sola mano para que no cayera. Pensó en un principio arrebatarle el alma pero viendo que esto era mucho más interesante, aquella mocosa le pagaría sus servicios de otra forma.

—Eres virgen, ¿no es cierto? —murmuró aún sorprendido por aquel descubrimiento. Pero volvió a sonreír arrogante cuando la joven se reincorporo con las mejillas encendidas y se alejo rápido de él—. Cumpliré tu deseo —formó una bola de energía en aquellas manos con garras y luego se la lanzó a la muchacha.

Kagome cerró los ojos con fuerza cuando aquella bola de energía golpeó contra su hombro derecho rasgando la tela de aquel lugar. Una estrella de seis picos apareció en su hombro. Miró horrorizada aquella marca con la boca desencajada. ¡No podía ser posible!

—Bueno…bueno —la sacó el demonio de sus pensamientos—; el corazón de Kouga Tanaka será tuyo pero a cambio... —sonrió de oreja a oreja mientras aquellas hordas rojizas no se despegaban de los asustados chocolates—...me entregaras tu virginidad.

—Pe-pero —balbució, llevando una mano a su pecho y apretando la tela de su uniforme con toda la fuerza que le era posible. Sentía los latidos de su corazón en los oídos, todo esto tenía que ser un sueño; ya pronto despertaría y se daría cuenta que nada de esto existía realmente.

—Señor —llamó el cuervo que estaba en el hombro de aquel ser—; todavía es una niña para que usted…

—Créeme —lo interrumpió con una diabólica mirada—, me interesa más su virginidad que su alma.

—Pero mi señor, ella ni siquiera tiene que ofrecerle. Usted mismo puede notarlo —movió sus alas con violencia—. Es una mocosa, tiene poco busto y además su cara es infantil.

Satán miró al pajarraco en silencio, no permitía que nadie lo contradiga pero la situación le causaba gracia. Podía notar al observarla de re ojo como la humana se mordía el labio inferior por el enfado, algo que le pareció de lo más provocador.

—Vete —le dijo al ave de forma autoritaria antes que éste tomara vuelo y se perdiera de vista en ese cielo nocturno.

Kagome sintió escalofríos, aquella mirada penetrante la dejaba sin habla, desde un comienzo esto no estaba nada bien y ahora mucho menos a merced del demonio. Volvió sobre sus talones para huir del lugar pero fue sujetada fuertemente por el brazo. Al volver a quedar cara a cara con su peor pesadilla sintió un vuelco en el estomago; aquel rostro varonil le trataba de trasmitir algo al igual que su mirar.

Intentó nuevamente poder moverse pero su cuerpo no reacciona, estaba totalmente paralizada. Su cintura fue atrapada por aquellos brazos al tiempo que hundía el rostro en su cuello y lamía cada rincón de este.

La joven cerró fuertemente los ojos experimentando algo totalmente nuevo en ella, una sensación crecía en su interior acompañado de los juegos que Satán le proporcionaba en aquel pedazo de su piel descubierta con su boca y lengua.

Ardía…el lugar donde el dominio besaba y lamía ardía como una llama viva.

Con un rápido movimiento de sus garras la camisa de la joven se abrió mostrando un poco más de que muy pronto él probaría. La tela descendió unos centímetros por sus hombros acariciando el lugar expuesto.

Fue en ese momento cuando volvió a la realidad y la movilidad a su cuerpo. Empujó desde el pecho a aquel ser que osaba tocarla. Rápidamente se cubrió de la mirada de victoria del rey de los infiernos. Las sensaciones en su cuerpo todavía no la abandonaban, pensó que en cualquier momento podía perder la cabeza

—No debes tener vergüenza, al fin de cuentas mañana a la noche me lo entregaras todo.

Se abrazó más fuerte aún y se cubrió a más no poder para no dejar a simple vista una parte más de su cuerpo. La sonrisa que le proporcionaba y aquellos ojos que parecían brillar con más júbilo la convertían en una pequeña totalmente turbada e indefensa

—Te daré el día de mañana para que compruebes el amor de Kouga Tanaka —volvió a hablar Satán de forma ronca—. Por cierto, eres una delicia.

Sus mejillas volvieron a encenderse sintiendo nuevamente el peso de su cuerpo. Todo se estaba volviendo oscuro a su alrededor. No podía ser que ella por equivocación lograra invocar al diablo y ahora a cambio de su deseo le tenía que entregar su virginidad.

Antes que la última luz de conciencia se extinga de su mente, simplemente una cosa pensó.

Los besos de Satán ardían... y extrañamente ello le era placentero.


No termino con un fic y ya me estoy metiendo con otro...¿Estare loca? Ya no me daban los tiempos con uno y ahora menos con dos...Pero si son vacaciones tenemos que hacer algo

Espero que apoyen a esta pequeña adaptacion que no creo que dure muchos capis...Gracias a mi amiga por meterme en este manga que me comio la poca cabeza que tenia. Lo lei para navidad asi que me la pase con un vaso de sidra en una mano y en el otro el manga jejeje

Para los que leyeron "Virgin crisis" se daran cuenta que este primer capi es muy parecido el encuentro que hay en el manga entre Satán y Miu, que es la verdadera protagonista de la historia...Satán tendria que tener cuernos y el pelo de color negro pero no me gustaban, mas los cuernos que otra cosa

-GLOSARIO-

Mahoujin: Círculo mágico que se forma alrededor de la persona cuando se invoca al demonio

Lis-Sama