El epilogo mas largo que he escrito en toda mi vida. Con ciertas partes que quedan a la imaginación. ¡Finales abiertos!

Ahora si que se termina todo. Gracias por sus post del último cap¡estoy emocionada!

No tengo mucho que decir, solo espero que les haya gustado el viaje

Disclaimer: Todo es de Meyer, a excepción claro de algunos personajes y de la trama.


La música que llegaba a mis oídos en ese instante, era la mas hermosa melodía que el ser humano tenga la dicha de escuchar. El sonido del piano, atrayente he hipnotizador, cegaba mis sentidos hasta convertirlos en uno solo. Era una canción compuesta para mí, con un tono que demostraba que la tormenta ya había pasado, que después de la lluvia, el sol vuelve a brillar. Que después de la tristeza y el dolor, la alegría se apodera de tu ser. Que todo había terminado ya.

-Oh Edward, es maravilloso- aplaudió Esme cuando terminó.

Los ojos dorados de mi amado se encontraron con los míos, profundos, mientras la juguetona sonrisa se colaba en sus labios. Entendiendo el mensaje, me incliné para besarle suavemente.

Pude sentir a Alice dando saltitos tontamente, y a Emmet murmurar algo por lo bajo. Sonreí avergonzada.

-Creo que lo mejor será ir a casa, Bella- anunció Edward mientras tomaba mi mano suavemente.

Alice hizo un puchero

-No te la puedes llevar Edward ¡Aún no terminamos de organizar sus cosas!

-Alice tiene razón, Bella debe quedarse aún, hay mucho que hacer- añadió Rosalie sonriendo

-¡Una boda no se hace de un día para otro¿Qué nos falta por arreglar Rose¡Oh si!, los zapatos, el velo… ¡el ramo de flores! dios, te vas a ver lindísima Bells- mi futura hermana aplaudió con sus pequeñas manos de duende, mientras sus ojos se llenaban de ilusión

-Lo siento chicas, pero enserio debo irme, quiero despedirme como corresponde- atajé antes de que pudieran convencerme.

No podía creer que después de toda la odisea pasada, hayan ocurrido ya cuatro meses, los cuatro meses más difíciles de mi vida, pero aún así, los más felices.

Cuando me enteré que Leonardo se había marchado para no volver, algo pareció hacerse trizas dentro de mí, pude sentir el crujido cuando Anne, cabizbaja, me lo confirmó a los dos días. Parecía que me hubieran robado algo, una pequeña parte de mi corazón que siempre estaría vacía.

Por otra parte, Jake tuvo serios problemas para aceptar a Edward. Después de lo que me había echo, no estaba dispuesto a perdonarlo del todo, pero creo que entendió. Nos habríamos distanciado seriamente, de no ser por que el tiempo no borró nuestro cariño mutuo. Para nosotros, es como si nada hubiera ocurrido. Seguíamos siendo iguales, aunque ahora tenía que soportar sus estúpidas bromas, sobre lo debilucha y frágil que era.

Sin embargo, no todo era completa felicidad. Los Vulturis se habían enterado de lo que había ocurrido gracias a Heidi y Dimitri, así que teníamos que acelerar todos nuestros planes para mantenernos a salvo. No iba a arriesgar a mi familia para nada, perderlos a ellos también iba a ser lo que culminara conmigo. Aún tengo pesadillas sobre ello.

Sentí los fríos labios de Edward besar mi cuello, y entonces me di cuenta de que los Cullen habían abandonado la habitación y estábamos solos.

- Llévame a casa…- susurré

Pronto, me sentí resguardada en sus brazos, mientras me llevaba con rapidez al volvo plateado. Estaba preparándome psicológicamente ya para la despedida, hoy, Anne y Louis iban a abandonar Forks para siempre. Y dolía, no era tanto como perder a alguno de los Cullen, pero me dejaban el mismo vacío en el corazón.

-¿De verdad quieres hacerlo? Esa tal Anne dijo que no era necesario…- murmuró Edward con la vista fija en el camino.

Estaba segura que quería que no sufriera, después de todo, aún no me recupero del todo. Mi torpeza a aumentado mas de lo normal, pero creo que eso se debe a que mis características humanas, son tan pocas comparadas con las anteriores.

El camino a casa de Charlie fue corto. No podía creer que mañana, iba a ser la mujer del perfecto vampiro que tenía a mi lado. No podía creer que mañana, sería la señora Cullen. No podía creer que me casaría con Edward.

-¿Pasa algo?- preguntó Edward al ver que no me bajaba

Le miré, con una sonrisa, mientras le mostraba el hermoso anillo que mi dedo mantenía firme.

El rió entre dientes, mientras indicaba que ya era hora, así que abrí la puerta y me bajé. A los pocos segundos, lo tenía a mi lado para cerrarla.

Suspiré

-Vamos- tomé su mano, delicadamente y juntos nos encaminamos a la que mañana sería mi antiguo hogar.

Cogí mis llaves y abrí, con las manos temblorosas.

-Charlie llegará en veinte minutos- me susurró a mi oído, la perfecta voz aterciopelada de Edward.

Asentí, mientras empezaba a caminar hacia la sala. No me sorprendió verlos a ambos mirándome con una sonrisa.

Mis ojos se llenaron de lágrimas al instante, y no me importó que los brazos de Louis me estrujaran hasta quedarme sin aire.

-Bella, amor, te extrañaré- picó. A pesar de no tenerlo en mi campo visual, podía ver a Edward haciendo una mueca ante el sobrenombre.

Reí, a pesar de estar llorando de tristeza.

-Yo también te extrañaré Louis-

-Deja de llorar, no me gusta- hizo un puchero mientras secaba mis lágrimas con sus pulgares- es como comer pan frente a los pobres

Le pegué un manotazo, para después pegar un alarido de dolor. Debía controlarme mas.

-¿Estás bien?- saltó Edward preocupadamente, mientras miraba desconfiado a mi hermano

-Si Edward…- reí, involuntariamente. Saqué a Louis de mi vista, mientras miraba a Anne, que con una sonrisa en el rostro, me estiraba los brazos.

Me lancé a ellos, sintiéndome acogida con rapidez. Anne me besó la frente con cariño

-Espero que puedas ser feliz… no nos entrometeremos nunca en tu vida, Bella…

-Deben completar la misión…-les regañé

-No si aceptamos el mismo camino que tu…

Abrí mis ojos, sorprendida

-Pero a ustedes… ¡les encanta esta vida!

-Pero nunca podremos ser felices si tenemos en la conciencia la muerte de tu familia…y de ti misma en un futuro…

Miré a Edward de soslayo. Lo harían por mí, estarían dispuestos a no sobrevivir por mí…Mas lágrimas cayeron de mis ojos, mientras negaba con la cabeza con desesperación.

-No, Anne…no…- tomé sus manos entre las mías, suplicante

Pero no tenían más opción.

-La guerra será eterna, Bella… debes comprenderlo- me dijo tiernamente mientras ponía un mechón de mi cabello tras la oreja-

Tenían razón, lo sabía, pero era tan injusto…

-¿Pero, y Leonardo?- pregunté esperanzada

Anne balbuceo

-Oh…bueno…el…entenderá, a su debido tiempo el…-

-Bella- Louis salió en su auxilio- debes comprender que no queremos esta vida, no si tenerla mancha las manos de tu sangre, de la sangre de a quien tu mas amas- lo último lo dijo con una nota de desprecio, mientras miraba a Edward.- Por mas que no lo acepte, no significa que lo mataré en la primera oportunidad…Leonardo quiere lo mejor para ti, quiere que seas feliz… y si para eso…debe…dejar su vida, lo hará. Te ama, Bella y no está dispuesto a matarte

Por un momento la pregunta de cómo sabían aquello se me vino a la mente, pero no le tomé importancia. Mi vista se había puesto borrosa, anegada por las lágrimas. Solo una conclusión saqué de todo esto: No me pude despedir

Edward se acercó a mí, mientras besaba mi cabello y me estrechaba en sus brazos. Creo que de no haberlo echo, me hubiera derrumbado ahí mismo.

¿Cuándo?- pregunté a Anne entre sollozos

-Hoy mismo

La frase resonó en mi cabeza, hoy, hoy, un día antes de mi boda. Hoy las dos personas mas maravillosas que había conocido aparte de los Cullen, iban a dejar la vida que yo jamás dejaría… hoy mis ángeles subirían al cielo. Al lugar donde yo jamás estaría.

-No deberían haberlo echo- la voz aterciopelada de Edward les habló con furia

-Ella tenía derecho a saberlo- Louis sonó cortante.

Asentí.

-¿Quién?- estaba diciendo solo monosílabos, pero no podía hacer mas, aún no podía formar una frase coherente.

Anne miró a Edward y por un momento algo encajó.

-No…- miré el rostro de mi perfecto ángel

Bella…- Anne me tomó la mano, separándome de Edward. Giré mi cabeza hacia sus ojos verdes- Es necesario… sabemos que con ellos será más rápido… que con los Vulturis…

Aún así no podía creerlo. Y al parecer ambos comprendieron mi estado de shock por que se acercaron a abrazarme.

-¿Él…vendrá? – pregunté mientras tragaba saliva ruidosamente

Louis negó con la cabeza

-Se dará el lujo de esperar un tiempo mas…necesita aclara sus ideas… pensar con claridad.

Por lo menos la esperanza estaba dada, si lo seguía y lo encontraba quizás lograría despedirme de él…le debía tanto… ¡no podía dejarme así como así¡No!

-Se lo que estás pensando Bella pero creo que es mejor que desistas, no creo que pueda soportarlo…- Anne se mordió el labio inferior- Le conozco…

-Yo también, Anne, pero es necesario…lo necesito- supliqué y ella no pudo mas que asentir

-Ya es hora- Louis interrumpió- ¿Tu familia estará allí, sanguijuela?

Edward asintió, aunque no se atrevió a decir nada mas.

Íbamos al claro.


No me creía capaz de soportarlo, no me veía capaz de ver aquello. El tan solo ver los rostros de porcelana de Carlisle y de Rosalie, avanzando hacia mis hermanos solo hacía que la cosa empeorara. Edward había decidido quedarse a mi lado, para soportar el peso de mi cuerpo y de mi alma cuando no lograra mantenerme en pie. Era masoquista, pero debía ver aquello con mis propios ojos.

El crepúsculo estaba terminando, y el cielo se estaba tiñendo de un color violeta y anaranjado, como nunca en Forks. Era una preciosidad, como si estuviera dispuesto a recibir a las dos personas que iban a llegar en pocos minutos.

Pude ver los rostros, sin ninguna emoción, de quienes iban a ser los verdugos ese día. Habían aceptado, parecían los únicos dispuestos a hacerlo. Nunca les podría odiar por lo que harían, después de todo, la decisión no era mía.

Levanté la vista, solo para ver los rostros nerviosos de mis hermanos. Me acerqué con cuidado, para besar la frente de Anne y la comisura de los labios de Louis. Era la única manera de no olvidarles alguna vez.

-Prométeme que serás feliz- dijo Anne sonriéndome

-Lo seré-

-Amas a Edward, Bella, te lo mereces- Louis me guiñó un ojo y luego hizo una reverencia- Au Revoir cariño, fue un placer estar una dama como tu

Imité la reverencia, y no pude más que sonreír entre lágrimas

-Despídeme de Leonardo, dile que lo quiero…que lo amo- el susurro de mi amiga me tomó por sorpresa, así que no pude reaccionar- Prométemelo Bella

Asentí, calzando al fin el puzle en mi cabeza

-Se lo diré- prometí

-Au Revoir Bella

-Au Revoir Anne

Me di la media vuelta, tratando de controlar todas las emociones que se agolpaban en mi interior. Edward me acogió en sus brazos nuevamente. Pude notar los ojos de Rosalie y de Carlisle en mí. Anne y Louis asintieron.

Está bien- suspiré y cerré los ojos, para no ver.

Cuando el último rayo del crepúsculo se mostró en Forks, pude escuchar los cuerpos de mis amigos caer en el claro. Muertos.


La noche había aparecido rápidamente, bañando todo a su paso, y las estrellas, pequeños puntos en tan grande espacio, brillaban más de lo normal. Suspiré, mientras la mano de Edward se apretaba más silenciosa con la mía. Quería apoyarme, y se desesperaba al no saber como hacerlo. Lo sabía, siempre había querido leer mi mente.

Pero lo cierto, es que nadie podía ayudarme, quizás con el tiempo, la herida sanaría, pero no estaría curada del todo. No volvería a ser igual.

Me sorprendía lo silencioso que el bosque podía ser de noche. Lo había experimentado una vez, y era doloroso recordarlo. Cuando Edward se había marchado. Sin querer, una mano sostuvo mi pecho, al pensar que mi corazón había dejado de latir al recordarlo.

Había dejado de llorar, después de todo, le había prometido a Anne que sería feliz. Y lo iba a cumplir, costase lo que costase.

Sonreí, cosa que me parecía imposible en un momento como este.

-¿Y ese cambio?- Edward dejó de caminar, para verme con detenimiento

-Se lo prometí a Anne- contesté encogiéndome de hombros

Seguimos caminando, pero iba tan absorta que no me fijé en el detalle. Solo cuando ya estaba en los brazos de Edward me di cuenta que había tropezado, para variar.

-Mas cuidado Bella…

Pero estaba segura de que no era una piedra. De hecho, busqué a tientas.

-Un…¿Libro?- pregunté al no poder ver mucho gracias a la noche

Mi ángel lo tomó entre sus manos, mirando el titulo. Una sonrisa torcida se formó en sus labios

-Romeo y Julieta- murmuró mirándome a los ojos

Me sonrojé, sin detenerme a pensar, quien había sido el que había dejado aquel libro en aquel lugar.

Edward me tomó en sus brazos, acunándome. Aspiré su aroma, mientras él hacía lo mismo con el mío.

-Te recitaría un verso de Romeo en estos instantes- murmuró- pero no puedo mas que confundirme…

-¿Por qué?- besé su quijada, mientras el se separaba para verme a los ojos

Bella, eres la virtud de mi razón…- murmuró- me confundes, y eso solo me hace adorarte mas, nada tiene lógica cuando estoy contigo…

-Y yo creo que eres el mas grande pecado que hay en mi corazón…- le seguí, embobada- te amo mas que a mi vida, no hay comparación con eso

Edward enarcó una ceja

-¿Haz estado leyendo algún libro últimamente?

Me sonrojé, ignorándole, pero el solo besó mis labios una vez más.

-¿Romeo y Julieta?- susurró mirando de soslayo el libro que tenía entre sus manos

Negué con la cabeza, mientras enredaba mis manos en su cabello. Volví a besar la comisura de sus labios

-Virtud y Pecado, Edward…

The End


Chan chan! después de haber estado todo el día en ello aquí está el epilogo. Bueno...no puedo mas que sentirme completamente feliz. Lo siento si decepcioné a alguien con lo de Anne y Louis, pero tenían su destino escrito desde que empezó este fic.

Y por cierto, antes de que se me olvide...tengo otra idea sobre Crepúsculo que me están dando vueltas en la cabeza. Intentaré trabajarla luego de darme unas mini-vacaciones. ¡Me tendrán hinchando por estos lados durante bastante tiempo!

Y bueno, gracias de nuevo.

Nos veremos en otro viaje

Besos!

Magdalena Black.