UN POCO DE SAKE

Capitulo 1: Señorita Kaoru sessha esta borracho

Por Okashira Janet

Rurouni Kenshin no me pertenece, ni un solo pelo rojo siquiera, todo es propiedad de Watsuki-sempai ¡oh maestro de maestros!. Sin más que agregar vayamos a la historia

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Yahiko se dio la vuelta en su futón y emitió un largo y sonoro suspiro, estaba soñando, sí, soñando como solo lo pueden hacer los niños…

—Oh si Tsubame… dame más Tsubame… sí, quiero más arroz…

—¡Yahiko levántate holgazán! —Una bastante molesta maestra hizo su aparición en la puerta del cuarto interrumpiéndole el sueño al pequeño.

—¡Kaoru déjame, quiero dormir! —Mugió el chiquillo mientras jalaba las sabanas para taparse la cabeza.

—¡Dormir nada, pasó algo terrible!

—¿Terrible? —Preguntó el niño destapándose y cambiando rápidamente a un semblante serio.

—Sí Yahiko. —La joven cerró la puerta tras ella y se dejó caer de rodillas a un lado del niño viendo nerviosamente a los lados.

—Oye busu, que demonios…

—¡Shh! —Lo calló la chica al tiempo que se ponía el índice sobre los labios.

—¿Qué pasa? —Preguntó el niño en tono bajito mirando también nerviosamente de un lado a otro (aunque si somos sinceros el no sabía porque hacían eso).

—Es que esta mañana me desperté y…

—¿Y?

—Y había unas flores en la puerta.

—¿Flores?, ¿quién se murió? —Ante este comentario el niño recibió un fuerte coscorrón en la cabeza.

—Nadie torpe, son para mi.

—¡Tú te vas a morir! —Chilló el niño con los ojos como platos.

—¡Que no! —Gruñó la chica con una vena en su sien.

—¿Entonces?

—Eran dirigidas para mí de un admirador secreto.

—¿No decía de quien?

—No.

—¿Crees que haya sido Kenshin? —Preguntó alborozado.

—No, no lo creo, —Kaoru adquirió repentinamente un semblante triste—, pero de cualquier forma se me hace algo muy lindo de parte de… pues no sé, pero debe ser una persona linda.

—Sí no pone el nombre entonces debe ser un cobarde. —Exclamó el pequeño con sabiduría.

—No le quites el romanticismo. —Gruñó la joven entrecerrando los ojos.

—Pero bueno, ¿ese era el asunto "terrible" por el que me levantaste?

—¡Ah cierto!, no, lo que sucede es que no encuentro a Kenshin.

—¡¿Qué Kenshin no esta?! —Exclamó el pequeño parándose del futón de un salto.

—No, no lo he visto salir y no dejo ninguna nota ¿le habrá pasado algo? —Ambos chicos se vieron fijamente a los ojos mientras pasaban saliva, siempre que Kenshin se desaparecía sin avisar era porque había problemas, de hecho parecía que el pelirrojo era un imán de conflictos que siempre quería resolver por su propia cuenta.

—¿Ya te fijaste si esta en la clínica o en el Akabeko?

—No, solo vi que no estaba en el dojo y vine a despertarte. —Respondió la muchacha parpadeando.

—¡Torpe!, mejor vamos a buscarlo. —Si hasta parecía que el adulto era él.

—¡No me digas torpe pupilo de cuarta! —Gritó la joven propinándole al grosero niño un buen coscorrón.

—¡Tú, maestra de quinta!

—¡Tú alumno de sexta!

Y mientras esos dos peleaban con todas las fuerzas que puede poseer una persona por la mañana otras dos personas caminaban con cara de pocos amigos por un callejón… bueno de hecho solo uno tenía cara de pocos amigos, el otro se veía algo confundido.

—Ehh… ¿Sano?

—No más preguntas necias Kenshin estoy furioso.

—¿Y se puede saber por que estas furioso? —Preguntó el joven pelirrojo ladeando la cabeza mientras unas gotitas nerviosas de sudor aparecían en su frente.

—Estoy furioso porque tú eres un reverendo torpe. —Las gotitas en la frente del antiguo Battousai se volvieron más copiosas.

—Bueno a mi no me parece que…

—Y Jou-chan, ¿cómo pudo hacer algo así sin avisarme? —Sano lucía realmente molesto y Kenshin no pudo hacer otra cosa que no fuera pasar saliva y cerrar los ojos para no ver su semblante, los acontecimientos de esa mañana regresaron a su mente con cierto pesar.

Todo empezó cuando Sanosuke salió muy temprano de su casa (intento de choza para ser precisos) y se dirigió con paso alegre al dojo Kamiya, desde el día anterior que no había comido nada, pero esa mañana le tocaba hacer el desayuno a Kenshin y seguramente (como siempre que Kenshin cocinaba) estaría delicioso.

Sí esa mañana nada de andarse vomitando con la comida insalubre de Kaoru, ese día era su día y le daría la gran vida a su paladar. Con todo el animo y entusiasmo a flor de piel el joven guerrero entró al dojo o eso intentó pero…

—¡¿Que es esto?! —Un enorme, enorme, ¡enorme! ramo de rosas estaba delicadamente colocado frente a la puerta, a unos cuantos pasos Kenshin estaba parado con la escoba entre las manos y un semblante de desamparo—. ¿¡Que es esto?!

—Yo, Sano, yo, puedo explicarlo… —Sin hacer caso de los balbuceos del antiguamente llamado Hittokiri Battousai el joven guerrero se dirigió hacía las flores y las levantó topándose con una tarjeta que se apresuró a leer.

"Con cariño para ti, querida e inalcanzable Kaoru".

—¡¿Y esto?! —Sanosuke estrujo el ramo—. ¡Esto no es una carta ni es nada!, hasta yo escribiría algo mejor. —Kenshin que estaba a unos cuantos pasos ladeó la cabeza mientras unas rayas moradas surgían bajó sus ojos y un viento helado pasaba tras él.

—¡Y tu Kenshin! —Lo espetó el muchacho dándose la vuelta—. ¡Te están bajando a la chica y tú aquí barriendo tan tranquilo!

—Pero Sano, la señorita Kaoru no es…

—¡Cállate si vas a decir tonterías! —Lo cortó Sanosuke, estaba molesto, realmente molesto, Kaoru era su amiga, era una persona más de la familia, era su niña, quien le daba de comer y quien se preocupaba por él, la quería mucho, ella a su vez estaba enamorada de Kenshin, pero como el pelirrojo no hacía nada para alentar sus sentimientos era comprensible que se fijara en otros hombres ¡Kaoru, su Kaoru fijándose en otros hombres!, no podía permitirlo, no podía permitir que un cualquiera llegara de repente y se proclamara dueño del dojo, si eso llegara a ocurrir ¿qué pasaría con Kenshin?, ¿qué pasaría con Yahiko?, ¿qué parecía con él?, en su mente rápidamente empezaron a formarse imágenes.

Sanosuke, vengo a vivir contigo. — Kenshin llegaba a su casa con una cobija bajo el brazo y la cabeza gacha.

¡¿Qué?!, Kenshin ¿Pero que haces aquí?

Kaoru y su novio necesitan privacidad, yo ya no puedo vivir a su lado.

—¡NOOOOO! —Sanosuke gritó como si el mundo se fuera a acabar, Kenshin que no acertaba a comprender que estaba pasando por la cabeza de su amigo solo se limitó a parpadear—. ¡No Kenshin, esto es algo que no podemos permitir!

—¿Qué no podemos permitir? —Preguntó el pelirrojo ladeando la cabeza.

—No podemos permitir que Jou-chan se case con un fulano y te corra a ti del dojo ¡no podemos! —Y para darle mayor énfasis a sus palabras el joven guerrero se abalanzó contra el pelirrojo zarandeándolo por los hombros.

—¡Oro! —Exclamó Kenshin con los ojos en forma de espiral mientras él y su escoba eran bruscamente sacudidos.

—Estoy molesto muy molesto, ¡Kenshin tira esas rosas!, que Jou-chan nunca se entere que las enviaron.

—¡Oro!, Sanosuke yo no voy a hacer eso, ese es un regalo para la señorita Kaoru.

—¡Tú y tus remilgos!, por eso las cosas están como están, ahora si que estoy harto, me largo a beber.

—¡Pero Sano!, es muy temprano para que vayas a beber. —El pelirrojo intentó detenerlo, pero era demasiado tarde el joven guerrero ya estaba saliendo del dojo y al joven espadachín no le quedo de otra mas que seguirlo y así es como se encontraban en esos momentos.

—No puedo creer que Jou-chan no me haya dicho que alguien estaba intentando conquistarla, bueno, es cierto que conozco a varios hombres a los que le agrada pero todos se mantienen a raya porque piensan que entre tu y ella hay algo.

—¡Oro!, Sanosuke no digas eso.

—Pero es la verdad Kenshin, tu te has salvado todo este tiempo porque las personas de por aquí te tienen miedo y creen que entre tu y Jou-chan existe algo, después de todo vives en su dojo es normal que la gente murmure cosas.

—¿En serio? —El pelirrojo pasó saliva, por nada del mundo quería que la reputación de Kaoru se viera afectada por su presencia.

—Claro que si zopenco, pero al parecer ha salido un valiente ¡que torpe eres! —Kenshin iba a responder algo pero ya ambos estaban frente a la taberna y Sanosuke fue el primero en entrar convertido en un demonio, esta vez si que le costaría trabajo detener a su amigo de emborracharse.

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Después de mucho pelear Yahiko y Kaoru se dividieron para buscar a Kenshin, el niño iría a la casa de Sanosuke (aquella pocilga) y Kaoru iría a buscarlo a la clínica si ninguno lo encontraba se hallarían en el Akabeko.

Así el chico corrió lo más rápido que se lo permitían sus piernas en dirección a la casa de Sanosuke, aún no había almorzado, pero eso no importaba, tenía que encontrar a Kenshin ¿qué tal si había salido a comprar algo de tofu y en el camino un antiguo enemigo lo había retado a muerte?, eso era algo que sucedía muy a menudo en la vida de un espadachín y mas si hablamos de la vida de Kenshin, de hecho que Yahiko recordara no había pasado un día, desde que lo había conocido, en el que no hubiera problemas, algunos menores otros no tanto pero siempre había emociones eso si era seguro.

—¡Sano! —El pequeño no sabía con exactitud cual era la casa de Sanosuke, de hecho todas las viviendas se veían igual de desvencijadas y feas—. ¡Sanosuke! —Volvió a gritar mientras corría por la calle central de aquel lugar de mala nota, que bueno que Kaoru había ido a la clínica, ese no era lugar para una chica—. ¡Cabeza de gallo! —Soltó el niño empezando a impacientarse.

—¡¿Qué demonios quieres?! —Un hombre surgido de la nada apareció frente a él con toda la pinta de ser un vago de lo peor, el jovencito parpadeo y dio un paso atrás.

—No, no… yo busco a otro cabeza de gallo.

—¡¿Que has dicho?! —¿Dónde demonios estaba Sanosuke cuando se le necesitaba?

En la clínica….

—Megumi escúchame un momento es que…

—¡No tengo tiempo! —Respondió la doctora mientras hacía que otro herido se acostara en la camilla, había ocurrido una riña y estaban llegando muchos hombres malheridos.

—Pero Kenshin…

—Kaoru vamos, sé productiva y ayúdame con aquel hombre.

—¿Con aquel? —Preguntó la muchacha dando un paso atrás, el hombre que se dirigía hacía ella estaba bañado en sangre y aparentemente desubicado.

—¡Haninoru, Haninoru, sigue luchando, vamos!

—Espere señor, no sé quien sea ese tal Haninoru pero… —Kaoru dio otro paso atrás pero chocó con el escritorio de Megumi.

—¡Sigue luchando!

—¡Ahh! —La chica dio un potente grito mientras el hombre se abalanzaba sobre ella quedando ambos tirados en el piso, Megumi que atendía a su paciente a unos cuantos metros solo puso negar con la cabeza.

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Sanosuke estaba sorprendido, bueno de hecho decir que estaba sorprendido era poco, lo pensaba y lo pensaba y aún no lograba explicarse lo que había pasado.

—¡Sessha es una mala persona!, ¡Sessha no merece estar al lado de gente tan buena! —A ver si recordaba bien, primero él se había molestado mucho, Kenshin lo estaba siguiendo para evitar que cometiera una locura.

—¡Sessha le pide perdón a la señorita Kaoru por dañar su reputación! —Después habían entrado a la taberna, él se había sentado y había pedido dos jarras bien grandes de sake, eso si lo recordaba a la perfección.

—¡Sessha le pide perdón a Yahiko por hacerle creer que le esta enseñando el Hitten Mitsurugi aunque no sea cierto! —Luego todo había pasado muy rápido, él estaba furioso, sí muy furioso de que Kenshin fuera tan lento y dejara a Kaoru escaparse de sus manos pero cuando empezó a tomar Kenshin también lo había hecho, ¿por qué?

—¡Sessha lamenta no lavar la ropa de Sanosuke porque esta demasiado apestosa para lavarla con la de los demás! —Muy bien eso no había sido agradable de su parte, ah, ¿pero en que estaba?, ¡ah si!, Kenshin había empezado a tomar, ¿pero por qué?, Sanosuke forzó un poco su memoria y entonces lo recordó, Kenshin había empezado a tomar cuando él había empezado a mofarse de la tarjeta que acompañaba a las rosas.

—¡Sessha lamenta mucho también no haber protegido a Soujiro cuando era pequeño!, ¡pero es que no lo conocía! —Y de pronto Kenshin había empezado a tomar y a tomar, tanto que Sanosuke había dejado de beber para observarlo y ahora…

—¡Sessha también pide disculpas a Megumi por hacerle creer que es bonita!

—Oye, —Sano gruñó entre dientes—, Megumi si es bonita.

—Tal vez, pero a Sessha no le gusta. —Y ahora al parecer se había emborrachado, no podía creer estar viviendo un acontecimiento así pero era real, Kenshin estaba borracho y al parecer estaba dejando salir su lado melodramático al exterior.

—¡Sessha también lamenta haberte golpeado con su espada cuando querías atacar las oficinas del gobierno Meiji!

—¿De verdad lo lamentas? —Sanosuke lo miró conmovido, nunca antes habían tocado ese tema.

—¡Nooo!, —respondió el pelirrojo al borde de las lagrimas—, no lo lamento, te lo merecías. —Por lo menos seguía siendo sincero, pero bueno y ahora, ¿qué hacía? no podía tener al pelirrojo todo el día en la taberna soltando estupideces, además ahora el local estaba vacío pero cuando llegaran los clientes se iba a ver muy raro que encontraran al gran samurai Kenshin Himura lloriqueando y diciéndose Sessha a si mismo.

—Sessha también quiere pedirle disculpas a Ayame por no cargarla nunca y solo cargar a Susume pero es que pesa mucho. —Bien, era un hecho que no podía dejarlo en ese lugar sacando los trapitos del dojo al sol pero, ¿a quien pedir ayuda?.

—Kenshin…

—Soy Sessha, Seeeshaaa… —Bien un pelirrojo con la frente pegada a la mesa y la mano colgando en el aire no era precisamente lo que se esperaba cuando lo arrastró a esa taberna.

—Bueno Sessha como quieras llamarte, trata de tranquilizarte y ayúdame a pensar. —¡Porque Dios sabía que para pensar no es que fuera muy bueno!

—Sessha no puede ayudarte a pensar siempre que Sessha quiere repartir sus pensamientos de paz la gente dice que Sessha debe pelear.

—Sí bueno, eso sucede a menudo. —Concedió Sano volteando el rostro de un lado a otro, debía encontrar a alguien que lo ayudara a salir de esa.

—¡Siempre pasa!, —gimió el joven espadachín—, cuando Sessha intentó convencer a Jinnei de que matar no era bueno rapto a la señorita Kaoru, cuando Sessha le dijo a Sanosuke que no quería pelear a Sanosuke no le importó y lo obligo a pelear…

—Lo siento. —Se disculpó Sano haciendo una mueca, al parecer ese Sessha era bastante rencoroso.

—Luego Sessha intentó convencer a Saito de que había cambiado y Saito le dijo que se callara y después cuando Sessha no quería pelear porque no tenía espada Cho atacó a Sessha y Cho tenía mas de tres espadas, eso no es justo, Sessha siempre pelea en desventaja, nadie toma en serio a Sessha. —Sano ladeó lentamente la cabeza mientras una gran raya morada surgía bajo sus ojos, muy bien, emborrachar a Kenshin (aunque esa no había sido su intención) no estaba resultando nada bueno.

—Kenshin, es mejor que nos vayamos de aquí.

—¡No, Sessha ya no quiere pelear por asuntos que no le conciernen!

—¿Quién dijo que…?, ¡Oh cielos! —El joven guerrero se dejó caer en una silla al lado de su amigo, el pelirrojo se veía muy abatido, no podía sacarlo de la taberna y llevarlo borracho por la calle, ¡tenía que esconderlo en algún lado!, uno dónde ni Kaoru ni nadie le echara en cara haberlo intoxicado.

—¡Sessha lamenta darle problemas a sus amigos! —¡Amigos, eso era!, Sano se paró como un resorte, le pediría ayuda a Katsu para llevar a Kenshin a su casa, ya estando ahí esperarían a que se le pasara la borrachera y listo, como si nada hubiera pasado.

—Kenshin me esperaras aquí, ¿bien? —El joven no contestó tenía la cabeza apoyada en la mesa y murmuraba frases extrañas acerca de redención y disculpas disparatadas—. Bueno entonces ahora vuelvo. —Diciendo y haciendo Sano salió como alma que lleva el diablo del lugar, si Kaoru se llegaba a enterar de las condiciones en las que estaba el pelirrojo seguro lo mataba.

En el Akabeko…

—Tsubame, —Yahiko jadeó cansado—, Tsubame ¿no has visto a Kaoru por aquí? —La niña parpadeó viendo a su amigo el cual apenas y podía pasar aire.

—Sí, acaba de llegar pero ¿Yahiko te ha pasado algo?

—No… no es nada. —Contestó el muchachito entre jadeos, la verdad es que se había tenido que meter tremenda carrera porque después de dejar fuera de combate a aquel hombre del barrio de Sanosuke habían salido muchos de sus amigos queriendo vengarse —"Ya ni porque soy un niño". —Se dijo el chico a si mismo cruzándose de brazos al tiempo que seguía a Tsubame hacía el interior del restaurante.

Kaoru por su parte se lamentaba de su suerte con Tae, había ido a buscar a Kenshin en la clínica y lo único que se había ganado era mancharse su kimono con sangre.

—¡Pero Kaoru esa mancha será imposible de quitar! —Exclamó con pesimismo la mujer poniendo la mano bajo su barbilla.

—En estos momentos me interesa más encontrar a Kenshin que mi kimono. —Respondió la kendoka al tiempo que entrecerraba los ojos.

—Pero querida no deberías pensar así, a ver dime ¿qué va a pensar la gente cuando te vea por las calles con el kimono manchado de sangre?, eso daría pie a muchas mal interpretaciones, una joven como tú debe cuidar mucho su buen nombre.

—Ya otras veces he traído la ropa manchada de sangre. —Kaoru resopló intentando zanjar la conversación pero Tae solo apretó más los ojos.

—¡Y eso no ha estado nada bien!, pero es un poco mas entendible porque en esas ocasiones venías regresando de entrenar y llevabas tu ropa de kendoka, pero Kaoru debes entender…

—¡Kaoru!, ¿encontraste a Kenshin? —Exclamó Yahiko interrumpiendo a la mujer para gran alivio de la joven kendoka.

—No, Yahiko, ya no se en donde mas pueda estar.

—¿Lo seguimos buscando?

—¡Ah, eso si que no! —Bufó Tae poniendo ambas manos en su cadera—. Yahiko tú no has almorzado y en cuanto a ti Kaoru, no puedes andar con el kimono manchado ya te lo he dicho, vete a cambiar.

—¡¿Pero y Kenshin?! —Gimieron a coro ambos jóvenes provocando que Tsubame se llevara las manos a los oídos.

—De Kenshin no se deben preocupar, él esta bien.

—¿Cómo lo sabes?

—Pues lo vi esta mañana cuando estaba por abrir el local, —Tae se llevó una mano a la barbilla—, iba acompañado de Sanosuke y aunque éste se veía algo molesto no parecía que tuvieran problemas.

—¿Con Sanosuke? —Kaoru miró hacía el cielo, aunque Sano no fuera un ángel por lo menos ya sabía que Kenshin no estaba solo.

—Sí, están los dos juntos así que ustedes dos van a dejar de preocuparse, Yahiko tú te quedas a almorzar, Kaoru tú vete a cambiar al dojo.

—¡Eh!, ¿a mi no me invitas a almorzar? —Se quejó la kendoka.

—No hasta que te cambies de ropa. —Sentenció su amiga.

—Ja, ja la busu se va a quedar sin comer. —Se burló Yahiko al tiempo que le hacía variadas muecas que la chica amenazó con el puño cerrado, ya vería ese chiquillo cuando estuviera de vuelta en el dojo.

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Kenshin alzó la cabeza y se apoyo en un poste para despejarse un poco, la gente a su alrededor seguía transitando sin prestarle mucha atención, la mañana cada vez abría mas el paso a la tarde y la luz del sol empezaba a molestarlo pero en fin ¿quién era él, pobre pecador, para sentirse molesto por la luz del astro rey?, ¿quién era él para caminar entre los demás mortales como si estuviera limpio?, no, el no debería tener ni siquiera el derecho de respirar pero…

—Sessha… —Kenshin volteó de un lado a otro y sus ojos violetas apagados parecieron inquietarse—. Sessha… —La gente caminaba y caminaba sin prestarle atención, los pajaritos cantaban, el sol alumbraba—. Sessha no recuerda que esta haciendo aquí. —Y era verdad, Sanosuke le había dicho claramente que lo esperara pero él había salido del local porque su presencia le traía mala suerte al dueño de la taberna, desde que estaba adentro no había entrado nadie (no es eso Kenshin es que apenas es de mañana).

—Sessha debe ir a un lugar solitario a reflexionar sobre sus culpas. —Murmuró el joven mientras empezaba a caminar, ¿en que dirección?, bueno su mente no estaba carburando al máximo pero si seguía derecho de seguro estaría bien.

Y así lo hizo, caminó y caminó pidiendo perdón por todos los pecados que había cometido, ser un asesino, derramar sangre, matar a su esposa, querer a la señorita Kaoru aunque no se lo mereciera, vivir a costa de ella, meterla en problemas… el pelirrojo se paró de pronto, ahora que lo pensaba él era un peligro constante para la chica.

—¡Bueno Tae regreso en un momento! —Y hablando de ella, la joven kendoka estaba a unos cuantos metros de él justo saliendo del Akabeko. El joven espadachín se ocultó rápidamente tras una pared, por alguna extraña razón que aún no acertaba a comprender las imágenes frente a el se volvían dobles o borrosas.

—"Tal vez es un castigo divino". —Se dijo a si mismo mientras se esforzaba en seguir aquella figura delicada frente a él. Ajena a los ojos que la veían Kaoru caminaba algo mas relajada hacía el dojo, seguramente Sanosuke se había llevado a Kenshin a apostar y aunque eso no era lo que se podría decir bueno ella estaba mucho más relajada sabiendo que el pelirrojo dueño de su corazón no se encontraba en problemas. Ahora de lo único que debía preocuparse era de regresar al dojo y cambiarse.

—Pero si sigo por aquí toda la gente me va a ver en estas condiciones. —Reflexionó la muchacha tomando una esquina de su kimono y observándolo atentamente, lo mejor sería hacerle caso a Tae y ser discreta y para eso debía tomar un camino secundario, uno que la gente casi no transitaba para llegar al dojo.

Kenshin no estaba muy seguro de lo que pasaba, Kaoru estaba tomando un camino diferente al habitual para ir al dojo, ¿si iba al dojo verdad?, confundido trató de seguirla sin entender porqué sus piernas estaban flácidas, demasiado débiles y aunque solo estaba hablando para él sentía que arrastraba las palabras. De cualquier manera sacudió la cabeza de un lado a otro y se concentró en su objetivo.

—Sessha le pide perdón a la señorita Kaoru por seguirla… —Aunque no lo alcanzaba a escuchar supuso que lo mejor sería hacerle conocer sus intenciones—, pero la señorita Kaoru se ve muy linda. —Kaoru que se encontraba unos metros mas adelante sintió repentinamente el deseo de estornudar y después de hacerlo sacudió su cabeza de un lado a otro, al parecer alguien estaba hablando de ella.

MIENTRAS TANTO CON SANOSUKE….

—¡Katsu!, ¡hey Katsu! —El joven de cabello castaño golpeó con fuerza a la puerta de una casa aparentemente vacía—. ¡Katsu amigo, necesito tu ayuda por favor! —Pero no había ninguna contestación por parte del periodista—. ¡Oh vamos Katsu!, ¡te prometo que no es para pedirte dinero si es lo que te preocupa! —Pero del interior de la casa no hubo respuesta alguna—. Bien Katsu si no lo quieres por las buenas lo haremos por las malas, —gruñó el joven antes de lanzarle una enorme patada a la puerta la cual se desvencijo y cayó hacía adentro—, ¡ves lo que me hiciste hacer!, ¡ahora ayuda…! —El guerrero tuvo que cortar su frase en seco, la casa parecía vacía, dio un resoplido y pasó al otro cuarto pero lo encontró igualmente vacío, estaba por refunfuñar cuando alcanzó a ver una pequeña nota sobre el librero.

Salí a Kyoto porque necesito hacer un reportaje así que no voy a estar por unos días y sí, te lo estoy diciendo a ti Sanosuke y por otro lado, si estas leyendo esto es porque rompiste algo para entrar, procura repararlo antes de que vuelva

Katsu

—¡NOOO!, ¡¿y ahora que hago?!

VOLVIENDO CON KAORU Y KENSHIN….

Bueno, ya podrían decir que estaba paranoica pero Kaoru realmente estaba sintiendo que alguien la seguía, era muy extraño y no lo lograba comprender del todo, pero casi podía sentir un par de ojos clavados en su nuca, sin embargo cada vez que volteaba atrás se encontraba con el camino solitario, que cosa tan rara, bueno aunque no es que tuviera miedo, no, de eso nada, ella era una experta en el arte de la espada, la maestra adjunta de la técnica Kamiya Kasshin, claro que no tenía miedo de que alguien la estuviera siguiendo, ya se encargaría ella de ponerlo en su lugar.

—¡Pero que sorpresa, Kaoru!

—¡Ahhh! —La joven gritó espantada y el muchacho frente a ella hizo una mueca mientras echaba la cabeza hacía atrás.

—Cálmate solo soy yo.

—Ah.. lo siento, ¿tu eres uno de los amigos de Sanosuke verdad?, ¿te llamabas Ryuma? —Lo interrogó avergonzada, ahí estaba ella dándose aires de grandeza y gritaba como chiquilla ante un chico cualquiera.

—No bueno, de hecho aún me llamo así.

—Ah, lo siento que tonta. —Kaoru sonrío sintiéndose aún nerviosa, no por él si no porque tenía la impresión de que alguien seguía observándola de lejos, el muchacho también sonrió pero hubo alguien a unos cuantos metros que no sonrió, Kenshin aún pensaba que no se merecía a Kaoru pero eso no quería decir que quisiera cederla fácilmente, curiosamente Sessha estaba empezando a tener pensamientos poco compatibles con los de un vagabundo.

—¿Y a donde vas tan solita?

—Al dojo. —Kaoru arqueó una ceja, detestaba cuando los hombres ponían esa entonación en la voz, quizás era cierto eso que decía Sanosuke acerca de que no sabía aceptar los coqueteos.

—Sessha debe calmarse, Sessha debe calmarse. —Kenshin, un poco más atrás, se sujetó la cabeza intentando cerrar los ojos, pero era imposible, la curiosidad era demasiada y los volvió a abrir, ahora ya no veía doble, veía clara y nítidamente.

—¿Y por que has elegido este camino?, no es muy transitado que digamos y le podría pasar algo a una chica que anda sola.

—Bueno, yo no soy cualquier chica. —Kaoru enderezó los hombros, Kenshin se sintió orgulloso, pero casi al instante se sonrojó, ¿a que venía eso?.

—Sessha mal, Sessha no debe pensar eso. —Se reprendió sacudiendo la cabeza y aferrandose con mayor fuerza al árbol donde estaba oculto.

—Bueno sí en eso estamos de acuerdo, —concedió el muchacho mirándola amistosamente—, por cierto te iba a preguntar…

—¿Si? —Kaoru parpadeó y lo observo fijamente, Kenshin que, por otro lado, se había mareado por sacudir la cabeza se sentó en el suelo diciendo "Oro, oro" repetidamente.

—Quería preguntarte por que traes manchado de sangre tu kimono. —Al decir esto el joven bajó la mano y tocó superficialmente el kimono por la parte de la pierna de la chica.

—Ah eso, —Kaoru frunció el ceño haciendo la pierna hacía atrás, no es como si la hubiera tocado realmente, pero ciertamente aunque vivía con un montón de hombres en el dojo no es como si estuviera muy acostumbrada al contacto con ellos—, es que en la clínica un hombre me manchó, larga historia.

—¿Oro? —Kenshin reaccionó por fin y dirigió su mirada hacía dónde aquel chico había tocado lo que, definitivamente, no era suyo. Algo empezó a burbujear dentro de él.

—¿Te manchó?, ¿cómo? —El muchacho se acercó más a ella extendiendo su mano hacía adelante, como si quisiera tocar la parte mas impregnada de sangre, Kaoru al notar sus intenciones arqueó las cejas, la parte dónde tenía aquella mancha estaba peligrosamente cerca de otras dos cosas.

—Pues estaba delirando y se me echó encima. —En automático y un tanto acalorada dio un paso atrás.

—Sessha no, —Kenshin se puso de pie sujetándose la cabeza—, Sessha… —Entre la bruma de sus pensamientos se dio cuenta de que se estaba perdiendo a si mismo—. Sessha ya no esta. —Terminó de decir una voz ronca, los ojos dorados y un solo deseo en mente, matar a aquel advenedizo.

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Notas de Okashira Janet: No hubo mucho que hacer en esta reedición más que controlar los sentimientos de Sessha (tan volátil él). En sus inicios este fic nació gracias a un comentario en "Una copa de sake" dónde alguien me pedía una versión de Kenshin. Ahora que miró hacía atrás éste también fue el precursor de "Personalidades", esto me da un poco de melancolía (risas).

Y nada, muchas gracias por leer.

Primera edición: Sábado 15 de diciembre del 2007

Reedición: 22 de Abril del 2013 Lunes (siempre distrayéndome en exámenes).