Gripe
Cinco grados bajo cero y estaban en una tienda a la intemperie, esperando a que Mello regresara con las provisiones. Estúpido Roger y sus malditas ideas de convivencia. ¿Cómo se supone que esa clase de actividad ayude a que se lleven mejor? Para lograr semejante cosa, como mínimo hay que estar vivo. Y como siga bajando la temperatura, Matt cree que no podrán ni contar con eso en cuestión de horas.
Near está empeorando. Y ya no puede seguir haciendo la vista gorda, con las manos escondidas en el abrigo, mientras que fuma, manteniendo la colilla del cigarrillo entre los dientes.
-Carajo. Carajo. No te duermas, mierda, chico.-Matt le sacude el hombro. Near está acurrucado contra las escasas mantas.
Sus ojos a penas y se entre abren. Son oscuros, vidriosos. Los párpados parecen pesarle demasiado. Un gemido se escapa de entre sus labios morados y vuelve a adormecerse.
Matt no tiene un pelo de ingenuo. Está al tanto de que esa reacción puede ser tanto al frío como al polen del prado.
Ladea la cabeza hasta que el cuello le suena, mientras que se saca el abrigo. Lo más importante es mantener a Near caliente¿No?
-¿Matt?-Abre los ojos y son como petróleo encrudecido, flotando sobre la marea de la fiebre.-¿Eres tú?-Maldijo hacia dentro. Lo único que faltaba era que el mocoso se quedara ciego.-¿Y Mello?
-Se fue a tratar de alcanzar a Roger. Vuelve a dormir, no tardará.-A Matt no le hizo demasiada gracia el tono conciliador de su propia voz. Parecía que Mello y él estaban casados o algo así¿Era Near su hijo pequeñito, tironeándole de la falda? No. Casi puede oír a su padre-instructor-de-boy-scout, apuntándole con el dedo al pecho, con una fuerza que duele.
Near le hace caso, pero con desconfianza. Más bien, se tiende en la bolsa y se queja del frio.
Matt sabe que debe estar delirando cuando dice:
-Desearía que Linda estuviera aquí.-Sus pequeñas manos aprietan algo suave que se dibuja en el aire y sólo es visible para él. –Tiene lindos senos.