Estos personajes son propiedad única y exclusivamente de Stephenie Meyer. Yo solo los utilizo para pasar el rato, y sin ánimo de lucro (que conste).
De pronto, Edward se puso completamente rígido.
- ¿Qué ocurre? – preguntó Emmet.
- Esme – fue la respuesta.
Antes de que pudiésemos preguntar nada más, oímos un estruendoso ruido. Los cuatro nos levantamos y fuimos deprisa hacia la puerta. Nada nos podría haber preparado para lo que nos esperaba. La puerta que daba al exterior se hallaba completamente destrozada en el suelo, a cierta distancia del lugar que ocupaba antes. Carlisle había pasado como una bala y la había destrozado. En sus brazos sostenía a Esme. Tras ellos entraron Alice, que estaba más pálida que de costumbre, y Jasper.
- Pero, ¿qué…? – comenzó Emmet.
- Han atacado a Esme – dijo Jasper. Pasó su mirada por cada uno de nosotros cuatro, deteniéndose en mí – Los licántropos.
3. Por Mi Culpa.
Expulsé todo el aire de mis pulmones de golpe. No podía ser cierto.
¡¿Qué?! – exclamaron Rosalie y Emmett al unísono.
No sabemos muy bien lo que pasó – comenzó Jasper – Cuando llegamos a nuestro destino nos separamos como hacemos siempre, en parejas. Alice y yo fuimos por un lado; Carlisle y Esme por otro. Apenas había pasado media hora cuando escuchamos un fuerte gruñido y, a continuación, un gran estruendo –miró de reojo a Alice, quien seguía en estado de shock, antes de volver a fijar la mirada en nosotros cuatro y proseguir- Fuimos lo más deprisa que pudimos hasta el lugar de donde procedía el ruido. Cuanto más nos acercábamos, más intensa era la esencia de los licántropos. Cuando llegamos, encontramos a Carlisle arrodillado en el suelo, con el cuerpo de Esme entre los brazos. Tiene múltiples heridas por todo su cuerpo, por las que no deja de expulsar ponzoña. Aunque lo peor lo tiene en la zona del vientre - continuó explicando en un murmullo- Lo tiene desgarrado, como si le hubiesen mordido varias veces en el mismo sitio.
La sala quedó en silencio por unos momentos.
No pude…- dijo de pronto Alice. Clavó su mirada en nosotros, pero sin vernos realmente- Debí haberlo visto. Debí haberlo evitado. Ha ocurrido por mi culpa. Debí haberlo evitado – sollozó con voz torturada. Jasper se acercó más a ella y la atrajo hacia sí para abrazarla.
No podías hacer nada, Alice. No puedes ver el futuro cuando se interponen licántropos en él. No podías evitarlo y no te culpamos por ello. Así que tranquilízate Alice. Por favor, tranquilízate. No podías evitarlo – no paraba de susurrar Jasper al oído de Alice para intentar calmarla.
Su rostro reflejaba un gran dolor; sin duda estaba percibiendo los sentimientos de Alice. Ella rodeó la cintura de su compañero con sus finos brazos y siguió sollozando, sin lágrimas.
¿Cuántos eran?- preguntó Edward.
Jasper le miró sin soltar a Alice.
Detectamos cinco efluvios diferentes. Sin duda tuvo que ser más de uno, ya que Esme le podría haber hecho frente. Pero según el estado en el que la dejaron, está claro que tuvieron que ser unos cuantos.
Cinco Esa palabra resonó con fuerza en mi mente. Me desplomé en el suelo.
¡Bella! – exclamó Edward agachándose junto a mí – Bella, ¿estás bien?
Han sido ellos – susurré. Miré a Edward con lágrimas en los ojos – Fueron ellos los que la atacaron, ¿verdad?
No fue Edward quien contestó, sino Jasper.
No estamos seguros, pero creemos que sí. La zona a la que nos dirigimos está hacia el norte, bastante alejada de la manada de los Quileutes, y no hay ninguna otra manada tan numerosa en muchos kilómetros a la redonda. Lo más probable es que fuesen ellos, pero no tenemos pruebas que lo demuestren. Solo son suposiciones.
Bella – me llamó Edward al tiempo que llevaba la mano al bolsillo de su pantalón – Llama a Jacob – me tendió su móvil.
Asentí con la cabeza. Marqué de memoria el número de su casa mientras respiraba hondo varias veces para tranquilizarme. Llevé el móvil hasta mi oído.
Piii.Piii.Piii.
¿Diga? – contestó un adormilado Jacob.
¿Jake? Soy yo, Bella – respondí con calma – Te llamaba para saber si había nuevas noticias sobre los huéspedes de Sam.
No, todo sigue igual. Siguen en su casa y no sabemos cuando piensan marcharse.
¿Has estado hoy con ellos? – pregunté por casualidad.
No. Salieron esta mañana muy temprano. Dijeron que se dirigían al norte y que volverían tarde.
Dejé caer el teléfono de mi mano mientras las lágrimas se agolpaban en mis ojos. Antes de que se golpease contra el suelo, Edward recogió el móvil. Enterré el rostro entre mis manos y dejé que las lágrimas cayesen libremente.
Jacob, soy Edward.
…
¿Dónde están? – preguntó casi sin dar tiempo a Jake.
…
De acuerdo, es todo cuanto necesitaba saber. Gracias por la información.
…
Descuida, ya se han encargado ellos de eso.
…
Nos han atacado. Esta mañana
…
Pues créetelo. Jacob, tengo que colgarte.
…
Tranquilo, Bella está bien. Es Esme la que está al borde de la muerte.
…
Tengo que colgar, Jacob. Adiós. – guardó el móvil en su pantalón y suspiró – Han sido ellos – afirmó mientras me abrazaba para calmarme – Bella, no llores. No podías saberlo. Ninguno de nosotros podía saberlo.
Se suponía que podíamos confiar en ellos – siseó Rosalie con odio - ¡Maldita sea, Bella! ¡Dijiste que podíamos confiar en ellos! – bramó mirándome.
Rose, tranquilízate. Bella no tiene la culpa – Emmett retuvo a su mujer por la cintura antes de que se lanzara sobre mí.
¡Suéltame Emmett! ¡Por su culpa Esme se encuentra en este estado! ¡Desde que llegó a nuestras vidas lo único que ha hecho ha sido danos problemas! – gritaba como una energúmena.
Una sensación de calma se adueñó de la sala. Rosalie miró con odio a Jasper.
No te atrevas a manipularme – siseó, todavía bajo la fuerte protección de su compañero.
Rosalie, Bella no ha hecho nada. Deja de culparla.
Edward tiene razón, Rose – intervino Emmett.
Así es – coincidió Jasper – con esa actitud no ayudas a nadie Rosalie. Debes calmarte. Lo que menos necesita ahora Carlisle es que nos peleemos entre nosotros. Debemos ayudarle para que Esme salga de esta.
¿Dónde están? – preguntó Alice. Parecía recuperada después de escuchar las palabras de Jasper.
En mi habitación – respondió Edward. Se puso de pie y me tendió la mano para que le imitara.
Emmett soltó a Rosalie con precaución por si intentaba volver a lanzarse sobre mí. Pero ella sólo me fulminó con la mirada durante unos segundos antes de poner rumbo a la habitación de Edward. Todos la seguimos. Cuando llegamos, Carlisle se encontraba de rodillas, al lado de la cama sobre la que descansaba el magullado cuerpo de Esme.
Está inconsciente – nos informó según nos acercábamos a él. Tenía la vista clavada en su mujer – Lleva un rato sin reaccionar. Le he hecho varias curas para limpiar las heridas que le hicieron los licántropos, pero no reacciona, no mejora – dijo con desesperación pasando las manos por sus cabellos.
Nos mantuvimos en silencio. No sabíamos qué decir. Nos quedamos allí y simplemente dejamos que el tiempo pasase. Cuando ya anochecía, Edward se ofreció para llevarme a casa.
Si no os importa, preferiría quedarme – susurré. Sabía que me oirían son problemas.
Bella, no sabemos cuanto va a durar esta situación.
No importa. No puedo irme sabiendo que Esme está mal - por mi culpa pensé – Juro que no molestaré – supliqué.
Está bien – me tendió su móvil de nuevo – Avisa a Charlie.
La noche pasó y empezaba a amanecer. Me encontraba sentada en el suelo, entre Alice y Edward, quien tenía a Emmett a su otro lado. De pie, apoyados contra la pared, Rosalie y Jasper tenían la mirada perdida en el vacío. En toda la noche no se había producido cambio alguno en el estado de Esme. Pero cuando los primeros atisbos de claridad se filtraron por la ventana, la situación cambió.
Will…- susurró Esme.
Todos nos incorporamos y nos quedamos mirándola, sin comprender lo que decía. Seguía inconsciente, pero había comenzado a retorcerse en la cama.
Will… - repitió de nuevo
¿Qué le ocurre? – inquirió Emmett.
No lo sé – respondió Carlisle. Miró fijamente a Edward, con preocupación.
No puedo – susurró su hijo – No hay nada. Su mente está en blanco.
No lo entiendo – murmuró Carlisle con voz torturada – Por qué está …
William – gritó Esme.
En ese momento el tiempo pareció detenerse. Carlisle y Edward intercambiaron una mirada de pánico.
Siento mucho haber tardado tanto en actualizar, pero entre exámenes, trabajos, unas cosas y otras, no tenía tiempo.
Este capítulo se lo dedico a Ultima Frontera (se lo prometí). Aunque probablemente no te guste, porque no sale tu querido Jacob. Pero todo a su tiempo.
Y muchas gracias a todos los que habéis leído los 3 capítulos que llevo de fic. Y si encima me habéis dejado un RRVV gracias al cuadrado. De verdad que se agradece.
Noss leemosssssssss ;)