Nada es mío, todo es de esa inglesa que aún no me decido si la quiero o no. Y es totalmente culpa de litros y litros de café. Así que me disculpo de antemano por la falta de coherencia y todo eso.

Pero Albus Severus (Joder, aun me río por ese nombre…) y Scorpius me superan.


Golpes.

- ¡Joder Scorpius!- Albus se acerca corriendo al rubio que entra a la habitación. La sangre que le sale de la nariz se cuela entre los dedos que inútilmente tratan de detenerla. La palidez enfermiza de esas manos queda contrastada en un cuadro grotesco con la hemorragia, que es coronada cuando Scorpius baja las manos y Albus mira su rostro empapado en sangre.- Joder, echa la cabeza para atrás y siéntate en la cama.

Este obedece, pero Albus no tiene tiempo de pensar en lo raro que es que el otro chico respete su orden directa, esta demasiado ocupado buscando una toalla en el baño como para pensar en el por que Scorpius "a mi nadie me da ordenes, joder" Malfoy, se ha sentado, quitecito y mudo, esperándolo.

- ¿Quién fue?- Pregunta mientras le pasa la toalla. El rubio no le mira a los ojos. Mala señal.

- Da igual Al…- La voz le suena gangosa, mientras se limpia la cara. La nariz le ha dejado de sangrar.- No me rompieron nada esta vez, así que no importa.

- Me podrías haber llamado...- Trata de no sonar muy dolido, o muy marica, pero la ceja rubia que se levanta con sorna le indica que no lo logro.

- Mi caballero andante…- Scorpius deja la toalla ensangrentada sobre la mesita de noche y le hace un gesto con las manos para que se siente junto a él. Albus refunfuña, le gruñe y al final claudica. Es vergonzoso de ver como el rubio lo tiene enredado hasta el cuello.

- …- La mayoría del tiempo Albus no entiende esa manía que tiene Scorpius de pelear sus batallas solo. Sobre todo cuando lo tiene a él queriendo pelearlas todas a su lado.

- Tú estabas en entrenamiento Al-Sev- Le dice mientras toma asiento a su lado, la voz le vuelve a su arrastramiento natural.- No quiero que dejes de vivir tu vida normal solo porque eres mi amigo. Eso lo sabes bien.

- Si sé…- Se esta comportando como un niño quisquilloso y lo sabe, pero ya son casi cinco años, cinco jodidos años tratando de convencerlo de que por él, Albus es capaz de hacer cosas que no quiere ni siquiera imaginarse, por que sabe que cuando se trata del rubio, sus limites personales se disuelven por una sonrisa suya.

Scorpius le toma una mano entre las suyas, y posa sus labios sobre esta.

- Ven a mi casa en verano- Murmura contra sus manos.- Papá quiere que vayamos a Francia unos días… Pero luego…- Le mira y Albus se siente morir un poco al darse cuenta que nunca podrá volver a mirar los ojos de la gente sin compararlos con esas pepas de mercurio que lo interrogan ahora.- La próxima semana empiezan las vacaciones y no quiero volver a pasar tres meses sin que nos veamos.- ¡Hace pucheros él muy cretino! Joder, tiene debilidad por los pucheros…Además él tampoco quiere pasar otras vacaciones sin verlo, pero…- Ven a mi casa…

- … Sabes que no puedo…- Scorpius deja de mirarlo, sin soltarle las manos, pero con una expresión un poco más tensa en el rostro. Luego suspira y le sonríe, con una mueca que no alcanza sus labios.

- No pierdo nada con preguntar- Le suelta las manos, de pronto y se levanta.- Me iré a duchar, luego te ayudo con pociones quieres.

Albus asiente, sin siquiera tratar de pensar algo, ya acostumbrado a la común incapacidad mental que se apodera de su cerebro cuando Scorpius anda rondando cerca, lo que es el 90 del tiempo. Sobre todo cuando este lleva esos pantalones. Esos jodidos pantalones que se le deslizan por las caderas de una forma que los pantalones no se deberían deslizar por las caderas de nadie, dejando ver el principio de unos vellos rubios que encaminan la vista (y la imaginación) a un lugar en la anatomía de Scorpius, en el cual Albus ni siquiera debería pensar.

Solo cuando el rubio sale de la habitación Potter se fija en la toalla ensangrentada sobre la mesa. Y le hierve la propia sangre. Scorpius le hizo la pelota para que se olvidara del accidente. Jodido pendejo. Pero no por nada es hijo de su padre, los genes cabezotas traspasados de una generación a otra.

-------

- Ahh…- El agua caliente sobre sus hombros agarrotados es un descanso luego de un día difícil. Se pasa una mano por el costado, acariciando con la yema de los dedos una marca morada en sus costillas. Bestiales Gryffindors de mierda. Es un misterio en su vida que sujetos como James Potter y sus esbirros pudieran estar relacionados con Al de alguna forma.

No que se parecieran mucho que digamos. James era un troglodita lleno de músculos y escaso de neuronas; en cambio su hermano, delgado, desgarbado y moreno en comparación con la montaña de testosterona pelirroja… Scorpius suspira tratando de evitar la ola de pensamientos femeninos y totalmente humillantes que venían a su cabeza cada vez que pensaba en Albus. El moreno es como un soplo de brisa en su soledad. Un brazo amable que lo sostenía cuando ya no puede más. Es el único en todo el colegio que lo ve a él…a ÉL antes que a su padre, o que su apellido.

Le quiere, para que negarlo. Y mucho.

- Eh Scorp….- Pero le quiere un poco menos cuando se mete en su ducha. A diferencia de él mismo, Albus Severus había nacido sin ninguna gota de pudor en su cerebro.

Asoma su cabeza platinada por la cortina y lo encuentra sentado en el suelo, jugando con sus calcetines limpios. Cuando levanta la vista y sus ojos verdes le miran tiene que sonrojarse. Pese a que cosas parecidas pasaban todo el tiempo, aún no podía dejar de sentirse totalmente indefenso cuando se encontraba con el moreno en este tipo de situaciones. – Quiero preguntarte algo.

- Al…- Vuelve a meter la cabeza, dispuesto a seguir bañándose.- ¿Y no podías esperar a que yo estuviera, como decirlo, vestido?

- No…- Le oye tan cerca, tan cerca y él esta tan desnudo que es como si la voz se le enredara en el cuerpo. Quiere invitarlo. Quiere que no sean solo él y su voz los desnudos en la ducha.

- Joder…- No sabe si le habla a Albus, o se habla a si mismo. Pero apaga el agua y saca la mano en busca de la toalla que debería estar colgada junto a la ducha. Toalla que obviamente no esta ahí.- Albus…-Arrastra la u como un quejido, y lo escucha atorarse con saliva al otro lado. A veces se pregunta que significan esas cosas. Otras las ignora y solo quiere su toalla.- Hace frío.

- No me parece…- La voz le suena más ronca de lo normal. Scorpius se sonroja. - ¿Quién te ha pegado antes?

- …- Scorpius se abraza a si mismo. Sin saber si esa sensación fría contra su piel es placentera, o lo placentero es el como la voz de Albus cambia en ciertas situaciones y su tono aniñado y bromista se transforma en voz de hombre. Ronca. Deliciosa.- Pásame la toalla.

- …¿Quién te ha pegado antes?

No piensa decirle. No. Ya le ha traído suficiente problemas familiares. Sabe que su madre no tolera que se junten, que sus tíos encuentran que es una oveja negra. Que su hermanos lo miran como una traición, una serpiente rastrera. Que padre pasó de verse reflejado en él, a sonreírle con fuerza, apretando los dientes, recordando todo lo que Draco Malfoy le hizo alguna vez y traspasándolo al hijo.

Scorpius aspira todo el aire que puede y luego lo bota con fuerzas. Abre la cortina de la ducha y se queda parado frente a Albus. Con el tiempo ha aprendido que la mejor manera de enfrentarlo es sorprendiéndolo.

- …Tengo frío Albus.- Mentira, no puede tener frío con esos ojos verdes mirándolo así. Con esa indescifrable mueca en los labios. Con ese brillo casi criminal que Scorpius nunca sabe como descifrar. Menos cuando le mira así. Hay veces que esta seguro que le gusta. Pero luego lo ve cambiar, transformarse y mutar y no sabe si es que ya no le gusta más, o que jamás lo hizo. La inconsistencia de Albus choca constantemente contra su inquebrantable forma de ser.

- …Tienes una patada en las costillas.- Se acerca despacio, acelerándole con cada paso los latidos del corazón. Invade su espacio personal. Le pasa la toalla por la cintura y Scorpius la agarra para alejar las manos de Al de ahí.

- Cosas que pasan.

- No debería pasar…- Albus se aleja unos pasos, estira los dedos y toca suavemente su piel.- Quién fue…

- No importa.

- Nunca importa para ti- El moreno se ve casi ofendido. Scorpius le toma la mano, claramente conciente de que este gesto apacigua la bestia que su amigo lleva dentro.- Si yo fuera el golpeado…

- Pero no lo eres Al…- Lo suelta y se da media vuelta. No quiere ver sus ojos reprochándole- Déjalo estar por favor.

Se calla, pero mientras se viste el rubio siente como su mirada se le clava en la espalda. Albus nunca ha soportado no saberlo todo sobre él. Y Scorpius nunca ha soportado que alguien sepa todo sobre si mismo. Al final, justo cuando se esta abrochando los pantalones, el silencio del moreno es demasiado pesado para él.

- No volverá a pasar Al-Sev…

- No me jodas Scorpius…- Maldito resentido.

- La próxima vez te lo diré…- No se aguanta, nunca aguanta cuando Albus Severus se cruza de brazos y no le mira. Con esa mueca en sus labios y la pecosa nariz arrugada. Camina hacia él y le abraza. Esconde su cara en el cuello de Al- Te lo prometo.

- Siempre me lo prometes.- Sigue ofendido, pero Scorpius sabe que teclas tocar para que el moreno deje su actitud de niño caprichoso.

- Pero esta vez es en serio.- Le mira y hace un bastante poco Malfoyesco puchero- ¡Te lo proooooooooometo!

Albus no sonríe pero asiente.

- Un golpe más y me encargaré de que los responsables de esa mierda no puedan pararse en semanas.- Cada vez que Albus dice cosas como el rubio tiene que sonreír como un idiota.

- Lo que tú digas.

-------

Dos días antes del final del curso Scorpius fue obligado por las circunstancias a cumplir con lo prometido.


Continuará…