Epílogo:

A dos semanas de acabar el curso y comenzar las vacaciones, se iba a disputar la Copa de Quidditch. Los alumnos de Hogwarts estaban eufóricos por el partido. Que estuvieran a nada de comenzar los exámenes finales, los temidos TIMOS y los aterradores EXTASIS, no parecía importarle a nadie aquella calurosa mañana.

James se había ido al campo de quidditch justo después de acabar de desayunar. No quería que nadie se diera cuenta de lo nervioso que estaba en realidad. De pie frente a la pizarra del vestuario, repasaba las jugadas de su equipo y más cosas que quería decirle a sus jugadores antes del partido.

Había sido toda una suerte que Ravenclaw perdiera contra Slytherin casi un mes atrás. Regulus Black dio la sorpresa en aquel penúltimo partido atrapando la snitch. La casa de Ravenclaw lo había sentido en lo más profundo, Gryffindor aún daba gracias por aquella oportunidad y su capitán recordaba con clara nitidez el día de la noticia.

James se encontraba sentado en su camilla con las piernas cruzadas. Estaba realmente enfadado porque Pomfrey y los medimagos no le habían dejado asistir al partido, así como a Anthea y a Ió. Desde su habitación oía la respiración forzosa de Anthea y el ir y venir de la silla de ruedas de Ió por el pasillo. Todos estaban de los nervios. Atrapó con enfado, por enésima vez, su snitch dorada antes de que se le escapara y justo cuando iba a soltarla oyó a una multitud estallar en gritos, aplausos y vítores. El corazón le dio un vuelco. A él, a Ió y a Anthea El sonido provenía del campo de quidditch, obviamente. Los tres dejaron inmediatamente de hacer lo que estaban haciendo, paralizados. Imaginaron lo que aquello significaba cuando el ruido de la multitud continuó durante largos minutos.

El partido había acabado y ahora solo les quedaba por conocer el vencedor.

El barullo de todos los estudiantes comenzó a escucharse cada vez más cerca y en la espera, a Anthea le dio uno de sus ataques. Rápidamente James descorrió la cortina que lo separaba de ella y trató de tranquilizarla. A James le sorprendió ver que las manos de Anthea no eran las únicas que temblaban por los nervios y casi se avergonzó al oírse hablar cuando trató de avisar a Pomfrey. Y entonces, antes de que a Pomfrey le diera tiempo a llegar, las puertas de la enfermería se abrieron en un tremendo estruendo y corriendo y gritando un montón de palabras incomprensibles, ellos entraron: Sam, Axel, Darren, Lyn y Brandon. Anthea y James comprendieron lo que había pasado al ver sus sonrisas y sus caras llenas de ilusión justo antes de que sus jugadores se abalanzaran sobre ellos en un eufórico abrazo.

'¡JAMES, OPTAMOS A LA COPA!' – Le había gritado Sam al saltarle encima.- '¡PODEMOS GANAR LA LIGA DE QUIDDITCH!'

Ravenclaw y Gryffindor estaban empatados a partidos ganados y perdidos. Si Gryffindor perdía contra Slyhterin, Ravenclaw ganaría la Copa, sino era así, la copa sería de Gryffindor. Slytherin hacía tiempo que había perdido la oportunidad de ganar la liga por los puntos que Ravenclaw y Gryffindor le habían metido en los otros partidos.

James estaba tan concentrado que no oyó cuando picaron a la puerta del vestuario y ni si quiera se inmutó cuando Lily se coló allí dentro. Lily cerró la puerta con suavidad, se le acercó por la espalda sin hacer ruido y al colocarse tras él, se alzó sobre las puntas de sus pies y le tapó los ojos con las manos.

'Te amo.' – Susurró Lily en su oído.

James esbozó una sonrisa gigantesca al reconocer aquella dulce voz y le apartó las manos. Giró la cabeza para verle la cara a Lily y se sonrieron. Antes de que ella se apartara, James se agachó un poco y tiró de las muñecas de Lily para pasar los brazos de ella por encima de sus hombros. Al levantarse, se cargó a la espalda a Lily.

'Has desayunado bien, ¿eh?' – Bromeó.- 'Pesas algo más que esta mañana cuando te levanté de la cama.'

'El desayuno es la comida más importante del día.' – Le dijo ella con suficiencia.- 'Bájame, anda.' – Lily le besó la mejilla. – 'Solo faltaría que te hicieras daño.'

'Eh, hace un mes entero que salí de la enfermería.' – Le replicó James. – '¿Ves alguna cicatriz? ¿Algo que sangre? No, ¿verdad? Estoy perfectamente. Deja ya de preocuparte por mí.'- Le dijo con arrogancia.

'Pides imposibles.' – Respondió Lily riendo.

James sonrió y la bajó al suelo. Se giró y entrelazó sus manos con las de ella, para acercarla y besarla en los labios. Lily le dio un último beso rápido cuando se separaron.

'Lily…' – Le dijo James poniéndose serio. – 'Estoy algo nervioso…'- Confesó.

'¿Por qué?' – Lily le sonrió.- '¿Acaso temes que Black coja la snitch antes que tú?'

'Ya les dio la sorpresa a Ravenclaw.' – Asintió James y Lily se quedó pasmada.- 'No quiero cagarla. Si perdemos por mi culpa…' – Ni quiso terminar la frase.

Lily pasó los brazos por su torso y le abrazó.

'Tonto.' – Volvió a ponerse de puntitas y le dio un suave beso en los labios. Después clavó sus ojos en los de James.- 'Eres el mejor buscador de la liga, James. Ahora es cuando más que nunca debes creértelo.' – Le dijo con una sonrisa. – 'La snitch va a ser tuya. Lo sé. Y ya sabes que pocas veces me equivoco.' – Añadió orgullosa.

James sonrió animado por sus palabras y por la confianza que Lily depositaba en él. Pasó un brazo por su talle para pegarla más a él y llevó su otra mano a la nuca de Lily. Se miraron a los ojos durante el breve instante en que sus labios estuvieron a milímetros de los del otros, sin llegar a tocarse. Fue James el que salvaguardó la distancia. El beso fue furioso al principio, pues la emoción, la ilusión, los nervios y la presión del partido se le escaparon a James. Sus lenguas forcejearon por ganar el control y aunque al principio fue James, al final Lily, poco a poco, adquirió el control. Cuando ella se adentró en su boca, le regaló suaves caricias de su lengua. La ternura del beso de Lily consiguió calmar a James. Lily lo notó relajarse contra su cuerpo y tras unos breves momentos más, se separó de James. Sus ojos volvieron a encontrarse.

'Te quiero.' – Le dijo James mirándola fijamente a los ojos. – 'Gracias por haber venido justo antes del partido. Me hacías falta.'

Antes de que Lily pudiera contestarle, Sam, Anthea, Axel, Darren, Lyn y Brandon entraron en el vestuario charlando animadamente. Los seis se detuvieron al verles, asustados por haberse cargado aquella atmósfera tan feliz y llena de amor. Temían más que nada la reacción de James por haberle interrumpido, pero para asombro de los jugadores, James esbozó una sonrisa magnífica y les dijo:

'¿Preparados para ganar la Copa?' – Pasó un brazo por encima de los hombros de Lily.

'Eso no se pone en duda, James.' – Le contestó Axel con una sonrisa.

'¿Cómo te atreves a preguntarlo?' – Murmuró Sam y sonrió decidida. – '¡Tienes que afirmarlo!'

James estalló en carcajadas, animado por la predisposición de sus jugadores. Sorprendidos por el buen humor de James y su no enfado, los jugadores fueron entrando y repartiéndose por el lugar que siempre ocupaban en el vestuario, dejando las mochilas y las escobas.

'Me marcho, James.' – Le dijo Lily.- 'Seguro que tienes mucho que hablar con ellos.'

'Te veo en las gradas' – James la besó en los labios. – 'Te amo. Ah, y te lo dedicaré cuando atrape esa snicth.' – Le dijo con una sonrisa orgullosa.

'Más te vale.' – Le dijo ella riendo.- 'Te quiero.'

Lily se alejó y al final, las puntas de los dedos, de sus manos entrelazadas resbalaron y dejaron de tocarse. Antes de dejar al equipo de Gryffindor a solas, se giró hacia todos ellos:

'Sé que nos vais a traer esa Copa a la Torre de Gryffindor.' – Dijo con una sonrisa en la cara. – 'Mucha suerte.'

Los jugadores le sonrieron y le dieron las gracias. La última mirada de Lily fue para James, pero cuando aún no había puesto un pie fuera, Anthea la llamó y le advirtió:

'Lily, ten cuidado al entrar ahora en el recibidor.'

'¿Qué pasa?' – Preguntó aún sonriente Lily.

'Sirius y Peter.' – Dijo Sam y la sonrisa de Lily se borró al momento. – 'Creemos que han embrujando las armaduras del recibidor.' – Le explicó Sam y poniéndose seria le dijo. – 'Normalmente no nos importa que hagan de las suyas, pero las armaduras están delante de la entrada principal. Todo el mundo sale por ahí para llegar al campo y nos gustaría que todo Hogwarts viniera a vernos jugar. Nos jugamos la Copa.'

Lily le lanzó una mirada severa a James. Donde había Sirius, había James. Pero su chico alzó las manos a la defensiva para indicar que él no sabía nada.

'Voy a asegurarme de que todos pueden llegar al Campo de Quidditch y después mataré a Sirius. Lo siento por ti, Sam. Mucha suerte, chicos.'

Los chicos estallaron en carcajadas y Lily se marchó. En cuanto Lily cerró la puerta, Anthea se giró hacia James con una ceja alzada:

'¿De verdad que tu no sabes nada?'

La sonrisa arrogante que esbozó James le dio la respuesta. Darren le dio una amistosa palmada en los hombros.

'Suéltalo. Tenemos que enterarnos.'

'Ah, no.' – Se negó James. – 'Es una sorpresa para vosotros. Un regalo para el equipo de Gryffindor por cortesía de los Merodeadores.'

'¿Nos vas a dejar con la intriga?' – Protestó Lyn indignada.

'Eh Lyn, no te me pongas impaciente. Lo veréis cuando salgamos al campo.' – Resolvió James en tono desenfadado. – 'Y nos estaréis agradecidos.' – Afirmó orgulloso.

Remus estaba apoyado en una de las columnas del recibidor, observando como Peter y Sirius acababan de perfeccionar la magnífica idea que se les había ocurrido casi un mes atrás. La idea original había sido de Sirius, pero Remus, como siempre, había perfeccionado los hechizos a utilizar y Peter había contribuido a la hora de hacer las pruebas. En un principio había sido un regalo para James y mientras estuvo en la enfermería pudieron ir perfeccionando el plan sin que él se enterara, pero cuando salió dos semanas atrás, James no paró hasta descubrir lo que tramaban. Aunque eso no quitó que James se sintiera menos agradecido e ilusionado por lo que iban a hacer sus amigos por él y su equipo.

'Colagusano, te toca.'- Sirius guardó la varita y se giró hacia Peter. Él frunció el ceño enfadado y negó con la cabeza. Sirius alzó ambas cejas.- 'O lo haces por las buenas o…' – Volvió a sacar la varita y la hizo rodar entre sus dedos, acabando la amenaza. Al final le sonrió burlón. – '¿Y bien? ¿Qué has decidido?'

Remus rodó los ojos cuando Peter comenzó a caminar en dirección a Sirius refunfuñando por lo bajo.

'Usaría a Snivellus, pero ya no está entre nosotros.' – Sirius se encogió de hombros.- 'Por favor, mi querido Colagusano…' – Le dedicó una encantadora mirada a Peter y le hizo una reverencia hacia la entrada para que pasara por el medio de todas aquellas armaduras.

Antes de que Peter pudiera aceptar o negarse, las puertas principales se abrieron. La prefecta Lily apareció en el marco de la puerta y tronó muy enfadada:

'¡BLACK! ¿¡QUÉ NARICES ESTÁS HACIENDO!?'

Lily estaba furiosa. Desde que James y Peter habían salido de la enfermería no habían parado de hacer trastadas. Luego, como siempre, le tocaba a ella y a los otros prefectos arreglar los destrozos. Quizás hacía unos meses había echado de menos su rutinaria vida de prefecta intentando mantener el orden en Hogwarts y deteniendo a los Merodeadores, pero ahora casi se arrepentía de haber añorado eso. Estaba harta de ellos. No estaba dispuesta a permitir otra maldita broma más aquella semana.

Los tres ahogaron un grito cuando Lily hizo la intención de llegar hasta ellos.

'¡NO, LILY!' – Gritó Remus llevándose las manos a la cabeza, al ver que la prefecta iba a avanzar entre todas las armaduras que había a lado y lado de la pared.- '¡PARA!'

Lily no se detuvo. Terca como una mula, siguió adelante. El corazón se le paró a Remus y a Peter. Sirius se carcajeó. No hubiera habido manera más divertida de probar si su hechizo había salido bien o no, que probándolo con la mismísima prefecta. Cuando Lily se plantó frente a Sirius, intacta, después de haber pasado caminando entre aquellas veintitantas armaduras embrujadas, el corazón de Remus volvió a latir.

'¿¡QUÉ LE HAS HECHO A LAS ARMADURAS!?' – Lily le dio un empujón a Sirius. – '¿¡QUÉ ESTÁS HACIENDO AQUÍ!?'

'Puedo pasearme por todo Hogwarts cuando me de la gana y más si estoy en un lugar común, perfecta prefecta.' – Le contestó Sirius riendo burlón y muy satisfecho por el éxito de su hechizo. – 'Y a las armaduras no les he hecho nada como has podido comprobar, querida Lily.'

Remus oyó ruido en las escaleras y vio a gente saliendo del Gran Comedor. Lily comenzó a gritarle a Sirius como una histérica y Remus se apresuró en intervenir. No culpaba a Lily por echarles la bronca de aquella manera. Desde que James y Peter habían salido de la enfermería, ellos cuatro no habían parado.

Remus y Sirius fueron a buscar a Peter y a James a las siete de la mañana, cuando aún casi nadie en Hogwarts se había levantado. Aquel día, por fin, los Merodeadores volverían a ser cuatro. A Peter y a James les daban el alta. Obviamente, todo Hogwarts se tenía que enterar de la noticia y ellos se iban a encargar de eso. Así que cuando las puertas de la enfermería se abrieron y por ellas salieron James, con su traviesa sonrisa ya en la cara y Peter, se pusieron en marcha. Capa Invisible y Mapa del Merodeador en mano, en menos de media hora lo tuvieron todo listo. Aquella mañana Hogwarts estuvo agitada desde primera hora, Slytherin tuvo que volver a enfrentarse al gigantesco moco verdoso del baile de Navidad, los alumnos de Ravenclaw fueron víctimas de locas armaduras hechizadas que decían palabrotas mientras los perseguían con las espadas en alto y los de Hufflepuf tuvieron que apañárselas para que un montón de Gryndilows no les destrozaran la Sala Común, cuando se colaron misteriosamente en su casa.

Gryffindor tuvo un magnífico despertar. Todos los leones se encontraron con una invitación para una fiesta, aquella misma tarde, en su torre. Al bajar a la Sala Común se quedaron de piedra al verla decorada con montones de guirnaldas, telas, globos y una mesa repleta de Cerveza de Mantequilla, botellas de Whisky de Fuego y un montón de dulces. Una magnífica pancarta decía:

'Volvemos a la carga.'

Todos sabían quiénes habían regresado. Los Merodeaores volvían a las andadas.

Eso sí, la tarde siguiente, Remus, Peter, James y Sirius estaban ordenando por orden alfabético y sin magia todos los ingredientes de Pociones de la despensa de Slughorn. A la otra, limpiando a lo muggle las más altas estanterías de la clase de Encantamientos de Flitwick y la siguiente trabajando en los invernaderos de Sprout.

McGonagall fue clemente y les pasó por alto aquella fiesta clandestina.

'Lily, McGonagall me ha dicho que quería hablar con nosotros y que nos diéramos prisa.' – Le dijo Remus con urgencia. La cogió por los hombros y comenzó a arrastrarla hacia dentro del castillo. – 'Luego le gritas a Sirius todo lo que quieras.'

Lily se dejó llevar por Remus, sin dejar de vigilar a Sirius. Que Sirius se dedicara a sonreírle como un niño bueno y a enseñarle el pulgar levantado diciéndole que todo iba genialmente, le hizo hervir la sangre. Miró a Remus fijamente, dispuesta a sonsacarle qué era lo que habían tramado:

'¿Qué habéis hecho?' – Espetó.

'Tómatelo con calma, ¿vale?' – Remu le sonrió amablemente mirándola a los ojos. – 'Es el regalo que llevamos preparándole a James desde que salió de la enfermería.'- Lily cambió la expresión al oír aquello y le miró curiosa.- 'Algo que le animará para el partido.' – Y le guiñó un ojo.

Lily se plantó y obligó a Remus a frenarse. La prefecta se cruzó de brazos y Remus alzó ambas cejas a la espera de su siguiente pregunta o de su bronca.

'¿McGonagall no te ha dicho nada, verdad?'

'Lo siento, Lily.' – Dijo riendo Remus y le dio un beso en la mejilla. – 'Tenía que alejarte de ahí. Verdaderamente quiero que James vea lo que le tenemos preparado y te aseguro que nadie saldrá perjudicado por ello.'

Justo entonces el pasillo comenzó a llenarse de los estudiantes que empezaban a marchar hacia el campo de quidditch para ver el partido. Kaienne, que venía agarrada de la mano de su novio Thomas, les saludó frenéticamente con la mano y se acercó a ellos.

'¡Hola chicos!'

'¿Venís al campo?' – Les preguntó Thomas amablemente.

'Sí, claro.' – Aceptó Lily, ya más calmada. – '¿Vienes Remus o te queda algo por acabar de perfeccionar?' – Le miró de reojo.

Pero él la escuchó como si estuviera muy lejos. Remus estaba mirando hacia las escaleras y por allí bajaba cierta Ravenclaw de aspecto aniñado con sus amigas.

'Te vemos en el campo.'- Lily le dio una suave palmada en la espalda y se rió.

'¿Eh? Ah, vale.'

Remus esquivó a un par de alumnos y llegó a la escalera para esperarla. Habían quedado en ver juntos el partido de quidditch. Una de sus amigas le vio y rápidamente se lo dijo a Ió como si aquello fuera cuestión de vida o muerte. Ió sonrió al darse cuenta de que estaba allí, les dijo algo a sus amigas y bajó corriendo las pocas escaleras que le faltaban. Trastabilló en la última, pero por suerte Remus la cogió del brazo antes de que se diera de bruces contra el suelo.

'¿Quieres hacer el favor de bajar como las personas normales, Ió?'

'Es la maldita pierna.' – Le dijo Ió con fastidio. - 'Desde que se me rompió que me falla. Ayer casi me caigo en la biblioteca.'

'Lo sé. Ya te vi.' – Asintió Remus y le acarició la mejilla. – 'Venga, no te enfades. Los medimagos dijeron que dejaría de pasarte con el tiempo.' – Le hizo un gesto con la cabeza y sonrió. – '¿Vamos al campo?'

'¡Por supuesto!' – Exclamó Ió y esbozando una sonrisa malvada añadió: - 'Tengo que ver cómo pierde Gryffindor y la Copa es nuestra.'

Remus soltó una risotada y en vez de llevarla hacia la entrada principal, comenzó a caminar en otra dirección. Tan observadora como era Ió, no tardó en darse cuenta.

'Remus, ¿por qué estamos yendo por aquí?'

'Quiero salir por el claustro. Eso es todo.'

Remus trató de no reírse cuando Ió le miró con aquellos ojazos azules, no demasiado conforme. Casi pudo leer en sus ojos la multitud de preguntas que estaban a punto de salir disparadas de sus labios. Remus lo estaba haciendo por ella, no quería que le afectara el hechizo de Sirius porque siendo él uno de los responsables, estaba seguro de que se enfadaría mucho.

'¿Porqué quieres salir por el claustro?' – Ió frunció el ceño.- 'Se da más vuelta.'

'Es solo que quiero evitar a toda la gente. Es un agobio.' – Mintió.

'Claro…' – Respondió Ió con ironía. – 'Todo el curso saliendo por la entrada principal y hoy justamente no.' - Remus se quedó callado y Ió sonrió satisfecha al haberlo calado. – '¿Por qué?'- Insistió.

Salieron al claustro. Mientras lo atravesaron, Remus se mantuvo en silencio y Ió le avasalló a preguntas. Cuando salieron del claustro y se encontraron con que había que dar un pequeño salto para bajar al suelo, Ió encontró la excusa perfecta para dar media vuelta y así salir por la entrada principal y enterarse de lo que estaba pasando.

'Remus, lamento comunicarte que yo no puedo saltar eso.' – Anunció con fingido pesar. – 'Ya sabes que mi pierna no está del todo bien.'

Remus esbozó una sonrisa burlona y bajó de un salto de una de las ventanas al suelo. Se giró con una sonrisa y le tendió los brazos a Ió.

'Yo puedo bajarte sin problemas.'

Ió se cruzó de brazos un poco enfadada. Le había salido el tiro por la culata.

'Ió, hazme caso.' – Le dijo Remus con una sonrisa. – 'No te gustaría salir por la entrada principal.'

'Vale.' – Accedió Ió a regañadientes.- 'Bájame.'

Remus volvió a tenderle los brazos y Ió se inclinó poco a poco hacia él. Las manos de Remus le agarraron la cintura y la levantaron. El peso de Ió y la debilidad por la proximidad de la luna llena, hizo que Remus tuviera que pegarla a su cuerpo para que no se le cayera. Sus caras quedaron a la misma altura y sus labios a pocos centímetros. Remus y Ió se miraron a los ojos, sorprendidos por la proximidad. Hacía mucho tiempo que no estaban tan cerca.

Remus, Sirius y Lily entraron el la enfermería detrás del eufórico equipo de Gryffindor que le estaba comunicando a su capitán y a su golpeadora que podrían disputarse la Copa de Quidditch.

'¿Se lo vas a decir a la niña bonita, Lunático' – Le había preguntado Sirius.

'No creo que haga falta que yo se lo diga.' – Respondió Remus y señaló al eufórico equipo de Gryffindor.

'¡SERÉIS IRRESPONSABLES!'

Lily pasó entre ellos dos como un huracán. Remus y Sirius pudieron ver como el equipo de Gryffindor estaba lanzando a un contentísimo James por los aires, celebrándolo. Sirius estalló en carcajadas y se dirigió hacia allí. Remus rodó los ojos y fue hasta la cortina de Ió.

'¿Ió?' – Preguntó antes de entrar.

'¿Qué?' – Espetó ella bordemente y Remus supo en ese instante que Ió ya sabía que Ravenclaw acababa de perder el partido y la Copa.

'¿Puedo pasar?' – Preguntó amablemente.

'Pasa.'

Ió le miró desde la camilla con enfado. Tenía la espalda apoyada sobre un par de almohadas y estaba de brazos cruzados. Remus agradeció que Lily acallara a los de Gryffindor porque estaba seguro de que Ió estaba rabiando al oírles celebrar la derrota de Ravenclaw. Una lechuza entró por la ventana y se posó a los pies de la cama, llevando una carta. Ió dio un bote al reconocer la lechuza castaña.

'¡Remus, cógela por favor!' – Pidió Ió. – '¡Es la lechuza de mi madre!'

Remus le cogió la carta a la lechuza y se la dio a Ió, que desplegó la carta y leyó con avidez lo que decía. Remus aguardó en silencio, algo impaciente. Unos instantes después, Ió dio un grito y estalló en llanto.

'¿Ió? ¿Qué pasa?'- Remus se acercó a ella y Ió se le tiró encima, casi cayéndose de la cama.- '¿Qué te pasa?'

Ió sacó la cabeza del cuello de Remus y le miró a los ojos. Las lágrimas en los ojos de Ió y su sonrisa le hicieron sospechar a Remus lo que había escrito en la carta, pero ella se lo confirmó.

'¡Mi padre está despierto!' – Gritó feliz.

Remus la abrazó con fuerza y Ió volvió a apoyar la cabeza en su pecho, sonriente.

'Me alegro muchísimo, Ió.' – Le dijo él besándola en la cabeza. – 'Es fantástico.'

Ió levantó la cabeza y sus mejillas ardieron al ver lo cerca que tenía sus labios de los de Remus. Tan sorprendida como ella se encontraba Remus, que también estaba colorado. Los corazones de ambos comenzaron a latir frenéticos. Remus y Ió se miraron a los ojos y al final ambos reaccionaron igual. Se separaron sonriéndose y continuaron como si allí no hubiera estado a punto de pasar nada. Aún era pronto.

Remus se quedó mirando fijamente los labios de Ió. Le atraían como un imán. Así como su cuerpo, pegado al de él. Volvió a mirar a Ió a la cara y se dio cuenta de que ella también había bajado la mirada a sus labios y le agarraba fuertemente. Ió levantó la vista y la clavó en él y poco a poco, para sorpresa de Remus, Ió cerró los ojos y salvaguardó la distancia que le separaba de los labios de Remus. Sentir los labios de Ió presionados contra los de él fue como recuperar el sueño perdido para Remus. No fue más que un simple roce. Poco a poco abrieron los ojos. Ió se puso colorada al darse cuenta de lo que acababa de hacer.

'Remus…Lo si…'

'No.' – La cortó él y no le sorprendió que su voz hubiera sonado tan firme.

Ese simple beso había significado todo para él y estaba feliz. Al ver lo incómoda que parecía encontrarse Ió, Remus la bajó al suelo, pero no retiró las manos de su cintura.

'Acabo de fasti…'

'Dijimos de ir poco a poco.' – Volvió a cortarla Remus. – 'No has hecho nada malo.'

'En eso te doy la razón' – Ió sonrió y tras dudar un momento susurró. – 'Aún no estoy segura del todo, pero…No he podido evitarlo.'

'No te agobies, Ió.' – Remus la soltó y continuó sonriéndole. – 'Con calma, ¿vale?'

Ió asintió. Si no hubiera sido porque temía perder el control una vez más, le hubiera abrazado. Estaba completamente agradecida por la comprensión de Remus y se sentía feliz por lo que acababa de pasar. Parecía que no le iba a costar tanto disipar aquellas dudas. Contenta, le cogió la mano a Remus y la entrelazó con la de él.

'¡Mueve el culo o nos vamos a perder el partido!' – Dijo a la vez que tiraba de él riendo.- '¡Quiero ver como Gryffindor pierde!'

Lily, Kaienne, Thomas y más gente de su casa iban hablando animadamente mientras se dirigían al recibido para salir de Hogwarts. Conforme se fueron acercando comenzaron a escuchar muchísimo follón, gritos y alguna que otra palabrota. Llegó un momento en que se formó una cola. Thomas se puso de puntillas para averiguar el porqué de aquel atasco.

'¿Qué ves?' – Preguntó Kaienne.

'Poca cosa. Hay un montón de gente parada en las escaleras del recibidor y están formando este tapón.' – Thomas frunció el ceño la ver un destello de luz. – 'Me parece que hay alguien peleándose.'

'Perfecto.' – Murmuró Lily con fastidio. – 'Voy a ver que pasa. Ahora os veo. ¡Por favor, dejadme pasar! ¡Soy prefecta!'

Lily se abrió paso entre la gente con demasiada facilidad. Parecía que nadie quería avanzar. Llegó a las escaleras y vio que el recibidor estaba vacío y que había varios alumnos detenidos en la última escalera, formando el tapón. Le sorprendió ver a la Premio Anual Alice Shackbot allí.

'¿Alice?' – Lily le cogió del brazo y la Premio se giró.- '¿Qué pasa?'

'Hola Lily.' – La saludó Alice riendo divertida. – 'Esos cuatro han vuelto a hacer una de las suyas.' - Miró a las armaduras con admiración, dejando a Lily de piedra.

'¿Y no estás enfadada?' – Le preguntó Lily sorprendida. – 'Ayer casi matas a James por lo del Hinkypunk en la torre de Astronomía.'

'Bueno…' – Alice se encogió de hombros. – 'Es que esta broma me hace gracia.'

Lily parpadeó confusa. Justo en ese momento un grupo de valientes Gryffindors se atrevieron a bajar al recibidor y atravesaron el pasillo de las armaduras. Llegaron a la puerta sin que nada sucediera y todos los que estaban allí murmuraron asombrados. Confiados porque a esos no les había pasado nada, un grupo de Slytherins les imitó. Mal hicieron, pues al momento las viseras de todas las armaduras se levantaron y salió un humo granate y dorado tan espeso, que por un momento hizo desaparecer a los Slytherins. Las risas sustituyeron al murmullo de asombro cuando el humo se disipó revelando el nuevo colorido de los de Slytherin, que se pusieron a gritar enfadados al verse pintados de rojo y dorao completamente.

'Vaya…' – Lily rió divertida al comprender lo que era el regalo para James.

'¿Ves?' – Le dijo Alice riendo. – 'Esta broma sí tiene gracia. Vamos a triplicar los hinchas de nuestra casa.'

Sentados en los bancos del vestuario, los seis jugadores de Gryffindor escuchaban en silencio y absoluta concentración a James. Su capitán estaba enfrente de ellos, de pié y con la varita había recreado un mini campo de quidditch de humo rojizo con catorce jugadores, siete rojos y siete verdes.

'En el caso de que copien la zona de Ravenclaw, porque su defensa individual da pena con los jugadores que hay, quiero que tú, Anthea y tú, Brandon…' – Movió dos jugadores rojos en el campo. - …echéis una mano a los cazadores en el ataque y les reventéis a sus cazadores a bludgers cuando Slytherin ataque..' – James miró a Axel, Lyn y se detuvo en Sam al decir lo siguiente. – 'La puntuación es lo que nos ha dado esta oportunidad y es la que nos la puede quitar. Quiero una defensa muy fuerte. No quiero que puedan tirar a los aros fácilmente aunque esté Darren. ¿Estamos?'

El "Sí" de sus jugadores fue firme. James les miró a la cara y vio en sus ojos la ilusión brillando, en sus sonrisas las ganas de jugar y en sus manos retorcidas hasta tener los nudillos blancos y sus pies moviéndose, los nervios. En todos y cada uno de ellos, la emoción, las ganas de ganar.

Querían la Copa.

'Necesito que se cuelen los menores goles posible, Darren.' – El guardián asintió seriamente. James pasó a la sonriente Lyn, sentada al lado de su novio. – 'Necesito que marques muchos puntos, Lyn.' – Ella le asintió riendo y James supo que lo haría. Clavó entonces sus ojos en Axel. – 'Necesito tu excepcional defensa hoy más que nunca, Axel.' – Él le asintió con una sonrisa tranquila. Sin duda, era el que estaba menos nervioso de los siete. Con Sam, James se cruzó de brazos y le dijo muy seriamente. – 'Necesito que te concentres en la organización del equipo y no en darle palos a Slyhterin, ni en venganzas estúpidas.'

'Quiero la Copa, James.' – Le respondió la subcapitana mientras se ceñía bien los guantes de cazadora. – 'Y en mi mente solo está jugar este partido y ganar la liga de quidditch. Nada más.'

James se dirigió a Brandon, satisfecho con la respuesta de Sam.

'Necesito que protejas a tus compañeros.' – Brandon picó con el bate en el suelo como respuesta y entonces James miró a Anthea. – 'Necesito que les des todos los golpes que tus compañeros no puedan darles.'

Anthea se levantó sonriente, al tiempo que se frotaba las manos ansiosa. Ella controlaba sus nervios esta vez y no al revés.

'No te imaginas la práctica que tengo en destrozar todo lo que proviene de Slytherin.'

Los demás rieron e imitaron a Anthea y se levantaron. Sam puso su mano en el centro del círculo que habían formado y sus compañeros fueron apilando sus manos en un montón. Cuando solo faltaba, James, todos le miraron con emoción y Sam le dijo:

'Capitán, necesitamos que atrapes la snicth.'

'Eso está hecho.'

La mano de James culminó el montón. Hinchado de orgullo, emocionado y con una radiante sonrisa miró uno a uno a sus jugadores.

'Sois el mejor equipo que yo haya podido capitanear. Estoy realmente orgulloso de vosotros. Gracias por esta magnífica temporada y por todos los increíbles momentos que me habéis hecho pasar.' – Les dijo con voz solemne. – 'Derrotemos a Slytherin. ¡Ganemos la Copa! ¡ARRIBA GRYFFINDOR!'

'¡ARRIBA!'

Recogieron sus escobas y antes de salir al campo se abrazaron entre ellos. James esbozó una sonrisa burlona cuando puso la mano en el pomo de la puerta y antes de abrir se giró hacia sus jugadores:

'Disfrutad del regalo.'

Abrió la puerta y el equipo de Gryffindor salió al campo. Bajo aquel espléndido cielo azul e iluminados por aquel magnífico sol brillante, en las gradas, se alzaba una marea escarlata y dorada. La componían todos los estudiantes de Hogwarts, quisieran o no. Ravenclaws, Slytherins y Huffelpufs que por muy contrarios que fueran a la Casa de Gryffindor, vestían aquella marea de los colores de la casa de Gryffindor gracias a las armaduras de la puerta principal. Gracias a los Merodeadores. Los jugadores se quedaron con la boca abierta al verlo:

Solo rojo y dorado. Solo Gryffindor.

James estalló en carcajadas al ver sus caras emocionadas. Sus compañeros de equipo estaban admirando aquella multitud que solo vestía sus colores. Del verde y plateado de Slytherin no había ni rastro.

'Soys grandes, James.' – Le dijo Axel riendo. – 'Muy grandes.'

'Chicos, es de mala educación no saludar.' – Les dijo James sonriendo orgulloso. – 'A la de tres todos aplaudimos al público.'

Sus compañeros de casa se revolucionaron y estallaron en gritos, aplausos y silbidos, haciendo estremecer el palco, cuando ellos les saludaron. Era como si fueran profesionales a punto de jugar el Campeonato Mundial de Quidditch en vez de una simple liga de colegio. James puso su mano en el centro de sus jugadores.

'Chicos, ahora sí. Fuera cachondeo y todos concentrados. Atac sin miedo. Id a por todas. Defensa fuerte. Presionamos. Que no puedan ni respirar. Podemos con ellos de sobras. Somos mucho mejores, ya se lo demostramos la vez pasada. Hoy vamos a recordárselo.' – Sus jugadores amontonaron sus manos encima de la de él, sonriéndole. – 'Esta noche tendremos fiesta en la torre porque vamos a ganar el partido. Vamos a ganar la Copa y la liga. ¡Gryffindor!' – Gritó.

'¡GRYFFINDOR!'

Slyhterin también gritó, solo que medio segundo después de ellos. La grada saltó y aunque no se sabía si era por Slytherin o por Gryffindor, lo cierto era que la marea roja y dorada entera estaba saltando. Fuera así o no, parecía que solo animaban a la casa de Goddric Gryffindor. Hooch llamó a ambos equipos para dar comienzo al partido.

'Capitanes, daos las manos.' – Ordenó Hooch.

James y Regulus dieron un paso al centro y se estrecharon las manos mirándose fijamente a los ojos. Ninguno de los capitanes chuleó con palabras, pues ambos sabían que el contrario no era un rival fácil, en muchos sentidos y por propia experiencia.

'¡Jugadores, monten!' – Gritó Madame Hooch y los catorce jugadores montaron sobre sus escobas y se hicieron al aire. – '¡A sus posiciones!' – Los guardianes volaron a proteger sus respectivos aros y James y Regulus subieron arriba. Solo los cazadores se quedaron cerca de Hooch.

La grada acalló cuando la profesora de vuelo se puso el silbato en los labios y se agachó para quitar los seguros de la caja que contenía a los balones. Las bludgers salieron disparadas e hicieron que un par de jugadores de ambos equipos tuvieran que esquivarlas. La snitch revoloteó unos segundos en la cabeza de Black y luego en la de James, para después marcharse volando y desaparecer. Hooch cogió la quaffle y al tiempo que la lanzó hacia arriba silbó. Empezaba el partido.

'¡¡¡AHÍ VA SAM HEWITT QUE ACABA DE COGER LA QUAFFLE!!! ¡¡COMO SE NOTA QUE GRYFFINDOR VA A LUCHAR POR LA COPA!! ¡HEWITT ENCABEZA EL ATAQUE Y BALTHASAR SALE A PARARLA! ¡HEWITT LA PASA A AXEL LANCE Y ESTE A SU VEZ LA PASA A LYN SWAN! ¡STUART SALE A DEFENDER A SWAN, PERO LANCE LE BLOQUEA Y SWAN ESCAPA! ¡STEPHENSON LA ALCANZA Y SWAN BUSCA DAR EL PASE! ¡PERO PARECE QUE TIENE PROBLEMAS!'

James echó una ojeada a sus compañeros de equipo mientras daba una rápida vuelta al campo de quidditch en busca de la snitch dorada. De repente, la grada, que había estado animando, se estremeció con dolor y al momento comenzaron a oírse insultos y silbidos.

'¡GOYLE ACABA DE DARLE UN BUEN GOLPE DE BLUDGER A AXEL LANCE!'

El corazón de James dio un vuelco al ver al cazador girando sin control con la escoba. Dirigió una mirada a Sam y vio a la pobre muchacha entre los dos cazadores de Slytherin, que trataban de aplastarla entre ambos. James miró con rabia a Hooch, pero la profesora al parecer no encontraba nada de ilegal en que dos de Slytherin estuvieran machacando a su jugadora. Para colmo, Lyn tenía problemas con el tercer cazador de Slytherin que no dejaba de darle empujones. James ya iba a gritarles a sus golpeadores por no ayudarles cuando Brandon dio un tremendo golpe a una bludger y le quitó de encima a Sam a uno de los cazadores. Anthea hizo honor a su mote "La Bestia Bella", pues placó de manera tan brutal a Stephenson que James no supo cómo Hooch no la echó del partido directamente. Anthea miró de reojo a la profesora, pues hasta ella se había dado cuenta de que se le había ido un poco la mano. Pero Hooch no le dijo nada y Anthea sonrió divertida:

'¡Lyn! ¡Ahora rápido!' – La apremió la golpeadora. – '¡Estás sola! ¡Marca el gol!'

El palco comenzó a saltar emocionado cuando Lyn Swan dio un acelerón en su escoba y se dirigió sola a los aros de Slyhterin. Sam se encargó de parar a Balthasar cuando él hizo la intención de atrapar a Lyn. Con dos cazadores fuera de juego y el tercero intentando librarse de Sam, Lyn se plantó sola frente a los aros de Slytherin. El guardián de Slytherin salió a defenderla y en ese momento Lyn vio el hueco. Le fintó hacia la izquierda y luego rompió por la derecha, quedándose totalmente sola con los aros de Slyhterin. Escuchó a la grada animarla histérica ante el inminente gol y Lyn sonrió con satisfacción.

'¡¡¡GOOOOOOOL DE GRYFFINDOOOOR!!! ¡¡¡¡LYN SWAN MARCA EL PRIMER TANTO DEL PARTIDO!!!'

La casa de Gryffindor enloqueció de alegría. La pequeña cazadora se paseó haciendo piruetas sobre los de su casa, para luego irse a los aros de Gryffindor a celebrarlo con los de su equipo. James les miraba desde lo lejos, muy orgulloso y satisfecho. Le hubiera gustado poder celebrar el gol con ellos, pero James no quería darse ni un respiro. La snitch era imprevisible. James vio a sus jugadores mirarle, esperando su felicitación y él levantó el puño en el aire antes de volver a centrarse en atrapar la snitch.

'¡Vamos a por el siguiente!' – Oyó chillar a Sam.

Efectivamente consiguieron el siguiente y gracias a una tremenda parada de Darren, aún pudieron marcar otro más. Al minuto quince, Slytherin marcó su primer gol, pero Gryffindor no se desanimó y siguió luchando. Slytherin tampoco dejó de pelear por ganar el partido. James y Regulus veían a sus jugadores atacar y defender, veían volar puñetazos y patadas y los golpes de las bludgers abundaban. Incluso ellos recibieron en varias ocasiones. Parecía que en los partidos de Slytherin y Gryffindor fuera una norma hacer daño al rival. Los amigos de los que competían sufrían en el palco.

'¡Cuidado, Sam!' – Gritó Sirius justo antes de que una bludger le golpeara en el hombro a su novia. – 'De aquí a la enfermería otra vez…' – Se lamentó.

'No seas gafe, Canuto.' – Le reprendió Remus.

'¿¡Sam estás bien!?' – Le gritó Lily preocupada. – '¡Goyle, eres un guarro jugando!'

'Como si pudiera oírte con esa vocecilla que tienes…' – Espetó Sirius y sonriendo burlón le dijo a la prefecta. – 'Ya verás como a mí si que me oyen.' – Cogió aire y:- '¡¡GOOYLEE!! ¡¡VUELVE A TOCARLA Y TE CORTO LAS PIERNAS!! ¡¡HIJO DE…'

Remus le tapó la boca antes de que lo dijera y Lily rodó los ojos. Con semejante berrido era normal que todo el mundo en el campo le hubiera oído. El aludido, Goyle, le miró desde allí arriba. Sirius le enseñó el puño cerrado con el dedo corazón levantado y Goyle aceleró directo al palco de Gryffindor, bate en mano. Iba dispuesto a arrearle a Sirius. Las varitas no tardaron en aparecer entre los de la casa de Gryffindor, pero alguien se les adelantó. Una bludger le dio en la cabeza a Goyle, atontándolo por completo. El muchacho se giró hecho una furia y descubrió a Anthea Landry sonriendo con suficiencia.

'¡El partido está aquí!' – Le gritó. – '¡Si tienes que demostrar algo, intenta ganarnos! – Le desafió riendo.

La grada aclamó a Anthea. James observó el partido desarrollarse a su alrededor mientras buscaba la snitch. Estaba comenzando a desesperarse, pues la maldita pelotita no aparecía y él ya se estaba impacientando por estar dando solo vueltas ahí arriba como un tonto. Otra era que como siempre, el ambiente en el partido se había ido calentando y se había vuelto aún más agresivo. Slytherin había empezado a repartir palos en cuanto Gryffindor comenzó a ganar por una diferencia de cincuenta puntos. James temía por sus jugadores y empezaba a enfurecerle que Hooch no les pitara falta a Slytherin por jugar de manera tan salvaje.

'¡Tus jugadores son unos guarros, Black!' – Le gritó James ya harto a Regulus cuando se lo cruzó volando. – '¡Dan palos porque no tienen ni puta idea de cómo parar a los míos! ¡Menuda mierda de de juego tenéis!' – Estaba muy enfadado.

Regulus Black voló con la escoba hasta plantarse delante de James, obligándole a frenarse. Si algo no toleraba Black era que se insultara a los suyos. En la grada se comenzó a murmurar sobre los dos capitanes al verles gritándose parados en el cielo.

'¡El quidditch es así, Potter! ¡Jódete si no te gusta!'

'¡Diles que aprendan de la calidad de juego que tenemos en Gryffindor! ¡Les hace falta!'

'¡Me preguntó si la calidad del buscador será como la de los otros jugadores!'

'¡Cuando veas la snitch en mi mano tendrás la respuesta!'

'¡Eso si atraparas la snitch, Potter!' – Espetó Regulus Black con ironía.

'¡Soy el mejor buscador de la liga!' – Fanfarroneó James. – '¿Qué te hace ponerlo en duda?'

'¡Que no has visto la snicth en toda la puta hora que llevamos jugando!'

'¿¡Acaso tú sí, Black!?' – Le desafió.

La sonrisa burlona que esbozó Regulus Black, tan parecida a la de Sirius, le dio mala espina a James. Le hubiera partido la cara a lo muggle o le hubiera embrujado allí mismo si no supiera que Hooch lo echaría al momento y que eso significaría perder la Copa. James estaba furioso y de los nervios. ¿¡Cuando porras se había cruzado la snitch en el camino de Black!?

'Exacto, Potter.' – Respondió Regulus Black sonriendo burlón. – 'Ya la he visto.'

'¿Cuándo?' – Exigió él, poniéndose en tensión.

'¡LA ESTOY VIENDO AHORA MISMO, ESTÚPIDO!'

Y dicho esto se lanzó en picado por debajo de James. James reaccionó instintivamente, giró hacia atrás y hacia abajo y se pegó a Regulus Black. El corazón le dio una sacudida al ver a Black alargando la mano hacia la snitch dorada, que volaba a centímetros de las yemas de sus dedos. James hizo lo mismo y justo entonces la snitch cambió de dirección. James y Regulus torcieron a la derecha y se pegaron a los palos de sus respectivas escobas para ganar velocidad. A causa del ruido del viento en sus oídos no podían escuchar a la grada, pero el palco estaba gritando histérico porque los dos buscadores iban tras la snitch. La snitch cambió súbitamente de dirección y se fue en picado hacia abajo. Otra vez, James y Regulus pusieron sus escobas en vertical al suelo y aceleraron todo lo que pudieron con uno de los brazos alargados. Mucho antes de llegar a tocar el suelo, la snitch volvió a cambiar de dirección. Esta vez, la snitch hizo lo peor que se podía hacer, pues voló directa al juego de la quaffle. Los cazadores y golpeadores estaban demasiado concentrados en su propio juego como para darse cuenta de que los buscadores iban directos hacia ellos a una velocidad de infarto.

La grada vio el peligro que los jugadores no vieron. Dumbledore y los profesores se levantaron asustados, muchos alumnos gritaron con pánico al ver el inminente choque...

'¡Merlín!' – Kaienne se tapó la boca con las manos. – '¡Se van a matar!'

'¡PARAD EL JUEGO!' – Gritó Lily. – '¡PARAD EL JUEGO!'

'Madre mía…' – Ió abrió los ojos como platos. – '¡CUIDADO!' – Chilló.

La colisión que todos estaban viendo venir se produjo: Sam recibió la quaffle y Stuart salió a pararla. Axel bloqueó al Slytherin, pero Balthasar salió a cubrir el bloqueó, Lyn se acercó para pedir balón y Goyle la fue a placar. Brandon se metió en todo el jaleo para golpear con su bate una bludger que le iba a Sam. James y Regulus, con las manos extendidas, rozando ambos con las puntas de los dedos la snitch se precipitaron a toda velocidad hacia aquella aglomeración. Cuando se dieron cuenta y quisieron evitarlo ya era demasiado tarde.

El sonido del golpe hizo estremecer al palco. Volaron escobas, volaron personas, volaron bates y balones…

'¡Sacad las varitas!' – Gritó Remus. – '¡Hay que evitar que nadie caiga la suelo!'

James chocó contra algo blanco y después comenzó a caer en picado hacia el suelo. Abrió los ojos y se vio enredado entre Sam, Regulus y Goyle cayendo hacia abajo. Vio por encima de él a Anthea cogiendo a Axel por un brazo y a Brandon colgando de una mano sobre su escoba. Lyn se había espabilado para salir ilesa, pero el cazador Stuart sangraba abundantemente por la nariz, estable sobre su escoba y ayudado por Balthasar.

Solo ellos caían y nadie era capaz de hacer nada porque estaban enredados unos con otros. En aquel mejunje de personas y en aquella conmoción, James se preguntó furioso:

'¿¡DONDE ESTÁ LA JODIDA SNITCH!?'

¡La había estado tocando hacía dos segundos! ¿¡Por qué porras había tenido que chocar!? No le importaba nada más. Solo la condenada pelota dorada que le podía dar la victoria. La capa de jugar se le enredó en la cabeza, quitándole la visión mientras caía. Rabioso se la arrancó de un tirón y entonces la vio, atrapada entre los pliegues de su capa: la snitch dorada. La agarró de un manotazo y sonrió justo antes de darse cuenta qué cerca tenían el suelo. Oyó a Sam gritar a su lado, a Black y a Goyle y él también gritó y cerró los ojos. Aquello iba a doler. Pero el golpe nunca llegó, porque la velocidad de la caída fue aminorando y al final tocaron el suelo en un golpe suave.

Respirando profundamente, James se reincorporó y aún sin podérselo creer se miró la mano cerrada. Se puso de pié sin dejar de contemplar la snitch dorada atrapada en su mano. La grada estaba completamente callada. Conmocionada por lo que acaba de pasar. James esbozó una sonrisa magnífica y alzó la mano, enseñando la snitch dorada.

'¡Es Potter!' – Gritó alguien en la grada. – '¡La tiene!'

Los tres pitidos del silbato de Madame Hooch indicaron el final del partido.

'¡¡¡JAMES POTTER HA ATRAPADO LA SNITCH!!! ¡¡¡GRYFFINDOR GANA LA COPA!!!'

La grada enloqueció de alegría y una parte de la marea roja y dorada comenzó a saltar entusiasmada, haciendo temblar el palco. Multitud de bufandas volaron al aire.

James la buscó entre aquella multitud loca de felicidad. Buscó a aquella cabellera pelirroja y la encontró. Lily aún le apuntaba con la varita con cara de susto. Al cruzarse sus miradas, ella rodó los ojos y justo después le sonrió y le aplaudió. James la señaló a ella aún sosteniendo en el aire la snitch. Dedicándoselo a Lily. Lo último que James pudo ver de Lily, fue a Sirius alzándola por la cintura para que todo el mudno se enterara de que se lo estaba dedicando a Lily. Justo entonces, Anthea agarró a James al vuelo y le subió bien arriba.

'¡¡¡JAAAMEEESS!!!!'

Darren, Axel, Lyn y Brandon lo abrazaron en el aire, celebrando la victoria.

'¡ERES GRANDE, JAMES!'

'¡GENIAL CAPITÁN!'

'¡ERES EL MEJOR!'

James abrazó a cada uno de sus compañeros fuertemente, riendo sin parar. Feliz porque lo habían conseguido.

Abajo en el césped, Sam se puso en pie. A su lado Regulus Black yacía en el suelo. Estaba boca arriba mirando al cielo, derrotado y abatido porque no había conseguido la snitch. Sam le tendió la mano dispuesta a ayudarle a levantarse. Regulus le dedicó una mirada furiosa y se levantó él solo. Pasó por al lado de Sam, en dirección a los vestuarios, sin decirle nada, pero ella no se contentó. Furiosa, se giró y le gritó:

'¡Te guste o no siempre voy a estar aquí para ti!'

Regulus ni si quiera le contestó. De repente alguien la levantó del suelo. Sam se giró y vio que era Anthea la que la llevaba sobre su escoba. La golpeadora le sonrió feliz.

'Deja eso para otro momento.' – Pasó un brazo por la cintura de Sam para cogerla e hizo una pirueta mientras reía bien alto: - '¡Ahora vamos a recibir esa Copa!'

Volaban confetis y fuegos artificiales en el campo de quidditch. Los alumnos de todas las casas estaban de pie en el palco. Aplaudían fuertemente al equipo de Gryffindor ya que había demostrado ser un equipo fuerte y muy bueno a lo largo de toda la liga. Los equipos de Ravenclaw y Huffelpuf también aplaudían al equipo de Gryffindor demostrando su deportividad. La Copa siempre era para el mejor equipo y este año lo había sido el equipo de Gryffindor. Pero los integrantes de la casa de Gryffindor eran otra historia: chillaban, cantaban, bailaban, silbaban y aplaudían a los de su casa con mayor fervor.

Axel Lance tenía a James subido sobre las espaldas y ambos alzaban los puños en gesto triunfal hacia los de la grada. Brandon y Darren estaban cogidos por los hombros y Anthea, tenía abrazada a Sam. Lyn Swan bajó al césped para recibir la Copa de Quidditch de Madame Hooch y en cuanto la tuvo en sus manos, salió disparada hacia sus compañeros de equipo. Al llegar arriba se la tendió a James y el Capitán de Gryffindor la alzó para recibir la ovación tan merecida de los alumnos de Hogwarts.

Las semanas siguientes fueron las más terribles de todo el curso para los pobres alumnos. Exámenes finales, TIMOS, EXTASIS… La pesadilla de todos los estudiantes. La Biblioteca se reservó exclusivamente para los alumnos de séptimo. Todos los demás se repartían por las Salas Comunes y las mesas del Gran Comedor. Después de dos agotadoras semanas de estudiar sin parar, de nervios y estrés provocados por los exámenes, el curso llegó a su fin.

La mañana del último día del curso, todos los de sexto se encontraban frente al despacho de la Profesora McGonagall esperando a recibir su boletín de notas. El arrullo de las conversaciones que hablaban de los planes para aquel verano inundaba el pasillo. Las sonrisas eran las protagonistas en los rostros de todos los estudiantes y se notaba el ambiente relajado por cada rincón de Hogwarts. McGonagall salió para nombrar a la primera persona de la lista, pero nadie dejó de parlotear animadamente. Apoyados en la barandilla de las escaleras James, Sirius, Lily, Anthea, Sam, Remus, Kaienne y Peter aguardaban su turno mientras hablaban de sus tan próximas vacaciones.

'¡Thomas y yo nos vamos a ir una semana entera a España!' – Decía Kaienne emocionada. – 'El 15 de Julio sale nuestro avión.'

'Pues mis padres están planeando viajar a Italia este año.' – Dijo James. – '¿Qué te parece la idea, Canuto?'

'Me parece perfecto. Pero la experta en Italia es Sam, ¿verdad Sam?' – Sirius se giró hacia su chica, que estaba apoyada en una columna con mala cara. – '¿Qué te pasa?' – Preguntó extrañado al verla.

'Cree que ha suspendido Transfiguración…' –Lily suspiró. Durante toda la mañana Sam había estado así de alicaída y ella había hecho todo por animarla sin obtener ningún resultado. – '…y como Charles le dijo que como le quedara alguna se iba a quedar sin vacaciones…'

Sirius se puso delante de Sam y apoyó ambos brazos en la columna, dejándola atrapada entre él y la columna. Le sonrió cuando ella le miró a los ojos y le besó en los labios suavemente.

'No has suspendido.'

'¿Y tú que sabes?' – Le espetó Sam de mal humor.

'Borde.' – Le dijo Sirius un poco molesto por su actitud. Bufó y metió una mano en el bolsillo trasero de su pantalón. – 'Sé que no has suspendido por esto.'

Sirius sacó dos boletos de papel y se los puso delante a Sam, a la vez que sonreía con aquella hermosa sonrisa suya. Sam abrió los ojos como platos al reconocer dos billetes de avión. Sorprendida, clavó sus ojos en los de su chico.

'Son dos billetes para Atenas, Grecia.'- Sirius rió feliz al ver brillar los ojos de Sam.-'Pensé que ya estarías harta de las ruinas romanas y creí que te tocaba visitar las ruinas griegas este año. Por supuesto, no habría comprado los billetes si no hubiera estado seguro de que ibas a aprobar.'

'Sirius, no tendrías que haberlos comprado tan pronto.' – Sam bajó la mirada entristecida. – 'Me fue fatal el examen de Transfiguración.'- Murmuró sintiéndose culpable y pasó los brazos por el cuello de Sirius y hundió la cabeza en su cuello a punto de echarse a llorar.

Sirius la abrazó y Sam se dejó consolar por él. Fueron pasando alumnos y vieron tanto lágrimas como sonrisas, caras de alivio y satisfacción. Kaienne entró tan sonriente como salió. Lily salió con el boletín de notas en la mano y muy orgullosa se lo puso a James a la altura de la cara, para que viera el sobresaliente que había conseguido en Defensa. James le echó un vistazo, le quitó el boletín de notas y esbozando una sonrisa arrogante le dijo.

'Me parece genial, Lily. Pero aún eres incapaz de ganarme en un duelo.'

James le dio con el boletín de notas en la cabeza, pero Lily lo esquivó apartándose y con ambas cejas alzadas, un "poco" picada le dijo:

'¿Me estás retando?'

'Si quieres perder otra vez…'

Lily le quitó sus notas de un manotazo y le dio con el dedo índice en el pecho enfadada.

'Me enfrenté a Runcorn y a Devoir a la vez, James. Podré contigo de sobras.'

'Lily, no te sulfures y tú James, no la provoques.' – Les dijo Remus mientras se metía en medio de los dos. – 'Mejor lo dejáis para el curso que viene. Este año todos hemos tenido suficientes duelos.'

Nadie dijo lo contrario. McGonagall volvió a asomarse a la puerta del despacho y llamó a Sam. Sam se separó de Sirius y entró en el despacho con la cabeza agachada.

'Mira que ponerse así…' – Murmuró Sirius. – 'Esperaba que saltara de alegría.'

'Sirius, entiéndelo.' – Le dijo Lily. – 'Sam se va a sentir mal si esos billetes de avión se echan a perder por que haya suspendido.'

'¡Que no ha suspendido!' – Respondió Sirius ya harto. – '¡Hice un trato con McGonagall!'

'¿Has chantajeado a la profesora McGonagall?' – Preguntó Anthea atónita.

'No…' – Sirius se masajeó la sien, desesperado. – 'Fui a preguntarle si Sam había aprobado o no y ella me dio la respuesta con la condición de que me portara bien hasta final de los exámenes.'

En ese momento la puerta del despacho de McGonagall se abrió de golpe y Sam salió saltando y riendo, agitando el boletín de notas. Corriendo se tiró a los brazos de Sirius y enrolló las piernas alrededor de su cintura.

'¡Nos vamos a Grecia!' – Gritó feliz antes besarle con fuerza en los labios.

McGonagall se asomó a la puerta enfadada, dispuesta a echarle la bronca al culpable de semejante escándalo. Al ver que era Sam lo dio directamente por imposible y pasó a llamar a Anthea.

'Anthea, tranquila.' - Le dijo Kaienne cuando la rubia puso cara de susto. – '¡Ya verás que tu también has aprobado todo!'

Minutos más tarde, Anthea abría la puerta del despacho y salía de allí con una radiante sonrisa. Nada más llegar donde sus amigos, alzó ambas manos y anunció con alegría:

'Señores y señoras, como me mudo este verano a Francia por aquel suceso tan desagradable de la enfermería, quedan invitados en Agosto a la Mansión de William Landry en Francia.' – Estalló en unas carcajadas algo histéricas y admitió algo sonrojada. – 'No os he dicho nada antes porque mi hermano también me tenía amenazada con las vacaciones.' – Miró a Sam de reojo y ella le sonrió desde los brazos de Sirius. – 'Por cierto Remus, se lo dices a Ió y tú Kaienne se lo dices a Thomas. También tengo pensado invitar a Brandon, Lyn y Darren y Axel, lógicamente.' – Anthea esbozó una sonrisa que pretendía ser angelical antes de añadir: - 'Al que no venga, lo mato. ¿Está claro?'

Todos asintieron sin poner ni una mínima pega. Entre risas y planes de lo que iban a hacer en Francia, fueron pasando a recoger sus notas los que faltaban. Al acabar bajaron a al Gran Comedor donde se iba a celebrar la graduación de los de séptimo y la última comida en el Gran Salón de aquel curso. El Expreso hacia Londres salía a media tarde.

En el Gran Comedor se encontraron con Ió y sus amigas, Lyn y Brandon entre otros conocidos y a unos muy nerviosos hermanos Lance. Tanto Darren como Axel iban vestidos con la túnica y el uniforme de Hogwarts. Todos los de séptimo iban vestido así en su último día en Hogawrts. Junto a sus amigos de séptimo, sentados todos juntos en la mesa, Axel y Darren recordaban entre risas todas sus experiencias vividas en aquella mágica escuela.

Lily y Remus se marcharon un momento a la mesa d profesores, donde estaban todos los prefectos hablando ya con McGonagall, a la espera de las instrucciones para el viaje de regreso. Lily supo que no tendrían un viaje tranquilo por la sonrisita divertida que tenía Remus en la cara. Anthea, Peter, James, Sirius y Sam tomaron asiento en la mesa de Gryffindor.

'¿No vas a felicitar a Axel, rubia?' – Le preguntó Sirius sorprendido.

'Es su último día en la escuela y tiene que pasarlo con sus amigos.' – Respondió ella mirando a Axel con una sonrisa tierna. – '¿Sabes? No imagino el día que tenga que dejar Hogwarts.'

'Pues no queda tanto.' – Murmuró Peter. – 'Yo no creo que lo eche mucho de menos.'

Las caras de sus amigos se volvieron hacia él como si acabara de decir que había asesinado a alguien y Peter rectificó al instante:

'Por lo de estudiar, me refiero.'

'Yo solo espero que el año que viene pase muuuy lento.' – Admitió James riendo. – 'Y que volvamos a ganar la Copa.'

'Eso por descontado.' – Le dijo Sam muy convencida. – 'No pienso irme de aquí sin volver a ganar la liga.'

'Habrá que preparar algo grande para ese último día.' – Sirius le sonrió a su hermano. – 'Tendrá que ser algo por lo que seamos recordados por los siglos de los siglos.'

James y él se chocaron la mano y Lily les miró con mala cara al sentarse ella y Remus en la mesa.

'Hogwarts ya tiene vuestra marca personal.' – Refunfuñó Lily. – 'Lleváis demasiados años causando destrozos y atacando la salud de los profesores.'

'No seas exagerada, Lily.' – Le dijo riendo Remus.

'Remus, no me hagas hablar…'

Dumbledore entró en el Gran Comedor con el conserje Filch detrás cargado con un montón de pergaminos enrollados: los diplomas de los alumnos de séptimo. Poco a poco el murmullo de las tantas conversaciones se fue apagando y cuando el director carraspeó se hizo el silencio total.

'Queridos alumnos, un año más hemos de despedirnos. La mayoría de vosotros estaréis deseando que este charlatán acabe con su discurso para poder dar la bienvenida a las vacaciones de Verano, pero lamento comunicaros que aún tendréis que soportarme unos minutos más.' – Dumbledore miró a las puntas más cercanas de las mesas de las casas, donde se habían sentado los alumnos más grandes de la escuela. – '¡Oh! Creo que alguien desea exactamente todo lo contrario. Creo oír que algunos de vosotros quisierais quedaros un año más.'

Los alumnos de séptimo le aplaudieron y Dumbledore sonrió agradecido.

'Un año más hemos de despedir a los mayores de Hogwarts. A todos los que hoy nos dejáis, quiero deciros que Hogwarts siempre será vuestro hogar y que siempre estará aquí para vosotros. Nosotros los profesores, queremos deciros que estamos muy orgullosos de vuestra generación. Os deseamos mucha suerte y mucha felicidad.' – Dumbledore se quitó el puntiagudo sombrero y metió en él el brazo hasta el hombro. Hizo ver que rebuscaba y finalmente sacó una larguísima lista que no hubiera podido caber en el sombrero. El truco hizo reír a los alumnos. – 'Trataremos de ir rápido porque a mí también me ruge el estómago.'

Dumbledore comenzó a citar a cada uno de los alumnos de séptimo. Los alumnos menores aplaudían a cada uno de ellos que subía a recibir su diploma se manos del jefe de su casa. Al cabo de un rato le tocó el turno a:

'¡Axel Lance!'

Axel se levantó sonriente arropado por el aplauso de todos los de su casa y de los demás estudiantes de Hogwarts en general. Pero el chico no subió directamente al estrado, sinó que caminó hasta Anthea y le tendió la mano.

'¿Qué haces?' – Le preguntó ella entre dientes. – '¡Sube!'

'Tengo que cumplir con lo que te dije.' – Replicó él esbozando una sonrisa. – 'Vamos.'

James le cogió la mano a Anthea y se la dio a Axel. El chico tiró de su novia y la guió hasta arriba del estrado ante las miradas sorprendidas de toda la gente. Axel se plantó allí arriba con Anthea agarrada de la mano y McGonagall le tendió su diploma sin borrar aquella cara de sorpresa. Todo el mundo se estaba preguntando porqué había subido a Anthea allí. Axel le dio las gracias a la profesora con una sonrisa y se giró hacia Dumbledore.

'¿Me disculpa un momento, por favor, señor director?' – Preguntó amablemente Axel tras recibir su diploma.

'Claro, claro.' – Dumbledore rió divertido por la iniciativa del chico. – 'Adelante.'

'Seré breve.' – Prometió Axel y sacó la varita de su bolsillo y se tocó el cuello. – 'Sonorus.'

Anthea dio un paso hacia atrás cuando Axel se giró hacia ella con aquella sonrisa traviesa. Estaba alucinando con su novio. Le parecía que se lo habían cambiado. ¿Desde cuando a Axel le daba por interrumpir graduaciones? ¿Desde cuando le gustaba ser el centro de atención? ¡Eso eran cosas de James y de Sirius! ¡Incluso de ella o de la loca de Sam! ¿Pero del niño bueno de Axel? Axel la cogió de la cintura y la acercó a él. Clavó sus ojos azules en ella y después se giró un momento hacia todos los estudiantes.

'¡POR SI ALGUIEN NO SE HABÍA ENTRADO…'

Y la besó. Besó a Anthea delante de todo Hogwarts justo después de reclamar la atención. Anthea sintió que le iban a fallar las piernas con aquel beso cargado de amor. Axel puso fin al apasionado beso y volvió a girarse hacia la multitud.

'¡ANTHEA LANDRY Y YO, AXEL LANCE, ESTAMOS JUNTOS DESDE HACE MESES! ¡ LO MANTUVIMOS EN SECRETO POR AQUEL JALEO QUE YA OS CONTÓ DUMBLEDORE! ¡GRACIAS POR VUESTRO TIEMPO!'

Sirius y James se pusieron de pié y comenzaron a aclamarle y a aplaudirle. Al final se les sumó toda la escuela y un Axel Lance y una Anthea Landry muy satisfechos bajaron del estrado.

Dumbledore terminó de repartir los diplomas y volvió a tomar la palabra:

'Solo quiero deciros algo más.' – Los estudiantes volvieron a guardar silencio. – 'Corren rumores allá fuera de que llegan tiempos difíciles y muy a mi pesar, así es. Este año muchos de vosotros vivisteis desagradables situaciones, pero por suerte no hubo ninguna tragedia que lamentar. Quiero destacar el servicio que Sirius Black, Lily Evans, Kaienne Green, Sam Hewitt, Ió Keith, Axel Lance, Anthea Landry, Remus Lupin, Peter Pettigrew y James Potter prestaron esta escuela. Todos conocisteis en su momento lo que hicieron por vosotros y sabéis que son un ejemplo a seguir.' – Dumbledore apoyó ambas manos en el poyete desde el que siempre hablaba a sus alumnos y se inclinó hacia la multitud: - 'Buscad la paz de vuestro vecinos y hallareis la paz, buscad la felicidad de los de vuestro alrededor y encontraréis la felicidad. Buscad el bien de vuestros seres queridos y conocidos y ganaréis la amistad y el amor.' – Sonrió. – 'Buen verano a todos.'

El Expreso de Londres pitó para advertir a los alumnos más rezagados que estaba muy próximo a salir. Lily, Remus y Ió daban órdenes e intentaban organizar a todos los estudiantes desde el andén. James, Sirius, Sam, Peter y Kaienne se asomaron a las ventanas de dos compartimentos que estaban justo al lado de ellos:

'¡Ya tenemos compartimentos!' – Anunció Sam.

'¡Lily, lo siento!' – Saltó James. – '¡Pero no he conseguido un vagón para nosotros solos! ¡Están todos pillados!'

'¡Si Evans, tendrás que tirarte a James en los lavabos del tren!'

'¡SIRIUS!' – Gritaron Lily y James a la vez.

Remus rodó los ojos y Kaienne, Ió, Sam y Peter estallaron en carcajadas. Anthea y Axel llegaron cogidos de la mano con sus respectivos baúles flotando tras ellos.

'¿Qué ha dicho ya?' – Preguntó riendo Anthea al ver a James aporreando a Sirius.

'Idioteces.' – Respondió Lily enfadada y colorada de vergüenza. – 'Es un imbécil.'

El tren volvió a pitar avisando de su inmediata partida.

'Será mejor que vayamos subiendo.' – Sugirió Ió. – 'Ya están todos arriba.'

Se dirigieron a la puerta y Lily subió la primera aún con cara de enfado. Remus subió tras ella y le tendió la mano a Ió. La Ravneclaw le sonrió y aceptó su ayuda. Remus tiró de su mano y del propio impulso Ió acabó chocando contra él. Remus la besó en la mejilla y Ió le abrazó.

'¿Axel?' – Anthea, ya subida al tren, le llamó. – '¿Qué pasa? ¿No quieres irte?'

Axel le echó un último vistazo al castillo que se alzaba tras el pueblo de Hogsmeade. Subió al tren de un salto y besó a Anthea en los labios.

'Me da pena.'

'Lo entiendo.'

En silencio y cogidos de la mano, llegaron a los dos compartimentos que sus amigos habían reservado. Encontraron a Remus y a Ió en la puerta del pasillo hablando animadamente y a Kaienne al lado de ellos con su novio Thomas. La puerta de compartimento estaba abierta, así que se metieron dentro. James tenía a una sonriente Lily sentada sobre el regazo. Sam y Sirius miraban sus billetes de avión. Peter estaba acomodado en el asiento, listo para echar una cabezadita. Anthea se sentó al lado de James y Lily, pero Axel caminó hasta la ventana, la abrió y se asomó para seguir mirando a Hogwarts. No le sorprendió ver la cabeza de su hermano Darren y la de Lyn asomada en otra de las ventanas. Alice Shackbot también miraba Hogwats con lágrimas en los ojos.

El tren pitó tres veces seguidas y arrancó. Cuando Axel perdió de vista la Escuela de Magia y Hechicería de Hogwarts, se metió en vagón y cerró la ventana. Las caras sonrientes de aquellos muchachos que ahora tanto significaban para él le esperaban.

'Los mejores años de mi vida los he pasado aquí.' – Les confesó. – 'Aprovechad vuestro tiempo en Hogwarts.'

'Eso haremos.' – Le respondió James y miró a Lily a los ojos. – '¿Verdad?'

'Por supuesto que sí.'

Lily y James se miraron unos segundos a los ojos y después unieron sus labios en un dulce beso. Al comenzar aquel curso habían sido el uno para el otro la prefecta Evans y el gamberro Potter. Ahora, al finalizar, eran Lily y James. Y por suerte, aún les quedaba otro año por delante en Hogwarts como Lily James.

¡¡Hola!!

Ahora sí que sí. Esto acabó.

Habrá segunda parte. Confieso que me quitásteis un poquito el miedo, pero aún así sabed que no será algo immediato. Me tomo un descanso para escribir un par de cosillas más que ahora mismo tengo en mente e ir moldeando la segunda parte, que ya se está cocinando en mi cabeza. En breve subiré un Oneshot de Lily y James que hace tiempo se me ocurrió y quizás me atreva a escribir algo de Twilght, pero cortito. Esa es mi intención, que sea cortito...pero bueno, si habéis llegado hasta aquí ya sabéis lo que me puede pasar...

Estoy super contenta por todos los reviews que recibí en el último capítulo. ¡Había gente nueva y todo! Os doy las gracias otra vez por esos magníficos reviews que me dejasteis. ¡Me hicisteis llorar! Con esas cosas tan bonitas que escribisteis... Me hicisteis super feliz. En serio, soys geniales, gracias.

No recuerdo muy bien si lo he hecho en algún capítulo, pero esta vez voy a pediros un favor: A todos aquellos que lleguéis hasta el final, por favor, hacedmelo saber. Un simple "Lo acabé" me sirve. Para mi es importante.

Me despido de vosotros con un "Hasta Ahora. ¡Nos leemos pronto!"

¡Un beso enorme y un abrazo lleno de cariño!

¡Os quiero!

Y lo más importante: GRACIAS.

Eneida