oh dios, es la primera vez que actualizo tan rapido en un muy buen rato xD
justo acabo de terminar este cap asi que vengo a subirlo para todos ustedes que leen mi historia ^.^ este cap vuelve a alternar los povs de horo y anna y x fin se vera un poco de Yoh . Que disfruten!
Disclaimer: los personajes de sk y su historia no me pertenecen, sk es obra de Hiroyuki Takei.
Cap. 11.- Dudas…
Llegas al departamento y lo primero que haces es ir a checar como se encuentra tu amigo. Te vas a la habitación y lo encuentras dormido, tal cual lo dejaste antes de partir. Su respiración sigue siendo agitada y algo forzada clara señal de la alta fiebre que le ataca y que no le deja ir aun a pesar de todo el medicamento que se encuentra tomando.
Lo miras con un poco de frialdad en tu mirada. No sabes por qué pero en alguna parte de tu interior crees que aquel que se encuentra frente a ti, no es tu amigo. Que él desapareció hace mucho tiempo y aquel que se ha mostrado frente a ustedes durante esos años, es otro.
Fragmentos de la última pelea con Hao llegan a tu mente, como queriendo decirte algo, que fue ahí cuando tu amigo cambió. Que algo sucedió que lo hizo perder su esencia. Que él ya no volvería a ser el mismo.
Te asustas ante tales pensamientos sin embargo no logras sacarlos de tu mente. Se aferran a ti como si se trata de algo de vida o muerte y por más que quisieras dejarlos ir hacerlo sería escoger la muerte.
No entiendes por qué tienes esos pensamientos, no entiendes el significado de ellos pero más importante no entiendes por qué estás casi seguro de que son ciertos. Estás confundido y eso te aterra más de lo normal e irónicamente eso agranda tu confusión. Por una parte tus instintos te gritan que tu amigo es otro y por otro lado tu mente te dice que eso no puede ser. Rayos. ¿Qué acaso las cosas no pueden ser más sencillas? ¿Qué acaso tu amigo no puede recuperarse de un simple resfriado? ¿O será que el mundo te odia y por eso decidió jugarte una mala pasada?
Rayos, rayos, ¡rayos! ¡¿Por qué todo tiene que ser tan malditamente complicado?! Y lo peor es que durante todo este tiempo no has podido hacer NADA para ayudar a tu amigo. Las cosas no podrían ser más frustrantes ¿verdad? ¡Ja! Sí sólo supieras…
Terminaste tu turno sin ningún incidente afortunadamente y es que la visita del peliazul te dejo profundamente perturbada, tanto así que no fuiste capaz de articular más de tres palabras seguidas en una frase coherente. Por suerte aquellas frases de más de tres palabras que tenías que usar las decías ya como autómata por ello de estar atendiendo a tantos clientes.
Llegaste a tu casa sin decir frase coherente alguna aún. Tu amiga te mira preocupada pero tú no le dices nada, simplemente no tienes la capacidad de pensar correctamente en estos momentos.
Como puedes le das las buenas noches y te metes a tu recámara todavía demasiado perturbada como para hacer otra cosa que no sea tumbarte en tu cama y mirar al techo como si éste fuera la cosa más interesante del mundo. Sin darte cuenta caes en un profundo sueño.
La alarma de tu reloj suena incesantemente hasta despertarte. Reluctante apagas la dichosa alarma y sales de la cama. Te sientes fatigada aun a pesar de haber dormido sin despertarte ni una sola vez ni haber soñado nada. Miras la hora, sigues a tiempo. Sales del cuarto y te diriges al baño. Escuchas ruido venir desde la cocina, seguramente tu amiga está preparando el desayuno.
Ya en el baño te desprendes de tus ropas y enciendes la ducha. Dejas que las gotas de agua golpeen tu espalda a su ritmo inconstante para tratar de relajarte y despabilarte un poco. Las palabras del azul resuenan constantemente en tu cabeza. No sabes qué hacer, no sabes qué pensar, vamos, ya ni siquiera sabes cómo te deberías de sentir. ¿Deberías sentirte feliz por qué finalmente lo vas a ver? ¿Deberías sentirte nerviosa? ¿Asustada? ¿Ansiosa?
Sales del baño y continúas con tu rutina como autómata. No te das cuenta de nada de lo que haces sólo dejas que tu cuerpo se mueva. Prefieres no pensar sólo actuar. Caminas, comes, hablas, te mueves como tantas veces ya lo has hecho sin siquiera darte cuenta. Tu mente está en blanco, no quieres pensar, tienes miedo de pensar porque si piensas vas a tener dudas y si tienes dudas vas a tener miedo. Miedo. Al parecer es una palabra que últimamente se aparece muy seguido en tu vocabulario.
Llegas a la escuela y te vas directo a tu banca regresando pocos de los saludos que esta mañana te han hecho tus compañeros. Te sientas y miras hacía la nada aún temerosa de pensar demasiado. Con suerte las clases te ayudarán a distraerte lo suficiente como para no pensar en lo que podría suceder en la tarde.
Las horas pasan lentas pero tú ni te inmutas ni le das importancia te has perdido en la basta blancura de tu mente como para darte cuenta de lo que pasa a tu alrededor sólo sientes mas no procesas. En ese estado te pasas todo el tiempo que duran las clases.
El timbre de salida te trae un poco de regreso a este mundo. Guardas tus cosas sin saber si quiera si estás guardando lo que necesitas para tu tarea o si estás guardando cosas al azar. No sabes y no te importa, sólo lo haces.
Te diriges a la puerta del salón cuando tu amiga te para. No le prestas atención a lo que te dice pero a lo que sea que te este diciendo le respondes que un simple monosílabo y te vas sin importarte si fuiste ruda con ella o no, ya después te disculparás o le dirás alguna mentira, lo que sea que venga primero.
Caminas sin darte cuenta realmente de a donde vas. Dejas que tus pies te lleven a donde sea que ellos te dirijan. No piensas, no quieres pensar pero a estas alturas te está siendo imposible no pensar. Sin desearlo, sin quererlo, tu mente empieza a dibujar posibles escenarios de lo que podría pasar esta tarde y cada uno de esos escenarios te llena de dudas.
Luchas para despejar tu mente mas te es imposible hacerlo. Los pensamientos son más fuertes que tu voluntad y ya estás luchando una batalla perdida. Te detienes abruptamente y miras a tu alredor al fin consciente de donde estás. Maldices en tu interior pues cierta parte tuya no quería llegar al lugar donde trabajas por miedo a lo que podría pasar y peor aun, el chico de cabellos celestes ya te está esperando.
Miras llegar a la chica que tan ansioso has estado esperando. Para ser sincero no esperabas que se fuera a aparecer después de todo no le diste chance de responderte la noche anterior tan sólo le dijiste que la verías hoy y te saliste sin darle chance de decirte siquiera "pío".
Agradeces mentalmente a cualquiera que sea la deidad que ve por ti por haber hecho que la chica se apareciera hoy ante ti. Te despegas de la pared en la que te encontrabas recargado y te diriges hacia ella. De la nada te detienes y la observas fijamente. Todo en su rostro te grita que no está segura de lo que está haciendo y que mucho menos está segura de lo que va a pasar. Sus dudas se convierten en las tuyas. ¿Aceptará o no aceptará ir contigo? ¿Querrá ver a tu amigo después de lo que pasó? ¡Rayos! ¿Por qué no le diste tiempo a responderte ayer?
Tragas saliva con dificultad debido al gran nudo que se ha formado en tu garganta pero no vas a dejar que tu resolución se haga añicos. Estás aquí con un propósito y lo piensas llevar a cabo aun si eso significa tener que llevarte a la chica a rastras.
- Anna – la llamas. Ella te voltea a ver. Ves el miedo en sus ojos.
Tratas de sonreír para tranquilizarla un poco pero sus dudas y su miedo son tan fuertes que incluso te atormentan de más. Luchas contigo mismo hasta que logras esbozar un leve fantasma de lo que sería una sonrisa.
Te mira confundida. No sabe ni que decirte ni como actuar. Lo puedes ver claramente en su mirar. Es más, su lenguaje corporal te dice lo mismo. Y siendo sinceros, tú tampoco sabes qué hacer en una situación como esta. Se miran incómodos por unos cuantos minutos hasta que ya no soportas lo pesado de la situación además de que tu poca paciencia no te ayuda en mucho.
Te acercas a la muchacha de dorados cabellos sin saber exactamente lo que estás haciendo ni lo que vas a hacer. Ella te mira extrañada. Tú te sientes extraño y justo cuando la distancia que los separa se empieza a acortar drásticamente para tus estándares. Te paras.
- Viniste – es lo único que puedes decir.
Ella te mira, aún duda. Intenta sonreír pero el leve temblor en su cuerpo la delata. Tiene miedo. Lo sabes, ella lo sabe y aun así no tienen idea de lo que van a hacer. Lo primero sería informarla de como se encuentra tu amigo y su ¿ex? Prometido. Pero algo te dice que no sería muy prudente de tu parte hacerlo o no al menos ahora.
- ¿Dónde…? ¿Dónde está? – pregunta ella con un atisbo de miedo en su voz.
Su pregunta te toma por sorpresa, no esperabas que fuera ella quien rompiera con la barrera de hielo que se había formado entre ustedes sin que se dieran cuenta. Sonríes nervioso, ahora tú eres el que tiene miedo.
Reuniendo el poco valor que sientes en tu ser, le respondes – él está en el departamento.
Ella asiente a modo de respuesta y tú tan sólo le dices un leve "sígueme" antes de iniciar la caminata hacia el departamento.
Caminas en silencio detrás del chico de cabellos celestes. No estás segura de lo que harás una vez veas al chico ¡diablos! Nunca has estado segura de lo que harás una vez los vuelvas a ver y eso sólo incrementa tus nervios. ¿Podría estar peor la situación? Mejor no preguntes puede que con tu suerte, las cosas empeoren.
Caminan durante no sabes cuanto tiempo pues estás demasiado ocupada tratando de calmar tu errático corazón como para prestarle atención a algo tan banal como eso. Cuando el tiempo se empieza a hacer presente, se detienen. Miras a tu alrededor y notas que están pardos frente a un edificio un tanto viejo y no por eso deja de verse agradable o seguro. Vuelves a mirar a tu alrededor y no tienes la más ligera idea de donde están. Todo lo que alcanzas a ver es una pequeña tienda en una esquina y lo que vendría a ser un quiosco de un pequeño parque.
- Vamos – la voz del chico te sorprende sacándote se tus pensamientos. Asientes y lo sigues al interior del edificio.
Llegan a los elevadores y esperan a que uno baje. Al llegar el elevador se meten con rapidez y el muchacho oprime el botón del quinto piso. Rápidamente ves cuantos pisos tiene el edificio…9 pisos.
Llegan al quinto piso y salen del elevador todavía en silencio. Caminan por el pasillo hasta detenerse frente a una puerta que asumes es la de su departamento. 504 lees. Él abre la puerta y te deja pasar.
Miras con cautela el departamento, no es ni pequeño ni grande y los muebles no están muy descuidados. Frente a ti está una pequeña sala y justo al lado está lo que vendría siendo el comedor: una pequeña mesa cuadrada con cuatro cojines, uno para cada lado. En frente del comedor se encuentra la cocina y al lado de ella una pared con dos puertas, una, asumes, es la puerta de la habitación y la otra probablemente sea la del baño.
El chico detrás de ti suspira sacándote de tu trance de nueva cuenta.
- Vamos.
Lo sigues de nuevo hasta la puerta de la izquierda. "La habitación" piensas. Lo ves pararse al tomar la manija de la puerta. Su semblante totalmente serio y sus nudillos blancos debido a la fuerza con la que toma la manija. Sus ojos enfocados en algo que no puedes ver. Suspira.
- Bien, aquí vamos.
Giras la manija de la puerta y entras a la habitación sin esperar a que la chica te siga. Te paras en el marco de la puerta, desde ahí puedes ver perfectamente a tu amigo. Tu mirada, de nueva cuenta, vuelve a ser fría.
Escuchas un leve jadeo detrás de ti inmediatamente después la chica entra en la habitación y se dirige un tanto incierta a la figura que descansa frente a ustedes.
-Y…Yoh – tu voz se atora en tu garganta. Tal sorpresa te ha causado su estado que tu atención sólo está en él.
Lo miras atónita. Nunca lo habías visto en ese estado, tan enfermo, tan acabo. Su rostro está pálido, con ojeras un tanto marcadas. Su respiración es forzada, su cuerpo se encuentra bañado de sudor, su semblante muestra dolor, desesperación.
No sabes qué decir, no sabes qué pensar, no sabes cómo actuar. Tantas emociones inundan tu cuerpo que te sientes mareada.
Te sientas al lado de la rubia y miras a tu amigo. No sabes qué hacer para confortar a la chica. Tu mismo no sabes qué hacer para hacerte sentir mejor.
Ves a tu amigo pero al mismo tiempo no lo ves. Es como si ya no estuviera. Las dudas del día anterior te vuelven a asaltar poniéndote nervioso y tenso. ¿Le dirás a la chica lo que has pensado o mejor te lo guardaras para ti mismo?
Fin del capítulo 11
oh dios! x fin Anna vuelve a ver a Yoh!!! pero el tipo esta inconsciente y no da señales de vida! y x ke se siente asi Horo??? hum...me pregunto x ke será?...ne, no se crean, sí se ke está pasando ^.^
el cap 12 apenas lo voy a empezar a escribir y espero no me lleve mucho escribirlo pero quien sabe, solo les dire que el sig. cap es crucial ya que explica lo que le está pasando a Yoh.
Gracias a las personas quese toman la molestia de dejar reviews y agradeceria que los que no lo hacen, lo hagan, vamos nada les cuesta picar un botoncito y escribir unas cuantas palabras, ademas acepto de todo ^.^
review pliz!!!