Mohinder no durmió, hacía varios días que no conseguía dormir, pero no le importaba, no podía quitarse de la cabeza la voz de Gabriel, esa que tan poco reconocía. Ese no era el hombre del que se había enamorado, no era el hombre que había dicho que le quería, no el que le había dicho que le había rescatado de aquel accidente, que ahora resultaba que no había ocurrido en realidad.

Su cabeza estaba hecha un lío, pero tampoco podía pensar en ello, no quería intentar averiguar que parte de su memoria era cierta o que recuerdos habían sido allí puestos sin ser reales.

Peter estaba con él, dormido a su lado, tan cerca que podía escuchar el latido de su corazón, también notaba su respiración cerca, tranquila y relajada. Mohinder se preguntó si ese tipo de vida era normal para Peter, si estar amenazado por alguien como Sylar era normal en su día a día.

Se acurrucó contra él todavía más, lo suficiente como para poder abrazarlo y sentir el calor de su cuerpo. Eso le hacía sentir bien, le hacía sentir cómodo y protegido; justo lo que necesitaba en ese momento.

Lo miró a los ojos, que pese a estar cerrados, se movían bajo sus párpados, seguramente estaría soñando con algo y Mohinder se preguntó si estaría soñando con él, con su relación, con el tiempo que habían pasado juntos y todos los recuerdos que Mohinder no llegaba a encontrar en su propia mente.

Quería recordarlo, quería saber que realmente estaba enamorado de Peter, que le quería, que haría cualquier cosa por él y que Sylar no era más que un mal momento, que le había cogido por sorpresa y le había hecho creer lo que no era y que la verdad era que Peter era el hombre e su vida.

"Mohinder…" Canturreó una voz en su mente, aunque no necesitaba nada más para saber de quien se trataba. "Mohinder."

"Vete de aquí, déjame tranquilo. No te quiero, nunca te he querido."

"No decías lo mismo en la cama." Mohinder se acurrucó todavía más entre los brazos de Peter, como si así pudiera evitar que los pensamientos de Sylar llegaran hasta él. No le gustaba esa voz, no le gustaba su forma de hablar, ni lo que provocaba. "Se que te gustaba aquello, lo veía en tus ojos, en tu sonrisa… en la forma en la que pronunciabas mi nombre."

"No dije tu nombre estoy seguro, era a Peter a quien llamaba."

"Si pero era yo el que te estaba follando."

Mohinder abrió los ojos y gritó al encontrarse los ojos de Sylar ahí delante de él, clavados en su mirada, sonriendo de una forma poco menos que diabólica. El profesor notó las manos del otro hombre se sus brazos, aprisionándolo con fuerza, sin dejar que se moviera.

"No…" Intentó moverse, trató de levantarse, pero Sylar no se iba a mover, trató de zafarse de aquellas manos fuertes, pero no lo consiguió. El pánico comenzó a apoderarse de él. ¿Qué sería capaz de hacerle Sylar ahora que creía que lo había perdido? "Peter…"

"Tu querido Peter no te va a escuchar, así que no lo intentes, porque ahora y siempre sólo serás mío."

"¡Peter!"

"¿Qué ocurre?"

De nuevo unas manos lo rodearon, unas manos cálidas, que no trataban de hacerle daño, que no le obligaban a hacer lo que ellas quisieran. Aún así, aterrado por lo que acababa de ver, Mohinder trató de apartarse, necesitaba que le dejaran, sentirse liberado.

"Déjame, déjame maldita sea. ¿Por qué te empeñas en hacerme esto cuando sabes muy bien que no te quiero?" Forcejeó hasta que quedó agotado, pues el otro hombre no le iba a dejar marchar tan fácilmente.

"Mohinder, vamos para, o al final te vas a hacer daño."

De nuevo esa voz; pero ahora se daba cuenta, que no era la mismo voz, que no era la voz de Sylar la que le estaba hablando al oído en ese momento; que no eran sus manos las que le acariciaban la espalda, ni su respiración dulce y pausada la que se posaba en su rostro; pues aquella boca que lentamente le besaba la mejilla le hacía sentir bien.

"Ya está. No se que estabas soñando, pero ya está, ya ha pasado, ahora estás conmigo, soy Peter vale y por nada del mundo querría hacerte daño, antes te dejaría marchar."

Mohinder se dio la vuelta y se quedó tumbado en la cama, las manos apoyadas en el pecho de Peter y la respiración entrecortada. Todo él había quedado paralizado, convertido en una estatua, sin estar seguro que era real y que no lo era, si podía confiar en lo que veía o si por el contrario, de nuevo se trataba de su mente jugándole una mala pasada.

"¿Peter eres tu de verdad?"

Levantó la mano hacia el rostro de Peter y le acarició la mejilla, el otro hombre sonrió y tomó su mano entre las suyas. Se sentó a su lado y se recostó junto a él.

"¿Notas esto? Es mi corazón y es tan real como tu. Se que has pasado por algo horrible, se que ese desgraciado de Sylar te ha hecho cosas que… por las que nunca podré perdonarle, pero ahora estás conmigo, pero sólo si quieres claro. No voy a forzarte a quedarte a mi lado si lo que tu necesitas…"

"Era una pesadilla, no pensaba realmente eso." Mohinder se incorporó en la cama y le devolvió la sonrisa. "No era a ti a quien le decía que note quiero; porque si te soy sincero, cada día que pasa siento que lo nuestro es algo más real, algo que tiene un sentido, que forma parte de una realidad. Se que te quiero y se que tu estás enamorado de mi."

"Entonces…"

"No voy a volver con Gabriel, Sylar o como se llame, por mucho que lo pida, ahora lo veo todo mucho más claro y creo que por eso tengo las pesadilla, creo que va a venir a por mi y creo que no va a haber nada que lo detenga."

Se acercó un poco más a Peter y le besó en los labios, dejó que Peter le abrazara y lo tumbara en la cama, para colocarse sobre él con suavidad. Sintió sus manos sobre su cuerpo, enredándose con su cabello, deslizándose por sus costados e internándose bajo su camiseta.

No recordaba como había sido la última vez que se habían acostado, en realidad no recordaba como era el sexo con Peter, pero mientras este le acariciaba el cuerpo, Mohinder se sintió bien, dispuesto a recuperar aquellos recuerdos, cuando Peter le besó el cuello, una energía electrizante cruzó todo su cuerpo y le hizo gemir.

"Parece que algunos recuerdos empiezan a regresar." Dijo Peter entre risas.

"Creo que me estás ayudando a refrescar la memoria, pero todavía me va a hacer falta un poco más de práctica para traer de vuelta todos esos recueros." La sonrisa de Peter le hacía sentirse cómodo y preparado para empezar, otra vez, definitivamente con él una relación seria y segura.

Pete se deshizó de la camiseta del profesor y acarició su pecho mientras besaba su piel poco a poco. Aquella noche iba a ser realmente larga, pero se tomarían las cosas con calma, Mohinder tenía que conseguir recordar quien era y que era lo que tenían entre ellos.

"Peter…" Terminó suspirando Mohinder.

- o -

Estaba muy cerca, podía sentirlo, casi estaba seguro de poder escucharlo y olerlo, pero al menos sentía al profesor. No le hacía falta conocer la dirección del apartamento de Peter, para poder seguir el rastro de Mohinder. Lo iba a encontrar, no tardaría mucho. Daría con él, mataría a Peter y a todo aquel que se interpusiera y se llevaría a Mohinder.

Si tenía que volver a borrarle la memoria lo haría, no habría problema, si tenía que empezar de cero y hacerle ver quien era el hombre que verdaderamente le quería, lo haría también, pero al final iba a ganar y ni Peter Petrelli ni ninguna otra persona se iba a entrometer en sus planes.

Salió del ascensor, allí estaba el apartamento, justo al fondo del pasillo, esperándole, Mohinder estaba dentro, llamándole como un canto de sirena, podía notarlo, estaba seguro, no sabía quien más estaba allí, pero Mohinder le estaba esperando y no quería retrasarlo por más tiempo.

De repente sintió una punzada de dolor en el corazón, que sin ninguna duda, identificó como unos terribles celos.

"No es posible." Se dijo a si mismo. "Mohinder no ha podido."

De nuevo lo sintió, pero en esa ocasión con más fuerza, como si pudiera verlo, como si pudiera estar en la misma habitación que Mohinder en ese momento y saber lo que estaba haciendo. ¿Cómo podía hacerle algo así? Con todo lo que había hecho por él, con todo lo que había arriesgado para demostrarle que le quería y ahora se acostaba con otro, ahora estaba con otro hombre en la cama y no con cualquiera, que de algún modo podría haber llegado a comprenderlo. No con Peter Petrelli, se estaba acostando con el hombre que lo había robado de su lado, con el que le había arrebatado al hombre al que quería y ahora se estaba aprovechando de su vulnerabilidad.

Se lo iba a pagar muy caro, ahora estaba seguro que iba a matar a Peter, por mucho que huyera, por muy lejos que decidiera esconderse, al final daría con él y lo mataría, porque a Mohinder podría llegar a perdonarlo, al fin y al cabo no podía hacer más daño del estrictamente necesario al hombre al que quería, pero Peter… Peter tenía que morir.

"¡Mohinder!"