Da,da,daaa!

¡Ok! ¡Aki estoy! Harry Potter no me pertenece, por que de ser así, ya estaría bañándome en billetes (babas de codicia).

¡Magnificas personas las que me den una oportunidad! ¡Besos de nariz para todos!

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Días Malos

"Harry Potter"

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Harry maldecía su vida. Estaba harto. Harto de todo lo que tenía que soportar. Estaba más que rabioso. Estaba muy furioso. Estaba lleno de una ira tan grande, que no le importaba nada.

Ahí estaba él, escuálido y debilucho como siempre, tirado y jadeando por aire, mientras Dudley le daba golpes en el estomago como si fuera un saco.

Dos de sus bravucones amigos le sujetaban los brazos, mientras su cerdo primo encajaba cada golpe en su estomago.

Ya no podía más. ¿Por qué le pasaba eso a él? ¿Por qué?

Él nunca se habia portado mal.

Él nunca habia roto las reglas de su casa.

Él nunca habia hecho nada.

Nada para vivir.

Nada para merecer.

Estaba sólo y sin nadie.

Y aun así la vida le descargaba en la cara cuanto lo odiaba.

Si no era así, ¿Por qué le pasaba eso? ¿Por qué era golpeado? ¿Por qué nadie lo ayudaba? ¿Por qué? ¿Por qué?

Sintió como lo tiraban al suelo y una ultima patada en las costillas. Su cerdo primo se fue, seguido de sus estupidos amigos que sólo se reían.

Él seguía jadeando por aire, mientras punzadas dolorosas llenaban su cuerpo.

Maldijo su vida. Los maldijo a todos.

¿Por qué él? ¿Por qué?

¿Qué les habia hecho él a sus tíos para que lo odiaran? ¿Qué error habia cometido? ¿En nombre de quien le lastimaban?

Harry jadeo largo rato en el suelo. Lo habían dejado justo donde lo habían encontrado, en el parque a nueve cuadras de su casa, si es que así se le podía llamar al lugar donde vivía.

Escucho un maullido de un gato a lo lejos, era algo como una amenaza. Al parecer un perro le seguía, según escucho por los ladridos.

El sol ya se habia ocultado hacia mucho, y las estrellas ya estaban en el cielo.

En un momento lo decidió. Ya estaba harto de los Dudley. Estaba harto de su tío. De su tía. De su maldito primo. Estaba harto de la Sra. Figg con su camada de gatos estupidos. De los hechos extraños que ocurrían a su alrededor. Estaba harto de todos.

Pero... estaba más harto de su soledad.

No tenía amigos.

No tenía siquiera conocidos.

No tenía a nadie, salvo a él mismo… estaba sólo.

Se paro lentamente, aun magullado y emprendió la pausada caminata hacia su casa. Estaba pro salir del parque, cuando noto un árbol. De sólo verlo lo odio. Ahí estaba, esa maldita planta, ahí, libre de todo dolor, esa cosa no sentía los golpes, las palabras de odio, no sentía nada.

En cambio él, él si lo sentía. A diario. A cada momento, a cada segundo sentía como su existencia era miserable. Cómo odiaba a ese árbol. Como odiaba al viento, a la tierra, al mundo entero lleno de estupidos que se reían de él.

Cómo los odiaba a todos.

Todos deberían pasar lo que el pasaba. Todos deberían sufrir para que vieran lo que era el dolor, para que supieran como el se sentía todos los días a cada maldito momento.

Quería acabarlos a todos ellos. A todos. Los queria destruir. Los queria desaparecer.

Queria matarlos.

Sentía como toda su ira se acumulaba dentro de él. Era como un fuego que le nacía del alma. Un fuego capaz de quemarlo todo, de destruirlo todo.

Fijo su vista en el árbol y deseo destruirlo. En un segundo, una fuerte llamarada surgida de la nada se apodero del árbol. Harry ni se movió, estaba pasmado por lo que veía ante él.

El árbol ardía como si le hubiesen echado gasolina. La llama era tan intensa que iluminaba tanto como el sol.

Era una visión casi abominable.

Pero no para él. Él sonreía. Sonreía por que el árbol se moría. El muy maldito se moria.

Que bueno.

Que bueno que moría.

No lo soportaba.

Lo odiaba.

Odiaba a todos.

"Quiero destruirlo todo" pensó mirando el parque. "¡Quiero destruirlo todo! ¡Qué no quede nada! ¡Que todo se vuelva cenizas!"

Y como si sus deseos fueran órdenes... todos los árboles ardieron. Como velas en un pastel, todos llenaron su vista de inmensas llamaradas. Pronto los juegos ardieron también. Después el césped. Luego la tierra misma.

Todo ardía como un mar de fuego. Todo frente a él se moría.

Y él sonreía.

Por que los odiaba a todos.

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El sonido de varias sirenas de policía y bomberos se escuchaba a lo lejos. Era ya tarde y muchos vecinos salían de sus casas a ver lo que pasaba. Los Dursley no fueron la excepción.

Salieron a ver que ocasionaba tal escándalo aun en bata. Tomaron a su robusto hijo y salieron.

Harry los vio irse desde un matorral. Sonrío para sí y entro por una de las ventanas. Fue a su alacena y tomo la manta de la cama, la lleno con la almohada, una manta extra y comida.

Subió al cuarto de Dudley rompió su alcancía, tomo todo y fue al cuarto de sus tíos. Abrió el joyero de su tía y tomo todo lo que encontró, reviso su bolso y encontró algo más de dinero. Tomo los pantalones de su tío y reviso la billetera, la vació por completo, incluso las tarjetas de crédito.

Fue hacia el armario y abrió un closet, donde estaba la caja fuerte. Sabia que no podía abrirla, pero en ese momento, algo el decía "Vamos, ábrela, como lo hiciste con esos árboles. Destrúyela"

Sonriendo con algo de locura, coloco sus manos sobre la puerta. Y esta tomo un tono líquido y se derritió como el agua. Harry miro como el agua se solidificaba de nuevo, pero adquiría el aspecto de hierro fundido. Se olvido de eso y vació lo que encontró de dinero y joyas en su manta y otro más en sus pantalones.

Bajo aprisa y salio por la ventana. Se alejo en la oscuridad unos metros y regreso la mirada a su casa.

"Quémate" sonrío.

Y la casa de sus tíos se encendió como un cerillo. Un segundo más tarde, él se iba y la casa ardía como el sol.

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Camino casi toda la noche, para cuando era de día, se acobijo bajo un puente cerca de la ciudad.

Hacia frío y se cubrió entre unos cartones. Y por primera vez en mucho tiempo… se sintió libre de soñar.

Despertó casi al anochecer, algo entumido se desperezo y espero a que anocheciera por completo. Eran casi las diez de la noche para cuando volvió a avanzar. Arremolinado por las orillas de la ciudad, entre la basura y el lodo, se abrió paso casi extasiado.

Un paso más en esa porquería, era un paso más a su libertad.

Casi al amanecer llego a la ciudad, se adentro en un deshuesadero de autos. Donde los pilares de los autos viejos y oxidados mostraban un aterrador panorama para el incauto. Le pareció incluso escuchar un llanto de dolor, y cientos de sombras moverse sin haber luz aparente.

Sintió algo de miedo, pero de nuevo la voz en su cabeza apareció "Están muertos, no pueden hacerte nada". Eso lo calmo y entro al deshuesadero por una reja entreabierta.

Busco un auto donde dormir, y lo encontró poco después. Era una camioneta 4x4, de mejores años, estaba a tres carros del piso, subió a ella y le dio un vistazo. Estaba aun en buenas condiciones, miro el interior y vio que estaba toda desarmada. Sólo quedaba el metal.

Eso le basto y entro. Abrió su morral y extendió ambas mantas y la almohada. Reviso el dinero y lo contó. Tenía cerca de trece mil pesos en efectivo, más lo que pudiera conseguir por las joyas.

Sonrío para sus adentros y coloco el dinero en un hueco podrido, que daba al tanque de gasolina ya vació. Miro su improvisado hogar y sonrío para si mismo. Para cuando el sol salio por completo, él ya estaba dormido.

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Los siguientes días los paso en la camioneta, pensando en que haría ahora con su libertad. Una vez al día salía, solo para comprar algo de comida. El resto del tiempo lo pasaba en su camioneta, su nuevo hogar.

Eran aun los calurosos días de verano, y sudaba mucho, pero habia notado como un día, arto del calor, habia deseado que estuviese fresco. Un segundo después, la temperatura dentro de la camioneta descendió de 39 grados a uno más agradable de 23.

Al principio no sabia de que iba todo eso. Pero luego lo entendió… él era especial. Ahora habia algo más en él que le gustaba, aparte de su cicatriz en forma de rayo… ahora tenia poderes.

Poderes capaces de destruir con fuego y cambiar el clima.

Ahora, el tenía el poder para acabar con todos. Con todos ellos. Poder para derribar a cualquiera que le estorbara. A quien fuera. Como fuera.

Ahora él tenía el poder.

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Harry tenía 10 años el día que abandonó y destruyo su casa en el número 4 de Privet Dave.

Tenía diez años la primera vez que destruyo algo con su voluntad.

La primera vez… de muchas más.

El día de su onceavo cumpleaños, Harry despertó por una voz algo chillona.

—Jefe, jefe! — gritaba alguien mientras lo sacudía.

—Con una fregada! Deja de fastidiarme Clive! — le dijo Harry sentándose en su colchoneta. Pero cual fue su sorpresa al ver en su habitación no sólo a Clive, uno de los miembros de su pandilla, sino también a una lechuza parda con un sobre en el pico.

—¿Qué rayos es esto? ¡ERNIE! ¡TE DIJE QUE NO TRAJERAS MÁS ANIMALES MALDITA SEA! — grito furioso desde la cama.

—¡No fui yo jefe! — dijo una voz asustada tras la puerta de su cuarto, que estaba abierta— ¡Clive fue a despertarlo y esa cosa entro por la ventana! ¡Tratamos de ahuyentarla pero varias más entraron! —

—¿Cómo que varias más? — dijo Harry poniéndose de pie—¿Dónde están las demás Clive? — ordeno a su subordinado, quien era muchos más grande que él, aparentaba casi los 25.

—Afuera jefe, los demás tratan de ahuyentarlas— dijo este algo asustado—Llegaron de la nada, jefe… como, como por arte de magia…—

—No seas estupido, eso no existe— dijo Harry molesto, mirando a la lechuza que le veía atentamente desde su cama, donde antes estaba costado. Parecía esperar que tomara la carta.

Harry la ignoro y salio de su habitación, ahí, en el pasillo, vio a casi toda su pandilla mirando con miedo a casi 50 lechuzas que gorgoreaban algo emocionadas de verle.

Uno de los suyos, un hombre robusto y de tez oscura, rapado y con el tatuaje de una cruz sobre su ojo derecho se le acerco—Jefe, estas cosas traen varias cartas, por lo que vi, todas dicen su nombre—

Harry miro confundido a las aves, se acerco a una y vio como esta incluso extendía su pico para dársela. Tomo la carta y en cuanto lo hizo, las demás lechuzas soltaron el resto de las cartas y salieron por el tragaluz del domo sobre ellos, que estaba cuarteado por el olvido que habia sufrido.

Harry miro igual de extrañado que sus hombres a las aves, y luego el sobre que tenía en mano.

—Jefe… creo que debería abrirla— dijo otro hombre, con un perico al hombro.

—Veamos— dijo Harry y tomo la carta, leyó el sobre.

Para Harry Potter, en el cine "L'Rushe", cuarta puerta a la derecha, tras el escenario.

Número 1700, Londres, Inglaterra.

Harry palideció. Miro a sus hombres sobre el escenario donde estaba, algunos se habían sentado en las butacas rojas viejas y rotas.

—Preparen las motos, nos vamos ya. Saben donde nos encontramos— dijo serio y se regreso a su habitación a vestirse.

Sus hombres no lo cuestionaron y apenas se dio la vuelta, estos fueron por las motocicletas.

Harry paso a Clive, quien parecía querer preguntarle algo— Olvídalo, no hay tiempo para esto, prepárate junto con los demás, nos vamos a la otra base— le dijo antes de que hablara.

—Si, jefe! — dijo Clive, y se apresuro a ir con los demás.

Harry llego a su habitación, tomo la blusa y se la coloco, por suerte sus vaqueros negros ya los traía, se coloco las botas militares y su chaqueta de cuero. Tomo una liga de su bolsillo y se hizo una coleta en el largo cabello que le llegaba hasta los hombros. Tomo una maleta que tenía bajo la cama y reviso su arma.

Una CZ-75.

Reviso las municiones y algo del efectivo que tenia dentro. Tenía once años, pero no era estupido.

"Se acercan. Están afuera." dijo la voz en su cabeza. Harry le quito el seguro a su CZ y salio hacia el escenario.

Se topo con Clive en el camino—¡Jefe! Hay unos hombres muy raros afuera, traen vestidos y sombreros de brujas, como si fueran a un Hallowing—

Harry frunció el ceño. Lo que le faltaba—No, deben ser policías ¿Y los demás? —

—Todos están listos—

—Pues vamonos, seguro no tardaran en llegar los refuerzos— le dijo Harry y apresuro la marcha. Clive iba tras él y saco su pisto de la funda que guardaba bajo su axila.

Llegaron al escenario y Harry vio a sus hombres listos. El hombre robusto, con el tatuaje de la cruz sobre él ojo se recorrió al frente para dejarle lugar tras él.

Harry subió y se coloco un casco—Vamonos— ordeno y de inmediato el rugido de las motos se encendió, el hombre del tatuaje de cruz y Harry encabezaron la marcha hacia uno de los corredores que iban tras las bambalinas.

Salieron tumbando la puerta de emergencias y Harry creo oír como alguien destrozaba la puerta principal del cine.

—¡No se separen! ¡Manténganse unidos hasta que yo diga lo contrario! — grito Harry cuando las motocicletas alcanzaron la avenida— ¡Y si ven a algún azul, denle a las llantas! ¡Quiero que cierren el camino tras nosotros! — sus hombres sintieron y las casi 30 motos se cerraron entre el trafico, todos iban juntos y se subían por las avenida entre los peatones.

Las sirenas de las patrullas no se hicieron esperar.

Pronto el sonido de disparos y autos chocando resonó en las avenidas. Pero la pandilla seguía segura mientras, los policías al verse súbitamente sin llantas, se estrellaban en tiendas u otros autos, ocasionando que el camino tras ellos se cerrara.

Pero Harry habia notado algo raro. Mientras avanzaban veía a varios hombres con túnicas verdes esmeraldas y sobreros de punta siguiéndoles. En un segundo estaban frente a ellos, mirándolo fijamente… pero al pasarlos desaparecían y reaparecían de nuevo frente a ellos.

"No son humanos comunes" pensó de inmediato y saco la carta de su chaqueta, mientras el hombre de la cruz, evadía hábilmente a las patrullas.

Harry abrió el sobre. Y comenzó a leerlo. Cuando lo hizo esbozo una sonrisa torcida.

—¿Hogwarts? ¿Colegio de magia y hechicería? — dijo divertido. Y vio la siguiente hoja, donde se anexaba la lista de útiles.

—¿Una varita? — dijo sonriendo con sorna—¿Qué sigue? ¿Merlín y los caballeros de la mesa redonda? — pero miro como de repente ya no eran unos cuantos hombres disfrazados quienes los seguían… ahora eran más. Casi 30, a ambos lados de la calle,. Apareciendo y desapareciendo conforme avanzaban.

Harry frunció el seño y se coloco unas gafas de sol que traía en su chaqueta—Ey, Marcell—

—¿Si, jefe? — respondió el hombre de la cruz, mientras saltaban sobre un auto estacionado.

—Nos están siguiendo, pero me buscan a mí. Lleva a los chicos al barrio de mamá Wo, si pregunta, dile que salí a encender fuegos artificiales— sonrío Harry.

—Como usted diga jefe— y Marcell detuvo la marcha casi en seco. Harry salto de la moto y corrió hacia un callejón desolado. El hombre llamado Marcell retomo la marcha y alcanzo a sus compañeros más adelante.

Harry doblo en una esquina y se detuvo en un callejón sin salida. Un segundo después. Casi 40 de esos hombres disfrazados aparecieron de la anda. Se hubiese sorprendido si no fuera por que ya lo habia visto antes.

Vio como algunos hombres sonreían y noto pronto entre ellos a varias mujeres "¿Qué son ellos? ¿Una especie de culto?" sonrío para si y saco su CZ y les apunto. Muchos de ellos se sorprendieron.

—Espera, no te haremos daño— dijo uno de los hombres—Somos aurores, de parte del Ministerio de Magia, soy Shacklebolt Kingsley, ¿Eres Harry Potter, verdad? —

Harry les dirigió una mirada de molestia, sobre sus gafas de sol— Me llamo Hi Wo, no Harry Potter— dijo y se escucho como preparo el martillo de su CZ.

—No es verdad, tu cicatriz nos confirma quien eres, eres Harry Potter. Llevamos un año entero buscándote— dijo el Kingsley sonriendo con calma.

Harry le miro con curiosidad y bajo su arma—¿Cómo sabe mi antiguo nombre? —

—¿Lo sabias? ¿Sabías que eras Harry Potter? — dijo una maga algo indignada—¡Te hemos estado buscando desde el incendio hace casi un año! —

Harry le miro con molestia—Claro que lo sabia. Pero como dije, soy Hi Wo ahora, eso de Harry Potter no existe más para mí. Tengo una nueva vida—

—¿Con esos delincuentes? — chillo una bruja de pelo rosa muy sorprendida y Harry sonrío con sorna: —Si, algo así nos llama la policía— dijo divertido—Pero eso no les importa mucho ¿Verdad? Los vi en mi escondite preferido, gracias a ustedes ya no podré usarlo. ¿Eran suyas esas aves? — pregunto con calma mientras miraba su CZ.

Algunos de los hombres se miraban extrañados. Era obvió que no esperaban ese comportamiento en un chico de 11 años.

—Em, no. Eran de Hogwarts— dijo Kingsley —Del mejor colegio de magia y hechicería, donde fueron tus padres—

Harry dejo su CZ y los miro confundido—¿Mis padres? — dijo casi atónito.

Las personas disfrazadas se miraron tan confundidas como él. Eso el dijo a Harry que ellos esperaban que él supiera eso.

—¿N-no lo sabias? — dijo una bruja de pelo castaño.

—Me temo que no— dijo una voz profunda y calmada.

Todos los aurores se giraron y abrieron el paso aun hombre anciano, de larga barba con una túnica morada de estrellas brillantes.

Harry le miro alzando una ceja algo contraído. Vaya forma de vestir del anciano.

—¡Dumbledore! — dijeron varios de las personas de túnica.

—Hola Harry, hacia tiempo que no te veía— sonrío Dumbledore con calma, mientras avanzaba hacia él.

Harry le miro con aprensión. Como odiaba su estupido nombre de pila.

—Ha pasado buen tiempo, estábamos muy preocupados por ti— dijo Dumbledore sonriendo mientras seguía a paso decidido hacia él. Pero Harry sintió una punzada de odio al verlo y le apunto con su CZ.

—No se me acerque viejo chiflado, no me importa quien es usted o ellos. Me parece que han venido con la clara intención de llevarme lejos de mi hogar—

Dumbledore sonrío sin perder la calma— Harry…— este le miro molesto y preparo el martillo de su CZ—No me gusta ese nombre, me llamo Hi—

—¿Qué clase de nombre es Hi? — repuso un hombre indignado.

—Significa "Fuego" en chino, mi madre me llamo así por mi talento— dijo Harry con voz monótona—Y no voy a dejar que me lleven lejos de ella—

Dumbledore miro intensamente a Harry, un destello en sus ojos le hizo ver al chico que el mayor no esperaba eso.

Pero Harry no quiso saber más, algo le decía que ellos no sabían mucho de armas y abrió con calma su maleta. Saco una granda y vio como todos parecían no entender lo que hacia. Incluso el hombre anciano.

Harry sonrío con malicia—¿A escuchado que el arte es una explosión? — dijo divertido, quitando el seguro de la granda y tirándola al piso.

Por 5 segundos todos miraron a Harry y luego la esfera negra en el piso sin comprender. Pero de repente y sin aviso, la esfera estallo y una nube de humo se esparció en todo el callejón.

Para cuando la nube se hubo disipado, Harry ya no estaba.

Continuara…

¡Espero que les guste! Por favor una oportunidad, y sean libres en criticarme!