Disclaimer Desde lo mas profundo del bosque prohibido, hemos surgido fraguando esta intrigante historia, desde las cenizas, hemos osado resurgir al Ser más tenebroso del último siglo, porque alguien como él… ¡No debe morir! (n/as claro que le pertenece a J.K. Rowling)

Hi

¿Cómo están?

Hemos vuelto con una nueva idea, claro poco usual, este fic… es un Tommy con Hermy, si, lo sabemos… es poco usual, y desde un principio va la aclaración no dejaremos a Hermy en el pasado, así que no nos odien… please denle una oportunidad, esperamos sus comentarios.

Saludox y Abraxos


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El Secreto Oscuro…

By

The Darkness Princess & Lady Muerte


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Regresando…

Hermione se encontraba en la Biblioteca, tratando de encontrar toda la información que les fuera útil para la batalla que estaba por venir, en ese instante un escalofrío recorrió su cuerpo, pensar en una guerra, no era algo que la hiciera sentirse bien, cosas horribles podrían pasar y muchas de esas no se podrían evitar, lamentablemente.

El recinto se encontraba solo, pero eso era normal, en esa época casi nadie se paraba por ahí, después de todo la confianza en la seguridad del Colegio había decaído.

Los tiempos eran difíciles, el sexto año no había sido lo que muchos esperaban, la muerte de Dumbledore había logrado marcar a muchos, como también lo había hecho la muerte de Sirius.

"Harry esta tan confundido, tan dolido, tan cansado, tan lleno de ira, ¿cómo es posible que alguien sea capaz de causar tanto daño?, después de todo alguna vez fue una persona y sintió ¿acaso nunca fue amado?… es un ser despreciable, al menos Fleur y Bill, están bien, cómo lo están Nymphadora y Remus"

- El amor cambia muchas cosas, él no sentirse solo, pero ¿y yo? – murmuró sin apartar su vista del libro que tenía enfrente, aunque realmente no prestara atención al texto.

"Harry, bueno él… todo es tan confuso, no se ni cómo he llegado ha este punto, en el cual he dejado de verlo como solo amigo, para verlo como el gran chico que es…".

De pronto sintió una mano en su hombro, levantó su mirada y se encontró con la imagen de su rubia amiga, sus pupilas azules la miran con extrañeza.

- Hermione ¿qué haces aquí tan sola? – preguntó Luna, al notar que ni siquiera Madam Pince se encontraba en lugar, "¿qué le pasará a Hermione?, ella se ve tan triste y demacrada, bueno es lógico los tiempos son oscuros", trató de sonreír en señal de apoyo.

- Solo leía un poco - contestó esbozando una sonrisa, ocultando su preocupación, después de todo ella sabía que nada ganaba con estar así y angustiar a su amiga, más al percatarse de como ella trataba de ayudarla – ¿Qué haces tu aquí? ¿Vienes a leer?

- No, yo viene por ti, la profesora McGonagall quiere verte en su Despacho - mencionó notando la sorpresa que embargó a la castaña, la misma sorpresa que ella había tenido al ver que la profesora salía de su encierro, después de todo, para ella el golpe de la muerte del anciano Director fue más doloroso que para muchos, después de todo, hay secretos y sentimientos involucrados en eso.

- Mmmm entonces no la hagamos esperar – respondió, comenzando a recoger sus libros y pergaminos.

Poco después abandonaron el lugar, caminaron hasta llegar al cubículo de la profesora, en un silencio perturbador, a pesar de que la Ravenclaw trataba de encontrar un tema que no fuera escabroso.

- Vamos toca – animó al ver como dudaba en hacerlo.

Hermione asintió y tocó con suavidad, escuchando como una voz apagada le indicaba que entrará, miró a mi amiga brindándole una sonrisa para después entrar aún confundida, no había hablado mucho en los últimos tiempos con McGonagall, pero sabía que si la llamaba sería por algo importante.

Al entrar en la habitación, observó como Minerva se encontraba sentada en un sillón cerca de la chimenea, su imagen era la de siempre, calmada y serena, incluso notó una sonrisa en sus labios, la cual no había percibido en meses.

- Señorita Granger, por favor pase… siéntese - pidió, al ver entrar a la jovencita en la que iba poner el destino del mundo mágico.

Caminó rápidamente hacia el sillón, frente a la profesora, se sentía nerviosa y ansiosa, la curiosidad de saber su presencia en el Despacho, no la dejaba en paz, quería saber lo qué sucedía – ¿pasa algo?

- Señorita Granger, recuerda esto… - mencionó sacando de una caja de madera un pequeño reloj, el cual colgaba de una larga cadena, al momento notó como su alumna se desconcertaba con su pregunta, pero más al ver el objeto.

- S-si lo recuerdo, es el giratiempo – aclaró, confundida por la actitud de la mujer frente a mí.

- Así es, espero que también recuerde como se usa - agregó dejándolo en su caja, para después levantar un fino reloj con arena negra que se encontraba en la mesa de centro – ¿sabe lo qué es esto? – cuestionó, notando la expresión analítica de la castaña.

- Mmm un reloj de arena - replicó como si fuera lo más común, comenzando a pensar que de verdad la profesora se encontraba mal, "¿acaso me trajo solo para hablar de relojes?, ¿o habrá algo detrás de esas preguntas?, pero ¿qué podrá ser?".

- Si, así es pero no cualquier reloj, este es especial, puede mantener una persona el tiempo que sea necesario en una época o tiempo determinado - explicó captando totalmente la atención de la prefecta.

- ¿Lo que quiere decir es que si yo viajo a determinado año este reloj me mantendría ahí en esa época?

- Si y no solo eso, al terminar la arena usted regresaría al momento exacto en que viajo - aseveró colocando el reloj en la mesa de nuevo.

- Pero el giratiempo lo podría hacer ¿no? – inquirió tratando de saber más de ese objeto.

- Si y no, este reloj si usted lo usa no solo la va a regresar a este tiempo sino que al llegar al año deseado, cuando comience la cuenta regresiva, usted no tendrá que esconderse para no ser vista por los demás, es decir no habría dos señoritas Granger si no una, es como si usted volviera a vivir ese tiempo - espetó levantándose del sillón y dirigiéndose hacia su escritorio, donde observó una imagen de Albus que se encontraba en un portarretratos.

- Entiendo, pero ¿qué trata de decirme con todo esto? – preguntó, sin entender aún lo que sucedía.

- Señorita Granger, usted sabe todos los lamentables sucesos que hemos estado viviendo, lo que le estoy tratando de decir es que usted puede hacer la diferencia…

Mione se quedó helada al entender las palabras de su profesora, clavando sus pupilas en esos profundos ojos – Y-yo… ¿usted quiere qué vuelva al pasado a… a…?

- Si, al momento que haría esta situación diferente - profirió con firmeza, sin permitirse dudar, de esa decisión dependían muchas cosas.

- Pero… ¿p-por qué yo? – indagó confundida.

- Usted es la indicada para esto, comprenderá que no cualquiera puede manejar esto y mucho menos lo que significa poder cambiar el pasado - observó la expresión de la castaña, estaba confundida pero nadie más sería capaz de realizar esa misión.

- E-entiendo, pero ¿qué tan seguro es esto? ¿Y si fallo? ¿Si no puedo evitar qué el Profesor Dumbledore muera? – incurrió llena de dudas y temores que eran perfectamente lógicos.

- Confíe en usted señorita Granger, no hay margen de error, de usted depende que esto mejore.

- ¿De mi?… no, no – resopló tratando de aclarar su mente, esto si que no se lo esperaba – ¿debo decidirlo ya, no es así?

- Si, ya no podemos esperar más, comprendo que tenga miedo y dudas pero no hay tiempo para eso, la batalla se acerca y Voldemort no tendrá piedad - expresó con premura.

Hermione dejó que su mente tratará de tomar una decisión que sabía le cambiaría la vida, en sus hombros caería una gran responsabilidad y no sabía que tan preparada estaba para eso.

Después de varios minutos, posó nuevamente su vista en la mujer - Entiendo… yo, lo haré, pero ¿cuánto tiempo dura el reloj de arena? – preguntó tratando de ordenar sus ideas y alejar sus miedos y dudas.

- El tiempo es limitado, un par de semanas… tal vez tres o cuatro, en ese tiempo usted tendrá que buscar cambiar la situación, pero debe tener cuidado de no alterar muchos hechos o cosas trágicas podrían ocurrir – advirtió con seriedad - se que la tentación es grande, todos en algún momento querríamos cambiar y ayudar a más gente.

- Lo se, yo… tendré cuidado, el tiempo es más que suficiente, espero poder cumplir con esto ¿La Orden esta enterada? – investigó sintiéndose abrumada y en cierta forma desprotegida.

- Temo decir que no, esto solo lo saben pocas personas - divulgó escuetamente, notando como su alumna, cargaba ahora una pesada tarea y aunque quisiera que no fuera así ya no había tiempo para dudar.

- Entiendo ¿cuándo debo partir? – cuestionó tomando valor.

- Cuanto antes mejor, esta noche…

- ¿Esta noche? – preguntó incrédula "esto me esta sobrepasando irme tan rápido, tanto tiempo, ahhh siento de pronto un mareo, producto de esta situación, no tengo opción es por todos, por el bien del mundo mágico, de mis amigos, de Harry".

- Se que es apresurado, pero comprenda que no podemos dejar pasar más tiempo – explicó con expresión perturbadora.

- Entiendo, ¿puedo irme a mi Sala? Quisiera prepararme para este viaje, estaré aquí esta noche después de la cena - comentó levantándose y caminando lentamente hacia la puerta, cuando alcanzó a percibir un ligero susurro.

- Gracias… - dijo suavemente con una leve sonrisa esperanzadora.

La leona caminó lentamente por el vacío pasillo pensando en lo que había hecho, en lo que había aceptado y lo que eso representaba.

"Pero ¿qué estoy pensando?, no es solo difícil, en mi esta salvar una vida, la vida de Albus Dumbledore, con lo cual puedo cambiar este futuro, quizás no del todo pero habrá más esperanza para todos".

Respiró profundamente antes de recitar la contraseña para entrar a su Sala, controlando sus emociones, sabía que no debía decir nada, que debía aparentar que era un día normal, pronunció la contraseña que le dio acceso, encontrándose con sus amigos, con Harry, el cual parecía estar concentrado en un juego de ajedrez con Ron.

Sonrió sintiéndose ligeramente feliz de que Harry se distrajera, "Ron ha hecho de todo por ayudarlo a salir de su depresión, se ve tan tranquilo, es por él que todo tiene que salir de bien".

De pronto notó como la mirada esmeralda concentrada en el tablero de juego, se dirigíaa ella, con una expresión de cuestionamiento, esa mirada que tanto le gustaba, que había perdido su brillo; trató de relajarse y sonreír disimulando lo que le pasaba, caminó con paso seguro hacia ellos.

Harry trataba de concentrarse en su próxima jugada cuando una sensación de sentirse observado le hizo levantar la mirada del juego, encontrándose con ella, la chica que siempre había estado a su lado, su cabello rizado caía suavemente en sus hombros, su mirada avellana no mostraba su brillo común, lo cual no pasó desapercibido por él, sabía que algo pasaba, lo presentía, la miró como tratando de averiguarlo.

La vio dibujar una sonrisa que simplemente iluminaba su rostro haciéndola ver como un ángel, su ángel, le devolvió la sonrisa observándola caminar hacia ellos.

- ¿Qué pasa? ¿Vas a tirar o no? – cuestionó Bilius, al ver que pasan lo minutos y él no había realizado su jugada, cuando por fin se percató que ni siquiera esta viendo su juego, entonces volteó y encontró la figura de su amiga.

- Tranquilo Ron - mencionó Hermione sentándose al lado de Harry.

- Mmm pareces cansada, debes dejar de ir a ese lugar - comentó observando su semblante, parecía como si cargara el mundo en sus hombros.

- Ese lugar Ron, como tu le dices, nos ha ayudado mucho… que tu no lo sepas valorar es otra cosa – replicó con seriedad, pensando en que iba a extrañar eso, siempre estar en conflicto con su pelirrojo amigo, "¿Volveré? ¿Los volveré a ver?, esto lo hago porque todo cambiará, por el bien de todos".

- Hermione, ¿qué te pasa? – indagó por fin Harry, notando como ella se había ausentado de su platica.

Granger regresó a la realidad al notar las pupilas de sus amigos en ella, sonrió tratando de alivianar la situación, lo que menos quería ahora era preocuparlos - Solo estoy cansada, pero sigan… yo los veo después - se levantó dejando atrás a sus grandes amigos, subió las escaleras, caminando lentamente hacia su habitación, al entrar dejó caer sus cosas sobre el duro suelo, avanzó hasta su cama dejándose caer en el mullido colchón cubierto por la manta escarlata.

Miles de cosas pasaban por su mente, vagas imágenes de su pasado y de su presente, cerró sus ojos fuertemente tratando de aclarar sus pensamientos y concentrarse en esa misión, después de todo salvar la vida de Dumbledore no iba a ser cosa fácil, necesitaba toda su inteligencia y concentración.

Observó su reloj notando como el tiempo avanzaba, pronto sería hora de cenar, respiró profundamente, se incorporó y se dirigió a la ducha, se despojó de su uniforme, entrando a la regadera, niveló la temperatura del agua que ahora corría por su cuerpo, dejando que esta despejara su mente.

- (` . ´)(` . ´)(` . ´)(` . ´) -

"Me encuentro en el Comedor, observando como todos comen tranquilamente, yo no he probado bocado, siento como si en mi estómago hubiera un agujero negro, últimamente he perdido el apetito", volteó hacia la mesa de los profesores donde notó la ausencia de la profesora McGonagall.

- ¿Pasa algo Hermy? – preguntó Ginevra al notarla ausente, además de que se sentía incomoda con la actitud de Harry que procuraba no mirarla, ya que seguía convencido de su decisión de no estar juntos por su protección.

Hermione giró su cabeza encontrando con la inquisitoria mirada de la pelirroja, curvó sus labios mostrando lo que podría ser un buen intento por mostrar una sonrisa – No claro que no.

- ¿Sabes? La escuela se ve tan deprimente – peinó el lugar con sus ojos notando vacía principalmente la mesa de Slytherin, pero lo que más llamó su atención fue un moreno estudiante de esa Casa – al parecer Zabinni extraña a Malfoy – agregó notando como el atractivo Slytherin apenas probaba bocado.

- No me extrañaría - comentó escuetamente sin intenciones de entablar una conversación, cuando cayó en cuanta de algo "¿por qué se preocupa por Zabinni y no por Harry?", giró sus pupilas notando como Harry volteaba a verlas con extrañeza, suspiró pensando en que él seguía sintiendo algo por su amiga y que ella no tendría nunca una oportunidad.

Desvió su mirada de él, agachando su cabeza."Ginn es tan diferente a mi, yo no soy tan alegre, ni tan sociable, ni tan admirada por mi belleza, bueno mi cabello ha mejorado, pero aún sigue rebelde, pero no es como su roja melena… después de todo hacía una linda pareja con Harry, yo solo quiero lo mejor para él".

Pronto se dio cuenta de la hora, sus amigas hablan de sus cosas, las miró una vez más contemplando sus expresiones, dirigió su mirada hacia sus grandes amigos, los cuales estaban platicando sobre quidditch o al menos Ron trataba de hacer hablar a Harry, sonrió tratando de eternizar esa imagen en su mente.

"Espero que salvar a Dumbledore, sea también salvar a Harry, no soporto verlo así", les sonrió y se levantó de la mesa, excusándose, diciendo que tenía cosas que hacer, salió sin ningún problema y se dirigió al Despacho de la profesora, con su corazón latiendo con fuerza dentro de su pecho, no podía controlar el nerviosismo que la embargaba.

Al llegar a la puerta inhaló varias veces tratando de relajarse, con un ligero temblor en su mano tocó la puerta, para entrar después.

Ahí contempló la figura de su profesora favorita sentada al lado de la chimenea tomando una taza de té.

- La estaba esperando señorita Granger - mencionó dejando su taza en la mesa y tomando el cofre que contenía ambos relojes, caminó hacia ella con firmeza, sabiendo que su alumna se moría de miedo, eso podía notarse a kilómetros, pero confiaba en que podría con la misión, era la más indicaba para cumplirla.

- Estoy lista - exclamó con una voz titubeante, aunque esperaba que McGonagall no lo notara.

- Bien ¿esta segura de querer hacer esto? – preguntó dándole la oportunidad de negarse, antes de entregarle los relojes, probando su fortaleza y determinación.

- Si - contesto firmemente, pensando en Harry.

- ¿Recuerda cuál es la misión? – cuestionó para estar segura de que solo tenía que hacer eso y no cambiar más o podría dañar el futuro inevitablemente.

- Si, tengo muy claro el riesgo que representa y solo voy a salvar la vida de Dumbledore, no más - puntualizó segura, aunque por su mente pasaba, la idea del noviazgo de Ginny y Harry, "si yo le dijera que lo quiero, quizás él no sería novio de ella, pero se que no puedo hacer eso, no es justo, pero ¿quién sería si no pensará en eso?, soy humana después de todo, pero no lo haré por el bien de todos".

- Entonces aquí tiene el giratiempo, no olvide que solo son unas cuantas vueltas y el reloj de arena empezará a correr desde el momento en que usted haya llegado, si su misión se cumple antes de que el tiempo concluya, solo dele vuelta al reloj y mencione "Tempus finitus principius". El tiempo se detendrá y usted podrá volver aquí. Que tenga suerte señorita Granger - deseó con la esperanza de que todo saldría como había planeado.

Hermione se colocó el giratiempo alrededor del cuello escuchando atentamente lo que la profesora le decía, tomó el reloj de arena y cuidadosamente lo guardó dentro del bolsillo interno de su túnica, miró a la mujer una última vez, la abrazó en señal de apoyo para después sonreírle nerviosamente.

Tomó el giratiempo dándole las vueltas exactas, en cuestión de segundos las cosas comenzaron a girar a su alrededor, viendo imágenes confusas, nunca había recorrido tanto tiempo y eso comenzaba a marearla, de pronto no recordó más.

Poco después escuchó una voz que le hablaba, le dolía la cabeza, de nuevo esa voz se escuchó cada vez más fuerte, repentinamente sintió como unos brazos la rodeaban y esa voz gruesa y varonil le seguía hablando con insistencia, lentamente abrió sus ojos, encontrándose con la imagen de un chico gallardo de tez blanca, cabellos negros y unos fríos ojos color tormenta.

- Oye despierta ¿estás bien? - pronunció observándola fijamente, desde que la había encontrado tirada en medio del pasillo, mientras realizaba su ronda de prefectos, notó como ella trataba de despertar, así que comenzó hablarle, mientras observaba su rostro, el cual parecía tener un toque angelical, por su inocencia y naturalidad.

- ¿Quién eres?, despierta… - le dio ligeros golpecillos en su mejilla, tratando de volverla a la realidad, al sentir su piel, notó como era tersa, deslizó su mano por su mejilla, cuando ella lo sorprendió abriendo sus ojos, mostrando sus pupilas chocolate, por un momento se quedó anonadado, hasta que decido hablar, ella parecía desconcertada - ¿quién eres?, ¿estas bien?, ¿qué haces aquí?

Mione oyó esa voz que hacía tantas preguntas, estaba confundida, la cabeza le daba vueltas, la imagen de ese chico perturbado de pronto la voz se fue haciendo lejana hasta que se dejó de escuchar.

El pelinegro observó como la chica se desvanecía nuevamente, trató de despertarla pero todo fue inútil, entonces decidió llevarla a la Enfermería, la tomó en brazos con gran facilidad, realmente era muy ligera, caminó rápidamente entre las sombras del Castillo, miles de preguntas invadían su mente, ya que nunca había visto a esa chica en el Colegio.

"¿Quién es esta chica? ¿Cómo es qué logró llegar al corredor en esas condiciones? ¿La habrán atacado? Pero ¿quién? ¿Por qué no llevaba el uniforme aunque su túnica si lleva el escudo del Colegio?".

Sin saber por qué lo hacia, llegó al lugar, entró con apuro depositando a la extraña chica en la cama que tenía más próxima, la enfermera lo miraba sorprendida nunca había visto a ese joven ayudar a alguien – ¿Qué esta esperando?, ¿por qué no la atiende? – exigió con premura, posando sus frías pupilas en la mujer.

La mujer se acercó rápidamente a la chica, mirando con severidad al Slytherin, él se alejó de la cama para dejar que la atendiera mejor, la miró una vez más antes de salir de la habitación, sin embargo la enfermera lo detuvo.

- ¡Señor Ryddle! ¿A dónde va? ¿Quién es la Señorita? ¿Qué le pasó?... ¡Señor Ryddle! – gritó, pero claro como era común en él la había dejado sin respuestas, siempre creyó que él ocultaba algo, había una oscuridad en ese chico que no lograba explicarse del todo.

Regresó a la Enfermería y observó con cuidado a la joven, trató de reanimarla sin la necesidad de magia, pero viendo que no tenía éxito, se dirigió a un estante en busca de pociones que pudieran ayudarla.

En los Corredores del Castillo…

El ojiplata caminaba rápido en busca de quien pudiera tener respuestas, al llegar a la estatua recitó, la estúpida contraseña, que le daba acceso al Despacho del anciano Director, al entrar subió rápidamente las escaleras, encontrándose con la figura del hombre sentado en su escritorio.

- Señor Ryddle, ¿qué sucede? – cuestionó al verlo entrar tan presurosamente.

El joven heredero de Salazar explicó sin rodeos lo sucedido, esperando obtener información que le dijera quién era la joven.

- Ya veo - dijo meditabundo, se incorporó intrigado por la presencia de esa chica – vayamos, debo verla.

Al llegar al recinto observó la figura de la señorita, posada en una cama, a su lado la enfermera, realizaba su labor. Dirigió nuevamente sus pupilas celestes hacia la chica, notando en su pecho algo que llama la atención, con lo cual su estancia en este lugar comenzaba a tener sentido – Señor Ryddle ya es tarde, debería ir a dormir – manifestó Albus, esperando que el joven se retirará sin hacer más preguntas.

Ryddle observó como el director analizaba a la chica, claramente notó el cambio de su mirada, era como si hubiera descubierto algo,"¿Qué fue lo que descubrió? ¿Y por qué me quiere que me vayas? ¿Qué se cree?, yo fui el que la encontró, debo saber quién es…- Pero…

- Señor Ryddle mañana sabrá todo respecto a la joven, cuento con su discreción - aseveró esperando que el alumno se retirara, cuando al fin lo hizo, se concentró nuevamente en lo que acababa de descubrir.

Tom miró una última vez a la castaña, para después salir de la Enfermería tratando de entender qué era lo qué estaba pasando, por qué Dumbledore había cambiado su expresión. "¿Qué oculta ese viejo?, pero lo más importante ¿quién es ella?, sin duda es linda, pero ¡¿qué estoy pensando?, ni siquiera la conozco, si es linda… pero no se si es una muggle o una mestiza, no puedo creerlo y yo la ayude… no, no puede ser, ella debe ser pura, sería una pena que no lo fuera".

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Continuará… posiblemente…

¤°.¸¸.·´¯» ¿Qué pasará?

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