Visto que nadie más parece querer escribir sobre estos dos, pues no me queda otra que subir algo yo ((abucheos)). Sí, bueno... a lo mejor haga un BurnsxSmithers, que le tengo más cariño, todo sea con tal de ver más movimiento en esta sección :D


Lenny tanteó la barra con torpeza, y sus dedos palparon una de las tantas jarras vacías. Carl, menos borracho, sonrió y le atrapó la mano. "No tienes remedio", murmuró turbado, con una sonrisa colgando de un lado. Lenny balbuceó algo inentendible y se inclinó sobre el hombro de su amigo, dejando escapar una risita.

Despacio, intentó hablar pronunciando todas las sílabas.

"¿Estás ocupado?", logró articular. Carl le devolvió la mirada con cierta confusión. "Bueno, estoy aquí contigo,.¿no?". Lenny sonrió más abiertamente, aferrándose al cabello del otro para no venirse abajo. Carl le sujetó a su vez de la nuca, la mirada perdida en su amigo. Los ojos de Lenny lograron visualizarle, e intentó mantenerlos fijos en un punto concreto de su rostro.

"Sí... sigues aquí". Y en un abrupto intento de confirmarlo, terminó de romper la distancia que les acortaba. Fue un beso muy rápido, pero el sabor de cerveza logró invadir aún más el paladar de Carl. De hecho, lo inundó. Y se sintió desbordando por él incluso cuando el sonido de cristal contra madera les separó de un sobresalto, y Moe propirió un alterado "Ya habéis bebido bastante por hoy, vosotros dos. ¡Fuera!". Lo seguía degustando incluso entonces, cuando le devolvía la mirada estupefacto.

Carl tomó con torpeza a Lenny por bajo los brazos, tirando un taburete que no se molestaron en levantar. Podía sentir la asombrada mirada de Homer y Barney clavadas en sus nucas, mientras abandonaban el bar a trompicones. Pudo escuchar a lo lejos la voz de Homer, "¡No recuerdo con quién aposté sobre eso!". Cuando estuvieron una calle más allá, lejos de las luces de las farolas, Carl intentó mantener incorporado a Lenny contra una pared. "De verdad que no tienes remedio", murmuró, abatido. Lenny levantó con pesadumbre la cabeza, dirigiéndole una sonrisa atontada. "Tú tampoco... que lo sepas". Una ligera, inevitable sonrisa intercambiada. Acto seguido, una fuerte arrinconada contra la pared y el sabor a cerveza inundándolo todo, una vez más. Casi igual, cataron, que el resto de borracheras. Casi.