Disclaimer: Antes de nada me gustaría comentar que los personajes de Detective Conan no me pertenecen. Son propiedad de Gosho Aoyama. No me considero violadora de ninguna ley.


Traducción de "I'm already there", "Stronger than I am" y "Coming Home", escritos por Becky Tailweaver. Yo uniré y traduciré lo que haya escrito hasta este momento. A medida que "Coming Home" (el fic largo y último) se vaya actualizando, yo iré traduciendo. Así que no me pidais que suba otro cap si no esta escrito, porque tengo el permiso para traducir, pero no para escribir. Igualmente, muchísimas gracias a Becky T. por dejarme traducir esta fantástica historia. Thank you so much!


SI TU SUPIERAS

Capítulo 1

El tiempo pasaba rápidamente, anunciando lo que estaba por llegar. Ya era demasiado tarde para hacer nada: el cumpleaños de Ran era mañana, y ella cumplía 22 años. Su gran día, el día en que dejaría atrás todo rastro de niña que tenía, si es que todavía le quedaba alguno.

Si no lo hago ahora, no me perdonará la próxima vez que llame. Además de que tendría que verla preguntándose todo el santo día si…

Sabía que había cometido un grave error dejando pasar tanto tiempo sin noticias de su verdadero yo. Cada mañana se planteaba llamarla, con el típico pensamiento de "hoy es el día", pero llegaba la noche y se esfumaba ese hoy.

Ese día por fin estaba ahí. Unas cuantas monedas, apretó los botones que hacía ya tiempo se había aprendido, y esperó paciente, apoyado sobre la cabina –una que casi había conseguido el título de viaje amiga. Se sabía cada arañazo y rascada del aparato, donde tenía marcas de dedos, quemaduras de gamberros y otras marcas variadas. Inconscientemente, apretó el aparato contra su cara, esperando la señal.

El teléfono sonó cuatro veces. A la quinta, antes de que el contestador saltara con la voz grave de Kogoro Mouri, alguien contestó.

- Hola, Detective Mouri...

- ¿Ran?

El otro lado de la línea se quedó callado. Él pudo sentir la sorpresa de la chica y la respiración rápida causada por la emoción sin siquiera oírla.

- ¿Shinichi?

- Hola… Soy yo.

Con un largo suspiro, ella explotó:

- Por el amor de Diós¿sabes cuánto has tardado? Empecé a pensar que estabas muerto¡egoísta, maníaco de los detectives!

- Sí… Lo sé… Lo siento… - él dijo lo único que podía decir.

- ¡Un simple lo siento no soluciona nada¡Han pasado ya cuatro meses¡He contado todos los días, uno por uno! - Se percibían lágrimas en su rabia - ¿No te importa nada en absoluto¡No te he visto en años!¿Cuándo volverás a casa?

Siempre era igual. Ella gritaba, lloraba, preguntaba -siempre. Y nunca le daba él esa respuesta

- No te lo puedo decir exactamente. Con las cosas que están pasando, el FBI no puede encontrar nuevos escondites si no descodifico el...

- A la mierda con tu maldito FBI, Shinichi Kudo - había algo en su voz, como un tremendo nudo en la garganta, que hizo que a él se le partiera el corazón -. No podemos vivir así, sé que no podré soportarlo mucho más. ¡No puedes continuar dándonos esperanza y sueños y luego no cumplir nada de éso!

- Ran, créeme... Yo quiero... - él apenas podía ocultar la ronquedad de su voz en la oscuridad, y mucho menos el sabor amargo que sentía en ese momento - Ojalá... Ojalá pudiera...

Ojalá pudiera tocarte y besarte de nuevo. Como antes. Como la última vez. Desearía poder abrazarte entre mis brazos de verdad. Haibara¿dónde demonios estás...?

- Los deseos ya no son suficiente, Shinichi - respondió ella con firmeza -, lo he intentado, pero no he podido con el sufrimiento...

- Um... Bueno... ¿Cómo están tus padres?

- Están bien - replicó la chica -. Aún no me dejan que consiga un trabajo y pagar mi parte en el mantenimiento de la casa. Mamá ya puede cocinar algunas cosas por lo menos. Papá todavía no se ha dignado a probar nada suyo, pero está mejorando. Sigue consiguiendo más trabajos que tú, señor Detective de la Secundaria.

- ¡Eh, que ya no voy al instituto!

- Así que no estás en el instituto. Y ahora estás trabajando como un agente secreto para el FBI en América. Pero Papá está haciendo un mejor trabajo aquí, y no me refiero sólo a su empleo.

- Ya, lo sé. Es un viejo casca rabias, pero es un fantástico viejo. Está andando en mis zapatos mucho mejor de lo que lo hubiese hecho yo.

- Sí. Espera un segundo... ¿Acabo de oír que has admitido que mi padre es mejor que tú? - se oyó una risita, y después su voz se alzó y melancólica dijo - ¿Cómo demonios lo haces, Shinichi¿Cómo haces que recuerde lo mucho que te quiero sin ni siquiera intentarlo?

- Oh, no lo sé... A lo mejor es mi fantástica personalidad...

El aire muerto entre ellos se quedó durante unos momentos, era algo que ella esperaba... y que él tenía miedo de decir.

- Estás siendo evasivo de nuevo - dijo la chica, con tono rasposo y reprendiéndole -. ¿No vas a preguntar por él nunca¿Qué pasa si te ha olvidado, Shinichi?

- Oh, bueno... ¿Cómo...?

Una voz rompió el silencio en la otra línea, junto con los sonidos de algunos objetos cayendo al suelo, y un ruido sordo de pasos. Grititos se oían claramente en el auricular, provinentes de al lado de Ran.

- Como puedes oír, él está tan sano como siempre... - suspiró.

- ¿Es Papá? Sí, sí que es él. ¡Déjame hablar con él, Mamá¡Déjame hablar!

- Está bien, Yuuichi. Con cuidado, no tires el teléfono... - Ran se alejó del aparato y, al instante, una voz infantil se hizo oír con alegría.

- ¡Papá!

Duele muchísimo cada vez que me llama de esa manera... Aunque no puedo esperar a oírlo otra vez...

De alguna manera tragó el nudo que tenía en la garganta para responderle, aunque con voz forzada.

- ¡Yuuichi¿Cómo estás, petardo?

- ¡Papá¡Sabía que eras tú! Mamá sólo te grita a ti de esa manera, a nadie más.

Él sonrió.

- ¿En serio¿Y por qué sólo es así conmigo?

- ¡Porque eres tonto! Mamá lo dice. Dice que tú eres un estúpido, egoísta... Arrogante... Eh, dulce... Eh, idiota amante del misterio.

- ¿Dijo eso?

- Sí, eso mismo.

- ¿Y tú la crees?

- Ummm, quizás - rió el chico -. La parte de idiota no me la creo. ¡Papá es guay!

- Me alegra oír eso - sintió un calor acogedor dentro de su pecho, amargo a la vez -. Así que tienes tres añitos... ¿Cómo te va el preescolar¿Algún amigo nuevo?

- No... - el tono del niño se volvió pensativo, un poco triste - Todos son un poco estúpidos. Todavía no saben leer. Sólo quieren jugar con muñecas y coches y cosas así.

No debí enseñarle eso...

- Ya veo... ¿Y te llevas bien con la profesora?

- ¡Sí¡Ella es muy simpática¡Me deja leer libros enormes para niños! Me ha dicho que a lo mejor podría saltarme un curso - la felicidad volvió a resurgir en su pequeña garganta, haciendo que volviera a cambiar el tono de voz -. Papá¿qué significa saltar un curso?

- Pues significa que eres muy, muy listo y que quizás irás a una clase nueva donde los niños querrán hablar contigo sobre las cosas que a ti te gustan - dijo Shinichi entre risas.

- ¿De verdad¡Wow!

- Pero recuerda que debes ser bueno y escuchar al profesor o profesora, sin importar en qué clase estés.

El otro extremo de la línea siguió callado, recapacitando lo próximo que iba a decir.

- ¿Yuu?

- Papá... - susurró el niño, con tristeza - Papá... ¿Cuándo vendrás a verme?

Diós, ayúdame...

- Lo más pronto posible, Yuu. Estoy dando todo lo que puedo para volver pronto. Lo estoy intentando. Por favor, créeme... - Estaba llorando. Las lágrimas corrían por sus mejillas, y su voz se estaba quebrando - Yo... Yo estoy...

Yo estoy contigo.

- ¿Puedes darte prisa? - preguntó el niño con inocencia - El cumple de Mamá es mañana. Si vienes, ella estará contenta. Y... Quiero verte.

Oh Diós... Diós, ¿por qué...?

- Ya lo sé... Y lo intentaré, pero... No... No me esperéis...

- ¡Vale! - el chico estaba de nuevo feliz, entendiendo esa frase como una promesa. La fe que puede llegar a tener un niño es tan grande que no se atrevió a desmentirle esa falsa esperanza - Um, Mamá quiere hablar contigo.

- Está bien... Adiós, Yuu. Te quiero. Sé bueno.

- Tranquilo. ¡Adiós Papá!

La voz de Ran se volvió a oír en el aparato, un poco quebrada y a la vez mandona.

- Bueno, si ésto no hace que tú y tu culo vengáis a casa, no sé qué podrá hacerlo...

- Ran... Yo...

- Shinichi... - suspiró la chica - Él estará bien aunque no aparezcas. Seguramente los regalos y el pastel lo absorberán y no se acordará de ti...

- Pero yo intentaré...

- Lo sé. Yo también te esperaré, pero no pongo la mano en el fuego - había un fondo de resignación en su voz, y después un gran suspiro -. No sé qué es lo que hace que te espere. A lo mejor es Yuuichi, es una prueba viviente. Quizás es porque estaba locamente enamorada de ti para empezar de nuevo, y te sigo queriendo, aunque tu ausencia sigue doliendo...

- Desearía poder estar ahí... - empezó a decir él - Te prometo que haré todo lo que esté en mis manos para...

- Shinichi...

- Si pudiera llegar a ti ahora mismo, Ran...

- Lo sé. Cada noche lo veo en mis sueños. Siempre vuelves a mí, a mi corazón - la voz de la mujer se acabó por quebrar -. Sigo soñando que volverás a casa, a nosotros... Y es tan feliz que no puedo evitar llorar, y cuando despierto y no te veo sigo llorando porque es como si hubieras muerto y no puedo dejarte ir. Eres como un fantasma...

Casi podía ver su cara surcada de lágrimas, con los recuerdos en las pupilas de sus ojos. Él la entendía, los mismos dolorosos y dulces recuerdos los tenía él, juntamente con la oscura verdad que ella no sabía.

La última vez que Shinichi Kudo había pisado la tierra, hacía casi cuatro años, cuando Haibara desapareció inexplicablemente con todos sus documentos y archivos, sin que siquiera Agasa supiera qué había pasado con ella. Simplemente se había ido, sin despedirse ni dar explicaciones. Lo único que dejó fue una pequeña cápsula en el escritorio del laboratorio.

Los días siguientes fueron días de pánico. Llenos del sentimiento de que todo iba a acabar muy pronto. Su desaparición significaba que les estaban pisando los talones. Después vinieron semanas sin esperanza, buscando pistas, encontrando nada.

En un estado de depresión se tomó el chico la última píldora. Su última oportunidad para encontrar la cura, su última ayuda de emergencia, su último respiro. Sin pensárselo se la tragó y destruyó su última esperanza.

La euforia le dio un respiro en la oscuridad. Volver a ver a Ran, llegando a ella y abrazándola a pesar de su sorpresa, le devolvió la sonrisa. Todo era tristeza y un sentimiento de inminente perdición. Era una imagen borrosa de recuerdos, tan clara como el día, una mezcla de memoria y emoción que no podría olvidar nunca: pasando el día con Ran, e incluso la noche... Inventando una historia para contarle, sobre una llamada del FBI para trabajar con ellos secretamente en América en un caso de Mafia, para salvar inocentes y niños de terroristas y gángsteres... No demasiado falso, pero lejos de la verdad. Ran, sorprendida y consternada, llorando y afligida¿cómo podría él abandonarla otra vez después de volver a casa¿cómo podría romper su corazón de nuevo? Llorando juntos: ella rogando que no se fuera; él porque sabía que quizás sería la última vez. Haciendo el amor al amanecer, agridulce y tierno, lleno de una necesidad que a los dos cogió por sorpresa. La dejó durmiendo en su dormitorio con un beso y murmuró un adiós, escapando antes de controlar sus lágrimas, antes de que su tiempo acabara...

- Te echo de menos, Ran - dijo él suavemente, sintiendo cada palabra.

- Yo también te extraño - replicó ella, con el mismo tono de voz, con la misma tristeza en su voz -. He esperado otros cuatro meses para decirte que salgas de mi vida y que me dejes ir... Pero creo que no me rendiré todavía. Mi corazón está contigo, por mucho que intente negarlo.

- Pienso en ti todo el tiempo - le dijo deprisa, incapaz de parar sus palabras -. No puedo olvidarte, tu cara está en frente, a cualquier sitio que voy. Siento que estás a mi lado, aunque no pueda tocarte...

- Dulce idiota... - estaba llorando abiertamente en ese momento - ¿Por qué no me dejas ir? Simplemente no puedo, no importa lo que la gente diga. Supongo que tampoco quiero dejarte ir. Será mejor que vuelvas a casa.. Prométeme que volverás antes de morir.

- Lo prometo - y él quería decir exactamente eso.

- Si no lo haces por mí, hazlo por Yuu... Quiere verte más que nada...

- Ran, lo prometo.

Sé del cierto que un día de estos será insoportable, y entonces me rendiré y volveré a casa...

- Te esperaré... - dijo la chica, lloriqueando todavía - Y si no cumples esa promesa, voy a pillarte en el otro mundo y te haré picadillo. Eso también es una promesa, detective de pacotilla.

Dejó escapar una risa suave, y él no pudo evitar hacer lo mismo.

- Ran... Yo quería decirte... - se aclaró la garganta - Feliz cumpleaños. Aunque sea un poco pronto...

- Yo te quiero aquí - replicó despacio -. Pero aprecio que hayas llamado. Al menos, puedo descargar mi rabia de vez en cuando. Gracias, Shinichi.

Se escuchó una risa corta por parte de él.

- Sí, tendré que levantarme y asumir mis derrotas ahora y siempre. Además es... Es bonito escuchar tu voz. Y hablar con Yuuichi.

Y oírle llamarme papá. Aunque lo quiero muchísimo... Desearía que Ran no tuviese que...

- Oh, oh... Mi padre está peleando - Ran suspiró, y él escuchó la voz de Kogoro por detrás -. Tengo que preparar la cena, y ya es tarde. Mi madre no sabe más que cocinar arroz, así que será mejor que vaya para la cocina.

- Sí... Está bien... Saluda a todos de mi parte¿lo harás?

- Claro - todavía quedaban lágrimas, aunque ya sonaban muy familiares. Ella no podía saber cuando volverían hablar, si alguna vez lo hacían. Tenía que dejarle ir y decirle adiós de laguna manera; el final de cada llamada era como otra dolorosa y pequeña muerte, cada una peor que la anterior -. Todos te echamos de menos. Todos nosotros. De verdad. ¿Volverás pronto?

- Lo intentaré.

- Vale... Adiós, Shinichi.

- Adiós... Yo... Te quiero, Ran.

De repente, ella volvía a sollozar.

- No puedo... No puedo... Vuelve a casa... Por favor, vuelve a casa...

Y antes de que pudiera responder, antes de que pudiera pensar algo, ella colgó el teléfono fuertemente. Atontado, adolorido, él también colgó el auricular.


Buah! No os imaginais lo que me ha costado escribirla! xDDD No por el vocabulario ni las expresiones, si no porque cada dos minutos me emocionaba con los pensamientos de Shinichi, las palabras de su hijo... No puedo con este fic, no puedo!

Decidme si os gusta, si se entiende bien y todo eso! Es la primera vez que traduzco uno y quiero saber vuestra opinion!

Queria agradecer de nuevo a Becky T. por dejarme traducir esto. En serio, estoy muy agradecida!!

Os dejo unos spoilers del capitulo 2!!:

Todo dolía, desde las memorias de sus últimos momentos con Ran como Shinichi, hasta la imagen de un precioso niño pequeño con sus ojos azules y el pelo oscuro de Ran. La mayoría de su vida estaba tan destrozada que agujereaba su alma, dejándole herido de muerte.

Muriendo por dentro, sufriendo y esperando y anhelando, élseguía a su lado. Y él estaría siempre, tanto tiempo como hiciera falta.

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- ¡Wow, diablo, no corras en la casa! - le dijo, arrodillándose para abrazarle a pesar de su amable reprimenda. Nadie estaba mirando y a Yuuichi parecía no importarle que él no fuera como siempre era, así que cerró los ojos y apretujó al chico entre sus brazos, sólo para abrazarlo, sólo para oler la esencia de su cabello oscuro.

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Siguió a Yuuichi al baño, para lavarse las manos, intentando que el miedo se fuera por el desagüe al igual que el agua. Hasta que no los ganara, no podría volver nunca a casa, no como él quería hacerlo. Y la profesora, esa maldita Jodie Saintemillion, estaba en medio de todo, siempre ahí, siempre mirando, siempre preguntando. Ella era uno de ellos, y siempre y cuando sus ojos fríos estuvieran encima de él, él estaría atrapado. Y ahora ella tenía una vida en su poder mucho más importante para él.

Bueno, me despido.

Hasta el próximo cap.

Nos leemos

MEICOSR