Nota de la autora: Jueves, 01 de Noviembre de 2007.
¡Buenas!. ¿Cómo estáis?. Espero que bien. Aquí tenéis el último capítulo de la historia y recordad que luego no habrá Epílogo.
Considero que no hace falta alargar más la cosa cuando ya queda todo más que clarito al final de este capítulo.
Como curiosidad, mis capítulos favoritos del fic son el seis, siete, doce, trece, catorce, quince y este último. Os dejo con él, que lo disfrutéis. Un beso fuerte y un gran abrazo. Hasta pronto. RAkAoMi. ;-)
"Cap 16. Quédate conmigo."
Cuando Hermione abrió los ojos, eran las tres de la tarde.
Se puso a pensar en todo lo ocurrido desde que Harry la rescató del infierno y posteriormente del Psiquiátrico.
Recordaba perfectamente todo lo que él le dijo después de la posesión de Voldemort y se dio cuenta que era verdad.
Harry había hecho todo lo que hizo porque la amaba y ella sólo esperaba que su garganta sanase pronto para poder decirle al moreno un montón de cosas que se había guardado mientras había estado asalvajada.
Hermione se sentía perfectamente y más normal que nunca.
Sabía que cuando Voldemort salió de su cuerpo todo el mal que ella había tenido dentro por culpa de los traumas originados en el infierno, el Psiquiátrico y el dolor interno que le había causado el mago tenebroso, había desaparecido.
Mirando hacia la ventana se dio cuenta que había nevado, eso la hizo sonreír. Pensó que sería estupendo salir a patinar junto a Tracy y Harry.
Pasar tiempo con ellos haciendo cosas normales de cualquier persona joven, le apetecía una barbaridad.
Aunque lo que más deseaba era poder tener un momento íntimo con Harry para demostrarle lo mucho que le quería.
Al salir del dormitorio y dirigirse al baño para ducharse se dio cuenta que estaba sola en casa.
Eso no la preocupó, así que se metió en el cuarto de baño echando el pestillo.
Sabía que no le hacía falta pero desde niña tenía esa costumbre y ahora con veinte años no iba a quitársela.
Conforme el agua caliente caía por su cuerpo, sintió que todo estaba bien con ella porque ni siquiera había tenido un sueño malo la noche anterior.
Después de vestirse y recogerse el cabello en una cola de caballo como solía hacer cuando estaba en Hogwarts, Hermione se sentó en su escritorio y se puso a escribir en su diario.
Los sentimientos que descargaba ya no eran de angustia, rabia o frustración sino de esperanzas e ilusión de una vida mejor junto a Harry.
Ella sentía que sería posible si le daba a él la oportunidad de ofrecérsela.
Puede que Harry fuese dos años menor que ella, pero Hermione sabía que tenía la madurez suficiente incluso para casarse y formar una familia.
Cuando se imaginó siendo la madre de sus hijos o hijas no pudo evitar sonreír de forma tonta.
Pero lo que la hizo soltar un ruidito estúpido aunque lindo fue visionar en su cabeza no sólo la proposición que él le haría sino también la noche de bodas.
Hermione sacudió la cabeza, quería volver a la realidad. Necesitaba centrarse y pensar lo que debía hacer para demostrarle a Harry que lo quería más que a nada en el mundo y que quería estar con él por encima de todo.
Justo cuando más metida estaba en ese tipo de pensamiento, escuchó la voz de Tracy anunciar su llegada.
La castaña cerró el diario y salió corriendo de su habitación.
Nada más ver a la rubia platino le echó los brazos al cuello y empezó a llenar su cara de besos.
La ojos miel se rió comenzando a tocar el pelo castaño de ella como había hecho otras veces en que Hermione entraba en fase animal.
Ahora no estaba así pero igualmente quería mimar a Tracy para demostrarle que la quería mucho y que la consideraba su mejor amiga.
Cuando Hermione se separó y miró los ojos miel de la rubia platino, sólo pudo ver un amor y cariño sincero en ellos.
La Gryffindor apoyó su cara bajo el cuello de Tracy y soltó un suspiro de satisfacción que demostraba lo a gusto que se sentía con ella.
La ex novia de Ron no pudo más que mirarla con adoración y darle un beso en el cabello. Seguidamente apoyó sus manos en la cintura de Hermione y caminó junto a ella hacia el sofá grande marrón. Donde tomó asiento al lado de Hermione, que no parecía querer soltarla por el momento.
De repente, Harry entró en la Salita de estar, contemplando con cariño a las dos mujeres que aún estaban abrazadas.
- ¿Os apetece un café?.- Preguntó sin dejar de mirar con amor a Hermione.
- Para mí Capucchino.- Apuntó Tracy también viendo a la castaña.- Para Hermione el que sea. No sé cuál es su favorito.
- Yo sí.
Sin añadir nada más, Harry se metió en la cocina, preparando no sólo cafés sino algunas galletas de chocolate que sabía le encantaban tanto a Tracy como a Hermione.
- ¿De verdad estás bien?.- Preguntó Tracy con sincera preocupación. Hermione asintió con la cabeza, señalándose la garganta.
- Sé que no puedes hablar. Anoche te miré la garganta y la tienes bastante irritada, pero no te preocupes por el mutismo.
Te he comprado unas pastillas súper eficaces que te pondrán buena en dos o tres días.
Hermione dio dos palmaditas para demostrar su contento. Tracy se rió un poco.
- Cuando sientas que puedes hablar, búscame. Tengo unas ganas tremendas de escuchar tu voz.
La castaña asintió con la cabeza, dándole un beso en la mejilla y dejando su cara en uno de los hombros de Tracy.
- Yo también te quiero mucho, Hermione, pero ahora que sé que Harry te dijo lo que sentía por ti, puedo asegurarte que el amor que siento no es comparable al que te tiene él.
Los dos habéis usado en el otro el hechizo de sangre y eso os ha convertido en inmunes a la magia oscura.
Tú sabes perfectamente que ese hechizo no puede aplicarse a menos que se sienta un amor verdadero hacia la persona que se quiere proteger.
Harry lo usó para expulsar a Voldemort de tu cuerpo y lo hizo con tanto sentimiento que cuando él quiso meterse de nuevo en ti, estalló.
Si el espíritu de aquel loco se hizo añicos sólo por recibir el amor que Harry te tiene, estoy segura que ya no puede ocurrirte nada malo si estás con él.
Harry Potter te ama, tanto como ni yo misma puedo describirte. Pero sé que tú y él sois afortunados por quereros tanto como lo hacéis.
No todas las personas tienen la suerte de amar y ser correspondidos. Así que considérate más que afortunada y procura a partir de ahora, permitirte a ti misma y también a Harry, acercaros tanto como sólo lleváis deseando meses o años.
Hermione asintió con la cabeza, demostrando que había entendido todo lo dicho por Tracy.
Cuando Harry apareció en la Salita de estar, la castaña se separó de la rubia y agarró la primera galleta que tuvo a su alcance.
Contrariamente a días atrás cuando ella estaba en fase animal, Hermione no se comió el alimento con ansiedad o de forma poco educada sino como lo haría una auténtica señorita.
Tracy la miró complacida, diciéndole en ese tono de voz tan cursi que tanto la caracterizaba…
- Ahora sí eres súper. Ya puedo llevarte a las carreras de Ascot. No creo que te de por perseguir a los perros o los tíos súper macizos que encontremos allí. ¿Verdad?
Hermione negó con la cabeza y se partió de risa. Harry la miró encantado. Tuvo el impulso de acercarse a ella y darle un beso, pero se contuvo.
Mientras veía a la castaña divertirse con las bromas que le fue gastando la rubia, el moreno no pudo evitar sentirse más que feliz. Tenía casi todo lo que había deseado siempre.
No sólo verdadera amistad, sino cariño sincero y también un amor inmenso por la mujer que estaba frente a él riéndose sin parar cuando la otra fémina le hizo cosquillas en los brazos.
Lo único que le faltaba a Harry era cumplir su deseo de tener una relación normal de pareja junto a Hermione. Y cuando eso se hiciera realidad, daría el otro paso que le faltaba para sentir su vida completa. Casarse con ella y formar la familia que nunca tuvo y siempre anheló.
Cuando los platos y tazas estuvieron vacíos, el moreno recogió todo, poniendo el lavaplatos y reuniéndose otra vez con las dos chicas, pero sólo encontró a la rubia.
- ¿Dónde está Hermione?
- En su habitación.
- ¿Se encuentra mal?
- No. Le apetecía escribir un poco, me lo dijo por gestos.
- ¿Vemos una peli?
- ¡Que sea romántica!. Hoy me siento más tierna que el pan de molde. Y ya que no tengo novio me apetece un montón ver besos y achuchones en la pareja protagonista.
Harry se rió por lo bajo, luego le dio el mando a Tracy y ella seleccionó la película. Eligió "Serendipity" y cuando terminó, se pasó tres minutos soltando suspiros tontos.
El moreno volvió a reírse, sobre todo cuando escuchó aquel…
- Jo tío, yo quiero uno así para mí. Un hombre que se tira años esperando encontrarse conmigo merece todas mis atenciones. Incluso si nuestros hijos fuesen feísimos me sentiría dichosa de haberle hecho padre.
- Eres de lo que no hay, Tracy.
- Soy una especie en peligro de extinción, lo malo es que no tengo quien me proteja para que yo no desaparezca.
Harry volvió a reírse y lo hizo con tantas ganas que todo su cuerpo tembló.
La tarde pasó con tranquilidad y cuando Hermione salió de su habitación, en vez de esperar a que le pusieran la cena, se fue a la cocina dispuesta a echar una mano a las dos personas que durante meses no habían hecho otra cosa que cuidarla lo mejor que se les ocurrió.
Cuando el moreno sintió el tirón que le dio ella a su camiseta no pudo más que abrir los ojos con asombro al encontrársela con una cuchara en la mano.
Ella la sujetaba como pidiéndole permiso para mover la salsa que él estaba preparando. Harry no sabía si creérselo.
Una cosa era que el mal se hubiese ido del cuerpo de ella, otra muy diferente que ahora quisiera cocinar. Hermione no solía cocinar ni cuando él y Ron empezaron a vivir con ella en aquel piso. Pero ahora eso había cambiado y Harry no iba a quitarle las ganas si tanta ilusión le hacía echar una mano.
- Te diré lo que tienes que hacer.- Pronunció poniéndose detrás de ella y agarrando la mano que sostenía la cuchara.- Tienes que mover la salsa en sentido circular sin ninguna prisa. Ha de hacerse despacio para que no se formen grumos. ¿Entiendes?
Hermione asintió, tragando saliva sin que Harry lo viera. Tenerle tan cerca de ella la ponía nerviosa, pero estaba disfrutando mucho su compañía.
Harry situó su mano encima de la de Hermione y comenzó a mover la cuchara para que ella supiera cómo debía hacerlo correctamente.
La castaña sintió su cuerpo lleno de hormigas, pero no quiso que tomasen el control. La cocina no era el lugar apropiado para dar rienda suelta a su pasión, sobre todo con Tracy delante. Quien estaba contemplando a la pareja con una sonrisa amplia en sus labios pintados de rojo.
Harry sintió deseo, uno enorme al estar tan cerca de Hermione pero no podía demostrarlo. Sabía que no estaban solos y no quería hacer sentir incómoda a Hermione o incluso a la misma Tracy, que tenía un sentido enorme del respeto a la intimidad.
Tras apartarse de la castaña, el moreno continuó preparando la cena mientras que la rubia ponía la mesa.
Después de recogerlo todo, él y Tracy se sentaron en el sofá a ver la tele.
Hermione prefirió quedarse en la cocina. Quería colocar los platos que se habían lavado en el lavavajillas.
Sólo le quedaban los vasos y las tazas.
Se había puesto de puntillas para poder llegar al armario que los guardaba. Cuando estaba a punto de colocar la última, perdió el equilibrio y empezó a caer de espaldas.
Su cuerpo nunca tocó el suelo porque quedó apoyado en el pecho de Harry, quien se había colocado detrás de ella para agarrarla justo a tiempo.
Una de sus manos estaba bajo el pecho de Hermione, la otra sujetaba la taza que se le había caído a ella.
- ¿Estás bien?.- Escuchó que pronunciaba la voz de él.
Ella asintió con la cabeza.
- Por poco te haces daño…
- "Tú lo evitaste al agarrarme."
- Suerte que estaba aquí.- Tomando valor añadió…- Yo siempre estaré aquí si tú me dejas, Hermione.
- "Por supuesto que te dejo."
- Estar a tu lado es lo que más deseo.
- "Yo también, Harry."
- ¿Me lo permitirás a partir de ahora?
- "Sí."
Apartándose de Harry, Hermione contempló cómo él guardaba la taza en el armario y luego lo cerraba. Entonces se quedó frente a ella, mirándola con intensidad.
El corazón de la castaña comenzó a latir con fuerza, nunca había visto esa mirada en los ojos de Harry.
Le resultaba increíble ver tanto amor en los ojos de una persona como él. Alguien que primero había sido un héroe salvador al liberarla de un Troll que quería matarla, luego su mejor amigo y años después el hombre de su vida.
Ahora, ese hombre le estaba diciendo sin palabras, que la amaba y ella se moría de ganas de expresarle que era correspondido.
Hermione le abrazó fuerte y cuando sintió que él devolvía el abrazo creyó que se desmayaría de gusto pero lo que más deseaba era que la besara.
Como si Harry le hubiese leído el pensamiento se apartó de ella hasta poder acercarse a sus labios. Justo cuando estaba a punto de capturarlos la voz de Tracy cortó la magia del momento, haciéndolos apartarse para mantener la distancia.
La rubia se quedó mirándoles con asombro, había entrado en la cocina para decirles que iba a empezar una peli chulísima pero al ver lo que acababa de impedir se quedó a cuadros.
- Perdón.- Fue todo lo que se creyó capaz de decir dada la situación. Entonces salió de la estancia deseando que se la tragara la tierra por haber sido tan inoportuna.
Harry miró a Hermione intentando ver si estaba molesta pero lo único que encontró fue decepción en sus ojos marrones. Él quería decir algo para animarla, pero no se le ocurría qué. Así que le soltó lo primero que le vino a la mente.
- ¿Nos vamos a ver la peli?
Hermione asintió sin ninguna ilusión y después de ver la película se metió en su habitación, pero no podía dormir, el recuerdo de aquel beso interrumpido le quitaba el sueño.
A Harry le sucedía lo mismo. Por más posturas que buscaba no lograba relajarse en su cama de matrimonio.
Estuvo tentado a meterse en la habitación de Hermione para hacer realidad lo que pudo suceder en la cocina pero sabía que no era una buena idea.
Ella podría estar dormida y besarla sin que lo supiera no estaría bien cuando ya no era salvaje sino una mujer normal y corriente.
Tanto como para querer ayudar con la comida o intentar colocar tazas.
Si hubiese usado una silla no habría perdido el equilibrio, pero con la silla no habría tenido excusa para agarrarla protegiéndola de una caída que le habría hecho daño.
Además, con ese agarre había podido sujetar el cuerpo de ella y apoyarlo contra su pecho, eso fue algo que le encantó.
Sentir el cuerpo de Hermione contra el suyo le provocó deseo pero sobre todo ganas de estar con ella.
No sólo para protegerla de caídas repentinas sino para fabricar futuros Harry o Hermione.
Al pensar en eso sonrió tontamente, sobre todo al imaginarse a los dos tan desnudos como cuando nacieron.
Luego se durmió. Deseando con todas sus fuerzas que al día siguiente sí pudiese besar a Hermione o incluso pedirle matrimonio.
- ¡Hace un día precioso!.- Dijo Tracy abriendo las cortinas de las ventanas de Hermione para que entrase la luz.- ¡Despierta dormilona!.- Añadió acercándose a su cama.- Tengo unas ganas locas de salir de compras contigo.
La respuesta de Hermione fue darle la espalda. Tracy no quiso darse por vencida. Colocándose encima de Hermione comenzó a hacerle cosquillas.
La castaña se rió a lo bestia mientras miraba a la rubia con expresión animada. Cuando la vio despejada, la ojos miel se apartó de ella, volviendo a quedar de pie junto a su cama.
- Vete arreglando, yo mientras tanto prepararé el desayuno. ¿Te apetece huevos revueltos con bacon?
Hermione asintió, dando dos palmaditas demostrando su entusiasmo ante la mención de uno de sus platos favoritos.
- Entonces te pondré un montón.
La Gryffindor sonrió complacida, cuando la rubia salió de su habitación agarró las ropas que se pondría y se fue derecha al cuarto de baño más cercano.
Nada más abrir la puerta se encontró con algo que no esperaba. A Harry desnudo saliendo de la ducha.
Ella se quedó pasmada, igual que él, y lo único que pudo decir el moreno fue…
- Hermione.
La susodicha dijo otra cosa, un alto y claro "¡Ahhhhhh!" que le hicieron entender a él que se había llevado una fuerte impresión.
Hermione salió del baño tan rápido que Harry pensó que tenía la velocidad de la luz en los pies.
Protegida con el pestillo de su dormitorio, la castaña intentaba recuperar el aire.
Le parecía increíble haber pillado a Harry in fraganti, pero lo que más la había impactado era haber visto su cuerpo desnudo.
- Es impresionante.- Pensó para sí.- ¿Cómo puede estar tan bueno?- Entonces sonrió tontamente.- Con esos músculos…y los abdominales como una tabla de chocolate… y qué decir de las piernas fuertes…me da igual que esté delgadísimo o que siga teniendo pelos de loco. Él sí que me tiene loca. Y qué mujer no se volvería loca al ver semejante hombretón.
No importa que tenga dos años menos que yo, su cuerpo es igual de adulto que el mío. El día en que él y yo hagamos el amor…¡Seguro que me lo pasaré mejor que aquellos espíritus lujuriosos!
Entonces dejó salir una risa estúpida que demostraría a cualquiera que no pensaba en cosas inocentes.
- Quizás no debería pensar así de Harry…¡Pero yo no tengo la culpa de que el cambio que se ha producido en su cuerpo me guste tanto!. Y menudo cambio… Nadie diría que es el mismo niño famélico y casi anémico que conocí con once años. Por muy delgado que siga estando no tiene una pizca de debilidad en ninguna parte de su anatomía."
De nuevo se rió por lo bajo además de ponerse colorada ante lo siguiente que pensó.
- Ojalá no tarde mucho en buscar una ocasión para estar a solas conmigo. Ya somos lo suficiente mayores para el sexo y además, nos conocemos desde niños. Tenemos la suficiente confianza en el otro como para hacer todo lo que nos de la gana.
Me muero de ganas por saber qué sentiré cuando me bese, o que me acaricie todo lo que él quiera, o que me desnude y me ame jurándome amor eterno."
- ¿Hermione?.- Pronunció la voz de Tracy fuera de la puerta haciendo que ella volviese a la realidad.- Tus padres han venido a verte. Te esperan en la Salita de estar. ¿Quieres verles?
La castaña abrió la puerta haciendo un gesto afirmativo. Seguidamente se sentó en el sofá marrón quedando frente a los padres de ella, que ocupaban los dos sillones individuales.
Tracy se sentó junto a ella, ofreciéndole apoyo moral. Aunque estaba segura que no lo necesitaría al haberse curado de su salvajismo.
- ¿Te encuentras bien cariño?.- Preguntó su madre. Hermione asintió.- Tracy nos ha contado lo ocurrido con Voldemort. Sabemos que por eso no puedes hablar ahora. ¿Seguro que estás bien?.- La Gryffindor volvió a afirmar.
- Hemos venido a verte porque queremos recuperar la relación contigo. Tenemos presente que no nos lo pondrás fácil pero aún así nos gustaría intentarlo. ¿Estás de acuerdo en darnos una oportunidad?- Su hija dijo "sí" con la cabeza, ellos sonrieron aliviados.
- ¿Por qué no les preparas un té?.- Propuso la rubia platino.- Me gustaría hablar con ellos en privado.
Hermione volvió a hacer un gesto afirmativo, obedeciendo la sugerencia de la ojos miel.
- ¿Qué quieres decirnos?.- Cuestionó el señor Granger.- ¿Hay algo más de Hermione que no nos hayas contado?
- No, sólo quiero ponerles en preaviso de algo que afectará su vida en cuanto se haga realidad.
- Te escuchamos, Tracy.- Dijo la señora Granger.- Sea lo que sea lo aceptaremos. Lo que más ansiábamos Gregory y yo era recuperar a Hermione y ya que ella ha estado de acuerdo en permitírnoslo, cualquier cosa ajena a eso que nos cuentes, no nos sentará mal.
- Quizás esto sí, pero es vital que ustedes lo sepan aunque puedan no aceptarlo. Tiene que ver con Harry y los sentimientos que tiene por Hermione, que como ustedes saben desde hace tiempo, son correspondidos por ella.
- ¿Se le ha declarado?.- Quiso saber el padre.
- No, pero sí ha confesado su amor. Anoche estuvieron a punto de besarse, pero yo les interrumpí sin querer. No creo que tarden mucho en hacerlo realidad y cuando eso suceda, sólo les faltará dar el siguiente paso.
- ¿Casarse?.- Cuestionó Kimberly Granger.
- Es lo más probable. Porque recuerdo muy bien que en cierta ocasión, Harry me dijo que si encontrase a una chica a la que pudiera querer realmente y con la que se sintiera feliz, no le importaría pedirle matrimonio a pesar de que él tenga dieciocho años.
Considerando eso y el hecho de que los dos, cada uno por separado, han sufrido muchísimo para poder estar juntos, ahora que lo están y no hay nada que les separe, creo que él no tardará nada en pedírselo a vuestra hija. Así que, la gran cuestión es… ¿Aceptaréis a Harry como yerno?
- Por supuesto que sí.- Dijo el señor Granger.- Sabemos de sobra que Hermione quiere de verdad a Harry y recordamos muy bien lo mucho que sufrimos Kim y yo el día en que Hermione nos rechazó además de atacarnos. Si para conseguir que ella sea feliz a nuestro lado tenemos que aceptar a Harry Potter en nuestra familia, lo haremos.
- Pero no lo hagan por obligación, sino por amor a su hija. Además, ustedes no podrían tener un hijo político mejor que Harry.
Él es una persona muy buena y quiere a Hermione más que a nada en el mundo. Por ella, su bienestar, seguridad y felicidad haría cualquier cosa, recuerden lo que hizo con Ron siendo su mejor amigo. Harry fue capaz de elegir a Hermione por encima de él cuando todo el mundo sabe, que los hombres tienen un gran sentido de lealtad hacia sus amigos masculinos.
Como mujer, veo perfectamente lógico que el hombre enamorado proteja y defienda a la mujer que ama, pero seguro que para él fue duro tener que pegar a Ron, gritarle y además echarle de casa. Sobre todo porque Harry me dijo una vez, que Ron fue el primer amigo que hizo y también al que más quería.
- Entendemos lo que intentas decirnos, Tracy.- Añadió la madre de la castaña.- Y estamos de acuerdo en que Harry Potter es una bellísima persona además de querer mucho a nuestra única hija. Si antes le rechazamos fue por lo molestos que nos sentíamos al saber que él estuvo ocultándonos cosas del paradero de Hermione además de que era el único que podía interaccionar con ella a través de los sueños.
A Gregory y a mí nos dolió enterarnos en el hospital de todas las novedades y por eso también no quisimos decirle el Psiquiátrico donde ingresamos a Hermione.
Pero después del otro día, cuando vinimos y le pedimos perdón, él lo aceptó y sabemos que lo hizo sinceramente, así que ya no pensamos nada malo de Harry.
De verdad que le aceptaremos si él y nuestra niña llegan a casarse.
Sabemos que Hermione sólo será verdaderamente feliz si está con Harry y nosotros no vamos a hacer nada para impedírselo.
- Ahora sí hablan como unos verdaderos padres preocupados por su única hija.
- Siempre hemos sido buenos padres.- Intervino el señor Granger.- Pero estábamos obcecados por el dolor de lo ocurrido en el infierno y también por los celos que sentimos al saber que Harry era el único capaz de llegar hasta ella y que no nos dijo nada sobre eso hasta que no tuvo más opción al vernos en el hospital.
- Lo entiendo, créanme. Ustedes tienen todo el derecho a reaccionar como quieran porque son los padres de Hermione, pero procuren no volver a meter la pata con el tema de Harry. No sé si Hermione sería capaz de perdonarles una segunda vez.
- Por eso no correremos el riesgo de hacer algo que la ponga en nuestra contra.
En ese momento, se escuchó el ruido de un golpe seco en la cocina.
Los señores Granger y Tracy se levantaron con ímpetu de sus asientos y entraron en la estancia, donde se encontraron a Hermione tumbada bocarriba tocándose la nuca.
- ¡Hija!.- Gritó su madre arrodillándose a su lado.- ¿Estás bien?.- Preguntó con preocupación mientras la incorporaba hasta dejarla sentada.
Hermione se frotó la nuca de nuevo. Se la había golpeado con la puerta abierta del armario para tazas. Fue un golpe tonto, ocasionado por no haber calculado bien el movimiento, pero eso no evitó que se sintiera mareada.
- Gregory, pon hielo en un trapo, hay que bajarle la hinchazón.
El padre de Hermione obedeció a su esposa. Justo cuando acababa de dárselo a ella, la puerta de la cocina se abrió con ímpetu dando paso a Harry Potter, quien después de vestirse en su dormitorio había entrado en la cocina al tener un mal presentimiento.
Cuando vio a la castaña en el suelo, acogida por el pecho de su madre, su primera reacción fue arrodillarse junto a ella y preguntar con ansiedad…
- ¿Estás bien, Hermione, qué te ha ocurrido. Dónde te duele?
La respuesta de la mencionada fue quitarse el trapo y mostrarle la nuca a Harry. Al verla roja, él entendió que se la había golpeado.
Harry no lo dudó, agarró uno de los brazos de ella y le dio un tirón suficiente para refugiar a Hermione en su pecho. Seguidamente le masajeó la zona dolorida.
La Gryffindor pasó sus manos tras los brazos de Harry, dejándolas en su espalda y apoyando además la cara en uno de sus hombros.
Demostrando así, tanto a sus padres como a Tracy, que sólo con él se sentía confortada realmente.
Los señores Granger miraron con asombro tanto las reacciones de su hija como la del moreno. Seguidamente sonrieron, entendiendo que Tracy había dicho la verdad. Aquél chico quería a su única hija más que a nada en el mundo. Y haría cualquier cosa por su seguridad, bienestar y felicidad. Aunque fuese algo tan simple como masajear una zona hinchada.
Sabiendo lo que tenían que hacer para terminar de arreglar las cosas tanto con Harry como con Hermione, los progenitores de la castaña miraron al moreno pronunciando sinceramente…
- Gracias.
El salvador del mundo mágico lo entendió, asintiendo con la cabeza. Pero los padres de Hermione no habían terminado su discurso todavía.
- Ahora sabemos que nuestra hija no sólo es normal sino feliz.- Dijo la señora Granger mirando con cariño a Hermione que seguía abrazada a Harry.
- Y tenemos presente que tú también lo eres con ella, Harry.- Añadió el señor Granger.
- Queremos que sepáis que tenéis nuestra aprobación para estar juntos.- Comentó de nuevo Kimberly.
- Y sólo esperamos que nos dejéis compartir vuestra futura vida en pareja.- Terminó el señor Granger.- Aunque eso no vaya a ocurrir mañana.
- ¿Y por qué no?.- Cuestionó Tracy.- Como les dije antes, ellos ya no tienen nada que les impida juntarse. Si mañana Harry dijese que se va a casar con Hermione a mí no me pillaría de sorpresa. La verdad es que me alegraría millones. Sobre todo si me deja ser la madrina.
- De eso nada. La tradición dice que ha de ser la madre del novio y como Harry es huérfano, me cederá ese honor a mí. ¿Verdad, futuro yerno?
El moreno no contestó, estaba demasiado centrado en mirar a Hermione como para ocuparse de la discusión que acababa de estallar entre Tracy y los padres de la mujer de su vida.
Una que seguía abrazándole sin importarle nada salvo eso.
Cuando Tracy exclamó…
- ¡Pues si hace falta adoptaré a Harry como hijo!.- El ojiverde supo que tenía que intervenir. Por mucho que apreciase a la rubia, no le apetecía tenerla como madre cuando ya la veía como una especie de hermana.- ¡Y no me vengan ahora con derechos paternales cuando yo he sido la única que se ha portado como un verdadero miembro de la familia tanto de Harry como de Hermione!.- Diciendo eso último miró a la pareja.- ¡Di algo Harry!
La respuesta del susodicho sólo fueron unas simples frases.
- Tracy…agradezco la oferta pero nunca serás mi madre. Señores Granger…que pasen una buena tarde, voy a llevar a Hermione a su habitación para que duerma un poco, creo que está mareada.
Él se puso en pie y cuando Hermione lo hizo se tambaleó. Ante los ojos atónitos pero encantados de los tres presentes que allí había, Harry Potter cogió a Hermione Granger como si fuese una princesa salvada por el príncipe y luego desapareció, ellos se miraron con atención.
Tras un momento de silencio los tres estallaron en carcajadas, liberando así la tensión que habían sentido cuando discutieron. Tracy fue la primera en romper el hielo.
- Perdónenme lo de antes. La verdad es que no me imagino siendo la madre adoptiva de Harry cuando él sólo me saca dos años de diferencia. Pero de verdad que me encantaría ser la madrina de boda…
- Lo serás.- Dijo el padre de Hermione.- Tú tienes razón, Tracy, te lo has ganado por derecho propio. Nadie más que tú ha estado siempre pendiente tanto de él como de nuestra hija. Pero sobre todo de ella. Y antes de que nos preguntes cómo lo sabemos, te diré que tenemos nuestras fuentes para informarnos de lo que nos interesa.
- ¿Ron?
- Vino a vernos hace poco. Nos lo contó todo. Incluso lo de propasarse con Hermione. Él está muy arrepentido. Y os echa mucho de menos, sobre todo a ti, pero ahora mismo no se siente con el valor suficiente para buscaros y disculparse. Aunque para mí, que también soy hombre, es más que valiente el hecho no sólo de que confesara lo que hizo, sino además a los padres de la "víctima". Y creo, que eso sólo demuestra su honestidad y ganas de redimirse.
- No digo que no, pero confieso que paso de él. Ya no siento nada salvo indiferencia, y aunque no le deseo ningún mal, espero que encuentre la felicidad con otra que no sea yo. Porque después de lo que hizo, no podría compartir mi vida con alguien como él. Por muy arrepentido que esté ahora, yo sigo viéndole como una especie de monstruo. ¿Me entienden?
- Sí Tracy.- Añadió Kimberly Granger.- Como mujer te comprendo perfectamente. Como conocida de Ron…le perdono, pero también admito que no le querría por marido de mi hija si ella y Harry no hubiesen terminado juntos.
- Lo mismo digo.- Secundó su marido.- Ron Weasley siempre será apreciado por nosotros como amigo de la infancia de Harry y Hermione pero yo tampoco le quiero en la familia más de lo necesario. Si alguna vez quiere venir a vernos, le recibiremos, pero no pensamos nombrarle padrino de nuestros futuros nietos o nietas.
- Ni yo de mis hijos o hijas.
- ¿Ya tienes novio?
- No, pero no tardaré mucho en sacármelo. Me he dado cuenta que me gusta mi amigo Mike. Es enfermero, y ya que seré Psicóloga en unos años, me encantará que compartamos cosas de nuestros trabajos médicos aunque sean distintos. Siempre es bueno hablarle de tu trabajo a tu pareja y que te entienda.
- ¿Él también está interesado en ti entonces?
- Sí, Kimmy. Me llamó el otro día y me invitó al cine. Yo le dije que no podía ir pero eso no le impidió decirme que le gustaba y que le encantaría que lo intentásemos como pareja.
Ya que Hermione está curada y por consiguiente no me necesitará a diario como antes, voy a permitirme buscar tiempo para tener una relación con una persona a la que siempre he querido mucho como amigo y a la cuál le gusto tal y como soy.
- Si eso es así, no os costará nada ser felices.- Finalizó la señora Granger.- Y ahora vamos a ver cómo está Hermione.
- Háganlo sin mí.- Añadió la rubia.- Si por lo que sea está a punto de besar a Harry, no quiero ser yo quien los interrumpa de nuevo.
Tras llamar a la puerta, los señores Granger pidieron permiso para entrar en la habitación de su hija, pero no les hizo falta porque Harry salió informándoles de cómo se encontraba.
- Está dormida. Perdió la consciencia justo al entrar en su cuarto. He esperado un poco por si despertaba pero no creo que lo haga hasta mañana.
- Entonces nos marchamos.- Dijo Gregory.- Si por lo que sea empeora, llámanos.
- Por supuesto, señor Granger.
- Gracias Harry.- Añadió Kimberly.- Sobre todo por querer y cuidar tanto a nuestra hija.
- No, señora Granger. Gracias a ustedes por entenderlo y aceptarme.
- Siempre lo hemos hecho.- Comentó de nuevo ella.- Aunque en al principio fue sólo como su mejor amigo.
Perdónanos la manera tan brusca que tuvimos de reaccionar hace meses, es que estábamos muy preocupados por ella y nos dio mucha rabia saber que sólo tú podías verla y hablarle en sueños y luego cuando volvió salvaje y nos atacó…fue lo peor que hemos sentido jamás. Por eso la metimos en el Psiquiátrico, no sabíamos cómo tenerla en casa en un estado semejante.
- Pero eso ya no nos preocupa.- Opinó su marido.- Porque sabemos de sobras que todo está bien con ella a pesar de que siga muda. Y sólo queremos que sepas, que nos encantará tenerte de yerno cuando decidas casarte con Hermione.
- Gracias, muchas gracias.
El moreno les miró con los ojos empañados de lágrimas que todavía no había dejado caer. La reacción de los padres de Hermione fue darle un abrazo que le hicieron comprender a Harry que además de aceptarle en la familia, le querían.
Después de decirle adiós y prometer regresar en unos días, los padres de Hermione abandonaron la casa, sintiéndose más felices que nunca. No sólo porque su hija estuviera bien sino porque cuando la miraron en la cocina estando refugiada en los brazos de Harry, comprendieron que era feliz.
Tres días después del suceso de Voldemort, Hermione comprobó que Tracy no había mentido al decirle lo efectivas que eran las pastillas para la garganta.
No sólo había dejado de dolerle o escocer sino que además había perdido la hinchazón.
Tenía ganas de pronunciar algo, lo que fuese, pero no se atrevía. Una parte de ella temía que empeorase si lo intentaba.
Después de meditarlo mucho, decidió arriesgarse.
Justo cuando acababa de entrar en el primer baño y situarse frente al espejo, escuchó la voz de Tracy decirle que se iba al cine con Mike y que no la esperase despierta.
Hermione conocía la historia de ellos y sabía que se gustaban mucho. Ella sólo quería lo mejor para la rubia, así que le dedicó una sonrisa bonita y por medio de gestos le deseó pasarlo bien.
- Tú también.- Añadió la ojos miel.- Ya que te vas a quedar sola con Harry, procura aprovechar el tiempo.- Usando un tono pícaro añadió…- Pórtate mal.
Ella se rió por lo bajo. Hermione emitió lo que pretendía ser un sonido de indignación. Su mejor amiga le sacó la lengua en señal de burla y luego se fue de la casa.
Dejándola sola una vez más frente al espejo.
Hermione echó el pestillo. Quería practicar la voz sin que nada más la interrumpiera.
Pensó que lo más fácil sería empezar con las vocales y después de carraspear un poco para aclararse la garganta, pronunció lo más suave que pudo…
- A.
Al escuchar el sonido estuvo a punto de saltar de alegría, pero en vez de dejarse llevar por la emoción decidió seguir probando el resto de ellas. Cuando comprobó que las decía sin problemas empezó con las consonantes, hasta que tuvo dicho todo el alfabeto.
Ahora sí que se sentía eufórica. Estaba segura que podría pronunciar cualquier cosa, y la que más le apetecía era una concreta que sólo diría en presencia de alguien muy especial para ella.
Regresó a su habitación y agarró el pijama que usaría tras su ducha nocturna.
Echó el pestillo como solía ser normal en ella, pero no lo hizo bien y como no se fijó en eso, se metió en la ducha.
Acababa de salir y agarrar la toalla para envolverse con ella cuando vio cómo la puerta del baño se abría para dar paso a su aún mejor amigo. Quien al verla sostener la toalla por delante de su cuerpo y contemplar que estaba empapada de los pies a la cabeza, se quedó tan alelado, que ni parpadear pudo.
Harry se quedó tan boquiabierto, que incluso se le cayó la mandíbula de la impresión, y lo único que pudo pronunciar fue…
- Madre mía.
Hermione dijo otra cosa, un potente…"¡Ahhh!" que le hicieron recordar al moreno la otra ocasión cuando ella le pilló in fraganti saliendo de la ducha. Aunque con una diferencia. Ella sí le vio todo, él no, pues la toalla la tapaba del pecho a las rodillas.
Cuando se cansó de gritar, Hermione empezó a tirarle todo lo que encontró a mano. Como sus zapatillas de conejito que le había regalado Tracy.
Al ser de peluche no dañaron a Harry pero igualmente el moreno comprendió que la castaña se sentía avergonzada y que lo mejor que podía hacer para salvar su pellejo era largarse cuanto antes.
Nada más darle la espalda, Hermione se calmó, pero Harry no quería irse sin decirle algo.
- Siento mucho haberte visto, no tendrías que alterarte. La toalla te tapa por delante y tú me viste sin nada. Si alguno de los dos debe sentirse violento sería yo.
Después de todo tú saliste corriendo nada más verme. Eso fue algo hiriente para mi ego, pero también entiendo que te sintieras incómoda con la situación. Así que…te pido perdón por haberte molestado otra vez con mi presencia.
Él salió del baño y Hermione se sintió fatal. Sentía que le había hecho daño a Harry al gritar y lanzarle las zapatillas, pero fue algo instintivo. Y sabía además que sería una reacción normal en cualquier mujer que se hubiera visto sorprendida de esa manera.
Mientras le daba vueltas a la mejor forma de disculparse con Harry y hacerle entender que su presencia no la incomodaba, se puso el pijama y metió en su habitación. Decidió acercarse a él cuando estuvieran tranquilos viendo una película o simplemente recogiendo la cocina.
Eso no ocurrió, porque después de recogerlo todo, Harry le dio las buenas noches y se metió en su dormitorio, cerrando la puerta y haciéndole entender a Hermione que él estaba dejándole el espacio que ella necesitara.
Hermione no quería espacio, sino a Harry.
Ella miró a la puerta, dudaba si abrirla y enfrentarle o hacer lo mismo que él y acostarse esperando aquello de "Mañana será otro día".
La castaña no quería dar lugar al mañana. Lo que tenía que hacer debía hacerlo ya, porque no siempre tenía la oportunidad de estar a solas con Harry en la casa y ya que ahora era posible, iba a hacer caso al comentario bromista de Tracy y portarse tan mal como no se había portado desde que se curó de su salvajismo.
Harry estaba agobiado, no podía dormir.
Se sentía mal con lo ocurrido en el baño. Entendía que Hermione se sintiera violenta cuando él la vio sosteniendo la toalla, pero ella no tendría por qué haberle tirado las zapatillas de conejo. Por muy suave que fuesen le habían dado en la cara y eso le había sentado fatal.
- Jolín con Hermione y sus arrebatos.- pensó para sí.
Encima que había hecho de todo por ayudarla a curarse, que había soportado sus maltratos, usado en ella el hechizo de sangre para protegerla de la magia oscura, agarrado su cuerpo para que no se cayera de espaldas, confesado que la amaba y aguantado las ganas de comérsela a besos delante de sus padres o incluso Tracy, tenía que aceptar que le tirase las zapatillas y para más inri escucharla gritar como una histérica por haberla visto en toalla.
¡Pero si ella le había visto desnudo completamente!. Y si él no le había tirado nada cuando ella entró en el baño y le pilló de aquella manera, ella no tendría por qué reaccionar peor.
Entonces, la vocecita mental que correspondía al lado moral de Harry y que curiosamente tenía la voz de Hermione, le hizo comprender al moreno que lo que había alterado a la castaña no fue el hecho de haberla pillado en toalla sino habérsela quedado mirando con cara de idiota.
- Y qué quería que hiciera… ¿Contemplarla como si no me afectara?. Yo no tengo la culpa de que ella no sea consciente de lo buenísima que está.
Soy un hombre y es normal que me quedase pasmado. Todos los de mi sexo nos quedamos gilipollas cuando vemos a una mujer estupenda. Más todavía si sólo está sosteniendo una toalla delante de su cuerpo y tus narices.
Esto de las hormonas es un asco. A ver qué hago yo ahora para acercarme a ella sin que me parta la cabeza.
Me apunto tres puntos por haber quedado como un mirón. Menuda forma de cagarla, si es que…
El sonido chirriante de la puerta le sacó de sus comeduras de coco.
Cuando él miró hacia allí, se encontró a Hermione con una expresión clara de arrepentimiento.
Harry quería decir algo, pero no pudo. En cuanto vio a Hermione acercarse hasta la cama y sentarse en ella, a él se le fueron las palabras de la mente.
Lo único que hizo fue mirarla intensamente y en el momento en que la vio acercarse a su rostro, se le abrieron los ojos de la impresión.
Pero sin duda, lo que más impacto le causó fue sentir cómo ella se colocaba encima suya y comenzaba a besarle en los labios.
Ahora sí que podría decir Hermione que él se quedó idiota. Sobre todo porque tardó en reaccionar y justo cuando ella iba a apartarse para mirar en sus ojos verdes cómo se sentía, notó claramente que Harry empezaba a devolverle los besos.
Hermione también podría decir otra cosa, él estaba poniendo más ganas que las que puso ella. Pero fue por timidez. Y desde luego, Harry no la estaba demostrando en la manera de besarla y tampoco en la forma en que abrazaba con fuerza su espalda, ciñendo su cuerpo al de él todo lo que podía.
Hermione jamás se había sentido tan querida y deseada como a través de las caricias y los besos que estaba recibiendo, parecían no tener fin.
Un rato después, él se separó y cuando ella se le quedó mirando con atención, escuchó que Harry le decía…
- ¿Besarme ha sido tu manera de disculparte por lo del baño?
Ella asintió. Él sonrió.
- Entonces deberías ofenderme a diario y pedirme perdón así siempre.
Hermione cruzó los brazos, dejando salir un sonido de fastidio, Harry se rió un poco.
- No te enfades, sólo me estoy sincerando.
Hermione le dio otro beso, Harry lo comprendió.
- Por supuesto que te perdono. ¿Hay algo más que quieras decirme antes de que sea yo quien te tape la boca?
La castaña hizo "sí" con la cabeza.
- ¿Y qué es?
Colocando las manos tras el cuello de él, el moreno oyó de repente un…
- Harry.
Que le hizo derramar una lágrima repentina.
Hermione volvió a besarle y él correspondió lleno de emoción y sobre todo mucho amor por ella.
Cuando se apartó, sólo pronunció…
- Dilo otra vez, Hermione.
- Harry.
- Una vez más.
- Harry.
Dos nuevas lágrimas descendieron de sus ojos verdes. La mujer de su vida las retiró, dejando su rostro en uno de sus hombros.
Usando una mano además para acariciar su pecho por encima de la camisa del pijama que él llevaba puesto.
- Tanto tiempo…- Dijo el moreno mirándola con cariño sincero.- Esperando oír tu voz… Preguntándome qué sería lo primero que dirías…Y resulta que ha sido mi nombre. Yo…muchas gracias.
Ella le dio otro beso, él sonrió.
- Te quiero, Hermione.- Pronunció besándola nuevamente.- Más que a nada en el mundo.- Le dio otro beso.- Lo sabes… ¿Verdad?
La castaña asintió.
- ¿Quieres casarte conmigo?
De nuevo afirmó.
- ¿Pronto?
Él comprobó que sí.
- Y…- Tragó saliva por cómo podría tomárselo ella.- Aunque sé que me quieres… ¿Te importaría mucho decírmelo?
Hermione negó con la cara y cuando él oyó…
- Te amo, Harry.
Sintió que podría llenar una piscina de todas las lágrimas que inundaron sus ojos verdes y que no dejó caer para no perder la visión del rostro de Hermione. Que le estaba mirando con tanto amor como Harry jamás vio en la mirada de una persona.
- ¿Te quedarás conmigo toda la noche?
Hermione sonrió. Harry supo que era otro sí.
- Sé que confías en mí, y quiero que sepas que no voy a abusar de ello.
Confieso que te deseo muchísimo, pero esta noche no pretendo tener sexo. Esperaré a que tú me lo pidas. ¿De acuerdo?
La respuesta de ella fue darle un beso precioso, Harry supo que estaba conforme.
- Hermione...
- ¿Mmm?
- Quiero tocarte...
Ella agarró su mano más cercana y la colocó en su cintura. Harry sonrió, comenzando a moverla bajo la camisa del pijama de Hermione, subiéndola y bajándola con lentitud recorriendo su piel y los órganos que allí había.
Mientras la oía suspirar de gusto, Harry le dijo en una voz baja y sensual...
- Quiero besarte mucho, tanto como para agotarme y luego dormir abrazado a ti.
Hermione le besó tanto como él quería hacerlo con ella, poniendo muchísimo amor en cada beso.
Harry correspondió, transmitiéndole en sus besos un amor inmenso. Él no dejó de acariciarla con las dos manos tanto por su cuerpo superior como el inferior.
Hermione le imitó, y cuando los dos dejaron de besarse, se miraron a los ojos como sólo podrían contemplarse dos personas que se quisieran realmente.
Harry se puso de lado, colocando a Hermione bajo su cuello, ella le miró sonriente. Él le tocó el pelo castaño con mimo.
Hermione se acercó a su rostro para darle otro beso, aunque recibió muchos más, y al apoyar la mejilla en la almohada quedando de cara a Harry, escuchó que él le decía…
- Quédate conmigo.
Ella sintió que no se refería a esa noche sino al resto de sus vidas. Mirándole con amor respondió lo único que creyó adecuado.
- Para siempre.
Fin.
Nota de la autora:
Ay...(RAkAoMi suspira tan tontamente como lo hacía Tracy después de ver "Serendipity"). ¡Pero qué monos que han sido los dos, me encantan!. Y a la rubia platino le voy a levantar una estatua de mármol que diga "Aquí está Tracy, una mujer única e inigualable."
Bueno, mejor le dejo el privilegio de la estatua a Sonia Granger Potter, que para eso es la presidenta de su club de fans. Jijijijiji. ;-)
Primera posible pregunta vuestra: - ¿Por qué no has añadido más cosas después de ese "Para siempre"?. - Porque no lo creí necesario. Pensé que rompería el encanto si seguía narrando. Además…¿Qué quedaría por decir cuando ya todo lo esencial está dicho?. Esto no es una Telenovela. No hay por qué alargar lo inalargable.
Por otro lado, si los/as más atrevidos/as se esperaban sexo, siento haberles defraudado, pero desde un principio no quería meterlo en la historia. Me interesaba más mostrar el amor tan real, sincero y bonito que se tienen Harry y Hermione.
Posible siguiente pregunta...- ¿Por qué has terminado la historia sin decirnos lo que ocurrió con Ron?. Pues porque no quería sacarlo más. De todos modos os resolveré la duda de lo que podríais plantearos sobre si arreglaría o no las cosas con Harry y Hermione.
- Yo creo, que pasado un tiempo prudencial, como unos meses más, el pelirrojo intentaría retomar el contacto con sus dos mejores amigos, por supuesto pediría perdón pero sabiendo cómo son los caracteres de Harry y Hermione y teniendo en cuenta además que el moreno tiene muy presente en su vida lo que son los abusos, él no podría perdonarle y ella desde luego tampoco simplemente porque no podría confiar en él. Ron cruzó un límite que no se puede arreglar fácilmente, porque abusó de la confianza de sus amigos de la infancia y faltó al respeto a una mujer que lo es todo para Harry. Así que la conclusión está clara¡Hasta nunca Ronald!
¿Y sobre Tracy qué, por qué no has querido que ella le perdone y retomen la relación?. Pues porque considero que la rubia no se merece a alguien como Ron sino a otro hombre mejor persona y tan maduro como lo es ella. Tracy Johnson ha hecho por Ronald Bilius Weasley todo lo que ha estado en su mano y la verdad es que creo que se ha portado más que bien con él.
Nos veremos en mi próxima historia. Un beso fuerte.
PD: Dedico este fic en su totalidad, con los 16 capítulos que lo forman, a mi gran amiga y autora, Sonia Granger Potter. Que como ya dije en otra nota de autora de capítulos anteriores, se la puede considerar "Autora Honoris Causa" por todas las buenas sugerencias que me ha dado para continuar más de una escena en los momentos que me atasqué..
También quiero saludar especialmente a harryherms, Skarlita/Alba Minnionetti, Tyflos, y Tooru Hally Bell Potter, pues son personas que suelen dejarme reviews en condiciones además de contarme cosas de sus vidas que me hacen reír en muchas ocasiones y también pensar que me consideran tan amiga de ellos como yo les considero míos. Un abrazo fuerte de oso. Os quiero mucho. Marta.