Esta historia pasa dentro de un universo alterno. Yo creo que con eso queda claro su final

El coco

Las historias que cuentan de este personaje parecían ser ciertas. Todas las noches aparecía entre los armarios, se escondía debajo de las camas, merodeaba entre las sombras y comía niños pequeños. Por eso era a veces que los padres no encontraban a sus hijos después de dejarlos solos en casa.

Jack Spicer tenía 4 años, y su amiga Ashley lo miro una sola vez. Le dijo que había tratado de jalarla de su cama y grito. Sus padres llegaron y no vieron nada, no paro de llorar hasta el día siguiente. Y era cierto, Jack había escuchado de sus padres que a Ashley la habían intentado secuestrar una noche.

Jack de por si le temía a la oscuridad, tenia una lámpara en su habitación que lo hacia sentirse protegido, pero Ashley también tenia una y le había dicho que no importaba si había luces de noche, de cualquier forma el las apagaba. Solo bastaba que no estuvieran los padres y que fuera de noche.

Para Spicer eso era seguido, sus padres rara vez estaban en casa y difícilmente recordaban su nombre. Si el coco se lo comía nadie mas lo iba a buscar. Spicer prácticamente se sentía en su cacerola.

Fue cuando escucho un ruido atravez de su ventana, miro para ambos lados asustado

-¿Q-quien esta ahí?- dijo antes de esconderse bajo sus sabanas

Una sombra paso de manera fugaz entre su caja de juguetes y su armario. Su luz de noche se apago y la luna se nublo. Jack se escondió entre las sabanas. Un par de ojos amarillos con pupilas tan grandes y dilatadas como lápices lo observaban entre la oscuridad. Jack sintió que se iba a mojar

-Hola Jack- le dijo una siniestra y misteriosa voz

-¿C-como sabes mi nombre?-

-Te observo Jack Spicer, desde el día en que naciste-

-¿Vienes a comerme?- le dijo asustado entre sus sabanas

-No, no me gustan tan delgados-

-¿Para que viniste entonces?- dijo ya mas calmado

-Te e visto venir llorando de la escuela muy seguido-

Jack se sorprendió ante la respuesta del coco

-¿Por qué lloras cuando vienes de la escuela Jack?-

-Es que…-

-Vamos, no me tengas miedo-

¿No me tengas miedo? Tenia que estar bromeando, esos ojos amarillos solo le podían pertenecer a algo tan feo que no podía ser visto a la luz del día, ni de la noche.

-Dime Jack-

Jack prefirió no molestar al coco y no lo hizo esperar

-Un chico mucho mas grande que yo me molesta en la escuela, me quita mi comida y mis cosas y me amenaza con golpearme si no hago lo que me dice-

-¿Por qué?-

-Por que es más grande que yo, dice que soy una rata de ojos rosas y que soy muy pequeño para estar en 6to grado-

-¿Y que hace un niño como tu en 6to?-

-Es que soy muy listo, mis papás dicen que van a buscarme educación especial-

-¿Y dices que ese grandulon te molesta?-

-Si-

Los ojos del coco, aun feroces eran realmente calidos en su mirada. Jack comenzó a darle su confianza

-Háblalo con tus padres-

-Nunca están, ellos siempre me dejan solo. Se olvidan de mis cumpleaños, de mi edad e incluso de mi nombre-

-¿Y tus amigos?-

-No tengo mas que una y no va a mi escuela, todos dicen que soy muy raro por que soy albino-

Los ojos del coco se tornaron feroces otra vez. Jack retrocedió, pues su sombra se iba acercando con más cautela y la luna se iba nublando, dejando en total oscuridad su habitación.

-Tu cerebro es grande Jack, ¿sabes lo que puedes hacer con el?- le dijo con cierta malicia en sus palabras

-¿Qué?- pregunto muy asustado

-Cobrar venganza-

El coco era un ente malvado, pero de alguna manera esas palabras lo hicieron estremecerse. El coco, el mismísimo coco le estaba aconsejando a hacer algo siniestro, pero tentativo.

-¿Cómo se cobra venganza?-

-Quiero escuchar lo que le quieres hacer a ese chico grande… ¿Cómo dices que se llama?-

-Steve Smith-

-Bueno, dime que quieres que le pase a Smith-

La mañana había llegado a la escuela primaria donde Jack iba. El maestro entro al salón para dejar entrar a sus alumnos cuando vio algo que lo estremeció. Ahí estaba el pobre de Steve, pegado con cinta adhesiva a la pizarra de gis, en forma vertical. Boca tapada y ojos llorosos con un letrero que decía "soy un patán". Jack lo miraba con la malicia de un duende detrás del maestro. Y fue cuando Smith noto algo, sus ojos ya no eran rosas, si no rojos, inyectados en sangre.

-Te agrado mi nuevo juguete Steve, yo mismo lo hice- le dijo de una manera inaudible para los demás, pero si para el.

Steve miro que Jack traía un control remoto en sus manitas

-Conviértete en mi mascota y te va a doler menos-

El coco volvió la noche de ese día. Jack tenía la cabeza entre sus rodillas

-¿No funciono tu plan?-

-Lo malo fue que funciono-

-¿Qué paso?-

-Steve les dijo que estaba loco y ahora todos me tiene mucho miedo- Jack se puso llorar –me sacaron de la escuela y mis padres me castigaron. Es injusto, el comenzó todo-

-¿Y es tan malo que te hayan sacado de ese manicomio?-

-No lo se…- dijo entre sollozos -Quizás si estoy loco, no solo lo hice para vengarme, si no que me divertí haciéndolo sufrir-

Los blancos dientes del coco mostraron una sonrisa macabra.

-Todos dicen ahora que soy un monstruo y mis padres piensan que la escuela es mala para mí. Ya no voy a volver a ir, me van a dejar encerrado en esta casa para siempre-

-Sabes algo Jack, la gente dice que los monstruos deben de estar unidos-

Jack rápidamente entendió su mensaje

-¿Sabias que esto iba a pasarme?-

-Lo deduje, pero nunca pensé que pasaría así-

-¿Por qué lo hiciste?-

-Por que tienes cualidades que los seres humanos no pueden comprender. Acompáñame, y no te preocupes, yo te cuidare-

El coco salio a luz mientras le extendía la mano. Sus ojos brillantes estaban al frente de una cara… ¿humana? Jack no podría creerlo, el famoso coco era una persona, y una persona muy rara. Ojos amarillos, orejas puntiagudas, pelo largo y negro como la noche. Tenía una armadura brillante y dorada como sus ojos. La sensación de alivio y fascinación llenaron a Jack en ese segundo.

-¿Eres un soldado?- le pregunto Jack en su inocencia

-Soy una persona que la rechazaron igual que a ti hace muchos años atrás-

-¿Y quieres que vaya contigo?-

-Si-

El coco miro la cara de Spicer llena de confusión. Lo mas obvio era que iba a rechazar su oferta

-¿Puedo llevarme a mi teddy?- le pregunto

El coco sonrió y soltó una pequeña carcajada

-Por supuesto-

Jack lo tomo de la mano y "el coco" lo tomo entre sus brazos.

Al día siguiente nadie volvió a ver a Jack. Ashley sabia que algún día el coco se lo iba a comer. Lo que no sabía era que en realidad se lo había llevado.

Fin…

Esta historia esta dedicada de principio a fin a mis lectoras aquí en la página. Se me ocurrió después de leer una anécdota publicada por Guillermo del Toro cuando hizo el laberinto del Fauno. Espero les guste