Weno, mi primera historia akí, jeje.
Advertencias: YAOI, chico/ chico... homosexuales, vaya, así que Homofóbicos abstenganse.
Espero que os guste, y gracias por leer. Y si me dejan un review tendrán mi agradecimiento para tooooda la vida juasjuas.
Introducción
Para Harry podría decirse que aquel final de curso fue el peor de su vida. No sólo que tuviese que despedirse de Hogwarts para volver con los Dursley, es más, prácticamente ni se acordaba de ellos, le parecían una absoluta menudencia junto al hecho de que Sirius, su padrino, el hombre que más se le había parecido a un padre, ya no estaba con él. Ya no le haría reír contándole las hazañas de los merodeadores, ya no le reprendería con ese tono característico cuando se metiese en un lío, ya nunca podría ver como se transformaba, ni acariciar el sedoso pelaje de Padfoot.
Al moreno de ojos verdes se le apretó aún más la bola que tenía en la garganta desde la excursión al Ministerio. Si tan sólo no hubiese sido tan increíblemente estúpido, irreflexivo, impetuoso… tan Gryffindor, esto no hubiera pasado. Y él se torturaba pensándolo, aún cuando todo el mundo parecía empeñado en librarle de culpa. Cierto que había sido Bellatrix la culpable de que Sirius cayese por el velo, pero aún así, él no podía evitar sentir que era total y completamente su culpa.
Por otra parte, seguía aún… fastidiado con Dumbledore, no, fastidiado no era la palabra, era más exacto decir que estaba terriblemente furioso. El estúpido viejo, además de haberle mentido toda su vida, con el asunto de la maldita profecía, no había hecho nada por demostrar la inocencia de Sirius. Sólo cuando ya había muerto, había bastado una palabra suya para limpiar todo el asunto. Y así, se proclamó la inocencia de Sirius Black, cuando este ya no podía disfrutar de ella
Y allí estaba, callado, silencioso, con unas ojeras de un marcado color negruzco, pálido y demacrado. Una sombra de lo que había sido. El expreso del colegio silbaba tranquilamente, y en ese momento una lechuza entró por la ventana. Harry, extrañado, cogió la misiva y la lechuza desapareció.
Señor Potter,
Le rogamos acuda el día 20 de junio (nda: no se cuando acaban el colegio, así que lo acaban el 15 y listo. Si no no tienen casi vacaciones!!) a las 12:00 a.m. al banco mágico Gringotts, con sede en el callejón Diagon, con motivo de la lectura del testamento de Sirius Orión Black.
Su asistencia es indispensable para la lectura de dicho documento, así que le rogamos no se retrase.
Atentamente,
Razac qu' el Thelendiror
(Vicepresidente de la dirección)
El joven de ojos verdes miró la carta seriamente, y sin decir nada, la guardó en un bolsillo de su túnica, ignorando las preguntas de sus dos amigos, y saliendo al pasillo con la excusa de que necesitaba despejarse. Tras alejarse unos pasos, se cruzó a Malfoy, que venía seguido de Zabini, Nott y Parkinson. Blaise Zabini, con ganas de pelea como siempre, abrió la boca para decir algo, pero una mirada glacial del rubio le hizo callar.
Potter – dijo este, saludándole con la cabeza.
Malfoy – contestó Harry de igual manera, muy agradecido de que el Príncipe de Slytherin le hubiese ahorrado una pelea. Desde luego, no estaba de humor.
Los días pasaron rápidamente, en una especie de apatía, los Dursley no se dieron ni cuenta, y Harry dejaba pasar los días sin interés, hasta que Remus vino a buscarle el famoso día 20, por la mañana, para ir al banco a ver el testamento de Sirius.