"Entre Plumas y Escobas"
¡Saludos a todas!
Acá comienza una nueva aventura. Una historia sin más ambiciones que un poco de risas.
Espero de todo corazón la disfruten.
Sibilla.
Resumen:
Lilian Evans
Lilian Evans es una estudiante que lo tiene casi todo, inteligencia, belleza, amigos, su propia casa y… ¿un gato? Nada más…
Se encuentra en banca rota, con un diploma de mejor estudiante un futuro postergado que al parecer nuca va arrancar cuando recibe una llamada.
Un empleo como reportera rosa en una revista del corazón….
Debe publicar los mejores chismes acerca de jugadores de Quidditch. Datos sabrosos sobre hombres con, Escasa masa encefálica, Excesos de masa corpórea y escobas lustradas.
Al parecer a eso se dirige su desventurada vida…un fracaso tras otro y ahora…eso.
¿Se debe agregar que no sabe ni siquiera sabe lo que hacen los jugadores a la cancha?
James Potter
El jugador estrella de las Urracas de Monstrose, libertino y malhumorado hace de las suyas en las canchas de Quidditch. Ama su vida libre, ama el quidditch, ama el quidditch, ama el quidditch y ahmmm por su puesto que sí, también a las mujeres…
¿Quién mejor para publicar que James Potter?
Escándalo asegurado, jet set, chicas guapas, intrigas…
Lo que necesita Lilian Evans.
Salvo que nada será fácil, con un jugador que odia a los periodistas, las revistas rosas y a las brujas entrometidas e inescrupulosas como Lilian Evans.
Nota: He visto el error, muchas gracias por corregirme, Holyhead Harpies es un equipo que solo recluta mujeres.
Prólogo
La cosa era, definitivamente que:
¿A que conclusión podría llegar?...Si, tenía mil cosas que decirse a misma, pero…
¡Maldición! no era capaz de enfrentar a sus propios sentimientos, huía como una cobarde frente a la verdad inminente. Tenía 18 años (casi 19), mayor de edad según los estatutos mágicos, preparada para enfrentar la vida; según la opinión de sus difuntos padres, de sus profesores, de sus amigos, de todo el que se sintiese con el condenado derecho de opinar acerca de ella, pero para la involucrada, o sea ella misma, Lilian Evans, no estaba preparada en lo absoluto.
Hogwarts era algo del pasado en su "Emocionante vida", había egresado con los mas altos honores hace más de un año, lista para enfrentar al mundo, tallar su destino, marcar hitos, lo que fuera debería hacer una bruja, sin embargo no había hecho nada. Estaba estancada en su casa, sin sus padres, sin su hermana, solo en compañía de un pequeño gato persa remilgado e insoportable que ostentaba el derecho supremo de llamarse su mascota, realizando una inservible investigación acerca de plantas muggles con capacidades curativas que debería agregar a su currículo mágico, que hasta ese momento podría llamarse perfectamente "ridículo mágico", esperando una carta milagrosa, que pese a los meses transcurridos no llegaba.
Necesitaba ese empleo, pensó, más bien lo necesitaba urgentemente, los escasos ahorros que sus padres habían dejado en su herencia ya se estaban extinguiendo (Eran polvo de estrellas), vivía a régimen constante de café y barritas energéticas recordándose a si misma que no lo hacía solo por no tener dinero, sino que también por mantener su figura, lo que era una clara mentira a su conciencia, pues apenas tenía un galeón para poder echarse a la boca algo contundente.
Si las cosas continuaban por ese rumbo muy pronto se vería obligada a aceptar vivir de la caridad de sus amigos, por una temporada hasta que mejorasen las cosas, solo necesitaba más tiempo para conseguir un empleo, aunque fuese muggle, y comenzar a depender solo de ella. Por primera vez en su vida.
Lo de escribir libros viajar y enseñar a otros magos, era parte de una fantasía infantil, ahora se encontraba frente a la cruel realidad, estaba sola en el mundo (con un remilgado gato al cual mantener), sus sueños en el tacho de la basura, sin un centavo, dispuesta a ser lo que fuese por salvar su situación.
Un insoportable ring- ring resonó por el vacío de la casa. Cogió el teléfono mal humorada y contestó.
- ¡Maldita sea! – gruño - Diga…
- Buscan un nuevo periodista deportivo en el Profeta – dijo la inconfundible voz de barítono de Peregrin Despard. El hombre más atractivo sobre la faz de la tierra, su mejor amigo y gay declarado.
- Yo también he estado bien – bromeó Lily – Buba se ha comportado maliciosamente durante estos días, pero puedo asegurar que nuestra relación "bruja – felina" ha progresado desde nuestro accidentado comienzo.
- Solo necesita un poco más de atención – les resto importancia - ¿Has oído lo que te he dicho?
- Si, perfectamente – reconoció con ironía – pero dime Pippin ¿En que podría afectarme en que el condenado Profeta busque un periodista deportivo?
- Necesitas un empleo.
Ahora encajaba todo ¿el profeta necesitaba un periodista deportivo?
- Estoy desesperada – confesó – Podría hacer lo que fuese por dinero.
- Entonces le diré a Bobby – su nuevo novio – que te proponga como alternativa, le he pasado todos tus antecedentes y…- la voz de Peregrin dudo unos segundos – he agregado unos cuantos.
Eso ya no le gustaba.
- ¿Qué tipos de antecedentes Peregrin?
- Vas a reportear sobre Quidditch Lils, escobas, quaffles, bludgers, snitchs y tíos guapos ¿Lo recuerdas? Ese deporte que solían practicar los chicos de Hogwarts…
- Recuerdo lo de las escobas – mintió - ¿Qué antecedentes Pip?
- Tu sabes – la tranquilizó – Lo que se dice siempre…
- ¿Y qué se dice siempre? – insistió.
- Se menciona la experiencia.
- ¿Experiencia?
- Si, Lils, experiencia sobre Quidditch.
No, por más que buscase en su memoria ella no encontraría ninguna experiencia sobre nada de eso. No sabía montar una escoba, no sabía las reglas ¡Vaya! Ni siquiera tenía la remota idea de cómo se jugaba el Quidditch.
- ¿Estas conciente que has dicho una gran mentira a tu nuevo novio?
- Solo he modificado un poco la verdad – le advirtió Peregrin – Muy pronto, cuando pase por tu casa y te de unas cuantas instrucciones serás la mejor reportera en el mundo del deporte mágico.
- A Bobby no le agradaría oír aquello - dudó.
- ¡Vamos Lils, necesitas el empleo, estás sin un blanco, pobre como una rata y sola!
- No olvides mencionar a Buba – le corrigió.
- Bien, lo he intentado, si te decides… – se lamento.
- No, no lo creo ¿Qué haría ahí, yo doña intelectualoide rodeada de escasa masa encefálica, mucho músculo, escobas voladoras, bates, hombres rudos y…? ¡Sería un fraude! No se nada acerca de Quidditch ¿Qué podría decirles a aquellos gigantones, ¡buen "gol" chico rudo!?
- Esto es un deporte mágico Lils, no existen los goles.
- De acuerdo, como quiera que se diga lo que ellos marcan.
- No comentaras los partidos.
- ¿Cómo es eso? – esto cada vez le gustaba menos y menos – Dijiste que sería reportera de deportes.
- Mmm…no exactamente de deportes.
- Define "mmm…no exactamente" y no omitas la información importante, - quiero la verdad Peregrin.
- Escribirás datos, cosas sobre los jugadores.
Una terrible sospecha embargó sus pensamientos.
- ¡Por las barbas de Merlín! – exclamó asombrada – ¡Quieres que escriba sobre rumores, mentiras e intrigas en el mundo del deporte mágico!
- Y romances, no olvides la parte de los romances, a los magos les encanta leer sobre ello.
Eso era humillante. La prensa rosa era la peor de sus opciones.
- ¿Estás de coña?- dijo irritada – He ganado el premio anual en Hogwarts, soy una bruja con un espléndido futuro por delante inteligente y…
- En banca rota – prosiguió Peregrin – Lilian no puedes esperar que el mundo de un giro repentino y te favorezca, Has estado esperando que te llamen de ese bendito empleo por más de 6 meses y no ha sucedido nada.
- Lo sé, pero…
- Pero nada Lils, recuerda: "A tiempo desesperados medidas desesperadas".
- ¿Estoy desesperada?
- Completamente – asintió - ¿Cuándo fue la última vez que tuviste una cena decente?
¿Hace tres meses? No, un poco más, su última cena decente había sido junto a Peregrin y Claire.
- Hace mucho tiempo – reconoció.
- Claire está muy preocupada por ti.
Eso era chantaje emocional.
- Claire está embarazada y se preocupa por todo. - dijo resignada.
- Me imploró para que te hiciese recapacitar a cerca del empleo.
Dando el último suspiro por sus sueños, por el glorioso futuro que nunca fue, Aceptó.
- Está bien, aceptaré hacer de cotorra para el profeta.
- ¡Muy bien! – gritó Peregrin.
Claro, si, muy bien por su vida, su estatus había decaído de una seria investigadora ha una insignificante reportera de un espacio de prensa rosa en un respetado periódico que todo el mundo mágico leía. ¿Qué más podría ir mal?
- Lilian, una última cosa – agregó seriamente Pip - no trabajaras directamente para el profeta.
- ¿Dónde? –gimió
- "Corazón de Bruja"
Y colgó.
Ahora tenía la inquietante seguridad que todo podría ir peor.
I
"El comienzo de un fin esperado"
Claire se acomodó quejumbrosa en la pequeña butaca almidonada, acondicionada especialmente para una enorme pre –mamá esposa de uno de los hombres más ricos del mundo mágico, y se sobó el valonado vientre mientras dirigía toda su atención al partido que disputaban los Wigtown Wanderers contra Tutshill Tornados.
- Según la esposa del secretario de deportes mágicos, Amelia Warbeck (hermana de Celestina Warbeck) está saliendo con el guardián de los Tutshill – declaró en tono solemne.
- No – la corrigió Lilian – Solo salió por un tiempo con Walter Parkin, ahora salé con el buscador.
- ¡¿Con Roderick Prumpton?! Pero eso es imposible, es al menos 15 años mayor que él.
- Aún es muy atractiva y una gran seguidora de los Tornados – bromeó – Les ha compuesto una canción, viste con sus colores y por lo menos ha salido con la mitad del equipo. Y ahora – agregó con malicia - se encarga de levantarle los ánimos al guapo buscador.
- ¿Roderick Prumpton es el jugador que te invitó a salir cuando lo entrevistabas?
- Hizo algo mucho peor- sonrió avergonzada- me propuso matrimonio estando completamente borracho en la celebración de inauguración de la liga.
- Los jugadores te adoran, Lils, no son capaces de negarte nada que le pidas – río Claire – Basta que pestañees para que ellos caigan como hormigas.
- Lo hacen por amabilidad.
- ¡Cariño, no seas modesta!
- No todos dan entrevistas, algunos son esquivos y hasta desagradables. Muchas veces se han negado a hablar.
- Idiotas descerebrados – Claire apostó la postura de madre protectora que últimamente se había acentuado en su carácter. – Publica sobre ellos algo realmente horrible.
- Quizás me ensañe con algunos, pueda que finalmente me dedique a escribir los rumores maliciosos.
- La gente habla contigo cuando quiere arruinar la reputación de algún jugador en especial.
Claro, muy a menudo llamaba una chica despechada o un agente despedido dando noticias que serían muy lucrativas para su sueldo, pero destructivas.
- Prefiero ir por las cosas yo misma.
Un vendedor de refrescos paso a lo lejos. Los ojos de Claire brillaron de vicio, hasta Lily pudo percibir como la boca de su amiga se secaba.
- Lils…- rogó Claire.
- Esta vez yo invito – se puso en pie y fue en búsqueda del vendedor.
Sin despegar los ojos del partido, camino a ciegas hacia el puesto de refrescos. En ese momento Peter Mallory se acercaba peligrosamente hacia a los aros de los Tornados llevando la quafle como si en ello se le fuese la vida, la expresión de Walter denotaba la determinación de todos los guardianes de comportarse como muro, Nariz rota, cejas pobladas, mandíbula cuadrada y rostro inexpresivo. El juego estaba en su punto álgido, los buscadores se deslizaban con rapidez de un lado a otro, al parecer el chico de los Wigtown se hallaba a pasos de coger la snich, Prumptom, le estaba sacando ventaja, pero…
- Roderick la tomara – comentó alguien que se hallaba a unos pasos de ella, comprando refrescos.
- Scamander puede sacarle ventaja – contestó Lily sin voltearse a mirar al desconocido.
- No, Scamander es un quejita, no acelerará al momento de coger la snich.
Algo en esa voz y la arrogante manera al hablar sonó familiar, ella lo conocía. Se volteó rápidamente y chocó de frente con él.
James Potter.
Buscador de las Urracas de Monstrose, el mejor jugador de la temporada y el personaje más atractivo, esquivo y malhumorado con el cual se había topado en su corta carrera como reportera.
- No te daré una entrevista – fue lo primero que dijo al reconocerla.
Lily le dirigió una mirada indignada.
Él sabía que eso era lo que ella más deseaba, se lo había pedido en más de tres ocasiones y en ninguna de ellas había accedido.
Se encogió de hombros y se dirigió al vendedor que en ese momento le extendía las dos botellas de jugo de calabaza– Me conformo con los rumores.
- Y con las mentiras. – en su mirada había desaprobación.
- También, esas son las que más venden.
- ¿No tienes escrúpulos?
Muchos, pero el no tenía por que saberlo.
- Como todos puedo hacer oídos sordos a los escrúpulos...
Lo que indicaba que el se incluía dentro de ese grupo.
- Los jugadores odian a los periodistas que se valen de la vida nuestra para decir mentiras.
Lily sonrió, metió una mano en su bolsillo y sacó un galeón para pagar los refrescos. La había herido, sin embargo, jamás le daría la satisfacción de ver cuanto.
- La mayoría de la gente también odia a personas como tú, mujeriegos e hipócritas – se volteó nuevamente hacia él y le dirigió una de sus miradas frías y pedagógicas – Señor Potter ¿Ha escuchado algo de "Predicar y practicar"?
James esbozó una de sus sonrisas, marcada registrada de encanto.
- Estás enfadada porque no te he dado la entrevista pelirroja.
- Evans – le corrigió, pero estaba decidida a picarlo - un poco, pero tú lo estás por la mención honrosa de comportamiento escandaloso en la gira de las Urracas.- la sonrisa de James se desvaneció.
- Todo lo que se publicó es mentira.
¿Una mentira? ¡Y un cuerno! En ese reportaje estaba escrita la verdad con cada punto y coma que se mereciese el condenado esfuerzo. Le había pedido una entrevista esa misma noche antes del incidente, le estaba dando en bandeja la posibilidad de desmentir todas esas calumnias inocentes, sin embargo el "chico de oro del quidditch" la despachó sin ningún miramiento, fue desagradable y mimado hasta decir basta. Entonces, luego de soportar sus puyas y sus humillaciones constantes, después de decirse mil veces que no podría hacer nada pues de esa entrevista dependía el próximo pago de la hipoteca, cuando Lilian Evans, la periodista de prensa rosa modelo, se había cabreado. Tanto como para publicar el escándalo que sus ojos presenciaron en la fiesta chic que celebraba entre los deportista. Una bruja loca llorando desgarrada objetándole a James Potter sus engaño, mientras el inculpado se hallaba en un acalorado encuentro con una exuberante bruja liviana de ropas.
Públicamente le había declarado la guerra.
- Lo dudo, todo el mundo sabe que te gusta ir de juerga – ella misma se había percatado de ello. La sonrisa que esbozó Lily fue triunfal. – Como vez, no necesito que me des una entrevista para escribir sobre James Potter.
Agradeció al vendedor y sin despedirse, se dirigió hacia Claire.
Esa batalla la había ganado, sin embargo la guerra, la guerra no la ganaría hasta que dejara sin palabras a ese soquete engreído.
- ¡Santo cielo! – Exclamó Claire – no lo puedo creer ¿No es ese James Potter?
Lily se encogió de hombros enfatizando su desinterés.
- ¡Por las barbas de Merlín! Es…es guapo – el rostro de su amiga se había sonrojado –No, es mucho más que eso, es…
- ¿Un dios? – preguntó con sarcasmo.
- Algo así. – Claire meneó su cabeza de un lugar a otro – Las hormanas me están matando, apenas puedo decir cosas cuerdas.
- Hormonas, Claire – la corrigió.- y no, no son ellas, James Potter es ilegal y prohibidamente atractivo, pero un gilipollas de primeras. Su cerebro está entre sus piernas y no creo que lo use para pensar exactamente.
- Si es bueno en ello…- Bromeó Claire – no veo porque tendría que pensar.
- ¡Controla esas hormonas! James Potter es un descerebrado con o sin lo que este ahí.
- Leí que lo que está ahí esta muy – los ojos de Lily se abrieron alarmados, sabía lo que venía a continuación – Pero muy, muy bien dotado.
- El mismo me ha dicho que todo lo que se publica son mentiras.- dijo con satisfacción.
Eso era un punto a favor de ella. Quizás la próxima vez se lo dijese a la cara, sonrió.
- Es alto…
- La autora de "In the magic zone" – el pequeño espacio en "corazón de bruja" dedicado a rumores pícantes – Me ha asegurado, con toda la experiencia del mundo – tres matrimonios y una larga fila de amantes – que la altura, la nariz, las manos, son solo un mito.
- Ronald es alto y…
- Ronald es tu marido y no me interesa informarme de su anatomía – trató de ocultar su el escalofrío que la recorrió.
- Tengo instinto al respecto – le guiño un ojo.
Si el embarazo convertía a mujeres tranquilas y apacibles, como Claire, en lujuriosas y depredadoras, Las hormonas, entonces, eran más peligrosas de lo que se imaginaba.
El partido en cualquier minuto llegaría a su fin, los buscadores montados sobre las nimbus recorrían la cancha a velocidades vertiginosas persiguiendo la diminuta y esquiva snitch, los jugadores continuaban con el violento juego en la cancha. La quaffle iba de un jugador a otro, la bludger hace algunos momentos había pasado peligrosamente cerca del guardián de los Wigtown, el arbitro pitió furioso …Se detuvo unos segundos…
¿El arbitro Nugent Potts? ¿A caso no era él, el misterioso jugador que la gustaba visitar bares de striptease muggles, las conejitas play boys y las chicas muy jóvenes de vida fácil?
Iniciar una "inocente" investigación de aquel personaje tan destacado era una buena opción para pagar las deudas de la quincena, quizás hiciera un mención honrosa sin ánimos de dañar en un rincón de algunas de las páginas de corazón de bruja sobre datos insólitos. Si, definitivamente aquella era una buena idea, trataría de ser sutil, original y divertida. Después de todo esta no era la primera noticia sórdida que daba acerca de magos pervertidos, que podía dar resultados beneficiosos.
Su trabajo como reportera de asuntos rosas, solo en ocasiones, como esta, presentaba oportunidades de hacer cosas productivas, aunque la mayoría del tiempo era un desperdicio escribir sobre jugadores. Tres meses conviviendo en su mundillo frenético, violento, sensual y superficial eran bastante para agotarle las escasas neuronas funcionales que le quedaban para llevar a cabo una investigación seria.
¿Investigaciones serias? Probablemente era tarde, su nombre a esas alturas se asociaba a la farándula mágica y a los asuntos amorosos ¿Qué clase de científico experto en pociones querría tener trato con Lilian Evans?
Seguramente ella tampoco se propondría en una trabajo serio, aunque se encontrase en la misma junta directiva.
La única opción manejable y por sobre todo la palabra mágica: "respetable", que barajaba dentro de sus opciones de trabajo, era postular a la sección de asuntos criminales del Profeta. Al menos aquello era una oportunidad de utilizar sus habilidades literarias para escribir una buena crónica sobre algún asunto contingente en la actualidad. Algo, que le leyeran personas cuerdas, razonables, no una de brujas adolescentes (y por su puesto uno que otro mago), sin exigencias que solo se necesitaban información "De personajes famosos", en su opinión, demasiado pagados de si mismos.
Era tiempo de echar pies en pólvora y huir de aquella oficina rosada, cercana a una malhumorada editora, apodada la Víbora, e ir por oportunidades que ayudasen en algo a su amor propio. Bastaba con su propia disconformidad hacia su vida, para que personas, con la capacidad mental de un troll (como James Potter) la criticasen.
Lily se hecho hacía atrás en la butaca a escuchar el pitido final y los gritos eufóricos que coronaban el final del partido. Amaba aquellos sonidos, la emoción, la alegría, incluso la decepción tan propia y humana de los perdedores.
Los Tutshill Tornados habían ganado.
Ahora le tocaba a ella ganar algún buen chisme bien documentado, para sobrevivir airosa la próxima quincena.
II
- Es irritante y malcriada aquella listilla – gruño James – Me ha insultado frente al vendedor de refrescos y su rostro pecoso apenas se ha inmutado. ¡Es inconcebible!
- ¿Qué es inconcebible Prongs?
- ¡No la soporto! Se pasea de un lugar a otro por la vida escribiendo mentiras…Mentiras sobre ti, Sirius, sobre mí…
- ¿De quien hablas, Prongs?
- Es una pequeña embustera, atrevida y mal hablada – en sus apacibles ojos castaños, apareció un brillo de rojo furioso.
Aquello se trataba de algo serio pensó Sirius.
- Me gustaría borrar de su rostro esa sonrisa triunfante…
- ¡Cielos! ¿De que hablas? – explotó Sirius.
Algo impacto en su rostro.
James le había arrojado la última edición de Corazón de Brujas.
- ¿Lees estas porquerías de chicas?- Recibió un gruñido por respuesta.
Cogió la revista y leyó.
Ahí estaba el motivo de la furia.
"James Potter, el talentoso buscador de las Urracas de Monstrose y su pasión por las escobas"
Por Lilian Evans
De bajo del titular una foto en primera plana ilustraba a un guapo James vestido con su túnica de gala cogido de la cintura por dos muchachas oxigenadamente rubias y en extremo delgadas.
En el primer párrafo en letras cursivas y muy destacadas continuaba:
¿Alguna vez, el chico de oro del quidditch superara su amor por el juego y podrá mantener citas con algo que No nos recuerde a los veloces modelos de escoba que utiliza para coger las snitch´s?
Bien, aquello era algo divertido, algo por lo que se podría reír el resto de su vida, pero si lo hacía, estaba por completo seguro que la muerte sería dolorosa y nada rápida.
Necesitaba mantener la compostura y dar apoyo moral a su enfurecido y poco predecible amigo.
- ¡La mataré! – gritó James – Se ha tomado como asunto de vida o muerte en convertirme en un mequetrefe.
- Esto no tiene importancia…
- ¿Importancia? ¿Me dices que no tiene importancia? ¡Me ha declarado la guerra!
- ¿Es la reportera guapa?
- ¿Guapa? ¡Es un demonio que se disfraza de ángel!
- Le he concebido algunas entrevistas – meditó Sirius – Incluso la invité a beber una copa luego del partido.
- Por su puesto no ha publicado nada ofensivo sobre ti – se quejó.
- Entonces ¿por que a ti?
Pero ya se lo imaginaba, James como principio odiaba a los periodistas, las revistas rosas, y a los intrometidos. Era grosero infantil y…
- ¿La has ofendido?
- No – negó rotundamente – Hemos discutido, quiere una entrevista y no se la daré.
La había ofendido.
- Sería lo correcto tener una buena relación con los periodi…
- ¡Va a pagar por esto! – indicó la portada de Corazón de bruja.
- Prongs – optó por la psicología - ¿No crees que estas llevando esto muy lejos?
- Es una psicopata en potencia…Llamaré a la editora de su jodida revista y le enseñaré lo que es bueno.
- La editora aprueba lo que ella escribe, por eso se publica – señalo lo obvio.
- ¡Entonces le haré la vida imposible!
- James…- trato de sonar conciliador.
- Se acabo lo de la tolerancia, ¡odio la tolerancia!, si te golpean solo debes devolver un golpe más duro ¡No más mierdas psicológicas en mi vida!
Hasta donde Sirius sabía James jamás había sido tolerante y mucho menos ¿Psicólogo? Ser un mimado, como mucho, era su carácter constante.
- Puede escribir lo que desee…
- ¡Esa pequeña arpía busca venganza!
Irracional, también era irracional.
- Todo lo que hagas en su contra repercutirá en las bellas y rosadas páginas de "Corazón de Bruja"
- Y un cuerno…ella y su pluma son un peligro para el mundo mágico, debe de haber una manera de detenerla – meditó - y la encontraré Sirius, la encontraré…
Era preferible no tomar en cuenta las declaraciones de guerra de un James enardecido, sin embargo cuando estaba aburrido, las cosas tomaban un tinte distinto. Un James Aburrido era peligroso, terrorífico, un artista consumado en el arte de la venganza.
- Mantente lejos de la pelirroja, Prongs - le advirtió Sirius.
- Demasiado tarde.
- A Moony no le gustará que estés metido en problemas.
- Moony es un representante muy compresivo.
- Es tu amigo.
- Por eso lo elegímos – sonrió satisfecho.
- Ya he tentado demasiado a mi suerte, una suspensión más y no podré jugar al quidditch en mi vida.- se lamentó.
- Jamás pensé que llegaría el día en que viera al gran Sirius Black actuar con cautela.
No, nunca actuaría con cautela, sin embargo cuando se trataba de escobas, juego y sobre todo Las Urracas de Monstrose las cosas eran distintas. Eran como su vida, con ello no se transaba.
- ¡Que te jodan! – lanzó un dura quaffle contra la ¿dura o hueca? cabeza de James.
- ¿Enfadado?
- Tanto como para romperte las…
- ¡Chicos! – una voz proveniente desde la chimenea interrumpió el intercambio. El torso elegante y bien vestido de su representante se dejaba entrever en las llamas. – La gala de inauguración es esta semana ¿Tenéis preparadas las capas?- Sirius y James asintieron – Me alegro que hayan crecido.
- Las has encargado tu Moony.
- Bien, entonces siguen siendo una par de ineptos.
- Mi trabajo es rellenar esa capa y el tuyo comprarla – dijo James con suficiencia – Luego me encargo del encanto.
- ¿Encanto? – se mofó Sirius – Eres tan encantador como un saco de patatas.
- ¡Hortera!
- Personifico el encanto ¿Ha habido mujer capaz de rechazar esta sonrisa?
- Tu madre.
Remus Lupin no hizo el intento de ocultar su sonrisa.
- Veo que alguien estaría muy feliz de enterrar más de un puño en tu nariz, Prongs.
James dirigió una cautelosa mirada hacia su lado.
- ¿Sirius? ¡Va, que va! Paddy me adora, tú me adoras.
- Me pagas por eso.
- Eso es cierto – asintió - quizás te baje los honorarios para que aprendas a apreciarme de verdad, traidor.
- ¿Y que vas a hacer con la pelirroja para que comience a tirarte flores?
Sirius sonrió satisfecho.
El rostro de James se transformó…
- ¿Has visto la portada de "Corazón de bruja"? – preguntó.
Remus meneó la cabeza y se lamentó.
- Si, la he leído durante el desayuno.
- ¿Qué vamos hacer?
- Le darás una entrevista.
- ¡Por las barbas de Merlín! ¿Estás chiflado? No me acercare a esa pequeña psicópata y su pluma aunque…
- La prensa está muy enojada con tu conducta, Prongs, Si sigues así nadie querrá auspiciarte.
- ¡Y un cuerno! No lo haré.
- En esto debes ceder un poco.
- ¡No y no!
- Entonces a otro medio.
- Tampoco, no me vendo a la prensa.- gruño.
Remus suspiró resignado.
- Te lo he advertido.
- Me doy por informado, pero aún así no lo haré.
- Continuarán publicando historias sobre ti – advirtió Sirius.
- Puedo pasar por alto a los demás, lo que realmente me importa es que ella no siga haciéndolo.
- ¿Lilian Evans? – preguntó Moony.
- La odia.
- Más que eso, le he declarado la guerra a esa cotorra.
- ¿A Lilian Evans?
- La misma. Pequeña, pelirroja, delgada, buenas tet…
- Si la conozco Paddy.
- Me gusta.
- Es despreciable.
- Es guapa. – contradijo Sirius – Y la invitaré a salir.
- No le gustan los jugadores de Quidditch.
- Claro que si Moony, le gustaré yo.
- Saldrá contigo para obtener información acerca de mí.
- No creo que le intereses cuando este conmigo.
- Nadie va hacer nada al respecto, yo hablaré con ella.
James y Sirius se quedaron en silencio.
- Estoy intentado acercarme a Lilian – reconoció Remus. – En el sentido profesional.
Se apresuró en aclarar.
- ¿Profesionalmente te la llevarás a la cama?
- No, James, cuando me refiero a acercarme, es a entablar buenas relaciones.
- Moony es condenadamente incapaz de traicionar a su soledad.
- No todos vamos de cama en cama, Paddy.
- Ya veo entonces porque están jodidamente tensos.
III
Se despertó con el molesto pitido del despertador. Por lo menos aquel maldito trasto la había despertado esta vez, pensó mientras rodaba hacia un costado para silenciar la alarma. Los números rojos que brillaban ante sus ojos en la penumbra de la habitación la hicieron parpadear y mirar una vez más.
- ¡Maldita sea, maldita sea! —gimió disgustada al tiempo que saltaba de la cama. Las ocho cincuenta y ocho; la alarma llevaba casi una hora sonando, lo cual quería decir que era tarde. Muy tarde. La víbora se la comería sin chistar.
Debía aparecerse cuanto antes en las oficinas de "Corazón de bruja" y mostrarle a la editora en jefe, Druella Oakby, más conocida como "Crulla la Víbora", los últimos chismes.
Buba se paseo entre sus piernas con mirada satisfecha.
- Si continúas burlándote, hoy no habrá comida – gruño -¿No has oído a caso el dicho: no muerdas la mano que te da de comer?
Buba comenzó a lamer sus peludas patas, dando a entender que no le importunaban sus amenazas.
- ¡Bien! Ignórame, pero no habrá atún.
Unos preocupados y brillosos ojos gatunos se fijaron en ella.
- Eso está mejor, debes respetar a tus dueños, mamá te malcriaba demasiado.
A ver puesto en su lugar a Buba, mejoraba con creses la mañana.
- Buen, minino. Ahora deja que pueda vestirme en privado pequeño pervertido.
Treinta minutos después se hallaba de pie frente a la mesa de
la víbora, con su estómago vació gimiendo por
algún bocadillo, esperando la sentencia a su nuevo reporte.
Druella se tomaba con calma la tortura, era una tirana, experta
en látigo, en el desprecio, en la crítica y en la
destrucción. Ver una sonrisa en su rostro era señal
directa de que alguien había llorado en su oficina.
Por su parte no quería que Cruella la Víbora sonriera.
La Víbora levanto su cabeza y se la quedó viendo con sus fríos ojos azules. Era una mujer atractiva, pensó, pero si fuera hombre dudaría acercarse a alguien quien tenía muchas probabilidades de enviarla al demonio solo con una mirada.
- Acusar a Nugent Potts es algo muy peligroso ¿Lo sabes?
No, pero si ella se lo advertía debía de serlo.
- Puedo correr el riesgo.
- Bien – asintió la Víbora – Pero ¿Está dispuesto "Corazón de Bruja" a correrlo?
Trató de simular mirada de póquer.
- Es una buena noticia, las fotos acreditan lo que se escribe, no se publicarán mentiras.
- Es un chisme muy jugoso. – concedió. - ¿Qué beneficios crees que obtendremos de esto? Potts es uno de los personajes históricos y más queridos en el mundo del quidditch.
¿Querido? ¿Un viejo verde que obligaba a la jóvenes muggles menores de edad a mantener trato sexual?
Este no solo era un chisme jugoso, sino que una maldita bomba, la cual era necesaria publicar.
- Todo el mundo sabrá la verdad.
- La verdad es para los románticos.
- Y estás noticias para gente morbosa – agregó Lily – Y morbosos hay muchos, así que creo este número tiene muchas posibilidades.
- Y tu tus posibilidades de ser la heroína.
Aquello era una bajeza propia de un Slytherin que no respondería.
- Quizás, pero las probabilidades están a favor de haga un gran número de enemigos.
- Incluido Nugent Potts.
- Incluido – asintió.
La víbora sonrió.
Un escalofrío recorrió el cuerpo de Lily…
La sonrisa era cálida.
- - Tienes estilo y eres agresiva, Evans – De nuevo esbozó la sonrisa terrorífica – La publicaré.
Luego bajo su cabeza, signo de "Márchate de mi oficina" y Lily, intuitiva como era emprendió la retirada.
- ¡Evans! – la víbora la detuvo a pasos de su libertad.
- ¿Si? – trató de sonar sumisa.
- ¿Tienes ropa de gala?
No, pero se la pediría a Claire.
- Si.
- Bien, entonces representaras a "Corazón de Bruja" en la gala de inauguración.
Y de esta forma se había despedido, dejándola sola a merced de una multitud de "Perversos jugadores de Quidditch".
Continuara…
- Se ve guapa – señalo Sirius mientras bebía de su copa de champán. – No dudaría en hacer esa entrevista.
- Tal vez le de mucho más que eso…
Respondió sin quitar los ojos de la pequeña arpía pelirroja.
Podía ser odiosa y mal hablada, pero con aquel vestido le prendía hasta la ropa.
¡¡¡Adios!!!
