Para leer esta historia dedicada a Íntegra y a Alucard, antes que nada se necesita de mucha curiosidad, atención y paciencia, pues los hechos se desarrollan con la calma con la que deben darse. Se dan algunas pistas a lo largo de la narración, por lo que no hay que perderla de vista ni un instante. Así que estimado lector, no pases de largo este prologo.

Sin más que decir, deseo que lo disfrutes leyéndolo, tanto como yo he disfrutado escribirlo.

PROLOGO

La tarde fría en que el rey no muerto fue estampando cada uno de sus pasos sobre el piso de la casa para hallar el lugar donde se encontraba su ama, ocurrió un hecho que la joven ya venía presintiendo y esperando, pero que no creía que de veras fuera a ocurrir.

Encerrada, presa en su propia casa, una vez que una condena de arresto domiciliario se cumpliera, con el tiempo llegó a comprender que su estancia en la Gran Bretaña le era inútil y absurda, por lo que no toleró la posibilidad de continuar y decidió abandonar su patria.

Mucho antes de preparar su partida, cuando apenas había concebido la huida, comunicó sus planes a los sobrevivientes de su organización: Seras y Alucard. La joven vampireza se mostró conmovida, sin embargo aceptó la decisión de su antiguo comandante, prometiendo hacerse cargo de sus bienes en Inglaterra, el problema, desde luego, fue con Alucard, que renuente a separarse de su ama, apeló tercamente a su voluntad, aunque sabía perfectamente bien que era como hablarle a una piedra:

-Ya se que tienes las entrañas hechas de hierro, ¡y que eres más terca que una…! Bueno, lo que sea, pero aún así te lo pido: no te marches, ama.

Ella sólo lo miró sin expresión, frunció los labios y dio media vuelta para dejarlo con sus suplicas atoradas en la garganta. Pero él, con la voluntad tozuda que lo siempre lo había de caracterizar, no desistió de su propósito de hacerla cambiar de opinión. Así que pasados unos días volvió a intentarlo y en una tarde lluviosa, cruzó los corredores sobre las losetas de mármol y hasta el pasto mojado para buscarla.

Sentada bajo la terraza trasera de la casa, Integra, tan triste y hasta desarreglada como se había vuelto, se entretenía en ver como las diminutas gotas de lluvia veraniega caían. Alucard simplemente llegó y con un aire decidido y casi marcial, así, así de inverosímil como le pudiera parecer a los que lo conocieron como un demonio vil y cruel, de la misma manera en que tomó las grandes decisiones de su vida, ante la expectativa de ver perdida a su ama y compañera, en cuanto la halló debajo de la techumbre herrumbrada debajo de un castaño viejo, sin saludar, así, poniéndosele cara a cara le dijo con un tono contundente y marcial:-Pues lo siento mucho ama, no se que vayas a pensar de esto que te voy a decir, es más, no ¡me importa un carajo! pero la verdad es que…¡estoy perdidamente enamorado de ti!

Ella lo miró con asombro y no pudo decir nada ante la confesión tanto tiempo evidente, sólo intentó rezongar o irse, pero él prosiguió: -Y no creas que vengo a rogarte por que me correspondas, ¡tampoco me importa si esto te agrada o no! Pero ya lo sabes concretamente, me harté de seguir haciéndome el tonto y jugando a no quererte, cuando tú ya lo sabías muy bien, así que perdóname, pero si piensas que pretendo quedarme como tu enamorado platónico, estas muy equivocada.

-¡No vengas a molestarme, Alucard, no ahora!- dijo ella, totalmente fuera de sí, confundida y temerosa, dándole la espalda y apunto de marcharse.

-¡Anda! Vete, al fin ya se que eres una ingrata y una soberbia, pero lejos de que me decepcione o acaso me enfurezca, sólo hace que me gustes más.

-Vete al diablo, ¡no me vengas con tus caprichos, ni con tus estupideces!

-¡No te hagas la que no sabes nada, mujer! Esto era un secreto a voces y te aseguro que todo el mundo ya lo sabe. Por eso te lo vengo a decir cara a cara, para que luego no digas que no te lo advertí: ¡ya te dije que te amo y que voy a hacer hasta lo imposible para que seas mía!

Boquiabierta y emberrinchada, ella terminó por hacerle el desaire y entró a la casa sin voltear a mirarlo siquiera, ¿es qué no había tenido bastante? ¿No había recibido bastantes sacudidas durante esos últimos años? Ahora esto, verse ante la verdad innegable que no habría querido admitir, porque por muy ridículo que parezca, el gran comandante en jefe que era Integra Hellsing ahora sí tenía miedo, miedo a su propio corazón tanto tiempo silenciado.

¡Y después de todo lo que había ocurrido después de la invasión a su ciudad! Lo recordaba tan bien como si en ese preciso momento lo estuviera viendo, de hecho, ella estaba convencida de que se iría a la tumba con esos recuerdos impregnados en su mente.

Londres quedó devastado. La que antes fuera una hermosa y ostentosa ciudad, estaba reducida a un montón de escombros decorados por cientos de cadáveres insepultos, pestilentes, putrefactos…

Una vez vencido el enemigo la primera en responder fue, por supuesto, la Organización Hellsing que ahora se encontraba diezmada. Entre las perdidas más grandes de la organización caza vampiros, estaba la anterior traición y el deceso del "Ángel de la Muerte".

No importaba que el ejército de asesinos hubiese sido vencido, ante esta precaria y lamentable situación, Sir Íntegra W. Hellsing, lidereza y comandante en jefe de la organización (antes secreta) tuvo que responder a los daños hechos a su país por parte del enemigo, ya que no se trató de un ataque común y corriente, sino uno perpetrado por vampiros. Por lo que la Unión Europea y todas las organizaciones mundiales exigieron una explicación a Gran Bretaña por lo ocurrido, pues se sostuvo que la responsabilidad de la existencia de una organización neo nazi que operó con criaturas sobrenaturales, era del reino de ese país.

Mientras tanto, la condición de los vampiros como seres sobrenaturales cambió por completo; la situación a la que Londres estuvo expuesta reveló todos los secretos de los no-muertos por lo que los debates no se hicieron esperar. Pero era un hecho: los herederos del mundo de las tinieblas andaban con la humanidad.

Ante esto, la Corona, el Parlamento y el resto de los miembros sobrevivientes de la mesa redonda hicieron lo único que sabían, le achacaron toda la responsabilidad a alguien más: Organización Hellsing, argumentando que Millenium debió haber sido aniquilada en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, el resultado; el desconocimiento ante la corona de la Hellsing Org, así como la destitución de su comandante Íntegra, quien fue de inmediato procesada.

Después de un largo y tortuoso enjuiciamiento, Íntegra fue finalmente condenada. La derrotada heredera casi creyó enloquecer de la pena y culpabilidad por "haberle fallado a su padre, ¡y ahora esto! "Ahora, el vampiro la incitaba a enlodar aún más la memoria de su padre." Iba pensando hasta llegar a su estudio, ahora oloroso a desuso y olvido paulatino, a encerrarse para escucharse a sí misma.

Cuando el ánimo estuvo más calmado, horas después, Alucard y ella hablaron de nueva cuenta largamente hasta que el rey no muerto tomó una decisión definitiva. Esa misma noche se fue él solo bajo la lluvia arreciada del verano y la noche lóbrega.

Lo que paso, como luego Integra se lo contó a Seras, fue que ante tal declaración de amor, ella se sintió atrapada en una terrible encrucijada. Dijo estar conciente que no podía aceptar el amor de un vampiro. Alucard le propuso unirse a él en la oscuridad eterna y le ofreció su sangre, pero ella se negó a aceptar la oferta y sin haber respondido, ni admitido sus propios sentimientos, por ser un asunto que ella, en esos momentos de ofuscación total no pudo discernir, le dio una negativa total al vampiro. Él decidió dejar todo tal y como estaba.

Antes de salir y darse la media vuelta, Alucard le dijo: -Como están las cosas, mejor me voy, por que te juro que ya no puedo más con esto, así que mejor me marchó para no estar contigo, pues puedo hacer algo de lo que después me vaya a arrepentir.

Así, mientras que Integra se resquebrajaba por dentro, mientras se aguantaba las ganas de salir a detenerlo como una vez lo hizo, lo escuchó salir y lo observó marcharse. Él sólo tomó el abrigo negro que ahora acostumbraba usar, y se fue mojando todo el camino de la casa a la reja de salida. Integra lo veía desde detrás de su cortina, pero aún así, se amarró a si misma, se contuvo con todas sus fuerzas y casi a punto de llorar, mordiéndose los nudillos, no salió de su habitación.

El vampiro desapareció de Londres, su ausencia se prolongó por más de un año cuando al fin Íntegra (todavía asediada por la insistente vigilancia "secreta" de la Corona) decidió consumar su plan, dejando a cargo a Seras Victoria y eligiendo una fría mañana de otoño y un tren para partir. Queriendo olvidar su pasado y creyendo a Alucard perdido para siempre, salió casi huyendo de su propia mansión hacia el corazón de una Londres, que se esforzaba por resucitar…

NECROPOLIS

Bram, bram, bram… el sonido de la maquinaria grotesca del ferrocarril acompañado de su silbido chirriante que se pierde en la lejanía…bram, bram , bram… las ruedas deslizándose con dificultad en los rieles engrasados; la gente que desciende y la que asciende, el vapor confundiéndolo todo y mezclándose con el vaho mortuorio que baña a Londres como alentado en una caldera gigantesca que eructa sus deshechos a través de las aguas del Támesis… así la respira el hombre absorto y tenebroso que espera en el anden de la estación…así como hace años, muchos años cuando su mundo, su historia, su propósito aún era joven y era dueño , amo y señor de su mismo, no ciervo entregado a una pasión inútil e indómita…"¡siempre! Siempre he sido esclavo de una sensación que no tiene nombre", pensaba el hombre, clavado en el anden de la estación…bram, bram, bram, bram, bram…de pronto:…una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once…once campanadas ruge el Big ben, las cuales sacaron al caballero de su ensimismamiento y lo devolvieron a la realidad, a su presente; no bramido de la locomotora, no silbido del vapor saliente…rieles electrificados que guíaban al tren bala de la ciudad.

Como en un mundo de muerte, un universo fatal y necroso que no levanta su velo de llanto y que esconde bajo la fina y fría seda un hedor a muerte: así era esa ciudad, así es la nueva Londres, una necrópolis en una isla perdida ente la bruma y el mar inclemente e infinito, entre la fatiga del hielo, de la lluvia incesante, de la humedad que pudre, enlama y contamina todo: grandes contrastes sobre la ciénaga pantanosa y opaca en que se ha convertido la sierpe acuática. Esa ciudad de espanto, esa ciudad que aún apestaba a muerte: muerte en las calles, muerte en el tren subterráneo, muerte en los jardines, en lo parques, en los edificios, en los almacenes, en los escombros que aún no habían sido completamente restaurados; muerte en el nuevo Parlamento, muerte en el Palacio de Bunckingham, muerte en el Big Ben revivido (una pesadilla de maquinarias gigantescas sobre una mole de esqueletos metálicos y losas de concreto cuya tétrica silueta se proyecta hacia muchos metros a la redonda); muerte en las abadías, los colegios, las mansiones; muerte en los finos atavíos de las damas, en las chaquetas de los gentlemans, en los sobrios paraguas de los ancianos, en los portafolios y bolsos exquisitos de los ricos empresarios; en las suntuosas joyas, en los restaurantes de lujo y los bulevares que otra vez encendían sus cientos de luces para mitigar los efectos de la niebla cayendo sobre su nueva ciudad.

Pero aún se percibía la figura de un tanatos omnipresente que acechaba, espíaba y hasta sonreía a cada transeúnte cuando le miraba directo al rostro…hombres y mujeres sabían que podían toparse con él dando la vuelta en cada esquina, en cada rincón…era la muerte sonriéndoles y mirándolos a los ojos, esos ojos que aún denunciaban y gritaban.. ¡miedo! Mucho miedo, porque su espectro gobernaba en el nuevo Londres, donde había una estación de trenes bala y en ella un hombre y en el hombre una espera…

"Las once, pronto estará aquí, pronto llegará" se dijo el caballero esbozando su maligna y deliciosa sonrisa. Y se le vio caminando de un lado a otro impaciente "impaciente, ¿yo?...¡Bah! Si tengo la eternidad para mi sólo". Como una sombra larga y gótica, oscuro de atuendos y la piel blanca, blanquísima con una palidez cadavérica que denotaba que en su pecho no ha habido un solo latido en siglos…. El caballero se perdía , se confundía en la niebla, en su oscura melena se prendían las gotitas diminutas y danzantes del ambiente húmedo y nublado. "Están pasando de las once, debe estar aquí cuanto antes", se dijo revisando la hora en la pantalla del teléfono, cuando alzó el rostro alargando la mirada descubrió (a muchos metros aún) entre la muchedumbre fría y apática la cabellera dorada de la joven, el paso firme y rápido de Íntegra Hellsing, la mirada gélida y la vez calcinante que no miraba a ningún lado. El caballero sonrió, pues abriéndose paso entre la procesión rutinaria y matutina llegó la protagonista de su espera la cual logró distinguir de entre la maraña de londinenses que el tren subterráneo había escupido.

Paso a paso la joven se acercó a la estación. Cabizbaja, absorta en sus pensamientos de fatiga y desaliento, se apresuraba a dejar esa ciudad que se transfiguraba en un lugar repudiado, indeseable, que no toleraba más su alma aturdida. Envuelta en un abrigo gris plomizo y una bufanda pálida que le cubría el cuello y los hombros, el rostro blanquísimo parecía más delgado que de costumbre, podría decirse hasta demacrado, los ojos de mirada intensa, azules, profundos.

"Es la misma persona, pero a la vez es diferente" pensó el caballero desde su lugar en la estación, y es que algo ha cambiado, de repente aquel comandante que una vez fuera poco a poco se ha desvanecido en la persona de Íntegra Hellsing y no es que pareciera más feliz o satisfecha, no, todo lo contrario pero ,simplemente ahora era un ser humano que trataba de pasar desapercibido: el largísimo cabello recogido, la ropa sencilla, la ausencia de gafas. En su persona se reflejaban los largos meses de austeridad que ella sola se había impuesto, pues renunció a toda posibilidad de llevar una vida en la aristocracia británica, el sólo pensarlo le hacía hervir la sangre en las venas, pues a su memoria regresaban los recuerdos de su caída; la traición, el desprecio, la humillación a su casa, el despojamiento de su título, ¡todo! Y ahora, sólo iba sujetando una gruesa valija, caminando hacia la estación.

Sin detenerse miró la hora en su reloj de pulso y apretó el paso, aunque faltaba media hora para que su tren saliera, temía no llegar a tiempo y tenía prisa por escapar de la ciudad, "tengo que estar lejos de ella para esta misma tarde" pensaba y prácticamente trotaba lo que faltaba de camino; la taciturna viajera traspasó al fin el umbral de la estación remodelada, llena de cámaras de vigilancia, retenes de seguridad, policía, agentes especiales: nada había vuelto a ser igual en Londres desde esa noche fatal (y los días que le sucedieron), el temor a lo ajeno, a la otredad, al peligro visible e invisible estaba en todos lados, pues cundía una incertidumbre maniática sin límites y se vigilaban los unos a los otros. Entonces, para llegar al corazón de la estación todo pasajero debía identificarse y someterse a revisión de su equipaje, aun así la terminal no es muy concurrida ese día y sólo le tomaría unos minutos.

-Íntegra…Fairbrook Wingates…Hellsing- dijo uno de los oficiales del vestíbulo cuando revisó la identificación de la pasajera al tiempo que le miró a la cara, pareció reconocerla, aunque habían pasado un par de años del escándalo en la que de un modo u otro se convirtiera en una especia de mafiosa de lo sobrenatural, no era fácil olvidar un rostro como el suyo; ante la repentina aparición, el oficial intentó decir algo, pero la mirada fulminante de la joven frenó toda intención de escarnio.

Enseguida revisaron el boleto: "un pasaje sin retorno, en clase ordinaria hacia Southampton", nada fuera de lo común, se hicieron las preguntas de rutina, se revisó el equipaje, al poco la muchacha traspasó los torniquetes…todo ese tiempo vigilada por la mirada del caballero quien al verla acercarse caminó hacia su encuentro, ella venía de frente a él pero con la mirada clavada en un punto perdido por lo que pasó de largo sin haberse percatado de la presencia, el caballero se detuvo: - ¡Sir Íntegra Hellsing!-exclamó con potente voz y una sonrisa de ironía.

Al escuchar esto la joven se detuvo en seco ¿quién la llamaba por su titulo? No, no tiene que adivinar demasiado, reconoció la voz enseguida y una chispa fría y electrizante le recorrió el cuerpo, volteó lentamente sintiendo una mezcla de rabia, melancolía y...miedo, delante de ella estaba él, casi deletreó su nombre entre los dientes: - ¡Alucard!

Ahora este le sonríe y camina lo que falta para colocarse a centímetros de ella, retrocede: -¿Qué haces aquí?- le preguntó sintiéndose como una estatua de cristal.

-Sir Hellsing, ¿por qué te encuentro huyendo?-preguntó el vampiro sin enmascarar una irónica sonrisa.

-¡Eres un!- masculla con rabia la dama.

-¡Eres la misma! No hay que explorar tan a fondo para encontrarse con la autentica Íntegra Hellsing, el ser inhumano que siempre has sido

-¿Qué es lo que quieres, qué haces aquí?

-¿Por qué habría de dejar de acudir a ti?

-Así que aún insistes en…

-¿Creíste que no lo iba a hacer? ¿Qué me podrías detener? Tus ordenes infalibles, tu don de mando, mi deber como fiel siervo...o por el capricho de tu simple voluntad, un solo deseo tuyo que ha de llevarse a cabo, pero… ya no eres mi ama, no puedes evitar que este aquí.

Íntegra quiso reclamar o simplemente insultarlo, de repente se enfrentó a su nueva condición, alzó la vista y lo miró a la cara con una mirada centelleante, con una mezcla de coraje y pasión culpable, conteniendo la rabia que en otros tiempos no hubiera dudado en hacer estallar.

-Te noto contrariada-insistió Alucard irónico- señorita no te ofusques ¡je!, este encuentro puede ser pasajero en verdad. No, no me mires de esa forma, se que no estás habituada a que se contraríen tus deseos por que eras dueña y señora; una autentica reina, preciosa monarca de sangre noble, nacida y criada para gobernar, para mandar sobre el mundo, si tú así lo hubieras querido, habría depositado en ti todo el poder que una vez te ofrecí ¡oh si tu así lo hubieras querido!, pero rechazaste mi oferta y ahora…

-¡Basta!

-¿Acaso tus pesadillas no se han vuelto realidad?

-¡Basta he dicho!

-Una…por una, y el universo que creías tuyo se desploma a tus pies…

-¡Cállate!- gritó Íntegra- ¡¿qué derecho tienes a juzgar mis actos?! No necesitas recordarme que estoy destruida, que soy una sombra de lo que fui ¿acaso por ello voy a mancillarme más a mi misma?

-Mancillar, así llamas a seguir tus deseos ¡vamos Íntegra!

-¡No!…no Alucard, no voy a cometer el crimen del que fui acusada y condenada, no voy a convertirme en una traidora…

-Aún piensas que le importas al mundo…

-¿¡Y lo qué aún queda!? La memoria de mi padre, lo que queda del honor de mi familia

-Debes agradecer que no tuviste que dar la vida…

-No, no me lo recuerdes..Es que no había opción, ¡es que nadie fue capaz de detener la invasión!

-Nosotros sí…Tú me lo ordenaste ¿acaso no debía seguir tus ordenes sin cuestionar? Eras la voluntad yo sólo el instrumento ¿qué más podría hacer? Sólo el trabajo de un asesino, de un exterminador, tenía que llevarlo a cabo, no sólo por mi propio e inicuo placer, si no por qué era el único propósito de mi existencia, día a día, noche tras noche "busca y destruye" ¿recuerdas? (Ella no puede contener más su dolor, clava la mirada en el suelo, sabe que no puede culpar al vampiro) y así era, Íntegra Hellsing ¡juntos limpiamos a la gran Bretaña e incluso a tu mundo vil , de todos sus enemigos y regamos con su sangre a esta ciudad tenebrosa!…

-Es verdad-admite cabizbaja ahogando el remordimiento- no tenía opción, o éramos nosotros o el enemigo.

-Lo sé, al igual que esos humanos a las que les salvamos la vida alguna vez ¿qué pasó que las víctimas inocentes de repente se convirtieron en tus victimarios y verdugos? Su naturaleza dama mía, su naturaleza vil e ingrata, pero ante tanta inmundicia tu continuas creyendo en ideales, en aquellas cadenas morales que sellaron la fatalidad de tu destino, eres inverosímil Íntegra, no…tú no eres humana, tu alma ya sobrepasa esos límites mundanos, no eres humana…tal como yo no lo soy ahora.

La joven lo miró de repente; el rostro pálido, los ojos vibrantes y absolutos, la expresión atribulada, ansiosa y confusa; ahora entendía lo que Alucard a través de su cínica y cruel oratoria quería decirle: era cierto, dentro del vampiro vivía un hombre, un remoto y oculto ser humano, en parte corrompido pero en parte depurado de la macula mortal y sin embargo, la humanidad latía dentro de su ser como su corazón extinto un día lo hizo. El odio, el desprecio, la rabia, la pasión o el amor que ahora estaba segura le profesaba, ¿qué eran todos ellos si no indicios de un alma que aún le rogaba a la implacable justicia divina por un poco de piedad y salvación? De repente lo vio todo claro y se estremeció al reconocer la verdad que por tanto tiempo había ignorado con la ignominia de quien todo lo puede, con la severidad, la altivez y la soberbia de su potestad, dejando que minuto a minuto, día a día, año tras año se gestara un secreto sin explicación pero que se gritaba a voces por cada rincón de sus malheridos corazones, en cada resquicio de sus mentes aturdidas y enfermas por la crueldad, la miseria y el desprecio de Dios: "Sí, somos semejantes" pensó la noble dama como deseando que el vampiro leyera en sus pensamientos para no tener que gritar que ¡Sí, que sí lo amaba! Y arrojarse a sus brazos llorando de desesperación.

Alucard pareció adivinar en sus ojos los transidos pensamientos, en sus ya nublados ojos el deseo de declararse vencida por un sentimiento culpable. Ansioso se acercó a ella, puso una de sus largas manos en su fino hombro y lentamente dijo:- No me equivoco, no lo puedo hacer ahora, no en este momento, acaso, ¿no somos tan parecidos que necesitamos el uno del otro para sobrevivir? Tu en mí, como yo de la sangre rutilante que bebo cada noche, necesitaré el alimento de ti, en mi alma condenada por el resto de nuestros infames días…

Íntegra quiso responder afirmando su proposición y por fin terminar con esa fatal encrucijada pero de repente…en ese instante atroz y dichoso a la vez, su espíritu confundido fue atrapado por los recuerdos de su padre, por la red de sus principios más arraigados que le habían hecho sobrevivir a la muerte y ganar desde muchos años ah…el amor de un vampiro ¡no! La estirpe de cazadores de demonios no acabaría manchada en esa forma, mejor moriría con ella, en la calma de la tumba fría pero jamás vendiendo su alma por una pasión malsana, así que de repente se apartó de Alucard diciendo: - ¡No!, jamás seré uno de los tuyos, no puedo dejar que bebas de mi sangre ¡ni yo beberé de la tuya! Eso jamás pasará, no puedo vender mi alma a tal precio, no puedo…

-¡Íntegra!- exclamó el vampiro

-No puedes pedirme tal cosa, no te asiste el derecho- respondió conteniendo sus lagrimas-…en nuestra historia no hay lugar para un final feliz; el rey y la reina no construirás castillos en el aire.

-Creo que deberíamos terminar con esto aquí y ahora- declaró Alucard serio y grave ante la perspectiva de la derrota- no te culpo, sólo puedo culpar al destino, a mi vida maldita que me devolviste en aquel oscuro y viejo sótano: aún eras una niña ¡Oh, pero que criatura tan fascinante estaba ante mí! Una criatura a la que le jure fidelidad como ahora te juro que mi ser se ha vendido a ti, ama, y si así lo deseas está será la última vez que nos veamos, sólo necesito una sola respuesta…

-¿Qué respuesta?

-Si soy para ti un vil y despreciable demonio sólo tienes que decirlo, con la firmeza de tu carácter, mírame y dime que nunca fui para ti más que un sirviente y jamás volverás a saber de mí….

Íntegra escuchó y sintió un sobresalto, guardó silencio, bajó la mirada; en vano pensaba y buscaba las palabras correctas: "mentir, esa es la opción, le diré lo que no desea escuchar", al fin levantó la mirada abrió los labios y dijo implorante: - ¡Márchate Alucard! Márchate ya.

Ante tal respuesta el vampiro sintió extender su triunfo y le sonrió, pare él era una respuesta aceptable: - Está bien , era lo único que quería saber, no te impediré partir, me marchare..

-Tenía que ser así, es que somos tan distintos..

-Y, ¿a dónde irás?

-Lo sabrás de todas maneras- contestó Íntegra sabiendo que eso no había terminado-por hoy me marcharé muy lejos de Londres, me iré a Southampton…

-¿Por qué en tren?

-Así Scotlan Yard se demorará en rastrear mi paradero, eso me dará ventaja, después, aún no he decidido que dirección tomar.

-¿Y Seras? Ella….

-Esta bien, me ofreció quedarse a cargo de mi bienes materiales, aunque no se para que, una vez que me haya ido jamás regresare a Inglaterra, tal vez ni siquiera a Europa.

-Es gentil la chica policía.

-Sí lo sé. Yo la he heredado en vida, casi le he cedido mi fortuna, aunque ella no quiso aceptarla, dice que sólo cuidará de ella…A mi ya no me hace falta ese dinero.

-Bueno, si te marchas y ese es tu deseo, creo que tengo que preguntar ¿té interesa tener de vuelta esto?-dijo Alucard al tiempo que sacaba algo de su bolsillo- no iba a dejar que se perdiera.

Y desenvolvió de un paño la cruz de plata que Íntegra fue obligada a regresar.

-¿Cómo, cómo la recuperaste? La cruz de mi padre…

-Sólo te diré que tengo métodos infalibles…- y tomando una de sus manos, colocó la simbólica joya para cerrar de nuevo sus finos dedos sobre la joya.

La joven no pudo contener las lágrimas, aferró la cruz en la mano como si quisiera exprimirle todo el dolor a los recuerdos que comenzaron a invadir su mente….

Continuará...

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...

Hace años publiqué por primera vez en este sitio, en Fan fiction net. Era 2007, Hellsing estaba en su punto más álgido, estaba de moda entre los otakus, había gran expectación por los episodios del manga que se publicaban cada mes o dos en una revista llamada Young King ours, y por la serie de OVAs que apenas comenzaban a salir, además, Yukari Toshimichi creaba y publicaba con regularidad hermosos fan arts (como este con el que adorné este fic) en su web site Solid and etc, como una de las mejores fan artistas que haya conocido, ¡cómo olvidar aquella época!

Gracias al gran Manga de Khota Hirano conoci personas, amigos, cosas, aprendí muchas cosas, incluso me presentaron este sititio para publicar este fan fic que comencé escribiendo en un foro hispano sobre Hellsing (después hasta tuve uno propio), por estas y otras razones es que tengo un gran cariño por este fandom y por este fan fic el cual voy a reeditar a partir de hoy. =)

Así que a las lectoras que ya conocen este fan fic, y aquellas nuevas que se lo conocerán, sean bienvenidas, espero que lo disfruten mucho.

Esto es Cruz de plata. Segunda edición.