Disclaimer: no me pertenece nada en esta viñeta... sólo la imaginación y el insomnio que me han impulsado a subirla.
La puerta se cerró y todo se volvió oscuridad otra vez.
Un segundo, un solo segundo había bastado para que dos muros se derrumbaran en silencio dentro de aquella habitación. Era increíble como un segundo, un mísero segundo de su vida, podía darle la vuelta a todo con tanta brutalidad.
No había hecho más que llegar esa mañana, se habían saludado fríamente, pero sin cruzar la mirada. Habían almorzado sentados a la misma mesa, pero cada uno mirando hacia un lado. Habían estado caminados por el mismo jardín al mismo tiempo, pero las dos personas que los separaban parecía que fueran una multitud.
Habían compartido conversaciones, pero nunca habían llegado a responderse directamente entre ellos.
Habían compartido el aire y él lo había soportado sin alzar la vista a su rostro. Aquello le había parecido la prueba más dura de todas las que llevaba a sus espaldas.
Pero no tenían que compartir nada más que aquello: las comidas, las cenas, los desayunos, los cruces involuntarios en el pasillo, tropezar en la escalera y que el "disculpa" fuera dirigido a los pies del otro...
De la puerta para adentro, no tenían que compartir nada.
Y sin embargo, hacía horas que estaba allí y justo había tenido que ser en el que creía su refugio donde todo se le vino abajo.
Ella había entrado con un cesto bajo el brazo, repartiendo la ropa que su madre acababa de lavar. Había visto a sus hermanos en el jardín y con el revuelo, pensó que él estaría allí también. Por eso entró sin tocar y tampoco se extrañó de la oscuridad de la habitación. Pero cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad acertó a verle, tumbado boca arriba en la cama junto a la ventana, mirando el techo.
Ella quiso salir tan rápido para no molestar que su misma respiración la delató.
Él se levantó de un salto, los reflejos a punto después de tantos ataques. Ella ya no pudo moverse del sitio sin que sus miradas se cruzaran.
No le pidió disculpas por la interrupción, él no las creyó necesarias tampoco cuando se fijó en su mirada.
Ahora que el daño estaba hecho, Harry pensó que ya daba igual mirarla un segundo que un minuto. Pero ella pareció pensar que sí importaba, porque apenas le dio un segundo para observarla antes de darse la vuelta y marcharse por donde había venido.
Cerró la puerta tras de sí y dejó que la lágrima saliera por fin, libre después de aquel eterno segundo.
No podía mirarle y no sentir lo que él estaba sintiendo. No podía.
Se apoyó en la puerta y respiró profundamente antes de bajar a la cocina de nuevo.
Él se iría en pocos días y tenía que aguantar sólo un poco más.
No podía dejar que Harry notara cómo estaba ella, aunque eso significara no mirarlo a los ojos. Sería peor, por mucho que su corazón le dijera que se equivocaba terriblemente.
Confiaba en él y por eso era todo. Ahora necesitaba reconstruir su muro otra vez, ladrillo a ladrillo, esperando que el día que él volviese, pudieran derrumbarlo juntos. Con una sola mirada, como había sucedido unos minutos antes.
Y lo que fuera que le esperaba a ella detrás de ese muro, Ginny creería siempre en Harry. Voldemort caería, aunque tardara diez años en conseguirlo.
Y entonces, ya no necesitarían más ladrillos.
N/A : Una pequeña viñeta o one shot o como queráis llamarlo de Harry y Ginny Dedicada a mis niñas del Hogar del Shipper (link en mi profile) por el apoyo y los ánimos continuos :D
Nasirid