Disclaimer:
Esta historia usa los personajes de J.K Rowling y de la Warner Bross. Sin fines de lucro, utilidad o provecho. Solo por el mero placer de escribir.
Sumary:
Esta historia se sitúa 10 años después del sexto año en Hogwarts. Voldemort aún no ha muerto, aunque su fin se acerca. Muchas personas han muerto valerosamente para salvar la vida de otras. Harry, Hermione y Draco vuelven a cruzar sus caminos. Ahora cada uno se ha convertido en un hombre. Hermione es una mujer, con sueños, anhelos, deseos y pasiones. Y su corazón se llena de inseguridad, incertidumbre, duda al descubrir a dos individuos con defectos y virtudes; que despiertan en ella emociones complejas. Debe decidir, pero el destino le juega una pasada al regresarla a su época estudiantil. Vuelve a Hogwarts, al inicio de su sexto año. Donde ninguno de ellos siente nada por ella. Podrá soportar tener las manos quietas una mujer en todo sentido, atrapada en su cuerpo de adolescente, observando como ellos están con otras mujeres.
No sería insoportable refrenar el deseo, excitación, ardores; porque todos te creen una santurrona sabelotodo insufrible?
Hola de nuevo!
Aquí estrenando un Fic, un trío para ser más exacta. Y por qué Harry y no Ron, que sería lo obvio. Pues porque siempre me DESESPERÓ la pasividad de Ron. Incluso llegué a desear en algún momento que Harry se fijara en Hermione….en fín… E indiscutiblemente Draco está aquí porque es mi personaje favorito.
Son casi dos historias juntas. Un antes y un después (aunque aquí primero es el después.jejejej). No habrá spoilers de HP and the Deathly Hallows, (al menos no por ahora, muchos esperan leerla en español y creo que recién saldrá el prox año), así que, los que ya leímos el libro, puede que se sorprendan de encontrar algo que no concuerde con él (you got it?)
Entonces sin más preámbulos, los invito a entrar en la lectura de:
Ginnywp
PD. Y más que obvio, sus opiniones, sugerencias, saludos, críticas y demás son el motor de esta historia. No se contengan y déjenlo fluir… presionen el botoncito y MAKE ME HAPPY!
Re-besotes!
DE REGRESO A HOGWARTS
CAPITULO 1. : EVOCACIONES
Hermione bostezó de manera silenciosa, no deseaba despertar a la persona que se encontraba a su lado.
–Merece descansar. Esperé hasta muy tarde. Debió llegar de madrugada–. Pensó.
Se movió con cautela, entre las sábanas blancas, impecables. Se acercó a él y observó el ritmo de su respiración. Su pecho claro, subía y bajaba, acompasado con su aliento. Una mano estaba detrás de su cabeza, la otra muy cerca de ella. La tomó despacio y la apretó ligeramente. Él no se movió. Le gustaba observarlo. Era como si deseara grabarse cada línea de su rostro, para que, si algún día él también faltara, evocarlo nítidamente en la memoria.
¿Cómo es que nunca me gustó antes?
El joven giró de repente sobre si mismo, dándole la espalda. Murmuró algo entre dientes, pero continuó profundamente dormido. Su espalda desnuda quedó a la vista, al deslizarse las blancas sábanas y enredarse entre sus piernas. Pero él ni lo notó.
Hermione se abrazó a él, pegando los pechos a su espalda amplia y descansando el mentón sobre su hombro firme. Enlazó el brazo por aquella cintura delgada pero marcada por abdominales sólidos, bien definidos y se acopló aún más a él.
–Ummmm…. Así da gusto despertarse temprano, aunque sólo se haya dormido muy pocas horas en estas tres últimas semanas.– murmuró gustoso, girándose para quedar acostado sobre su espalda.
–Bueno, es que no llegaste a la hora señalada, después de todo este tiempo fuera… y me preocupe -se incorporó un poco, sobre su cuerpo, apoyándose sobre su brazo derecho para mirarlo–. Sabes de sobra que me cuesta conciliar el sueño, si no estás, y más aún si sé que vienes y todavía no llegas… y mucho menos si no mandas algún mensaje.
–Vale, vale. Lo siento –contestó paciente. Se incorporó con presteza y ahora él estaba medio recostado sobre ella-. Pero es que, a veces, no puedo hacerlo. ¿Me entiendes verdad, Hermione?
No debería ser tan aprensiva con él. Ya debería tener experiencia…
–Tienes razón –respondió esbozando una sonrisa-. Creo que es mejor que prepare el desayuno –debes estar con muchas ganas de comer.
Hizo el intento de levantarse, pero dos manos fuertes se lo impidieron.
-Por ahora sólo deseo llevarme una cosa a la boca… y no estoy hablando exactamente de bollos de pan y avena.
Se acomodó sobre ella con delicadeza, y bajó sus labios sobre los de la joven. Húmedos, carnosos y tibios. Hermione le correspondió con complacencia. Se sentía tan a gusto al estar a su lado…
Siempre fue tan bondadoso, preocupado, amable y comprensivo con ella, que se sorprendía que hubiese pasado tanto tiempo para que ambos se enamoraran. Se sentían tan cómodamente juntos. Aunque al comienzo, muchos habían desaprobado su relación.
– ¡¡¡Puffff! . ¡Hermione!, de donde estás aprendiendo a hacer esas cosas… Me temo que tendré que hacerte una escena de celos en este instante –Hablo entre jadeos y exhalaciones, al tiempo que se tendía a su lado exhausto, con gotas de sudor por la frente, varios minutos más tarde.
–Nadie me está enseñando nada de nada –Musitó tratando de sonar ofendida–. Es sólo que hace buen tiempo que no nos veíamos y pues supongo que deben ser sólo ansias contenidas –continuó, pero ya con una sonrisa en los labios.
–Jamás dudaría de ti –y trató de sonar trascendente –, Eso lo sabes bien –nunca desconfiaría de tus actos y tu buen juicio. Si eres la compostura y moralidad con piernas. Desde Hogwarts.
Volvió a incorporar medio cuerpo sobre ella. Deslizó su pierna hasta atrapar las de ella. Le acarició el cabello suavemente. Miro aquellos ojos color avellana que estaban ausentes en ese instante, como si la sola mención de su viejo colegio la hubiesen transportado a dicho lugar.
Nos merecemos ser felices. Por todo lo que dejamos atrás. Debemos estar unidos. Sólo nos tenemos el uno al otro – pensó Hermione.
Él lo notó. Comprendió en el acto aquel sentimiento que ambos experimentaban. Levantó su mano con decisión y acarició su mejilla. Hermione volvió de sus recuerdos con aquella caricia, le miró con ternura. Llevó su pequeña mano y le apartó con afecto un mechón de cabello de la frente. Con la yema de los dedos recorrió lento, en zigzag, aquel distintivo que había iniciado toda esa cadena de acontecimientos en sus vidas y que ahora los hacía estar juntos.
–Yo también los extraño, Hermione….
–Lo sé Harry. Lo sé –musitó quedó y se abrazó a él.
– Si no te apresuras, llegaremos tarde. No creo que a Molly le complazca escuchar que llegué hoy de madrugada y que no pensamos ir a almorzar en su casa… y aún más si nos presentamos retrasados –caminó despacio donde Hermione para tratar de jalarla de la cama. Pero la joven con una almohada sobre la cabeza no hacía ni el intento de levantarse del tibio lecho. Parecía querer hundirse en el.
– Pero ¿porqué tenemos que ir, cada vez que llegas, donde los Weasley? –luchó vanamente por evitar que Harry le quitara la almohada–. Digo, está bien una visita de cuando en cuando, como todos. Pero de ahí a reportarnos cada vez que regresas de una misión…
– Te entiendo, pero debes comprender a Molly, Con todas las pérdidas en su familia, es normal que se vuelva así –jaló suavemente a la joven hasta ponerla de pie – Cámbiate, vale?.
….ummmm Molly .
– La señora Weasley –ella no sentía aquel permiso invisible que Molly les había dado a todos los chicos para llamarla por su nombre de pila–. Se ha vuelto en extremo posesiva, desconfiada y obsesionada con sus seres queridos –se dirigió hacia el otro extremo de la habitación.
¡Dios! Yo hablando de ser aprensiva con otros…
– Tampoco quiero ir a verla hoy – Harry se recostó a un lado de la cama, sin dejar de mirar como se iba desvistiendo Hermione–. Creo que mejor cancelamos. Ahora me apetece quedarme en mi habitación por lo menos tres días seguidos –le habló guiñándole un ojo–. ¿Que opinas de traer tu humanidad por aquí…? –y palmeó la cama con decisión.
– No, no y no. Ahora ya me convenciste de ir a La Madriguera. Tienes razón, la responsabilidad es primero –abrió el armario, sacó un pantalón, una camisa y un sweater–. Además podrás conversar con George sobre la venta de Grimauld Place. Ya sabes que desea contar con un almacén grande –y le tiró sin miramientos la ropa limpia.
Yo y mi bocota, casi un mes sin sexo y tengo que ir a un almuerzo familiar…..
Ahora era él quien se tapaba con la almohada, a pesar de las protestas de Hermione.
– ¡HARRY QUERIDO! –corrió hacia el muchacho y lo estrechó con todas sus fuerzas–. Le estuve preguntando a Arthur cuando terminarías la misión, pero no quiso soltar prenda –miró a su marido que volvía a la sala, haciendo una mueca de molestia. Pero menos mal que cuento con Percy en el Ministerio, quien sí me informó el día exacto de tu llegada.
Apenas lo vea, debo recordar lanzarle un levicorpus… pensó frustrado.
– Pero ya estamos aquí, Sra. Weasley. No nos perderíamos por nada este almuerzo – le habló Hermione mientras le daba un abrazo.
– Claro que la comida debe ya estar algo fría por la tardanza –musitó incómoda, separándose de aquella muestra de efusividad de la joven–. Será mejor que pasen a la casa y tomen asiento. Bill aún no llega. Desde que Fleur está nuevamente embarazada se le hace un mundo aparecerse con toda su familia. Nada como nosotros, que podíamos estar listos con 7 hijos en un santiamén¿verdad Arthur? –se dirigió inquisitivamente hacia su esposo que ya estaba sentado cómodamente en su sillón leyendo El Profeta.
– Cierto Molly querida –respondió apacible Arthur sin levantar la vista del matutino.
Molly desapareció por la cocina murmurando algo sobre los buenos modales. Harry miró a Hermione y la tomó de la mano.
– Ya sabes como se pone…. – susurró
– Pero ya pasó mucho tiempo, Harry. ¿Hasta cuando? – contestó dolida. Ambos se aproximaron hacia la sala.
– ¡Qué hay Harry!.. ¿Ajusticiaste a algún mortífago por nosotros? –gritó George bajando desde la escalera.
– Vas por la docena si no me equivoco –intervino Fred con un muslo de pollo en la mano, cerrando la puerta de la cocina, donde se escuchaba un amortiguado deja en paz el pollo–. Tienes un buen récord. Ojoloco debe estar realmente preocupado de que rompas su marca personal.
– Harry no está interesado en romper marca alguna – intervino severa Hermione. El sólo cumple con su misión. Les he dicho mil veces que no se trata de una vendetta personal, se trata de terminar con Voldemort y esta guerra monstruosa–. Golpeó la mesa con el puño.
– Auch! Hermione. No lo tomes a la tremenda. Tranquila, esta mesa será mi herencia. Aparte de que no pienso comer agarrando el plato entre las manos si la rompes –sonrió Fred.
– Toman todo a la ligera. No se dan cuenta que estamos en una contienda. Pero que no debemos dejar que nuestro odio personal nuble nuestros actos. Luchamos contra la tiranía, el terror, la opresión, la…
– cof cofesclavitud cof cof – tosió Fred.
– cof cofHarrycof cof – imitó George.
– ¿Acaso tienen algún tipo de tos inexplicable? – entornó los ojos al preguntar.
– ¿Sr. Weasley, hay algo interesante en el Profeta de hoy? – Harry se disparó en un abrir y cerrar de ojos.
– Bueno, no es por nada Hermione, pero todo el mundo comenta… – habló George.
– Que últimamente a Harry no se le ve ni la punta de la túnica –continuó Fred.
– Dicen que los Dragones de las cuevas e Gringgotts tienen más vida social que él.
– Obviamente, Percy no está contemplado en este ejemplo, porque hasta aquellos dragones tuvieron más citas este mes que él.
– Aunque se dice también – insistió George –que Harry puede estar mutando, con tiara, zapatillas de tacón y vestido de volantes incluido, a princesita de cuento, cautiva en una torre.
Hermione puso los ojos en blanco. Siempre era lo mismo. No faltaba quien se quejara que era demasiado posesiva con Harry. Que prácticamente no acudían a reunión, festividad, velada alguna. Pero nadie sabía los motivos. Sólo especulaban. Eso dolía. Pero decidió no hacer una escena. Ya era suficiente con los recuerdos tristes, para incorporar una incomodidad más.
Solo chasqueó la lengua con fastidio y dio media vuelta hacia donde se encontraba Harry.
– Gracias por el consistente apoyo…
– Ya sabes como son Fred y George. No lo tomes tan a pecho. Vale?
– La verdad, a veces pienso que en el fondo ellos también piensan como su madre…. Ron era su hermano más pequeño, después de todo.
Harry la tomó de la cintura. – Todo estará bien. Pronto regresaremos a casa.
– No creo poder soportar otra escena como la última vez…
– Te soy sincero… yo tampoco.
La tarde era agradable. Una suave brisa entraba por las ventanas de la madriguera, llevando consigo algunos pétalos y hojitas secas. La charla estaba amena. Percy comentaba, con quien le dirigiera la palabra, sobre lo atareado que estaba con la vigilancia en el Ministerio; pero al ya estar acostumbrados, Charlie y Bill se limitaban a asentir, a emitir un pequeño ajá o un por supuesto que sí para continuar con la velada. Arthur discutía con George sobre lo conveniente de mudar sus almacenes de Sortilegios Weasley hacia Grimauld Place; Fleur conversaba animadamente con Harry y Hermione sobre su avanzado estado de embarazo.
– Y ustedes dos¿cuando planean casarse? –Fleur los miraba risueña –porque mis hijos ya están pidiendo a gritos primos para jugar. No sería genial una niñita de ojos color ver–
– Dime Harry –interrumpió sin miramientos, con tono grave y nada amable–. ¿Hay pistas de… de quien-no-debe-ser-nombrado?. ¿Hallaste por fin el escondrijo del asesino de mis hijos? –. Miró inescrutablemente a Harry en espera de su respuesta.
Un silencio sepulcral se hizo de inmediato en la mesa. Ya casi todos habían terminado el almuerzo. Fred detuvo su tenedor con las setas frente a su boca. Bill y Fleur se miraron incómodos. George miró a su padre con preocupación. Percy se movió turbado en su silla. Charlie miraba lánguidamente a su madre.
Hermione cogió la mano de Harry y le apretó suavemente por debajo de la mesa.
– Molly –habló Arthur con tono firme–. Cuando Harry tenga noticias, estoy seguro que nos comunicará –miró a Harry y este asintió en el acto –Mientras tanto, es mejor no tocar nuevamente el tema.
– Yo solo hice una simple pregunta –replicó inmutable–. Creo que Harry debe estar haciendo su mejor esfuerzo para destruir al homicida de mi Ronny y mi pequeña Ginny –No creo que esté dedicando su energía y voluntad a otras tareas menos importantes…
Oh Dios, no otra vez…se movió incómodo en la silla. Pero la mano de Hermione aún continuaba enlazando la suya.
– Porque Ginny merece que hagas eso por ella. Después de todo, ella iba a ser tu esposa. No puedes olvidarla así, sin más.
Que alguien la contenga por favor, suplicó en silencio.
– Y Ron era tu mejor amigo…
– Mamá, vamos, no te pongas sentimental de nuevo. Te hace daño pasar por esto una y otra vez – intervino Charlie. Se había levantado de su lugar y ahora se encontraba junto a su madre. La tomó de la mano.
– Nunca podría olvidar a Ginny ni a Ron. Nadie podría – habló finalmente Harry. Se había incorporado de su silla y miraba a todos con decisión. Yo más que nadie sufrió con su muerte. Ella iba a ser mi esposa ese día. Ni siquiera la salvó el haber planeado la boda en secreto. A pesar de tomar todas las precauciones, justamente por la muerte de Ron.
– Pero ahora ustedes están juntos y vivos… – rebatió con acidez.
– ¡MOLLY BASTA!
Arthur Weasley se había incorporado también. Tenía los puños apoyados sobre la mesa, donde el mantel se encontraba arrebujado producto del golpe inesperado.
– Esto ya lo discutimos muchas veces. Y no volveremos a hacerlo otra vez.
– Arthur yo… – musitó con lágrimas en los ojos.
– Señora Weasley escúcheme una vez más –Ron estuvo siempre enamorado de Hermione. Pero jamás llegaron a tener una relación. Y a pesar de eso, él prefirió morir por ella. Porque la amaba. Bellatrix utilizó cruciatus pero ni aún así, les reveló donde se encontraba. Pero no por ello puede culpar a Hermione. Ella nunca le pidió a Ron que se sacrificara por ella. Ron hizo lo que yo hubiese hecho también. Y yo no quería a Hermione, como mujer, en ese entonces; era mi mejor amiga. Usted es testigo que yo amaba ya a Ginny.
– Es que no puedo evitar pensar que ambos podrían estar aquí conmigo, ahora… – dejó escapar un sollozo–.
– Lo sabemos Molly, querida –pero ni Harry ni Hermione; ni nadie presente en esta mesa, puede cambiar lo pasado. Debemos alegrarnos por el cariño que se tienen ellos ahora. Tengo la seguridad que Ron y Ginny no podrían haber deseado una mejor pareja para ambos. Ellos han respetado su memoria. Pero la vida continúa –no pudo evitar entristecerse –para algunos, mientras que para otros, queda sólo el recuerdo presente de su ejemplo de vida.
– No puedo expresar con palabras todo el cariño que sentí por sus hijos señora Weasley – habló Hermione quedamente, con la mirada en el regazo. Contenía a duras penas sus lágrimas–. Daría lo que fuera para que nada de lo pasado, ocurriese. Cualquier cosa.
Y tenga por seguro, que jamás; jamás falté de alguna manera a Ginny ni a Ron con Harry. Nosotros… nos.. nos enamoramos mucho después de.. de…
– No es necesario que lo repitas –habló con voz fatigada y mirada inexpresiva – tienes razón Arthur –se limpió discretamente las lágrimas con el pañuelo–. Este tema ya está zanjado. Será mejor que vaya por el postre. Debe estar derritiéndose con este calor…
¿Quién podría culpar a Hermione de querer permanecer encerrada entre cuatro paredes?, pensó incómodo Harry, mientras le alcanzaba un pañuelo desechable.
– ¿Seguro que ya te encuentras mejor?. Puedo decir que el viaje no me asentó bien y necesito descansar. Nos iremos en un segundo – le hablaba al oído, susurrando cada palabra y aspirando el aroma de sus cabellos alborotados. Se encontraban fuera, en el jardín, viendo como volaban en pequeñas réplicas de escobas verdaderas, los gemelos de Bill.
– No Harry, en serio, ya me siento de mejor ánimo. Creo que salir a jugar con los hijos de Bill fue una gran idea. – trató de que su voz sonara convincente.
Lo que desearía en realidad es desaparecer….
Harry la tomó de la barbilla y estaba a punto de besarla, pero un crack! Le puso en alerta inmediata.
– Oigan tórtolos –los interrumpió Fred con desparpajo, soy yo –vine a avisarles que mamá sacará una mesita con pastitas y jugo de calabaza aquí al jardín para los lobeznos de Bill–. Y señaló con cariño hacia sus sobrinos que volaban extasiados–. Y la verdad que si los ve apretujados y enroscados, dudo mucho que haya quien contenga la laguna que se le desbordará por los ojos.
– La verdad no entiendo como es que tu madre nos invita con tanta insistencia y fervor, para luego terminar…. Bueno, tú entiendes… – espetó Harry algo incómodo.
– Creo que es porque te tiene mucho cariño – se apareció George de repente–. Y a ti también te quiere Hermione – y miró a la joven que había dado un respingo ante la aparición del muchacho–. Pero el punto es…
– Que el verlos juntos le disgusta, porque piensa que es una deslealtad a la memoria de mis hermanos –concluyó Fred.
– Pero nosotros jamás les faltamos. Ni siquiera veía a Hermione con otros ojos. Cuando murió Ron, un año después de salir de Hogwarts yo ni siquiera estaba con Ginny, hasta después de cinco años en que nos comprometimos. Después de su muerte, han pasado ya cuatro años y Hermione y yo sólo llevamos medio año viviendo juntos – replicó Harry malhumorado.
– No te exaltes hombre –exclamó George – no he dicho que comparta la opinión subjetiva de mamá.
– Pienso que mamá acabará aceptando su relación. Después de todo, siempre te ha tratado como un hijo, como uno de nosotros, Harry. Y eso significa que te perseguirá por el resto de tu vida… -aún así no lo desees –terció Fred.
– Si no mira a Percy. A pesar de todas las barrabasadas e imbecilidades que causa su mera existencia, mamá le sigue tejiendo los jersey año a año y pensando que es realmente fruto de sus entrañas.
– Así que vayan sin cuidado por la vida, muchachos. – Volvió a la carga Fred –Aunque obviamente aquí en casa, a pesar de que pulvericen su departamento con sus movimientos corporales horizontales –y verticales de cuando en cuando, interrumpió George–. Deben comportarse, tú –y señaló a Harry –como casto beato–. Y tú –señalando a Hermione como una virginal monja.
Mierda! A que hora llegaremos a la casa… rumió Harry en su mente.
– Pero no te preocupes mucho –Fred miró a Harry sagazmente, como si le hubiese leído el pensamiento–. Ya tendrás oportunidad de salir de tu torre –Por qué asumo que no lo encerrarás eternamente¿cierto Hermione?
– Ya te dije que yo no encierro a Harry… – blanqueó los ojos por segunda vez en el día.
– Entonces nos veremos en el Castillo. No se hablé más. – terminó Fred.
– ¿De qué están hablando? –dijeron a coro, Hermione y Harry.
– Pues de La Cena de Reencuentro Estudiantil de Hogwarts. – George sacó un par de invitaciones que entregó a Harry–. Que justo concuerda con una año más de la partida de Dumbledore. Tú sabes como era el tío. Cien a uno que estará contento desde donde esté, al ver que las personas se acuerdan de él con alegría, música y baile en vez de una pomposa misa fúnebre.
– Se han puesto todas las medidas de seguridad existentes; mamá no irá porque dice que será muy duro para ella ver de nuevo el colegio por lo ocurrido y Percy estará de sirviente toda la noche junto a la mesa de ponche, porque aún no consigue pareja para el baile. Ven?, Son motivos más que suficientes para desempolvar las túnicas de gala…. –Dijo Fred.
– Y los vestiditos de volantes… continuó George burlón,
Harry miró a Hermione inquisitivamente. El se moría de ganas de volver a Hogwarts, aunque no tanto por el baile ni la ceremonia. Sólo quería hablar con el retrato de Dumbledore. Pero no deseaba presionar a Hermione con aquella salida. La reacción y comentarios de Molly Weasley no eran los únicos en la comunidad mágica. Aunque muy pocos, pero aún así, lastimaban a la joven.
– ¿Te gustaría ir? – habló tratando de no sonar ansioso.
Por favor que diga que sí, que diga que sí
– De acuerdo. Pero nos iremos temprano. ¿Vale?
– Lo que tú digas, Hermione –y la rodeó con los brazos.
– Puff!, Creo que ni Dobby llega a ese extremo de sumisión –dijo Fred con una mueca de asco exagerada en el rostro.
– ¿Y se supone que este es el tipo que nos librará de-ya-sabes-quien?, – arremetió George.
– Bueno a lo mejor y le mata a escobazo y plumerazo limpio – continuó Fred a duras penas manteniendo la seriedad.
– O de repente Voldy resulta ser alérgico al líquido limpiador de baño. – concluyó George teatralmente.
– Ustedes si que son imposibles…. – Hermione apretó los dientes y dio media vuelta con dirección a la casa. Pero se detuvo de improviso. Giró hacia donde se encontraban los tres muchachos aún riendo y habló alto: – ¿Quiénes de nuestro curso irán a la dichosa Cena?
– Bueno, en realidad casi todos los que conocemos. Aún falta confirmar Lunática Lovegood. Es que aún no le llevé la invitación. Tú sabes. No quisiera convertirme en otro pobre empleado del Ministerio que sale con otro brazo saliendo de la cabeza, por el simple hecho de haberle aceptado una bebida a ella al pasar por su casa. Y Neville tampoco ha confirmado por que aceptó un puesto de trabajo en otra Ciudad. Seamus no vendrá porque no desea que vean a su nueva esposa, que es horrible, tiene más años que McGonagall pero más galeones que los Malfoy…
Hermione continuó su marcha, satisfecha con aquellos datos, pero se detuvo al escuchar lo que agregaba George.
– Y también ha confirmado su asistencia Cho Chang. Ella se fue del país hace casi 8 años¿recuerdan?.
Los gemelos miraron a Harry y a Hermione alternadamente. Al no haber reacción a sus palabras continuaron;
– Si eso no los sorprendió, esto si lo hará – pronunció lentamente y con suspenso – Ella se casó allá hace 5 años. Con alguien que lleva casi 10 años fuera de Hogwarts.
– ¿No adivinan con quien? – Fred se frotó las manos con entusiasmo.
– No me interesa realmente – espetó Hermione sin emoción. Y continuó su marcha. Aunque la sorpresa al escuchar el nombre la detuvo momentáneamente en el umbral.
– Draco Malfoy.
¿Malfoy y Cho?
Definitivamente este mundo se está yendo a pique.meneó la cabeza y entró a la casa por un té helado, aún pasmada con la noticia.
Ufff, Draco aparece en escena. Ummmm y justo al lado de Cho Chang. Y por supuesto, no podía faltar un baile, ya saben, luz tenue, música suave, alcohol en las venas (ups, ignoren este último comentario…) ejem ejem, como decía.. Hermione volverá a ver a Draco después de tanto tiempo. Habrá cambiado en algo el joven arrogante, orgulloso en estos tiempos?. Realmente la experiencia tan fuerte de la muerte de Dumbledore lo habrá cambiado? Acaso se unió a los mortífagos?, continuó su carrera al lado de Voldemort?
Pues no tienen más que esperar ( y solicitar vía review jjijijijiji) el siguiente cápitulo…)
Abrazos por montón.
Gise