Sognare

Bueno, este creo que será un oneshot, o al menos eso espero, porque creo que soy incapaz de terminar una historia completamente, y sinceramente esta historia me esta gustando mucho. Pero no se como terminara, cuanto se extenderá, así que es posible que haga tres capítulos de esto. Por cierto, si no mal recuerdo sognare es una canción, que escuche mientras escribía esta historia. Disclaimer: los personajes de esta historia no me pertenecen, son de Rumiko Takahashi. Solo juego con ellos para divertirme un poco…

Han pasado ya siete meses desde la última vez que te vi. Tu fresco aroma, tu melancólica sonrisa, esos ojos tan tristes que te distinguían de las demás, ese largo cabello tan lacio, que se balanceaba con gracia al pasar el viento cuando soltabas tu cabello.

Todo aquello ha desaparecido ahora que solo duermes Kikyou.

Mi verdadero amor, mi único y verdadero amor…. Me has dejado aquí…deseando saber si estas bien, ansiando ver tu rostro, deseando saber que piensas, si puedes oírme… ay Kikyou… si solo pudiéramos intercambiar puestos…. Quisiera que fueras tu la que este saludable, preferiría que tu estés en mi lugar, pues se que sufres mucho… y me siento impotente, de que a pesar de tanto estudio y reconocimiento no puedo hacer nada por ti, sino tener esperanza en que tu recobraras fuerzas y volverás a abrir tus ojos y posaras tu mirada en mi y susurraras las dulces palabras que solías decirme cuando salíamos a esas largas caminatas por el parque donde nos conocimos…

- señor Taisho, la hora de visitas ya ha terminado…- le informaba una enfermera que acababa de entrar al cuarto.

- déjeme aquí… después de todo esta es mi esposa, debo…no, quiero estar con ella aquí - dijo el, sonando triste, pero determinado a quedarse ahí, con ella.

- pues… quizás pueda quedarse aquí. Pero por favor no haga ruido, lo podrían descubrir- le dijo la enfermera, que a pesar de ser nueva en esa planta, se dio cuenta de que ese hombre ahí frente a ella, estaba destrozado por dentro.

Era cierto, desde aquel nefasto día, Inuyasha Taisho se quedaba junto a su esposa cada tarde de todos los días de la semana, dejando a su hija de apenas un año con su abuela. Pasando cada momento libre que tenia, acompañándola, hablándole, cuidándola, y asegurándose de qué se estuviera haciendo todo lo posible por despertarla de ese sueño maldito.

Todas las enfermeras, doctores, pacientes y secretarias de ese hospital sabían la historia de ese accidente, casi podían describir a la perfección todo lo que había pasado ahí. Todos sabían como el doctor Taisho le había salvado la vida a su esposa y a su hija, como a pesar de sus graves heridas, resistió y camino por dos kilómetros hasta encontrar ayuda, y solo hasta que regreso al lugar del accidente con la ayuda, se desmayo.

Despertó a las dos horas, en una cama en el hospital, siendo preparado para cirugía, solo preguntando por su esposa, pues ya sabia que su hija no había sufrido ningún daño, le constaba que la propia Kikyou se había sacrificado para protegerla a ella.

No fue hasta después de la operación, que el supo que su esposa estaba en coma, y que no había mucha esperanza de que algún día fuera a despertar.

Así era la vida del Dr. Taisho desde que su esposa estaba en coma.

Pero nadie sabía como se sentía, el estar en la expectativa, con la esperanza que te destroza por dentro, pero que puede llegar a ser muy dulce. Nadie sabia, que Inuyasha Taisho, ya estaba al borde de su capacidad. Estaba al borde de la locura, ya no aguantaba mas todo el dolor que por siete meses había estado reprimiendo.

Ya era tarde en mañana, cuando recordó que debía ir a recoger a su hija a la guardería del hospital. Esa tarde había estado muy ocupado, y no tuvo tiempo de pensar en su hija. Ya en la guardería, era fácil distinguirla de entre los demás niños ahí. Sabía que ella era la única que tenia la misma mirada que su madre.

- hola, Asuka, ven conmigo, vamos a visitar a tu mama…- cogio en sus brazos a una pequeña niña de apenas 1 año y siete meses, y la metió en el cochecito.

- ahah…- balbuceo la niña, tratando de hacer caer en cuenta a su papá de su presencia, pues el parecía haberse olvidado de ella. El, al darse cuenta la cogio en sus brazos, dejando el cochecito tirado, y la abrazo, pero aun no estaba totalmente consciente de lo que hacia, era como si su mente estuviera en otra parte, y esto a pesar de ser aun muy pequeña para reconocer lo que era, le daba miedo, y empezaba a llorar.

El tratando de calmarla, se apresuro mas a la habitación de su esposa.

- ya llegamos, Asuka, mira ahí esta tu mami, ve a saludarla…- la niña casi salto de los brazos de su padre, de la felicidad de ver a su mamá, que aunque no se movía, le parecía que solo estaba durmiendo.

- ¡mamá! – grito ella corriendo hasta su cama, para abrazarla.

El veía en una esquina de la habitación, esa escena tan enternecedora con un aire entristecedor, una hija que ignoraba la condición de su madre, una madre que todavía podía pensar, sentir, oír, pero estaba encerrada dentro de si misma, incapaz de salir de ese estado.

Las noches han sido muy largas, quizás demasiado, sin ti a mi lado. Miro el espacio vació a mi lado, y no puedo evitar de que mis lagrimas corran por mi rostro. Y me dicen que debo ser fuerte, que debo recuperar mis fuerzas después de una operación de tal magnitud. Y aun después de tantas drogas, no puedo evitar sentir el dolor amargo de una vida sin ti, pues estas drogas que inventan los hombres no logran calmar el dolor de un corazón. Ah, amor, sueño contigo, cuando puedo dormir, y apareces tan fresca, y hermosa, como siempre has sido; apareces viva frente a mi, con el olor a flores silvestres que adoraba de ti, a por favor, Kikyou, por favor, regresa a mi, no dejes que la muerte te lleve hacia el fin.

- vamonos Asuka, te llevare para que juegues con tus tíos – interrumpiendo ese momento entre madre e hija, cogio a la pequeña niña, aun prendida a su madre, y delicadamente la acuno en sus brazos.

–Asuka, ya tienes que despedirte de tu mamá.-

La niña, aun pegada a su mamá, empezó a llorar, ella no quería irse de ahí.

- Asuka, por favor ven conmigo – el, la abrazo contra su pecho, eh hizo que su llanto cesara. La pequeña niña se calmo, al saber que su papá estaba tan triste como ella.

La casa de su hermano mayor quedaba un poco lejos del hospital. El vivía en las afueras de la ciudad, en un barrio de ricos. Aun después de varios años de rivalidad, durante esa época, tuvo que hacer las paces con el, ya que necesitaría de su ayuda.

- Sesshomaru, por favor cuida de Asuka esta noche – su hermano abrió la puerta del apartamento casi de inmediato, y su esposa, Rin estaba a su lado. El, sorprendido, no dijo nada.

- ¡claro, con mucho gusto! – respondió Rin sonriente, antes de que Sesshomaru se diera tiempo para protestar. – solo deja sus cosas en la sala, nosotros la podemos cuidar esta noche, no debes preocuparte por eso. –

- ¿no quieres pasar, para beber algo de te? – dijo sesshomaru, al notar la mirada de reproche de Rin.

- no, gracias, debo volver al hospital.- respondió el tajante. – Adiós, y muchas gracias por cuidar a Asuka… - y se fue. Ambos se quedaron en la puerta con la bebe en brazos viendo como se iba.

- oye, Sesshomaru, ¿no crees que tu hermano esta algo depresivo? –

- si, si lo creo, pero solo el puede hacer algo al respecto… -

- ah, ya veo… entonces, ¿no hay nada que podamos hacer por el? –

- no lo creo, Rin. –

Esa noche le tocaba turno en el Hospital. Tres pacientes críticos, un asmático con neumonía, un futbolista con la pierna rota en tres partes, y una anciana invalida que se quejaba de un dolor en el brazo derecho.

Todos pasaron frente a el, pero el además de atenderlos no se fijo en ninguno de ellos en particular.

Solo podía pensar en ella. Fue como si regresaba a la época donde estaba completamente enamorado de ella, y no era que ya no estaba enamorado de ella. La amaba más que a nada en el mundo. Pero regreso a los tiempos donde el menor pensamiento de ella lo hacia tener escalofríos. Era esa sensación que los adolescentes sienten cuando ven a las personas que aman, solo que esta era mucho mas amarga.

Finalmente llego el fin de su turno, se fue a bañar, rasurarse la barba, cambiarse de ropa. Y después de todo se dirigió al elevador. El piso tres. Últimamente, le parecía que vivía en ese hospital.

Como todos los días, saludo a la enfermera de turno, saludo a la señora que siempre estaba en el pasillo leyendo el mismo libro, y siguió caminando de largo, hasta el final del pasillo, en el cuarto 216, el cuarto donde estaba su esposa.

- ya llegue, Kikyou. – cada vez que entraba a esa habitación, decía esto antes de voltear a verla, con la esperanza de que ella le contestase como solía hacer.

Luego se puso a hacer el trabajo que les correspondía a las enfermeras, no quería que nadie más tocara el cuerpo de Kikyou. Aunque ya había pasado mucho tiempo desde el accidente, no podía encontrar en todo su cuerpo, una marca que delatara el horrible destino que sufrió. A su cuerpo milagrosamente no le habían quedado cicatrices. Pero en su cabeza no era lo mismo, aunque no se notaba, tenia una herida muy grande, el único recuerdo del accidente, la única marca de lo que la puso en ese estado.

Le puso ropa limpia después de bañarla, le cepillo su largo cabello delicadamente, como si un movimiento brusco podría dañarlo. Y luego la volvió a poner en su cama, amorosamente la arropo, y la acodo, como el pensó que se sentiría mas cómoda. Finalmente, la beso, como solía hacerlo cuando ella aun se movía.

Le hablo por varias horas, de tantas cosas que eran incontables. La acariciaba, le contaba del tedio de la vida diaria sin ella, y después de un rato, como solía sucederle, lo venció el cansancio y se quedo dormido a su lado.

Despertó en una playa, que le pareció conocida pero no supo decir de donde.

"Oh, aquí se esta tan bien… como quisiera que ella estuviera aquí a mi lado, se sentiría tan feliz..."

Ese día en esa playa, había una brisa fresca, propia del amanecer. La playa estaba desierta, tanto que el podía escuchar sus propios pensamientos. Y la vio, se acercaba lentamente hacia el, con el mismo vestido azul que llevaba puesto el día que la conoció. Corrió hacia ella. La alcanzo, pero no la pudo tocar.

De pronto el escenario cambio, ahora ya no estaba en esa playa tan tranquila. Corría por una carretera, cerca de un bosque, algo sucedía, estaba escapando de algo.

Estaba regresando al día del accidente, ese sueño tan pacifico, se empezaba a convertir en una pesadilla.

"que no me atrape… si no, no podré salir de aquí." Alguien más lo seguía. Recordó que era ella quien iba tras el. Y se preocupo. No la perdería de nuevo, esta vez la salvaría.

"kikyou, dame la mano…vamos, dámela…" pero ella se negaba, y dejo de correr. Entonces todo se volvió oscuro una vez más.

"no puedo ir contigo inuyasha… tu sabes bien porque" dijo ella, que resplandecía en toda la oscuridad, pero el no lo quiso aceptar.

"no, Kikyou, ven conmigo" avanzo hasta donde ella estaba, pero algo lo detuvo. No podía llegar hasta ella.

Puso sus manos en la barrera invisible que los separaba, tratando de romperla, o empujarla. Pero no pudo. Ella coloco sus manos en la barrera, pero no trato de romperla, se quedo ahí, mirando suplicante a Inuyasha.

"por favor, algún día, sácame de aquí, promete que algún día me despertaras."

Lagrimas recorrían por el rostro de los dos, no lo podían evitar. La tristeza era demasiado grande, incluso para poder ocultarla en esos momentos de paz que alunas veces les eran concedidos durante el sueño.

El ambiente empezaba a esclarecerse, su sueño estaba llegando a su fin.

"no, por favor, no ¡Kikyou!"

- ¡Kikyou! – grito el, desesperado, y sorprendido a la vez. Era la primera vez que su sueño era tan realista.

- era solo un sueño… - volteo a verla, seguía ahí, tal y como el la había dejado unas horas antes.

Entro una enfermera, pero no le reclamo el que estuviera ahí con ella toda la noche. Ya le conocía desde hacia un tiempo, y le parecía un detalle muy tierno de su parte que se quedara junto a su esposa todas las noches.

- buenos días, señor Taisho. – le saludo la enfermera.

- buenos días…- respondió el fríamente - ¿ha venido a cambiarle el suero?, si es así, no se preocupe, yo puedo hacerlo. –

- si, yo se, por eso solo he venido a dejarle las cosas que necesitara… -

- muchas gracias…- la enfermera ya se iba, y el empezaba a ponerle el suero a su esposa.

"¿que fue ese sueño?, ¿pudo haber sido realidad?...Kikyou, ¿tu?"

- te lo prometo, Kikyou… -

Ese día tenia la mañana libre. Aprovecharía para ir a recoger a Asuka, y para ir a su casa, que seguramente estaría llena de polvo.

Ya conduciendo a la casa de sesshomaru, le entraron muchas ganas de regresar con Kikyou. Pero no podía, ese día estaría con su hija por primera vez en mucho tiempo.

- buenos días, Rin - ella le abrió la puerta y lo recibió, pues su hermano ya se había ido a trabajar.

- ¡hola inuyasha! – le saludo ella alegremente. – ven, pasa adentro -

- he venido a recoger a Asuka. –

- si, lo se, pero ella aun esta durmiendo, ¿quieres esperar a que despierte?-

- esta bien, será mejor dejarla descansar. ¿Asuka les causo problemas? –

- no, para nada, es una niña muy tranquila, además Sesshomaru y yo tenemos que ir acostumbrándonos a la idea de un bebe en la casa ¿no? – Dijo ella riendo – bueno, ¿no quieres una taza de café mientras esperas?-

- si, pero yo la quiero ir a coger, no deberías ir de ahí para allá en tu estado. -

- je je, ¿tu lo crees? –

- es cierto Rin, nunca tuve la oportunidad de felicitarte por tu embarazo –

- eh, no fue tu culpa, Inuyasha, nunca tuviste la oportunidad… -

Un llanto sonó al final del pasillo, era su hija que ya había despertado y lloraba de hambre.

- esa es mi hija llamándome, discúlpame Rin.-

- no hay de que, Inuyasha. –

Al salir de la casa de Sesshomaru acomodo a la niña en el asiento de bebes. Se metió en el carro y empezó a conducir. En el camino a su casa, instintivamente cogio el camino mas largo, no supo por que lo hizo, solo sintió que debía coger ese camino.

Le tomo una hora llegar a su casa. Pero no le importo, ya estaba ahí.

Su casa era grande, vivía en un barrio alto, al ser el, un medico le permitía darse ese estilo de vida. Pero eso tampoco le importaba. Ya no le importaba nada más.

Ese día era jueves. La señora que limpiaba la casa llegaría en unas horas, y era necesario, pues aunque venia a su casa una vez por semana, aun así se llenaba de polvo, y se notaba que el prácticamente no vivía ahí.

Se abrió la puerta principal de la casa, de ahí salio su madre a recibirlo. Se sorprendió de verla, esa semana no le había pedido que cuidase de Asuka.

- hola, hijo. –

- ¿mamá? Pero, ¿Qué haces aquí? – le respondió el sorprendido

- ¿no te alegras de verme? – dijo ella

- no, no es eso mamá, es solo que estoy algo sorprendido. –

- bueno, da igual. He venido porque tengo que decirte algo muy importante Inuyasha. – dijo ella, ahora en un tono mas serio.

- que es, madre. –

- te lo diré, pero primero entremos a la casa, o tu hija cojera un resfriado. –

- esta bien. –

El clima fuera de su casa empeoraba cada vez, pero era normal, pues pronto seria invierno. Ya adentro, su madre cogio a la niña y la llevo a su cuarto, para que durmiera, y luego fue a la cocina a hacer un poco de te. Cualquiera que fuera la cosa que quería decirle su madre, aparentemente podía esperar. Por eso no se alarmo.

- Inuyasha ven al la sala. – lo llamo ella, pues al ver que ella se iba a demorar, el se fue a descansar a su habitación. – parece que nunca cambiaras inuyasha, siempre serás un perezoso –

-mamá…- dijo el quejándose. – no he podido descansar bien en toda la semana… merezco descansar un poco, ¿no crees? –

- no te quejes, no eres la única persona en el mundo que pasa noches en vela y trabaja como si nada al día siguiente. –

- seguramente soy el único que lo ha hecho por cinco meses seguidos… -

-… no he venido aquí a molestarte hijo, pero de hecho, si he venido a decirte algo muy importante.-

- … ¿que es?-

- veras, el día de ese accidente, hable con Kikyou. –

- si, eso ya lo se. Lo pusieron en la investigación que hicieron después del accidente. –

- pero eso no fue todo. La conversación que pusieron en el reporte policial no es la misma que mantuve con Kikyou. –

- pero, ¿Por qué mentiste? –

- porque no podía decir la verdad, al menos en ese momento. –

- continua…-

- esa mañana Kikyou me llamo, fue totalmente inesperado, pues los detalles de la fiesta ya los habíamos discutido la noche anterior – tomo un largo respiro, como si le pesara seguir contando la historia.

- entonces me lo contó. Ya que su trabajo la pone en contacto con cierto tipo de personas, el día anterior se había encontrado con uno de sus pacientes anteriores. –

- pero los policías, ellos investigaron todo lo que ella hizo en el hospital. –

- pero no vieron con quien se encontró después de irse del hospital –

-¿¡Qué!? ¿¡Y porque no les dijiste!? – respondió el alterado

- no te perturbes, las circunstancias no me lo permitieron. – cuando dijo esto, Inuyasha pudo notar, como su madre se entristecía. – Inuyasha, lo que paso ese día, fue horrible, debo admitirlo. Pero a partir de lo que te diga, prométeme que no harás nada.

- ….-

- esta noche me voy a otro país, con tu papá. Por eso he venido aquí a despedirme. Y a darte esta carta, es de tu padre. Ahí encontraras, cosas importantes, prefiero no entrar en detalles, ¿esta bien?-

- si, mamá… que te valla bien en tu viaje. –

- hasta pronto, hijo. –

- hasta pronto madre…-

"¿y ahora que hago?" ese sobre parecía contener mucha información del accidente, respecto a Kikyou y sobre lo que hizo el día anterior al accidente…

"me pregunto… ¿Kikyou, que hacías ese día?

- otra vez… esta playa… - esa vez era el atardecer. La playa estaba igual que la última vez que el había estado ahí. Pero ya no era tan placentero estar ahí. Quizás por el miedo que le causaba volver a revivir los momentos del accidente.

- ¡Kikyou! – la llamo mas impaciente, seguramente aparecería pronto, como lo hizo en el sueño anterior.

Ella apareció, esa vez con un vestido blanco, similar al que uso la noche que se comprometieron.

- inuyasha… - se acerco a el, y se abrazaron, tan fuerte se abrazaron, pues no querían separarse. Ya no era una pesadilla como la última vez, esta vez era solo un sueño.

De pronto se separo de ella, recordó todo lo que le dijo su madre - Kikyou… dime, ¿que paso el día anterior al accidente?.. –

- Inuyasha, yo… no puedo recordar nada de ese día...- respondió ella con tristeza.

- ya veo…-

- lo siento… -

- no tienes que disculparte… no es culpa tuya… -

-… ¿Cómo esta Asuka?...- ella quiso cambiar de tema, aunque era cierto que no recordaba nada del accidente ni del día anterior, sentía que tampoco quería recordar.

- esta hermosa… deberías despertar y verla, esta creciendo, y cada día se parece mas a ti –

- entonces es que de verdad esta linda…- bromeo ella

- si…Kikyou, ¿donde estamos?-

- creo… que estamos en mi subconsciente… aunque, suene ridículo, podría ser.-

- entonces, ¿como se siente?-

-… como si te ahogaras, y todos lo pueden ver, pero nadie puede hacer nada… -

- Kikyou, yo te despertare…-

- lo se, Inuyasha, gracias…-

El cielo se empezaba a aclararse, significaba que pronto tendrían que separarse, y aunque no querían, no podían hacer nada al respecto.

El la beso, como no lo habían hecho en mucho tiempo, y así lentamente, Kikyou fue desapareciendo lentamente y el despertó.

continuara…

Bueno, roguemos para que el siguiente capitulo salga pronto. Pero creo que si saldrá, porque yo no se que hay en el sobre, ni que o quien causo el accidente, o como demonios inuyasha aparece en sueños en el subconsciente de Kikyou. Por eso creo que si sacare el siguiente capitulo rápido…. ¡porque quiero saber que va a pasar! XD…. Gracias por leer mi fic, y porfa dejen reviews!!