Epílogo

--1º persona. Sakura--

Hace cinco meses ya que las cosas empezaron a ir mal... O de mal en peor, mejor dicho. Ya han pasado tres años desde que Shaoran y yo nos pusimos de novios y nos fuimos a vivir juntos. Por un tiempo fuimos felices y todo estaba más que bien, incluso nos casamos... Hace un año. Ambos estabamos progresando excelentemente en cuanto a lo académico, teníamos unos trabajos realmente envidiables... Por las referencias de mis padres, claro... Nuestra vida sexual era activa, habíamos redecorado el departamento y ahora lucía como un verdadero hogar. En fin... Todo estaba muy, muy bien... ¡Ja! Eso creen, ¿no?... Si tan solo supieran...

--Flash back--

Ese día Shaoran había llamado avisando que llegaría tarde a casa. Claro que... Cuando se tiene un horario en el que sales a las 8... ¿Qué puede ser tarde?... Supuse que regresaría a más tardar a las 11 o 12 de la noche...

Me quedé acostada en el sofá mirando televisión con todas las luces apagadas, esperándolo. Pero finalmente el sueño me ganó y me rendí ante los brazos de Morfeo...

- ¡Nos vemos mañana muchachos!...

Al escuchar ese grito y un par de bocinazos, desperté. Me estiré un poco, bostecé y miré la hora. 3:45 a.m. Suspiré con resignación y me quedé sentada en el sofá, esperando a que Shaoran entrase. Pero... ¡Diablos! ¿Cómo mierda iba a entrar el muy maldito si estaba con una borrachera que no sabía ni quién era él?...

Después de escuchar durante quince largos minutos el sonido del timbre y los "cling cling" de las llaves, decidí que iba a abrir. Me levanté del sofá, amarré delicadamente mi bata y caminé con tranquilidad hasta la puerta. Una vez ahí, volteé dos veces la llave que había en ella y abrí la puerta. Shaoran cayó al suelo. Había estado apoyado contra la puerta y al abrirla, él cayó. Poco a poco abrió los ojos y me miró. Sonrió levemente y me saludó con la mano, agitándola de un lado a otro. Lo observé unos cuantos minutos. Estaba tan enfurecida...

- Shaoran, levántate...

- No jodas Sakura... Estoy cansado.

- ¿Qué dijiste?...

- N-O J-O-D-A-S... ¿Claro?

- Lo suficiente. Sal ya de mi casa.

Comencé a golpearlo en la cabeza levemente con la puerta, tratando de hacer que se moviera... Hasta que lo hizo.

- ¡¿Qué mierda estás haciendo!? --Se levantó furioso.--

- Shaoran entra ahora mismo a casa o te juro que duermes afuera... --Amenacé.--

- ¡Claaaaro! ¿Ahora tú me mandas a... Mí?... ¿Quién te crees? --Me empujó, haciéndome caer al suelo.--

- ¿¡Qué diablos haces Shaoran!?... ¡Por Dios! Tú jamás te comportas así. --Me levanté y caminé hasta quedar frente a él.-- ¡Además exijo una explicación de por qué rayos llegas a estas horas y en ese deplorable estado! ¿Qué acaso ahora eres un borracho? ¿Un tirado? ¿Un changarín?... ¡¡Dios Santo, Shaoran!! Dime dónde estuviste... --No se imaginan el esfuerzo increíble que estaba haciendo para contener mis lágrimas.--

- Estuve en un bar. ¿Y qué? ¿Cuál es el maldito problema con eso?... ¿Eh?... --Me miró sonriendo desafiantemente. Me acerqué un poco más a él. Tenía muchísimo olor a alcohol y a...--

- ¿Consumiste?

- ¿De qué hablas? --Se tambaleaba tanto que terminó por apoyarse contra el marco de la puerta, desde donde me miraba espectante.--

- ¿¡Consumiste sí o no!?

- Solo una que otra línea... Y quizás uno que otro cigarro... ¡Con un demonio! --Se separó del marco de la puerta y me miraba amenazadoramente. -- ¿Por qué te tengo que dar mis malditas explicaciones a ti?... ¿Quién te crees, eh?

- Shaoran... No sé si lo recuerdes, pero... ¡¡Soy tú esposa!!... Nos casamos hace un año, ¡por favor!...

- Prff... Como si fuera un gran título. --Entró, cerró la puerta trás él y se fue directo al sofá.--

- Ya... Ya no puedo discutir contigo sobre esto... --Dije entrecortadamente.-- No puedo seguir así...

Él me miró. Yo estaba llorando. Lo miré una sola vez y luego subí las escaleras, dando un portazo a los segundos de haber entrado en mi cuarto. Me acosté de mi lado de la cama, llorando.

- Un bar... Un prostíbulo mejor dicho... --Dije en voz baja para mí misma.--

Pasaron unos cuantos minutos hasta que escuché que la puerta se abría. Traté de no darle mucha importancia. Pero debo decir que simplemente me mató cuando se sentó a mis espaldas en la cama y trató de acariciar mi espalda. Lo aparté con mi mano.

- Sakura... Yo... Lo siento mucho... Enserio... --Comenzó a decir.--

- No quiero oirlo Shaoran. Siempre es lo mismo... Desde hace cinco meses que las cosas son así... Cinco, Shaoran. ¿Tienes idea de cuánto es eso? ¿Te lo puedes imaginar siquiera? ¿Sabes como son las cosas para mí?...

- Lo lamento... No... No he querido hacerte daño jamás y... Y yo... --Suspiró, mirando hacia el suelo.-- Lo siento... No sé que decir... O qué hacer... Para verte mejor...

- Simplemente... Yo simplemente no puedo más con esto Shaoran. --Sequé mis lágrimas y me senté dándole la espalda.-- Hace tiempo que las cosas van mal... Y no estoy segura de que tengan remedio... No sé si lo mejor sea que sigamos juntos. --Finalicé.--

- ¿Qué? Pero... Pero yo te amo... ¿Acaso no me amas más? --Se volteó y me miró a los ojos.--

- Te amo... Lo juro... Con todo mi corazón... Pero si las cosas están mal, y lo sabemos, ¿para qué seguir en una relación que no va a ningún lado?... Sería perder el tiempo.

--Fin Flash back--

De esa charla pasaron ya tres semanas... Tres difíciles y largas semanas en las que casi no hemos cruzado palabra. Y seguimos viviendo en la misma casa. Habíamos vendido el departamento hacía unos ocho meses y habíamos comprado una casa donde planeábamos criar a nuestros hijos... Que ironía, ¿no?...

Estaba empacando todas mis cosas, cuando él llegó del trabajo y miró todo a su alrededor. Luego me miró a mí. Yo luchaba por poder encintar una caja que estaba llena hasta arriba. Él se acercó y me ayudó.

- Gracias... --Dije incómoda.--

- De nada.

Suspiré y sujeté con fuerza la cinta entre mis manos, mirando el suelo.

- ¿Te pasa algo?... Estás rara...

Moví mi cabeza de lado a lado con rapidez, negando que algo estuviera pasándome. Pero... La verdad era que... Que algo estaba pasándome. Y me estaba matando. Poco a poco y muy lentamente. Era un veneno que me estaba comiendo, degustando cada maldito bocado de la poca cordura que quedaba en mí. Shaoran suspiró y acarició mi cabeza. A pesar de haber terminado nuestra relación amorosa seguía comportándose lindo conmigo...

Luego se volteó y comenzó a caminar escaleras arriba. Seguro iba a hacer lo mismo de siempre. Quitarse el traje, dejar los zapatos impecablemente lustrados junto a la mesa de luz, se iba a poner una camisa sobre una remera, unos jeans, las pantuflas e iba a bajar a mirar televisión. Típico de él desde que ya no éramos pareja. Incluso habíamos iniciado los trámites de divorcio...

Después de bajar tal cual pensé que lo haría, pasó de largo del living. Increíble...

Fue hasta la cocina, sacó todo lo que había traído en unas bolsas y se puso a cocinar. Me miró. Yo lo estaba mirándolo sin poder creer lo que veía.

- Vas a cenar, ¿verdad?...

- ¿Eh?... --Me tomó por sorpresa.-- Eh... Sí... ¿Quieres que te ayude?

- Como quieras... ¿Terminaste de empacar las cosas?...

- Sí... Esa era la última caja. --Señalé la enorme y abultada caja que estaba junto a mí. La que él me había ayudado a cerrar.--

- Bueno...

--1º persona. Shaoran--

Debo decir que la única culpa de que ella se fuera era mía. Mía y solo mía. Dios... Que horrible. ¿Es que acaso puedo ser tan imbécil? ¿Por qué arruino todo lo bueno que consigo? ¿Por qué?...

Suspiré y comencé a cocinar. Sakura se lavó las manos y me ayudo a preparar la cena.

Cuando ya estaba todo listo, ella puso la mesa y ambos nos sentamos a comer. Aunque ninguno de los dos tocaba la comida.

La miré. Estaba con un brazo apoyado sobre la mesa y sobre su mano descansaba su cabeza. Estaba con la mirada perdida en el plato sin tocar de comida y con el tenedor jugueteaba corriendo los fideos con salsa de un lado a otro.

- ¿Estás bien?...

- Sí. --Respondió sin levantar la mirada.--

- ¿No tienes hambre?... ¿Está mala la comida?

- No. Está rica... Como todo lo que cocinas pero... No tengo hambre... --Dijo con la mirada aún en su plato.--

- Sakura... Debes comer... Por favor...

- No tengo hambre Shaoran. Siento que si como voy a vomitar...

- Pero... Debes... Debes cuidar a nuestro hijo. --Me miró con cara de sorpresa.--

- ¿Co... Com... Cómo lo sa... Sabes?... --Preguntó con la voz entrecortada.--

Suspiré y solté el tenedor que sostenía en mi mano. La estiré hasta tomar la suya y la miré a los ojos.

- No soy tonto, Sakura. Sé que estás embarazada... Sabes que no puedes ocultarme nada.

- Pero... Yo... --Bajó la mirada nuevamente, esta vez al piso.--

- No digas nada. No estoy enfadado. --La tomé con suavidad por el mentón e hice que me mirara. Le sonreí.--

- ¿Lo dices de verdad?...

- Claro que sí... No estoy enojado. Me alegra mucho... Lástima que ocurra justo ahora y no antes... ¿No?... Cuando todo estaba bien...

- Shaoran yo...

- Sh. No necesito explicaciones.

- Es que yo... Yo te amo... Y no quiero dejarte...

- Yo también te amo, y lo último que quiero es que nos separemos pero... Quizás sea lo mejor. ¿Para qué seguir hiriéndonos estando juntos?... Digo... Yo te herí ya demasiado...

4 meses después...

Ya pasó tiempo de esa charla... Ella se fue... A otra ciudad. Y yo sigo aquí. Estoy aún en el mismo trabajo, sigo con mis mismos amigos, en el mismo ambiente... Y volví definitivamente a las drogas. Y sinceramente debo decir que ya todo me interesa un bledo. Ella no está aquí, mi hijo o hija tampoco... Y yo... Yo menos. Puede que mi cuerpo esté aquí, en esta casa, encerrado entre estas cuatro paredes, pero yo... Mi esencia, mi persona, mi alma, ya no. Se fue con Sakura y dudo mucho que regrese. Es por eso que todos los santos días después de mi trabajo vengo a casa, bebo con amigos un rato y cuando ellos se largan yo me acuesto y me drogo.

- Shaoran...

Y por si fuera poco... Estoy con una mujer que... Momento, ¿Dije mujer?... Nah. Sakura era una mujer. Es una mujer... Con la que estoy... Es... Es tan solo para pasar el tiempo. No la quiero, no me quiere... Es tan solo una de las tantas prostitutas con las que he estado en estos últimos meses.

- ¡Shaoran!...

La miré. Estaba sobre mí. Revolvía mi cabello y besaba mi cuello, tratando de pasar a un nivel más alto de... De lo que fuera que estuviera buscando. Pero no, no esta noche.

- Hoy no Jaz.

- ¿Qué? ¿Entonces para qué diablos me llamaste? ¿Para besarme, drogarme y nada más? ¿Ni un poco de acción?

- Maldición, te dije que no. Y si te pones así de histérica dudo que vuelva a llamarte.

- Claro, si tienes tantas putas contigo que desechar una más qué más da...

- Exacto. Lárgate.

- Pero Shaoran...

- ¡Lárgate! --La empujé, haciendo que cayera al suelo.--

Jaz me miró furiosa desde el suelo, se levantó, me dio una bofetada y se largó de mi casa. No sin antes darme un largísimo discurso lleno de insultos, de como debía tratar a las mujeres, de que era un santísimo imbécil y de cómo me iba a fundir en el mismísimo infierno. Yo la miraba sonriendo desde la puerta.

- ¿En el infierno? ¿Es que acaso no ves donde vivo, estúpida? Ya estoy en el infierno. --Sonreí moviendo mi cabeza de un lado a otro y entré, dejándola afuera mientras bufaba furiosa y trataba de derribar la puerta.--

Cerca de las tres de la madrugada su escándalo cesó y yo finalmente pude dormir.

Y las pesadillas nuevamente regresaron, como cada maldita noche...

--1º persona. Sakura--

Los meses pasaron tan rápidamente que ni siquiera me di cuenta cuando ya habían pasado siete años desde que me había separado de Shaoran. Siete años en soledad... Siete años en una nueva ciudad, con pocos amigos y millones de pretendientes que querían llevarme a la cama en la primera noche... Y seis años y cuatro meses desde que ya tenía a mis hijos... Dos preciosos hijos... De Shaoran y míos.

Suspiré y dejé la fotografía que tenía en mis manos sobre la mesa. Era una foto en la que Shaoran y yo aparecíamos comiendo un helado, abrazados, en nuestro primer año de noviazgo... Como pasa el tiempo.

La niñera me llamaba con insistencia. Así que cuando estuve cansada de oír sus casi llantos, subí las escaleras con desgana y entré al cuarto de los niños. Liz y Shaoran estaban sobre ella, tirando su larga cabellera rubia, enredándola, haciendo de la pobre Junn una madeja.

Tomé a Liz en brazos y alejé a Shaoran de ella luego de regañarlos. Junn se levantó y me miró enfurecida.

- ¡Señora, lo siento mucho, pero yo no puedo seguir así! Estos niños son unos diablos... ¿Ve como dejaron mi cabello? ¡¿Lo ve!?... --Gritaba indignada. Suspiré y la miré con atención.--

- Lo lamento mucho Junn... Ellos normalmente no son así... No sé que tienen contra ti, lo juro.

- Dios Santo... --Suspiró y se acercó a mí.-- Señora, lamento tener que dejarla, pero no puedo controlarlos... Me superan. --Dijo con una triste expresión en su rostro.-- Son niños completamente adorables y muy listos pero... No puedo con ellos. Me han superado.

- Está bien Junn, no te hagas problema. --Suspiré y sonreí.-- Bajemos y arreglamos.

Dejé a Liz en la cama, a Shaoran lo entretuve un poco encenciendo la televisión y luego bajé con Junn hasta la cocina. Una vez ahí nos sentamos a tomar un café en la mesa y arreglamos las cuentas de lo que le debía.

- Señora Kinomoto, no es necesario... Solo estuve dos semanas.

- Pero tu trabajo lo vale. --Sonreí.-- Sé que no te ha sido fácil controlar a aquellos dos monstruos...

- ¿Está segura?

- Claro que sí.

Ella suspiró sonoramente y me cobró solo una semana de trabajo. Aunque yo quería pagarle las dos, no aceptó y finalmente se fue habiendo cobrado menos de lo que su trabajo valía.

- Dios, ¿y ahora qué?...

Tenía que volver a la empresa a las tres de la tarde y ya no tenía niñera. ¿Con quién iba a dejar a los monstruos?...

Apoyé mis brazos sobre la mesa, depositando en mis manos mi cansada cabeza y cerré los ojos. Suspiré. ¿Qué iba a hacer?... No quería llevarlos a una guardería... Me parecían lugares sucios, con niños malvados y niñeras despreocupadas de la vida... Pero al parecer no tenía otra opción...

Revolví un poco mi cabello mientras pensaba qué hacer, cuando sonó el timbre. Me paré y fui hasta la puerta, pasando por el living y por el play room. Al llegar al recibidor, abrí la puerta y vi a Shannon, mi vecina de quince años ahí, parada. Sonreí.

- Hola Shannon. ¿Cómo estás?...

- Buenas tardes señorita Kinomoto. --Hizo una leve reverencia y sonrió.-- Me estaba preguntando... Digo... Yo... --Balbuceó y empezó a juguetear nerviosamente con su cabello.--

- ¿Sí? ¿Qué pasa?

- Pues... ¿Tendría algún trabajo para darme? En su empresa o aquí... Si quiere puedo limpiar o... Podar el césped... O lo que sea... Es que quiero comprarme un auto el año que viene y papá me dijo que él no va a comprármelo.

- Claro que tengo un trabajo. Y no tienes que limpiar nada... O casi nada. ¿Tienes experiencia cuidando niños?

- ¡Claro! Siempre cuido a mi hermana menor... Es una molestia. --Agregó fastidiada.-- Pero... --Sonrió.-- ¿A quién debo cuidar?

- A mis hijos.

- ¿A los mellizos? ¡¡Sí!! Son tan lindos... --Dijo soñadoramente. Yo reí.--

- ¿Estás segura?... No son unos angelitos eh...

- No importa. Debo conseguir trabajo pronto o jamás tendré mi auto...

- Bien. ¿Puedes comenzar hoy?

- Sí. ¿A qué hora vengo?... --Miré mi reloj.--

- Ven a las diez para las tres. ¿Sí?

- Bueno. ¡Muchas gracias señorita Kinomoto!...

- Por nada, Shannon. Nos vemos luego.

Ya un poco más relajada subí al cuarto de los mellizos. Liz estaba dormida en la cama y Shaoran estaba completamente atontado con la televisión. Era justo como su padre...

Me apoyé contra el marco de la pared y los observé un rato.

- Shaoran... --Él me miró.--

- ¿Sí mami?

- Hoy por la tarde va a venir una nueva niñera... La vecina de al lado. La hija de Fanren.

- Bueno mami.

- Comportense con ella, ¿sí?... Saben que si yo pudiera me quedaría todo el día con ustedes, pero debo hacerme cargo de la empresa de tu abuelo.

- Bueno mami.

- ¿Me lo prometes? --Caminé hacia él y acaricié su rostro. Él sonrió dulcemente y asintió con la cabeza.-- De acuerdo. Te amo mi vida. --Besé su cabeza y luego salí de ahí, dejándolo volver a su programa.--

Pasaron dos semanas desde aquél evento y Shannon seguía de niñera de Shaoran y Liz. Se llevaba excelente con ellos. Jugaba con ellos hasta cansarlos a tal punto que cuando yo regresaba a casa a las siete ambos estaban ya bañados y acostados, durmiendo. Una noche de esas, cuando llegué, Shannon acababa de acostarlos.

- Shannon, voy a necesitar que mañana te quedes hasta más tarde. ¿No hay problema? Si quieres hablo con tu madre...

- ¿Tiene que ser mañana, señorita Kinomoto?...

- Sí. ¿Por qué? ¿Qué sucede?

- Es que mañana llega mi tío...

- Oh, entiendo...

- Pero, ¿a qué hora va a regresar usted?

- No lo sé, es que... Tengo una reunión a las tres con un empresario dueño de una nueva empresa automotriz y como mi padre no puede ir, debo asistir yo en su nombre.

- Entiendo. Bueno... Lo hablaré con mi madre.

- ¿No quieres que hable yo?... Te acompaño ahora si quieres.

- Está bien. Vamos...

Dejé la cartera en el perchero del recividor y luego fui con Shannon hasta su casa. Al entrar Fanren nos recibió muy bien y muy sorprendida de que yo fuera a su casa. Eramos grandes amigas desde que yo había llegado a Tokio, pues ella había sido la primera en darme la bienvenida, pero con mis horarios casi no tenía tiempo de poder visitarla...

- ¿Qué rompiste, Shannon?... --La miró con el ceño fruncido.--

- Oh no, Fanny, ella no rompió nada.

- ¿Asfixió a alguno de los mellizos?

- No.

- ¿Qué hizo entonces?

- Nada. --Sonreí.-- No te preocupes. Es la mejor niñera que he tenido hasta el momento... Y... Yo necesito que mañana se quede hasta más tarde en casa porque tengo una reunión con un importante empresario. ¿Sabes?... Y ella me dijo que mañana llega su tío y no sabía si podría, así que quise venir y hablar yo misma para que no tuviera problemas.

- Está todo bien Sakura. No te hagas problemas. Mi hermano no llega hasta las nueve treinta o diez de la noche a casa, así que Shannon puede ir. --Sonrió con dulzura. Era muy hermosa... A pesar de tener casi 43 años, era una mujer hermosa y dulce a quien la edad no se le notaba ni un poco... Y Shannon era igual de hermosa que su madre, a excepción de su larga cabellera negra enrulada y sus ojos celestes. Fanren tenía los ojos color ambar y el cabello corto...--

- Muchísimas gracias amiga. Te debo una.

- Por nada Sakura. Sabes que no hay problema... Y mientras más tiempo esté fuera de casa, mejor para nosotros. Es demasiado inquieta... --La miró de reojo, sonriendo. A Shannon se le hincharon los cachetes y se cruzó de brazos.--

- Jaja... Entiendo. Debe ser así, de otro modo no podría dejar a los mellizos dormidos ni en un millón de años...

- Sí, puede ser... Oye, mañana tenemos una cena entre familiares y amigos aquí en casa. Y va a llegar mi hermano, que tiene dos años más que tú, está soltero y es muy atractivo. Muy buen partido, te lo aseguro...

- Oh... Yo... Quisiera pero... --Se acercó a mí y tomó mis manos entre las suyas.--

- Por favor Sakura. Es tiempo de que olvides al patán que te rompió el corazón... Solo... Solo ven y conócelo. Quizás se lleven bien y se agraden... Uno nunca sabe.

- Está bien... --Acepté resignada. A Fanren jamás se le podía dar un "No" por respuesta. Y si se lo dabas, iba a atosigarte por el resto de tu vida...--

- Bueno. Mañana cuando llegues del trabajo te pones bien mona y vienes a casa... Aunque no creo que te haga falta mucho para verte preciosa, lo eres por naturaleza.

- Muchas gracias Fanny. --Sonreí.-- Bueno... Mejor me voy. Quizás los niños despertaron y me busquen...

- Bueno. Nos vemos mañana. ¡Vienes, eh!...

- Tenlo por seguro...

Me despedí de ella y de Shannon y luego me fui.

Al día siguiente, ya eran las tres y diez de las tarde y Shannon no llegaba. Yo estaba con un vaso de agua en la mano, en la cocina, paseando de un lado a otro, hasta que el timbre sonó. Dejé el vaso sobre la mesa y corrí a abrir con el maletín en mi mano. Abrí.

- Lamento llegar tarde Sakura, es que una profesora me regañó por una tarea y llegué por su culpa tarde a gimnasia y todo se me retrasó. Lo lamento tanto...

- No hay problema linda. Los niños están arriba jugando. Nos vemos luego. Adiós.

- ¡Adiós! ¡Suerte!...

Rápidamente me subí al auto y salí en él. Ya iba llegando tarde, pero obviamente no era culpa de Shannon y aunque lo fuera, no iba a regañarla ni culparla ni nada por el estilo. Simplemente no podía...

Para empeorar un poco más las cosas, la autopista estaba atestada. Así que saqué mi celular de la cartera y marqué el número de mi secretaria.

- ¿Yuna?

- Sí señorita Kinomoto. ¿A dónde se encuentra? El señor de la empresa automotriz nueva ya está aquí.

- Hay Dios... ¿Hace mucho que espera?

- Acaba de llegar...

- Bien. Dile que espere solo quince minutos más y voy a estar ahí. Tuve un pequeñisimo problema con la niñera y la autopista está llena. Pero llegaré, lo prometo. Por favor entretenlo así espera.

- De acuerdo señorita.

- Adiós Yuna.

¡Dios! ¿Qué más iba a salir mal? Digo, lo único que faltaba era que me cayera un meteorito en la cabeza... O que tuviera un accidente... O en su defecto, que Shaoran apareciera...

- ¿Y tú por qué diablos piensas eso?... ¡Cálmate!...

Me grité a mí misma.

Viendo que los minutos pasaban y la fila del infierno no avanzaba, parqueé el auto en un estacionamiento cercano y decidí que caminaría las veinte cuadras que quedaban hacia la empresa.

--1º persona. Shaoran--

Y ahí estaba yo, siendo atosigado por la secretaria de la dueña de la empresa.

- Lo lamentamos muchísimo señor Li, le aseguro que la señorita Kinomoto estará en segundos aquí. --Decía.--

- Momento... ¿Dijo Kinomoto?... --La miré con los ojos tan abiertos como dos grandes platos.--

- Sí. La señorita Sakura Kinomoto es la dueña...

- ¿Está bromeando?...

- No señor, para nada... ¿Por qué lo haría?

- Dios santo...

Había escuchado decir que el destino hace de uno lo que se le da la gana pero... Esto es ridículo. Después de siete lergos años... ¿Volver a verla? ¿En una situación así?... Dios santo, no podía ser posible...

- Oiga, ¿sabe? Recordé que tenía algo importante que hacer y debo... Debo irme...

- ¿Qué? ¡No! ¡No, por favor señor Li! No se vaya... La señorita Kinomoto llegará en unos minutos. --Y es exactamente por eso que debo marcharme. ¿Reabrir las heridas del pasado?... No nos servirá a ninguno de los dos... En especial a ella... Mi pobre Sakura.--

- Es que enserio es algo muy importante. Es urgente... --Comencé a caminar hacia la salida seguido de uno de mis guardaespaldas y de mi asistente y mi secretario.-- Pero volveré.

- ¿Hoy?

- No, no hoy. Otro día...

- ¡Por favor!...

- No puedo. Adiós. --Dije despidiéndome de ella desde el elevador.--

No pueden imaginarse el alivio que sentí al llegar a la planta baja y no ver a Sakura. No es que no quisiera verla pero... Sentía que iba a ser doloroso. Y no iba a poder aguantar mis ganas de tomarla entre mis brazos y besarla, y sentirla mía nuevamente...

Subí al auto guiado por mi secretario, quien me llevaba agarrado fuertemente del brazo, recriminándome qué era lo tan importante como para dejar una reunión así de lado. Yo no respodía. Estaba en un profundo trance discutiendo conmigo, con mi conciencia y con mi moral... Y ni hablar de que mi corazón también se había entrometido en la conversación. Dios...

- ¿A dónde señor Li?... --Preguntó mi chofer.--

- Mhh... No lo sé... Vayamos a dar vueltas.

- ¿¡Eso era lo tan importante, Li!?... --Dijo mi secretario, alarmadísimo. Lo miré sin interés alguno.--

- Sí. ¿Algún problema?

- ¿Sabes cuánto tiempo pedí una reunión con la señorita Kinomoto? ¡Jamás tiene tiempo! ¡Está siempre ocupada! Es una mujer de negocios... Y la primera tú la hechas a perder...

- ¿Quién te dio la autoridad de hablarme así, Jay?...

- Yo mismo.

- ¿A sí?... Estás despedido entonces.

- ¡Bien! Me alegro... No trabajo con gente como tú.

- Maldito gay... Lárgate de aquí. --Dije empujándolo fuera del auto. Luego continuamos.--

--1º persona. Sakura--

Ufff... Finalmente después de diez minutos de caminar y correr y caminar y correr, logré llegar a tiempo a la empresa... Con los dos tacos rotos, el peinado completamente desarmado y mi traje mojado por unos albañiles que tiraron agua en una construcción... Justo por donde yo iba pasando. Odio caminar por esas razones... Tan solo esperaba que el señor aún estuviera ahí, o iba a tener problemas con papá... Y no es que fuera un tipo malo ni que me fuera a regañar, pero si se había ido muy posiblemente hubiera perdido un socio que al parecer era muy importante y con un futuro prometedor.

- Yuna, aquí estoy. ¿A dónde se encuentra el señor?... --Yuna me miró horrorizada de mi aspecto.-- Lo sé, estoy horrible. ¿A dónde está él?...

- Lo siento señorita, el señor Li dijo que tenía cosas muy importantes que hacer pero que volvería.

- ¿Li?... --El mundo se me vino abajo...--

- Sí. Xiao Lang Li... --Dijo mirando su carpeta.--

- Hay Dios...

Corrí a mi oficina y me encerré ahí el resto de la tarde. ¿Shaoran Li? ¿Él? ¿Nuevamente en mí vida? No podía ser posible... ¿Es que acaso todo tiene que desmoronarse cuando está completamente bien? Y digo, ¿Por qué ahora? ¿Por qué regresó?... Bueno... No es que haya regresado exactamente pero... ¡¡DIOS!!...

--1º persona. Shaoran--

Estaba parado frente a la casa de mi hermana en el gran y fabuloso barrio privado donde vivía... Era increíble... Y su casa era una de las más hermosas... Aunque la de al lado le ganaba...

Tomé valor y caminé hacia la entrada. Al llegar, toqué el timbre. A los segundos, la puerta se abrió, dejándome divisar el perfecto y hermoso rostro de mi hermana mayor, Fanren. Ella se sorprendió primero, luego me observó bien, comenzó a lloriquear y me abrazó. Siempre es lo mismo...

- ¡¡Hermanito!!...

¿En qué me metí?...

- Hola Fanny. ¿Cómo estás?

- Tan feliz de verte. Tan solo mírate... Estás precioso. Todo un hombre, un galán... --Me miraba de arriba abajo diez millones de veces por minuto...--

- Yo también estoy feliz de verte. Sigues igual de hermosa que siempre.

Mi asistente, mi guardaespaldas, el chofer, Fanren y yo entramos a la casa. Las empleadas le mostraban sus cuartos a mi séquito y yo mientras estaba tomando un café en el living con mi hermana. Charlando...

- Tanto tiempo Xiao Lang... Hace doce años que no nos vemos... --Sonreía dulcemente.--

- Sí... Mucho tiempo... Recuerdo que Shannon era un gnomo cuando la vi por última vez... Y hablando de mi sobrina, ¿a dónde está ella?...

- Oh, trabaja de niñera aquí junto. Cuida a los hijos de una amiga mía.

- ¿Mi sobrina trabaja?... Dios... El mundo se ha vuelto loco. ¿Por qué? Si se puede saber...

- Mh... Se encaprichó con que quiere un auto. Y Xang Yo le dijo que no se lo compraría. Entonces está trabajando para ahorrar.

- Pues no creo que gane demasiado de niñera. Yo le compraré el auto... Le regalaré uno de mi empresa, mejor dicho.

- Oh no Xiao Lang... Es demasiado.

- ¿Para mi pequeña consentida? Nah... Ya tengo ganas de verla. ¿Va a regresar muy tarde?...

- Creo que sí. Hoy la vecina tenía una importante reunión con un gran hombre de negocios, ¿sabes?... Así que le pidió a Shannon que se quedara hasta más tarde... Creo que va a volver cerca de las nueve.

- Oh, entiendo... Bueno... Creo que iré a tomar una ducha y luego me voy a acostar un rato a descanzar. El viaje ha sido agotador.

- Cierto. Sigues en Tomoeda, ¿verdad?

- Sí.

De un sorbo terminé mi café y luego me dirigí con mucha flojera hasta las escaleras. Aunque a los dos segundos tuve que darme vuelta. Fanren me llamaba...

- ¿Sí hermana?...

- Xiao Lang, quiero avisarte... Hoy tendremos una fiesta de bienvenida para ti aquí en casa y vendrá una gran amiga mía que quiero presentarte... Así que te recomiendo que descanses lo más que puedas, ¿sí?...

- ¿Una amiga tuya? --No es por ser malo, pero espero que no tenga su edad...--

- Sí. Es la muchacha para la cual trabaja Shannon. Es hermosa y tiene dos años menos que tu...

- Mhh... Bien... Haré lo que pueda.

- Xiao Lang... Es hora de que sientes cabeza hermanito...

- Lo sé, lo sé... Pero... --Recordé a Sakura.-- Yo... No sé si podré... Ya sabrás que estuve casado...

- Sí, lo sé. Pero ningún matrimonio es lo suficientemente importante como para dejar de intentarlo, y menos si ella fue quien te dejó.

- Por mí culpa.

- No importan las razones. Ella se fue... En fin. Ponte guapo para la noche. ¿Sí?

- Bueno... --Suspiré y luego subí las escaleras con rapidéz antes de que se le ocurriera alguna otra cosa rara o loca.--

--1º persona. Sakura--

Cerca de las ocho y treinta salí de la oficina. Seguía despeinada y mi aspecto no era exactamente el de una... Señora... O señorita, mejor dicho. Pero, ¿qué más daba? Nadie más que Yuna iba a verme... Y... Bueno, el taxista que iba a llamar, claro.

- Señorita Kinomoto, me acaban de informar que el taxi está abajo ya. --Suspiré y miré a Yuna.--

- Bueno... Ya puedes cerrar, no hay nada que hacer.

- ¿Y qué pasará con el dueño de la otra empresa?...

- No lo sé. Quizás... Quizás pueda hablar con él. No lo sé aún... En fin. Que tengas buenas noches Yuna.

- Gracias señorita, usted también.

Hice un ademán con la mano, despidiéndome de ella, y luego entré al elevador.

Pensé en lo que había sucedido esa tarde... Dios... ¿Shaoran?... Esperaba no encontrármelo por ahí, o me iba a volver loca... Digo... Después de tantos años volver a encontrármelo no sería lo más indicado para mi pobre y débil salud mental. O sea... ¿Mandar cuatro años de psicologo a la basura porque él se me apareciera?... No me agradaba la idea... Y menos sabiendo que no iba a poder contener mis locas ganas de abrazarlo, besarlo y tirarme sobre él... ¡¡DIOS!!... Si alguien quiere depositar algo de cordura y quizás un poco de materia gris en mi cavidad craneal, bienvenido sea...

Cuando el elevador llegó a la planta baja, salí de él y crucé por el vestíbulo hasta llegar a la puerta y luego salí. Busqué con la mirada el taxi, hasta que divisé a un hombre que dentro de un auto me hacía señas. Era él. Suspiré y me dirigí al taxi.

- Buenas noches señorita Kinomoto.

- Buenas noches Ray.

- ¿A casa?...

- Sí, a casa por favor.

- Bien...

Ray trataba de charlar conmigo durante los quince minutos de viaje del centro de la ciudad a casa, pero yo iba más muda que un maniquí. Iba pensando en Shaoran... Y en lo que sería volver a verlo. Y en qué pasaría si... ¡¡Un momento!!... ¡¡Sakura, dentente ya mismo!!... ¿Qué diablos estás pensando tanto? Digo... ¡¡No tienes nada que hacer!!... Tan solo lo saludas formalmente y pasas de largo tan rápido como te sea posible...

Bueno, eso cree que debo hacer mi razón... Pero mi corazón dice que debo hacer lo que sienta... Y luego mi conciencia mete bocado y dice que debería dejar que él se acerque... ¡Diablos!...

- Llegamos señorita Kinomoto. --Sali de la pelea en donde estaba metida -(entre mi conciencia, mi corazón y mi razón)- y le pagué a Ray. Luego me despedí de él y salí del auto.--

Al entrar a casa los monstruos me saltaron encima y comenzaron a darme besos y me abrazaban tan fuerte que casi me ahorcan... Yo sonreía feliz por su sorpresa y los besé a ambos.

- ¿Cómo están mis pequeños?...

Shannon apareció del living. Me miraba sonriendo, apoyada contra el marco de la entrada al living.

- ¿Cómo se portaron hoy, Shannon?

- Muy bien. Están aprediendo a ser civilizados. --Dijo sonriente.--

- ¿De verdad crees eso?... --Sonreí.--

- Bueno, quizás no... En fin... Creo que tendré que ir a prepararme para la cena. Irás, ¿verdad?...

- Sí... Creo que sí. ¿Es formal o informal?

- Creo que es formal... Irán personas importantes, así que...

- Mhhh... Bueno... Tendré que ver que vestido me pongo...

- ¿Puedo ayudarte?

- Claro... ¿Pero no debes ir a prepararte?

- Voy luego. Después de todo, debo asegurarme de que te veas hermosa para que mi tío se quede embobado contigo. --Sonrió.--

- Jaja... Si tu lo dices... Vamos.

--1º persona. Shaoran--

Eran las diez de la noche y la gente comenzaba a llegar. Yo observaba desde la ventana de mi cuarto a toda la gente. Todos amigos de mi hermana y de su marido... Gente grande que no sabía que diablos hacer con su maldito tiempo y que por eso concurrían a fiestas como esa... En fin.

Me recosté sobre la cama y miré hacia mi costado derecho. La puerta del ropero estaba abierta y dentro había un traje de vestir negro... Así debía vestirme para la ocasión... Que pérdida de tiempo, pero bueno. Ya que no la veo hace tiempo, debo darle el gusto a mi hermana y verme bien y conocer a la mujer que quiere que conozca... Aunque estoy seguro que no va a agradarme.

Suspiré sonoramente y volví a levantarme de la cama. Caminé hasta el ropero y con toda la flojera del universo comencé a vestirme...

Rato después alguien tocó a la puerta.

- Pase...

La puerta se abrió despacio y una hermosa joven de unos quince o dieciseis años apareció tras ella.

- ¿Sobrina?...

- ¡¡Tio Shaoran!!...

Shannon corrió hasta mí y me abrazó. Era la primera vez que nos veíamos desde hacía doce años... Estaba ya hecha toda una mujercita y lucía más hermosa que nunca. Su cabello estaba recogido en un rodete del cual caían algunos rizos y llevaba puesto un vestido lila que resaltaba su esbelta figura. Estaba maquillada suavemente y... Y lucía preciosa.

- Estás hermosa Shannon...

- Gracias tío. Tú estás muy lindo también... Creo que Sakura estará encantada de conocerte. --Me estremecí al oír ese nombre.--

- ¿Sakura?...

- Sí. Así se llama.

- Wow... Se llama igual que mi ex novia...

- Increíble... Pero te aseguro que no es como ella... Vamos, ya llegó. Voy a presentártela.

- ¿Ya?...

- Sí. Vamos.

Ella prácticamente me arrastró escaleras abajo.

Pero no me llevó en seguida hacia la mujer que mi hermana y ella querían presentarme. Oh no. Me presentaron ante todos los invitados en la fiesta, excepto los que eran parientes, claro, y después de un largo rato, cuando estaba tomando algo, vi que mi sobrina estaba con una mujer que llevaba un vestido rojo despampanante. Su cabello ondulado caía sobre su espalda, llegando hasta su cintura y moviédose escandalosamente al más leve movimiento que su dueña hiciera. Pero era solo eso... No podía verla frente a frente. A la única a la que lograba verle la cara era a Shannon, quien parecía algo molesta...

--1º persona. Sakura--

- No Shannon... No me atrevo.

- ¡Vamos!... Está muy guapo, te lo aseguro...

- Pero no tengo las agallas suficientes...

- Oh por Dios...

Se alejó de mí un poco enfadada. Pero ¿qué podía hacer yo?... No podia acercarme a su tío y decirle "Hola, ¿qué tal? Mi nombre es Sakura. ¿Cómo te llamas?"...

Suspiré y tomé otro leve trago de champagne. Luego me volteé sobresaltada al sentir una mano sobre mi hombro... Y al voltearme me llevé la sorpresa más grande de toda mi existencia. Tenía a Shaoran frente a mí.

--1º persona. Shaoran--

- ¿Sakura?

- ¿Shaoran?...

Silencio. Nos observamos unos segundos.

- ¿¡Qué haces tú aquí!? --Gritamos ambos al unísono.--

Seguimos mirándonos unos minutos más...

- Yo soy el hermano de Fanren... ¿Tú qué haces aquí?

- ¿Su hermano?... ¡¡Su hermano!!... Debí imaginarlo. Entonces tú tramaste todo esto desde un principio. --¿De que me habla? ¿Va a comenzar ya con sus locuras?--

- ¿De qué me hablas?

- ¡No te hagas! De seguro Fanren te dijo quién era yo y planeaste esto del hermanito que llegaba de viaje, que era soltero y que Fanren era la buena hermana que quería presentarte una chica. Te descubrí. --Dijo triunfantemente.--

- ¿Descubrirme?... No he hecho nada de lo que acabas de mencionar. Ni siquiera se me había pasado por la cabeza... Además, yo le avisé hace tres días a Fanren que venía, no le dije hace meses. Y no nos vemos hace años, así que hubiera sido imposible planear algo así en un par de días.

- Conociéndote, lo dudo.

- Sigues igual que siempre...

- ¿Tu crees?

- Incluso igual de hermosa...

Ella se sonrojó. Yo sonreí triunfante y ahí fue cuando vi que Fanren se acercaba a nosotros.

- Oh, veo que ya se conocieron.

- Ya nos conocíamos. --Dijo Sakura.--

- ¿Qué?... ¿Cómo que ya se conocían?...

- Así es. --Afirmé.-- Ella es mi ex-esposa...

- ¿¡Qué!?...

Y juro que lamento haber dicho eso. Porque segundos después se armó una discución enorme en la cual Fanren y Xei Xei, mis dos hermanas mayores discutían con Sakura y conmigo por no haberles dicho nunca nada. Xei Xei peleaba con Sakura por lo sucedido en el pasado y Fanren discutía conmigo por no haber dicho nada.

- ¡¡Yo ni siquiera sabía que ella a quien querían presentarme!!... --Dije exaltado.--

- Pero Xiao Lang...

- Fanren, ¡no me llames así!... No me gusta, no me agrada y ya estoy harto de estar aquí... Me largo. ¡Es todo!... --Subí las escaleras corriendo y cuando ya tenía mis cosas listas bajé con mi asistente, mi guardaespaldas y mi chofer. Miré a mis hermanas y a Sakura. Sakura estaba llorando y mis hermanas la miraban con profundo odio reflejado en sus ojos.-- Me voy...

- ¡¡Pero Xiao Lang!! --Gritaron mis dos hermanas al mismo tiempo.--

- Cállense de una maldita vez por el amor de Dios. Me tienen harto... --Miré a Sakura. Ésta estaba con la cabeza gacha, secando sus ojos.-- Creo que hubiera sido mejor si no volvía por aquí... Diablos... --Ella ahora me miró.--

- Xiao Lang no te puedes ir. --Fanren habló y se acercó unos cuantos pasos.-- Debes quedarte hermanito.

- ¿Por qué? Nadie me puede obligar, ya soy grande.

- Porque debes conseguir esposa.

- ¿Estás loca? --Sakura seguía mirándome.-- Ya sé lo que es el matrimonio y no es lo mío.

- Pero Xiao L...

- Te dije que no me llames así. Es SHAORAN.

- Bien, lo siento... Shaoran...

- ¿Qué?

- ¿Y tus herederos? ¿Que sucederá con las empresas cuando seas viejo y mueras? ¿No quieres formar una familia?...

- Tengo herederos. Dos.

- ¿Eh?... --Miré a Sakura. Fanren y Xei Xei la miraron también.--

- ¿Qué intentas decirnos Shaoran?... --Xei Xei se dirigió a mí.--

- Intento decirles que los hijos de Sakura son míos. ¿Escucharon? Míos. Ellos serán los únicos herederos de todo.

- Pero...

- Pero nada. Es todo. Me voy de aquí...

Miré a Sakura y la tomé de la mano sin siquiera pensar en lo que hacía ni por un segundo. Su mano... Tan suave como siempre... Ambos salimos seguido de mi séquito.

Al estar afuera, la miré mientras mi gente cargaba las cosas al auto. Sequé con suavidad las lágrimas de su rostro y tomé sus manos entre las mías.

- ¿Estás bien?

- Sí... Eso creo...

- Vamos Sakura... Dime que sucede. Te conozco, se que no estás bien.

- Pues... Me dijeron cosas muy hirientes...

- ¿Quiénes? ¿Mis hermanas?

- Sí...

- Oh vamos vida... No hagas caso a esas dos...

- ¿Vida? --Abrí mis ojos de par en par.--

- Lo... Lo siento...

- ¿Por qué?

- Pues... ¿No te molestó?...

- Supongo que no... --Sonrió con timidez.-- Oye... Quieres... ¿Te gustaría ir a casa a tomar algo?...

- ¿Lo dices en serio?...

- Claro, vamos.

- Gracias Sakura...

--1º persona. Sakura--

Esa noche Shaoran y yo bebimos algo en casa mientras charlábamos, felices -o por lo menos yo- de estar juntos. Me comentó lo que había hecho durante esos años que estuvimos separados, lo cual me entristeció un poco, puesto que había regresado -y dejado nuevamente- las drogas, había estado de prostíbulo en prostíbulo, no había trabajado... Hasta que algo hizo que tomara conciencia de que ya era grande y debía hacer algo de su vida y dejó todo definitivamente, lo cual me alegró mucho saber. Hacía dos años que ya había dejado todo, y que había encaminado su vida por completo.

- Y tú Sakura... ¿Qué has hecho?... --Preguntó luego de beber un poco de champagne.--

- Yo... Pues... Estoy completamente dedicada a los niños y a la empresa... Esa es mi vida... Estoy todo el tiempo que puedo con los niños, aunque se me hace muy difícil, puesto que necesitan mucho de mi presencia en la empresa... Cuando debo trabajar Shannon los cuida. Es una niña excelente. --Sonreí.--

- Sí, lo sé... Al igual que su madre.

- Fanren...

- Siento lo que ella y Xei Xei te atacaran Sakura, jamás fue mi intención, creo que debí haber pensado un poco antes de decirles que eres mi ex esposa... Lo lamento tanto... --Dirigió su mirada al suelo.--

- No hay problema Shaoran. Supongo que en algún momento iba a pasar, ¿no?...

- No debería haber pasado, lo lamento...

- Ya pasó, no hay problema cariño... --Momento.. ¿¡Qué acabo de decir!?... Miré a Shaoran, quien ahora me miraba completamente sorprendido.--

- ¿Cariño?...

- Lo, lo siento... Yo no...

- Shh...

Shaoran se acercó a mí poco a poco, tomandome con suavidad del mentón. Ambos nos mirábamos a los ojos, completamente perdidos... Lentamente nos acercamos hasta que nuestros labios se rozaron y lentamente nuestras bocas y lenguas se fundieron en un tierno y apasionado beso que duró un largo rato... Dios, como extrañaba esos besos...

Luego de besarnos, bebimos lo que quedaba de champagne en nuestras copas. No nos mirábamos... Ambos estábamos muy apenados por lo sucedido, aunque, para ser sincera, a mí me había encantado, y me moría de ganas de poder abrazarlo y besarlo... Ese hombre me podía de pies a cabeza, era increíble el poder que ejercía sobre mí... En buen sentido, claro...

Cuando nuestras miradas volvieron a cruzarse, rápidamente se levantó del sofá y miró hacia todos lados, nervioso.

- Oye... Sakura... Ya creo que debo irme... Es tarde y tú deberías descansar... --No por favor...--

- Claro... Claro Shaoran... Es tarde... --Me levanté y ambos fuimos hacia la puerta.-- Bueno... Volveremos a vernos... ¿Verdad?... Digo... Si es que quieres visitar a los niños...

- Quiero visitarte a ti también... --Dijo en voz baja.-- Claro, vendré...

- ¿Qué dijiste?

- Que vendré... Lo prometo.

- Eso no, de... De mí...

- Que... Emh... Quiero verte y estar contigo...

Volvimos a mirarnos. Recordé todo lo que había pasado con él junto a mí... Todos los momentos buenos y malos, siempre estuvimos juntos... Siempre... Y ahora estar lejos de él... Tener que separarme otra vez luego de tanto tiempo... Dios santo... Sentía que algo oprimía mi pecho y que con una rapidez increíble se formaba un nudo en mi garganta...

Él se despidió de mí con un beso suave en la mejilla y salió. Comenzó a caminar hacia el auto, lentamente... Sin voltear... Y las lágrimas comenzaron a salir sin que me diera cuenta. Luego de unos segundos, él paró y se volteó... Me miró durante unos segundos, aunque no estaba mirándolo podía sentir su mirada fija clavada en mí, y entonces escuché los pasos... Y luego que dos fuertes brazos me rodeaban, acurrucándome, manteniéndome muy cerca de él, con mi cabeza en su pecho.

- Ya no llores preciosa. Si no quieres que me vaya no lo haré... --Dijo despacio.--

Levanté la cabeza y lo miré. Él secó con suavidad mis lágrimas y sonrió con ternura.

- Lo digo enserio Sakura... Yo te amo... Y siempre te amaré, lo sabes. Eres la única mujer para mí... La única... Te amo Sakura.

Logré esbozar una tímida sonrisa mientras sentía que mis mejillas se ruborizaban y lo abracé con todas las fuerzas que pude. Se iba a quedar, las cosas serían mejores, seríamos una familia... Y esta vez era seguro. Ambos habíamos madurado y conservabamos intacto el amor que sentíamos por el otro... Esta vez, era para siempre...

--

Wiiiiiiiiiiiii!!

Después de tanto tiempo supongo que deben extrañarme, ejem ejem, ¿no?... Mejor no respondan... Jeje... Deben ODIARME, lo sé, y siento haberlas hecho esperar TANTO tiempo. Lo siento muchísimo, es que no encontraba una manera de darle un final que me gustara... Les juro que escribí 3 veces el epílogo, y saqué lo mejor o lo que más me gustó de cada uno de los borradores... Es por eso que es inmensamente largo. Es MUY largo, DEMASIADO largo para ser un epílogo, ya sé, pero no podía detenerme!! jeje, lo siento.. Además quería que quedaba perfecto... Supongo que no quedó perfecto pero quedó como yo quería, así que, ¿qué importa? no tienen derecho a opinar, jajaja... Mentira :).

Bueno chicas, ahí lo tienen, la historia ya finalizó. Lamento haber tardado tanto, lo siento, una vez mas, disculpas. Prometo que no volverá a pasar.

Y, bueno... Supongo que ya nos veremos en otra historia :).

Un beso, que estén de perlas mujeres! Las quiero!! Gracias por no matarme hasta ahora, jeje...

Chausito!!

Silvana.