5. La otra parte del trato

- Eso no será un problema, Draco.

Y tras estas palabras Harry eliminó el corto espacio que había entre ellos haciendo que ambas bocas se encontraran. Fue extraño sentir los suaves labios del que durante años fue su Némesis, esos labios desde donde tantas veces se habían insultado el uno al otro, pero eso no tenia importancia ahora. Harry tenia al deseado Draco Malfoy para si por deseo expreso de este, y lo deseaba… no importaba cuanto lo odiara, ni tampoco la razón que los había llevado a esa situación, aun así lo deseaba…

Draco no se hizo esperar, y nada más sentir los labios de su rival sobre los suyos se apresuró a posar una mano en la nuca del chico y la otra en su cintura atrayéndolo más hacia si. Sus bocas se unían deseosas de más, y pronto ese simple roce no era suficiente. Harry abrió más sus labios dándole la oportunidad a Draco de penetrar en su boca, oportunidad que el rubio no desaprovechó, empezando a investigar con su lengua la calida cavidad. No tardó en encontrarse con la juguetona lengua de su compañero uniéndose en una calida batalla donde ambos ganaban. A medida que el beso se iba profundizando y aumentando en intensidad y pasión Draco fue acercando a Harry cada vez más hacia él, hasta que ambos torsos estuvieron completamente pegados.

Pronto los besos dejaron de ser suficiente. Las manos de Draco se hundieron bajo la camisa del moreno consiguiendo que este se estremeciera y se pegara más a él. Se separaron un instante que el rubio aprovecho para deshacerse de la camisa de su compañero, para volver de nuevo a capturar su boca en un ansioso beso. Harry le apretó contra si, y este ni corto ni perezoso se sentó sobre él consiguiendo que el moreno soltara un gemido ante el contacto de sus durezas. Las manos de Draco tocaban y acariciaban el trabajado torso de su acompañante, lentamente una de ellas bajó por su abdomen hasta terminar deslizándose dentro de su pantalón. Harry lanzó un gemido que el rubio silenció con sus labios, las manos del moreno se introdujeron bajo la camisa de Draco acariciando la suave piel que se le ofrecía. La camisa fue retirada, dejando el camino libre a la ansiosa boca de Harry, que rápidamente centró su atención en los pezones del rubio. Pero Draco tenía prisa y quería más, e ignorando las quejas de Harry se alejó.

- ¿Draco?

El rubio le tendió la mano mientras con un leve gesto señalaba la enorme cama. Harry tomó su mano y nada más levantarse volvió a besarle mientras le dirigía hacia el lecho donde se dejó caer sobre Draco que sonreía pícaramente. El moreno empezó un recorrido de besos que inicio en su mandíbula y bajó por su pecho hasta llegar a los molestos pantalones que detuvieron su marcha. Sin dudarlo se apresuró a deshacerse de ellos, dejando al rubio con unos ajustados bóxers negros. Subió de nuevo hasta sus labios que atrapó hábilmente, mientras su mano comenzaba a acariciar el miembro del rubio por encima de la fina tela. Draco dejó escapar un leve gemido y de un rápido movimiento cambió las posiciones dejando a Harry debajo. Le sonrió maliciosamente.

- Yo creo que esto sobra… - Susurró llevando su mano hasta la cintura del pantalón de Harry y rozando su excitado miembro en el proceso. - ¿no crees Harry?

No esperó su respuesta, y metió la mano dentro de los pantalones al mismo tiempo que devoraba la boca del moreno ahogando los gemidos de este ante las caricias que el rubio empezó a propinar a su miembro.

Pronto la ropa que les quedaba a ambos termino por desaparecer, dejándoles frente a frente, completamente desnudos por primera vez. Antes de que Harry fuera capaz de prever sus movimientos Draco había tomado su miembro en su boca tragando todo lo que fue capaz. Harry gimió mientras tomaba el suave cabello del rubio entre sus manos y le forzaba a moverse. Draco se dejó conducir metiendo y sacando el miembro de su boca al ritmo que su compañero le indicaba. Cuando el rubio finalmente lo sacó de su boca Harry gimió con frustración. Draco le ignoró y subió hasta la oreja del moreno que mordió suavemente antes de susurrarle al oído.

- Mm… estas muy bien dotado Potter, no ha habido manera de que pudiera tragármela entera.

Las susurrantes palabras del rubio unidas a las caricias sobre su cuerpo excitaron enormemente a Harry que tomó de nuevo la boca de Draco mientras lentamente le colocaba de nuevo debajo de él. El rubio se dejó hacer sin dejar de recorrer con sus manos cada centímetro de piel a su alcance. Sus bocas se buscaban con ansias, sus manos tocaban y acariciaban disfrutando del suave calor de sus cuerpos. Ambos cuerpos pegados, calientes y ligeramente sudorosos… sus hombrías se rozaban haciéndoles gemir. Una de las manos de Harry se deslizó hasta la pierna del rubio, lentamente las caricias se desviaron hacia la zona interior del muslo, consiguiendo que Draco abriera ansioso sus piernas. El moreno dudó un instante, todavía inseguro de los deseos del rubio. Su mano acarició peligrosamente la zona cercana a su entrada logrando que los besos se volvieran más ardientes y apasionados, esta fue la única prueba que necesitó para asegurarse de que a su compañero no le importaba que asumiera el papel dominante. Sin previo aviso murmuró unas palabras e introdujo un dedo en el pequeño orificio. Draco se arqueó ligeramente, ni siquiera fue consciente de que Harry acababa de hacer magia sin varita para invocar el hechizo lubricante.

Harry fue introduciendo varios dedos, pero el rubio quería más y lo quería ahora.

- Hazlo ya.

No era un pedido ni una sugerencia, era una clara orden que a Harry le encantó obedecer. Sacó sus dedos del interior del rubio y abrió más sus piernas posicionándose entre ellas. Draco elevó las caderas ofreciéndole un mejor ángulo y Harry le penetró logrando que el rubio gimiera fuertemente mientras se arqueaba de placer. El moreno se quedó inmóvil un breve momento acostumbrándose a la calidez y estrechez que ese cuerpo le proporcionaba, momento que aprovecho para observar a su amante. Aquel no era otro polvo más, no era una persona cualquiera, el que se encontraba bajo él era ni más ni menos que Draco Malfoy. El rubio estaba desnudo y sudado, con el pelo revuelto, los ojos entrecerrados y los labios entreabiertos, en ese instante a Harry le pareció la imagen más hermosa que había visto en su vida.

- Muévete. – La voz del rubio era más grave debido al deseo, y movió su cuerpo para reafirmar sus palabras, sacando a Harry de su ensoñación y logrando que empezara a moverse.

Sus cuerpos se movían a un mismo ritmo acoplándose a la perfección, las uñas del slytherin se enterraron en la espalda de su compañero, sus bocas se buscaban ahogando en ellas los gemidos que luchaban por escapar de sus gargantas, Harry dirigió una de sus manos hacia el miembro del rubio y empezó a acariciarlo al ritmo de las embestidas consiguiendo que ambos se corrieran en pocos minutos. Harry se dejó caer sobre Draco completamente exhausto y ambos se quedaron inmóviles recuperando el aliento. Pasaron unos minutos hasta que finalmente Harry se movió saliendo del cuerpo de su compañero y tumbándose a su lado. Había sido un día largo y agotador y ambos se quedaron dormidos rápidamente.

Harry despertó sintiendo un cálido cuerpo a su lado, era extraño, ya que nunca se quedaba a dormir con sus conquistas, solo eran polvos fugaces de los que se deshacía de inmediato. Abrió perezosamente los ojos para fijarse en la figura que dormía tranquilamente a su lado… solo necesitó ver su inconfundible cabello rubio platino para recordar quien era. Le observó un rato, allí completamente desnudo, con los ojos cerrados y el cabello cayéndole delicadamente sobre el rostro Draco Malfoy se veía muy hermoso… casi parecía un ángel. Sonrió ante la incoherencia de sus propios pensamientos, ya que sabía que Draco Malfoy tenía muy poco de angelical. Recorrió con la mirada el hermoso cuerpo cuando de repente sus ojos se detuvieron en un punto determinado. Allí, sobre su antebrazo relucía terrible e impactante la marca tenebrosa. La noche anterior no había reparado en ella, pero ahora la veía con sorprendente claridad. Sintió un nudo en el estomago mientras su mirada era incapaz de alejarse de aquel horrible símbolo que mancillaba de forma grotesca la pálida piel.

- No es muy bonita ¿verdad?

Harry sobresaltado le miró rápidamente, no se había dado cuenta de que el rubio había despertado. Al principio se sintió un poco incomodo al sentir los ojos grises fijos en él, así que volvió a fijar su mirada en la marca, la prueba de que finalmente había conseguido su propósito, tenia un espía…

- ¿Duele? – Preguntó mientras se acercaba a tocar la marca. Pero Draco se apresuró a alejar el brazo.

- Ahora ya no.

Draco se levantó quedando sentado en la cama. Harry miró su reloj, aun era temprano, no debían haber dormido más de media hora… estaba perdido en sus pensamientos cuando el suave sonido del deslizar de una capa le hizo volverse. Draco se había levantado y se había colocado la capa como única prenda para ocultar su cuerpo desnudo.

- Nos vemos en el desayuno.

Hizo ademán de irse pero la voz de Harry le detuvo.

- ¿Y tu ropa?

El rubio miró las prendas tiradas por el suelo, estaban llenas de sangre… con un breve movimiento de varita las hizo arder hasta convertir en cenizas.

- No hay que dejar pruebas.

Y ajustándose nuevamente la capa abandonó la habitación.

Harry se mantuvo unos minutos más en la habitación, sabia que ya era hora de levantarse pero no tenia ganas de tener que volver a la rutina diaria, su mirada se detuvo en las cenizas que seguían allí, sabia que las cosas no iban a ser fáciles de ahora en adelante, la información estaba a su alcance pero aun tenia que aprender a controlarla. Harry se vistió y abandonó la habitación. No tenía tiempo de regresar a su dormitorio, así que decidió arreglarse un poco en los baños cercanos antes de reunirse con sus hombres. Se dirigía hacia allí cuando se encontró con Remus.

- Harry… ahora iba a buscarte.

- Si, Hagrid ha vuelto. Esta en la sala de reuniones.

Hagrid había vuelto… eso significaba que traería noticias de los gigantes.

- Bien. Llévame con él. ¿Los demás lo saben?

- Si, los acabo de avisar.

Ambos se apresuraron en llegar a la sala, donde ya les esperaban los principales miembros de la orden.

- Hagrid. – Harry se apresuró en saludar al semigigante. – Me alegro de verte.

- Yo también, Harry.

- Bien… - con voz más seria se giró hacia los demás. – Sentaos.

Él como siempre se sentó junto a Ron. El pelirrojo le observaba irónicamente.

- ¿Sucede algo, Ron? – Preguntó el moreno en voz baja.

- Nada… es que… - sonrió levemente. – parece que esta noche te has divertido.

No fue hasta entonces que Harry se fijó en su propio aspecto, la camisa desabrochada, la capa mal puesta y el cabello mas revuelto de lo habitual, eso sin contar con los diversos chupetones que quedaban a la vista. El moreno se apresuró a ponerse bien la ropa intentando ocultar las marcas.

- Si, supongo que si.

- Espero que no se te ocurriera salir solo del castillo, sabes que es peligroso.

- Tranquilízate Ron, no he salido del castillo.

Ron le miró con los ojos muy abiertos, nadie podía entrar en el castillo sin el permiso de la orden, eso tenia que significar que Harry había pasado la noche con alguien de dentro. Pero el pelirrojo no pudo seguir hablando ya que una vez todos se encontraron en su sitio la reunión empezó. Hagrid les informó de sus avances con los gigantes, las negociaciones prosperaban bastante, pero las opiniones se encontraban divididas. Hagrid había vuelto para pedir información sobre como llevar la situación. Esa misma noche volvería a partir acompañado de Grawp y Máxime que en esos momentos se encontraba arreglando unos asuntos en Londres. Tras casi una hora terminaron de aclarar los últimos detalles y se dirigieron al comedor, donde se serviría el desayuno. Iban hacia allí cuando Ron volvió a sacar el tema que Harry creía olvidado.

- ¿No me vas a decir quien ha sido?

- No. – Harry sonrió por la insistencia de su amigo, pero no podía contarle le verdad a Ron.

- Vamos… lo averiguaré de todas formas… Oh… vamos… solo dime si era hombre o mujer…

- Esta vez era un hombre.

- Aaaaghh… - Ron hizo una breve expresión de asco mientras se sentaban en la mesa. Los gustos de su amigo aun le seguían pareciendo extraños. – Al menos eso reduce un poco la lista de posibilidades. – Ron miró a su alrededor. – Solo habrá unos treinta hombres.

El tiempo en que cuatro grandes mesas ocupaban el comedor había pasado, ahora solo había una mesa enorme. Habría entre 50 y 60 personas en el castillo, algunos eran miembros de la orden, otros eran personas que habían pedido su protección.

Cuando llegaron a sus asientos habituales Hermione se encontraba medio oculta entre libros y enfrascada en la lectura de unos pergaminos.

- No se como siempre llegas antes si salimos al mismo tiempo de las reuniones. – Se quejó Ron mientras se servia abundantemente. - ¿Cómo lo haces?

- ¿Qué estas buscando Hermione? – Preguntó Harry a la chica.

- Es sobre ese nuevo hechizo del que hemos recibido noticias, el imperio mejorado que están usando los mortífagos. Intento averiguar como lo hacen para ser capaces de contrarrestarlo.

- No encontrarás nada en esos libros. – Aseguró Harry observando los gruesos volúmenes.

- ¿Cómo estas tan seguro?

- Esos libros que estas mirando son de la sección prohibida… y esa es la única sección de la biblioteca que he leído. Te aseguro que en esos libros no dice nada del imperio mejorado. Además dudo mucho que esa información la hayan sacado de libros que estén al alcance de todo el mundo.

Hermione suspiró y apartó los libros y pergaminos para empezar a servirse el desayuno. Fue entonces cuando miró a su compañero y reparo en algo.

- Harry…

- ¿Si?

- No habrás salido del castillo solo ¿verdad?

Harry la miró sin entender la pregunta, pero Ron si lo hizo lo que provocó que casi se atragantara de la risa.

- Tranquila Hermione, al parecer Harry se divirtió en el castillo. Pero no me quiere decir con quien.

- Oh… - Se quejo el moreno ¿Tan evidente era? – Dejadlo ya… tenemos cosas más importantes que hacer… estamos en guerra, no lo olvidéis.

- No lo olvidamos ni por un segundo Harry. – Asintió Hermione. – Pero no creas que no me doy cuanta de que estas intentando cambiar de tema.

Harry pareció rendirse. Su mente daba vueltas, si él y Draco debían fingir una relación ese era un buen inicio. Aun esperaría un poco antes de decirles a sus amigos quien era su "novio", pero podía ir preparando el terreno.

- No puedo deciros ahora quien es. Antes tengo que hablar con él.

- ¿Él? ¿Es un él? – Hermione miró a su alrededor como si esperara ver una flecha señalando a ese "él" pero eso no sucedió. - ¿Y porque no nos lo puedes contar? Siempre nos lo acabas confesando…

- Esta vez es distinto. – Aquel era el momento perfecto para empezar con un poco de teatro. – Veréis… esta vez no es solo un polvo… él me interesa de verdad.

Ron y Hermione se quedaron boquiabiertos… eso si era una novedad. Era la primera vez desde que empezó la guerra que veían interesarse a Harry por algo más que sexo. En todo este tiempo toda su vida sentimental (o más bien sexual) se había basado en algunas noches de sexo desenfrenado para liberar la presión de la guerra, pero nunca nada más.

- ¡¡Pues si te interesa más razón para decírnoslo!!

- No hasta que hable con él. Ahora si me disculpáis tengo que contactar con el ministerio. Sigo esperando los informes que prometieron y no llegan.

Harry se marchó dejando a Ron y Hermione confusos y sorprendidos. La chica sonrió mientras veía alejarse a su amigo.

- Es bueno que haya encontrado a alguien.

- Si, últimamente lo veía muy apagado. Ha estado tan inmiscuido en la guerra que nunca ha tenido tiempo para nada más. Es sorprendente que desee una relación con alguien.

- Si. Me pregunto quien será.

Unas sillas a la derecha un chico rubio les observaba disimuladamente. Al parecer Harry ya había puesto en marcha el plan, por ahora lo dejaría en sus manos.