Capítulo 2- Se busca regalo desesperadamente.

2:15 PM

-¡Diablos!

Draco apoyo fuertemente la cabeza sobre la mesa, haciendo un ruido seco.

-Vas a terminar con algún tipo de problema neurológico si continúas con ese ritual de auto flagelación- Blaise Zabibi camino hasta la silla en frente de Draco y se sentó. -¿Cuál es el problema?

-¿Cuántas veces te tengo que decir que toques antes de entrar? ¡No necesitas anunciarte, simplemente toca la maldita puerta por lo menos!- Draco contesto irritado levantando la cabeza.

-Estas de mal humor, eso es lógico, pero ¿puedo saber por qué?- preguntó nuevamente.

-¿Tengo otra elección? Si no te cuento me vas a molestar todo el día. –hizo una pausa al ver la sonrisa de auto suficiencia del otro. –Hoy es el cumpleaños de Ginevra.

-¿Y estas aquí en lugar de estar con ella? Draco, eres el presidente de la empresa, creo que un día libre no te mataría. Eres un adicto al trabajo.- Blaise afirmo balanceando negativamente la cabeza.

-No es eso idiota, es que pase toda la semana pensando en que comprarle pero no se me ocurre nada.

-Dale una joya, las mujeres las adoran.

-¿Crees que no pensé en eso ya? Pero tu la conoces, como mínimo dirá que le di algo costoso para hacer sentir mal a sus hermanos y no la va a usar. –Draco suspiro y apoyo la cabeza en las manos. –Necesito algo rápido, ya son más de las 2 y sólo tengo hasta las 4 para encontrar algo muy bueno.

-¿Por qué hasta las 4? Planeando alguna 'fiestecita particular' en casa. –pregunto, en un tono insinuante.

-Ojala- respondió soñador –La 'fiesta' no es particular, y mucho menos en casa. Va a ser en la "Madriguera", o sea, el infierno. Si no aparezco entero mañana, manda a los aurores a buscar mi cuerpo allá. – bajo la cabeza de nuevo, golpeándose más suave.

-¿Has pensado alguna vez por qué llamen esa casa "Madriguera"?

-No me lo recuerdes. Una vez cometí la estupidez de preguntarle que si se llamaba "Madriguera" porque su mamá había tenido 300 hijos como una coneja. Tengo la marca del mordisco que me dio hasta hoy.- se señalo el hombro.

Blaise soltó una carcajada

-¡Eso es amor animal!

-¡Animal! ¡Eso es!- Draco salto de la silla empezando a ponerse la chaqueta del traje.

-¿Qué? ¿Animal? ¿No te dije que golpearte la cabeza iba a terminar dándote problemas mentales?

-No imbécil, ya se que le voy a regalar a Ginny. Algún animal, ella adora bichos. Bichos y niños pero no creo que los vendan en el Callejón Diagon.- y salio corriendo hacia la puerta, dejando a un Blaise intrigado en la silla.

-Hasta mañana, si logras sobrevivir.- se despidió de su amigo.

2:40 PM

"Maldito Callejón Diagon, maldito agosto, maldito regreso a clases y niños imbéciles". Pensaba, enojado mientras esquivaba a varios estudiantes e intentaba llegar a la tienda de animales lo más rápido posible. Había olvidado como se llenaba de gente ese lugar en la época próxima a septiembre, el comienzo de un nuevo año en Hogwarts.

En una parte de la calle, una aglomeración de jóvenes y adultos estaban frente a una tienda bloqueando su paso. Gracias a su estatura no tuvo que empinarse demasiado para ver que se trataba de la tienda de Artículos para Quidditch y escucho algunos chicos comentar sobre el nuevo modelo de una marca de escobas americanas, una tecnología totalmente inédita. "Probablemente Potter ya debe tenerla en ese equipo de mierda", pensar en Potter sólo logro irritarlo aun más.

-¡Salga del camino! Las personas tenemos más cosas que hacer que quedarnos vagabundeando en frente de una tienda de escobas.- le grito a un niño de cabellos castaños y de no más de 11 años. El niño se asusto abriendole paso inmediatamente.

Después de 40 minutos, algunos gritos, un alto porcentaje de mal humor y extremadamente cansado, logro llegar a la tienda de animales. Por un milagro divino estaba medio vacía en comparción de todas las demás. La primera parte de la misión, llegar a la tienda, la había cumplido. Ahora llegaba la segunda parte: que bicho comprar.

Primero pensó en lechuzas, pero en un momento descarto la idea, ella ya tenía una. Después pensó en un ratón. "No, a las mujeres no les gustan las ratas." Un sapo, totalmente fuera de cuestión, no le gustaban. Lo hacían recordar a Neville Longbotton. Conejos, no, si lo hacia tendría que llevarse una pareja y no quería una mini colonia de Weasley- conejos en su casa.

Ya estaba empezando a irritarse por no lograr pensar en un animal decente, cuando vio en el fondo de la tienda una vitrina con una gata siamesa en la mitad y seis bolitas de pelo blancas como nieve alrededor. "¡Eso! Un gato sería genial, son limpios, silencios e independientes", el único problema eran los pelos, pero un hechizo solucionaría eso con facilidad.

Se agacho frente a la vitrina con la intención de escoger uno. "Diablos, todos son iguales." Pero al pensar en eso Draco paro. No, no todos eran iguales. Cinco eran blancos con ojos azules iguales a los de la madre, pero uno, el más pequeño de todos, tenía los ojos de color ámbar. "Ese, es perfecto. Es diferente a los demás y sus ojos son del color de los de Ginny". Mas en el instante en que su mano se extendió para tomar el gatito, una manita minúscula llego antes y se lo arrebato

Draco miro hacia arriba para ver de quien era la mano que había cogido SU gato y se encontró con una niña rubia, brincando, abrazando el gatito y gritando:

-¡Este, papi! Es perfecto, tan lindo, tan diferente. Quiero este.

-¡Perdón, querida, pero ese gato es mío!- Draco levanto la mano y la extendió para quitarle el gato a la pequeña, pero ella se alejo corriendo.

-¡No, no lo es! ¡No estoy viendo su nombre en el, esta a la venta y lo quiero!- la niña lo apreto fuertemente en sus brazos. Draco tuvo pena del animal, talvez estaría muerto cuando lo soltara.

-Niña, lo vi primero, ya lo iba a coger para llevarmelo.- comenzo a caminar hacia ella.

-¡Nooooo! ¡Papááá!- grito, haciendo que Draco se tapara los oídos con las manos. Otro motivo más para odiar a los niños.

-¿Algún problema, Liz?- un hombre considerablemente grande aparecio al lado de la niña. "Es imposible" penso, ¿cómo un armario de esos podia ser papá de esa niñita?

-¡Quiere robarse mi gatito papá, mi gatito bebe bonito!- y apreto aun más al gato, haciendolo maullar.

El hombre cruzo los brazos amenazadoramente. Draco se estremeció y comenzó a pensar que los conejos eran una opción considerable.

-Errr… humm… lo que pasa es que, robar no es el termino correcto…- el hombre soltó un ruido que le pareció el latir de un perro. –Ok, vamos a negociar. ¿Cuánto quieres por el gato?- le pregunto a la niña.

-80 galeones.- le contesto, balanceando al miserable gatito.

-¿Qué? ¿80 galeones? ¡Con eso te compras la tienda entera y te sobra para unos huevos de dragón! ¡Esto es extorsión!- Draco grito. Esa niña sólo podía estar loca y con seguridad iría a Slytherin.

-Entonces me quedo con el.- la niña se giro, tirando al gatito hacia arriba y cuando se estaba cayendo lo agarraba. Los maullidos eran agonizantes.

Lo pensó por un momento. Podía comprar otro gato por mucho menos de 80 galeones, pero eso no era lo que quería. "¡Eres Draco Malfoy y obtienes lo que quieres siempre no importa el precio!"

-Esta bien, negocio cerrado.- respondió derrotado. Sin duda ese había sido el peor negocio de toda su vida. Pagarle 80 galeones a una niñita de máximo 11 años y por un gato, demasiado vergonzoso para contárselo a alguien.

La niña prácticamente le arrojo el gato, que se aferro a su ropa como si fuera una tabla de salvación. Comenzó a examinar el animal para asegurarse de que la niña no le había arrancado alguna pata o un ojo cuando se dio cuenta de que era una gata. Todo estaba en su sitio. Se dirigió hacia la caja y pago por el animal. Aquella niña maquiavélica era capaz, seguramente, de vivir en tiendas de animales con aquel gigante como papá extorsionando a pobres hombre que buscaban el regalo ideal para su novia.

Miles de Gracias por todas sus reviews… y agradecimientos especiales a Vivi que me ayudo con la corrección del capítulo hace como medio siglo y yo apenas lo estoy publicando… Besos y creo que para mañana esta la última parte…