[SasuNaru Naruto es un Shinigami al que se le encarga como misión ir en busca del alma de un humano ya sin posibilidades de despertar de su coma: Sasuke. ¿Qué pasará cuando al momento de tomar su alma, Sasuke despierte?

- Naru¿Cómo es que..puedes verme..como es que puedes tocarme? (Akane: Si si, tócalo mas Sasuke! o¬o)

Bueno, esto surgió de ver una img donde hay un Naru con alas negras..y dije¡Naru shinigami! o¬o En un principio había pensado esto como un one-shot ooU pero como también había predicho..se me fue la olla escribiendo xDDDD

Pot cierto o.o obviamente esto es AU xD También, si el tipo de organización que tienen los Shinigamis aquí les recuerda a Yami no Matsuei, es que de allí me inspiré xD pero ni sueñen ver a un Muraki por aquí o algo por el estilo ¬¬

Y el title o.o si les suena también...pues es de una breve historia-poema que me gusta mucho, pero esta trata sobre un enamorado que es visitado por la muerte, quien le dice que solo tiene una hora de vida y bla bla...

Gracias my nee-san lobita por betearme n-n

Masashi Kishimoto tiene los copyright de Naruto..yo no soy dueña de nada..al menos de momento ¬

El titulo pues no tiene copyright porque nadie sabe quien chota escribió el relato u.ú

ROMANCE DEL ENAMORADO Y LA MUERTE (1º PARTE)

Me detuve derrapando por el suelo y entré a la oficina. Ahogué el aliento al ver que mi superior estaba despatarrada en su escritorio, placidamente dormida. Su cara roja, el hedor y las botellas desparramadas en el piso, junto a mi otro superior Jiraiya-san y otro tipo que ni conozco, me dio a entender que ayer estuvieron de fiesta de lo lindo y hasta tarde.

- Y yo que me apresuré para llegar temprano.—una vena creció en mi sien.

- ¡Y por eso me enorgullezco de ti Naru-chan!—hipó mi superiora volviendo a la vida sin previo aviso. "¿Naru-chan¡Ya no soy un niño, maldita abuela!"

Se acomodó en su asiento, miró el panorama divertida para luego posar sus orbes claros en mí.

- ¡Naru-chan, tenemos un pequeño trabajito para ti!—dijo cortes mientras que de un movimiento de mano hizo aparecer unos papeles frente a mi.

Miré curioso la información. El chico parecía de mi edad, pero como era humano de seguro solo tendría unos 16 años. Me sentí viejo por unos segundos.

Al parecer el chico estaba en un coma profundo desde hacía casi 2 meses, del cual ya no podría despertar. Le mandé una mirada de reproche a mi abuela, quien me sonrió. La vena de mi frente volvió a crecer. Odiaba que me mandara a misiones de ese tipo, prefería arrebatar almas de personas malas o realmente agonizantes que de las que dormían placidamente o aun tenían una vida por delante.

- Yo no hago las reglas.

- ¡Y una mierda, claro que si¡Eres la Shinigami manda mas aquí, al menos tienes el poder para que NO me toquen este tipo de misiones!—bramé tirándole los papeles sobre su escritorio.

El ruido despertó al otro viejo.

- ¡Oye, que no te han enseñado modales…ve a gritar a la casa de otro!—dijo con algo de incoherencia antes de quedarse dormido de nuevo.

Mi abuela comenzó a reír a carcajadas. "¡Malditos viejos alcohólicos!" Ellos eran como todos, solo veían a los humanos como simples hormigas, yo no podía, ya que al fin y al cabo mi madre había sido uno.

- Lo siento Naru-chan, pero si mi hijo no hubiera cometido esa imprudencia tú no te sentirías de esa manera. Yo no puedo comprenderte, a pesar de ser tu abuela.

Negué, eso lo comprendía. Allí en ese mundo, no era yo el que estaba bien, sino el que estaba mal.

- Descuida Tsunade-baachan, cumpliré con mi trabajo.

Dicho eso salí corriendo de ese sitio, y al estar fuera del edificio, desplegué mis alas negras dispuesto a volar al mundo humano.

"¿Quién…?" pregunté, pero no escuché mi voz. Quise abrir mis ojos pero algo me lo impedía, todo seguía oscuro.

Miré a mi alrededor, todo era oscuridad, pero estaba seguro que había alguien más allí. Sentí miedo por unos momentos, pero al sentir la tibia calidez de una mano en mi mejilla, me tranquilicé. No podía ver a la persona, pero algo me decía que no debía temer.

"Uchiha Sasuke…he venido a llevarte."

Me dijo la voz de esa persona. Parecía ser la de un chico, pero no era la de mi hermano. Esta era muy bella y gentil.

Cuando sentí que la calidez de su mano se apartaba de mi, sentí nuevamente soledad. No quería. Tenía que poder abrir los ojos y ver a esa gentil persona.

Corrí por esa oscuridad gritando que se detuviera, que no me dejara solo. Ya…lo segundo que recuerdo era que sujetaba débilmente entre mis manos el brazo de un joven rubio muy hermoso que era bañado por los rayos lunares de esa noche.

Recorrí con mi vista el sitio. Era una habitación de hospital. Intenté hacer memoria pero no podía recordar nada más luego de salir ese martes de mi casa hacía el colegio. Pero estaba completamente seguro que de eso, ya hacía algún tiempo. ¿Cuánto abría dormido? Miré a mi acompañante intentando encontrar la respuesta. No lo conocía en lo absoluto, pero me irradiaba confianza. Por lo pronto, el parecía aterrado.

- ¿Quién…eres?—dije a modo de susurro.

El rubio parpadeó muchas veces, como si yo fuera una especie de bicho raro y tembloroso respondió:

- Uzumaki Na…Naruto.—tartamudeó levemente antes de quitar esos bellos orbes celestes de mi.

Eso me molestó, por lo que intenté hacer más presión en su brazo para llamar nuevamente su atención. Aunque no fue mucha por mi estado, sonreí débilmente al haber alcanzado mi objetivo.

- ¿Por qué?—preguntó este. No comprendí su pregunta así que callé y lo miré confundido—¡¿Cómo es que puedes verme?!—escandalizó, pero mas que molesto, parecía asustado—¿Cómo…tu…—posó su otra mano sobre las mías que aun se aferraban con toda la fuerza que podían a él—…puedes tocarme?

Sólo comprendí sus palabras cuando noté que unas alas oscuras de bellas y sedosas plumas resplandecían a la luz de la luna. Alas que nacían de las espaldas de aquel chico. Abrí mis ojos sorprendido, nunca había visto algo como eso.

Naruto se apartó bruscamente al percatarse de ello. Se alejó unos pasos como temiendo que le fuese ahacer algo.

- ¡No!—dije con mi poca voz. No quería que se fuera, no quería quedarme solo.

Supliqué con mis ojos, puesto que no podía usar palabras y rogué porque él comprendiera.

Pero este no pareció, o no quiso hacerlo, y se fue de allí volando atravesando corpóreamente el cristal de la ventana.

Ahogué un gemido de dolor y apreté mis manos impotente, por no haber hecho nada para detenerle.

Se escucharon tacones hacía la habitación y en unos segundos, la puerta se abrió dando lugar a que pasara una enfermera y un médico. Yo no lo había notado hasta entonces, pero el pitido del cardiógrafo indicaba que mi pulso cardiaco había sobrepasado los 110.

En ningún momento viré hacía atrás, aunque muchas veces lo quise. Ya cuando me di cuenta estaba recostado a los pies de la estatua de mi padre.

Él había sido un Shinigami de renombre. Pero de eso, hacía mucho tiempo. Nunca lo conocí. Tampoco a mi madre. Pero sé que a pesar de ver mi abuela vio a mi madre como la humana que le arrebató y fue la responsable de la muerte de su niño, por lo mucho que le moleste hablar cosas referentes a ella, jamás me mentiría. Ellos se amaron al igual que amaron al fruto de su amor prohibido: Yo.

Me desperecé al sentir que alguien me cargaba en brazos. Reí al reconocer su aroma.

- ¿Qué fue lo que pasó? No vienes aquí a menos de que algo malo te pase.—inquirió mi amigo.

- Yo…no sé si sea algo malo Sai…—este me miró esperando respuesta—Me tocó Sai. Ese humano pudo tocarme.

- ¿Tocarte de que manera?—sonrió.

- De ninguna de las formas que te puedes estar imaginando tu, pervertido ¬¬

- Ya, y que sea mejor así. Sólo yo puedo tocarte de esas maneras.—su sonrisa se volvió divertida mientras esquivaba un golpe y me dejaba caer al piso.

- ¡Oye, podrías tener un poco mas de cuidado!—exclamé mientras me sobaba mis partes traseras.

- Y cuando eso pasó, huiste sin haber completado el trabajo.—dijo serio. Asentí algo penoso—Me lo imaginaba, eres tan predecible Naru-chan.—volvió a sonreírme y a esquivar mi golpe. Él sabia de lleno que odiaba que me dijeran así.

- ¿Qué debería hacer?—me encontré preguntando. No sólo Sai se sorprendió ante esa pregunta, también yo.

- ¿Qué quieres decir? Es obvio. Volver allí abajo y traer el alma de ese humano.

- Pero…

- Sabes de sobra que en nuestro trabajo podemos encontrarnos en algún momento con un humano lo suficientemente perceptivo como para vernos.

Su tono era tranquilo, pero eso en mi amigo era señal de que me estaba regañando, como de seguro haría mi abuela cuando se enterara que me había dignado a volver sin cumplir con mi deber. Pero ella usaría gritos y hasta alguna botella voladora se dirigiría hacía mi persona. De consuelo me quedaba que la peor parte se la llevaría Jiraiya-san. Mi abuela era una loca histérica.

- ¡Lo siento mucho, lo siento, si yo hubiera visto en ambas direcciones tu no…!

Mi amiga lloraba a moco tendido el perdón. Pero ella no entendía que no me arrepentía de haberla quitado del camino y sufrir en mi carne lo que a ella le hubiera tocado.

- No…llores más…Sakura-chan.—murmuré algo agitado. Aun me costaba volver a hablar con normalidad.

Ella se secó sus lágrimas y me sonrió triste.

Hacía unos años, cuando nuestra mansión se había incendiado, mi hermano había salvado mi vida. Y por la inhalación excesiva de humo había quedado con secuelas respiratorias. Yo sabía lo que se sentía deberle la vida a alguien, y verlo herido por ello. Entendía a mi amiga.

- ¡No hagas un drama mocosa¡Dentro de unos meses estará como nuevo!—gruñó mi hermano. Mientras me miraba con ojos de que más me valía que fuese así o el mismo me mataría.

Le sonreí nervioso. Mi hermano era extraño.

- Disculpen, pero el horario de visita terminó.—entró a informar la doctora Shizune a Sakura, luego miró a mi hermano—Y necesitaría hablar con usted a solas señor Uchiha.

Tanto mi hermano como yo fruncimos el seño al escuchar esa petición.

Sakura-chan se despidió de mí con un beso en la mejilla y mi hermano…volvió a mirarme con ganas de estrangularme, mientras acarició mi cabello levemente y murmuró un «Mas vale que sea así.». Otra vez le sonreí nervioso, y él abandonó el lugar acompañado de mi doctora.

Miré hacía afuera. Hoy no habría luna, pero eso no era lo que me ponía triste. Lo triste era que aunque esa noche la luna no pudiera remarcar su bella figura, él no vendría.

- ¡¿Cómo?!—exclamó escandalizada Ino antes de caer de su silla junto a varios papeles, al suelo.

Miré a mi prima con una gota en al cabeza mientras retomaba algo agitada su puesto tras el escritorio. Podía sentir como todos miraban curiosos. Tal vez hubiera sido mejor no pedirle ese favor.

- ¡Naruto estas conciente que si te doy el permiso de ir al mundo humano sin ninguna misión…!—me susurró.

- ¡Pues consígueme una!—exclamé molesto. ¡¿Cómo si fuera extraño que hubiera almas humanas renuentes a abandonar su mundo?!

- Pero hoy es tu día libre…sería extraño que te dé una misión…además…!—apuntándome amenazante que su dedo. Sudé frío, esperaba que no lo recordase—¡No has hecho el informe de la última misión!

- Lo sé, es que…el otro día me caí de la cama y ahora cada vez que voy a escribir olvido como hacerlo. Aunque solo me sucede cuando voy a hacer el informe y por eso…

- ¡No me vengas con ese tipo de excusas baratas estilo Kakashi-sensei!—bramó mientras se subió a su escritorio. Me preocupé un poco. Ino no era de ser violenta, pero al fin y al cabo también era nieta de mi abuela.

- ¿Cómo que excusas baratas?—sonrió con su ojito feliz el mencionado por mi prima, al momento de entrar.

Todos lo miraron con los ojos brillosos clamando por su sangre. Miré la hora. Llevaba por lo menos 3 horas de retraso.

- ¿Y que es lo que sucede Naruto-kun?—me preguntó sonriente. Ese día parecía tener ganas de cabrear más a sus subordinados, puesto que se puso a acicalar sus alas blancas sin siquiera mosquearse por las miradas y los objetos contundentes que volaban hacía él, camino a su oficina.

- Bueno, yo…—balbuceé nervioso.

- Mejor pasa o podrías perder un ojo. ¡Sé de lo que hablo!—rió a carcajada limpia mientras tiró de mi hacía la oficina y cerró la puerta con urgencia.

Me estremecí al sentir la mar de objetos incrustarse contra esta del otro lado.

- ¿Y bien?—me preguntó ya sentado frente a su escritorio rellenando unos formularios.

Reí para mis adentros. Kakashi-sensei podría parecer un holgazán, pero era muy responsable.

- Yo…pues…

- ¿Quieres pedir un permiso para ir al mundo humano, verdad?—lo miré anonadado¿Cómo era que lo sabía?—Un pajarito negro me comentó sobre el asunto.—sonrió.

En esos momentos quise estrangular a Sai.

- Pero…—dejó de lado los formularios—…si yo te doy ese permiso…¿Será para ir a cumplir tu trabajo o para otra cosa?

No le contesté. La verdad es que no sabía porque directamente no le contaba todo a Tsunade-baachan. Ella aunque cabreada, entendería que al ser la primera vez que me sucedía eso, mi reacción había sido comprensible. Pero al hacerlo, el permiso que ella me daría sería solo para ir a buscar el alma se Uchiha Sasuke. Y yo no quería ir a verlo para luego cortar su vida. ¡Él había despertado cuando se suponía que no debía hacerlo!

- Naruto.—me llamó con tono serio, esperando una respuesta aun.

Negué levemente. Él comprendió que ni yo mismo sabía la respuesta.

- Bueno…como no puedes darme una respuesta, no puedo darte el permiso.—y antes de que pudiera replicar añadió—¡Y nada me hará cambiar de opinión!—mientras se paró.

Yo lo miré extrañado, y más cuando salió hacía fuera, donde fue atacado nuevamente. Pero al ver que sobre su mesa había un par de formularios solo con su firma, lo comprendí.

Suspiré cansado. Nunca entendería a los adultos.

Ya habían pasado dos semanas de mi despertar. Todos estaban contentos puesto que tenía mucha fuerza de voluntad y sobre todo gran determinación por volver a mi vida anterior. La rehabilitación estaba funcionando muy rápidamente. Mis contusiones en el cuerpo no habían sido graves. Solo debía ir a estas para recuperar la movilidad por haber estado 2 meses en cama.

Pero mi cuerpo no era el problema, sino mi cabeza. Esta se había llevado las consecuencias del accidente. Según lo que la doctora le dijo a mi hermano, mi cerebro tendría de por vida secuelas, dejándome aprender muy pocas cosas de ahora en adelante.

«Eso me molestó de sobremanera, yo era el mejor en mi escuela y ahora, solo debía limitarme a saber lo que sabía hasta ese momento.»

Miré el cuaderno donde esas palabras estaban escritas. Tuve el vago recuerdo de haber plasmado esos pensamientos, pero no recordaba con exactitud cuando. Podría haber sido hacía días o solo segundos. Me frustraba no poder saberlo y no haberle puesto fecha.

Giré la página hasta la primera. Solo había 2 escritas.

«…era un ángel. Lo que yo vi al momento de despertar.»

Sonreí al leer esa parte de la frase. A él si podía recordarlo con total claridad. Ojos celestes como el bello cielo y cabellos dorados como el sol. Cuerpo delgado y estilizado Y unas bellas y pequeñas alas oscuras naciendo de su espalda.

Aun cerraba mis ojos y podía ver a ese ser tan hermoso bañado por la luz de la noche.

- ¿Qué tanto sueñas ototo?—murmuró mi hermano molesto, puesto que me había olvidado completamente de su presencia en la habitación.

- Lo siento, aun estoy algo desorientado.

- No hay problema. El problema sería si a esa pequeña cabecita tuya se le da en algún momento por olvidar que tienes un hermano mayor a quien servir.—dijo amagando a golpear mi frente con su dedo. Pero se detuvo recordando que ese gesto de cariño ya no se le era permitido. Frunció el ceño y yo lo miré triste. Él sufría por mi culpa.

- ¿Servir?—dije fingiendo molestia.

- Aja, tú naciste para servirme.

- ¿Y quien te crees tu que eres, el puto amo del universo?

- Para ti solo hermano mayor.—sonrió divertido.

Suspiré rendido. Nunca podía ganarle.

- ¿Aun sigues pensando en ese sueño?—dijo al ver la página que estaba leyendo.

Rápidamente cerré mi cuaderno. Supuse que él ya sabía todo lo escrito allí, ya que le gustaba revisar mis cosas para hacerme rabiar, además no sé quedaría con la intriga.

- No fue un sueño.—dije mientras miré hacía la ventana por donde Naruto desapareció días atrás—Él se asustó…por alguna razón, yo lo asusté. Él dijo que venía a llevarme pero…no lo hizo.

- Y me alegro que no lo haya hecho.—dijo mi hermano sumamente molesto—Mejor descansa un poco, ya es hora de que vaya a trabajar, vendré a la hora de visita a primera hora mañana.

Yo asentí contento al sentir la caricia de la mano de mi hermano sobre mi cabeza antes de marcharse.

Me recosté en mi cama y me arropé dispuesto a dormir profundamente esa noche, pero por alguna razón tuve pesadillas. Todo estaba mezclado. El incendio donde mis padres y demás familiares murieron. Mi accidente. Sakura gritando y llorando. Mi hermano tosiendo humo negro, para luego ponerse a bailar la macarena junto con un par de amigos…bueno…si hubieran soñado también las pintas en las que estaban y la forma en que se restregaban y manoseaban entre ellos…si lo tomarían como una pesadilla. (Akane: Imaginen a todos los del Akatsuki travestidos en una hot party xD)

Pero entre todo eso hubo un rayo de luz. La imagen de Naruto me sonreía mientras extendía su mano para que la tomase, mientras movía sus labios. No podía escuchar su voz, pero si comprender que me estaba diciendo que fuera con él.

Dudé de tomar su mano. No quería ver a mi hermano o a Sakura-chan tristes. Pero mis deseos pudieron más que mis remordimientos. En mi sueño, solo quería ir a donde fuese, mientras pudiera estar al lado de Naruto.

Desperté segundos después bañado en una fina capa de sudor. Quise golpearme por haber despertado antes de poder siquiera tomar la mano de mi rubio ángel.

Sentí un quejido desde el suelo y cuando miré allí se encontraba él. Maldiciendo mientras se sobaba su espalda.

Me froté los ojos desesperado, no era un sueño ¿O si?. Solo había una forma de saberlo. Me estiré lo mas que pude para tocarlo, pero debido a mi excitación no pensé de que así terminaría cayendo de la cama.

Me dolía la espalda. Ese tonto humano se había despertado de golpe y yo que me lo encontraba curioseando de tan cerca no pude no asustarme.

Me sobé para acallar mi dolor, pero este se intensificó cuando el cuerpo de ese chico cayó sobre el mío.

Ahogué un lamento, pero luego reaccioné. ¿Por qué había caído? Alarmado busqué ver la expresión de su rostro. Este se encontraba asombrado, pero no parecía estar adolorido ni demostrando que algo andaba mal en él. Suspiré tranquilo mientras me senté en el piso y lo ayudé a él a que hiciera lo mismo.

- ¿Naruto?—me preguntó aun asombrado.

- Si.—le sonreí divertido por su expresión, pero esa sonrisa duró poco cuando sentí como una de sus manos acarició mis mejillas para luego surcar con sus dedos las marcas zorrunas en estas. Me sonroje de sobremanera y desvié mi mirada hacía un costado—Son marcas ceremoniales.

- ¿Marcas ceremoniales?

- Si. Cuando pequeño mi abuela pidió a nuestros dioses que me aceptara en su mundo. Todos los Bijüs estuvieron de acuerdo. Estas marcas las hizo el lider, y así me marcó como Shinigami y me diferenció de los humanos.

- ¿Shinigami?—me preguntó confundido—¿Eso eres?

Sonreí tonto. Era normal que no me entendiera.

- Aja, soy un dios de la muerte. Pero solo por parte de padre. Mi madre fue una humana como tu. Fue por eso que cuando quedé huérfano Tsunade-baachan pidió a nuestros dioses que me aceptaran en su mundo, aunque yo no recuerdo nada de mi vida en este mundo.

- ¿Es por eso que no eres tan diferente como a mi?

- No. Estéticamente, los Shinigamis no somos muy diferentes a los humanos, salvo por…—miré mis alas—…pequeños accesorios.

Sasuke pasó su mano de mi mejilla a mis alas. No eran muy grandes, puesto que aun era un Shinigami joven.

Las inspeccionó cuidadosamente recorriéndolas desde su extremo hasta donde nacían. Mi espalda. Cuando sentí sus dedos en esta, sentí una descarga eléctrica extraña, pero que había sido exquisita. Inconcientemente abracé su cuerpo al mió. Buscando intensificar esa extraña y placentera sensación.

Al sentirme sin esperarlo en sus brazos, un calor intenso comenzó a emanar en mi cuerpo. Me sentía extraño pero muy a gusto, por lo que pegué mi cuerpo buscando el calor del de Naruto.

- La primera vez que te vi…creí que eras un ángel.—susurré algo avergonzado.

Este se rió con ganas, por lo que mi seño se frunció y un pequeño tic en mi ojo derecho se hizo presente.

- Oye, dobe no es gracioso.—murmuré más avergonzado que molesto.

- Oh, lo siento.—apenado se rascó su cabeza—Pero en si no estas del todo errado. Los Shinigamis somos aquellos que nacen en mi mundo. Aunque yo soy una excepción. Ángeles se les llama a los humanos que luego de morir aun tienen la suficiente fuerza espiritual como para hacer el trabajo de un Shinigami. En si somos lo mismo, salvo por el hecho de nosotros tenemos alas negras y ellos alas blancas.

- ¿Entonces yo podría convertirme en uno?—pregunté sin pensarlo mucho.

En mi cabeza había recordado el sentimiento de mi sueño de querer estar en el mismo lugar donde Naruto estuviese, sin importarme lo demás. Y si yo podía convertirme en un Ángel entonces podría estar con Naruto.

- ¿Eh?—perplejo—Bueno…puedes ver y tocar a un Shinigami, supongo que mis dioses definitivamente pondrán sus ojos en ti antes de usarte como alimento.—murmuró pensativo. Ese comentario me escandalizó.

- ¡¿Ustedes nos comen?!

- ¡No, no!—se apresuró a negar—Bueno…mis dioses si, pero…entiende que cuando dos almas diferentes forman un lazo, crean otra. Si las almas de los fallecidos no fuesen devoradas por mis dioses, se rompería el equilibrio. Lo mismo sucedería si uno de estos nueve muriese de hambre.

- ¿Pero solo almas de los fallecidos, no?—mi ceño se frunció más.

¿Acaso Naruto la primera vez había venido a matarme para llevarme como aperitivo para sus estúpidos dioses¿Y ahora…a eso había vuelto?

Me levanté furioso del piso dándole la espalda mientras acomodaba mis ropas.

- Vete.

- ¿Eh?

No entendía porque me decía eso, porque me miraba con esos ojos…era como si me odiase, y eso me dolió, me dolió mucho sin saber porque.

Quise saber la razón, preguntársela, pero mi boca no fue capaz de articular esas palabras. ¿Qué estaba haciendo¿Por qué había ido allí? Un Shinigami y un humano no podían ser amigos. No podían ser nada. "No." Me dije. Era posible.

Por unos momentos recordé a mis padres. Me visualicé con Sasuke abrazados y felices como la fotografía en donde estaban mis dos padres y yo en el vientre de mi madre, con casi 9 meses de gestación. Esa foto era mi tesoro.

Me sonrojé mucho al recapacitar las cosas que pensaba. Sasuke era un humano ¡¿Y yo imaginándomelo embarazado?! No quería sufrir lo que mis padres.

- Lo siento, no vendré mas.—dije parándome con tristeza—Yo solo quería verte otra vez.

- ¡¿Por qué?!—me encontré preguntando furioso.

Yo también sentía lo mismo que él, pero mis razones no eran las mismas. Él había venido a llevarme para darme de alimento…yo en cambio…no entendía porque quería volver a verlo. Sólo sabía que quería hacerlo, e irme con él. A pesar de saber que sólo me llevaría para ser engullido por sus dioses.

- No…no lo sé.—me respondió cabizbajo. Esa respuesta no me fue suficiente. Lo seguí mirando interrogante—Yo…a veces hago cosas que no entiendo…algo de humano queda en mi y yo…no puedo controlar mis emociones. Yo sólo…no lo sé, pero me hubiera gustado ser tu amigo.

- ¿Entonces…—me di vueltas—…no venías a llevarme para darme como alimento?

Naruto negó efusivamente. Luego se mordió el labio. En ese entonces no entendí el porque su expresión y ese gesto hicieron que contuviera el aliento. No se veía perfecto, él era perfecto.

Me acerqué al él con paso decidido y le levanté el rostro. Si estaba mintiéndome, lo sabría con solo mirarlo a los ojos.

Sus ojos y los míos se conectaron. Los suyos se mostraron puros y cristalinos. Él no mentía.

- Sasuke…—susurró mientras parpadeaba lentamente. Yo acaricié su mejilla con suavidad, y él entrecerró sus ojos.

¿Era mi imaginación o mi nombre sonaba precioso saliendo de su boca? "No, su voz es la hermosa, no la palabra."

La tenue luz, las ropas finas que él llevaba, la cama a mis espaldas…por alguna razón me vi fantaseando con un Naruto gimiendo mi nombre una y otra vez bajo mi cuerpo.

- ¿Sasuke?—pregunte algo extrañado.

El brillo de sus ojos era muy…sensual, y se relamía sus labios carnosos sugerentemente. Se veían muy jugosos, me gustaría poder besarlos, pero eso no era correcto. Él era un humano.

Aun así, a él pareció no importarle esa diferencia, puesto que no tardó en capturar mis labios entre los suyos. No me negué a ese contacto, yo también por una extraña razón lo había estado anhelando.

Recorrió mis labios con su lengua, y los mordió levemente para abrirlos y adentrarse en mi tibia cavidad. Yo me dejé hacer, nunca antes alguien me había besado…"Un momento…es humano!!" Me exalté al recordar ese detalle y me removí algo inquieto. Creo que el pensó que me apartaría (y no estuve lejos de no hacer eso) pero él me rodeó entre sus brazos atrayendo y aprisionado mi cuerpo contra el suyo.

En realidad, él no ejercía mucha fuerza, puesto que seguía débil. Además un humano es la mitad de fuerte que un Shinigami. Podría haber roto ese agarre con facilidad, pero aun así, no lo hice. No lo deseaba.

Cuando volví a tener noción de mis actos, me encontraba degustando la tibia boca de Naruto. Y mis brazos se aferraban a su cuerpo sin intenciones de dejarlo escapar.

Corté el beso, aunque no lo deseara. Y lo miré. Tenía que ver en que situación se encontraba él. Yo verdaderamente no entendía ese ¿arrebato hormonal? que había sufrido. Era la primera vez, "Y más encima con un hombre…" Las chicas nunca me habían llamado la atención, y mucho menos los chicos. ¿Pero por qué Naruto hacía que me comportara de esa manera?

Me quedé admirando su rostro. No solo era bello, sus ojos me indicaban que él tenía un brillo interior especial "¿Será porque no es humano?"

Al instante, me encontré oliendo su fragante aroma. Era muy dulzón pero no al punto de ser sofocante.

- ¿Sasuke-kun?—preguntó una enfermera a mis espaldas antes de prender la luz.

Desde cuando estaba allí, no lo sé, Naruto tampoco parecía saberlo. Habíamos perdido la noción de la realidad con solo estar en cercanía del otro.

- No me hables, ni me mires. Recuerda que ella no puede verme.—me advirtió mientras comenzaba a removerse, haciéndome entender que lo soltase. Cosa que hice, pero no sin antes tomar entre mis manos una de las suyas. Esta vez no dejaría que se escapara como la otra vez.

- ¿Qué sucede?—pregunté apacible mientras viré mi rostro.

- Yo…bueno…es que…la señora del cuarto contiguo dijo que escuchó un golpe y que lo había escuchado gritar. Que parecía que estaba en compañía de alguien.—respondió mientras recorrió la habitación minuciosamente.

- Hace un rato tuve una pesadilla y caí de la cama, eso es todo. Como ve, estoy yo.—respondí tranquilamente.

- Bueno…si, lo siento pero…sería mejor que se recostara, aun no esta del todo recuperado. Necesitará fuerzas para mañana.

Fruncí el seño, parecía que no se iría hasta que me viera recostado. Por lo que no tuve otra opción que ir y hacerlo, pero claro, sin soltarle la mano a Naruto.

- ¿Podría retirarse? Estoy muy cansado y quisiera descansar.—dije fingiendo un bostezo.

La enfermera asintió y se marchó no sin antes apagar la luz.

No sé si fue por cansancio, o porque me sentía realmente tranquilo de saber que Naruto se encontraba a mi lado, pero mis parpados se volvieron pesados y sin remedio caí dormido. Pero para mi suerte, no tuve más pesadillas por esa noche.

Ya a la mañana siguiente, desperté de golpe al sentir que alguien me zamarreaba levemente.

- Naruto.—murmuré perezoso mientras abrí mis ojos.

- ¿Na…Naruto?—inquirió mi hermano con una ceja en alto.

Recorrí con mi vista la habitación buscando al rubio, hasta que noté que algo había en mi mano, era una pluma negra. Recordé un murmullo «Hasta mañana». Eso era prueba de que no había sido un sueño. Lo volvería a ver esta noche.

- Oh, nii-san, solo eres tú.—dije mientras me di la vuelta con intenciones de seguir descansando.

- ¿Cómo que solo soy yo?—una vena comenzó a crecer en su sien—¡Levántate!—dijo al momento de quitarme las sabanas.

- ¡Ah, no hagas eso, que hace frío!—y así, comencé con mi hermano una cruenta batalla para recuperar mis mantas, que sólo fue detenida con la llegada de la doctora.

- Ejem.—tosió Shizune para obtener nuestra atención—Señor Uchiha, Sasuke-kun esta aun débil, no puede jugar con él de esa manera tan ruda aún.

Mi hermano se detuvo en el acto y me mandó una mirada de furia. "Tal vez…hubiera sido mejor no sobrevivir al accidente." Estaba seguro que cuando me encontrara bien, sufriría de su ira acumulada. "Mmm¿Y así habría conocido a Naruto en su mundo?"

Me quedé pensando un rato en esas posibilidades, sacando cálculos.

- Otra vez me estas ignorando.—con un tic en el ojo—Uchiha Sasuke.

Al escuchar mi nombre completo me preocupé. Si, definitivamente la ira acumulada de mi hermano sería terrible. Lo que más me convenía en esos momentos, hubiera sido morir el día del accidente.

- ¡Ah, estoy agotado!—bostecé camino a la oficina de Tsunade-baachan.

- ¿No dormiste bien anoche?—me sonrió Sai apareciendo de la nada a mi lado.

Años atrás eso me habría espantado, pero ya me había acostumbrado a sus mágicas apariciones.

- Algo así…—murmuré algo desentendido, pero Sai no se me despegaba—¿Me estas siguiendo? ¬¬

- En lo absoluto. Vamos al mismo sitio.—sonrió—Parece que haremos un trabajito juntos.

- Mmm, entonces el alma se debe haber convertido en espíritu maligno.

- Es lo mas probable, pero descuida yo te protegeré n-n

- Yo puedo cuidarme solo¿Sabes? ¬¬

- Lo sé, pero como eres cabezotas no te tengo confianza n-n

Conté hasta diez y me contuve de golpearlo.

- ¡Naru-chan¡Sai-kun!—exclamó mi abuela demasiado alegre.

Obviamente, estaba pasada de copas. Como todos los días. "Por lo menos hoy no hay amigos suyos tirados por el piso."

- Bueno, me tengo que ir.—dijo mi hermano mientras se levantó de la silla.

- Hasta mañana…¿Nii-san?—se lo veía preocupado—¿Qué ocurre?

- Sasuke…¿Te sientes bien?—lo miré extrañado—Quiero decir…¿Estas bien, no?

- Por supuesto. ¿A que viene esa pregunta?

- Por nada.—aun así, parecía molesto—Nos vemos mañana ototo.

Cerré mis ojos para intentar dormitar, pero no pude hacerlo por mucho puesto que el fragante aroma de Naruto se hizo presente en la habitación.

- Sabia que volverías.

- De eso descuida, tengo varias ordenes extras de descenso para este mundo. Y supongo que puedo conseguir mas de donde conseguí los formularios anteriores.

- Te veo cansado. ¿Estas bien?

- Si, solo que vengo de hacer una misión. He aprovechado el formulario de esta para verte.—se recostó contra la pared—Aunque me fui extremadamente difícil sacarme a Sai de encima.

- ¿Sai?—inquirí.

- Es un Shinigami como yo, y mi mejor amigo. La misión de hoy fue capturar a un espíritu maligno. A ese tipo de misiones es común que se envié a más de un Shinigami.—luego agregó—Nosotros también podemos morir. No somos eternos.

Se puso a curiosear la habitación, como buscando algo.

- A lo lejos, creí ver que había alguien más contigo.

- Tengo un hermano mayor, se llama Itachi. La gente dice que soy una copia idéntica de mi hermano, tal vez sea así, pero nuestras personalidades son diferentes. Puede que ambos seamos algo fríos y antisociales, pero por lo menos yo no soy un pervertido. (Akane: Si, claro ¬¬)

Naruto rió.

- Sé de lo que hablas. Sai es un tipo muy raro. Siempre esta sonriendo falsamente, demostrándose apacible. Pero cuando lo conoces bien, te das cuenta de lo pervertido que es. Hace cada comentario…—se quedó pensativo por unos momentos—¿Y tú Sasuke…cuéntame sobre ti…tus amigos, tu familia.—dijo emocionado mientras se sentaba en la silla que mi hermano había usado antes y la acercaba más a la cama. Parecía como un nieto pequeño esperando que su abuelo le contara sobre sus aventuras en sus tiempos de juventud.

Yo no era de contar esas cosas. Pero como era Naruto quien me lo pidió, por eso no pude negarme.

Le conté todo. De mi vida con mis padres, mi hermano y demás familiares en la casa principal. Se sorprendió de saber que era un niño rico.

También sobre el incendio y la muerte de todos…de cómo mi hermano me salvó. Del sufrimiento posterior a ese incidente y como fue cicatrizando esa herida gracias a mi hermano y a Sakura-chan. También se sorprendió de saber que solo tenía una amiga. Dijo que no me veía tan antipático, pero luego le aclaré que era yo quien no dejaba a los otros acercarse.

Luego, cuando él me contó sobre sus padres. Todos los problemas que estos tuvieron y de cómo había quedado huérfano y al cuidado de su abuela, quien era su jefa. Por las cosas que contaba sobre ella, quitando lo de alcohólica empedernida, su carácter era muy similar al de mi hermano.

Y cuando me dijo su edad, fue mi turno de sorprenderme.

- ¿Noventa? Eres un anciano.—bromeé, y el infló sus cachetes de manera graciosa y adorable.

Aunque diferentes, nuestras vidas no eran tan distintas. Ambos habíamos sufrido mucho para luego sanar, y nos encontrábamos allí, intentando vivir como podíamos. Él también rehuía de los demás, por la misma razón que yo. Se sentía tan diferente al entorno que prefería apartarse que adaptarse.

- Ya es muy tarde. Mejor me marcho o Sai notará que aun no he vuelto…si es que no lo ha hecho ¬¬

- ¿Vendrás mañana?

- Lo siento, pero creo que no podré venir por unas semanas.—esas palabras me desilusionaron—Tengo que dar exámenes prácticos y teóricos.

- ¿Exámenes¿Para ser Shinigami tienes que dar exámenes?

- En mi caso si. Tienen que ver que siga en condiciones aptas para hacer trabajos de campo. Sino los apruebo, me relegarán a trabajo de oficina por un tiempo o permanente, o podrían incluso despedirme.

- Yo también debo de dar muchos exámenes. Aunque me será más difícil ahora, no pienso repetir mi último año.

- Entonces es una promesa.—dijo enlazando su dedo meñique con el mío—Nos esforzaremos al máximo y luego de ello nos veremos.—yo asentí—Bueno, ahora descansa, nos veremos hasta entonces.—dijo besando mi cabeza.

Cuando se separó, su rostro quedó muy cerca del mío, y no me contuve de tomarlo y besarlo nuevamente.

- Te estaré esperando.—jadeé contra sus labios.

Él asintió apenado, pero no se lo veía molesto por mi gesto. Luego de ello extendió sus hermosas alas y partió de mi lado.

Este es mi 2º fic de Naruto, un SasuNaru, si te gusta el NaruSasu te recomiendo que leas mi otro fic Estrella Fugaz xD