Ugh, seis meses he tardado en volver con la continuación. Podéis fusilarme con gusto, sacar las metralletas, me lo merezco, estáis todas perdonadas. Lo siento muchísimo. Pero definitivamente lo terminaré algún día xD Es mi destino y mi camino de ninj… de perversi… es mi camino.
oO oO oO Oo Oo Oo
Cap 09: Peligro a dos bandas.
Había muchas cosas con las que a Sasuke le gustaba despertarse por las mañanas. Con el primer rayo de sol, el canto de los pájaros al amanecer, el olor a café recién hecho… pero pillar in fraganti a su clon mayor intentando entrar a escondidas en el dormitorio de Naruto cuando este aún estaba durmiendo, no era una de ellas.
-Ese no es tu cuarto –le acusó en tono hosco antes de que pudiera girar el picaporte y cometer su fechoría.
El Sasuke del futuro se giró sobresaltado con la actitud de un niño al que le acaban de pillar robando caramelos. Sonrió de medio lado tras cerciorarse de que no era otro más que su otro yo, y en actitud relajada, se apoyó en el marco de la puerta con los brazos cruzados a la altura de su pecho.
-No, evidentemente no lo es –afirmó la acusación-. Pero había pensado en darle los unos placenteros buenos días a Naruto.
Las pequeñas venas palpitantes sobre la frente, los tics nerviosos de los ojos negros y ese ceño fruncido a más no poder, le indicaron que el menor no compartía para nada sus inclinaciones.
-No harás eso –le advirtió dando un amenazante paso hacia delante con mirada autoritaria.
-Claro que lo haré –le retó alzando socarrón el rostro. Uno de sus pasatiempos más entretenidos era ver como su otro yo despertaba esos celos corrosivos e intentaba matarlo varias veces al día-. ¿Se nota que no llevo ropa interior? –cuestionó resaltando el fino pantalón negro que llevaba colocado. La mueca crítica que formó su copia le dio una silenciosa respuesta afirmativa-. Bien, es lo que pretendo…
Hizo amago de girar la manivela de la puerta, pero las peligrosas chispas del Chidori que comenzaba a formarse en la mano del menor, le hizo desistir en su intento por desayunar carne zorruna.
-Así que no estás de buen humor esta mañana ehh. ¿Acaso no le diste su regalo anoche? ¿No te gustó ese segundo beso?
-¡Cállate! –apresuró a cortar notando despertar los instintos asesinos y el calor en su rostro tras recordar ese efusivo contacto. Claro que le había gustado y mucho además, pero desde luego, no pensaba demostrárselo a ese bunshin corrompido-. No te metas donde no te llaman.
-¡Ohh! Entonces sí os habéis besado por fin –afirmó con una mezcla de asombro y decepción como el que sabe predecir el futuro. Y tanto que lo adivinaba, él también vivió ese recuerdo en su mundo.
Y por extraño que pareciera no pudo evitar sentir celos del menor, que aunque a pasos pequeños, comenzaba a unir los lazos afectivos con Naruto en el inicio de su relación. Pero desde el principio tuvo que hacerse a la idea de que por mucho que le molestara ese vinculo, él no tenía nada que hacer. No era su mundo, no era su vida y no era su rubio.
Vencido, suspiró melancólico recordando cuanto le gustó en su momento aquel segundo beso… y los pensamientos que cruzaron su mente en aquel instante.
Sucios pensamientos…
-Por cierto, no te molestes en buscar más fotografías con las que puedas sobornar a Naruto –le indicó tras recordar un dato curioso de su pasado-. Si quieres que te dé más besos te los vas a tener que ganar de otra forma. Por un módico precio te digo dónde le gusta que le acaricien, que le besen y que le metan la…
-¡Te mataré, desgraciado!
De la nada aparecieron una serie de kunais y shurikens lanzados hacia la dirección del mayor, el que los esquivó precipitadamente notando como uno de ellos le pasaba muy cerca, llegando a rasgarle levemente en un brazo. Un Katon, usado indebidamente, dejó ardiendo parte del mobiliario del salón. El menor saltó hacia atrás a la defensiva, y a punto de aterrizar, un bunshin le agarró de los tobillos, sacudiéndolo antes de que estrellara contra una pared.
La batalla personal que mantenían se había desatado.
-¿Pero qué es todo este jaleo? –finalmente la puerta del dormitorio se abrió dejando entrever a un amorronado Naruto frotándose los ojos con pesadez.
Más ninguno de los dos le prestó atención. Sus ojos ardían de ira. Jamás antes el Sharingan había brillado tan intensamente, de un color tan rojo como la propia sangre.
-¡Niñato malcriado! No me provoques o te juro que dejaré de contenerme y acabaré con tu existencia –aseveraba el mayor recomponiendo la postura de ataque.
-Eso te gustaría a ti –le retó el menor alzándose de nuevo. Su siguiente movimiento fue tan veloz que a penas pudo distinguirse cuando había sacado la katana y la deslizaba lateralmente en un vertiginoso movimiento hacia su rival-. ¡Atrévete si puedes, mal nacido!
El impacto resonó desgarrador, igual que un cuchillo desmenuzando parte de la carne. Sobre el suelo comenzó a formarse un charco de sangre. Le había rozado nuevamente el brazo.
El Sasuke del futuro retrocedió varios pasos atrás llevándose una mano a la herida.
La pelea personal rozaba el límite excedido.
Con un violento movimiento lo volvió a encarar, descargando un fuerte puño en el centro de su estómago que hizo doblarse en dos a su clon menor, haciéndole caer de rodillas.
Naruto enmudeció despertando de sopetón en su letargo, percibiendo como lo que pensaba que sería otra de sus tantas riñas, comenzaba a discurrir por un camino peligroso y dañino. Tenía que frenarlos antes de que fueran a más.
-¡Pero coño estáis haciendo! -gritó intentando detenerlos.
-¡No te metas, dobe! –le cortó el del futuro haciendo unos sellos con las manos en una técnica de fuego. Pronto ardería todo el salón.
-¡Estáis locos o qué! -insistió.
-¡Que te calles, usuratonkachi! –le cortó el otro moreno contrarrestando con otro jutsu de rayo aplicado a la espada.
Una gruesa vena se hinchó en la frente del rubio cansado de tener que aguantar a dos Sasukes prepotentes y egocéntricos batallando en una pelea que seguro había comenzado sin sentido. Si seguían así, alguno de los dos sufriría graves daños irreversibles. No dudó en involucrarse en el asunto de pleno.
-¡Parar de una jodida vez!
Un estallido ensordecedor unido a un fuerte chakra rojizo, y la presencia de Naruto se interpuso entre los dos antes de que el ataque contrario llegara a su rival.
La pelea finalmente se detuvo.
Tres colas de Kyuubi ondeaban en el aire.
-¿Se puede saber qué demonios pasa? –inquirió mirando de hito a hito a los dos morenos. Un repentino dolor comenzó a apretarle en las sienes, a las que se llevó ambas manos con visible malestar.
Igual que en el futuro, pensó Sasuke. Los síntomas comienzan a brotar.
-Cálmate, dobe –pronunció inquieto el mayor intentando acercarse-. Esconde las colas.
-¡Cómo que me calme! –gritó fuera de sí. De nuevo ese dolor opresivo. Naruto se inclinó hacia delante con un reniego, apretando más fuerte las manos sobre su cabeza-. Si sois vosotros los que estáis fuera de lugar.
Una cuarta cola comenzaba a formarse con chakra acelerando aún más si cabe una, a primera vista, irrefrenable transformación.
-Mierda. El Kyuubi intenta salir. Ha encontrado una fuga de escape.
Con presteza, el Sasuke del futuro metió una mano en el bolsillo del pantalón sacando la pequeña ampolla de líquido rojizo, lo que desde antes de la pelea intentaba entregar al rubio.
-Tómatela –señaló escuetamente entregándosela.
Pero el rubio parecía no escuchar, ni siquiera razonar coherentemente. La cuarta cola ya estaba fuera y su cuerpo comenzaba a mezclar su propia sangre con el Chakra.
-¡GRRAAAGGHH!!
-¡Sujétalo!
El menor reaccionó al instante. No hacían falta explicaciones. Lo inmovilizó por detrás, pasando ambos brazos por debajo de las axilas del Kyuubi, reteniendo la cabeza entre sus manos.
El mayor frente a él, rompió el tapón y con un resuelto movimiento vertió el líquido en la boca de Naruto, obligándolo a que tragara.
Los efectos fueron inmediatos. Las colas comenzaron a esconderse al igual que todo el Chakra que lo rodeaba. Las facciones humanas volvieron a su rostro, el que sobrecogedoramente, mostraba por algunas zonas en carne viva.
Sasuke lo apretó protector contra su pecho cuando Naruto se desplomó inconsciente sobre sus brazos.
oO oO oO Oo Oo Oo
No habían querido verlo, se afanaron en creer la estúpida idea de que con un simple medicamento la cosa remitiría, pero ahora se daban cuenta de que no iba a ser así. Naruto no iba a mejorar.
Tarde descubrió Sasuke que la ampolla con el líquido que le fabricó Sakura no era el remedio. No era la solución. El medicamento sí frenaba la fusión del Kyuubi, remitía los síntomas, ayudaba a calmar a Naruto y les daba algo de tiempo extra.
Pero no curaba.
El problema, con o sin ampolla, continuaba ahí. Esperando su turno de juego para dejarse ver. Cualquier error, por mínimo que fuera, podía desencadenar una catástrofe.
Hasta donde sabía y había podido comprobar, el sello del Kyuubi era el principal problema de que Naruto comenzara a fusionarse con el demonio. Uno de los rayos en esa especie de sol que portaba dibujado en el vientre había comenzado a desaparecer. Dejando ver una fisura en el sello incompleto.
Cuando Naruto dejaba libre el Chakra del demonio, este aprovechaba para salir por esa pequeña fisura y controlar su cuerpo. Si eso llegaba a ocurrir en su totalidad y las nueve colas se formaban, Naruto moriría. Su cuerpo dejaría de responder al no poder abarcar tanto poder y el Kyuubi quedaría libre. La tragedia de su futuro volvería a repetirse.
Acudir a la Hokage en busca de ayuda tampoco era una buena solución.
No porque no confiaran en la vieja, sabían el gran cariño que le procesaba a Naruto, prácticamente tratado como a un hijo, sino por el problema que cohabitaba detrás de ese gran puesto. Uno llamado, consejo.
El consejo de Konoha, creado por varios ancianos compañeros del tercer Hokage. Los que no tenían en gran estima a Naruto por ser el contenedor del Kyuubi. Un claro peligro para el pueblo.
En una ocasión no dudaron en emplear su influencia para restringir el número de veces que el joven Ninja salía de la aldea para misiones, obviando cualquiera que fueran sus opiniones al respecto. Con el propósito de evitar confrontaciones con Akatsuki, aunque todos sabían que su interés más bien rondaba en el control absoluto del demonio.
¿Qué pasaría si en este caso se enteraran de que el sello era inestable, y las posibilidades fueran altas de que el demonio reapareciera?
Prefería no imaginárselo.
Con lo que no llegaba ninguna solución posible para el problema, a parte del control que ya estaban teniendo sobre él.
Sasuke inspiró hondo levantando la vista hacia el frondoso follaje del bosque de entrenamiento. Un lugar tranquilo y acogedor que acostumbraba visitar siempre que quería ordenar sus ideas.
Ideas claras aunque imprecisas.
Algo que a él, controlador nato de todo, no le agradaba en absoluto.
Sacó un afilado cuchillo de su porta kunais, estrellándolo con tanta fuerza sobre el árbol de enfrente que traspasó la corteza.
-No estás de humor hoy ¿ehh? –una cabeza plateada asomó tras la corteza del tronco-. Aunque tú nunca lo estás.
Se había puesto a la defensiva nada más escuchar la voz cercana a su posición, pero al instante relajó la expresión a una más distante tras descubrir al curioso que lo observaba. Examinó de arriba abajo al jounin fingiendo desinterés antes de chasquear la lengua desdeñoso.
-¿Qué quieres, Kakashi-sensei?
El aludido avanzó hasta colocarse frente a él. Se encogió de hombros indiferente a la vez que metía las manos en los bolsillos del pantalón.
-En realidad nada. Solo me dio la impresión de que necesitabas alguien con quien hablar.
-Pensaste mal.
Haciendo oídos sordos al último comentario, el jounin sacó de un bolsillo el libro erótico que siempre lo acompañaba, abriéndolo por la mitad.
-No hace mucho venías a mí porque contabas con mis consejos -replicó.
-Entonces era tan solo un niño.
Una conciliadora sonrisa se formó bajo la máscara.
-A mi me lo sigues pareciendo.
Sasuke giró el rostro hacia su profesor, y aunque a primera vista parecía que iba a contradecir esas palabras con algún mordaz comentario, se quedó callado.
Su profesor era de las pocas personas que le agradaban y a las que verdaderamente respetaba. Aún con sus muchos defectos y virtudes, fue la primera persona en tratarlo por igual y tomarle en serio, sin darle mayor importancia, a que como muchas otras, fuera victima de una tragedia familiar. Y aunque la persona que tenía frente a él era sutilmente diferente a la que había conocido en su infancia, no dejó de sentir ese respeto y aprecio que siempre le había transmitido.
Quizás por eso nunca fue capaz de enfadarse con Kakashi-sensei. A pensar de que muchas de sus recriminaciones fueran más que ciertas.
-¿Cómo está Naruto? –le preguntó con aparente desinterés sin apartar los ojos de las páginas del libro.
Sasuke arrugó el entrecejo desviando la mirada hacia algún punto incierto del frondoso bosque. A veces olvidaba que los secretos en Konoha tenían sus horas contadas, y más teniendo de corresponsal a ese maldito clon.
-Si yo fuera tú, encontraría la manera de solucionarlo –prosiguió el jounin..
Apretó los puños y giró el rostro vehemente, con una fulminante mirada.
-¿Te crees que estoy aquí de vacaciones? –recriminó desabrido.
Pero como respuesta, tan solo recibió un resoplido contrariado mientras Kakashi cerraba el libro erótico, apoyando la espalda en el tronco, con actitud relajada.
-Esto que te voy a contar es información secreta, Sasuke. Sólo la Hokage y el consejo lo saben –inquirió con seriedad clavando su mirada grave en la de su alumno-. Se ha filtrado información enemiga entre nuestras líneas espías. Al parecer Akatsuki ya ha dado su primer paso.
Sasuke enmudeció, comprendiendo perfectamente esas palabras y su significado, y aún así, la parte incauta de su mente, quiso preguntar buscando otra respuesta.
-¿Qué quieres decir?
-Vienen a por Naruto.
Las palabras le cayeron como un jarro de agua fría en pleno mes de invierno. Una desagradable sensación doliente le comprimió el pecho, hacia donde se llevó una mano con urgencia.
No tenían ya suficientes problemas con la fusión del Kyuubi que ahora también se les unían los malditos Akatsukis. Su hermano entre ellos… su ansiada venganza.
¿Qué debía hacer primero? ¿Ayudar a Naruto? ¿Protegerlo mientras encontraban una solución con el demonio? ¿O enfrentarse finalmente a su hermano y cumplir su venganza?
Se levantó lentamente, visiblemente confuso de lo que hacer con mayor prioridad.
-¿Cuándo? –preguntó inseguro, sin reconocer el nerviosismo que resonaba en su propio tono de voz.
-Una semana como mucho.
Miró con desorientación hacia ambos lados, la respiración se le había desbocado y la sangre fluía con exaltación por sus venas. Cuando fue capaz de dar órdenes a sus miembros engarrotados, quiso saltar de árbol en árbol, pero su sensei lo detuvo firmemente agarrando su antebrazo.
-Cálmate, no tengas prisa en lo que quiera que vayas a hacer –le recomendó-. Ahora estás alterado, y estos casos es mejor pensarlos con la cabeza fría.
-¡Suéltame! –le exigió dejando que un agresivo Sharingan brotara sobre sus ojos tan rojo como la propia sangre.
Naruto era su prioridad, debía protegerlo.
-Parece que todavía no comprendes la magnitud a la que nos enfrentamos, Sasuke –le habló con calma pero firme-. No podemos enfrentarnos a ellos con el Kyuubi tan inestable dentro de Naruto. El más mínimo error podría desatar por completo su forma y Konoha volvería a quedar completamente arrasada.
-¿Pretendes entonces que me quede de brazos cruzados? –inquirió con rudeza.
-Yo no he dicho eso –contradijo-. El consejo ya ha metido mano en el asunto, aún sin saber que el selló del Kyuubi es inestable, han decidido mantenerlo al margen de esa amenaza tan peligrosa para evitar que Akatsuki pueda acceder a él. Van a encerrarlo hasta que la batalla finalice.
-Él no lo permitirá –rebatió negando con el rostro-. Después de todo es un Ninja.
-Lo sé –asintió-. Por eso quiero que te lo lleves de aquí antes de que puedan encerrarlo.
Sasuke parpadeó con desconcierto y Kakashi continuó con su explicación.
-El otro Sasuke vino a este mundo efectuando una técnica prohibida. Traspasó la dimensión de su futuro hacia el pasado –recordó-. Lo único que tienes que hacer es volver a efectuar esa técnica y llevarte a Naruto.
-¿A dónde?
Una sonrisa abierta se dibujó bajo la máscara.
-Al pasado. Dieciséis años atrás, exactamente. Hasta llegar a Yondaime –reveló-. Él es el único que sabe como se forma el sello de su vientre, y el único que puede volver a crearlo.
oO oO oO Oo Oo Oo
Sasuke alzó la vista del pergamino que estudiaba cuando escucho a Naruto pronunciar su nombre en un apagado murmullo mientras se removía inquieto sobre la cama. Parecía que finalmente iba a despertar después de permanecer varias horas recostado, dejando que el chakra del Kyuubi reparara sus heridas externas. Pero el rubio tan solo se limitó a cambiar de posición hasta quedar nuevamente inmóvil sobre un costado.
Se acercó hacia él, comprobando su estado evaluativamente y retiró con cuidado la gasa húmeda de su frente, sustituyéndola por otra fresca.
Sin duda tenía mejor aspecto. Después del despliegue de Chakra y de haber intentado sacar al demonio, su rostro volvía a lucir como siempre, libre de esas vistosas quemaduras. Algo que lo alivió profundamente.
No tenía que haberse involucrado en la pelea. Naruto no tenía que haberse preocupado de lo que ocurriera entre él y su estúpido otro yo menor. No era de su incumbencia si se agredían o se mataban. Pero como siempre, su lado más humano y correcto había actuado por instinto, sin importarle que al final el más perjudicado fuera él.
-Baka… -le susurró tiernamente, apartándole con delicadeza las hebras doradas agolpadas en su frente por la humedad. Los parpados de Naruto temblaron y su boca se entreabrió, pero no llegó a despertar.
Sasuke sonrió sintiendo de nuevo esa oleada de posesividad.
Ahora más que nunca apreciaba esos pequeños momentos que compartía con el rubio y que solo valoras cuando esa persona ya no se encuentra en tu vida. De nuevo podía volver a observarlo y disfrutar de su compañía. Ver su sonrisa, sentir el calor que desprendía su piel, escuchar el tono chillón de su voz en una de sus rabietas, aspirar su aroma. Contemplar como su pecho subía y bajaba una y otra vez, con la certeza se saber que sequía vivo y a su lado.
Despacio, se fue inclinando sobre él, hasta posar sobre sus labios un dulce y casto beso.
Quería a Naruto como nunca antes había querido a nadie en su vida, como nunca antes amaría a nadie más en su vida. Y solo el hecho de pensar que este rubio hiperactivo no le pertenecía, le encendía la sangre.
Tras contemplarlo con ternura unos minutos y asegurarse de que continuaba durmiendo relajadamente, se sentó en una silla que colocó al lado de la cama. Velando por sus sueños.
El amortiguado sonido de unos pasos y el inconfundible Chakra invadiendo su entorno, le hizo recomponer su habitual máscara indiferente.
A ver con qué nuevos pretextos le asaltaba su clon menor.
El recién llegado no se hizo esperar, entró ansioso al dormitorio con aparente agitación. Primero dando una mirada evaluativa a Naruto y después otra mucho menos agraciada a su otro yo.
-Quiero que me enseñes el sello que utilizaste para viajar en el tiempo –pronunció firme, como el que no acepta un no por respuesta.
Como siempre, directo al tema.
El Sasuke del futuro enderezó la espalda, cruzó los brazos sobre su regazo, levantando el rostro en un gesto de sufrida paciencia.
-No va a funcionar –respondió prediciendo sus pensamientos-. ¿Te crees que no lo he pensado ya antes?
-Ni siquiera sabes para qué lo quiero.
-Sí que lo sé. No te olvides de que ambos somos la misma persona Sasuke, y conozco todos tus pensamientos –le recordó-. Quieres llevar a Naruto al pasado –aseveró presuntuoso dedicándole una mirada socarrona al ver su acierto reflejado en el rostro de su clon-. Es una idea estúpida. Durante la técnica a penas puedes mantener tu cuerpo entero gravitando en una dimensión, y corres el riesgo de quedar desintegrado. Imagínate lo que ocurriría si esa barrera la intentan traspasar dos cuerpos. No voy a dejar que arriesgues innecesariamente su vida.
-Lo van a encerrar.
El mayor arqueó las cejas con sorpresa y al instante desvió la mirada preocupada hacia Naruto, comprobando que seguía placidamente dormido. Instó a su clon menor a salir de la habitación para poder hablar tranquilamente del tema sin que las voces pudieran despertarlo o la extrema información pudiera alterarlo emocionalmente.
-Explícate –solicitó una vez cerrada la puerta tras de sí.
-Se ha filtrado información sobre Akatsuki, y vienen a por Naruto. El consejo de ancianos ha decidido encerrarlo para que no puedan acceder a él durante la batalla. Tenemos menos de una semana para ir al pasado, encontrar a Yondaime y solucionar el sello del vientre antes de que Akatsuki llegue y arrase Konoha.
-¿Estás seguro de lo que dices? –replicó con seriedad.
El menor cabeceó afirmativamente.
-No nos queda tiempo, y no hay otra solución –explicó-. Tengo que llevármelo antes de que lo encierren.
-¿Y qué te hace pensar que eres la persona apropiada para llevártelo? -manifestó con irritado tono-. En todo caso debería ser yo el que llevara a Naruto al pasado, puesto que soy el único que sabe realizar esa técnica y además con experiencia propia.
El menor se irguió desafiante, apretando fuertemente los puños a sus costados, luchando por tratar de retener la furia interna, que al igual que esa misma mañana, intentaba surgir irrefrenable.
-No –siseó grave.
-¿No qué, Sasuke? –inquirió.
-No vas a ser tú el que lo lleve –aseveró tajante-. Este es mi mundo, esta es la vida a la que me han arrastrado tus estúpidas e innecesarias acciones. A partir de ahora yo elijo mi camino.
El mayor sonrió con sorna.
-Es una extraña forma de decir que te preocupas por él –meditó malicioso-. Reconócelo de una vez, Sasuke. Quieres a Naruto por encima de cualquier otra cosa en tu vida. Tanto que no dudas en protegerlo antes que cumplir tu venganza –espetó mordaz sabiendo cuan ciertas eran sus palabras-. Dilo, dí que amas a Naruto y entonces me pensaré si dejarte ir a ti en mi puesto.
Como respuesta tan solo vio como las mejillas del menor se coloreaban levemente, la mandíbula se apretaba con tirantez, y el Sharingan se encendía furioso sobre sus ojos. Algo que le hizo ensanchar aún más si cabe su irónica sonrisa. No iba a contestar, por lo menos no con palabras.
-Eres demasiado orgulloso –dictaminó.
-No voy a seguir perdiendo el tiempo contigo –sacudió la cabeza enérgicamente-. Enséñame la maldita técnica de una vez o de lo contrario tendremos más problemas con el grupo anbu que viene a encerrarlo.
-¿A quién van a encerrar? –se escuchó repentinamente a sus espaldas.
Ambos chicos desviaron la atención hacia la puerta entreabierta del dormitorio con gesto sorprendido, donde un avispado Naruto los miraba inquisidor. Habían bajado la guardia y ninguno de los dos se había dado cuenta de su presencia.
-A nadie –apresuró a negar el del futuro con gesto despreocupado-. No van a encerrar a nadie. Tú sigue durmiendo.
-¿Es a mí, verdad? –preguntó aún sabiendo con certeza que hablaban de él. No podían engañarlo-. Se han enterado de lo del Kyuubi y no se fían de que no pueda controlarlo, es eso ¿no?
-Claro que no –refutó nuevamente con gesto conciliador palmoteándole un hombro.
-¡No me trates como si fuera estúpido, teme! –se sacudió violentamente deshaciendo el contacto con el mayor, comenzando a dar nerviosos pasos por la sala-. Siempre he sabido el poco aprecio que me tiene el consejo. Las ganas que tienen de encerrarme y apartarme de la aldea. Desde hace mucho… ellos… esos bastardos desagradecidos…
El mayor lo agarró del antebrazo, frenando su nerviosismo.
-Tranquilízate. No dejaré que te ocurra nada –aseveró transmitiéndole con una suave sonrisa la calma que necesitaba. Extendió una mano acariciando las mejillas morenas. Un gruñido peligroso desde el otro extremo le hizo desviar la mirada socarrona hacia el menor-. Y el idiota de mi otro yo dice en lenguaje de gruñidos que tampoco. A sí que no tienes de qué preocuparte. Tenemos un plan.
-¿Un plan? ¿Qué plan? –preguntó con desconcierto.
-Vamos a hacer de nuevo un viaje al pasado.
Continuará…
oO oO oO Oo Oo Oo
Ahora sí. Llegamos a la recta final. No puedo decir con exactitud cuantos quedan para el final, pero pocos. Antes me gustaría que cierto padre e hijo se reencontraran y me queda pendiente un lemon por ahí… xDD
Besos, perdón por la espera, y gracias por leer.
A: AlexaBlack19, CELESTE KAIRI .C.K, kerri10, Rinoa-Diethel, Celene.chan, Amai ame, fati-chan, Noru-chan, Bereniss, yakuto, laynad3, jennita, sabaku no julliet, DarkLady-Iria, Naru-chan, Phoenix, MegumiMinami310, Riznao, Hriven, Mireya Humbolt, Kaze no Misuki.