Integra despertó temprano por la mañana, en cuanto abrió los ojos sintió un ácido subir rápidamente por su interior, salió de la cama de un brinco y corrió al baño.

"malditos mareos" pensó apoyándose en el escusado mientras vomitaba.

Se levantó mientras corría el agua del excusado y se miró al espejo. El embarazo no le estaba sentando tan bien, lejos de abrillantar sus ojos, suavizar su piel y realzar sus facciones, la estaba demacrando.

Estaba tensa todo el tiempo, tenía ojeras a pesar de dormir bastante, no quería comer por que sabía que en un par de horas tendría que vomitar. Sentía que el bebé estaba succionando lentamente todas sus energías y sus fuerzas.

–Dios, apenas van tres y faltan seis. Me voy a morir dando a luz –suspiró deprimida

"hoy llegan, por fin voy a tener un control sobre esto" pensó recordando su plática con el director del colegio Westham

Se visitó con la misma ropa con que había recibido a Maggie, el pantalón blanco y la blusa azul, y salió de su habitación.

Walter la esperaba en el comedor junto con la niña y Seras.

–Mamá –llamó Margaret desde los brazos de Seras, Integra sonrió mientras les daba los buenos días suavemente y tomó a la niña de los brazos de la vampiresa

–hola princesa, buenos días –la saludó con un beso en la mejilla y la instaló en una silla alta, junto a la cabecera de la mesa.

– ¿Cómo te portas, preciosa? –le preguntó Integra acariciando sus rizos rojos

–ben* –contestó la niña con una sonrisa *(Bien)

–bueno, me retiro, que tengan buen día –se despidió Seras saliendo discretamente del lugar, Walter sonrió discretamente cuando la escuchó bostezar mientras cerraba la puerta.

–No quiero comer nada –le dijo Integra mientras le daba de desayunar a Maggie

–oh, sí, señora, usted va a desayunar y a comer y cenar, ya llevo casi tres meses diciéndole que no debe saltarse una sola comida –la regañó Walter

–Ayer me dejaste saltarme el té –replicó ella con una sonrisa mientras la niña devoraba su desayuno

–no haga chistes, por favor. Sir Integra ¿está segura de lo que hace? Ni siquiera conoce personalmente a estas personas –le dijo Walter

–Si pueden ayudarme eso no importa, necesito de alguien que sepa tratar estos casos y demás, quiero estar tranquila, no puedo ir con cualquier doctor, ellos conocen la naturaleza de Alucard, trabajan con estos casos a diario –replicó Integra, parecía que más que querer convencer a Walter, quería convencerse a sí misma.

–bueno, es su decisión y yo la voy a respetar… ahora no haga trampas y desayune –le dijo el mayordomo

–mmm, no quiero –masculló ella con un puchero, pero tomó un pan tostado y le dio una mordida

– ¿y Alucard? –preguntó ella, la mirada de Walter se afiló en un segundo

–abajo, se metió a dormir hace un par de horas… supongo que quiere descansar un rato antes de que lleguen las personas de ese colegio –contestó el hombre

–que bueno, si lo veo en este momento vamos a terminar peleando –comentó Integra

– ¿Amaneció de malas? Realmente no lo había notado –le dijo el mayordomo

–No, Walter, amanecí embarazada –replicó ella

–me recuerda a su madre, cuando ella la tuvo a usted no podía ni ver a su padre antes de las doce por que esta casa se convertía en un auténtico campo de guerra –comentó Walter con una risita

–Entonces la diferencia horaria es algo bueno –murmuró ella

–si usted lo dice, debo admitir que nunca me esperé este desenlace entre ustedes dos –le dijo Walter

– ¿y crees que yo sí? Te aseguro que lo único que pensé era que nos divertiríamos un poco, algo más que añadir a esta extraña relación amo-esclavo, amor-odio, romance-querella bastante retorcida que no tengo la más mínima idea de qué sentido tiene o hacia dónde va, no esperaba quedar embarazada, todavía no me hago a la idea –admitió ella.

–si me permite preguntarle ¿Cuál fue la opinión de su majestad con respecto a su embarazo? –le preguntó Walter, Integra sintió un escalofrío recorrer su espalda.

–eso es algo que verdaderamente no esperaba… nos casó ahí mismo, en su oficina –murmuró Integra sonrojándose. Walter la miró con la boca ligeramente abierta.

–sí, ya sé, ni me digas nada, yo me quedé igual en cuanto pusieron el papel enfrente de mí… ¿verdad, mi amor, mi nena, que al único al que le cayó como anillo al dedo el arreglo fue al vago de tu padrastro? –le preguntó a Margaret tomándola en sus brazos.

–Voy a pasar el resto del día en el jardín, avísame cuando lleguen las personas del colegio Westham –le dijo Integra a Walter y salió del lugar con Maggie en brazos.


"si logro salir con vida de esto, juro, por Dios que todo lo ve, que haré una peregrinación al Santo Sepulcro caminando" pensó Integra sentándose en una de las sillas del jardín, estaba demasiado cansada y sentía que se dormiría de un segundo a otro.

Miró a Margaret corretear por el jardín persiguiendo a los pájaros y sonrió suavemente, ella le alegraba los días, y la calmaba.

Pocos días después de su conversación con el director del colegio, el doctor Westham, se había puesto en contacto con ella y en el poco trato que habían tenido le pareció un hombre cortés, educado y culto.

Poco a poco comenzaron a pesarle los párpados y empezó a adormilarse.

–mia, mami, pajaito –le dijo Maggie acercándose con un pequeño pichón en la mano, la rubia le sonrió y la niña corrió de regreso hacia donde había encontrado al animalito. Crecía a una velocidad impresionante, y pronto podría adoptarla oficialmente, pronto sería suya y de nadie más.

Bueno, casi, Alucard también iba a figurar en el trámite.

-Milady, el Doctor Westham la espera en la biblioteca junto con sus acompañantes –le dijo Walter acercándose. Integra respiró profundamente antes de levantarse, tomar a su hija en brazos y entrar a la casa seguida de Walter.


Su primera impresión del Doctor Westham fue que por alguna razón desconocida le recordaba a su padre, pero físicamente no se parecían ni un poco.

El cabello castaño algo largo del hombre contrastaba con su piel clara, sus ojos verdes que reflejaban bondad le habían dado la confianza para poner a esa personita que llevaba en su interior en manos del hombre.

-cuando yo era estudiante de medicina, interno, me tope con esta mujer que huía de un grupo de lo que a mí me parecieron pandilleros, ella tenía pocos meses de embarazo y no pude más que ayudarla. Era mi naturaleza, fue mi instinto como humano y como médico –le había relatado él en la oficina, con dos de sus profesores y el director de su escuela.

-al pasar los días en que fui su médico comencé a conocerla y me contó que los supuestos pandilleros eran en realidad caza vampiros, habían matado a su novio, vampiro por su puesto, y ahora la buscaban a ella para matar a su hijo –continuó él. Integra no podía apartar su mirada del hombre.

-por su puesto, en un principio no le creí. Pero después de un par de semanas de monitorear su embarazo noté algunas diferencias en su embarazo. Diferente ritmo en el latido de su corazón, la capacidad de permanecer inmóvil por periodos de tiempo sin ser muestra de daños, era más fuerte que el promedio de los niños, eso lo noté en los ultrasonidos, y la mujer parecía un poco demacrada, como si el bebé estuviera robándole la sangre. Teníamos que hacerle transfusiones muy seguido y entonces, en algún punto, le creí –terminó él mirando a Integra con una sonrisa.

-tan solo así ¿simplemente pasó? –preguntó ella incrédula.

-sí, entonces, cuando nació Louisse Marie, tomé como mi labor personal cuidar de esa niña. Comencé a investigar sobre estas increíbles creaturas que resultan ser los dhampirs y terminé por inmiscuirme por completo en el mundo de los vampiros –respondió Westham.

Integra sonrió deduciendo por su cuenta el resto de la historia, se alegraba de tratar con alguien con experiencia. Alguien que entendía en qué situación se hallaba y que no la tomaría por loca, alguien que no saldría corriendo cuando Alucard entrara en la habitación.

Se dirigieron a la enfermería, donde Integra había mandado montar todo el equipo necesario para poder tener controlado su embarazo

Westham le dijo que se preparara para hacerle un ultrasonido y poder conocer su situación.


–bueno, señorita, tiene apenas tres meses, es demasiado pronto para definir el género, pero hay algo que me llamó la atención –le dijo el doctor Westham a Integra, mirándola muy serio, retirando el sensor de su abdomen, un escalofrío recorrió la espalda de Integra.

– ¿Qué cosa? –preguntó ella nerviosa

–mire, es raro que una mujer se embarace a la primera, mucho más que se embarace de un vampiro, y mi encantadora señora su embarazo es doblemente raro –le dijo él

– ¿Qué tiene mi bebé? ¿Está bien? –preguntó Integra, asustada

–Dígamelo usted –respondió el doctor con una sonrisa mientras le mostraba el monitor

–Esto es una cabeza, no hay duda, el tronco… las piernas y brazos –comenzó ella recorriendo la pantalla con el dedo

– ¿es otra cabeza? ¿Otro cuerpo? ¿Son dos?..........