Amores en conflicto.
La traición es arma
de la que sólo se valen
los que son incapaces
de toda lucha franca y honrada
Capitulo 1: La traición.
Misao se observo detenidamente al espejo. Contuvo la respiración durante unos segundos antes de sonreír dichosa al contemplar la imagen que este le devolvía. El brillo de sus ojos verdes en esos momentos hubiera sido capas de opacar a cualquier estrella.
-Luces hermosa- le dijo Kaoru mientras la muchachita volteaba para que su prima la viera completamente. Con una carcajada dio una vuelta sobre si misma haciendo girar el ruedo de su vestido.
-Siento como si estuviera en un cuento de hadas- le dijo con los ojos brillantes de alegría.
-Y lo es, Misao. Tu propio cuento de hadas- Kaoru se acerco hasta su prima y le dio un fuerte abraso pero se aparto casi enseguida temiendo arrugarle el vestido-. Eres la novia más hermosa que he visto en mi vida.
-Y la más feliz también- se observo nuevamente en el espejo-. Me casare con el hombre al que amo.
-Lo se, Misao. Lo se.
A sus dieciocho años recién cumplidos, Misao Makimachi era la imagen viviente de la alegría y el entusiasmo. Hija menor de un feliz matrimonio siempre había sido la consentida de sus padres, pero no por eso se había convertido en una hija desconsiderada, por el contrario, hacia lo que estuviera en sus manos por verlos felices.
Sin embargo, un año atrás, su padre había muerto trágicamente. La tristeza se había apoderado de la familia Makimachi, pero lentamente todo fue volviendo a la normalidad. Y en ese momento, en que solo faltaban dos días para el matrimonio de la pequeña Misao, nada podía enturbiar su felicidad.
-Cuando Sanosuke te vea así de hermosa no podrá creerlo-dijo Kaoru mientras se aproximaba hasta ella y le recogía el largo cabello negro sobre los hombros para comprobar el efecto-. Con un hermoso peinado y algo de maquillaje serás la envidia de todas las mujeres. Además de tener, claro esta, al hombre más maravilloso del mundo junto a ti, y para siempre.
Misao sonrió ante esta perspectiva.
Cuando cumplió los quince años fue prometida en matrimonio a Sanosuke Sagara, el hijo mayor de un matrimonio amigo de sus padres. No podía negar que en un comienzo la idea de casarse con un chico al que apenas conocía y que le sacaba cinco años de edad le desagradaba profundamente, pero el matrimonio era conveniente para los negocios de ambas familias y ella no se opondría a los deseos de sus padres.
Sin embargo todo había cambiado radicalmente cuando conoció oficialmente a su prometido. Ella inmediatamente quedo prendida de el. Con su aire de chico algo rebelde y un sentido del humor que lograba conquistar hasta al corazón mas frió, Sanosuke logro conquistar a la inquieta Misao. Tras casi tres años de noviazgo, ella lo amaba con locura.
La puerta se abrió dejado entrar a Okon Makimachi, la madre de Misao. Con una sonrisa de orgullo y los ojos llenos de lágrimas contempló a su hija pequeña que esperaba ansiosa la opinión de su madre.
-Esplendorosa- le dijo secándose disimuladamente una lágrima que corría por su mejilla-. Tu padre estaría tan orgulloso de verte así.
Misao corrió a abrasar a su madre que esta vez no pudo contener los sollozos. Aun no superaba completamente la muerte de su padre. Muchas noches Misao había rogado en secreto para que su madre encontrara nuevamente a un buen hombre que la amara, era joven y bonita, y luego de que ella se casara con Sanosuke se quedaría tan sola…
-Basta de lamentos tontos- dijo Okon con un sonrisa- Faltan muchas cosas por hacer aun que no se por donde empezar. Omasu me esta volviendo loca, creo que aun no esta solucionado todo sobre lo del banquete y quería que te pasaras en la tarde de mañana por el restaurante a verla para afinar detalles, y ese tipo de cosas.
-¿Sanosuke ha llamado?- preguntó ansiosa la joven provocando que tanto su madre como su prima sonrieran.
- Hable con el esta mañana, llegara mañana a primera hora pero le dije que lo mejor seria que no se vieran hasta el día de la boda
Misao puso gesto de pena y Kaoru le guiño el ojo.
-Mientras más lo hagas esperar, más ansioso estará- dijo con una sonrisa traviesa en los labios-. Además, creo que deberías dejarlo descansar antes de la noche de bodas
Su madre soltó aún pequeña carcajada al ver que su pequeña hija se había sonrojado completamente ante este comentario.
----------------------------------------------------0---------------------------------------------------
Aoshi Shinomori leyó nuevamente la nota que tenia en la mano. Sonrió levemente y camino con paso decidido hasta su destino.
Con veinticinco años casi cumplidos, estaba recién tomándole el peso a ser el dueño de una de las empresas de informática mas importantes del país. Su padre fallecido recientemente había dejado todo en sus manos y por supuesto, bajo la vigilancia y el sabio consejo del hermano de su madre, su tío Seijuro Hiko.
Para Aoshi la muerte de su padre había sido un golpe duro. Su madre había muerto a los pocos días que el había nacido por lo que no tenia mayores recuerdos de ella, pero su padre destrozado tras su perdida había enfocado todas sus energías en cuidar de su único hijo y en su empresa.
Tras su muerte, Aoshi solo tenía como familia a su tío Seijuro y a su abuelo Okina.
Con un carácter serio y reservado, se había ganado una fama no muy envidiable entre los jóvenes de su edad, algunos le temían o simplemente lo evitaban. Sus amigo y cercanos se podían contar con los dedos de una mano.
A pesar de ser un joven guapo, no muchas mujeres habían tenido la fortuna de poder decir que se cruzaron en su camino, y la verdad es que Aoshi lo prefería así. Nunca había deseado casarse realmente hasta que había conocido a la mujer de su vida. La mujer mas maravillosa que podía existir sobre la faz de la tierra, y lo mejor de todo, era que ella también lo amaba a el.
Llevo la mano al bolsillo de su abrigo y presiono en forma inconsciente la caja con el anillo que había comprado hacia dos días. Aquella había sido una decisión que pensó durante muchos días. Su abuelo y su tío estaban de acuerdo en que lo mejor para el en esos momentos era casarse y formar una familia. Con sus estudios finalizados, y a la cabeza de la empresa familiar ya iba siendo hora de que pensara en el futuro.
Y estaba seguro que con ella a su lado no podía imaginar una vida mas feliz.
Lentamente comenzaba a caer la noche. El sol casi se había ocultado completamente y las sombras de la tarde le prestaban un magnifico refugio para su espera. Se recostó sobre el muro de una de las casas en la posición exacta en la que sabia que la vería venir en cuanto saliera da la casa.
Sonrió satisfecho al imaginar como se iluminaría su hermoso rostro cuando aquella tarde le propusiera matrimonio.
------------------------------------------------------0---------------------------------------------
Misao observo una vez más el vestido cuidadosamente colgado en un lugar de su habitación. Sentía el corazón henchido de una alegría indescriptible; las ansias de ver a Sanosuke y de ser al fin su esposa no la dejaban en paz.
"Dos meses sin ti, mi pequeña, serán ahora para mi como un infierno. Mi único consuelo es que cuando te vuelva ver será para siempre"
Aquellas habían sido las palabras que Sanosuke le había dedicad el día antes de su viaje. Ya habían trascurrido dos largos meses, en los que unas cuantas llamadas telefónicas, y una que otra carta que le había enviado su prometido habían sido sus tesoros mas preciados.
Se acerco hasta la ventana de su cuarto y la abrió para dejar que la brisa nocturna le refrescara la piel. Comenzó a cepillar lentamente su cabello mientras observaba el lento ir y venir de algunos transeúntes. Sin embargo al fijar la vista en aquel muchacho que estaba recostado en el muro de la casa vecina sintió como la desazón le recorría el cuerpo.
Permanecía inmóvil sin prestar atención a nada ni a nadie. Misao observo detenidamente la puerta trasera que salía por uno de los costados del jardín de su casa. Su instinto no se equivocaba y a los pocos minutos su hermana Megumi salía silenciosamente de casa para encontrarse con aquel joven.
Megumi era cuatro años mayor que Misao. La verdad es que ambas hermanas nunca se habían llevado bien del todo, especialmente por los constantes celos que Megumi sentía por la pequeña Misao.
Esto era algo que la chica no lograba entender completamente. Ella nunca había hecho nada para dañar u ofender a su hermana, pero ella sin embargo no la dejaba en paz.
Durante los primeros años de su adolescencia, Misao había deseado con todas sus fuerzas ser como su hermana mayor. Hermosa e interesante para todos las que la conocían. Los chicos la adoraban pero para ella esto no tenía ni la más mínima importancia.
Dos años atrás, Megumi había decidido hacer un largo viaje al extranjero, y ni siquiera la noticia de la muerte de su padre fue capas de hacerla regresar. Pero Megumi había regresado hacia apenas seis meses a casa. Revolucionando con su llegada a todos y a todo.
Su madre se mostraba alegre por tener a ambas muchachitas nuevamente con ella, pero lamentablemente el carácter rebelde de su hija mayor no había mejorado para nada con dos años de ausencia.
Y la relación con aquel chico era la mayor muestra de aquello.
Misao observo como su hermana se acercaba hasta donde el joven la esperaba. El la atrajo hasta tenerla cerca para abrasarla y ella lo beso apasionadamente.
Si su madre se enteraba de todo aquello, su hermana se metería en un verdadero problema.
---------------------------------------------0-----------------------------------------------
Megumi sonrió radiante la ver a Aoshi esperándola. Siempre era igual; encantador bajo esa mascara de frialdad y dispuesto a hacer su voluntan cuando ella chasquera los dedos. No podía negar que se sentía profundamente atraída por el.
Cuando había vuelto a esa maldita ciudad por orden de su madre. Megumi llego con la idea de contrariarla lo más posible; detestaba ver como Misao gozaba del afecto de todos en su familia mientras ella era la mala hija que no merecía la mas minina consideración.
Pero ya se encargaría ella de que eso cambiara.
Y fue en parte por su afán de fastidiar a su madre que había conocido a Aoshi Shinomori.
Hijo único de la familia Shinomori, estaba lejos de ser del agrado de su familia. Los enfrentamientos entre ambas familias se habían sucedido uno tras otro sobre todo cuando su padre y el de Aoshi estaban vivos.
La competencia económica entre mas empresas había logrado abrir una brecha que parecía infranqueable, por ese emotivo, al conocer al chico decidió conseguirlo costara lo que costara.
En un comienzo todo fue más difícil de lo que ella pensaba. Aoshi no era como el resto de los jóvenes, no caía a sus pies con una sonrisa suya y prácticamente pasaba de ella, pero lentamente había logrado que el chico la fuera notado, y una tarde, hacia dos meses por fin la había besado.
Desde ese momento su relación había ido, por decirlo de algún modo, a una velocidad vertiginosa. Aoshi le gustaba realmente, le gustaba incluso mucho mas que otros chicos a los que había conocido, pero no seria un para siempre.
-Me alegra mucho que hayas venido- le dijo el joven mientras Megumi se separaba un poco de el para mirarlo a los ojos-. Tengo algo muy importante que decirte.
-¿Así? Entonces debo sentirme afortunada- Megumi lo tomo de la mano para alejarlo lo suficiente de aquel sitio, lo que menos deseaba en ese momento era que su madre la encontrara con el.
-Se que las cosas con tu familia últimamente no han estado del todo bien- Aoshi le tomo una mano mientas la observaba detenidamente con sus ojos azules clavados en los de Megumi-. Sin embargo las cosas podrían cambiar…
Megumi sintió como la satisfacción nacía en su interior. Estaba segura de lo que Aoshi quería hablarle, si su madre se enteraba moriría del disgusto.
-¿Un cambio?- pregunto inocentemente-. ¿A que te refieres con eso? Mi madre no me ha dejado en paz desde que llegué. Toda la atención esta centrada en la boda de mi hermana pequeña y te aseguro que buscaran la menor excusa para mandarme lejos nuevamente.
-Sabes que no lo permitiría. No dejarais que jamás te apartaran de mi lado.
Aoshi la atrajo hasta el para abrasarla y reconfortarla. Muchas veces Megumi le había hablado sobre sus problemas familiares, como su familia la excluía de todo por satisfacer los caprichos de su hermana menor, inclusive le contó del largo viaje que se había visto obligada a hacer por que su padre no quería tenerla junto a el en casa, ni siquiera a le permitieron regresar al entierro. Cuando el le prepusiera matrimonio, todo eso cambiaria. Ella seria realmente feliz.
-Mi madre no preemitiría jamás que estuviéramos juntos y lo sabes.
-Lo se. Por eso creo que la mejor solución para nuestro problema es otra.
Megumi lo miraba expectante y una sonrisa asomo a sus labios. El gran momento había llegado, lastima que fuera tan tarde.
-Aoshi, yo…
La acallo besándola dulcemente en los labios. Extrajo la cajita del bolsillo y se la tendió mas serio de lo normal en el.
-Ábrela.
Inmediatamente obedeció a lo que el decía. El hermoso anillo que tena frente a ella era el objetivo por el que había hecho tantos sacrificios. Nuevamente pensó en su familia y en lo molesta que se pondría su madre si aceptaba a Aoshi Shinomori como su futuro marido, sin embargo Misao…
-¿Que me dices?- pregunto con aprensión Aoshi-. ¿Quieres ser mi esposa?
Megumi respiro profundamente y en un segundo tomo su decisión. Era lo mejor que podía hacer aunque alguien saliera lastimado en todo el asunto. No era problema suyo.
-Esto es lo que he esperado desde el momento que te conocí- le dijo con una hermosa sonrisa-. Me has hecho la mujer más feliz del mundo, Aoshi Shinomori.
Se acerco hasta el joven que sonreía feliz, y le enmarco el rostro con las manos para besarlo, su decisión ya estaba tomada. No había momento para dudas.
------------------------------------------------0-------------------------------------------------------
-Buenos días dormilona. Pensé que seria imposible sacarte hoy de la cama- Kaoru le tendió un vaso de leche a Misao que ahogo un bostezo con la mano antes de dejarse caer en una silla.
-Creo que los nervios me están matando. No pude pegar un ojo hasta pasada las dos de la madrugada y aun es temprano. Mama esta histérica por todo lo que falta por hacer.
-Me alegra que ya estés en pie- dijo Okon entrando en la cocina y besando cariñosamente a su hija-. Tu tío Saito llegara esta tarde y quiero que todo este como corresponde. Creo que no seria capas de soportar en este momento un regaño de su parte.
-¿Ha llamado Sanosuke?- pregunto Misao mientras se preparaba una tostada.
-Creo que no- contesto Kaoru-. Pero si llego cansado del viaje es lo más normal. Piensa que también para el mañana es el gran día.
Misao sonrió nerviosa. Solo un día mas y al fin seria la esposa de Sanosuke Sagara.
-¿Donde esta Megumi?- pregunto Okon dando vueltas de un lado para otro-. No puedo creer lo egoísta que ha sido estos días. Desaparece cada vez que se le necesita y no hace más que protestar por todo.
Kaoru se mordió la lengua por no decirle a su tía que todo se debía a que la desagradable de su prima quería arruinarle el día a Misao. Si decía algo por el estilo no solo enfadaría a Okon sino que entristecería Misao y eso era lo que menos quería.
-Creo que aun esta durmiendo. Iré a despertarla.
Kaoru salio rauda hasta el cuarto de su prima mayor para intentar que cooperara aunque fuera solo un poco con su hermana.
-Deberías relajarte, cariño- le dijo Okon a Misao que estaba desmigando la tostada en el plato-. Ya veras que estar casada no es tan difícil como piensas. Además, Sanozuke es un buen hombre, y será un muy marido y padre.
Los apresurados pasos de Kaoru en el pasillo las alertaron de que algo no iba bien. Cuando apareció en la puerta completamente pálida y algo temblorosa Okon se temió lo peor.
Se acerco hasta su sobrina para ayudarla a sentarse y recibió la nota que la joven le tendía. La leyó con detenimiento dos veces antes de perder ella también el color del rostro.
-¿Que ocurre?- preguntó Misao inquieta-¿Le paso algo a Megumi?
Ambas mujeres se miraron pero finalmente fue Okon quien hablo.
-Tu hermana, Megumi, escapo anoche- Misao la miro abriendo mucho los ojos-. En estos momentos ya se tiene que haberse casado y estará de luna de miel.
-¿Casado?- pregunto Misao y con cierto doler por su madre y recordó la relación que tenia su hermana con Shinomori.
-Si, casado- repitió Okon antes de mirar a su hija con amargura-. Con Sanosuke Sagara.
Misao abrió la boca para decir algo pero su mente no lograba unir nada. Luego todo se volvió difuso hasta que se dejo arrastrar por la oscuridad.
------------------------------------------------0-------------------------------------------------------
Fin del primer capitulo de esta historia, se que parece todo muy confuso pero de apoco se ira arreglando para dar una forma mas definida a la historia.
Espero que los que hayan leído, les haya gustado, así que espero algún cometario para ver que les pareció. Agradezco de antemano el tiempo que le hayan dedicado a la historia y nos leemos la próxima semana en la actualización.
Gracias.
VALE BLACK.