-CALLES NOCTURNAS-
by: Atori
Capítulo 1: Dead Moon
Medios de transporte, personas influenciadas, curiosos se encontraban aglomerados frente a un centro presidiario, donde los mismos reclutas observaban desde sus habitaciones de castigo lo que para ellos eran héroes o "la mejor de la peor calaña" llamado así por ellos como un cumplido.
Finalmente tras muchos años sin pistas y sin ningún logro en las investigaciones habían conseguido atrapar a la pequeña banda conocida como "Dead Moon"
Eran tres hombres muy especiales y a tener en cuenta. Su filosofía consistía en matar a todo ser que se cruzaba por su camino. Tenían una cruel manera para ejecutar a sus víctimas ya fuesen hombres, mujeres o niños. Con los hombres usaban toda la violencia posible, aunque su víctima rogaba la muerte, los tres continuaban aquello como un juego en el que solo ellos podían poner las reglas y cuando finalizarlo. Con las mujeres, antes de asesinarlas, solían aprovecharse de ellas utilizando sus encantos y hacer cosas que ni en sueños se hubieran imaginado. En ocasiones, algunas morían en aquel infortunio momento; otras, las que podían contarse con los dedos de una mano, eran asesinadas cuando ellos ya se habían quedado satisfechos. Y los niños, llamar a esos personajes asesinos era quedarse corto. Lo que hacían con los hombres y las mujeres era empleado también sobre aquellos infantes que inútilmente podían hacer algo contra ellos. Corría el rumor, de que perdonaban a algunos niños, principalmente a las jóvenes adolescentes teniéndolas cautivas para sus propios fines. Y cuando la familia había perdido toda esperanza de recuperar a sus retoños, misteriosamente aparecían tiradas en la cuneta degolladas.
A los Dead Moon nunca les importaba dejar pistas sobre sus huellas en el lugar del crimen. Eran tan escurridizos que quizás era por eso que se sentían tan confiados. Todo el mundo sabía quiénes eran en realidad y su pasado turbio. Como cualquier maleante usaban un apodo y así eran mundialmente conocidos.
Nunca trabajaban ni hacían tratos con ningún traficante para cometer asesinatos. A los tres les gustaba la independencia y el sentirse en la más completa soledad.
Sin embargo, había una regla inquebrantable que obedecían a rajatabla y era que pese a lo que eran, pese a todo el mal que habían hecho, los tres eran muy buenos amigos que se ayudarían, se apoyarían y morirían juntos. Así habían marcado su destino. Aunque, jamás imaginarían que el Destino fuera tan poderoso para que las cosas dieran un giro que ni ellos hubieran creído sino lo llegaran a vivir.
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Los tres camiones blindados donde en cada uno conducía a un miembro de la banda, que por razones de seguridad eran vigilados desde dentro por cuatro guardias, más un inspector especializado en el caso en el asiento de copiloto, llegaban a la zona donde la banda Dead Moon sería por fin ejecutada y todo el mal que habían hecho durante más de diez años terminaría de una vez para siempre.
Eso hizo que un chico moreno de cabellos alborotados suspirara. Tanto tiempo buscando a aquellos asesinos y ahora podía descansar en paz.
Taichi Yagami, el joven capitán de la policía había entrado en el cuerpo con 22 años siendo un simple policía en prácticas, acabando tres años después como el superior de la jefatura de la policía de Odaiba.
Le habían asignado el caso de los Dead Moon meses después de su incorporación como novato.
Huérfano de una familia adinerada se había dedicado en cuerpo y alma al caso contrayendo gran amistad y un aprecio casi paterno hacia el antiguo capitán de policía Gennai Kazama. Lo terrible había sucedido al año siguiente cuando aquella figura había perecido, específicamente por el cabecilla de la organización. Recordaba ese día como su mentor se había adelantado unos pasos de forma equívoca, hecho que el líder había aprovechado con su rápida agilidad. Y con la dinastía de un lobo hambriento, se había colocado detrás suya asestándole un disparo en la sien, bebiendo de su sangre, mirándole con ese brillo de superioridad sobre él y los que tenía delante.
-Taichi-san¿estás bien?
El moreno despertó de esa pesadilla sintiendo que aquella ropa le sobraba por el sudor al haber revivido aquella escena. Volteó su vista encontrándose con una mujer de su misma edad un poco más bajita que él de constitución bronceada, pelirroja y ojos rojos como el fuego. Era su mejor amiga desde la más tierna infancia convertida ahora en una mujer hermosa, con fuerte carácter cuando la hacían enfadar, pero dulce y cariñosa al mismo tiempo. Una especialista en Ikkebana y muy famosa por ello. Su principal característica era que siempre tenía una sonrisa en su rostro, así que ¿cómo no negar el que terminara enamorándose de ella? Llevaban más de veinte años de amistad y cierto que llevarla en aquel viaje era una locura, pero solo por allí crecía la flora que a su amiga tanto le gustaba, confesarle allí de una buena vez sus sentimientos y pedirle matrimonio eran una oportunidad perfecta.
-no te preocupes Sora. Es que echaré de menos el estar horas y horas en la oficina en busca de pistas del Dead Moon con la taza de café en la mano. –sonriendo brevemente- pero ahora todo ha acabado y Gennai-sama descansará en paz.
-Gennai-sama estaría orgulloso de ti. –dijo la chica en un intento de aliento. Bien sabía como se ponía su mejor amigo cuando se hablaba del fallecido hombre.
Taichi sonrió con ella. Estaba feliz de que el sueño por fin hubiera terminado, feliz de poder decirle muy pronto a Sora lo que había guardado por años. Todo estaba bien. Se acomodó en el asiento y fue hacerlo para que repentinamente tuviera un mal presentimiento.
Una pequeña risa proveniente de la chica. Al parecer debió hacer una mueca algo graciosa para que la mujer sonriera más. Ignoró por completo ese sentimiento de malestar y se quedó viéndola como si contemplase a la mismísima Afrodita.
Con todo ese panorama nadie apreciaba una sonrisa sádica que estaba escondida entre las sombras del interior del camión. Estaba con los brazos y piernas cruzadas y cuatro sombras tiradas en el suelo donde en la dirección de su pecho salía una gran mancha que por culpa de la oscuridad no se percibía con claridad.
-el juego acaba de empezar. –desvelando unos ojos que brillaban como zafiros, profundos, misteriosos, cautivadores y asesinos.
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-¡ya vienen ahí¡Ojalá se pudran en el mismísimo infierno! –murmuró un chico rubio de ojos celestes y piel ligeramente morena.
-tienen que pagar por todo el mal que han hecho. –le siguió una chica que estaba con él pero más frustrada que el hombre. Llevaba el pelo rosa corto y sus ojos eran verdes- jamás les perdonaré por haber matado a mi abuelo. ¿Qué mal tenía un anciano para hacer lo que hicieron? –se preguntaba con traviesas lágrimas que escapaban de sus ojos jade.
-no te preocupes Sakura-chan. Ya verás, pagarán por haber matado a Sarutobi-sama. –abrazándola con cariño- lo pagarán...
-gracias Naruto-kun. –cobijándose en ese cálido lugar sin sospechar que eso había puesto algo incómodo al rubio.
Desde la muerte de su abuelo, a Sakura solo le quedaba como único familiar su reciente marido Naruto, hijo único de un empresario de software.
La banda Dead Moon había asesinado a su abuelo tres días después de la boda. Por azares del destino y por culpa del vicio que tenía hacia el tabaco, se había topado con ellos en una callejuela nocturna. Jamás imaginó que una simple compra pudiera terminar en tragedia. Cuando se le fue comunicado y vio el cadáver quedó shoqueada al ver los cortes profundos en el rostro apacible y angelical de su querido abuelo. Sus ojos estaban denotados por el horror como quién había visto un fantasma. Si hasta el propio médico forense se había asustado de lo que había quedado del cuerpo. Según la autopsia, su muerte no había sido a base de los golpes, sino que dichos golpes fueron producidos después de que muriera. Al parecer, uno de los integrantes de la banda, el más joven de los tres le había administrado un veneno que había quemado todos sus órganos desde dentro, como si una bomba de relojería se tratara, igual que un dragón lanzando sus llamas a su oponente matándolo de forma vil y cruel.
Sakura, una mujer de 23 años, recién casada, ama de casa había vivido lo oscuro en el mejor momento de su vida. Odiaba a los Dead Moon, pero a quién más al que había matado a su querido abuelo, al más joven de ellos.
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-por favor apártense, este no es lugar para gente curiosa. –decía una mujer vestida con el uniforme de policía. Tenía una coleta de caballo para mayor comodidad y en sus ojos avellana resaltaba la ligera sombra color rosa que usaba como único maquillaje.
-agente Sango, solo una pregunta¿es cierto que uno de los tres ha matado a su propia madrastra antes de unirse a la banda oficialmente? –preguntó un hombre de cabello negro y ojos azules picarones.
-no se me está permitido responder a la prensa, Miroku-sama.
-dicen que ha estado en un internado desde el fallecimiento de su padre y que allí conoció a los otros dos.
-no contestaré a ninguna de sus preguntas. –volvió a repetir apartando más a la gente, observando que ya llegaban los tres camiones.
Al fondo de la masa de periodistas, un hombre acompañado de una mujer que sostenía su brazo en señal de apoyo, miraba a los periodistas para luego desviar hacia los tres camiones.
-me da vergüenza que por mis venas corra la misma sangre que un... –el hombre no sabía como describirlo.
-Inuyasha... irás... ¿verás a tu hermano...?
-¡¡ÉL NO ES MI HERMANO KAGOME!! Solo tenemos vínculos de sangre por parte de padre, pero no considero a ese gusano de la familia tras haber matado a mi madre. –dijo con rabia e ira- ese maldito... si tomara la justicia por mi mano lo mataría yo mismo...
-Inuyasha, por favor no digas esas cosas. –repuso Kagome asustada.
Si hubiese algo de lo que Inuyasha sentía tanta vergüenza ante los ojos públicos, era el ser reconocido como el medio hermano de uno de los Dead Moon. Por supuesto, nadie tenía nada en contra suya, sino pena y lástima. Su difunta madre había sido asesinada por su medio hermano. Igual que en sus víctimas femeninas había usado la violación y la fuerza bruta para acabar con ella. Incluso había empleado métodos macabros que Inuyasha quisiera olvidar y que desgraciadamente era imposible. Ahora por fin recibiría su castigo, sin embargo lo consideraba muy poca cosa en comparación con todo lo que había hecho, además ardía en deseos de matarlo él mismo. Por su culpa, tuvo que vivir años de sufrimiento y agonía, vigilar de forma continua sus espaldas y la de su mujer e hija por temor a que la historia se volviera a repetir. Nunca pudo disfrutar de su matrimonio en su plenitud sin sentirse como vigilado, nunca pudo disfrutar de pasar unos buenos días de vacaciones con su hija con el temor de que la cadena se soltara y apareciese aquel ser llevándose a su familia por delante como un perro sediento de sangre.
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Los tres camiones se detuvieron al unísono y el grito de la gente se hizo más feroz con sus pancartas contra el Dead Moon con insultos, casi vociferando con todo lo que sus pulmones le daban, escuchándose más que los gritos de los prisioneros que pedían la libertad para los Dead Moon.
-aquí el capitán Yagami-san¿todo en orden para bajarlos? –dijo Taichi sobre un retransmisor.
-aquí el inspector Koga-san, preparados para llevarles. –contestó una voz masculina.
-inspector Lee-san, Yagami-sama cuando quiera dé la orden. –se escuchó una segunda voz.
-adelante. Tened los ojos bien abiertos ante cualquier movimiento suyo. Entraré con el cabecilla, seguidamente del menor.
-entendido señor. –dijo el chico llamado Lee que había comprendido que iba ser el siguiente en bajar al segundo componente de la banda.
Taichi cerró la llamada soltando otro suspiro. De nuevo volvía esa perturbación e inquietud. De verdad que no sabía por qué tenía ese mal presagio. Quizás era su imaginación y el miedo por tener detrás suya al líder tras una pared blindada lo que le producía alucinaciones.
-Sora queda dentro del coche. No salgas bajo ningún concepto.
-sí. Ten cuidado. –dijo la mujer con preocupación.
-después te llevaré a ese claro que tanto te gusta. –le prometió el moreno besando su mejilla saliendo al mismo tiempo que el conductor.
Ante ese gesto, Sora quedó sonrojada y se quedó mirando el frente con la mirada perdida con una sonrisa risueña.
Su amigo últimamente se portaba demasiado amable con ella y no era nada tonta, sabía a donde conducía todos esos detalles desde el invitarla en alguna noche contada o hacerle preciosos obsequios.
Se acomodó en el asiento toda feliz imaginando lo que él le contaría llegado el momento.
-estás más cómoda que yo¿verdad? –preguntó una fría voz sintiendo en su sien algo metálico y frío provocando que todos los bellos de su piel se le erizaran. Aquello y el tono cargado de arrogancia y seguridad hizo que se quedara tiesa de la impresión. Temblorosa se fue girando lentamente y soltó un quejido de sorpresa al ver ese par de ojos azules clavados en ella como si estos fuesen de acero- vamos a jugar un poco y se necesitan todas las piezas en el tablero para iniciarlo. –dijo el sujeto con una sonrisa maquiavélica.
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Taichi respiraba agitadamente. Tenía que controlar sus nervios. A cada segundo se sentía peor. Pero¿qué podía fallar? Había cuatro guardias de los mejores controlándoles. Estaban a cuatro paredes con pared blindada esposados de pies a manos. Todo era perfecto, entonces¿por qué seguía inquieto?
-abre la puerta Koushiro-san. –ordenó finalmente a un chico pelirrojo de ojos azabache de constitución bajita.
Los gritos ensordecedores se apagaron de pronto como cuando alguien baja el volumen de golpe cuando Koushiro giró la llave que abría la puerta. Aunque la gente tuviese la extrema seguridad, el Dead Moon eran tres profesionales, si tenían la posibilidad de escapar, ellos o sus propias familias peligrarían por su buen ojo al acecho hacia sus presas. Sin embargo, nadie podía contener las caras cargadas de ira y frustración. Eso era inevitable.
Empezó a verse una figura oscura en el interior del camión que nadie podía distinguir.
-¡bajad a Wolf! –ordenó Taichi imperante.
Segundos donde nada sucedía y eso preocupó más al capitán que miraba extrañado la oscuridad del interior del vehículo. Un miedo comenzó a apoderarse de él.
-¿a qué estáis esperando¡Bajad a Wolf!
Algunos de los curiosos ya no sentían tantas ganas de saber cómo eran esos hombres o cómo iban a ejecutarles.
Tras el prolongado silencio vino un chillido por parte de diversas mujeres al ver como caía el cuerpo sin cabeza de uno de los guardias.
Taichi atemorizado, llevo por inercia su mano al lugar donde guardaba su arma.
-yo que tú no haría nada si aprecias la vida de esta mujer. –dijo la voz que él reconocería de por vida.
La luz se hizo presente descubriendo como los otros tres guardias estaban ya en el Más Allá, una grieta en la zona del conductor y allí entre ellos, a un hombre de media melena rebelde dorada que ondeaba al aire. Aunque sus ojos eran como el cielo, en ese instante eran dos bloques de hielo. Su tez era blanca y vestía el uniforme de prisionero color naranja butano llevando su verdadero nombre inscrito en una placa, Ishida Yamato.
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Yamato, también apodado Wolf, era el líder indiscutible del Dead Moon. Como su sobrenombre indicaba, era todo un lobo que mataba con la misma fiereza a su presa sin importar mancharse las manos de sangre hasta conseguir su objetivo. Sino fuera por todos los crímenes cometidos, Yamato pasaría por un auténtico galán, capaz de conquistar a cualquier mujer y que ésta cayera en sus redes.
Atractivo y galantería no eran lo único que caracterizaban al líder, sino que también era bastante orgulloso y avaricioso. Siempre lo mejor, obteniendo en todas partes el poder. Quizás la razón de ese carácter se deba a que fue criado por una familia de importante empresa, en la cual había ido a la quiebra. Yamato por ese entonces estudiaba en un prestigioso internado donde la educación quedaba por los suelos. Cuando la empresa de su padre se había desintegrado, su progenitor llegó a ahorcarse y su madre murió con antidepresivos al haber perdido a su esposo quedando él y su hermano pequeño que mandó a Francia por una razón, para convertirse en lo que actualmente era. La muerte de sus padres le había marcado y sus compañeros se habían metido constantemente con él. A los 17 años cometió su primer crimen importante y fue el de quemar la escuela con todo el personal y alumnos posibles en el interior. Por ese entonces, contaba con un aliado. Uno de los miembros del Dead Moon, el más joven de todos.
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-Yamato... –masculló Taichi entre dientes viendo como la persona que más le importaba estaba a su merced.
-un solo movimiento –arrimando el cuerpo de Sora más a él- y esta linda criatura correrá el mismo destino que esos patéticos guardias. –apuntándola en la sien con una pistola- ahora¡libera a Dragon y a Dog sino quieres que corra sangre y no solo el de esta adorable chica! –amenazó con tono serio y amenazante.
Jamás imaginó que el mal presentimiento fuese algo como aquello.
Impotente observó el rostro asustado de su mejor amiga que lo miraba implorante pidiendo ayuda, que lo alejara de las fauces de aquel criminal.
Con mano temblorosa acercó el transmisor para dar la orden.
-liberad a Dragon y a Dog.
Yamato sonrió de lado complacido.
Su juego había resultado tal como lo había previsto y él ya tenía la partida ganada.
El cerrojo del camión que estaba en medio se abrió y un hombre de pelo a la taza, cejudo y ojos como el ébano que respondía al nombre de Lee Rock fue abriendo lentamente las dos puertas.
-ya era hora de que llegáramos –dijo una voz proveniente de dentro- sois unos imbéciles que conducen al mismo tiempo que caracoles inmundos.
Sakura al escuchar aquello se apegó más a su esposo. Él estaba ahí, su persona más odiada estaba a unos metros y en libertad, con la posibilidad de que hubiera un río de cadáveres.
Como en el camión anterior, los cuatro cuerpos cayeron al suelo, solo que estos tenían un rostro de espanto y su cuerpo de un extraño color.
El inspector que estaba ahí no pudo por más que apartar la vista para vomitar, el conductor sin querer ver los cadáveres se acercó a Lee prestándole ayuda, al mismo tiempo que observaba al causante de todo aquello, Dragon, un joven que lo miraba con una mueca divertida y una mano apoyada en su cintura.
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Dragon era el miembro más joven de los Dead Moon, su piel blanca contrastaba con sus ojos oscuros y su cabello negro-azulado. Originalmente era conocido como Sasuke Uchiha, hijo de una familia la cual había sido accionista. Había entrado en el mismo internado donde se encontraba Yamato y su hermano mayor Itachi al que admiraba. Las influencias del lugar provocaron que Itachi se metiera en una organización misteriosa, teniendo como consecuencia que se fuera de casa sin que nadie tuviera noticias suyas. Años más tarde, había aparecido asesinado dejando un vacío muy profundo en un Sasuke de trece años. Sin embargo, la suerte no había estado de su parte, ya que pocas semanas después, sus padres habían fallecido en un accidente de tráfico. Poco después había conocido a Yamato y decidieron iniciar la banda. Sasuke Uchiha que por aquel estaba bajo la tutela de un amigo lejano de sus padres era conocido como Snake debido a la obsesión que su tutor tenía para las serpientes. No obstante, había descubierto que lo estaba utilizando por la herencia que su familia le había dejado y acabó matándolo con la misma fiereza de un dragón.
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-no era sin tiempo. –saltando ágilmente hacia el suelo firme- después de haber eliminado a esos guardias patéticos me he echado una buena siesta y me encuentro en forma para dejar en el suelo a otros cuantos. –crujiendo sus manos- podría empezar por el "delicado" cejudo.
Un fuerte sonido como si algo golpease algo duro y un quejido estridente atrajo la atención de Yamato y Sasuke que miraron al tercer camión blindado.
-Dog parece muy impaciente. –objetó el líder.
-nunca le han gustado los sitios pequeños y cerrados. –agregó el menor meneando la cabeza despreocupado- bien, panda de idiotas –dirigiéndose a todos los policías- colocad todas vuestras armas en el suelo y tirádmelas. Algún movimiento y no dudaré en activar una pequeña bomba que he instalado en mi "limousine" –refiriéndose al camión en el que había sido transportado.
Ante esas palabras, la gente comenzó a asustarse queriendo irse de aquel infierno, incluso los presos clamaban que les sacaran de allí para salvar sus vidas.
El sonido de la bala paró a todos y los niños se abrazaron a sus padres llorando de angustia siendo único ruido entre aquella muchedumbre.
-¡nadie se va a ir de aquí! –dijo Yamato fríamente quién había sido autor de haber disparado al aire- como ha dicho Dragon, un solo movimiento y boom, todos volaremos. Y algunos aprecian la vida de sus "inocentes" ¿no?
Los policías sintiéndose impotentes y sin la posibilidad de huir, cumplieron lo mandado y arrojaron todas sus armas hacia Sasuke.
-que lista es esta gente. Ahora antes de pasar a la siguiente ronda de nuestro juego tengo que coger premio. –cogiendo un arma bien grande a medida que miraba a todas las mujeres que tenía cerca- ¡tú mujer! –señalando a una.
Sakura se quedó petrificada¿se estaba refiriendo a ella¿Por qué¿Por qué a ella precisamente?
-eres repugnante. –dejando todo el peso del arma sobre su hombro- pero perfecta como premio.
Sakura comenzó a sentirse irritada por sus palabras. ¿Quién se creía ese asesino loco para insultarla en público y considerarla objeto de triunfo¿Él, el que había matado de forma vil a su abuelo?
El golpe en el tercer camión se hizo más latente y Koga comenzó a retrasarse de su puesto asustado. El tercer miembro cuando estaba fuera de sí, podría resultar más peligroso que Wolf y Dragon juntos y solo la muerte calmaba su ira. Y él no podía morir ahí, aún no, no antes de encontrarla.
-Dog se está impacientando. Eh Sasuke, no perdamos más tiempo, sino tendremos que cambiar las reglas del juego.
¿Cambiar las reglas del juego¿Para ellos, aquello solo era una diversión más?
-no te preocupes Wolf, ya le he echado el ojo a mi premio. Será mi billete de ida. –e internándose entre la multitud sin problemas, los cuales aterrados por la presencia tan imponente de Dragon le habían abierto un camino. Sasuke llegó hasta estar frente a Sakura- tú mujer te vienes conmigo, vivirás una emocionante aventura. –arrebatándosela a Naruto quién estaba lívido por los ojos de Dragon que por un momento le parecieron rojos como la sangre.
-¡suéltame! –intentando forcejear y librarse de su agarre. Le asqueaba que el asesino de su abuelo la estuviera tocando. Sus manos estaban manchadas de sangre inocente y su voz destilaba veneno.
-si quieres seguir viva al igual que toda la gente de aquí, estate quietecita. –susurró melosamente en su oído- en décimas de segundos puedo hacer muchas cosas y de tu vida un verdadero infierno.
Si algo se distinguía en Sasuke aparte de su tremenda agilidad, era su enorme ego y que todo lo que decía nunca resultaba ser un farol.
Dragon con Sakura y el arma en su poder, se fue dirigiendo al alejado tercer camión quién ahora estaba en el completo silencio. Solo el aire y los pasos de Dragon irrumpían aquel silencio generalizado donde temerosos veían como el tercer miembro de los Dead Moon iba a ser liberado y una posible masacre.
-pobre Dog, tenerlo encerrado como un perro en su caseta. –dijo con burla sacando el cerrojo con una rapidez endiablada.
Yamato con Sora se fue acercando hasta el tercer camión donde estaba encerrado el último que faltaba, el más mayor de los tres y el más frívolo a la hora de matar. Era reconocido como un auténtico demonio que no dudaba en matar incluso a su propia familia. Echó un vistazo hacia una pareja que temblaba sin parar.
-"ilusos, si supierais la cantidad de veces que Dog os ha tenido en su punto de mira" eh Inuyasha –habló hacia el medio hermano de su aliado- ¿sientes miedo no es así? Sesshomaru mató a tu desgraciada madre. Es una pena. ¿Sabes por qué no acabó contigo o con cualquiera de tu familia teniendo infinidad de oportunidades?
El labio de Inuyasha comenzó a temblar sin parar. ¿Acaso le estaba insinuando que había tenido la oportunidad de matarle, no solo a él, sino a su familia sin que se diera cuenta¿Es que los lugares recónditos para huir no habían servido para nada?
Las expresiones maquiavélicas de los dos Dead Moon respondía a sus respuestas. Su hermano había estado ahí siempre, cerca de él, vigilándolo como su apodo indicaba. La cadena había estado puesta para ser liberada.
Tras Yamato y Sasuke aparecieron los cuatro cuerpos de los guardias cubiertos de sangre y sus rostros... muchas mujeres taparon sus ojos no queriendo ver aquello. Era terrorífico como los cadáveres que Dragon había dejado a su paso.
-porque quería que te sintieras día a día preso del pánico, te di la oportunidad de vivir solo para divertirme de tu patética existencia. –dijo una voz en las penumbras del tercer camión apareciendo allí un hombre con facciones más maduras que las de Yamato, pelo blanco largo, ojos ambarinos y unas marcas moradas en cada mejilla. Su mano estaba llena de sangre, pero a juzgar por lo ocurrido no era suya, sino de los guardias.
-infelices. –dijo llevando su mano a su boca para lamer la sangre.
-Sesshomaru. –pronunció Inuyasha en un hilo de voz.
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Sesshomaru Youkai, el tercer Dead Moon, era el más mayor, se encontraba en la treintena y a pesar de todo era bastante rápido y ágil. Debido a su aire inexpresivo y a la poca importancia para las cosas triviales, causaba impresión y hasta miedo.
Su vida al igual que los otros dos fue trágica. Creció sin haber conocido nunca a su madre ya que murió al dar a luz y fue su padre quién le había educado. Sin embargo, él había sido un criminal que nadie había conseguido atrapar y de ahí Sesshomaru había aprendido el oficio donde su padre en persona le había enseñado todo lo que debería saber. Eso lo había llenado de orgullo, lo mismo que ser su hijo, por eso fue que se puso como sobrenombre Dog, el mismo nombre de la organización fundadora de su progenitor. Los años fueron pasando y cuando Sesshomaru tenía ocho años vio como su padre se había enamorado de una simple mujer sin hogar acogiéndola en su seno y obteniendo un hijo de esa unión. La relación entre padre e hijo se marchitó y en la adolescencia buscó la independencia. Descubrió a los Dead Moon y se unió a ellos. Pero un soplo llegó a sus oídos donde su padre había sido arrestado y ejecutado. Volvió a su hogar solo para contemplar el cuerpo sin vida de su padre colgado sobre una soga. Frustrado por un final tan patético, con Wolf y Dragon se acercó a su antigua vivienda culpando a su madrastra por haber arrastrado a su padre a un final tan poco honorable. Al final acabó matándola ante los ojos de su medio hermano.
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-ya estamos todos fuera y los Dead Moon han podido ganar la partida con todas las piezas vivas. Un golpe muy bajo para ti capitán Yagami. –lo escuchó rugir- ¿sabes? Creo que me voy a llevar a esta mujer para divertirme un rato.
-¡no permitiré que le toques un pelo Wolf! –se calló bruscamente al ver el control remoto de Sasuke en sus manos.
-estamos siendo muy benévolos hoy Taichi-kun. Tuvimos sendas oportunidades de matar a estas dos mujeres, de matarte a ti, de matar a toda esta gente, de hacerlo con todos tus colegas.
-bueno, solo han corrido la mala suerte los doce guardias. –le corrigió Sasuke.
-eso les pasa por tocarme y hacernos poner estos horribles uniformes. –dijo Sesshomaru con asco viendo sus ropas naranjas que no le pegaban para nada.
-damas y caballeros -empezó el rubio dirigiéndose a todo el mundo- de verdad que nos fastidia terminar aquí el gran show de¿el Dead Moon puede ser capturado y escapar vivo quedándose con todos los premios? –cerrando los ojos de forma tranquila- nos hubiera gustado quedar un poco más. Pero... –abriendo los ojos donde volvían a ser esos dos bloques de hielo impidiendo ver siquiera la pupila- la próxima vez que nos veamos no seremos tan generosos. Quizás en nuestro 25 aniversario como Dead Moon. Hasta dentro de unos cuantos años entonces.
Un coche negro de marca BMW apareció al lado de los tres delincuentes la cual se abrió automáticamente.
-ahora nos vamos, pero nos volveremos a ver, no lo olvidéis. –prometió Sasuke.
-quizás no ocurra lo mismo con estas dos mujeres. –dijo Sesshomaru- quién sabe.
-hasta el día de vuestra muerte. Un placer el HABERLES conocido –dijo Yamato guiñándoles el ojo.
Los tres adentraron a Sora y a Sakura a la fuerza. La puerta se cerró y desapareció a una velocidad en la cual ningún coche patrulla podría darles alcance.
-¡mierda! –maldijo Taichi. ¿Por qué había sido idiota¿Por qué no imaginó que tenían un plan de antemano?
-Sakura... Sakura ha... –balbuceaba un rubio sin poder creérselo- agente por favor, persígalo. –pidió a Sango.
-yo... –mirando a su superior que estaba decaído.
-esta bien... esto no quedará así... juro que esto no quedará así... –prometía el rubio una y otra vez para sí mismo.
-todo esto lo han organizado para mofarse de nosotros. –dijo Koushiro.
-y ahora han ganado a dos rehenes y seguro que las meterán en su negocio o las mataran. –dijo Lee en bajo observando con pena la frustración de Yagami y de Naruto.
-solo eran tres y aún así... éramos nosotros quiénes los teníamos amarrados... ¿cómo pudieron deshacerse de las esposas¿Cómo pudieron matar a los cuatro vigilantes? Si hubiese estado yo dentro... –maldijo Koga frustrado.
-los Dead Moon, no son gente cualquiera. –murmuró Miroku con seriedad- como sus apodos indican son: el lobo, frío y aislado. El animal que ataca y aterroriza en las noches de luna; el dragón, fuerte y poderoso que no teme a nada. Ataca con fuego y veneno a sus victimas; y el can, apacible y sereno pero que esconde una naturaleza con la que hay que mantenerlo domado. La pregunta es¿llegarán a estar domados algún día?
O.o.O.o.O.o.O
Una puerta se abría con lentitud donde entraba una adolescente quinceañera con el rostro inexpresivo. Miró el interior y en su cara de muñeca se vislumbró un pequeño alivio. Él no estaba. Podría permitirse unos minutos o quizás horas de soledad y quizás de libertad. Con paso lento se acercó a la ventana donde el Sol caía. Pronto sería de noche. Lo odiaba. Si por ella fuera desearía que fuera de día todo el tiempo para que él no viniera. Si alguien le preguntara, si existía algo peor que vivir en aquel lugar, contestaría sin vacilar, un sí, él. Estaba atada a él por culpa de ella y de su imprudencia. Cerró la ventana cuando dio paso a la noche. Su tiempo de libertad ya había terminado. Ahora debía acostarse, dormir y aunque fuera por esa noche no tener que verle si estaba en el mundo de los sueños donde ahí también le pertenecía a él, a uno de los miembros del Dead Moon.
CONTINUARÁ...
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Notas de la autora:
Pues¿qué decir? Aquí está el crossover que prometí. Pienso también prometer publicar mensualmente un capítulo, pero sino hay reviews pues quedará en una historia que escribiré para mí misma y que solo yo conoceré su final. Así que si queréis que la siga en vuestra mano está. Solo es cliquear en GO y poner vuestro comentario. Por favor, de verdad, necesito saber vuestra opinión sobre este proyecto.
'Atori'