Summary: UA Haruka Tenoh, Taiki Kou, Darien Chiba, Yaten Kou y Seiya Kou. ¿Algo en común? Serena Tsukino.
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Disclaimer: Cada cosita que reconozcan, es propiedad de Naoko Takeuchi, creadora y propietaria de Sailor Moon.
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Dedicado: A Nishachan, ¡Qué se nos casa en Septiembre!
Dedicado: A mi primita adorada y linda, ¡Cristy-calabazona!
Dedicado: A mi querida Mely, que se me fue a Orlando y aún así, se acuerda de su amiga La Charrita, oséase, yo :)
Dedicado: ¡A TI!
¡ADVERTENCIA!: Capítulo largo. Muy largo. Demasiado largo. O.O Así que antes de leer, procura haber tomado tu tazón de palomitas, haber ido al baño y asegúrate de que nadie molestara una vez que comiences a leer.
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Capítulo XVII
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Haruka Tenouh POV
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Arqueé una ceja cuando vi toda la medicina que estaban recetándole a Michiru y que ella solamente metía en una gran bolsa. Nunca imaginé que para alguien enfermo del corazón se le tuviera que medicar tanto.
Michiru me vio y sonrió suavemente, como adivinando lo que estaba pensando y yo solamente pude sonreírle con la misma suavidad. La enfermera siguió dándole instrucciones mientras le daba más pastillas y de pronto, Michiru rio, llamando mi atención y callando a la pobre mujer.
"Disculpe, pero es que todas estas indicaciones ya me las sé de memoria". Comentó y recibió una mirada divertida de la mujer.
Sin embargo, yo solo bajé suavemente la cabeza.
Ya comprendí que Michiru esta enferma. También comprendí que su vida y salud es más delicada que la de cualquier otra persona…pero lo que aún no comprendo y no creo llegar a hacerlo, es por qué a ella. Por más que pienso en alguna respuesta, no la encuentro. Ella es una buena mujer, encantadora, hermosa e inteligente. Primero ve por alguien más que por ella misma. Entonces, ¿Por qué? ¿Acaso soy yo quien tiene esta mala suerte? He pensando mucho en esta última idea, recordando a mis padres y a mi familia en general.
Apenas era un chiquillo cuando mis padres sufrieron aquel accidente. Y no sé si fue bueno o malo, pero tuve la oportunidad de despedirme de ellos antes de que murieran. Me dijeron las palabras que todo hijo desea escuchar de sus padres, solo que…en la situación menos apropiada. Mi madre era modelo, de las mejores, debo decir. Conoció a mi padre cuando éste estuvo a punto de atropellarla y sigo sin entender como a partir de ese momento comenzaron a salir. Recuerdo claramente la emoción y la ilusión con la que ambos me contaban como habían sido sus primeras citas; y como yo, a pesar de mi corta edad, soñaba con algún día encontrar a una mujer con la que pudiera tener una historia parecida.
Y pensé encontrarla cuando conocí a Michiru.
Cuando estreché su mano y ella me miró con profundidad y timidez. Su carácter misterioso me hizo ver en ella a una mujer interesante que fue capaz de despertar en mí algo más que atracción.
La amé. Muchísimo. No por nada varias pensé en pedirle matrimonio y formar una verdadera estabilidad, realizar una historia como la que mis padres habían tenido. Pero me equivoqué. Cada paso que di en mi relación con ella fue un error.
Me equivoqué desde el momento en que me fijé en ella sabiendo que Darien estaba interesado en la misma mujer, mucho antes que yo. Me equivoqué fallándole a mi mejor amigo y traicionando aquel pacto que habíamos hecho. Mi segundo error, quizás fue el mayor: enamorarla de la misma manera en que mi padre enamoró a mi madre, solo para tener una historia como la que ellos tuvieron. Lo demás, es historia.
"Haruka". Levanté ambas cejas a Michiru y ella me sonrió antes de acercarse a mí y tomar mi mano. "Podemos irnos". Asentí un poco ausente y tomé la maleta que reposaba en la cama, comenzando a caminar hacia la puerta.
"Espera, debo decirle algo a Darien". Dije antes de que llegáramos al consultorio y ella asintió.
"Yo también". Añadió acercándose a la puerta y tocando con suavidad.
Escuchamos la voz de Darien y al instante abrimos, viendo como el Doctor Chiba se levantaba de inmediato y se acercaba a nosotros con una sonrisa en el rostro. Apenas ayer se le veía decaído, debe haberle pasado algo realmente bueno.
"Vaya, no pensé que siguieran aquí". Comentó quitándose los lentes y recibiendo una sonrisa indignada de Michiru y una sonrisa de lado de mi parte.
"Y nosotros que veníamos a avisarte". Darien rió y me volteó a ver.
"A ti te quería ver". Dijo borrando la sonrisa y viéndome seriamente. ¿Qué hice? "Me llamó Nicolás Kazako". No de nuevo.
"No pienso discutir ese tema contigo, Darien". Aclaré intentando que no siguiera hablando, mucho menos enfrente de Michiru.
"Es que debemos discutirlo". Siguió y yo lo vi fríamente. ¿Por qué la gente no se conformará con un No? "Haruka…esta es la oportunidad que tu siempre buscaste. Romper tu propio record". Tragué saliva, intentando ignorar el escalofrío que acaba de recorrer mi espalda.
"¿De que están hablando?". La voz de Michiru me hizo ver a Darien fríamente. No puedo creer que vaya a contarle lo que tan celosamente me he estado callando desde ayer. Momentos como este, es cuando pesa tener amigos.
"¿Recuerdas el Campeonato Nacional que se celebra cada dos años?". Ella asintió y yo esquivé la mirada interrogante que me estaba dando. No necesito que me estén recordando a donde se esta yendo mi gloria. "Pues Haruka no piensa participar". Casi pude escuchar el cuello de Michiru cuando me miró intensamente y casi al instante.
"¿Es eso cierto, Haruka?". Preguntó seriamente y yo suspiré.
"Ya he tomado una decisión y no harán que cambie de parecer". Darien negó y Michiru se acercó a mí, sonriéndome y tomando una de mis manos.
"Participa". Pidió suavemente. "No quiero que esta situación a la que te estoy atando, te aleje de tus sueños". ¿A la que me esta atando? Abrí la boca, pero ella presionó uno de sus dedos en mis labios, impidiéndome decir algo. "Eres el campeón, Haruka Tenouh. No dejes que alguien te quite la corona y el trono". Tragué saliva y vi fugazmente a Darien, quien me sonreía y asentía. "Dedícame una victoria más". Esta vez sonreí y asentí antes de tomar su mano y apretarla suavemente.
Puede que Michiru Kahio no sea el amor de mi vida.
Pero Michiru Kahio ha logrado lo que ninguna otra…
Compartir mi sueño.
"Bueno, creo que es mejor que ustedes ya se vayan". Vimos Darien con una sonrisa y él vio a Michiru. "Tú a descansar y tú…". Me vio a mí y yo sonreí de lado.
"¿Qué me recomienda Doctor Chiba?". Pregunté burlonamente y él hizo una mueca.
"Muy gracioso. Tu vete a resolver lo de ese campeonato y al rato te llamo. Esta vez estoy dispuesto a irte a apoyar". Dijo y yo lo vi sorprendido.
"¿Estas dispuesto a cederme un lugar en tu apretadísima agenda solo para ir a apoyarme?". Esta vez no hizo esa mueca y solo rió, contagiando a Michiru, quien me tomo del brazo y comenzó a jalarme a la puerta. "Nos veremos Darien". Me despedí haciéndole una seña con la cabeza que el me correspondió.
"Hasta pronto". Dijo antes de que saliéramos del consultorio.
Bajamos del edificio hasta el estacionamiento, donde deje el auto desde ayer. Dormí en el pequeño sofá que instalaron en el cuarto de Michiru y debo decir que fue la única noche en que extrañé mi cama de manera desesperada. Me duele la espalda y el cuello, pero creo que descansando un par de horas, se me quitará. Encendí el auto y cuando vi que Michiru ya estaba con el cinturón puesto, comencé a manejar directamente hacia su casa. La dejaré ahí y me iré a resolver este asunto del Campeonato.
Me detuve en el primer semáforo que me atrapó en rojo y nuevamente volteé a ver a Michiru, notando que permanecía con los ojos cerrados y una expresión tranquila en su rostro. Cualquier hombre la encontraría preciosa, yo la encuentro preciosa. Pero no me produce nada más que un simple cariño. Añoranza.
¿Podré volver a estar con ella a pesar de que solo me produzca cariño?
Puedo incluso como mi mejor amiga. ¿Es justo para ella que haga esto? No. ¿Y lo es para mí? Diablos…pensé que no volvería a pensar en este tema de nuevo. Y sin embargo lo sigo haciendo, cada vez que la veo y que me besa. No puedo evitarlo; pero tampoco quiero olvidarlo, porque si lo hago, nada me importara y tomaré el camino más fácil que es el de abandonarla y seguir una nueva vida. Lejos de ella.
Soy un maldito infeliz.
Una parte de mí desea agradecerle a Michiru todo el apoyo que ella siempre me brindó. Demostrarle que aprecio mucho el soporte que fue mientras pasaba por momentos duros y mientras cumplía mi sueño. Pero la otra parte…aquella que nace cuando pienso mucho en esto, me recrimina mi estupidez y el no poder abandonarla. Me da pretextos fáciles, como el ya no quererla, para poder dejarla con mucha más facilidad. Me hace ver que no es agradecimiento lo que yo tengo hacia ella, si no lástima. Una asquerosa lástima que acabaría con ella si se enterara.
Gracioso. Jamás pensé tenerle lástima a algo.
Estacioné el auto y suspiré antes de sacudir suavemente a Michiru por el hombro. Parpadeó un par de veces y me sonrió, viendo su edificio y saliendo del auto casi de inmediato. La imité y bajé de igual forma la maleta con sus cosas, siguiéndola mientras caminábamos hacia el elevador. No hablamos, porque no hay nada que decirnos. Me recargué en la metálica pared del elevador y espere a que las puertas se abrieran una vez que llegamos al piso. Salimos en un silencio tedioso, pero como dije, no hay nada que decir. Abrió la puerta y dejé la maleta en el sofá antes de voltear a verla. No quiero quedarme.
"No dijiste nada de camino aquí". La voz de Michiru me hizo verla confundido, pero ella parece demasiado tranquila.
"Tenía la cabeza en otra parte". Dejó las llaves en una mesita cercana y caminó hasta mí, pasando sus manos por detrás de mi cuello. Siento su aliento en mi cuello. "¿Michiru?". La llamé un poco extrañado.
"Quiero que participes en ese Torneo y ganes". Susurró quedamente.
"Ya te dije que lo haría". Respondí intentando sonar lo más confiado posible. No pienso participar.
"Sé que solo lo dices para tranquilizarme, pero si no participas…me sentiré patética por primera vez en mi vida, Haruka. Yo no me atrevo a deshacer tu sueño porque de eso depende el mío". Se separó de mí y me sonrió suavemente, viéndome a los ojos y acariciando mi mejilla. "Mi sueño es verte feliz". Sentí mi mano temblar un poco y la apreté.
"Necesito pensarlo". Murmuré débilmente y ella sonrió antes de separarse totalmente de mí. "Ve a descansar. Yo vendré un rato más". Nuevamente asintió antes de verla caminar hasta la cocina.
Salí del departamento y al entrar al elevador, recargué nuevamente mi cabeza en la metálica pared, suspirando fuertemente y sintiendo un gran cansancio dentro de mí. ¿Por qué tiene que ser todo tan difícil? ¿Por qué Michiru no puede ser una histérica insoportable? ¿Por qué tiene que amarme? Si alguna de esas preguntas tuviera respuesta, no tendría tantos remordimientos ni me sentiría tan idiota como ahora.
Subí a mi auto y manejé directamente hacia el Estadio. Necesito estar en un lugar donde no haya nadie y dudo mucho que ahí haya alguien precisamente hoy. Entré al estacionamiento del enorme lugar y apreté la mandíbula con enojo. ¿Quién diablos se estacionó en mi lugar? Apagué el auto y me bajé, caminando lentamente hacia ese maldito carro que esta sobre mi privilegiado lugar. Ni siquiera se me hace conocido. Le di un manotazo a la parte de arriba del auto, frustrado. ¿Qué será lo próximo? ¿Un huracán esperándome fuera del lugar?
"Todo lo resuelves a golpes".
Ella es peor que un maldito huracán.
No la volteé a ver, a pesar de que sus pasos se escuchan cada vez más cerca. Cerré los ojos un instante, intentando que su maldita presencia no me perturbara más de lo que quisiera. Por ella es que mi vida ha dado giros enormes en muy poco tiempo, si me descuido, es capaz de arruinarme. Y como está mi vida...ella sería el golpe final. Abrí nuevamente los ojos y no me sorprendió verla frente a mí, viéndome seriamente, juraría que incluso interesada.
"Supe que no participarás en el Campeonato". Dijo de repente y rompiendo la extraña atmósfera que nos rodeaba. ¿Por qué esta actuando con normalidad conmigo? "Una verdadera lástima". Añadió arqueando una ceja con elegancia y yo entrecerré los ojos, confundido.
"¿Qué es lo que quieres?". Pregunté sin entender esta actitud que tiene. Probablemente el golpe en la cabeza le afectó demasiado.
Sonrió suavemente antes de suspirar y recargarse en el auto, viéndome profundamente. Me esta analizando. Eso mismo hace Darien siempre que quiere averiguar algo.
"Yo te conocí hace mucho". ¿Qué? Yo no la recuerdo. Creo que si la hubiera conocido antes…no la hubiera podido olvidar. "No en persona". Aclaró con una sonrisa divertida, como si hubiera adivinado lo que pensaba. "Fuiste contratado para dar una demostración en Europa. La gente en ese momento te conocía como el prodigio de las pistas. Tu mismo te llegaste a llamar el Invencible en alguna entrevista. Me parecías fascinante". Nunca imaginé que…ella me conociera.
"No entiendo que es lo que pretendes". Quizás soné rudo, pero no pretendo que esta plática se extienda mucho. Mucho menos si gira en torno a mí. Sonrió de lado, pero no con burla, con diversión.
"Fui a esa carrera en Europa. La gente pensaba que este deporte es muy masculino. Los desafié y quien hubiera imaginado que un día cualquiera, le ganaría al Invencible". Sonreí un poco al recordar ese momento. La primera vez que la vi y a la vez, el comienzo de mi pesadilla. "Cuando te conocí me parecías tan arrogante. Veía tu rostro en alguna que otra revista o noticiero y me parecías un completo imbécil. Sin embargo, me di cuenta de que yo era igual o más arrogante que tu. Probablemente por eso no nos llevábamos bien y nunca lo haremos". Borré mi sonrisa cuando ella me imitó y su rostro se tornó sumamente serio. "Las personas tienen la absurda idea de que los sacrificios humanos son buenos. Cambian y obligan a que el mundo cambie con ellos"
"¿De que estas hablando?". Pregunté sin entender a donde quería llegar y ella se acercó a mí, despertando en mí aquellas ansias que me provoca desde el primer momento en que supe de su existencia.
"¿Estas dispuesto a sacrificarte por ella? ¿A cambiar todo lo que eres, lo que tienes, por ella?". Michiru. Ella habla de Michiru con tanta serenidad, que a veces me sorprende su autocontrol.
¿Qué si estoy dispuesto a sacrificar todo por ella? Creo que esa pregunta fue contestada desde el momento en que atravesé esa puerta del hospital y le dije a Michiru que me quedaría con ella. ¿Cambiar lo que soy por ella? Puede que este extraño remordimiento que siento, sea lo único que me obligue a cambiar lo que soy. Sobre cambiar lo que tengo… ¿Qué puedo cambiar cuando no me queda nada?
"Sí". Murmuré quedamente antes de verla fijamente. Sin embargo, ella sonrió de lado antes de acercarse a mí y verme con la misma fijeza.
"Lo imaginaba". Murmuró quedamente y sin rastro de la mujer prepotente y arrogante que algún día deseé más que a ninguna. Oh vamos, ¿Para que me engaño? A la que sigo deseando. "Compite. Permítete comenzar tu nueva vida sin ningún asunto pendiente".
"¿Y tu?". Pregunté de repente. No puedo comenzar una vida sin asuntos pendientes cuando ella es la que los esta originando. No respondió de inmediato, pero sonrió y ladeó el rostro con calma, como si pensara la respuesta que quiere darme.
"Yo tampoco formaré parte de tus asuntos pendientes". Fruncí el ceño, pero ella desvió la mirada, como si el tema hubiera sido dado por muerto y no quisiera discutirlo más. Suspiré de manera casi imperceptible y me quité de la puerta, dejando el espacio suficiente para que ella pudiera abrirla.
"¿Por qué lo haces? ¿Por qué ayudarme después de lo que ha pasado entre nosotros?". Pregunté nuevamente, totalmente confundido por su actitud y ella sonrió suavemente y arqueó ambas cejas.
"Porque no me interesa conocer al sumiso en el que te convertirás". Confesó crudamente y yo sonreí amargamente.
"Te desprecio tanto como te deseo". Confesé abiertamente y ella sonrió, entrando al auto, como si mi confesión no le importara nada. Tampoco me sorprendió. Incluso esperaba que se burlara.
Suspiré mientras vi como su auto se alejaba del estacionamiento, dejándome completamente solo en el enorme estacionamiento.
Se acabó. No, aún no. Aún falta decirle adiós a mí sueño. Imaginé que cuando este momento llegara, me sentiría devastado. Triste, furioso. Pero solo me siento cansado. Terriblemente cansado de todo esto que estoy pasando. Lo mas probable es que la vida me este dando la bienvenida a mi sumisión.
Si tan solo la hubiera conocido antes… ¡Oh vamos! No puedo imaginar como hubiera resultado todo porque tiene razón. Ella es igual o más arrogante que yo y aún cuando Michiru no estuviera de por medio, si lo estaría el enorme orgullo que tenemos. Aunque tampoco la haría cambiar, porque también tiene razón en que un sumiso no resulta para nada interesante. ¿Quién hubiera imaginado que esto acabaría así?
Pero ella no esta dentro de mi nueva vida.
Ni tampoco lo estuvo en la otra.
Será mi intermedio. Mi más grande y tentador secreto; escondido en mi memoria para algún día poder contarlo. Y quizás cuando lo haga, pueda aceptar en voz alta, que esto que estoy haciendo, es el mayor error de mi vida. Mientras tanto, debo callar y esperar.
Por una vida agradable. Por conseguir un nuevo motivo para vivir…Quizás, tan solo me quede esperar en silencio; por lo que sea que la vida tenga para mí.
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Taiki Kou POV
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Me masajeé la frente mientras apretaba el auricular con fuerza. ¿Es que Amy no encontró otro momento para contarme los problemas de Mina, que éste, precisamente? No me importa que suene cruel o desconsiderado, pero no me importa nada que tenga que ver con el rompimiento de mi hermano con ella. Ya se veía venir. ¿Por qué hacer una tormenta en un maldito vaso de agua?
"…por ella. ¿No crees que es una buena idea?". Suspiré irritado, pero ella pareció ignorarlo, porque comenzó con una nueva historia más frustrante: Seiya. "¿Y si lo invitamos a comer? Sería fantástico que tus hermanos nos acompañaran y pudiéramos celebrar mi embarazo con ellos, ¿No crees, Taiki?"
Celebrar. ¿El qué? ¿Qué Yaten y Seiya prácticamente se iban a matar la otra noche? ¿Qué yo salí del departamento de mi hermano hecho una furia mientras ellos seguían gritándose? O no…quizás quiera celebrar que ese embarazo no es más que la prueba de que el mundo confabula en mi contra y no hay solución para algunos problemas. Creo que deberíamos celebrar todas.
"Amy, tengo muchos pendientes que resolver, no tengo tiempo para esto. Nos vemos en la casa". Colgué bruscamente, pero no me importa. De verdad tengo demasiadas cosas que hacer, que pensar.
Ayer en todo el día no pude concentrarme y hoy parece que no tengo tanta suerte. He estado tentando de llamar a Serena y saber como esta; desde la noche antepasada que la vi salir del departamento de Seiya, no supe nada de ella. Obviamente, no tendría porque saberlo, pero me parece un buen detalle saber como se encuentra, quiero decir…ella me aconsejo cuando mis problemas con Amy comenzaron, se me haría un buen detalle saber como se encuentra o si puedo ayudarle en algo.
Aunque…puede que ella me cuelgue el teléfono en cuanto me escuché. No necesita que otro Kou le este dando dolores de cabeza. Con mis hermanos ya tiene suficiente. Jamás pensé que pudiéramos llegar al punto que llegamos hace dos noches. Por primera vez pude notar que ya no somos unos niños y que tenemos diferentes puntos de vista respecto a todo. Yaten vio todo desde un punto posesivo, orgulloso…como el Yaten egoísta que es; Seiya, en cambio, siempre se mantuvo distante y nunca dijo algo que pudiera resultar comprometedor, lo cual aprovecho Yaten para poder decirle todo lo que pensaba de él y de su sentimiento de hermandad. Nunca imaginé que fueran capaces de decir tantas cosas en tan poco tiempo.
Y por una mujer.
Lo más gracioso, es que es una mujer que en estos momentos debe despreciarlos a un punto incomprensible. Sobre todo a Seiya. Suspiré irritado cuando un par de toqueteos interrumpieron mi glorioso silencio y levanté la mirada mientras me acomodaba los lentes.
"Pase". Dije y a los instantes vi la cabeza de mi secretaria verme con seriedad.
"Lo buscan, señor Kou". Fruncí el ceño de solo imaginar más trabajo sobre mis hombros y chasqueé la lengua.
"¿No puede darle una cita y que venga…?"
"Que descortés te has vuelto, Taiki"
La divertida voz de Serena me hizo saltar de la silla y quitarme inmediatamente los lentes. Sonreí cuando la vi entrar a la oficina con aquella presencia que siempre me ha atraído y pude ver el rostro indignado de mi secretaria, por lo que la vi con una ceja arqueada y ella se retiro de inmediato, no sin antes mandarle una mirada desdeñosa a Serena. Caminé hacia ella y le extendí la mano, esperando que la estrechara de inmediato, sin embargo, ella me vio sonriente y vio mi mano antes de tomarla.
"A pesar de que ya no tenemos asuntos en común, no puedes dejar de lado tu profesionalismo". Dijo con gracia mientras sonreía y yo no pude menos que corresponder esa preciosa sonrisa. Diablos, ¿Es que la llamé con mi pensamiento?
"Si lo hiciera, dejaría de ser yo, ¿No crees?". Esta vez fui yo quien la vi con gracia, pero ella pareció igual de divertida, porque soltó una ligera risa mientras nos sentábamos en el largo sofá.
"Supongo que son los genes Kou". Disminuí mi sonrisa al igual que ella; por culpa de mis estúpidos hermanos me siento abochornado frente a ella. Suspiré levemente y ella negó antes de que yo pudiera hablar. "No quiero que te vayas a disculpar en nombre de tus hermanos, Taiki". Sonreí de manera amarga y ella ladeó el rostro mientras levantaba ambas cejas. "De los tres, supongo que tu eres con quien realmente podía hablar sin esperar que se me lanzara encima o…que me despreciara". Lo dice por Yaten y Seiya respectivamente.
¿Cómo es que esos dos cavernícolas puedan ser mis hermanos?
"¿Cómo estas?". Quise saber después de todo esto que ha sucedido y ella se encogió de hombros de manera coqueta.
"Mejor de lo que imaginaba. Hoy tengo mi último desfile en la ciudad". Sonreí alegre, pero si es su último desfile quiere decir que ella pronto se irá. Borré mi sonrisa de repente y ella sonrió con suavidad. "Ayer me pasé todo el día pensando en la decisión que tomaré: irme o no a Londres nuevamente. Aquí no me retiene nada y bueno, como te dije en aquella ocasión, creo que incluso les haría un favor a tus hermanos". Me vio de manera dulce y sentí un escalofrío recorrerme el cuerpo. "Y también a ti"
"No te vayas". Pedí suavemente y ella rió.
"Me da gusto que vayas a ser papá"
Cambio el tema de una manera tan radical que no pude menos que sonreír con amargura. Me siento tan impotente de no poder ni siquiera intentar conquistar a la mujer que esta en más de la mitad de mis pensamientos diarios. Ahora, saber que se va y a pesar de que probablemente es lo mejor…no tengo una razón lógica para pedirle que se quede. Es gracioso que la persona que menos deseaba que se entera de mi futura paternidad, es la que me acaba de felicitar; uno de mis sueños adolescentes había sido tener un hijo. Alguien a quien pudiera enseñarle tanto y que a su vez, pudiera enseñarme cosas de la vida. Sin embargo, todo esto me hace sentir triste, enojado, frustrado.
"¿Por qué no me siento feliz?". Pregunté de manera inconsciente y ella me vio fijamente antes de pasarse el cabello detrás de su oreja.
"Porque no quieres". Dijo seriamente y fruncí el entrecejo con desconcierto. ¿Qué no lo quiero? "Piensas que si ese niño no viniera en camino, posiblemente hubieras tenido la oportunidad que tus hermanos tuvieron; que hubieras podido divorciarte de tu esposa y recomenzar una vida sin presiones o dificultades. De una manera egoísta, crees que hubieras podido ser feliz". Tragué saliva y bajé suavemente la mirada hasta su mano. "Esa vez en el café, te dije que no quería ofrecerte nada y no he cambiado de opinión". Aclaró suavemente y yo sonreí de lado con lentitud.
"¿Eso debería alegrarme?". Le pregunté mientras veía como sonreía y negaba.
"Tal vez sí eres un Kou después de todo". Fruncí el ceño y ella rió divertida. "Me formé una idea equivocada de ti desde el primer momento; pensaba que tu eras el tipo de hombres que hacían hasta el último esfuerzo por mantener una estabilidad sin riesgos, un hombre que primero pensaba luego actuaba". ¿Qué?
"Sigo siendo así". Dije seriamente y ella arqueó una ceja antes de suspirar.
De manera inesperada la vi acercarse a mí e inclinarse, dejándome sentir su aliento en la mejilla. La imité y me incliné hacia ella, tocando con mi nariz su mejilla y ella, al contrario, acarició mi oreja con su nariz. Un nuevo escalofrío me recorrió y antes de sentir algo más, ella se separó de mí con una mirada burlesca.
"En cualquier momento me ibas a besar". Fruncí el entrecejo totalmente confundido y ella sonrió. "No pensaste en que tu secretaria pudiera entrar, tampoco pensaste en tu esposa ni mucho menos en la razón por la cual estaba haciendo esto. He sacado al Kou que llevas dentro"
Tiene tanta razón. Pero parece que eso no parece agradarle, porque por la mirada tan seria que me esta dando, fácilmente podría interpretarse como decepción. Me pasé una mano por el rostro, frustrado de no poder definirme o centrar mis ideas. Todo en mi cabeza da vueltas, los rostros de mis hermanos, de Amy, de mis padres; todo lo que en algún momento creí indicado, ahora me parece lo más absurdo y aburrido del mundo. Pensar que estuve a punto de besarla, es lo que me hace sentir una adrenalina en las venas que no puedo controlar. Con Amy jamás me pasó algo parecido.
"¿Qué hago?". Pregunté en un murmuro. Me siento totalmente perdido.
"Yo no puedo decirte que hacer o no. Lo único que debes tener en cuenta, es que cuando dejes a tu esposa, yo no estaré dándote la bienvenida en algún lugar". Levanté la mirada y vi tanta frialdad en sus ojos que no pude menos que tragar saliva.
He entendido perfectamente el mensaje. Ella y yo jamás tendremos algo que ver más allá de lo profesional. En pocas palabras, si dejo a Amy me quedaré totalmente solo. Nunca imaginé que en algún momento de mi vida fuera a tener este momento y no sabría como afrontarlo; por un lado estoy cansado de la vida que tengo con Amy, pero por otro…no quiero romper con lo que en un tiempo se convirtió en mi más grande sueño. No quiero que esa ilusión que tuvimos, se convierta en un fracaso. Lo menos que quiero, es darme cuenta de que el tiempo que he estado casado no ha valido la pena y solo estuve jugando con mi vida.
"Entiendo". Suspiré y la vi con una media sonrisa cansada. Ella me correspondió de lado y se puso de pie lentamente, viéndome en todo momento, por lo que la imité.
"Cuando te des cuenta de lo que verdaderamente quieres, sabrás que todo ha valido la pena". Fruncí levemente el entrecejo al escucharla y no comprender totalmente que me estaba diciendo, pero ella en lugar de aclararme algo, solamente rió suavemente. "Es hora de irme, aún tengo muchas cosas que hacer antes del desfile". La vi sorprendido y ella sonrió. "Estás invitado, por cierto". Aclaró tomando su bolsa y caminando a la puerta. Parece que se terminó.
"Intentaré hacerte un espacio en mi agenda". Nuevamente rió y esta vez pude corresponderle sin falsedades.
"Me sentiré muy honrada". Se dio vuelta y esta vez fue ella quien me estiró su mano mientras me brindaba la misma sonrisa alegre que cuando nos conocimos. "Espero que cuando nos volvamos a ver, sea en otras condiciones más agradables". Asentí y ella levantó un hombro con coquetería. "Puede que hasta te invité un café cuando te desenamores de mí"
Reí con una gran hipocresía mientras ella me correspondía y salía de mi oficina ante la mirada desdeñosa de mi secretaria. En estos momentos, no creo posible llegar a desenamorarme de ella; pero si lo hago, al verla es posible que me regrese ese enamoramiento. Cerré la puerta de la oficina y seguí el mismo camino que Serena acaba de tomar, ignorando los llamados confundidos de mi secretaria. Es tiempo de ponerle pause a mi situación y dejar de complicarme la vida de una vez por todas. Dejar de ser el imbécil que sigue la línea de lo correcto, olvidándose de lo que en un momento consideró emocionante.
Subí al auto y manejé directamente a casa; Amy debe estar ahí y solo espero que sola. No pretendo hablar con ella si Mina, su mamá o quien sea esté ahí hablando sobre el bebé. Es imposible querer tapar el sol con un dedo cuando yo estoy cansado de esta situación y ella parece reacia a admitirla. No la amo. ¿Seguirá amándome? ¿Seguirá ella con la misma ilusión que cuando éramos novios? Hoy siento que todo es diferente y…no importa cuantas soluciones quiera darle a esta situación, no me sentiré contento con ninguna. A mi hijo no le faltará nada y me haré cargo de él como lo haría si estuviera con su madre. Lo querré de la misma manera y seré el padre que él necesita.
Estacioné el auto fuera de la casa y caminé rápidamente hacia el interior, escuchando la música del radio en cuanto abrí la puerta. Metí las llaves de nueva cuenta a mi pantalón y caminé un poco más, viendo como Amy asomaba la cabeza desde la recámara que esta en el pasillo y me sonreía con extrañeza.
"¿Qué estas haciendo aquí?". Preguntó bastante sorprendida y caminando hacia mí, sonriente. Como si este infierno que estamos viviendo, fuera lo mejor que le ha pasado. "Pero llegas en mal momento, porque pensaba ir al hospital para comenzar a tramitar mi baja mientras estoy con el embarazo y…"
"Tenemos que hablar". La interrumpí viéndola fijamente y ella asintió extrañada.
"Por supuesto". Accedió tomando mi mano y no pude evitar que un escalofrío me recorriera la espalda ante su tacto.
Estoy seguro de lo que quiero hacer. Decidido a no irme ni dejarla ir, hasta que no lleguemos a un acuerdo en el que los dos tengamos en cuenta que ya nada será lo mismo y que es imposible tener una relación como antes.
"¿Taiki?". Levanté la mano que ella no tenía agarrada y delineé con suavidad su mejilla, viendo como sus ojos brillaban ante mi caricia y una pequeña sonrisa se formaba en sus labios. Es una mujer preciosa a la que realmente llegué a amar con toda mi alma. Una mujer con la que me vi toda la vida. La única mujer que pensé, sería capaz de despertar en mí interés. Retiré mi mano de su rostro y la dejé caer con pesadez a mi costado, tragando saliva. Esto es lo mejor.
"No puedo seguir contigo, Amy". Dije lentamente y ella frunció el entrecejo, seguramente sin comprender que estaba sucediendo. "No quiero…seguir en este matrimonio de papel". Dije nuevamente y ella se mordió el labio antes de soltar mi mano despacio.
No dijo nada a pesar de que su rostro ya esta bañado en lágrimas y se esta abrazando a si misma. Bajo el rostro levemente y pude escuchar un sollozo, y otro, y otro. Luego un llanto. Cerré los ojos sintiéndome de repente muy triste y con un sabor amargo en la boca; tal vez esto es el fracaso.
"No puedo decirte que no me sorprende". Abrí los ojos y vi como Amy me veía con una sonrisa rota a pesar de las lágrimas que rodaban por sus mejillas. "Pero tampoco puedo decirte que no me duele"
"Estoy cansado"
"¿De que? ¿De que alguien te ame? ¿De tener una estabilidad familiar?". Preguntó con cierto reproche y yo apreté los puños.
"No tengo nada de eso. ¿Es que acaso no puedes ver en que nos hemos convertido? Diario peleamos y…"
"¡Todos los matrimonios pelean!". Interrumpió desesperada y yo negué.
"Y yo estoy cansado de pelear". Añadí viéndola seriamente. No planeo que esto termine en una nueva pelea. "Por el bebé no te…"
"¡Oh! ¿Ahora te acuerdas del bebé? Que considerado de tu parte, Taiki". No hice ningún gesto a pesar de que quise hacerle ver lo tonto que sonaba su comentario. ¿Cree acaso que no he pensado en mi hijo?
"A mi hijo no le faltará nada". Dije seriamente, pero ella negó.
"Le faltará una familia". Añadió con un tono lastimero que me hizo suspirar. No me hará cambiar de opinión con este tipo de comentarios.
"Muchos niños crecen con sus padres divorciados y lo hacen felices. ¿O acaso quieres que crezca viendo como sus padres pelean a diario y mantienen un matrimonio solo por conveniencia? ¿Eso quieres?"
Bajó la mirada y se pasó el rostro por el rostro y la cabeza con impotencia antes de limpiarse las lágrimas con el dorso de la mano y verme con los ojos brillantes y opacos. Se quedó callada un momento antes de mirar un punto de la nada y luego verme a mí.
"¿Por qué?". Preguntó respirando con tranquilidad. No contesté y ella sonrió con amargura. "Al menos merezco saber un por qué, ¿No crees?". La vi inexpresivo y asentí.
"Ya no te amo". Respondí sin ninguna clase de sentimiento, culpa o remordimiento y ella asintió.
Nuevamente nos quedamos en este horrible silencio y ella se dio vuelta, caminando hasta el comedor y sentándose en la silla más cercana, recargando su frente sobre una mano y cerrando los ojos. Siempre me han parecido patéticos los intentos que hacen muchas parejas por no arruinar la relación que vaya a quedarles después de rompimiento, quedando como amigos o conocidos que se saludan con naturalidad, como si no se hubiesen visto durante años. Pienso que por más bien que haya ido ese momento de ruptura, no se puede tener un buen vínculo con la otra persona. No importa si eres joven, adulto o anciano. Siempre es lo mismo y eso no cambia.
"Tal vez haya una solución". Cerré los ojos con cansancio cuando escuché a Amy y negué todavía con los ojos cerrados. Temía que ella llegara a pensar eso. La escuché ponerse de pie y pronto sentí como tomaba mi mano de nuevo. "¿Y si vamos a terapia matrimonial? No sé… ¿Unas vacaciones? La última vez nos funcionó"
"La última vez aún te quería". Confesé crudamente y viéndola seriamente, pero ella negó.
"Aún puedes hacerlo. Si me esfuerzo, tal vez tu puedas…"
"Por favor Amy, entiéndelo: ya no te…"
"¡Deja de decir que ya no me amas! ¡Deja de restregarme en la cara que te he fallado y que…que…!".
Se acabó.
Me abrazó por la cintura fuertemente y rompió a llorar como nunca había visto a alguien. Por primera vez desde que la conozco, me ha parecido ver la rendición en Amy Mizuno y no es algo que me alegre precisamente. Le correspondí el abrazo y ella se aferró a mí todavía más y pude sentir como temblaba con fuerza antes de que hundiera su rostro en mi pecho.
"Lo lamento". Murmuré antes de que sus sollozos fueran los únicos que llenaran la casa.
Y juro que desde que llegué a casa evite llorar, pero ya no puedo más.
Bajé el rostro y vi como un par de lágrimas caían al cabello de Amy. Nunca fue mi intención dañar a alguien. Solo espero que esta decisión sea la correcta y como dijo Serena, el tiempo me haga ver que este trago tan amargo, realmente ha valido la pena.
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Darien Chiba POV
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Lo más seguro es que Rei me mate.
Le dije que en unos minutos estaba en el departamento, pero nunca imagine que a todos estos manifestantes se les ocurriera sacar a la luz todas sus inconformidades precisamente hoy. Tamborileé los dedos en el volante y solté un suspiro al ver como un par de tránsitos comenzaban a mover a toda esta gente y poco a poco, algunos autos comenzaban a moverse. Creo que últimamente se llega más rápido caminando que en auto.
Vi mi celular para ver si no tenia algún mensaje de Rei, pero no. Parece que en estos años que no nos hemos visto, la vida le ha concedido el Don de la paciencia; cuando éramos pareja podría haber ganado el premio al ser humano más impaciente. No quisiera tener que soportar el mal genio que tiene, porque ya me ha sucedido y realmente es todo un calvario. Pero creo que en aquellos tiempos me parecía algo sumamente atrayente de ella, el que no fuera como todas las mujeres y llorara por todo en lugar de hacer frente a las cosas. Ahora lo veo todo con gracia y me divierte el solo hecho de pensar en el pobre que vaya a pasar toda su vida con ella, porque no se sabría quien tendría mayor carácter en la relación.
¡Por fin! Aceleré y seguí manejando por toda la avenida para llegar más pronto al departamento. Ahora estoy más seguro que en cuanto llegue, me espera una armoniosa bienvenida de parte de Rei. Como si no recordara la manera en que se comporta cuando suceden estas cosas.
Tomé nuevamente el celular y comencé a marcar el número de Haruka. Nunca me ha gustado manejar y hablar por teléfono o hacer otra cosa; no soy de los que fácilmente se distraen pero tampoco me gusta tentar a mi suerte en estas cosas, pero quedé que le hablaría más tarde para ver como le había ido respecto a todo este asunto de la carrera por el campeonato y si no le llamo, es capaz de no asistir.
"¿Hola?". Contesto.
"¿Lo hiciste?". Pregunté directo al grano y escuché una risa de su parte.
"¿Hacer qué?". Fruncí el ceño levemente y vi mi rostro en el espejo retrovisor.
"No te hagas el loco. ¿Arreglaste lo de la carrera?". Especifiqué y esta vez no escuché sonido alguno. ¿Acaso no habrán querido tomar en cuenta la recapacitación de Haruka?
"Acabo de terminar de hablar con Kazako y por la noches vendré a correr". Para estar hablando de lo que más le apasiona, no se escucha muy feliz que digamos.
"¿Estas bien, Haruka?". Cuestioné preocupado cuando no escuché nada y solamente pude escucharle un pequeño suspiro.
"Vi a…Serena. Estuvo aquí". ¿Qué?
Apreté los dientes e intenté calmarme. A pesar de que no he hablado con Serena después de lo sucedido con Haruka, estoy seguro de que su encuentro no debió de haber sido muy ameno que digamos. Por favor, si hasta fuimos a parar al Ministerio público. Pero, ¿Qué habrá ido a hacer ella al autódromo?
"¿Sucedió algo?". Pregunté con seriedad y el silencio que hay no me da buena espina.
"Nada que no hubiera sucedido ya". Fruncí nuevamente el entrecejo y escuché una risa forzosa por parte de Haruka. "No eres la persona indicada para escucharme hablar de ella, pero…en estos momentos me encantaría que fueras mi amigo". ¿De que esta hablando?
"Soy tu amigo". Le corregí y ahora sí estoy seguro de que escuché una risa burlesca.
"No cuando se trata de Serena"
Esta vez fui yo quien no pudo evitar sonreír de lado.
Todo este episodio de Serena dejará mi amistad con Haruka marcada. A pesar de que juremos que nada cambiará y que aparentemos que no ha sucedido nada, los dos sabemos que esa rubia nos cambió totalmente. Por mucho que intentemos olvidar, los dos estamos conscientes de que ella no hizo más que resaltar nuestras diferencias y hacer que enfrentáramos aquel desagradable pasado que nos cruzó con Michiru. Sobre todo, hizo resaltar que Haruka es fácilmente el ser más egoísta del universo. Pero también es mi mejor amigo.
"Bueno, luego te llamo para ver si vienes a la competencia con Michiru. Es tarde y debo hacer otras cosas". Cambió de tema de una manera disimulada, pero no lo culpo. No es nada cómodo estar hablando de la mujer que le interesa, con un hombre al que también le interesa.
"De acuerdo, luego nos vemos". Me despedí y colgué casi al instante.
Maldición. Olvidé decirle a Haruka que esta noche me dan la cita para Michiru en Finlandia. Supongo que le hablaré mas tarde, porque ya llegué y Rei debe estar desesperada. Estacioné el auto frente al edificio y caminé directamente hacia el elevador; no tengo ganas de comer en el departamento, veré si podemos comer fuera. Me recargué en la metálica pared del elevador y vi fijar mente mi reflejo.
Desde que iba en secundaria, cada semana me llegaba una carta o alguna chica se me declaraba; era el chico que toda madre quiere para sus hijas. Notas altas pero sin dejar de lado la diversión. Conforme fui creciendo y madurando, me di cuenta de que podía tener a cualquier chica que quisiera, solo bastaban unas palabras bonitas, un par de citas y ya. En ese tiempo y después de muchas relaciones de solo semanas, comencé a pensar que nunca iba a encontrar a una persona con la que pudiera tener una relación sólida y larga. Anhelaba encontrar una mujer que pudiera ofrecerme algo diferente y que me hiciera sentir algo más que pura atracción. Solo en la Universidad fue que pensé que al fin había encontrado a la persona correcta. Rei Hino era lo que todo joven deseaba y yo no fui la excepción. Era guapa, inteligente, con carácter…demasiado carácter, creo.
Pero no fue eso lo que estropeo la relación. Sonaré como un cretino, pero sus aspiraciones fueron lo que arruinaron lo que teníamos. Tenía asegurado un patrimonio por las empresas de su padre y sin embargo, ella quería otras cosas. Quería fama y reconocimiento. Quería ser famosa y ver su rostro en todas partes. ¿Y yo? Yo solamente estudiaba medicina porque me había jurado que el error que habían cometido con mi hermana, yo lo remediaría salvando vidas. Hasta ese momento fue que me di cuenta de que no importaba todo el amor que le tenía, puesto que nuestras metas eran muy diferentes.
Rei Hino quería fama.
Darien Chiba quería una familia.
Sonreí de lado y escuché el pequeño sonido de haber llegado al piso y salí del elevador con un suspiro que se perdió en cuanto levante la mirada al frente. Reí al ver como Rei permanecía recargada fuera de mi departamento y por como esta parada, parece que ya esta cansada. Me volteó a ver y suspiró mientras sonreía suavemente y se descruzaba de brazos.
"Pensé que nunca ibas a llegar". Dijo poniendo las manos en sus caderas y frunciendo el ceño.
"Lo lamento, pero el tráfico esta realmente horrible". Caminé hasta ella y la saludé con un simple beso en la mejilla que ella correspondió.
"No es excusa, señor Chiba". Sonreí apenado y ella suspiró con resignación. "Aunque espero que su tardanza la sepa recompensar con una buena comida". Asentí y ambos nos echamos a reír divertidos.
Giré la mirada hacia atrás al escuchar los suaves tacones de alguien y sonreí de manera inconsciente cuando mi mirada cruzó con la de Serena. Hoy se ve sumamente preciosa. Creo que el no haberla visto estos días me hizo mal, pero es que ella es imposible de olvidar de un día para otro. Estoy seguro que Haruka debe haberse quedado igual de aturdido que yo, cuando la vio; ¿Por qué habrá ido al autódromo?
"Buenas tardes Darien". Saludó con aquel tono amable y yo asentí mientras le daba la sonrisa que muchas describían como irresistible'.
"Buenas tardes Serena". Dije al ver que ella sonreía divertida cuando le sonreí y no pude evitar sentirme un poco indiferente a lo que siente Haruka. Escuché un ligero carraspeo y volteó confundido hasta Rei. Parece que estuviera enojada, porque su rostro se ve muy serio, demasiado serio incluso para ella. "Ah, Rei, te presento a mi vecina, Serena Tsukino"
Serena fue quien se acercó un poco hasta ella y extendió su mano, pero Rei tardó un poco en tomarla. Siempre ha sido desconfiada con la gente. Recuerdo que una vez me contó que su madre había sido sacerdotisa en su juventud y le enseñó algo acerca de la confianza a las personas, auras y cosas por el estilo. Personalmente, no creo en el esoterismo ni nada de eso. Pero parece que Rei realmente se lo tomó en serio y sigue así, porque no mira con buenos ojos a Serena.
"Serena, te presento a una amiga, Rei Hino". La vi sonreír amablemente, como usualmente hace con todo el mundo, pero parece que a Rei no le caído nada bien, por que solo asintió con la misma seriedad.
Nunca he entendido la naturaleza femenina. No soy un machista o ignorante respecto a las mujeres, pero sé perfectamente cuando una mujer no se siente cómoda y si no me equivoco, Rei se siente de esa manera en estos momentos. Se soltaron y Serena se giro hacia mí, viéndome fijamente y de inmediato me sonrió.
"Supongo que tienen cosas que hacer, así que no los entretengo más. Pero me encantaría hablar contigo en alguna otra ocasión, Darien". Asentí de inmediato y ella sonrió suavemente antes de ver a Rei y caminar hacia su departamento.
¿Hablar conmigo? Y yo que pensé que ya estaba todo perdido. De hecho, pensaba retirarme de todo este juego, pero ahora menos que nunca lo haré. Si antes me detenía por cualquier tontería, esta vez no lo haré. Estoy cansado de ser simplemente el Doctor Darien Chiba. Esta vez no dejaré que Serena vea en mí al amable vecino, esta vez…estoy dispuesto a jugarme todo por ella. Además…
"¡Darien!". Parpadeé varias veces y vi la mirada furiosa de Rei sobre mí. Fruncí ligeramente el entrecejo y ella sonrió con amargura. "Si gustas, puedo ir a su departamento y pedirle que sea ella la que te saque de tu estado de…atontamiento". Levanté ambas cejas y de repente solté una ligera carcajada.
"¿Atontamiento?". Le pregunté sin poder creer que me hubiera dicho eso, pero ella únicamente apretó las manos y los dientes.
"Bueno…que te quite esa cara de bobo que pusiste". Sonreí suavemente y metí mis manos al pantalón.
"Si no te conociera, diría que estas celosa". Dije esperando una reacción burlesca, pero ella se puso pálida de repente y comenzó a caminar hacia el elevador. ¿Qué le sucede? "¿Rei?". La llamé para aclarar todo esto, pero ella se cruzó de brazos y me vio fijamente.
"Tengo hambre y no fui yo la que llegó tarde". Recordó y solo suspiré vencido. No me dirá que sucedió.
Entré al elevador y al hacerlo, ella cerró las puertas, esperando a que éste nos bajara y pudiéramos irnos tranquilamente a comer. Desde que llegó y nos hemos visto, el silencio nunca ha sido un compañero entre nosotros, pero parece que eso en algún momento cambió hace unos instantes. En cuanto las puertas se abrieron, caminamos directamente hacia mi auto; quedé de ir al hospital, pero iré esta noche y así tomó el resto de la tarde para descansar. Encendí el auto mientras ella se abrochaba el cinturón.
"Es bonita". Dijo quedamente mientras se acomodaba en el asiento y veía por la ventana. La vi brevemente antes de comenzar a conducir y no pude evitar sonreír.
"¿Tu crees?". Pregunté con algo de extrañez. Cuando terminamos, jamás hablamos sobre alguien más. Ni para ella ni para mí.
"No lo creo, lo es". Esta vez no pude evitar sentir cierta vergüenza. Debí haber sido muy obvio hace unos momentos. "Y ella también lo sabe". Esta vez mi sonrisa se borró y me giré a verla, notando como su mirada estaba clavada en mí.
"¿A que te refieres?". Detuve el auto en semáforo rojo y me giré a verla completamente, viendo como ella fruncía el ceño y bajaba la mirada levemente.
"Ella me inspiró peligro". No, por favor. "Tentación". Esta vez me vio y clavó sus ojos violetas en mí, con intensidad. "No es una mujer común"
"Tampoco es un fantasma o un ser sobrenatural". Dije divertido y ella suspiro mientras negaba. Nos quedamos en silencio un momento y de repente, ella pareció dudar antes de hablar.
"¿Te gusta?". Preguntó suavemente y no pude evitar sonreír cuando la imagen de Serena se me vino a la mente.
"Sí". Me sinceré y no pude ver a Rei al estar manejando, pero tampoco escuché nada más de su parte.
Manejé el resto del camino en silencio y en cuanto estacioné el auto, volteé a ver a Rei, pero ella parecía estar ida. Sonreí suavemente y me acerqué a ella, le moví un brazo y parpadeó antes de verme con desconcierto.
"Llegamos". Le dije al ver el restaurante y verla nuevamente a ella. Asintió y se quitó el cinturón antes de bajar del auto.
Entramos al restaurante en un ambiente extraño. No es que tengamos miles de cosas de que hablar, pero tampoco es para estar en este silencio todo el tiempo. El mesero nos condujo a una mesa rápidamente y tomamos asiento; fue casi de inmediato que Rei tomara la carta y evitara mirarme o hablarme. ¿Qué pasó? ¿En que momento dije algo que la pudo haber incomodado o enojarla?
"Rei". La llamé y ella arqueó las cejas para darme a entender que me escuchaba, pero quiero que me mire, no solo que me escuche. "¿Podrías mirarme, por favor?". Suspiró y me vio fijamente antes de bajar la carta y dejarla sobre la mesa. "Rei, ¿Me puede decir que…?"
"Lo lamento". Me calló y se disculpó por algo que no tengo idea, pero no pienso interrumpirla. "Yo…he tenido la cabeza en otra parte desde esta mañana y no era mi intención incomodarte". Sonreí suavemente y tomé una de sus manos por encima de la mesa, viendo su rostro sorprendido.
He tenido la cabeza en otra parte y no era mi intención incomodarte. Las mismas palabras. La misma persona. Recuerdo que dijo las mismas palabras poco antes de que terminara nuestra relación. Ese día yo ya comenzaba a sospechar que algo no estaba bien entre nosotros y quedó confirmado al tiempo; supongo que ahora que las vuelvo a escuchar, me da cierta gracia.
"¿Recuerdas que me dijiste esto mismo días antes de terminarme?". Por un momento pensé que se echaría a reír y continuaría bromeando, pero en lugar de eso asintió sin ninguna clase de sonrisa en su rostro y me vio con fijeza antes de suspirar y soltarse de mi mano para volver a tomar la carta.
Sé que algo sucede, pero una parte de mí no quiere reconocerlo totalmente.
También sé que solo pueden ser solo alucinaciones de mi parte, porque no hay forma de que Rei…bueno…de que siga enamorada de mí, ¿Verdad? Estoy consciente de que lo que tuvimos hace mucho, jamás tuvo un final decente y nos alejamos para cumplir nuestras metas, pero yo ya la superé; lo lógico es que ella también me haya superado y sea solamente alguien que forma parte de su pasado.
¿Por qué estoy pensando en esto?
Fruncí el ceño y tomé la carta rápidamente. Si dejo de darle vueltas a todo este asunto, podré pensar con claridad asuntos más importantes como el viaje de Haruka y Michiru o Serena. No sé, lo que sea menos estas cosas tan…extrañas.
Rei enamorada aún de mí…
Ja, a veces puedo llegar a ser sumamente paranoico.
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Yaten Kou POV
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Estacioné el auto y suspiré emocionado antes de bajarme y caminar directamente hacia el levador del edificio.
No puedo creer todavía que vaya a ir a otro de esos desfiles, pero ahora acompañando a Serena. Pero lo más increíble, es que hubiera sido precisamente ella quien me invitara a ir. ¿Será que por fin tengo la oportunidad que estaba esperando?
En cuanto se cerró la puerta del elevador, vi i reflejo y no pude evitar sonreír con arrogancia. Sé que soy apuesto, pero esta vez realmente le puse especial atención a mi aspecto porque no pienso echar a perder esta noche. Estoy decidido a jugarme el todo por el todo por Serena y no dejaré que se me escape ningún detalle. ¿Debí de haber comprado una…flor? Imagino que a ella no se le puede apantallar con una rosa o una caja de chocolates, así que tendré que tendré que esmerarme más.
¿Para que me habrá hablado Seiya a la constructora? Lo único que mi secretaria me supo decir fue que había llamado y quedó en hablar más tarde. Lástima que yo no esté ahí para tomar su llamada. Aunque quizá llamaba para arreglar las cosas; no sé…creo que los tres, Taiki, Seiya y yo, ya podemos pensar con más claridad y sin estar a punto de matarnos. A veces pienso que no he sido el hermano prodigio que desde chico deseaba ser cuando veía a mis hermanos durmiendo. Aunque es difícil de creer, en un momento de mi vida llegué a plantearme la idea de ser el hermano e hijo perfecto, pero… tarde o temprano me di cuenta de que esa vocación no era para mí.
Creo que fue en el funeral de mis padres, al ver los rostros de Taiki y de Seiya, derrotados y sintiendo su mundo caerse en pedazos. A mi también me dolió, pero una parte de mí no me dejaba caer en la tristeza y se empeñaba en mantenerme de pie, dando la cara de siempre y no permitiendo que los demás sintieran pena por mí. Así ha sido siempre y no veo la posibilidad de cambiar en el futuro.
Las puertas se abrieron y caminé por el largo pasillo hasta detenerme frente a la puerta. Suspiré y toque suavemente. Diablos, estoy nervioso. La puerta se abrió y no pude evitar sonreír cuando ella me recibió con la sonrisa más hermosa que le he visto a una mujer.
"Puntual". Dijo entrando a su departamento de nuevo y permitiendo que me deleitara con la sensual imagen que me estaba dando.
Es perfecta.
"Me gusta ser puntual". Dije cuando la vi tomar su bolsa y su abrigo. Me vio y soltó una ligera risa divertida.
"Eso dicen siempre". Me guiño un ojo y yo no pude evitar sonreír divertido. Caminó hasta quedar frente a mí y ladeó el rostro con suavidad, dejando que un pequeño mechón rubio cayera a su mejilla. "Ya podemos irnos". Murmuro viéndome fijamente y no pude evitar quitarle ese atrevido mechón del rostro con suavidad.
"Te prometo que no te vas a arrepentir". Susurré viéndola profundamente. Me asintió y sonrió de manera suave, casi dulce.
"Lo sé"
Sonreí y salimos del departamento. Mientras lo cierra, giré mi mirada brevemente para ver el departamento de su vecino, lo que daría por ver la cara que pondría el idiota si nos viera en estos momentos. Lo arrogante no se quita de la noche a la mañana y yo jamás mencioné que cambiaría mi forma de ser solo por estar con Serena. Ella me conoció de esta manera y así es como he llegado a este punto. Se giró una vez que cerró la puerta y caminos hacia el elevador, pero antes de pulsar el botón, ella tomó mi mano. La vi confundido y ella se mordió el labio inferior de una manera sumamente sensual.
"¿Podemos irnos por las escaleras?". Pidió suavemente y yo levanté ambas cejas sorprendido. ¿Le teme a los elevadores?
"No tienes cara de temerle a los ascensores". Dije mientras bajábamos por las escaleras y ella rió.
"Tu no tienes cara de que te gusten los desfiles de modas". Llegamos a la entrada del edificio y le abrí la puerta del auto, pero la tomé del brazo antes de que entrara y le sonreí de lado con suficiencia.
"Si tu estarás en todos los desfiles, se me hará una afición el ir"
Me miró fijamente antes de arquear una ceja con arrogancia y entrar al auto suavemente.
Sonreí y negué antes de rodear el auto. Este solo es el inicio de la velada perfecta. Entré al auto y mientras abrocho el cinturón, no puedo evitar ver como el vestido me permite ver el inicio de sus piernas. ¿Se puede ser tan sensual sin siquiera proponérselo? Sonreí de lado y mejor encendí el auto antes de que ella se diera cuenta de mi lujuriosa inspección.
Muchas veces había imaginado esta… ¿Cita? Y la mayoría de ellas no tenían nada que ver con desfiles de modas, si no con una gran y cómoda cama matrimonial. Vino, rosas, música. Todo lo que hiciera un ambiente perfecto y que me hiciera quedar como el hombre perfecto. Pero ahora, esa gran cama matrimonial se ha convertido en un auto. El vino, las rosas y la música se convertirán en vestidos de pasarela y mujeres emocionadas por ver decenas de telas y vestidos. No puede dejar de sorprenderme el cambio tan radical que he dado desde que conocí a Serena. Me siento diferente.
"Me gustas mucho, Yaten". Detuve el auto en el semáforo rojo y giré la cabeza hacia ella. Sus ojos estaban fijos en mí y en sus labios había una pequeña sonrisa.
"Lo sé". Murmuré sin ser capaz de decirle algo más. Sus ojos se desviaron un momento de los míos y sonrió de manera dudosa antes de verme nuevamente.
"Y por eso…no quiero que me presiones. Quiero que si realmente eres el hombre que imagino, me permitas averiguarlo por mi propia cuenta. Quiero que seas tú mismo". Al terminar de hablar, su rostro estaba lleno de esperanza.
Hermosa.
Así es como la encuentro en este momento.
Y la quiero.
"Te lo prometo". Dije asintiendo con la cabeza y ella sonrió.
De manera inconsciente estiré mi mano y acaricié una de sus mejillas, viéndola cerrar los ojos con suavidad y ladear el rostro hacia mi mano, profundizando la suave caricia. Aquello me hizo sonreír y la vi abrir los ojos de inmediato cuando varios autos detrás de nosotros comenzaron a pitarnos. Bufé frustrado y ella rió divertida. Seguí conduciendo en completo silencio, viéndola de vez en cuando y notando que ella parecía demasiado entretenida en ver a las diferentes personas que caminaban por las oscuras calles. Me encantaría saber que es lo que piensa.
Solo mi madre me había inspirado la misma curiosidad que Serena. El querer saber que pensaba mientras veía cualquier cosa. Mi padre era un libro abierto para mí, con pensamientos simples y las mismas metas que heredo a Taiki: la preocupación por su esposa e hijos y el amor a su trabajo. No había algo que pudiera esconderme y al contrario que a mi madre, yo le escondía absolutamente todo de mí. A veces, cuando pienso en ellos de esta manera, me sorprendo al desear tenerlos nuevamente junto a mí, riñéndome por haber peleado con Seiya y Taiki o por haber despreciado a alguna chica. Sé que no fui el hijo prodigio como mis hermanos, pero sé que ellos sabían cuanto los respetaba y amaba.
Y solo en momentos como este, al pensar en ellos, es cuando imagino que dirían si vieran como sus tres hijos pelean por una mujer.
Es gracioso que piense en ellos en este momento. ¿Será acaso que el remordimiento me ha llegado? Sentí mis labios curvarse hacia arriba y pude sentir la mirada de Serena sobre mí, quizás preguntándose que es lo que pienso, pero apuesto a que jamás lo imaginaría.
Apagué el auto cuando llegamos al estacionamiento y rápidamente me bajé del auto para abrirle la puerta. Me dio una sonrisa divertida cuando le extendí la mano y la ayudé a salir con una pose digna de un perfecto caballero.
"Sigue así y te convertirás en el hombre perfecto". Dijo arqueando una ceja de forma insinuante y reí antes de ofrecerle mi brazo, que ella tomó gustosa.
"Planeó ser eso y más para ti". Dije mientras caminábamos hacia la entrada y escuchaba su risa.
¿Había otro sonido más melodioso? No lo creo.
Entramos al enorme salón y de inmediato, las miradas se fueron hacia nosotros. Más de un idiota se atrevió a mirar a Serena, deteniéndose en partes que el entallado vestido resaltaba de maravilla. Por primera vez, no me sentí envidiado porque voltearan a ver a mi pareja, si no furioso de que esos imbéciles se atrevieran siquiera a notarla. ¿Es que no veían que ella estaba acompañada? Sentí su mano enroscarse un poco más alrededor del mío cuando una pareja se acerco a nosotros. La mujer me ve con un lívido difícil de ocultar y en un intento por parecer sensual, se remojo los labios de una manera repúgnate. ¿Por qué estas cosas solo me pasarán a mí? Pero el hombre… ¡Le romperé la cara si no deja de mirar a Serena con esa maldita lujuria!
"Serenita…". La voz aguda, casi chillona de esa mujer me hizo apretar la mandíbula.
"Serena". Le corrigió mi hermosa acompañante.
"…te has dado a desear y has llegado tarde". La ignoró completamente y me miró, pestañeando varias veces con una insulsa coquetería.
"Me parece que todos han llegado antes". Se rió de una manera divertida y yo la miré, sonriéndole con suavidad a pesar de la mueca que esa mujer le estaba dando. Creo que intentaba que pareciera una sonrisa, pero ni siquiera eso sabe hacer.
"Es un placer verte esta noche; mi esposa ha estado esperando por este desfile desde hace meses". Incluso su mujer debió notar la gracia que le dio haber mencionado la palabra esposa. "Espero que nuevamente, dejes al público maravillado…como siempre". Inhala…exhala.
"Gracias por los cumplidos, señor Jennings". Les dio una pequeña sonrisa llena de amabilidad y la pareja asintió antes de saludar con la mirada a otra pareja.
"Disfruten la noche". Se despidió la mujer con una sonrisa cordial hacia Serena y una mirada atrevida hacia mí.
Se fueron hacia la otra pareja y una vez que estuvieron lo suficiente alejados, Serena se giró a mirarme y soltó una risita incrédula, apretando mi brazo con suavidad y haciendo que mis músculos se tensaran cuando su perfume me golpeó con fuerza.
"Hoy causarás sensación". Anunció con diversión y arqueé ambas cejas.
"Tu paciencia debe ser extraordinaria para poder soportar a este tipo de personas". Solté sin tapujos y ella borró completamente la sonrisa de sus labios. Probablemente esté molesta.
Un mesero se acercó a nosotros y nos extendió bebidas que no dudamos en tomar. Vi que Serena permanecía observando a las personas alrededor, asintiendo a quien le sonreía y saludaba a distancia. ¿Por qué no me contestó? ¿Tan difícil le es explicarme su secreto para soportar tanta hipocresía? Le di un trago a la copa justo cuando las luces comenzaron a bajar de intensidad y las personas comenzaron a tomar asiento frente al largo escenario. Como la última vez que estuve aquí.
"¿Vamos?". Asentí de forma ausente y caminamos hacia la primera fila.
Me senté y Serena me imitó a mi derecha, manteniendo su vista fija sobre la pasarela, en espera de que todo este show comenzara.
Pasé diez minutos de mi vida viendo a esbeltas mujeres desfilando diferentes vestidos que hacían suspirar a las mujeres detrás de mí. Unas cuantas se atrevían a aplaudir después de que la modelo se retirara. Varias veces volteé a ver a Serena, pero ella estaba demasiado concentrada en todo esto. Regresé mi vista a la pasarela y me quedé congelado cuando Mina tenía sus puños fuertemente apretados y sus ojos clavados en mí. Una mujer que estaba al final de la pasarela comenzó a hacerle señas y solo entonces pareció recordar donde estaba, porque volvió a su papel de modelo y regresó tras bambalinas, dejándome con un sabor amargo en la boca. No imaginaba que Mina estaría en este desfile, no mencionó nada la última vez que la vi o antes. O quizás si lo hizo, pero no le presté atención.
Por el rabillo del ojo, noté que Serena se mantenía indiferente a lo que acababa de suceder. ¿Acaso no le importara? Bah, ni siquiera me sorprende el contestarme con un enorme NO. Honestamente, no me hubiera molestado un poco de celos. O al menos algo que me hiciera sentir mejor que como me siento ahora: como un idiota.
Las luces se encendieron lentamente y las personas comenzaron a aplaudir, algunas se atrevieron a acercarse a Serena, estrechando su mano y felicitándola por el éxito del desfile. Honestamente, no entendía nada de modas, lo admito. Sin embargo, algo me decía que esto era demasiado importante para Serena por la manera en que ella sonreía y agradecía cada comentario. Había tanta sinceridad y en sus sonrisas y había un brillo de felicidad en sus ojos que me hizo sentir feliz de repente. Un poco tonto, pero feliz. Sé que si me quedo intentando averiguar que diablos es lo que me tiene tan feliz, me volveré loco, así que mejor me reservo estos pensamientos para cuando esté solo. No quiero que por ellos, mi noche quede arruinada.
Caminé hacia el mesero más cercano y tomé dos copas, acercándome de nuevo a Serena, que al verme caminar hacia ella comenzó a despedirse de esa gente y caminó a mi encuentro. Le extendí la copa y ella sonrió, aún con ese brillo en su mirada que me hizo elevar la copa al instante.
"Por tu gran noche". Murmuré suavemente y ella sonrió, asintiendo y bebiendo.
Me miró fijamente mientras dejaba la copa en la mesa más cercana a nosotros y ladeó el rostro con curiosidad. Algo en ese acto me hizo sentir nervioso de repente y suspiró antes de tomar mi brazo de nuevo y sonreírme.
"No tengo paciencia para estas personas, Yaten". Dijo con firmeza y comprendí que se refería a mi pregunta no respondida. Sus ojos se fueron hacia las personas que estaban en el lugar y seguí su mirada, encontrándome con decenas de mujeres que seguían admirando los diferentes modelos que acababan de desfilar. "Pero sin ellas, solo me quedaría mi soledad". Siguió sin verme y yo tampoco me giré a verla, escuchando como algunas mujeres nombraban su nombre y de inmediato la elogiaban. "Suena estúpido para cualquiera, pero…necesito que alguien elogie algo más que mi rostro, ser reconocida no solo por ser capaz de conquistar a un hombre. En mi vida, esto es lo único que la gente conoce de mí…y les gusta. Mi verdadero rostro no tiene lugar aquí y eso es lo que me hace querer seguir aquí, con estas personas que solo ven lo que yo quiero que vean. Durante muchos años, estas personas egoístas, hipócritas y crédulas son lo único que me han mantenido viva"
Volteé a mirarla con el rostro tranquilo, casi inexpresivo, pero ella me brindó una sonrisa que se fue desvaneciendo de sus labios mientras acariciaba mi brazo con suavidad. Por un instante, sus ojos fueron capaces de atraparme completamente y olvidé donde estábamos. Solo era capaz de darme cuenta que una vez más, estábamos en esta extraña burbuja que nos hemos creado. Lejos de todo lo que consideramos vano y simple.
"Te quiero". Murmuré roncamente y ella cerró los ojos en silencio.
Si estuviera acostada, pensaría que dormía. Había tanta tranquilidad en su rostro, que me sentí tonto por segunda vez en la noche. ¿Acababa de declararle mis sentimientos? Ni siquiera podía creerlo yo mismo, seguramente ella tampoco haría caso de mis palabras. Abrió los ojos con lentitud y me miró, curvando sus labios hacia arriba y dándome una bonita sonrisa.
"Gracias". Susurró y su mano recorrió todo mi brazo hasta tocar mis dedos y entrelazarlos con los suyos en una muda caricia de agradecimiento.
Si quisiera engañarme y pretender que esta situación es fácil, diría que ella esta enamorada de mí. Pero nunca he sido una persona tan absurda y soy consciente de que a pesar de que tengamos una gran química, seamos parecidos y ambos aceptemos que nos gustemos, no solo yo estoy en su cabeza.
Le sonreí antes de voltear a ver a las personas que estaban alrededor y notar que algunas de ellas nos veían con cautela, como si no estuvieran muy seguros de acercarse a nosotros. Suspiré dramáticamente y me giré para mirarla, sonriéndole con diversión.
"Haré mi buena acción del día y dejaré que todas esas personas acaparen tu atención". Soltó una ligera risa antes de mirarme sorprendida y arquear ambas cejas.
"Me sorprende tu gran corazón". La miré con suficiencia y ella rió una vez más antes de soltarse de mi mano y caminar hacia el mar de personas que la esperaban ansiosos.
Bajé la vista hasta mi mano; con la que había entrelazado sus dedos y de repente la sentí desnuda. Fría. La había encontrado perfecta cuando estaba con la de Serena y ahora…
"Diablos. Me estoy volviendo un cursi". Pensé, soltando un suspiró frustrado y negando.
Algo me hizo girar la cabeza hacia la enorme cortina cerca del escenario y vi que Mina estaba parada, viéndome con fijeza y una mirada de añoranza que solo le había visto una vez. Cuando quiso que le comprara unos zapatos que acababan de salir en el centro comercial. Le di un ligero asentamiento de cabeza a modo de saludo que ella correspondió con una sonrisa. Después, se giró hacia la mujer que la había sacado de su estado de shock en el desfile y ambas se perdieron detrás de la cortina en medio de una plática. No soy muy bueno manejando las relaciones con mis ex, así que desde la primera vez, dije que las mujeres que pasarían por mi vida, no volverían a tener algún otro vínculo conmigo. Pero con Mina es diferente.
A pesar de todo lo que viví con ella…debo reconocer que en algún momento de nuestra relación, ella supo como sacarme una sonrisa y hacerme sentir bien. Quizás no tuvimos la relación perfecta ni disfrutamos de un romance empedernido, pero pasé buenos momentos con ella. Y ni siquiera yo soy tan desconsiderado como para no aceptarlo.
Volteé a mirar a Serena, que me sonrió y me guiño un ojo con burla.
Me bebí la copa que reposaba en mi mano y le di una sonrisa torcida. Parece que incluso ella se da cuenta del estúpido cursi y blando en que me estoy convirtiendo.
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Seiya Kou POV
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Llamar o no llamar…he ahí la cuestión.
Me pasé ambas manos por el rostro con frustración. ¿Por qué diablos tengo que sentirme de esta manera? No es como si…bueno…tuviera que pedirle disculpas. ¿No? Es decir, no dije o hice algo que ella no supiera con anterioridad.
Entonces, ¿De donde viene este sentimiento de culpabilidad?
Miré el reloj que estaba en la pared y suspiré cuando vi que pasaba de medianoche. No sé si ella ha llegado a su departamento o debe estar todavía en aquel desfile. Si no hubiera sido por que llevo pensando en ella por más de veinticuatro horas, creo que no hubiera podido recordar que hoy era su tercer desfile. Aquel al que ella me había invitado con timidez y al que yo me había comprometido en ir. Pero después de todo el circo que se armó la otra noche, no creí que fuera prudente llamarle o irla a buscar para hablar. Después de todo, ¿Qué le diría? Ella ya ha puesto sus cartas sobre la mesa y yo no puedo tomar ninguna.
No debo.
Dejé caer la cabeza y apreté los dientes con fuerza. Me siento asqueado de mis propios pensamientos tan prejuiciosos. Llevo encerrado en el departamento todo el día, cerrando cualquier contacto con alguien extraño. Solamente llamé a Yaten para arreglar las cosas, pero no estaba en la constructora las dos veces que lo busqué y preferí reservarme el llamarlo a su celular. Y cuando quise llamarle a Serena…fue peor todavía. Al primer timbre y colgaba como un vil cobarde.
El recuerdo de su rostro al momento de su confesión me ha perseguido desde que se fue. Sus ojos llenos de rencor y decepción. Sé que hice mal al expresarme así de ella y que esta en todo su derecho de odiarme y no querer verme nunca más, pero…yo sí quiero verla. Pensé en buscarla, por teléfono o en persona y hacerle ver que la pintura aún no estaba lista y necesitábamos terminarla, pero esa es la excusa más tonta que se me ha ocurrido. Puedo terminar la pintura en cualquier momento. No hace falta tenerla junto a mí, porque su rostro, su cuerpo, toda ella es una imagen fresca en mi mente. Como si estuviera grabada a fuego y no quisiera irse.
Levanté la cabeza y la eché para atrás con cansancio. No puedo dejar de pensar en esto y me esta matando la idea de que no exista algo que pueda hacer para arreglar las cosas. Estoy consciente de que tenemos que vernos la cara algún día; la pintura es de ella y bueno…conociendo a Yaten, no creo que este perdiendo el tiempo y tenga contacto con ella.
"No de nuevo…". Pensé al sentir esa sensación de desazón en el estómago que tengo siempre que pienso en ellos dos juntos. De hecho, siempre que pienso en ella…con alguien más. No son celos.
¿Verdad?
No pueden ser celos.
Es imposible, ridículo y absurdo. Sientes celos cuando la otra persona te importa lo suficiente para decir que la quieres, ¿No? Necesitas querer a alguien para sentir celos de ella, ¿Verdad? Siempre he pensado así, no puede…no es posible que…
Me pasé las manos por el rostro varias veces, sintiéndome frustrado y enojado conmigo mismo. Parece que esta noche tampoco dormiré nada y me la pasaré en vela, pensando, recordando y sintiéndome igual de miserable que ahora por algo a lo que ni siquiera puedo ponerle nombre. Patético. Levanté la cabeza de nuevo, comenzando a sentir el cuello adolorido de tantas veces que repito la rutina y clavé la mirada en el cuadro frente a mí. En su retrato.
Hermosa. Nunca lo he negado y no podré hacerlo jamás. Sin embargo, ella es más hermosa una vez que la tratas. Es testaruda, arrogante y terriblemente necia, pero aún así resulta hermosa. Tiene tantas capas, que ni siquiera yo siento haber llegado a la última. Me ha mostrado su fuerza y su debilidad. Lo bueno y lo peor de ella. Y aún así…no puedo evitar sentirme realmente atraído hacia ella. De una manera inconsciente y siempre aferrándome a mi mente. Eso cuando estoy lejos de ella, como ahora…porque cuando estoy cerca, pierdo cualquier pensamiento que no sea el de tenerla en mis brazos y olvidarme de lo que soy y creo. Ella es la primera mujer en hacerme olvidar mis propios prejuicios siempre que estamos haciendo el amor.
"Maldita seas…Hotaru". Murmuré con rencor y poniéndome de pie con brusquedad.
No cometeré un error por culpa de una mujer que pertenece completamente a mi pasado.
No dejaré ir la oportunidad de terminar de conocer a la que posiblemente, se la mujer más interesante que ha aparecido en m vida.
Salí del departamento corriendo y bajé las escaleras de prisa. Estoy actuando de una manera inconsciente, lo sé, pero no puedo pasarme toda la vida intentando encontrar una solución que no encontraré solo. Necesito hablar con ella, dejar las cosas en claro…necesito saber que me esta sucediendo. Subí a mi coche y arranqué sin demora. Solo espero que ya esté en su departamento.
A pesar de que ya es tarde, todavía hay personas por las calles. Deben de estar celebrando las horas que quedan del año para poder recibir Año Nuevo con energía. Una excusa perfecta para emborracharse y salir a divertirse como solo esas personas saben. Nunca he celebrado esa fecha como algo muy especial; no me llama la atención como debería de hacerlo. Hace mucho tiempo que deje de pasar esa fecha acompañado y aunque siento añoranza, tampoco es como si quisiera hacer una gran fiesta y hacer la cuenta regresiva.
Seguí manejando y cuando llegué a su edificio, me estacioné en la acera de enfrente. Miré hacia arriba y suspiré cuando vi las luces apagadas. Quizás ya esté dormida y por eso están apagadas o aún no ha llegado. Tomé el celular y marqué el número de su departamento; aún recuerdo el trabajo que me costó que me lo diera, pues a ella le había costado el mismo esfuerzo conseguir el mío. Nunca nos habíamos llamado, no había necesidad de hacerlo porque…nuestra relación era puramente de negocios. Nada más. Cerré el celular cuando la contestadora tomó mi llamada y me recargué en el asiento del auto. Aún no ha llegado. ¿Me quedo a esperarla o…?
¿Es ese el auto de Yaten? Fruncí las cejas mientras veía por el espejo retrovisor el auto que se estaba acercando. Me hundí en el asiento cuando las luces del auto iluminaron el mío y se estacionó fuera del edificio. Es él.
Son ellos.
Mi estómago sintió un revuelo cuando vi que ninguno bajaba del coche. Fueron apenas minutos, pero para mí fueron eternos minutos los que se quedaron ahí metidos. ¿Qué tanto puede costarle una maldita despedida e irse? Acentué más el ceño fruncido cuando lo vi bajarse y abrirle la puerta a Serena, quien parecía demasiado divertida mientras él parecía indeciso. No pasó mucho tiempo antes de que ambos subieran al departamento de Serena y sintiera una terrible furia hacia mi hermano.
¡De acuerdo! Estoy celoso. Terriblemente celoso de que ella esté ahora con Yaten, en su departamento, solos y a estas horas. ¿Pero que diablos puedo objetar, cuando fui precisamente yo quien la desprecio desde un principio? Me pasé las manos por el rostro, escuchando mi respiración agitada y una sensación de impotencia que me estaba comiendo por dentro.
Miré hacia arriba una vez más y vi que las luces ya estaban encendidas y las ventanas cerradas. Tomé el celular y marqué una vez más. Un timbre…dos timbres…tres timbres… ¿Qué está haciendo para que no pueda contestarme? Terminó el cuarto timbre y estaba ansioso.
"¿Hola?". Suspiré y pasé saliva.
"Necesito hablar contigo". Dije roncamente y no escuché nada del otro lado, aunque tampoco escuche la voz de Yaten. "Estoy abajo. Te espero". Colgué sin esperar a que contestara, aunque algo me decía que no me contestaría. ¿Debí haberle dicho que bajara sola? Mi hermano no es curioso, pero tampoco es un tonto confiado y debe haberle extrañado una llamada a estas horas de la noche.
Salí del auto y suspiré cuando una brisa fresca me dio de golpe. A pesar de que hoy no nevó, se siente el aire frío. Caminé hacia el auto de Yaten y me recargué en la puerta del copiloto, que es la que estaba a la entrada del edificio y me crucé de brazos. No estoy seguro de que ella bajará o si al menos se molestará en asomarse por la ventana. Aunque es probable que salga por la ventana y me lance algo para que me vaya, y me lo tendría muy merecido.
Recuerdo cada plática y me sorprendo a mi mismo al darme cuenta de lo ruin que fui. ¿Qué me había sucedido? La traté de una manera tan insensible y fue haciéndose peor cada vez que la veía, como si fuera algo que no pudiese evitar. Y hasta ahora, es cuando me doy cuenta de lo cobarde que fui. Si, fue una cobardía de mi parte querer escudarme detrás de todas esas tontas excusas que daba a todo el mundo; aparentando ser un hombre fuerte y lo suficientemente inteligente para no caer en las garras de una mujer como ella. Fui tan estúpido como para ponerle una etiqueta desde el primer momento en que la conocí y meterla al mismo saco donde estaba Hotaru.
Y me siento miserable por eso.
Levanté la cabeza cuando escuché a alguien bajar por las escaleras y pronto, Serena apreció en la puerta, mirándome con seriedad. Si esta noche pretendía deslumbrar a alguien, no dudo que lo haya conseguido. Seguramente, Yaten debe haberla acompañado al desfile y debió haber sido la envidia de todo hombre que se encontrara ahí. Me quedé callado un momento, intentando encontrar las palabras exactas para comenzar, pero…no sabía si debía ser con una disculpa, preguntarle que hacía con Yaten o…
"Tu hermano sabe que estás aquí". Fue ella la que rompió el silencio y apreté ligeramente los dientes. ¿Tanta confianza le tenía a Yaten como para no haberle dado una excusa? "Así que… ¿De que quieres hablar?". Nuevamente, fue ella la que rompió el silencio y suspiré.
"He…pensando mucho en todo lo que ha sucedido de un tiempo a la fecha". Comencé, pero su expresión jamás cambió y solo me veía inexpresiva. "Sé que te traté de la peor forma y que te debo la disculpa la más grande del mundo. Te pido perdón por mis acciones, mis palabras y todos los malos momentos que te he hecho pasar". Mientras hablaba, su expresión se había ido suavizando y suspiré suavemente. "Estoy aquí, porque quiero tu perdón"
Sus ojos estaban mirándome con sorpresa, casi incredulidad y tuve miedo de que ella no me creyera y me mandara a volar en cualquier momento. Lo cual no me sorprendería.
"No tengo nada que perdonarte". Dijo con suavidad y sonrió. "Desde el primer instante en que nos conocimos, solo nos causamos problemas. Todo este tiempo, no has hecho nada más que no ser tu y realmente te lo agradezco". Me vio a los ojos y pude ver tanta sinceridad en ellos, que sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo. "Por ti, es que me di cuenta que aun me quedan muchas cosas por aprender. Me di cuenta que no soy la mujer que creía desde hace muchos años; capaz de conquistar a todo hombre que se le ponga enfrente. Pero sobre todo eso…tengo que aceptar que eres una gran persona"
¿Qué? ¿Por qué me habla como si…? ¿Me esta tratando como un amigo? Como si hubiéramos peleado por una nimiedad y estuviéramos arreglando las cosas con facilidad. ¡Cuando es mucho más que eso! ¡Mucho más!
"¿Por qué te siento…diferente?". Pregunté con cautela y ella sonrió de lado, bajó la mirada un segundo y luego volvió a mirarme.
"Todo ha cambiado, Seiya. Yo, he cambiado". Susurró y la miré fijamente.
"¿Qué tipo de cambios?". Esta vez, no pude ocultar la ansiedad en mi voz y ella borró la sonrisa de su rostro, pero me miró con suavidad.
"Me di cuenta que no puedo seguir desperdiciando mi vida de esta manera tan…tonta. Recordé mi primera desilusión amorosa y la manera en que salí adelante siendo nadie. Y después te recordé a ti y me di cuenta que no hay puto de comparación; no existe nada que me obligue a seguir rogándote un poco de cariño e incluso afecto". No, no, no. "He decidido seguir con mi vida y dejar las cosas en paz contigo"
¡No!
"No…No hablarás en serio, ¿Verdad?". Me miró confundida y luego soltó una pequeña risa incrédula.
"¿Crees que quiero pasar mi tiempo sintiéndome miserable?"
"No me refiero a eso"
"¿Entonces a qué?"
Ya no había rastro de la calma o tranquilidad con que habíamos empezado esta plática y aquello me frustró. Necesitaba que nada se saliera de control y no perder esta oportunidad, quizás la única.
"Tú me quieres". Le recordé crudamente y ella asintió con lentitud.
"Eso no cambia nada". Susurró y reí.
"¿No cambia nada? Eso cambia todos tus planes". Le dije con reproche y ella apretó la mandíbula.
"¿Crees que no he considerado eso?". Su voz sonaba tan burlesca que me sentí ofendido. "Tengo claro lo que quiero…a quien quiero. Pero también tengo claro que soy joven, inteligente, hermosa y no tengo necesidad de encerrarme en mi departamento a esperar a que abras los ojos y…"
Se quedó callada de golpe y levantó al cabeza con frustración. Esta plática va mal. Reposo su mano en su frente y respiró varias veces antes de mirarme de nuevo; sus ojos estaban claros y dispuestos a terminar con esa plática, pero yo todavía no.
"¿Intentas rehacer tu vida con Yaten?". Pregunté ácidamente y ella soltó una risa carente de humor antes negar con la cabeza varias veces.
"No estamos en una novela ni somos una pareja que ha roto su relación". Dijo fríamente.
"No te entiendo". Dije confundido.
"Me refiero a que no tenemos porque estar hablando de esto, Seiya. A eso me refiero". Aclaró con fastidio y rodé los ojos. "Además, rehacer o no mi vida es algo que no te importa. Y si comienzo una relación con Yaten, tampoco debe importarte"
"¡Entonces lo admites!". Le espeté colérico y ella abrió los ojos con furia.
"¡Basta! ¿Qué diablos tiene que ver eso contigo?". Preguntó igual de colérica que yo.
"¡A que solo juegas con el!". Contesté con obviedad y apretó los dientes con fuerza.
"¿Cómo te atreves…?"
"¡No! ¿Cómo te atreves tú? Solo estas hablando de nuevas decisiones, pero lo único que veo, es a una mujer que está escondiéndose detrás de absurdas decisiones, porque estas actuando mal". Se quedo callada y sonreí de lado con burla. "Intentas que te crea tu nuevo papel lleno de madurez, pero lo haces mal"
"Cállate". Masculló entre dientes.
"¿Por qué? ¿Por qué acaso tengo razón? Ahora solo falta que me digas que me pides perdón por lo que hemos vivido, pues yo no entro en tu nuevo panorama"
"Cállate". Su voz sonaba temblorosa y por un instante, pensé en callarme, pero algo dentro de mí me incitaba a continuar. A enfurecerla hasta que se sincerara.
"No te odio". Añadí duramente y ella me vio con la respiración agitada. "Porque sé que tu sola te odiarás a ti misma si es que decides comenzar algo con mi hermano. Te sentirás patética cuando te des cuenta que él es el premio de consolación y…"
Cuando menos me di cuenta, la mejilla me estaba ardiendo tremendamente y mi cabeza estaba ladeada. Podía escuchar la respiración todavía agitada de Serena y me enderecé con lentitud, tocándome la mejilla e intentando que aquel desagradable calor se fuera cuanto antes. Sus ojos brillaban de una manera diferente; aquel brillo que solo dan las lágrimas contenidas y me sentí miserable por ser yo el causante de ellas. No me gustaba ver a una mujer llorar, mucho menos quiero verla a ella.
"No tienes derecho a hablar así de él o de mí. Es mi vida". Murmuró y una fría brisa nos hizo sentir un escalofrío. Aunque el mío no haya sido exactamente por el aire. "Y tu decidiste salir de ella por tu propia cuenta". Añadió y una desolación se apoderó de mis sentidos.
Pero no de mis instintos.
Con una agilidad que no me conocía, me lancé sobre ella y la pegué a la pared con firmeza, evitando que se lastimara. Sus ojos estaban viéndome con tanta sorpresa que en otras circunstancias, estaría echándome a reír. Tomé sus muñecas y las elevé más arriba de su cabeza, pegadas a la pared. Me acerqué a ella lo suficiente para que su aliento se mezclara con el mío y antes de que el pensamiento de besarla me pasara por la cabeza, sus ojos ya estaban cerrados. No pude evitar mirarla un segundo antes de bajar mis labios y presionarlos con los suyos, sintiendo la descarga de adrenalina que siempre me provocaba su boca.
Nuestros cuerpos reaccionaron de inmediato y presioné el mío justo cuando ella arqueaba el suyo lo más que podía, pues sus manos aún seguían prisioneras de las mías. Deslicé mi lengua por sus labios y la obligué a que abriera la boca, apoderándome de su interior de inmediato y escuchando sus ahogados gemidos. Dios, cuanto había extrañado esto. Una vez más, mi cuerpo reaccionó y cuando me incliné un poco más, me froté sobre ella, rompiendo nuestro beso cuando ella soltó un gemido involuntario. Un nuevo roce de nuestras pelvis y ella apretó los dientes con fuerza mientras mis labios descendían rápidamente por su cuello.
Su cuerpo se revolvió de nuevo, pero esta vez había algo diferente y me separé de su cuello, solo para ver como ella luchaba para deshacerse de mi agarre. En sus ojos había un brillo de desesperación que me hicieron soltarla de inmediato.
"¿Qué pasa?". Le pregunté sin comprender su reacción y ella me vio con desdén.
"Se acabó, Seiya. Debes vivir con Lo que pudo ser y no fue…". Dijo seriamente y la vi desconcertado.
"No puedes hablar en serio". Mi voz sonaba todavía ronca, pero ella estaba demasiado segura.
"Hablo muy en serio. Esto se ha terminado". Nuevamente aquella seriedad me desconcertó y pasé saliva duramente.
"Pero tu me quieres". Repliqué con fiereza.
"¡Deja de decir eso!". Me gritó desesperada.
"¡Es la verdad!"
"Si te lo dije, no fue para que lo usaras como una especie de…chantaje contra mí". Entrecerré los ojos ante lo que estaba diciendo y ella rió sin una pizca de gracia. "Lo mejor es que te vayas. Ya hemos hablado lo que necesitábamos hablar y hemos aclarado todo"
"No puedo irme sin saber que sucede contigo y Yaten". Quise saber antes de irme. No sé si pueda dormir con la maldita duda devorándome.
"No te pega lo celoso". Atacó con burla y fruncí el ceño.
"Solo contéstame"
"No estas en plan de exigirme nada. Y además, odio los melodramas". Atajó con desagrado y sonreí.
"No hagamos uno, entonces". Me acerqué y ella retrocedió un paso, causándome una nueva sonrisa. "Solo…dime la verdad"
Me miró por varios segundos antes de suspirar y darse media vuelta y comenzar a subir las escaleras. La miré y sentí un vacío en el estómago que se iba haciendo más grande mientras seguía subiendo escalón tras escalón.
"Seiya…". Levanté la vista y vi que ella se detenía de golpe. No contesté, porque sé que ella me sentía aún ahí. Se giró con suavidad, solo mostrándome su delicado perfil. "No estoy saliendo con él"
Antes de poder decirle algo, ella continuó subiendo las escaleras y pronto se perdió de mi vista, dejándome solo a mitad de la noche y con la única compañía de mis pensamientos.
Me quedé parado un par de instantes más antes de sentir como mis labios se curvaban en una sonrisa que me hizo sentir tonto. Toda esa ansiedad, desesperación e incluso celos se habían evaporado como si nada cuando ella me confirmó que no esta saliendo con Yaten. Sentía dentro de mí una especie de chispa que me estaba haciendo sentir tremendamente emocionado y poco faltaba para que perdiera la razón y saltara.
Caminé hacia mi auto y antes de entrar, volví mi vista hacia el departamento de Serena, encontrando la ventana abierta y las cortinas ondeando. Por primera vez desde aquella pelea, pensé en Yaten. En sus sentimientos. Me sentí mal por él, sobre todo después de darme cuenta que desde el inicio, fue el único que realmente estuvo dispuesto a jugarse el todo por el todo con Serena. Un sabor agrio me invadió la boca y tuve que suspirar fuertemente antes de subir al auto y encenderlo. Es tarde y aunque tenga más cosas en que pensar, estoy seguro que podré pensarlas mañana temprano. Es demasiado tarde y aunque tengo la manía de desvelarme, esta noche presiento que no será como las dos noches pasadas y podré dormir mejor.
Sin embargo, me detuve antes de poder dar la vuelta a la calle. Me fijé por el espejo retrovisor y algo en mí rugió con fuerza. Apreté los dientes nuevamente y me estacioné en la esquina de la calle, escondiéndome a la perfección y a la vez, teniendo una vista perfecta del departamento de Serena. Del auto de Yaten.
¿Cuánto tiempo piensa quedarse?
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Serena Tsukino POV
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Cerré los ojos y pasé saliva con fuerza, quedándome parada en el último escalón de las escaleras. Abrí los ojos y vi el pasillo, solo y en silencio, como si abajo no hubiera sucedido la cosa más extraña que he vivido en mucho tiempo.
Nunca imaginé que él…realmente llegara a darse cuenta de que al menos le importaba. Parece que cuando estás a punto de perder algo, es cuando te das cuenta de que lo tienes. No esperaba que viniera a verme a estas horas, mucho menos que me diera todo ese discurso con el que comenzó; porque después solo fueron celos disfrazados de tontos reclamos. Pero extrañamente, no me molestaron como sé que debieron de haberlo hecho. Al contrario, me sentí…querida. Me toqué los labios con la yema de los dedos y cerré los ojos un momento, sintiendo un cosquilleo cuando recordé lo que acababa de pasar.
¿Cómo es que su sola presencia me hizo caer de nuevo? ¡¿Cómo?! Siempre me había regodeado de tener un autocontrol increíble, envidiable. Diferenciar entre lo que se quiere y se debe. Pero él…su voz… su mirada…su tacto…Seiya Kou es mi perdición.
Caminé por el pasillo cuando mi corazón dejo de latir tan fuerte y suspiré fuertemente antes de entrar al departamento.
Recorrí con la mirada la sala, pero Yaten no estaba ahí y fruncí el ceño. ¿Dónde puede…?
"Hey". Volteé hacia la cocina y lo vi poniéndole un poco más de hielo a su bebida. Le sonreí suavemente y caminé hasta él, deteniéndome en el umbral de la cocina y viéndolo en silencio.
¿Por qué no me enamoré de él? Bien dije una vez que podría ser mi alma gemela y no me equivoqué. Lo es. Tenemos una gran química y muchas cosas en común que difícilmente podría encontrar en alguien más, incluido Seiya. He pasado una noche fantástica en su compañía y me ha hecho sentir como si fuera una cita de quinceañera. Incluso tuve que ser yo quien le invitara a subir, pues él estaba tomando muy en serios su papel de impresionarme. Me miró y me sonrió de lado, obligándome a romper ese silencio.
"Me sorprendió que no bajaras". Dije con diversión y él levantó ambas cejas.
"Fuiste tu quien me pidió que no bajara". Arqueé una ceja y asentí, soltando una ligera risa.
Cuando recibí la llamada de Seiya y me dijo que estaba esperándome abajo, sentí una extraña y absurda alegría dentro de mí. Sin embargo, hasta que vi la mirada sospechosa de Yaten sobre mí, me di cuenta que aquello no era un valle de rosas y tuve que decirle la verdad, aunque una parte de mí tenía pánico de que ambos hermanos se fueran a agarrar a golpes si es que se veían. Le pedí que se quedara y no bajara, pues tenía que hablar con él de una vez y aunque no estuvo muy conforme, tuvo que aceptar cuando le dije lo absurdo que se estaba volviendo todo este asunto. No sé si han hablado y no he sacado el tema con Yaten para no presionarlo, pero a menos que ambos de verdad lo quieran, no podrán regresar a tener una buena relación. Son hermanos, por Dios…y de repente, se convierten en dos enemigos a muerte por mí.
Y aquello, me hace sentir culpable.
"¿Todo bien?". Preguntó de repente y parpadeé varias veces antes de sonreírle de lado con burla.
"Eso no es lo que quieres preguntar". Sus ojos se oscurecieron y se acercó a mí, extendiéndome un vaso lleno de vino.
"No querrías responderme". Murmuró con cierta indiferencia y caminó hasta la sala.
"Pruébame". Dije dándole un sorbo a la bebida.
Me miró por largos segundos, quizás pensando si le estaba diciendo la verdad o solo estaba jugando. Le contestaré lo que pregunte, incluso si es indecente. Nunca he tenido la intención de fingir y si comienzo ahora, con él, me hará sentir como la esposa que le es infiel al marido. Suspiró y dejo el vaso en mi nueva y más bonita mesa de centro. Ja. Sus ojos ahora estaban claros y con aquel aire de seguridad que tanto me atrae. No, no es solo seguridad, es algo más. Arrogancia, confianza, seducción. Son dos imanes verdes que atraen al más ciego y dan la mirada más intimidante. Se podría decir que tiene el paquete completo.
"¿Quedaron…bien?". Preguntó y sonreí suavemente antes de asentir un par de veces con la cabeza. "¿Qué tan bien?". Lo miré en silencio unos segundos antes de borrar mi sonrisa con lentitud.
"Lo suficiente par no tocar el tema de nuevo". Contesté segura de que él entendería el tema o los temas, de los que ya no pensaba hablar.
"Entonces, ¿Planeas seguir viéndolo?". Su preguntaba disfrazaba tan pobremente sus celos, pero evite reír y solo ladeé el rostro antes de sonreírle. Quizás mi respuesta no le guste, pero necesito hacerle ver que no soy miel sobre hojuelas. Que no soy una mujer capaz de fingir solo para quedar bien y sobre todo, que sé de cuenta totalmente, de que no puedo engañarlo.
"Sí, Yaten". Y tuve razón, porque apretó fuertemente la mandíbula, marcándola y resaltando sus atractivos rasgos.
"Supongo entonces que…tendré que esforzarme el doble ahora". Dijo con acidez y lo miré con seriedad. "No entiendo como pudiste perdonarlo". Murmuró con incredulidad y arqueé una ceja.
"Sí, usualmente la gente se queja de mi corazón de piedra y lo insensible que soy. Una sorpresa, ¿Verdad?". Contesté con sarcasmo y molestia. ¿Por qué le es tan difícil de creer y aceptar a las personas el aceptar una disculpa?
"No quise decir eso". Se apresuró a decir. "Quiero decir…después de las cosas que ha dicho, hecho e incluso pensado de ti y…". Rodé los ojos con disgusto.
"¿Me crees lo suficientemente estúpida como para no saberlo?". Le espeté molesta y él sonrió de lado.
"No. Pero te creo lo suficientemente enamorada como para perdonarlo con tanta facilidad"
Aquello me hizo apretar los dientes y sentir de repente ganas de echarme a reír por la manera en que Yaten Kou estaba manejando sus celos. Es una persona demasiado inteligente, incluso para mí. Sabe como hacerme perder la paciencia en un juego que yo misma inicié, pero que no estoy dispuesta a perder. Me conozco y sé que si no hubiera bajado hace unos momentos y hubiera hablado con su hermano, en estos momentos podría estarme planteando seriamente a Yaten como pareja. Pero creo que debo concederle toda la razón ahora y aceptar que sí, el estar enamorada de Seiya me ha afectado más de lo creí posible.
"¿Y aún así planeas seguir insistiendo conmigo?". Pregunté de manera directa.
Sus labios se curvaron con lentitud, mostrando una sonrisa torcida y demasiado sensual. No era la clase de sonrisa que esperaba después de hacerle la pregunta. Pero supongo que con él, no puedo asegurar nada más que sorpresas.
"Sí". Susurró y tuve que corresponderle su sonrisa.
Algo dentro de mí se agitó cuando lo vi ponerse de pie y acercarse a mí. Dejo caer sus manos en ambos brazos del sofá e inclinó su cabeza, dejándola muy cerca de la mía. Sus ojos jamás se despegaron de los míos, incluso creo que no parpadeo. Había tanto fuego en sus ojos que me fue imposible sonreír; me estaba intimidando y aquello no era bueno. Me estaba poniendo nerviosa y aquello era terrible. Pasé saliva cuando una de sus manos se acercó a mi rostro y acarició mi mejilla con suavidad, delineando mi mandíbula hasta el inicio de mi cuello. Sus manos eran suaves pero duras; y aunque nadie lo sabría jamás, debía reconocer que mi cuerpo estaba sintiendo escalofríos a cada caricia de sus manos por mi rostro.
Sentía su respiración más cerca de mí y algo sucedió cuando me di cuenta de lo que estaba a punto de pasar.
No sé que diablos fue esa sensación que sentí en el pecho, como si algo estuviera quemándome, pero retrocedí en el sofá y me alejé de Yaten, que me miró sorprendido por mi reacción. Su mano estaba en el aire, como si no acabara de comprender que había roto el momento, aunque yo tampoco lo comprendía. ¿Qué fue eso? Cerré los labios cuando mi respiración se relajo visiblemente y Yaten se dio la vuelta. Tomó el vaso y bebió el resto de su contenido, evitando decir algo o al menos mirarme a la cara. Me tapé la boca con ambas manos y cerré los ojos con fuerza, esperando que aquel momento pasara cuanto antes y pudiera sentirme tranquila de nuevo.
"Debo irme". Murmuró y se giró hacia mí, sonriéndome suavemente.
Me puse de pie y me aclaré la garganta antes de hablar. ¡Incluso mi voz estaba afectada! Soltó una risa amarga y negó con la cabeza antes de suspirar.
"Yo…"
"No digas nada". Me cortó antes de decir algo coherente y sonrió con sinceridad. "No planeaba acostarme contigo. Pensé que te lo había dejado claro desde que llegué". Fruncí las cejas, pero él me miró con diversión mezclada con burla. "No tenías porque asustarte"
¡¿Qué?!
"No estaba asustada". Aclaré de inmediato y con el ceño fruncido. ¿En que momento di esa impresión?
"¿Ah no? Entonces, ¿Cómo explicas que de repente te alejaras y me estuvieras mirando como si fuera un fantasma?". Cerré la boca de golpe ante sus palabras llenas de sabiduría, como si tuviera la razón y no hubiera pruebas para contradecirle. Si supiera que fue lo que realmente me sucedió, ya le habría borrado esa mueca del rostro.
"No lo sé". Musité desconcertada, pero muy segura y él sonrió. "Pero no fue miedo". Aclaré levantando un dedo y apuntándole en el pecho.
Soltó una ligera carcajada antes de comenzar a caminar hacia la puerta y dejarme ver su amplia espalda. Seguramente, debe estarse regodeando imaginando que realmente sentí miedo de su cercanía. Sentí nervios, es cierto, pero no miedo.
Me temo que es peor que eso.
"¿Te podré ver luego?". Preguntó deteniéndose en la puerta entreabierta y sonreí, olvidando lo que acababa de suceder.
"Supongo que sí. Aunque no te prometo nada". Frunció las cejas y metió sus manos al pantalón en un gesto despreocupado.
"Tendré que arreglármelas para encontrar mi oportunidad". Asentí con fervor y él suspiró antes de mirarme fijamente y sonreírme de lado con lentitud.
"¿Nada de miedo?". Preguntó intrigado y reí.
"Ni un poco". Contesté con demasiada seguridad y rió antes de acercarse y besarme suavemente en la mejilla. Aunque duró más de lo que debe durar un casto beso en la mejilla, pero merece algo después de lo que sucedió allá dentro.
"Buenas noches, Serena". Se despidió seductoramente y arqueé una ceja antes de sonreírle con coquetería.
"Buenas noches, Yaten". Una ultima mirada y se perdió en las escaleras del edificio. Supongo que tendrá que tendrá que irse olvidando de los elevadores.
Entré al departamento y suspiré mientras me acercaba a la mesita de la sala y tomaba los dos vasos de cristal. Los dejé en la barra de la cocina y sentí una ligera brisa golpear mi cuerpo. Supongo que por la calefacción, no me había dado cuenta de que estaban abiertas. Mejor dicho, de que Yaten las abrió. Y yo que pensé, que si había confiado plenamente en mí. Me acerqué al balcón y pude ver el auto de Yaten bajó de mí, el único en la calle.
Debe ser una broma.
No pude evitar comenzar a reír cuando entrecerré los ojos y comprobé que el auto que apenas y se veía en la esquina, era el de Seiya. ¿Realmente estaba tan celoso? Me dirigí rápidamente hacia la mesa donde estaba mi celular y me acerqué de nuevo al balcón, viendo que su auto seguía ahí. Yaten no tardó en aparecer debajo de mí y cuando levantó la mirada y me vio, me hizo una señal de despedida con su mano antes de entrar a su auto. Dios, cualquiera pensaría que era la despedida que una novia le da a su pareja. En cuanto su auto arrancó y se alejó un poco, marqué de inmediato el número de Seiya y no antes del segundo timbre, lo escuché contestar.
"¿Qué clase de acosador eres?". Le pregunté fingiendo enfado y no respondió por largos segundos.
"No sé de que hablas". Respondió con inocencia y suspiré cuando vi que su auto seguía parado y apenas y podía verse una sombra dentro de el.
"No te hagas. Te estoy viendo en la esquina de mi calle". La famosa sombra se movió y pude escuchar un susurro más parecido a una maldición y no pude evitar reír. "¿Qué te sucede Seiya? ¿Tanto quieres a tu hermano como para espiarlo en sus citas?". Pregunté con ganas de provocarlo.
"Solo me aseguraba de que ambos se fueran a dormir tranquilamente…y por separado". ¡Y funcionó!
"Oh". Murmuré dulcemente. "Y ahora que lo has comprobado, ¿Dejarás ese absurdo papel de espía y te irás a tu departamento?". Pregunté seriamente y lo escuché reír con diversión.
"Estoy en casa"
"Seiya…". Mi voz había sonado peligrosa y él suspiró después de reír.
"De acuerdo. Aunque…mi departamento me queda lejos. ¿Aceptarías darme asilo por esta noche?". Su voz sonaba tan irresistible que tuve que morderme el labio.
A pesar de que la idea sonaba muy tentadora, no iba a dejar que después se regodeara por que me fue imposible rechazarle. De hecho, seguimos en la misma situación que antes, solo que ahora sé que no le soy tan indiferente como imaginaba. Al menos ha dejado claro que le importo lo suficiente como para venir a pedir perdón, armarme una escena de celos y hacer de vigía hasta que su hermano se fuera.
"Te ves demasiado cómodo en tu auto". Espeté y él rió nuevamente. Hasta el humor le ha mejorado.
"Está bien. Ya me voy". El auto que estaba estacionado en la esquina de la calle de repente se encendió al mismo tiempo que por teléfono se escuchaba un ruido y pude ver como encendía las luces varias veces. "¿Lo ves?". No pude evitar reír.
"Presumo de mi perfecta vista". Acepté con arrogancia y suspiré. "Sin embargo, ¿Cuánto tiempo planeabas quedarte ahí si Yaten tardaba más…o se quedaba a pasar la noche?"
Juro que casi escuché el ruido de sus dientes rechinar. Parece que ya no puede disimular ni un poco al igual que yo no puedo borrar esta estúpida sonrisa de mi rostro. Debo verme patética.
"Un par de minutos más. Aunque también planeaba quebrar los vidrios de su auto y hacerle bajar, lo cual haría que se fuera a su departamento a dejar su auto en un lugar seguro de un posible robo"
Su plan era…inverosímil. Y sé que él también lo creía. Pero por alguna fuerza misteriosa y muy poderosa, una sonora carcajada escapó de mi boca antes de que pudiera evitarlo. Con mi mano libre intenté callar las risas, pero de solo imaginármelo rompiendo vidrios como un delincuente y al pobre de Yaten intentando averiguar que clase de retardado le había hecho eso a su auto, las risas venían a mí.
"De casualidad, ¿No has pensando unirte a la mafia?". Pregunté mientras respiraba varias veces para tranquilizarme y él hizo un sonido extraño, como si estuviese dudando algo.
"Ahora que lo dices…"
"¡Seiya!". Le llamé antes de que comenzara a dejar volar su mente con más extraños y sumamente estúpidos planes. "Es mejor que te vayas. Es tarde"
"Sí". Murmuró roncamente y pasé saliva. "Te veré mañana"
"¿Mañana?". Pregunté extrañada. No tengo intenciones de verlo mañana.
"Sí. Iremos a comer" ¿Qué? "Pasaré por ti alrededor de las 2, ¿De acuerdo?"
"S-Sí". Murmuré mecánicamente y él soltó una risa más ligera, más varonil.
"Entonces…te veré mañana. O mejor dicho, en unas horas". Corrigió con gracia, pero yo apenas y podía darme cuenta de lo que estaba sucediendo. "Descansa. Buenas noches". Se despidió.
"Buenas…noches". Me despedí quedamente.
Cerré el teléfono y di un par de pasos hacia atrás, cerrando el ventanal. Con los pasos más torpes que pude dar, caminé hasta mi recámara y me dejé caer boca abajo sobre varios cojines. El vestido se me había subido a la altura de los muslos, dejando al descubierto mis piernas, pero que diablos…aquello era lo que menos importancia tenía. Mis manos abrazaron fuertemente uno de los cojines y suspiré profundamente antes de presionarlo contra mi rostro.
Y grité.
Grité de alegría y nerviosismo.
Grité porque en unas horas, tendría una cita con Seiya.
Y sobre todo, grité porque acababa de darme cuenta que era aquel ardor que había sentido antes de que Yaten me besara.
Remordimiento.
Por alguna razón, aquello solo me hizo sentir triste por solo unos segundos antes de gritar de nuevo al recordar que después de todo lo sucedido, aún tenía una oportunidad de ser feliz.
Y no pensaba desperdiciarla.
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Vicky Kou POV
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¡Oh My Gosh!
Hace tanto tiempo que no las saludaba. ¡Y no tienen una idea de lo feliz que estoy de hacerlo ahora! Han pasado cinco largos meses desde la última vez que esta historia fue actualizada y créame, quise morirme con cada review, PM y mail que me llegaba, pidiéndome por favor que subiera otro capítulo. Obviamente, perdono a aquella cabezona que se atrevió a mandarme amenazas de muerte u.u
Tengo tantas cosas que contarles, que no sé con que comenzar…
Primer comentario: En lo que respecta a Haruka, ya vimos que ya ha tomado una decisión, pero no planeó despedirlo con tanta facilidad, me enganché de él y hasta cariño le agarre. Con Taiki…¡Por fin! Soñaba con romper ese matrimonio desde que empezó la historia Jaja. ¿Qué clase de infeliz soy? De la mejor…de la mejor. A mi me ha encantado su POV y me he quedado con ganas de seguir escribiendo sobre ellos. Darien, Darien, Darien. Me encantaría pasarlo por alto, pero luego recibo demandas. Con él no puedo acelerar el proceso por más que quiera y aunque ahora ha aparecido Rei, ella solo acelerará ese momento que nos hará ver a un hombre enamorado ¿?Pff. Y Yatencito Kou al ataque. Muchas lo querían con Mina y que se diera cuenta de que ellos bla bla bla. ¡No puedo hacerlo chicas! Aunque a mí también me parece una pareja explosiva y pasional, aquí no puedo hacerlo. Pero como hemos visto, Yatencito ya no quiere juegos y va con todo y por todo.Y bueno, ya hemos visto que la mayoría de los personajes ya han tomado decisiones respecto a lo que a su futuro respecta, pero bueno…no quiero echarles al río sus esperanzas de que Seiya y Serena ya vayan a ser felices por siempre y para siempre. Me conocen. Saben que soy amante del suspenso y el drama. Pero también de Seiya, así que esperen todavía sorpresas con la historia, que aún no acabamos, pero lo que sí les aseguro, es que habrá momentos de emoción en su cita :D Ookk..¿Más largo el párrafo? -.-
La segunda noticia no tiene nada que ver con esta historia, si no con las otras que tengo colgadas. ¡Sí las actualizaré y no las dejaré ahí tiradas y abandonadas! De hecho, planeo hacerlo en estos días.
La tercera es que…¡Me he salido de la Universidad! ¡EPA! Que antes de que me lancen algo punzocortante, debo decir que me he salido porque me he inscrito en la carrera que por años esperé: Criminología. Se preguntarán: ¿Y a mí que coño me importa lo que haga esta tipa? Y tienen razón…pero como mi inicio de clases es hasta el 1 de Septiembre, quiero que sepan que haré todo lo posible por subir antes de esa fecha capitulo de esta historia y actualizar las otras dos. Eh…A que ya deben encontrarle el lado positivo a esta noticia, ¿Verdad?
La cuarta es algo personal y sentimental: Para agradecer a todas aquellas que se acordaron de mí cumple y me mandaron cariñosamente tarjetas, reviews y mails felicitándome. Muchísimas gracias. A cada una le he agradecido y a la que no, aquí mismo lo hago. ¡Gracias!
Eso es todo de mi parte, antes de agradecer los reviews. Quiero que en verdad comprendan que esta vez no pude contestarles como la vez pasada, pero la próxima lo haré encantada. De hecho, hasta me tomaré mi tiempo :D Pero hoy, finalizando el capítulo y las Notas de Autor a las 3:05 a.m de este lunes, me siento a morir. ¡Necesito descansar!
Sarita Li, Ms.Kou, Sylvanitaaa, Tu Primita :D, Nishachan, Juliet Kou, Tenesedra, MoonStar, Claus, Lucyana Kou, Sol.Kaory, Minako.Yaten, Isa1181, Lesval, Ashamed Kawaii, Indo Kou, Susy, A-grench, Arce, Miki1920, NancYaga, SakSha, Karen de Kou, Gi, xMaria3x, PrincessTsukino Kou, Serenity Kou, Tsuki Ai Kou, Resuri, OoOKimberlyOoO, ChibiRoxxy13, Rurokine-chan, Satinne, Caroone, Jenny Anderson, Carrie10, Syrio Kou, Emi Black Poe, ahjskslfdn, Ydiel, Karenina Hansen, Pss, Clara Kou, Loyda Astrid, Sailor Angel Moon, Katie, Serena Ryuuzaki, Kira Moon Xkarlata, Serena y Seiya Kou, Kimi o Ai Shiteru, Nanamy Kou, Jesi Potter Granger, AnnyFanSailorMoon
Gracias a todas ustedes, es que hemos alcanzado tantos reviews y no saben lo feliz y emocionante que es ver hasta que nivel se puede llegar si uno se esfuerza. También noté que hay muchas nuevas lectoras en la historia y aquello no hizo más que incrementar mi felicidad, pues veo que le están dando la oportunidad que tanto ansiaba. Me han hecho reír, llorar y emocionarme en cada uno de sus comentarios y…No hay palabras para agradecer el apoyo. Más, si es una cabezona incompetente como yo a la que se le brinda ese apoyo.
¡G-R-A-C-I-A-S!
Ahora sí, es tiempo de irme a la camita…a la camita n.n Estúpido Topo Gigo…-.- Espero leerlas pronto y si es que has llegado hasta aquí, ¡Wow! Mis felicitaciones, que yo ya hubiera caído rendida :P
Vicky Kou de Malfoy
P.D: ¿Hay alguien aparte de mí, que siente que nunca leerá una Nota de Autor corta, en esta historia?
P.D2: No tengo vergüenza…
P.D3: ¡El señor GO, que está bajo estas letras…esta ansioso porque le des click y me dejes comentario!