Hola, para los que no me conozcáis soy Megumi014, y para el que sí me conozca y esté leyendo esto por favor, no comencéis a pensar maneras de matarme… Sé que debería actualizar los otros fics, pero este ya lo tenía medio empezado y…
En fin, este es mi primer fic de Tsubasa y, muy a mí pesar, no me pertenece a mí, sino a las CLAMP. Está ambientado en el país de Yama, tratado de una manera algo realista con toques de humor y yaoi n.n ¡Espero que os guste!
Advertencias: Yaoi, KuroFai, descripciones de batallas y puede que más adelante aumente a R-17.
o.
¿Qué harías si perdieras tu voz?
Capítulo 1
o.
Desde la distancia llegaban los sonidos de la batalla. Relinchos de caballos; espadas afiladas que danzaban unas con otras; gritos de dolor, de desesperación; el sonido hueco del cuerno del general; los tambores de guerra que resonaban al frenético ritmo de cuantos muertos caían, bañados por la luz de la gran luna roja que se alzaba ante ellos.
Poco a poco, las llamas anaranjadas y rojizas que bailaban entre las sombras del bosque fueron menguando, y la noche recuperaba el silencio que tanto añoraba. Las nubes negras que se distinguían entre el cielo estrellado auguraban un sombrío amanecer.
Los rubíes de Kurogane se estrecharon y brillaron a la luz de las débiles llamas que aún quedaban, sus músculos se tensaron más de lo que ya estaban, y todos sus sentidos se avivaron a medida que los ruidos disminuían. Acababan de llegar a este mundo y lo primero que veían era un panorama de violencia, muerte y sufrimiento. No es que se sintiera acobardado ni mucho menos: si de algo podía enorgullecerse Kurogane era de ser el mejor ninja de todo Japón, y como ya se sabe, los ninjas no tienen miedo. Pero algo le inquietaba.
Kurogane se permitió desviar la mirada hacia su compañero. El mago estaba de pie, alerta, y por primera vez no sonreía tontamente como de costumbre. Comprendía la seriedad de la situación: sin Mokona no podían hablar entre ellos. Y caer en un mundo en guerra no es precisamente tranquilizador. ¿Qué iban a hacer si no encontraban al muchacho y a la princesa?
Ambos adultos se miraron tensamente.
-"¿Menuda situación, eh Kuro-pii?"- dijo Fay volviendo a sonreír para amenizar el ambiente.
Como era de esperar, Kurogane frunció el ceño sin entender nada de lo que había dicho aparte de "Kuro-pii", así que separó los labios para darle una mordaz contestación cuando de pronto escuchó los cascos de unos cuantos caballos que se acercaban hacia ellos.
Obviamente, por mucho que los guerreros estuvieran concentrados en la batalla, resultaría muy difícil ignorar una gran esfera brillante que de la nada aparece en el cielo, se abre y expulsa de su interior a dos personas con extraños ropajes.
La silueta de los jinetes que se acercaban con valor hacia ellos se difuminaba a causa del humo que todavía quedaba en el ambiente, y la luz rojiza de la luna realzaba las manchas de sangre que cubrían sus escasas armaduras, dándoles un aspecto escalofriante.
Finalmente, los caballos se detuvieron en círculo alrededor del ninja y del mago. Kurogane adoptó una postura desafiante, cruzado de brazos y con la cabeza alta, mientras que Fay se relajó abrochando las manos por detrás de su cabeza sonriendo con naturalidad.
El guerrero que parecía llevar el mando salió del círculo y se dirigió a los dos forasteros:
-"Identificaos"
Fay soltó una risa vaga sin comprender nada, pero Kurogane parpadeó sorprendido por haber entendido al hombre. De no ser por las extrañas armaduras que llevaban (parecían ser de cáñamo) Kurogane habría pensado que estaba de nuevo en Japón.
-"Somos guerreros"- dijo Kurogane lentamente, esperando que todo su vocabulario se correspondiera con el de aquel mundo.
Fay miró con sorpresa a su compañero y se percató de la similitud en el acento que compartían él y su interlocutor.
El jinete alzó una ceja desconfiadamente y preguntó:
-"¿Guerreros¿En que bando estáis?"
Kurogane suspiró al ver que podían entenderse sin problemas.
-"No pertenecemos a ningún ejército, somos errantes"- dijo mientras pensaba en alguna manera de sacar información sin parecer más sospechosos de lo que ya eran.
-"¿Qué quieres decir con eso?"- preguntó el guerrero todavía más irritado- "¡Aquí todos forman parte del reino del gran Yasha o son espías del maldito rey Ashura!"
Kurogane gruñó frustrado. No le gustaba tener que explicar las cosas una y otra vez. Eso se le daba mejor al rubio que tenía a su lado. Kurogane encorvó la cabeza para echarle un vistazo rápido a Fay y, como pudo comprobar por su sonrisa bobalicona, el rubio no entendía ni una sola palabra.
-"Ya te lo he dicho"- respondió el ninja bruscamente- "somos errantes, venimos de lejos, no somos de por aquí."
El jinete fue a replicar cuando reparó por primera vez en el sonriente hombre de cabellos dorados, cubierto con un gran abrigo blanco y mullido, y abrió los ojos asombrado.
-"¡Es hermoso!"
Kurogane parpadeó confundido ante el brusco cambio de tema, y se llegó a preguntar si la palabra "hermoso" significaba algo diferente en aquel mundo. Siguió la maravillada mirada del guerrero hacia su objetivo y se encontró con… ¿Fay? El ninja alargó la cabeza por encima del mago para ver si había algo detrás de él, pero no había absolutamente nada aparte de los jinetes armados que cerraban el círculo.
El guerrero bajó de su montura y se acercó a Fay con rapidez. El mago seguía sonriendo con normalidad, aunque Kurogane pudo ver en sus ojos mucha cautela. No entendía nada de lo que decían, pero estaba claro que había llamado la atención del jefe.
-"¡Mirad!"- dijo dirigiéndose a sus compañeros, que observaban con curiosidad- "¡Tiene los cabellos de oro! Y que piel más pálida... ¡Y ojos turquesa!"
Kurogane frunció el ceño ante la incomodidad de Fay, que de pronto era el centro de atención de un grupo de guerreros ensangrentados. ¿Es que nunca habían visto a nadie rubio¿Ojos turquesa¿Qué clase de mundo era aquél?
Kurogane tosió con cierta molestia para recuperar la atención del nuevo admirador de Fay.
-"¿Eh¡Ah! Perdonad mi descortesía"- comenzó ahora con mucha más educación- "Es obvio que venís desde muy lejos, porque nunca había visto a nadie con los cabellos dorados."
-"Rubio."
-"¿Qué?"
-"Es rubio"- dijo Kurogane con molestia- "no es algo tan extraño."
-"Vaya, pues nunca había visto a nadie... ¿rubio?"
De pronto, recordando que no estaba actuando como un digno general de sus tropas ante unos desconocidos, carraspeó y se dirigió a ellos con algo más de seriedad:
-"Bien, vengáis de donde vengáis, es mi deber explicaros que este es un país en guerra. Nuestro líder es el valeroso rey Yasha, y nuestro enemigo es todo aquél relacionado con el rey Ashura."- hizo una pausa para ver la reacción de ambos extranjeros, y comprobó como los ojos de Fay se estrechaban temerosos al oír la palabra Ashura- "Ya veo que no sois muy afines al rey Ashura, eso es bueno."
Kurogane miró también de reojo a su compañero, pero Fay ya había cerrado los ojos y sonreía como siempre.
-"Creo que es vuestro turno para identificaros."- dijo tranquilamente el jefe de aquel grupo de jinetes.
-"Yo soy Kurogane y ese es...bien..."- Kurogane gruño frustrado- "Fay."
Fay no entendía de qué hablaban, pero abrió los ojos sorprendido cuando su nombre salió por primera vez de los labios del ninja.
Kurogane evitó cruzar su mirada con la del mago mientras se controlaba para no ruborizarse.
-"Vaya, tenéis unos nombres bien extraños"- comentó el hombre mientras notaba la incomodidad de Kurogane y la mirada sorprendida de Fay.-"¿Habéis dicho que sois guerreros? Tú, el de negro, si que lo pareces, pero él..."
Miró a Fay con curiosidad y algo de adoración, esperando que ésta vez contestara el mago a su pregunta.
-"Eh..."- comenzó Kurogane sin estar muy convencido- "No te esfuerces, no entiende lo que decimos."
-"¿Cómo?"
-"No habla nuestro idioma."
El hombre miraba cada vez más sorprendido a Fay, que cambiaba de puesto algo incómodo aunque siempre sonriendo. Los otros jinetes comenzaron a hablar entre ellos creando un murmullo general.
-"Vaaaya..."- dijo el jinete abriendo los ojos sorprendido y después mirando a Kurogane con picardía- "comienzo a entender que tipo de 'guerrero' es Fay-san..."
El eludido levantó la mirada sin comprender porqué aquel hombre decía su nombre mientras miraba a Kurogane.
-"¿Qué quieres decir?"- preguntó Kurogane apretando los dientes aunque ya sabía a lo que el hombre se refería.
-"Vamos, vamos"- respondió el jinete comprensivamente- "No te preocupes. Aquí todos somos hombres de honor. No tienes que preocuparte por la seguridad de Fay-san. Nadie le pondrá un dedo encima. Y si algo así sucediera…"- el guerrero repasó a sus hombres con una mirada amenazante- "…me encargaría yo mismo de cortarle dichos dedos y hacérselos tragar."
Todos guardaron silencio.
-"Fay no es mi… amante"- dijo Kurogane mirando de reojo a Fay con cautela, para asegurarse que seguía sin entender nada de lo que estaban diciendo- "Ya te he dicho que es un guerrero, como yo."
-"Bien, bien"- dijo el jinete sin hacerle demasiado caso- "De todas formas, estamos agotados por batalla de hoy y nos gustaría dirigirnos al campamento. Es nuestro deber llevaros ante el gran Yasha. Lo sentimos pero no podemos dejaros por aquí sueltos sin nuevas órdenes. Os pido entonces que me acompañéis pacíficamente."
-"Es natural que actuéis así, sino pensaría que sois unos indulgentes"-dijo Kurogane mientras sonreía fanfarronamente, pensando que aquella era la mejor manera de obtener información- "Os acompañaremos."
Continuará…
o.
Bueno, hasta aquí el primer capítulo. Solo decir que he mantenido los honoríficos japoneses pese a que la lengua que hablan en Yama no es "japonés".
BaiBai!