Disclaimer:
The Legend of Zelda Twilight Princess, Link, Zelda Ilia, y todos los lugares son Propiedad de Nintendo Co. Ltd.
Green green, Bacchi-guu y todos los lugares, personajes mencionados de esta serie, son propiedad de GROOVER,Studio Matriz y Pony Canyon Enterprises.
Ireth, Tarí, Idril, Enelya y todos los personajes originales son propiedad mía. Al igual que este fic.
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Bienvenidos a mi segundo Fic. En esta ocasión Cambié Raccoon City por Hyrule. El centro de Formación por el castillo Hyrule. James Marcus, por Bacchi-guu y Sara (Lenore Marcus) Por la princesa Zelda.
Esta vez decidí hacer un crossover: Green Green y The Legend of Zelda. ¿Por qué decidí juntar estas dos historias tan diferentes y hacer una historia cómico- romántica entre estos dos personajes?
Bueno, tengo dos razones principales. Una razón es por lo Original que resulta ver a Zelda y a alguien como Bacchi-guu. Por lo general los fics se centran mucho en Zelda y Link o Link y cualquier otro personaje femenino de la misma saga, o simplemente poner a Zelda o a link con el/la más carita (Entiéndase carita como Guapo/a) o una Mary Sue, o lo que es peor, una historia Yaoi (Sorry, chicas amantes del Yaoi, no lo tomen personal, simple y sencillamente no me gusta este género).
Muchas anécdotas están basadas en hechos reales (Aunque modificadas para concordar con el lugar, tiempo y los personajes) Esta historia es más ligera, (Aunque tiene su toque de seriedad) ¿Qué fue lo que me inspiró? ¿Qué me llevó a juntar a dos series tan distintas entre sí? ¿A la hermosa Princesa Zelda con un gordo pervertido como Bacchi-guu? Eso lo explicaré al terminar el capítulo final de este fic.
Una recomendación Final: Si les gusta, recomiéndensela a sus amigos. Si no, recomiéndensela a sus enemigos.
Y un favor: Dejen su review, si pueden, dejen uno de cada capítulo, para ver su opinión sobre cada capítulo..
Gracias.
Lenore Marcus. (A.K.A. Gabriela Marcus)
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The Legend of Zelda:
A Pervert to the past
Capítulo 0
(Prólogo)
Tiempos de Paz
Abril 5.
Castillo Hyrule.
Tres meses han pasado desde la destrucción del espejo de Twilight. Link regresó a Ordon con sus seres queridos, a su vida de siempre. La vida de toda la gente de Hyrule y sus alrededores regresaba a la normalidad.
Hyrule al fin se encontraba en tiempos de paz.
Un gran movimiento se suscitó esa mañana en el castillo de Hyrule, al parecer esperaban la llegada de alguien. La princesa Zelda aguardaba en el jardín principal del castillo.
Una enorme caravana llegó al castillo de Hyrule esa mañana. Varias carretas y guardias a caballo escoltaban la carroza real de la cual bajó una joven Hylian de cabello corto oscuro, de un tono púrpura; sus ojos color rubí recorrían el lugar hasta que se detuvieron en Zelda. La princesa se acercó a ella con sus ojos azules llenos de lágrimas de emoción.
-Idril… -murmuró emocionada.
La muchacha miró a Zelda y la abrazó efusivamente.
Idril Celebrindal era amiga de Zelda desde la infancia. Desde muy joven mostró un gran talento para la magia. Sus padres eran arqueólogos quienes habían ido a hacer unas excavaciones cerca del desierto Gerudo.
El hechicero principal de la corte, vió el talento en la niña, y decidió tenerla a su cuidado con el fín de que ella fuera su sucesora. Cuando este falleció, Idril se convirtió en la maga principal de la corte, y desde algún tiempo, consejera personal de Zelda, razón por la cual, Idril vivía en el castillo.
-Zelda… no tienes idea de cuanto te extrañamos –dijo Idril- Pensé que no volveríamos a este hermoso lugar, y que no volveríamos a verte. Estuvimos tan preocupadas.
Zelda miró hacia la carroza.
-¿Ireth sabe lo de mi padre? –preguntó Zelda preocupada.
-Sí… se lo dije en cuanto enviaste esa carta. –respondió la chica.
-¿Cómo lo tomó? –inquirió Zelda.
-Pues lloró mucho por varios días –replicó Idril mirando la carroza- es lógico, era su padre, pero ya está más tranquila. Mucho más tranquila. ¡Pobre! No es nada agradable enterarte de que tu padre fue asesinado durante una invasión mientras tú estás lejos de tu hogar… y vivir con el temor de que tu hermana mayor, tu única familia está en grave peligro.
-Lo sé…–murmuró Zelda- Pero no hay de qué preocuparse… -repuso con una sonrisa- Todo ha terminado… Ahora estamos en tiempos de Paz.
Zelda se acercó a la carroza y se asomó. Vió a su pequeña hermana dormida, una hermosa niña de 12 años de edad con una dulce sonrisa, que se convertía en una expresión traviesa cuando la ocasión lo ameritaba. De largo cabello color rubio, un poco mas oscuro y cenizo que el de su hermana mayor, y grandes ojos color aguamarina. Junto a ella se encontraba una hermosa joven de largo cabello negro muy lacio, y hermosos ojos color azul oscuro. La joven sonrió.
-Princesa, me da mucho gusto que todo esté bien –dijo la joven de cabello negro- La princesa Ireth ansiaba verla. Al igual que todos nosotros.
Zelda sonrió.
-No te preocupes, Tarí –dijo Zelda- Todo está bien.
-¿Tiene idea de todo lo que tendremos qué hacer? –Comentó Tarí- Ahora a usted le toca cuidar de este hermoso reino y gobernarlo lo mejor posible, como su padre había estado haciendo durante todos estos años.
-Estoy conciente de ello… -dijo Zelda mientras acariciaba la frente de su hermana.
La niña abrió sus ojos amodorrada y al ver a su hermana mayor se abalanzó sobre ella efusivamente.
-¡Hermana! –Dijo la niña entre lágrimas de emoción- ¡Te extrañé! Pensé que no volvería a verte, Zelda… ¡No vuelvas a separarme de ti! ¡No me importa si hay problemas en Hyrule yo me quiero quedar a tu lado!
Zelda sonrió.
-No te preocupes, afortunadamente no pasó a mayores –dijo Zelda mientras ayudaba a su hermana del carro con la ayuda de Tarí.
Ireth miró a su alrededor.
-Pues… muy destruido no se ve… -comentó la pequeña.
-De hecho no –agregó Idril-. Me esperaba algo peor.
-En realidad todo se resolvió antes de que pasara a mayores –decía Zelda mientras las recién llegadas entraban al castillo-. De hecho, el castillo no sufrió muchos destrozos, como pueden ver. Aunque lo que se destruyó fueron lugares clave. Las escaleras para ser exactos, también la sala del trono tiene algunos destrozos, pero afortunadamente ya ha sido reconstruida. Junto con las escaleras inferiores del ala oeste. Las escaleras que están en el tercer piso están a punto de ser finalizadas.
Las muchachas entraron al castillo junto con su séquito.
Después de desalojar las carretas, guardar los caballos en su establo, la obligada bienvenida de la corte, y un breve descanso del viaje, Zelda, Ireth, Idril y Tarí se dispusieron a comer.
Tarí e Ireth comentaban las anécdotas del viaje y las peripecias que pasaron fuera de Hyrule. Idril le habló a Zelda de todo lo que estudió en aquellas tierras lejanas. Zelda las escuchaba con atención. Ireth seguía sorprendida de que todo hubiera terminado tan pronto, y eso, que su hermana se encontraba sola.
-¿Y cómo pudiste resolver todo tu sola? –inquirió Ireth.
-Yo no lo hice sola –dijo Zelda con una sonrisa-. De hecho yo no tuve posibilidad de hacer mucho. Quienes ayudaron a salvar a Hyrule, fueron Midna, la verdadera acreedora del trono de Twilight y… un valeroso joven…
La niña notó una expresión de melancolía muy típica de las personas enamoradas en los ojos de su hermana.
-¡Andale! –Exclamó la pequeña- ¡Zelda tiene un novio!
-¡No! –Exclamó Zelda sonrojada- ¡El no es mi novio!
-¡Eeeeehh! ¡Pillina! –decía Idril picándole las costillas a la princesa con una sonrisa burlona.
Zelda miró hacia la ventana con tristeza.
-No… -dijo Zelda mirando tristemente el paisaje que se extendía- Link ya tiene a alguien mas…
-¿Así que se llama Link? –dijo Tarí- Pusiste una cara al mencionarlo… el tipo te gusta, ¿verdad?
Zelda no dijo nada, su rostro lo dijo todo.
-¿Y quien es la dueña del corazón del Héroe? –inquirió Ireth con un brillo de curiosidad en sus ojos verde mar.
-Una joven de su villa. –Respondió Zelda.- sé que se llama Ilia.
-¿De dónde es el tipo? –cuestionó Tarí acomodándose su negro cabello.
-De la villa Ordon, en la provincia Ordona –respondió la princesa
-Bueno, eso se arregla fácil –dijo Ireth en tono despreocupado mientras daba un trago a su bebida-
-¿Cómo? –dijo Zelda.
-Mátala –respondió Ireth en tono resuelto- Después de todo, eres la princesa heredera, tu gobiernas Hyrule ahora, así que puedes hacer lo que quieras. Matas a la tipa esa y obligas al tal Link a que se case contigo.
Zelda miró horrorizada a su hermana menor.
-¡Yo no voy a hacer eso! –exclamó.
-¿Por qué no? –Replicó la niña- Tu eres muy hermosa, sería un tonto si te despreciara. Además esa tal Ilia no es más que una vil pueblerina, nadie la extrañaría.
-El sí la extrañaría –contestó Zelda-. Además, ¿De qué me sirve obligarlo a casarse conmigo, si el de todos modos no va a amarme? No puedo forzarlo, Link tiene sus propios sentimientos.
-Pero le convendría –respondió Ireth.
-¡Ese no es el punto! –Exclamó Zelda- Si voy a tener un novio y/o casarme que sea por que me quiere a mí, no a mi reino, y si me va a querer, que sea por que yo realmente le gusto, no por ser la princesa de Hyrule.
-Pues allá tu –dijo la pequeña-.Me voy a bañar.
-Ireth… -dijo Zelda molesta.
Ireth se volvió hacia ella y sonrió con ternura.
-Lo sé, sólo te ponía a prueba –dijo.
La niña salió del comedor dejando a su hermana con sus dos amigas.
-Yo le habría hecho caso… -dijo Tarí.
Tarí Faelivrin recién había llegado a trabajar con la familia real Hyrule dos años antes de la invasión de Zant. Empezó como dama de compañía, por lo que llevaban buena amistad, al ver su habilidad con la organización de eventos, Zelda pudo ayudarla a conseguir un puesto en el cual se encargaría de la planeación de eventos. Tarí solía hablarle de "tu" a Zelda cuando se encontraban a solas.
-Yo creo… -dijo Idril en tono resuelto- que deberías relajarte… Estamos en tiempos de Paz.
-Tienes razón –dijo Zelda-. Estamos en tiempos de paz… Por fín.
Esa noche, Zelda se encontraba en su recámara. La joven princesa se encontraba en el balcón cepillando su largo cabello rubio, mientras sus ojos azules miraban en dirección al sur, hacia donde se encontraba la villa Ordon. La suave brisa nocturna acariciaba su rostro y hacía bailar su cabello de manera que parecía tener vida propia.
-Link… -murmuró- Si tan solo voltearas a mirarme…
En ese momento alguien tocó la puerta.
-Adelante –dijo Zelda.
Ireth entró a la recámara usando su ropa de dormir.
-Hermana… -dijo la niña- ¿Puedo dormir contigo esta noche?
Zelda sonrió.
-¡Claro! –Respondió- ¡Como cuando éramos más pequeñas!
Ireth miró a su hermana mayor; tenía esa mirada melancólica en sus ojos azules.
-¿Qué ocurre, Zelda? –Inquirió la princesita- Te noto algo triste…
Zelda no dijo nada y siguió mirando en dirección a Ordon.
-Es por ese tal Link… ¿Verdad? –observó Ireth.
Zelda miró a su hermana. El rostro le temblaba y sus ojos comenzaban a cristalizarse. Ireth miró a su hermana con ternura y acarició su rostro. La pequeña princesa sentía un gran cariño por su hermana; siempre vió en ella a un modelo a seguir. La admiraba, y ahora que su padre estaba muerto, solo se tenían la una a la otra como familia. Le conmovía sobremanera el que Zelda decidiera quedarse a defender sola su reino. Que prefiriera mandarla lejos a ella y a Idril junto con Tarí sólo por protegerlas quedándose ella sola al frente.
-Eres una mujer excepcional… hermana -Pensó Ireth- Y se necesita ser demasiado estúpido para no darse cuenta.
Ireth abrazó a Zelda, y ésta estalló en llanto.