Nota de la autora: 02 de marzo de 2007.
¡Hola cómo estáis!. Espero que bien. Gracias por los reviews dejados en "Tú no eres fea", "Oesed" y en los de mis restantes historias ya publicadas. Estoy deseandito que lleguen las vacas de Semana Santa, sobre todo porque tendré la visita de una gran amiga mía. ¡Jó qué bien nos lo vamos a pasar! Yuuh.
Aquí os traigo mi nueva creación. Es una serie que mayormente pretende ser una historia cómica pero como es habitual en mí tendrá un poco de todo.
La serie surgió porque hace ya como tres años, en la página "El portal de Ranma y Akane", donde empecé a escribir por primera vez fics, creé una historia llamada "Baby Ranma" que en su día tuvo bastante éxito. Si queréis visitar la página y leer el fic (aunque mi estilo de escritura ha cambiado mucho desde entonces) entrad en mi perfil de fanfiction y veréis el link.
Pensé que hacer algo parecido con los personajes de Harry Potter podría ser interesante además de divertido. Por otro lado, he sido niñera antes que maestra y puedo deciros que conozco perfectamente cómo funcionan esas pequeñas mentecillas que a los niños les lleva a hacer cosas por las que un adulto puede morirse de risa o enfadarse hasta ponerse rojo. Jurjurjur. Claro que yo siempre soy peor que ellos. Aún recuerdo cuando me decía la madre de Ramón, Carlota y Braulio… "Yo no sé a quién reñir más, si a mis hijos o a ti". Pa que luego me venga Peter Pan con su "no quiero crecer"…Sí sí… yo le gano seguro. ;-)
Espero que os guste esta nueva historia. He vuelto a cambiar el estilo narrativo, pues mayormente en mis otras historias suelo centrarlo casi todo en Hermione. Ahora no seré yo o Hermione quien os relate lo que ocurre sino que será otro persona quien desde su punto de vista os lo contará todo. Ya me diréis qué os parece. Un beso fuerte. RAkAoMi.
Simbología:
- Con guión y letra normal, diálogo de los personajes.
- Con cursiva y comillas, pensamientos internos.
"Chiquitín."
"Cap. 1. La poción encogedora."
Todo empezó esta mañana, cuando, estando en clase de pociones, el caldero de Neville empezó a escupir poción encogedora por todas partes.
Todos los presentes se escondieron bajo las mesas para evitar los proyectiles, todos menos yo, que había llegado tarde a clase y cuando vi aquel lío, no pude evitar quedarme con la boca abierta, por lo que algo de poción entró en mi garganta. Tampoco pude evitar tragármela, fue más bien un acto reflejo, y de repente noté cómo se me encogía el cuerpo tanto como para aparentar tres años.
No podía caminar pues las ropas me estaban enormes, entonces escuché la voz del profesor Snape gritándome "¡Potter, es usted un idiota integral!. Bueno, supongo que di esa impresión pero tampoco es que planease lo que me ocurrió.
Antes de intentar decir algo, tanto Ron como Hermione se acercaron a mí preguntándome si me encontraba bien.
Supongo que no pude evitar mirarme más que alucinado cuando contemplé mi nuevo tamaño. Snape dejó salir su tan ya conocida risa sarcástica.
Quiso hacerme beber una poción pero yo me largué de la clase tan rápido como pude, sin poder evitar tropezar una y otra vez con mis ropas. Al final terminé agarrándolas y subiéndolas lo suficiente para poder mover los pies con facilidad.
Cuando llegué a la Sala Común de Gryffindor me senté en el sofá, con algo de esfuerzo claro, porque las ropas aún me estorbaban el movimiento.
No pasó mucho tiempo hasta que vi a mi mejor amiga acercarse con paso acelerado al lugar donde me encontraba. Ella tomó asiento a mi lado.
Después de carraspear un poco, me dijo…
- Cuánto lo siento, Harry. Aunque si no hubieras entrado tarde esto no te habría ocurrido.
Todo lo que pude decir fue…
- ¿Eh?
- Digo, que si hubieses llegado a tu hora no habrías terminado así.
No sé cuántas veces parpadeé mientras la miraba con incredulidad. O sea, yo convertido en un enano y ella encima… ¡diciéndome que había sido culpa mía!.
Tener amigos para esto…
- De todos modos tampoco debiste marcharte, creo que Snape iba a administrarte la poción que te devolvería tu tamaño real. ¿Por qué no volvemos a clase y le pides que te la de?
Volví a parpadear sin decir palabra y creo que eso, empezó a preocupar a Hermione. Ella se acercó más a mi cara, como intentando examinar mi expresión. Yo tragué saliva sin poderlo evitar. Era la primera vez en toda mi vida que fui consciente de lo bonitos que eran los ojos de mi mejor amiga.
- Voy a hacerte unas preguntas y quiero que las respondas todas. ¿De acuerdo?
Asentí con la cabeza y ella no esperó más para cumplir con lo que me había dicho.
- ¿Cómo te llamas?
- Hady.- "Un momento…¿Por qué no puedo decir la r doble?"
- ¿Sabes quién soy?- Preguntó ella señalándose con el dedo índice.
- Hedmione.
Entonces entró Ron, y ella le señaló.
- ¿Y él, sabes quién es?
- Don.
- Si nos recuerda es buena señal.- Dijo mi amigo pelirrojo tomando asiento al lado de Hermione.- Supongo que podría haber sido peor.
- ¿Peor que esto?.- Dijo ella señalándome.- No sé de qué manera podría empeorar. Para mí, ya es nefasto que se haya convertido en un niño pequeño. Imagínate lo que podría hacerle Malfoy si alguna vez le viera solo por ahí.
- Entonces lo tenemos facilísimo, si estamos siempre con él Draco no podrá hacerle daño.
- De todas maneras quiero saber hasta qué punto es pequeño. Antes de llegar tú estaba preguntándole algunas cosas.
- Por mí puedes seguir con el interrogatorio.
- De acuerdo. Harry…
- ¿Sí?- pregunté mirándola directamente.
- ¿Cómo te sientes?
- Bien.- Dije sinceramente, aunque oculté el hecho de que también me sentía bastante shoqueado por todo el asunto de mi nuevo cuerpo.
- ¿Quieres jugar al Quidditch?.- Preguntó Ron y no tardé en decirle con una sonrisa enorme…
- ¡Sí!
- Para mí que está estupendo. Es el de siempre.
"Sí bueno"- pensé- "Con la única diferencia que ahora veo las cosas cuatro veces más grandes de lo que considero normal. Me parece que hasta el simple hecho de ir al servicio me va a costar la misma vida. Me veo diciéndole a Ron que me ayude a sentarme en el váter."
- No lo dirás en serio.
Escuché que dijo la voz de Hermione.
- No pretenderás que juegue al Quidditch cuando hasta su propia escoba le quedará enorme.
- Podemos encogerla con algún hechizo.
Yo iba a contestar que estaba de acuerdo pero la voz de mi mejor amiga volvió a escucharse con seriedad.
- ¿Es que has perdido el juicio?. El Quidditch es un deporte peligroso. ¡Y él sólo es un niño!
Volvió a señalarme y yo empecé a sentirme más pequeño de lo que tenía el cuerpo ahora.
- Incluso los niños de su edad pueden practicar deporte si lo hacen con cuidado y son supervisados por un adulto.
- Ronald Bilius Weasley…
Le vi tragar saliva cuando ella pronunció su nombre al completo.
- No permitiré que pongas a Harry en un peligro semejante. Yo creo que lo mejor que puede hacer, es no volar mientras no haya recuperado su verdadero tamaño.
- Pero Hermione…- dijo Ron.- No puedes quitarle lo que más le gusta…
- Sí, si considero que es por su propio bien y seguridad vital.
- Es que si haces eso no ganaremos ni un partido. Tú sabes que Harry es el mejor buscador que tiene el colegio, si nos lo quitas, seguro que perdemos.
- Entonces suspended la liga escolar.
- ¡De eso nada!
- Pues ya puedes ir buscando otro buscador para Gryffindor porque no permitiré que vuele en un estado tan…vulnerable.
Yo estaba a punto de añadir que podía cuidarme solito pero entonces escuché la voz de Ron decirle a Hermione con acidez…
- Tú no eres su madre para prohibirle cosas.
Ella soltó un bufido antes de responderle.
- No lo soy, pero sí la mujer que más le quiere en el mundo además de la que más se preocupa por él. Sólo por eso, me creo con todo el derecho de prohibirle todo lo que considere oportuno.
Cuando la escuché decir que era la mujer que más me quería en el mundo, sentí un cosquilleo interno rarísimo, pero al mismo tiempo me gustó.
La verdad es que estaba cansado de escuchar a mis dos mejores amigos hablar de mí como si no estuviera presente pero supongo que lo hacían creyendo que yo era un niño de tres años tanto de mente como de cuerpo. Lo que no sabían, es que a pesar de mi aspecto, mis sentimientos y mi mente seguían iguales a cuando tenía 18 años.
Tras varios intentos de convencer a Hermione y viendo de paso que no servía de nada, Ron se dio por vencido en lo del Quidditch. Puedo decir que me fastidió mucho que ella me prohibiera jugar pero en mi interior supe que era lo mejor. Después de todo, un niño de tres años no tendría la misma fuerza y capacidad para atrapar la snitch que uno de dieciocho.
Así que acepté silenciosamente la decisión de mi mejor amiga mientras veía cómo mi otro mejor amigo se levantaba con ímpetu del sofá, le gritaba a Hermione "¡Eres insufrible!" y desaparecía de la Sala Común. Dejándome solo con ella otra vez.
Ella volvió a mirarme pero esta vez no tragué saliva, sólo la miré con la misma atención que ella a mí. Había algo más que atención en sus ojos marrones, lo que más vi era curiosidad y supe que volvería a hacerme preguntas.
- Harry…
- Qué.
- ¿Dónde están tu papá y mamá?
- Muedtos.
- Entonces lo recuerdas.- Dijo ella más para sí misma que para mí.- ¿Con quién vives?
- Tío Vednon, Tía Petunia y pimo Dudley.
- ¿Sabes dónde estás?
- En el cole.
- ¿Y sabes qué clase de colegio es éste?
- Uno de magia.
- Muy bien. Supongo que mayormente tus recuerdos están en buen estado. ¿Recuerdas qué ocurrió este verano?
- Matamos a Voldemod.
- Correcto. Supongo que también sabrás que ya no tienes grandes enemigos. Salvo Draco Malfoy. ¿Le recuerdas?
- Sí.
- ¿Y te acuerdas también que lleva años intentando jorobarte la existencia?
- Sí.
- En cualquier caso no tienes que preocuparte, ni Ron ni yo te dejaremos solo mientras seas pequeño, así que no creo que él se atreva a hacerte pupa. ¿Me has comprendido?
Yo asentí con la cabeza, ella dijo…
- Me alegro.
- Hedmione…
- Qué.
- ¿Pod qué me peguntas tantas cozaz?
- Porque quiero averiguar si también eres pequeño de mente.
- ¿Eh?
- Tragaste una poción que te hizo encoger, Harry, sólo quiero saber si también te has hecho pequeño en la cabeza.
- No entiendo.
- Eso solo demuestra que eres un niño chico.
- Yo zoy gande…
- No…
- Zí…
- No, cielo, no lo eres.- Dijo con cariño acariciándome el pelo negro. Yo la miré sin entender lo que me había llamado, así que se lo pregunté.
- ¿Qué ez cielo?
- Una expresión cariñosa. Mi madre me la decía cuando yo era niña.
- ¿Tan chica como yo?
- Sí. Incluso me lo dice ahora que soy grande.
Entonces se me ocurrió preguntarle la edad. Aún sabiéndolo, tenía curiosidad por escuchar su respuesta.
- ¿Cuántoz añoz tienez?
- Diecinueve.
- Ala…- Dije moviendo la mano de arriba abajo, ella se rió un poco.- Zí que erez gande.
- Uy sí, comparada contigo soy muy grande. Pero quiero que sepas que a pesar de eso seguiré siendo tu amiga.
- Gaziaz.
- De nada. Antes pronunciabas la ese. Supongo que cuanto más tiempo pases bajo esta apariencia, más niño te volverás.
Un escalofrío me recorrió el cuerpo cuando lo pensé. Una cosa era tener un cuerpo de niño, otra muy distinta que incluso mi cerebro fuese infantil.
Y la verdad es que tener la madurez propia de un niño de tres años no me hacía ninguna gracia. Pero ella tenía razón, el no pronunciar bien determinadas letras no era el único cambio que yo experimentaría, porque conforme fueron pasando las horas, yo mismo noté cómo mi comportamiento se volvía más infantil.
Entonces llegó el almuerzo y mis tripas sonaron. Hermione se rió otro poco. Intenté levantarme del sofá pero tropecé con mis ropas grandes y si Hermione no me hubiese agarrado por la cintura, habría caído de boca al suelo.
Ella me sentó en su regazo, sacando la varita y apuntándola a mis ropas. En cuestión de segundos, estuvieron ajustadas a mi nuevo cuerpo.
Yo se lo agradecí con una sonrisa sincera. Ella me besó en la mejilla, algo que ya había hecho otras veces, pero ahora lo sentía distinto.
Como si en vez de una amiga, me hubiese besado una madre. Y eso era lo extraño, que yo sabía perfectamente que ella nunca lo fue pero de algún modo, la sentí como tal. Quizás sea porque a lo largo de seis años y medio, ella siempre se ha portado conmigo no sólo como mi mejor amiga sino como una mamá.
Durante años, deseé no sólo conocerla sino haber experimentado todo el cariño que podría haberme dado, porque por lo que he podido ver en la madre de Ron, es un cariño y una preocupación constante que no desaparece jamás.
Supongo que tampoco puedo quejarme porque aunque mi verdadera madre esté muerta y no haya estado conmigo todo este tiempo, de alguna manera sí he tenido una figura materna y fraternal a mi lado. Y siempre en la misma persona. En una chica.
Una que muchos llaman "repelente y sabelotodo" pero que para mí es mucho más que eso. Porque desde que me hice amigo de Hermione Granger ella ha cuidado de mí de miles de formas distintas. Ella ha sido mi madre, mi hermana, mi amiga, mi apoyo incondicional y mi consejera más fiel. Ha sido de todo menos mi novia.
Cuando más metido estaba en pensamientos de ese estilo, escuché su voz decirme…
- ¿Quieres que te encoja las gafas?
- Zí.
- Toma.
- Gaziaz.
- Supongo que deberíamos ir al Gran Comedor. Pero es mejor que primero vayamos a tu habitación. Así podré encoger todo tu vestuario.
- Vale.
- Te ayudaré a bajar del sofá.
- Yo pedo zolo.
- No Harry, ni si quiera te llegan los pies al suelo. Podrías caerte y hacerte daño. Déjame que te coja en brazos.
Creo que la miré con una cara de asombro tal que quizás por eso se rió con ganas. Aún así me cogió y en menos de tres segundos me dejó de pie sobre el suelo.
Yo estaba que no me lo creía. Aunque debo reconocer que me encantó el simple hecho de estar en sus brazos. No sé, era muy reconfortante.
Además de que volví a sentir que más que estar con mi mejor amiga estaba con una especie de madre adoptiva. Una que seguro me cuidaría más que bien durante todo el tiempo que pudiese durar mi estado. Pues ya durante seis años y medio de conocernos, ella siempre me había cuidado estupendamente.
Comenzamos a caminar hacia mi habitación. Ella abrió la puerta del dormitorio y pasamos al interior. Como siempre, estaba hecho un desastre pero después de siete cursos, Hermione ya no se asustaba al ver el desorden.
Caminé hasta mi baúl, que estaba como siempre a los pies de mi cama. Hermione se agachó y con mi ayuda, comenzamos a sacar todas las prendas.
Tantos las de vestir como las interiores. La verdad es que me dio vergüenza que viese mis calzoncillos, pero ella no hizo ningún comentario y eso que yo estaba seguro de que vería lo roja que se me había puesto la cara. Hermione comenzó a encoger toda mi ropa, hasta que ya no hubo nada que no hubiese podido ponerme. De repente preguntó…
- ¿Dónde están los pijamas?
- No tengo.- Dije aún colorado.
- ¿Cómo que no?. Pues eso hay que arreglarlo. Escribiré a mi madre para que te mande los míos.
Ahora sí que se me debió de quedar una cara de susto enorme porque Hermione se rió más todavía. Yo dije con algo de timidez…
- Pedo tú erez una niña. Yo no tero ponedme pijama de niña. Yo zoy un niño…
- Oye.- Me dijo ella en ese tono maternal que llevaba rato empleando conmigo.- Mis pijamas no son tan de nena. Yo tenía incluso uno de coches.
- ¡Yo quedo eze!
- Lo tendrás. Ése, el de payasos, el de gatitos, patitos e incluso el de lacitos rojos. Bueno no, el de lacitos no. Pero los demás te los pondrás.
- ¿Pod qué tienez tuz pijamaz de pequeña?
- Porque mi madre los guardó por si yo alguna vez tuviera hijos y quisiera ponérselos. Lo que me recuerda que debo explicarle en la carta que no estoy embarazada ni nada por el estilo. Le contaré lo que te ha ocurrido y estoy segura que a ella no le importará enviarme toda la ropa que pueda pedirle.
- ¡Zolo quiedo loz pijamaz!. Dopa ya tengo.
- Sí Harry, lo sé. Yo misma la encogí. ¿Nos vamos a comer ahora?
- Zí.
- ¿Caminas tú solo o te cojo de la mano?
- Yo pedo andad zolo.
- Bueno. Pero no te apartes de mí. Recuerda lo que te dijimos de Draco.
- Vale Hedmione. Eztadé contigo todo el tiempo.
- Buen chico.
Ella me acarició el pelo negro y el cosquilleo volvió a aparecer. A pesar de que le dije que caminaría solo, ella no lo aceptó. Agarrando una de mis manos mientras caminábamos hacia el Gran Comedor. No me soltó hasta el momento en que estuvimos en la mesa de Gryffindor. Quise sentarme, pero antes de intentarlo ella se agachó, me cogió en brazos y me depositó con suavidad al lado de Ron. Seguidamente tomó asiento a mi lado.
Ron se rió, no sólo por lo que había hecho ella sino por la cara que se me debió de quedar.
Tuve que soportar algunas bromas de mi mejor amigo, unas que no iban dirigidas a mí sino a ella. La verdad es que más que gracia me hicieron pensar en lo guay que sería retorcerle el cuello.
Porque el simple hecho de escuchar cosas como "¿Seguro que es tu mejor amigo? Más bien parece tu hijo" o "¿Y luego qué Hermione, le limpiarás el culito cuando haga caca?" o esto otro "¿También le arroparás cuando se acueste?" no me sentaron nada bien pero ya la gota que colmó el vaso y que me hizo visionar en mi imaginación cómo lo mataría fue escucharle decir "Seguro que termina llamándote Mamá". Porque me sentó fatal que lo dijera.
Después de todo, él sabe lo mucho que he añorado y sigo añorando el hecho de no tener ni madre ni padre. Ron no debió burlarse así de mí, demostró lo que tantas veces le había dicho Hermione en otras ocasiones. El no tener "Ni pizca de sensibilidad". La madre que lo parió…hay veces que me planteo cómo puedo considerarle mi mejor amigo. Ésta fue una de ellas.
Cuando miré a Hermione, me di cuenta que le temblaba un poco la barbilla. A ella sólo le ocurría eso cuando estaba a punto de llorar o estallar de rabia.
Fue lo segundo, porque antes de que Ron se lo esperase, ella se levantó de su asiento, echó su cuerpo un poco hacia delante y le plantó tal coscorrón que no sólo le produjo un chichón tremendo horas después sino que le hizo gritar como pocas veces le había oído.
La verdad es que se lo merecía. Él no tenía por qué burlarse así de Hermione. Después de todo, lo único que hizo ella fue cuidarme.
Bueno, eso lo ha hecho desde que me hice su amigo. Pero ahora lo hacía de forma distinta debido a mi nuevo estado. Cosa que considero normal, después de todo, soy un niño. Al menos en apariencia.
Tras los dos o tres segundos que duró su grito, Ron se puso en pie y miró a Hermione con una cara de mala leche tal, que yo pensé que le pegaría. Pero no lo hizo. Aunque sí algo que ya había hecho en otras ocasiones en que se enfadaba con ella. Llamarla de todo menos bonita.
Hermione no se quedó atrás y también se descargó a gusto. Yo me sentía igual que contemplando un partido de tenis. Moviendo la cabeza de un lado a otro mientras miraba y oía todo lo que se decían aquellos dos que estaban poniéndose rojos por toda la rabia que estaban descargándose mutuamente. Llegó un momento en que sus rostros quedaron a sólo milímetros.
Yo pensé que si fuesen otras las circunstancias, probablemente se besarían. Porque después de todo, el hecho de que ellos pudieran enamorarse ya había pasado por mi cabeza el curso pasado. Pero algo en mi interior me dijo que eso no sería posible ni en la peor de mis pesadillas, porque Ron y Hermione no es que fuesen distintos sino incluso más incompatibles que el día y la noche.
Puede que exista el dicho ese que dice "Del odio al amor sólo hay un paso" pero no creo que se haga realidad en ellos sobre todo porque jamás se han odiado. Aunque sí está claro para todo Hogwarts que no se soportan demasiado. Pero eso no quita que sean dos amigos estupendos. Supongo que en algún momento de aquella enorme discusión a base de insultos y gritos, debieron recordarlo, porque de repente, se hizo el silencio.
Ron siendo Ron, no quiso disculparse con ella. Así que hizo lo que ya había hecho otras veces, soltar un bufido y marcharse con paso rápido.
Cuando él salió del Gran Comedor, Hermione dijo algo que no llegué a escuchar, aunque supongo que sería algún tipo de insulto.
Entonces se sentó a mi lado otra vez y cuando me miró, me resultó imposible creer que hacía tan sólo segundos, hubiese estado furiosa. Porque en aquellos ojos marrones no había ni rastro de ira sino de algo que yo ya conocía bien gracias a ella. El cariño. Un cariño sincero y puro que sólo reflejaban sus ojos cuando miraban los míos.
Volví a sentir el cosquilleo además de algo nuevo para mí. Una calidez bonita y relajante que me inundó por dentro en el instante en que vi su mirada marrón clavarse en la mía.
Con voz suave ella preguntó…
- ¿Estás bien?
- Zí.- Dijo mi voz infantil.- ¿Pod qué?
- Pensé que quizás te habrías asustado o preocupado al escucharnos pelear de esa forma.
- No. Eztoy acoztumbado pedo no me guta cuando ocude.
- Perdona Harry. Quiero a Ron, es un buen amigo, pero a veces es tan imbécil que no puedo evitar perder los nervios. Aunque te prometo una cosa…
- Cuál.
- Cuando estés con nosotros, intentaré no montar delante tuya, un espectáculo tan deplorable como el de hace poco.
- Gaziaz.
- De nada. Es lo menos que puedo hacer sabiendo que te afecta.
- Hedmione…
- Qué.
- ¿Pod qué ziempe te peocupaz tanto pod mí?
- Porque te quiero.- Ella besó mi pelo negro y mientras yo sentía de nuevo aquel cosquilleo interno, la vi apartarse y continuar cenando con total tranquilidad.
Cuando terminé mi plato, me comí un plátano. Hermione no tomó postre. Supongo que el asunto de su pelea le había quitado algo el apetito.
Aunque no me extrañó, si yo me hubiese peleado con Ron delante de todo el colegio supongo que lo que menos me apetecería sería seguir comiendo.
La verdad es que me habría ido más rápido que él, pero Hermione no lo hizo. Optó por quedarse conmigo, no sólo porque yo fuese pequeño ahora sino porque era lo que siempre solía hacer. Estar conmigo el mayor tiempo posible sin importar las circunstancias o el lugar.
Qué gran mujer. Y no lo pienso sólo por la diferencia de tamaño que tiene ahora respecto a mí. Sino porque lo es.
Es una mujer excepcional, la mire por donde la mire, lo es.
He tardado años en saber apreciarlo pero…en el momento en que lo tuve claro, no pasa un solo día en que no lo crea.
Al igual que creo con seguridad, que mientras esté en esta apariencia, nada malo me ocurrirá si estoy con ella.
No hace falta que Hermione me lo diga, sé perfectamente que ella me cuidará y protegerá como nadie ajeno a ella ha hecho jamás.
Ni siquiera Ron se preocupa tanto por mí como sí lo hace Hermione. Y no es sólo que lo haga es que me lo demuestra constantemente.
No puedo decir lo mismo de Ron pero sé que él, a su modo, también es un buen amigo mío. Aunque si algún día me veo en la tesitura de tener que decidir cuál de los dos es mejor amigo para mí, diría Hermione, y me daría igual si luego Ron se enfadaría o no conmigo. Por muchos berrinches que pudiera pillarse, en su interior sabría que yo tendría razón. Después de todo, él me ha fallado algunas veces, pero Hermione jamás.
A veces me asombra lo fiel y leal que es. Tanto que en ocasiones incluso me asusto. Cualquiera que no nos conociera bien, diría que esa fe ciega que tiene en mí, sería más propia de una fanática que de una amiga de verdad. Pero yo sé que Hermione Granger no tiene nada de fanática, de buena amiga muchísimo.
Más bien millones.
Mientras caminábamos fuera del Gran Comedor, Hermione volvió a agarrar mi mano. Ya no me asombré, ni tampoco lo consideré extraño.
Más bien como algo familiar. Como si toda la vida lo hubiese tenido.
Ella me acompañó hasta las escaleras que llevaban al dormitorio de los chicos de séptimo.
Se despidió de mí con un "Buenas noches" y me dio un beso en la cabeza. Luego, se quedó mirando cómo subía yo cada peldaño. Eso no era algo que ella hiciese a menudo pero en mi interior deseé que lo hiciera cada noche. Al menos todas las que pudiese pasar bajo esta apariencia de niño pequeño. Me veo tan chiquitín que en ocasiones me siento no sólo vulnerable sino indefenso.
Me revienta pensar que por culpa de este cuerpo, mis poderes serán menos efectivos. La verdad es que tengo ganas de encontrarme con Malfoy y ver si soy capaz de vencerle con la misma facilidad con que lo he hecho siempre. Y si por casualidad no es así…bueno, supongo que mis dos mejores amigos estarán conmigo para hacer lo que han hecho en incontables ocasiones. Salvarme.
Aunque quien más lo ha hecho ha sido ella. Siempre ella. Manda narices lo irónica que es la vida. Yo me hice amigo primero de Ron, luego de ella. Y a pesar de eso, ella me ha demostrado cosas en las que Ron ni siquiera ha pensado estando conmigo. Puede que cuando hice la segunda prueba del torneo de los tres magos estando en cuarto curso, "mi posesión más preciada" fuese Ron, pero desde quinto, eso cambió.
Ahora, puedo asegurar, que si tuviese que repetir aquella prueba, las sirenas capturarían a Hermione y yo no sólo haría lo posible por sacarla del lago cuanto antes sino que además le diría lo importantísima que es para mí.
Pensando en eso, entro en el dormitorio. Ron está allí. Acostado, pero sigue despierto. Le saludo con normalidad, él sólo suelta un bufido y se gira dándome la espalda. Entiendo que aún esté molesto, pero no tiene que pagarla conmigo. Después de todo, yo no le he hecho nada.
Me acerco a mi cama, y antes de intentar subirme a ella, me desvisto. Quedándome sólo en ropa interior. Como nunca he tenido pijama llevo años durmiendo así. Supongo que eso cambiará cuando Hermione me de su ropa.
Recuerdo que me dijo que tenía un pijama con coches y otros de…¿Patitos, lacitos rojos, payasos y gatitos?. Merlín, como mis compañeros me vean con eso voy a ser el hazmerreír del dormitorio cada noche. Bueno, cada noche y cada día. Porque seguro que ellos lo comentan. Maldita sea…hay veces en que desearía ser prefecto y tener un dormitorio para mí sólo, tal y como tiene Hermione este año pues a ella la nombraron prefecta nada más empezar nuestro último curso.
Lo bueno de su dormitorio es que puedo acceder a él sin ningún problema.
Supongo que nadie pensó en lo del tobogán cuando crearon los dormitorios de prefectas. Mejor, porque sería una lata tener que entrar en su habitación por la ventana y además usando la escoba. Que como no me la han encogido seguiría quedándome enorme.
En fin, supongo que es mejor que no piense en eso. Aunque sé que me va a costar mucho el aceptar que mientras esté en este cuerpo de niño de tres años, no podré jugar al Quidditch. Jolín con Hermione y su preocupación por mí…bah, no sé de qué me quejo, si sé que el no jugar es lo mejor para mí. Seguro que si me cayese de la escoba terminaría peor que si me sucediese con mi cuerpo real.
Después de todo, los cuerpos de los niños pequeños son mucho más frágiles que los de adolescentes o adultos.
No…no voy a amargarme por no practicar el deporte mágico que más me apasiona en el mundo. Aunque no vuele, pienso celebrar todas las victorias que pueda conseguir el equipo. Y algo me dice que Hermione no se opondrá a eso. La imagino cogiéndome en brazos mientras grita al mismo tiempo que yo…"¡Viva Gryffindor!". Sería genial…simplemente genial estar así de cerca de ella…
- Harry.
- Qué.- Le dije a Ron en el instante en que escuché cómo me llamaba.
- ¿Puedes subir a la cama o no?. Llevas tanto tiempo ahí que no sé si no subes porque estás pensando en tus cosas o porque no eres capaz de alcanzarla.
- Laz doz cozaz Don.
- Vale. ¿Quieres que te ayude?
Antes de contestarle, veo cómo sale de la cama y se acerca hasta a mí. Haciendo lo mismo que Hermione hizo para sentarme en el banco de la mesa de Gryffindor. Cuando estoy en sus brazos no siento nada extraño y tampoco agradable o cálido.
Aunque tampoco esperaba sentirlo, pero una parte de mí está asombrada de saber que aunque él sea mi mejor amigo no me transmite el cariño y la cercanía que siempre consigue Hermione con un simple gesto, una simple palabra o una mirada concreta.
Supongo que es normal, después de todo, ella es una chica y por lo que he podido ver y aprender a lo largo y ancho de todos los años que llevo en el colegio, las chicas siempre son mucho más expresivas en cuanto a las demostraciones afectivas que lo que puedan ser los chicos. Nosotros somos menos cariñosos, al menos en público. Pero ellas no. Ellas pueden dar cariño a quien sea cada vez que les apetece y les da lo mismo si puede haber o no curiosos alrededor.
Yo no sé si es por la educación que les dan o porque lo lleven de forma innata pero es verdad que las mujeres son muchísimos más expresivas que los hombres. Yo incluso diría que hasta son más sensibles. Y podría poner un montón de ejemplos con mi mejor amiga pero no tengo ganas.
Lo único que quiero es acostarme y gracias a Ron podré hacerlo. Él me ha dejado en la cama, bocarriba, incluso me ha arropado. Sin esperar que le de las gracias ha vuelto a la suya. Se ha acostado y ha cerrado los ojos. Ahora está roncando, así que puedo decir que está dormido.
No puedo evitar sonreír al recordar lo que ha hecho. Es que me resulta muy irónico.
Hace un rato se ha burlado de Hermione diciéndole que si iba a arroparme cuando yo me acostara y resulta, que él ha hecho eso mismo. Estoy deseando contárselo a Hermione, seguro que nos reiremos mucho. Pero también sé que ella no se burlará de él. Porque Hermione es muchísimo más respetuosa con Ron y conmigo de lo que jamás hemos sido nosotros con ella.
De todos modos la apreciamos bastante y aunque no seamos tan cariñosos con ella como sí nos demuestra a nosotros, creo que ella sabe con seguridad que la queremos toneladas. Yo más que Ron, pero eso es algo que me reservo para mí. No pienso decírselo a él, y a ella tampoco, al menos por el momento.
Lo que más me interesa ahora es dormirme. Estoy agotado. Ha sido un día de lo más completo.
Antes de cerrar los ojos vuelvo a mirar hacia la cama de Ron y no puedo evitar sonreír cuando recuerdo el gesto tan bonito que ha tenido cuando me ha cogido en brazos, me ha metido en la cama y me ha arropado.
No hace falta que él me diga por qué lo hizo, sé el por qué, era su forma de disculparse por lo de la pelea, ya que él sabe que no me gusta verle discutir con Hermione, y también sé que lo ha hecho porque también se preocupa mucho por mí. Aunque sigo pensando que de lo dos, quien más se preocupa es ella.
Cierro los ojos esperando pasar una buena noche. Después de haber derrotado a Voldemort este verano, he dejado de tener pesadillas con todo lo que tenía relación con él, sus mortífagos o sus futuros crímenes.
Ahora son distintas, y tienen mucha relación con la mala infancia que me dieron mis tíos. Supongo que la poción encogedora no es tan mala después de todo. Porque por lo que he podido ver y experimentar hoy gracias a mi mejor amiga, creo que esta nueva infancia que voy a tener, va a ser muy distinta que la que tuve con mis parientes.
No sé si como dijo Ron cuando se burló de mí durante la cena, terminaré "llamándola Mamá".
Todo depende de si mi cerebro se vuelve tan infantil como mi apariencia física. De cualquier manera, suceda o no, confieso que no me costaría trabajo hacerlo, porque ella ha sido mi madre en muchos aspectos de mi vida pasada y actual. Aunque prefiero seguir pensando en ella como lo he hecho siempre, como mi mejor amiga y también como una mujer fuera de serie.
Si es que hasta su apariencia física me encanta. Sobre todo ahora, que ha crecido mucho más que el curso pasado y está tan guapa que a veces, cuando ella no me mira, no puedo evitar quedarme embobado mirándola. A ella, toda ella. Desde su cara hasta los zapatos.
Si es que me gusta, no lo puedo evitar. Siempre he pensado que no es fea, incluso se lo dije cuando estábamos en quinto y volví después de que Cho me besara en los labios por primera vez. Mi primer beso…uff…menuda experiencia. No fue como escuché a otros chicos hablar de los suyos.
Yo no sentí fuegos artificiales o bichos corriendo por mi estómago. Sólo sentí humedad. Y cuando tanto Ron como Hermione me preguntaron qué tal, sólo pude decirles eso. Húmedo. Porque no encontré otra palabra mejor que lo describiera.
Recuerdo claramente cómo, un poco más adelante en la conversación, Hermione me hizo comprender que Cho tenía celos de nuestra amistad.
Y que lo mejor que podía hacer yo era decirle a Cho, entre otras cosas, lo fea que encontraba a mi mejor amiga. Porque recuerdo perfectamente que ésa fue la frase que usó Hermione. "Y no estaría de más decirle lo fea que me encuentras". Aunque recuerdo mucho más claro mi respuesta. "Pero es que tú no eres fea".
Y es verdad. Ella no es fea sino preciosa, realmente preciosa. Quizás no tenga una belleza fuera de lo común como sí la tenía Cho, pero desde luego, mi mejor amiga es una mujer realmente hermosa. Al menos para mi opinión.
Sé también por qué Hermione me aconsejó eso, para que Cho dejase de pensar que ella pudiese gustarme como algo distinto a mi mejor amiga.
A pesar de su consejo, yo nunca habría podido seguirlo. Porque de haberlo hecho me habría mentido a mí mismo sobre lo que pienso de Hermione.
Además, yo nunca he sido capaz de mentir en algo relacionado con ella. Ni siquiera puedo mentirle a ella directamente y si intento hacerlo, no puedo ni mirarla a los ojos. No sé por qué pero siempre me ha ocurrido con ella, sólo con ella. Es la única persona de todo el castillo a la que no puedo mentir. Y con Ron eso no me sucede. Pero con Hermione es sencillamente imposible para mí el no ser honesto y sincero con ella.
Si es que hasta tengo una parte de mi conciencia con su voz. Una que sólo aparece cuando estoy a punto de hacer algo que sé que no debo. Es increíble pero cierto. "Esto está mal, Harry". "Ni se te ocurra, te meterás en problemas y luego nos quitarán puntos". "Harry no pierdas el tiempo y ponte a estudiar". Argggg. ¡Pero por qué tengo que tenerla hasta en la conciencia, no lo entiendo!.
Como siga pensando en eso y otras cosas relacionadas con ella no me dormiré nunca y la verdad es que lo necesito. Bueno, intentémoslo. Cerremos los ojos, vaciemos la mente y pensemos en tener una buena noche.
Dudo mucho que se haga realidad pero por lo menos espero poder descansar lo suficiente antes de despertarme con el corazón en vilo por haber visto a tío Vernon persiguiéndome por la casa con la intención de darme una paliza bestial por haber quemado el beicon del desayuno.
O a Dudley y su pandilla pegándome porque ésa es su manera de divertirse. O a tía Petunia mirándome con asco mientras me dice una y otra vez lo anormal que soy, igual de anormal según ella, que lo fue mi madre.
Dios…por qué no puedo ser un chico normal, con unas preocupaciones normales. Por qué los fantasmas de mi pasado me persiguen incluso en mis sueños, convirtiéndolos en pesadillas mucho más angustiosas para mí que las que tenía por culpa de Voldemort.
Joder…qué asco de vida. Por lo menos aquí soy feliz. O al menos todo lo feliz que puedo ser ahora que no está el psicópata ése intentando matarme cada año. Menos mal que nos lo cargamos.
Si sólo hiciéramos lo mismo con Draco y su pandilla…pero bueno, por muy mal que me caigan no son ni una cuarta parte de lo peligrosos que sí eran los Mortífagos. Bah, da igual, paso de todo. Me voy a dormir de todas todas. Con pesadillas o sin ellas voy a entrar en el reino de Morfeo porque lo necesito y porque me da la real gana. Así que…a dormir Harry, mañana será otro día.
Continuará.
Nota de la autora:
¿Qué, no está mal para un primer cap, verdad?. Acerca del hecho de que ponga a Harry pronunciando mal algunas letras del abedecedario…bueno, eso tiene una explicación sencilla. Los niños y niñas pequeños son incapaces (a cierta edad) de pronunciar bien no sólo algunas letras sino algunas palabras.
Cualquier persona que esté acostumbrada a tratar con niños de no sólo tres años sino incluso de seis, lo sabe. A veces esa incapacidad viene por algún tipo de problema como el tan conocido "Frenillo" (la imposibilidad de pronunciar la r, tanto la suave como la doble) y otras veces sólo se debe a que aún no conocen bien los sonidos de todas las letras y palabras. Pero vamos, conforme crecen su habla y pronunciación mejora. Jo, menuda clase os estoy dando. Cambiaré de tema.
El que durante estos días haya podido subir "Oesed" y este primer cap de "Chiquitín" se debe a que tengo 4 días de puente. No sé si me dará tiempo a terminar de escribir el cap 2 antes de volver el domingo a Ohanes (Almería) pero si lo consigo os prometo subirlo. Respecto a esta nueva serie...
Aún no sé cuántos capítulos tendrá la historia en total, pero no creo que tantos como mi primer fic, porque no tiene una temática tan complicada ni por asomo a como sí tuvo "Una Hermione para Recordar".
Supongo que "Chiquitín" podría dejarla en diez capítulos como mucho. Aunque no sé porque un Harry convertido en un niño de tres años tiene tanto tirón a la hora de crear situaciones, reacciones y diálogos que…bien podría convertirse esto en otra de mis ya tan conocidas "mini-biblias".
Eso sí, espero de corazón que la historia os guste. Aunque algo en mi interior me dice que así será. Ya veréis ya, os vais a morir de risa en según qué situaciones y en otras suspiraréis de gusto después de leer algún que otro "momento Bimbo" (el copyright de la expresión es mío que para eso me inventé la frase, jiji) y cuando veáis a un Harry y una Hermione más dulces que el chocolate Milka (y mira que lo serán mucho antes de que él recupere su verdadero tamaño)
os aseguro que la frase esa de "Jo, yo quiero un chico así para mí" se quedará corta. Porque tal y como ha dicho Harry casi al final de este primer cap, él va a vivir una nueva infancia. Una mucho más feliz que la que pudo haber deseado y gran parte de esa felicidad la tendrá gracias a Hermione. Y ya no digo más.
Sólo que…sí es verdad que las mujeres somos más sensibles que los hombres y por regla general, se nos cae la baba cuando estamos junto a un niño o niña pequeños. Hermione Granger no será la excepción. Después de todo, es una mujer. Algo fuera de lo corriente sí, pero una mujer como cualquier otra. Mil besos a todos y todas. Que tengáis una buena semana.
El fic en sí (con todos los cap que pueda tener en total) lo dedico a Sonia Granger Potter, Ignacio, Monik, Daphne Potter, Diana, Gise, Gaby, Eréndira y mi hija cibernética Siara-Love. ¿Por qué?. Porque me apetece y sobre todo porque las aprecio mucho. Nos vemos en el siguiente cap. Cuidaros mucho. RAkAoMi. ;-)