El arreglo final.

Se acabó. El arma de Berruga está destruida, y Berruga está muerto; todo antes de la liberación de Asmodeus. Mi plan ha fracasado, y no sé si reír o llorar. Lo mejor será no hacer nada, que es la única opción que me queda.

Ah, al diablo. Quiero mi venganza y la tendré. Puedo sentir a Ark atravesando el Portal. Lo acabaré con mis propias manos, de ser necesario.

No será algo precisamente malo. Siempre se ha sostenido que la verdad es un bien inapreciable. Así que le mostraré la verdad sobre Krysta, y también sobre mí.

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Helo aquí.

—Ark. Has hecho bien en volver. Tengo que reconocer tus méritos por resucitar al mundo hasta ahora. Pero parece que has aprendido más de lo que deberías… —ah, por su cara veo que ya fue atacado por el azul cristal al intentar hablar con sus "seres queridos". Alguien débil consideraría que eso es suficiente castigo. Pero no, apenas comienza—. Hay algo que quiero enseñarte. Sígueme.

Y viene sin decir palabra, sin siquiera preguntar porqué es que no lo he atacado todavía. Parece que desarrolló algo de sentido común.

—Ark, mira al cielo. El azul cristal que fluye es bonito, .¿no? —bonito mis polainas—. Tu cuerpo… no, todos los humanos aquí son réplicas hechas del mismo material. Cuando mueren, las réplicas vuelven a su forma y flotan como ves. La tierra ha pasado por el crecimiento y el declive de dos voluntades opuestas… la Luz creó la vida, y La Oscuridad destruyó todo lo innecesario —adivina dentro de qué categoría estás ahora—. Y la voluntad de la Oscuridad ahora tañe tu fin… Ark, tu tarea ha terminado. Vayamos hacia la Piedra Gaia.

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—Ésta es la Piedra Gaia. Estás dentro del sol en el Mundo Subterráneo. Este pasillo infinito es la historia de los seres vivos —sí, largo, feo y aburrido. Un brillante resumen—. La creación es la fabricación de forma. Destrucción es la disolución de la forma. Desde el principio se le ha prometido a la vida de este planeta un destino desgraciado —pienso cumplirlo. Tal vez no lo logré ahora, pero a la próxima…—. Pronto la Luz y la Sombra serán uno —¿eh? .¿Por qué dije eso?—. No hay sombra sin luz, y no hay luz sin sombra. Para el nuevo comienzo de la tierra lucharé como tú, con forma real.

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—Yo me enfrentaré a él primero.

—Ésta es mi pelea, Guardián.

—Mi deber es protegerte, te guste o no.

Qué tipo tan antipático. No sé porqué tuve que quedármelo yo.

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Al fin se acabó. Los poderes de Gaia Oscura están neutralizados.

Esa nefasta voz otra vez, y ahora se atreve a aleccionar a Ark… pero no puedo hacer nada. Estoy cansado…

Que se pudran todos. Los detesto.

¿Era su destino morir como si fueran normales? Tal vez. Pero el tiempo y la decadencia siguen su curso sin importar nada, y ningún humano es inmortal. ¿Por qué los mortales son tan débiles? .¿Es la manera enfermiza en que Gaia se castiga? .¿Y por qué debo soportarlo? Me da asco todo esto. No sé porqué debe pasarme esto a mí. No me importa lo que digan los humanos, sus almas no me interesan para nada. No me ayuda en nada condenarlos a eternidades de sufrimiento… ni siquiera los he condenado una sola vez. Lo único que pedía era que me dejen en paz, en el silencio del centro de este mundo, y lo único que se le ocurrió a mi alter ego es mandarme custodiar todas esas almas y encasquetarme a mí mismo un guardián altanero y entrometido que no sirve para nada, que no ha podido protegerme ni una sola vez.

Ya no tengo energía para mantener a Krysta existiendo. Ni siquiera puedo mantenerme en pie. ¿Y qué más da? Ya no tengo una razón para permanecer despierto. Ya no.

Si no puedo acabar con la fase de Luz de este mundo, sí puedo eliminar la fase de Oscuridad, mediante el simple proceso de inmolarme a mí mismo. Pero el auto-sacrificio no está en mis planes. Sólo dormiré, hasta que Gaia de Luz esté completamente agotado de la creación incesante y muera.

Y entonces podré reclamar para mí a todos los seres de este mundo, y nunca volveré a estar solo.

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—… ¿éste es el último día de Krysta? —despierto, a pesar de que no he descansado lo suficiente, y me topo con esto. ¿Hasta el placer de un descanso casi eterno me es vedado? Ah, entonces ya no tengo ninguna razón para luchar por nada.

—Aparentemente. Bastante patético, .¿no?

—No pedí tu opinión. Lárgate.

—… mi pobre corazón no sólo es duro consigo mismo, sino también con todos los demás —ah, puros balbuceos idotas es lo que sale de la boca de Gaia de Luz.

—Es humillante. ¿Por qué he de mantener esta charada de Krysta un día más, sólo por Ark? No estoy…

—No es sólo por Ark.

—… precisamente contento con él.

—Pero sabes que peleó duramente. Se esforzó de veras, tanto por tus propósitos como por los míos. Claro que al final decidió irse de mi lado, pero eso fue cuestión suya.

Y me lo restriega en la cara.

—En serio, ya lárgate.

—… sé como te sientes —por supuesto que no—. He pasado incontables veces por lo mismo —no es lo mismo—. Los creas, los ves crecer y superarse cada día —¡yo sólo podré vivirlo una vez!—. Estás ahí cuando sufren y cuando son felices, cuando nacen y cuando mueren —¡no puede esperar calmarme con eso!—, y al final, el último día, no puedes hacer nada por ellos —¿por qué no se calla?—, sólo resignarte y escucharlos morir —horrible ruido—. O, en tu caso, escucharlos renacer —un ruido peor, sólo superado por tu desagradable voz.

—Déjate de cursilerías y lárgate.

—No hasta que hayas escuchado mi oferta.

—Si no es largarte y nunca volver a mostrarme tu horrenda cara, no me interesa.

—Es algo mejor que eso —oh, se suicidará. No, no tengo tanta suerte—. Verás, yo también estoy harto de todo esto —mientes—, pero acabar con el ciclo de tajo no es la solución.

—… ¿entonces?

—¿Qué te parece si cambiamos lugares?

Debo estar soñando.